Vous êtes sur la page 1sur 2

La literatura convierte todo en ficción

Santiago Gamboa

La ciudad de Jerusalén es el origen, pero lentamente para los personajes empieza a ser la metáfora de
una ciudad acosada, cercada, martirizada y ellos están defendiendo sus historias, sus propias vidas,
sus creencias más íntimas. Así, cada una de las historias dentro de la historia trata grandes temas: la
lealtad, la amistad, la traición o la muerte. Son temas muy tradicionales en la literatura, pero a la vez
muy profundos y humanos, dice el escritor. Por la gran variedad de personajes y de historias, Gamboa
considera su séptima novela la más ambiciosa hasta ahora. Le llevó cuatro años de trabajo durante los
cuales "la escritura física fue sólo el momento final donde convergió todo el trabajo previo, de pensar
y madurar lo que quería contar". Necrópolis retrata a personas solitarias rodeadas de un mundo que
no las comprende o que las agrede. Buscan en su interior, en su imaginación o en su fe algo que les
permita continuar, seguir vivas. La historia tiene un sabor descreído, nihilista, "pero es lo que tengo
en el espíritu y de lo que puedo escribir ahora", explica el autor. Después de los 40 años, "uno cambia
la sonrisa, el humor y la alegría por una elegante melancolía", cuenta. También podría ser que la
jocosidad de sus lecturas de otras épocas ha quedado atrás y que ahora está influido por escritores
como Sándor Márai o Thomas Bernhard. Sin embargo, su novela arranca al lector unas buenas
carcajadas. "Yo sigo la regla de Julio Cortázar con mucho cuidado: divertido no es lo contrario de
serio, es lo contrario de aburrido. Uno puede ser divertido y muy serio. De hecho, una de las cosas
más serias que hay es el humor".
"En mis novelas hay exactamente la cantidad de sexo necesaria para los personajes, mas no para el
autor, ¡imagínate!", ríe. Los personajes son personas solitarias, que necesitan alivio, y el sexo es una
manera muy a mano de sentirse feliz. El sexo es un momento extraordinario, en donde el presente es
lo único que existe, y se acaba el dolor: "Por eso es algo que a mis personajes les hace tanta falta y
yo escribo lo que ellos necesitan".

Escribo porque me gusta leer. El mundo de la literatura es donde yo siempre he querido vivir. Me
gusta muchísimo más que el mundo real. Así, intento entrar más al fondo de la literatura y dar un
poco. Además, creo que soy una persona que no puede elegir no escribir". La literatura no es una
carrera, reflexiona, es más bien como "una vida, un destino". El novelista es alguien que está
atrapado por un gusto que le lleva a hacer cosas que una persona normal no haría: pasarse horas y
horas frente a un ordenador en soledad escribiendo.

Hace 25 años que vivo fuera de Colombia. Pienso que para mí la opción vital única posible era
escribir desde fuera de Colombia. No porque Colombia tenga nada especial o particular, sino que era
más bien por mí. El problema no es Colombia, es cada uno de nosotros. Yo tenía una situación muy
pesada en Colombia, era muy tímido, tenía complejos, pero al salir de Colombia empecé a tener más
confianza en mí mismo y a creer más en mi obra.

Vous aimerez peut-être aussi