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Para la violencia ejercida contra cualquiera debido a su sexo o género, véase violencia de
género.
Un miembro del talibán golpea a una mujer en Kabul, la capital Afganistán, por quitarse
la burka en público.
Violencia contra la mujer es la que se ejerce por su condición de mujer. Siendo ésta
«consecuencia de la discriminación que sufre tanto en leyes como en la práctica, y la
persistencia de desigualdades por razones de género».1
En 1993, en asamblea general, las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer, y en 1999, a propuesta de la República
Dominicana con el apoyo de 60 países más, declararon el 25 de noviembre Día Internacional de
la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En 2008 el Secretario General de la ONU puso en marcha la campaña «UNidos para poner fin a
la violencia contra las mujeres» apelando al «imperio de la ley» como vehículo para su
erradicación. Uno de sus objetivos fue el de procurar que para 2015 todos los países hubiesen
adoptado leyes específicas contra este tipo de violencia de conformidad con las normas
internacionales en materia de derechos humanos.3
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de
género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual, psicológico o
económico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada»,45
reconociéndolo como una pandemia que afecta al 55 % de la población mundial, habiendo sido
hasta un 70 % de las mujeres víctimas de esa violencia en algún momento de su vida.6 La
violencia contra las mujeres afecta a familias y comunidades de todas las generaciones y
refuerza otros tipos de violencia prevalecientes en la sociedad:5
En 2014, según los datos disponibles por la ONU: (Página web actualizada a 2016)
La trata de personas se convierte en una trampa para mujeres y niñas que son en un 98 % el
objeto de la explotación sexual (4,5 millones de personas en el mundo).
Más de 133 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital.
Ser niña sería uno de los factores de riesgo, junto a con pertenecer a una clase desfavorecida o
a una minoría. 700 millones de mujeres que viven actualmente en el mundo fueron casadas
con menos de 15 años, siendo estas más vulnerables a la violencia ejercida por el esposo.
Y el femicidio queda patente por cifras comparativas: en el mundo son asesinadas dos mujeres
por cada hombre asesinado.y el porcentaje de mujeres es del 65% de víctimas aproximadas por
la violencia intrafamiliar
Esta violencia contra las mujeres y niñas ejercida por razón de su sexo encontraría su raíz en las
históricas relaciones de poder entre hombre y mujer, en el modelo social patriarcal que ha
propiciado relaciones de dominio de este sobre ella, la desigualdad entre sexos y la
discriminación.7
Habrían sido los movimientos feministas los que desde finales del siglo XIX y principalmente
durante el pasado siglo, el siglo XX, diesen visibilidad a la condición de la mujer, logrando
mediado el siglo XX que la violencia contra las mujeres pasase de considerarse un asunto
privado a un problema social y público. Desde entonces la percepción pública se ha ido
concienciando de las auténticas dimensiones del problema, y organismos internacionales y
nacionales van sumándose y trabajan activamente por erradicarlo, promulgando leyes y
promoviendo campañas de concientización. Al día de hoy no se puede dudar que la violencia
contra la mujer es un problema global que afecta a los derechos humanos más básicos de más
de la mitad de la población mundial y que hay que erradicar.
Habiéndose reconocido que la violencia contra la mujer tiene sus causas en la discriminación y
la desigualdad, combatir esa discriminación y desigualdad, significa al tiempo atajar esa
violencia.
Desde 1975 se celebra la Conferencia Mundial sobre la Mujer como una forma de incorporar el
tema a la política pública, y en 1993 las Naciones Unidasratifican la Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer 8 en la que se afirma que esta violencia es un grave
atentado contra los derechos humanos de la mujer y de la niña, reconociendo «la urgente
necesidad de una aplicación universal a la mujer de los derechos y principios relativos a la
igualdad, seguridad, libertad, integridad y dignidad de todos los seres humanos»; también
reconociendo el papel desempeñado por las organizaciones en pro de los derechos de la mujer,
organizaciones que facilitaron dar visibilidad al problema.
Siendo la violencia contra la mujer un problema que afecta a los derechos humanos, que
«constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el
hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su
contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la violencia contra
la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a
una situación de subordinación respecto del hombre», ve la necesidad de definirla con claridad
como primer paso para que, principalmente los Estados, asuman sus responsabilidades y exista
«un compromiso de la comunidad internacional para eliminar la violencia contra la mujer».
La declaración incluye seis artículos en los que se define la violencia contra la mujer y las
formas y ámbitos de esta violencia, al tiempo que enumera los derechos de las mujeres para
alcanzar la igualdad y su pleno desarrollo e insta a los Estados y organizaciones internacionales
a desarrollar estrategias y poner los medios para erradicarla.
En Canadá se celebra el Día nacional del recuerdo por las víctimas de la violencia contra la
mujer el 6 de diciembre, en conmemoración de la masacre de la Escuela Politécnica de
Montreal.
Terminología
«Violencia contra la mujer» es el término que utiliza la ONU para referirse a la violencia
ejercida contra las mujeres por razón de su sexo, la define como: «todo acto de violencia
basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la
coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en
la vida privada».10 Es un término ampliamente utilizado.
Otro término de gran difusión es «violencia de género»l si bien este otro término sería menos
específico, ya que englobaría toda la violencia determinada por el sexo o género, «se refiere a
aquella dirigida contra una persona en razón del género que él o ella tiene, así como de las
expectativas sobre el rol que él o ella deba cumplir en una sociedad o cultura.» Uno y otro
términos suelen emplearse indistintamente.10
También es de uso «violencia machista», término más explícito que no designaría la violencia
cometida necesariamente por hombres, sino la ejercida por motivaciones machistas.12
Términos más específicos, según los tipos de violencia, son: violencia doméstica, violencia en la
pareja, violencia en la familia, feminicidio, etc.
Actualmente la familia patriarcal puede aparecer borrada; en sus orígenes, convirtió a la mujer
en objeto propiedad del hombre, el patriarca. Al patriarca pertenecían los bienes materiales de
la familia y sus miembros. Así, la mujer pasaba de las manos del padre a las manos del esposo,
teniendo ambos plena autoridad sobre ella, pudiendo decidir, incluso, sobre su vida. La mujer
estaba excluida de la sociedad, formaba parte del patrimonio de la familia, relegada a la
función reproductora y a las labores domésticas.
El paterfamilias tenía sobre sus hijos el derecho a vida y muerte; podía venderlos como
esclavos en territorio extranjero, abandonarlos al nacer o entregarlos a manos de los familiares
de sus víctimas si habían cometido algún delito; desposarlos y pactar o disolver sus
matrimonios. Pero así como los varones pasaban a ser paterfamilias cuando moría el padre, y
adquirían todas sus atribuciones jurídicas dentro de su familia, las mujeres, por el contrario,
iban a permanecer de por vida subordinadas al poder masculino, basculando entre el padre, el
suegro y el esposo.
Este modelo de familia patriarcal ancestral sufrió durante la República y el Imperio numerosas
modificaciones. El derecho sobre la vida de la mujer fue abolido. A ésta se le seguía reservando
la pena de muerte en determinados supuestos, pero ya no era el marido el que decidía sobre
ello, siendo la comunidad la encargada de juzgarla. En determinados momentos la mujer llegó
a conseguir una cierta emancipación: podía divorciarse en igualdad de condiciones con el
hombre, dejó de mostrarse como la mujer abnegada, sacrificada y sumisa y en la relación entre
esposos se vio matizada la autoridad del marido. Esto ocurría principalmente en las clases altas
y no evitó que la violencia siguiese dándose en el seno del matrimonio «dirigida a controlar y
someter a las mujeres mediante la agresión física o el asesinato».14
Los avances que pudieron darse durante la República y el Imperio romanos desaparecieron en
el periodo oscuro del medievo. Una sociedad que rendía culto a la violencia, la ejerció también
contra las mujeres y éstas se convirtieron frecuentemente en moneda de cambio para fraguar
alianzas entre familias. «En las clases más bajas, además de cumplir con la función
reproductora, constituían mano de obra para trabajar en el hogar y en el campo».15
En esta historia han jugado un papel importante las religiones, suponiendo una justificación
moral del modelo patriarcal: «Las casadas estén sujetas a sus maridos como al Señor, porque el
marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia y salvador de su cuerpo».16
-Estos hombres suelen representar caricaturas según los mitos culturales de la masculinidad
patriarcal, que le indican lo que “debe” ser un hombre. Por ejemplo, aun cuando no lo acepten,
se manifiestan en formas que tienden a controlar y dominar a cada integrante de la familia a
quienes consideran inferiores, especialmente las mujeres y los niños.
-Tienen dificultades para expresar sus sentimientos y lo que les afecta de cada situación; esto
es para ellos signo de “debilidad”, pues su ideología es que el hombre debe ser fuerte.
-El aislamiento emocional, sus relaciones no tienen ningún grado de intimidad que permita
hablar o expresar físicamente sus sentimientos, especialmente el cariño, en los conflictos
afectivos.17
Para la mayoría de los hombres que ejercen la violencia contra la mujer, en el proceso de su
crianza hubo un ambiente de madre sumisa, abnegada y un padre autoritario, manipulador.
Esto crea el ciclo de la violencia intrafamiliar. Actualmente la violencia contra la mujer es
definida así: Todo acto basado en la pertenencia al sexo femenino que pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual y psicológico para la mujer, así como amenazas
de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria a la libertad, tanto si se produce en la
vida privada o pública.18
Consideración actual
Amnistía Internacional, Está en nuestras manos. No más violencia contra las mujeres.19
Concentración del Foro de Madrid contra la violencia hacia las mujeres en 2017
Fueron las organizaciones feministas en la segunda mitad del siglo XX las que dieron visibilidad
plena al problema de la violencia contra la mujer. Es curioso que en muchos países se
confeccionasen estadísticas sobre accidentes de tráfico al tiempo que se ignoraba la incidencia
de feminicidios y violaciones, de la misma manera que es curioso que ahora sean noticia los
casos de violencia dentro de la pareja con resultado de muerte pero no lo sean otro tipo de
muertes no accidentales como son los suicidios ni se analicen las causas que los provocan. En
Francia, un artículo de Janna Hanmer, aparecido en la revista Questions Feministes, dirigido
por Simone de Beauvoir, se preguntaba por qué no se elaboraban estadísticas sobre la
incidencia de la violencia contra la mujer en el seno de la familia; «encontraba la respuesta,
precisamente, en que el fenómeno era considerado como un problema particular y no un
hecho social».20 Iberoamérica y el Caribe han sido «una de las regiones del mundo que mayor
atención ha prestado a la lucha contra la violencia hacia la mujer», mostrándose especialmente
activa en la consolidación de redes sociales, sensibilizando a los medios de comunicación,
adquiriendo compromisos institucionales y legislando para erradicar un problema que afecta al
50 % de la población mundial limitando y conculcando sus más elementales derechos
humanos.21 En aquellos tiempos costó hacer ver que las agresiones hacia las mujeres no eran
producto de momentos de frustración, tensión o arrebatos, contingencias de la vida en común;
sino que eran consecuencia de los intentos de mantener la subordinación de la mujer, de la
consideración ancestral de la mujer como un objeto propiedad del hombre; y, por lo tanto,
deberían dársele una consideración especial.20
Hoy en día numerosos países cuentan con estrategias específicas para combatir la violencia
contra la mujer. Estos países han modificado su legislación incluyendo en ella leyes contra la
violencia hacia la mujer, diseñan planes generales y sectoriales para combatirla y promueven
campañas para interesar a los diferentes ámbitos de la sociedad en este problema. Estas
estrategias han servido a su vez para sensibilizar a Estados y Sociedad ante otras formas de
violencia: contra la infancia, ancianos, minusválidos, colectivos minoritarios,…21 No obstante,
la violencia contra la mujer sigue produciéndose en altas tasas. También, habiendo sido las
sociedades occidentales las pioneras en esta lucha, siendo en estas sociedades donde los
movimientos por los derechos de la mujer antes y más se han desarrollado, en otras muchas
sociedades, esta lucha se encuentra sensiblemente retrasada.
La venta de niñas sería otra violencia sufrida por la mujer en la infancia y en la familia. Estas
ventas pueden tener diversas finalidades, pero el lucrativo negocio de la prostitución, las
enfermizas inclinaciones sexuales de clientes, unido a la miseria en la que se ven sumidas
muchas familias han extendido el comercio de niñas, menores de diez años en muchos casos,
destinadas a la explotación sexual.26 Podríamos decir que es un problema limitado a
determinados países no occidentales, pero es Occidente desde donde parten los clientes en un
«turismo sexual» que está adquiriendo auge. «El llamado "turismo sexual" es una de las formas
contemporáneas del saqueo al que viven sometidos los países pobres. […] Según la UNICEF
existen en torno a doscientos mil adeptos del turismo sexual» (cuatro de cada diez turistas que
visitan Tailandia lo hacen solos).27
A estas violencias, aún habría que sumar otras muchas de menor carácter que irían desde un
mayor autoritarismo paterno y familiar, a los matrimonios forzosos. La violencia ejercida contra
la mujer, sea cual sea su naturaleza, tiene como marco preferente la familia.28
Gráfico de la prevalencia (por millón) de la violencia contra mujeres en las relaciones de pareja
por país.
La violencia contra la mujer por parte de su pareja o ex-pareja está generalizada en el mundo
dándose en todos los grupos sociales independientemente de su nivel económico, cultural o
cualquier otra consideración. Aún siendo de difícil cuantificación, dado que no todos los casos
trascienden más allá del ámbito de la pareja, se supone que un elevado número de mujeres
sufren o han sufrido este tipo de violencia. Estudios realizados en países por desarrollar arrojan
una cifra de maltrato en torno al 20 %, encontrándose los índices más bajos en países de
Europa, en Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón con cifras en torno al 3 %.29
«Es un hecho que en una relación de pareja la interacción entre sus miembros adopta formas
agresivas». En todas las relaciones humanas surgen conflictos y en las relaciones de pareja
también. Las discusiones, incluso discusiones acaloradas, pueden formar parte de la relación
de pareja. En relaciones de pareja conflictivas pueden surgir peleas y llegar a la agresión física
entre ambos. Esto, que podría alcanzar cotas de violencia que serían censurables y
perseguibles, formaría parte de las dificultades a las que se enfrentan las parejas. El maltrato
nada tiene que ver con esto; en el maltrato el agresor siempre es el mismo: «Por definición, el
conflicto es una modalidad relacional que implica reciprocidad y es susceptible de provocar un
cambio. Por el contrario, el maltrato, aunque adopte las mismas formas –agresiones verbales y
físicas-, es unilateral, siempre es la misma persona la que recibe los golpes».30
Las cifras de mujeres víctimas de violencia familiar llevada a cabo por quien sea o haya sido su
pareja señalan que anualmente decenas o cientos de mujeres son asesinadas a manos de sus
parejas en diferentes países del mundo.2
En la pareja el maltrato es mayoritariamente ejercido por él contra ella. Tiene unas causas
específicas: los intentos del hombre por dominar a la mujer, la baja estima que determinados
hombres tienen de las mujeres; causas que conducen a procurar instaurar una relación de
dominio mediante desprecios, amenazas y golpes.
Este tipo de violencia contra la mujer también se da en parejas del mismo sexo (lesbianas), en
las que la víctima es obviamente una mujer. Sin embargo, este tipo de casos violentos no
suelen tener trascendencia en los medios de comunicación.
Los rasgos más visibles del maltrato son las palizas y los asesinatos, son los que trascienden del
ámbito de la pareja; sin embargo, los maltratos de «baja intensidad», los maltratos psíquicos
que mantenidos en el tiempo socavan la autoestima de la mujer, son los que mayoritariamente
se dan.31 Cuando trasciende un caso de maltratos, la mujer puede llevar años sufriéndolos. Y si
los maltratos pueden producirse en cualquier etapa de la historia de la pareja, es en el
momento de la ruptura y tras esta, si se produce, cuando llegan a exacerbarse. Las causas
pueden ser varias, desde trastornos psicológicos a predisposición socio-cultural, pasando por
infidelidades de la pareja o ex-pareja.
Es frecuente tratar el tema de los maltratos como casos individuales: los maltratadores
sufrirían una suerte de trastornos que les conducirían a maltratar a la mujer. Esta sería una
visión del problema que evitaría tratarlo como un problema social.
Maryse Jaspard.32
Existe cierta controversia acerca de si esta es una subcategoría de violencia política en general
o una forma más de violencia contra la mujer. Los argumentos para considerarla una forma de
violencia hacia la mujer por el hecho de ser mujer, se basan en que esta violencia busca
concretamente la retirada de las mujeres de la política y que representa una reacción contra los
avances en los derechos políticos de las mujeres.34
La violencia psicológica es un tema que con más frecuencia se está escuchando y de acuerdo a
las encuestas de la OMS va ascendiendo, a pesar de la modernidad y rápida urbanización de la
población del mundo, la violencia en cualquier manifestación, se sigue expandiendo. Dentro de
la violencia generada hacia la mujer, se encuentra la psicológica, sin duda sutil y grave a su vez.
La violencia psicológica podemos definirla como: el conjunto de conductas que generan
agresión, denigrando y modificando la autoestima de la mujer, así como la imagen de sí misma.
Hay tres formas en que se puede emplear este tipo de violencia:[cita requerida]
Maltrato psicológico. Consiste en el trato degradante continuo que tiene como propósito
atacar la dignidad de la persona. Es difícil de detectar pues son muy sutiles pero con el tiempo
afectan.
Manipulación mental. Es la forma de control que se da entre dos personas, en este caso, del
hombre hacia la mujer generando paulatinamente que ésta pierda su autonomía, libertad y
toma de decisiones haciéndola dependiente en todas las formas: económica y
emocionalmente.
En las investigaciones cualitativas se muestra de forma sistemática que las mujeres a menudo
consideran el maltrato psíquico más devastador que la violencia física. Los actos específicos de
maltrato psíquico infligido por la pareja que se incluyen en el Estudio de la OMS son los
siguientes:
ser intimidada o asustada a propósito (por ejemplo, por una pareja que grita y tira cosas);
ser amenazada con daños físicos (de forma directa o indirecta, mediante la amenaza de herirla
a ella o a alguien importante para la entrevistada).
En todos los países objeto del Estudio, entre el 20 % y el 75 % de las mujeres había
experimentado, como mínimo, uno de estos actos, en su mayoría en los últimos 12 meses
previos a la entrevista. Los que más se mencionaron fueron los insultos, la humillación y la
intimidación. Las amenazas con daños físicos fueron menos frecuentes, aunque casi una de
cada cuatro mujeres en los entornos provinciales de Brasil y Perú declaró que había sido
amenazada. Entre las mujeres que informaron haber sido objeto de este tipo de violencia, al
menos dos tercios había sufrido la experiencia en más de una ocasión[cita requerida]. "El
maltrato psíquico es peor. Cuando te están humillando continuamente y te dicen que eres una
inútil, que no vales nada." - Mujer entrevistada en Serbia y Montenegro
Dada la complejidad que supone definir y medir el maltrato psíquico de modo relevante y
significativo en todas las culturas, los resultados de la investigación del Estudio de la OMS sobre
la violencia psíquica y los comportamientos dominantes deben considerarse más un punto de
partida que una medida global de cualquiera de las formas de maltrato psíquico. Sin embargo,
en futuros análisis se examinará la conexión que existe entre el maltrato psíquico y sus
consecuencias para la salud, el maltrato psíquico en sí mismo y el maltrato psíquico unido a la
violencia física o sexual infligida por la pareja.[cita requerida]
Violación
Las violaciones son una realidad mundial. Tanto en los países ricos como en los pobres, pese a
las diferencias culturales, religiosas y sociales las mujeres siguen consideradas frecuentemente
como meros objetos
Sandrine Treiner.35
«La violación es, sin ningún género de dudas, la forma más evidente de dominación ejercida,
de manera violenta, por los hombres sobre las mujeres».35 En ella se traslucen los iconos
atávicos presentes aún en la mente del hombre, lo que se conoce como machismo: implica un
menosprecio de la mujer considerándola como mero objeto destinado a satisfacer las
apetencias sexuales y la convicción de que la mujer debe estar sometida al hombre. No supone
considerar a la mujer inferior al hombre en una cuestión de grado sino el considerarla un ser
inferior, un ser con el que se pueden cometer todo tipo de excesos.
Más del 14 % de las mujeres estadounidenses mayores de 17 años admiten haber sido
violadas. Esta cifra se podría extrapolar a otras sociedades occidentales. Y aunque en países
este porcentaje puede bajar (8 % en Canadá, 11,6 % en Suiza, 5,9 % en Finlandia), en Sudáfrica,
uno de los países en los que el problema es más preocupante, el porcentaje sube al 25 % con
1 500 000 violaciones cada año. Nuevamente es en el ámbito familiar donde se produce el
mayor porcentaje de violaciones, probablemente más del 70 %.3637
Las cifras ponen de relieve la dimensión de la violación como abuso de poder y confianza, y
echan por tierra la tendencia culpabilizadora de tantas sociedades que consideran que las
víctimas de las violaciones son unas mujeres imprudentes que tienen comportamientos
arriesgados: atuendos provocativos, salidas nocturnas, etc.
Sandrine Treiner.38
Serían las mujeres con unos mayores niveles de formación e independencia las que más
estarían expuestas a ser violadas. Estarían más expuestas a ser violadas aquellas mujeres con
mayor determinación ante los requerimientos sexuales no deseados; lo que indicaría que
muchas violaciones no llegan a producirse al ceder las mujeres ante relaciones sexuales
impuestas. Por lo que al hecho de la violación habría que sumar el de la imposición de
relaciones sexuales no deseadas, forma de violación que no figuraría en las estadísticas.36
La sexualidad no siempre resulta una elección para la adolescente: un 15,4 por 100 de las
chicas declaraban «haber sufrido una o varias relaciones sexuales “bajo coerción” o “a la
fuerza”». Entre ellas, las tres cuartas partes de las relaciones impuestas lo habían sido por
otros jóvenes y, con mayor frecuencia, por jóvenes conocidos.
Raquel Osborne.39
La violación produce efectos devastadores que van más allá de los causados por la violencia
ejercida. Las mujeres violadas pueden caer en profundas depresiones, pudiendo llegar a
suicidarse, pueden cambiar su carácter volviéndose más retraídas, caer en el consumo de
alcohol o drogas. El sida o quedar embarazadas de su agresor son también sus posibles
consecuencias. Las mujeres víctimas de la violación sufren una doble agresión, a la del agresor
se suma la de la familia y la comunidad. La mujer violada queda estigmatizada por una familia y
una sociedad que depositan su honor en su cuerpo. En algunas culturas puede incluso llegar a
ser asesinadas por miembros de su propia familia para «lavar su honor», o sufrir su rechazo y el
de la comunidad.
Lo cierto es que la tradición tribal iraquí no les deja elección: cuando una mujer es
«mancillada» por una violación o por un acto sexual extra-matrimonial, está poniendo en
peligro el honor de su familia y de toda la tribu. A la violación se responde con represalias, pero
lo primero es eliminar la «mancha», para lo que es necesario eliminar físicamente a la mujer
Cécile Hennion.40
Nunca se tendrán cifras ciertas sobre estos hechos, el sentimiento de vergüenza de las víctimas
mayoritariamente las mantendrá en silencio y, también, a estas violaciones, en numerosos
casos, les sigue el asesinato. Se estima que por cada denuncia se han producido cien casos no
denunciados. En la guerra de la antigua Yugoslavia, la comisión Warburton calculó el número
de víctimas en 20.000, mientras algunas ONG elevaban esta cifra a 50.000. El portavoz de la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Tadeuz Mozoviecki, y el informe elaborado por la
comisión Bassiouni, presentado en mayo de 1994, coincidieron en afirmar el carácter
sistemático de las violaciones.42
Véronique Nahoum-Grappe.43
Explotación sexual
Este, también, es un crimen universal. Las mujeres captadas con engaños o por la fuerza
pueden pertenecer a cualquier país, principalmente países donde la población sufre carencias
económicas o países en guerra, y el destino puede ser su propio país o cualquier otro, en este
caso, principalmente países ricos.
Frecuentemente, los traficantes atraen a sus víctimas a través de falsas agencias matrimoniales
o de empleo, donde les prometen mejores condiciones de vida pero que acaban por venderlas
para hacer trabajos forzados. Estos delitos son una vulneración de los derechos humanos,
atentan contra la vida degradando los derechos a la integridad, la libertad y la dignidad de las
personas a condiciones modernas de esclavitud, violencia, abuso sexual y tratos crueles e
inhumanos.
El principal objetivo de esta actividad se focaliza a las personas más desprotegidas como las
mujeres, los niños y las niñas, los refugiados además de aquellos que solicitan asilo. Entre los
factores que generan estas actividades se encuentran la falta de una distribución equitativa de
recursos, la pobreza, el hambre, el desempleo, el analfabetismo, la discriminación contra la
mujer, la violencia basada en el género, las políticas de migración restrictivas, las crisis
humanitarias y los desplazamientos por conflictos políticos y armados
Desde el feminismo se ve como medio para combatir este tráfico el combatir la prostitución,
acabar con el comercio sexual que, consideran, degrada a la mujer, pese a que muchas lo
practican de forma voluntaria. El debate sobre la prostitución está abierto, existiendo grupos,
entre ellos grupos de mujeres dedicadas a la prostitución, que consideran esta elección un
derecho, y organizaciones feministas dispuestas a erradicarla.
México es el tercer país de Hispanoamérica que presenta las cifras más altas en lo que respecta
a la trata, el tráfico y la explotación sexual de personas. De acuerdo a cifras del INEGI, EN
MÉXICO 3.6 millones de personas utilizadas para explotación sexual, el 31 % son menores de
edad —con edades entre 5 y 17 años— y 70 % personas emigrantes e indígenas obligados a
realizar trabajos peligrosos para su seguridad, salud y moral en condiciones de trata.
Un miembro del talibán golpea a una mujer en Kabul, la capital Afganistán, por quitarse en
la burka en público.
La ablación del clítoris, la mutilación genital femenina, es una forma de violencia contra la
mujer. Es violencia de género, en la que intervienen las propias mujeres, bien consintiendo,
bien realizando las prácticas.45 Aunque se localiza sobre todo en la zona centro-africana, esta
práctica no se limita al continente africano, pues se sabe que esta práctica también ocurren en
varios países de Asia, Europa, Australia e incluso América.46
Se calcula que anualmente se le practica a dos millones de mujeres. La ablación reduce a las
mujeres a «una mera función reproductora» anulando su sexualidad.47
La ablación es, en muchos casos, llevada en secreto por las comunidades que la practican. Se
trata de una tradición muy difícil de erradicar ya que puede ocurrir que padres, principalmente
madres, aún mostrándose en desacuerdo, se sientan en la obligación de practicarla a sus hijas
ante el temor de no poderlas casar.
La experiencia nos ha enseñado que no hay que dejar de repetir qué es la mutilación sexual
para convencer de la necesidad absoluta de erradicar una práctica abyecta que reduce a las
mujeres a una mera función reproductora y desprecia su dignidad como seres humanos.
Linda Weil-Curiel.47
Feminicidio
Flora Tristán
Los datos recogidos por el Centro de Mujeres de Perú (CMP) referidos a los años 2003, 2004 y
2005 revelaron que más del 64 % de las víctimas de feminicidiomantenían una relación afectiva
con el agresor; y únicamente el 12 % de estos agresores eran desconocidos para el entorno de
la víctima.
Legislación
Desde los años noventa muchos países han venido incorporado a su legislación leyes para
combatir la violencia contra la mujer. Estas leyes persiguen garantizar el enjuiciamiento y
castigo de aquellos que la ejercen, empoderar y dar apoyo a las víctimas y prevenirla. 3
En 1994 fue adoptada la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer conocida también como la Convención Belem do Pará, que
propone por primera vez el desarrollo de mecanismos de protección y defensa de los
derechos de las mujeres como fundamentales para luchar contra el fenómeno de la
violencia contra su integridad física, sexual y psicológica, tanto en el ámbito público como
en el privado y su reivindicación dentro de la sociedad. Define la violencia contra la mujer,
establece el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia y la destaca como
una violación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.
En 2008 el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales/División para el Adelanto de
la Mujer ONU publicó el Manual de legislación sobre la violencia contra la mujer con el fin
de servir de apoyo a las iniciativas de legislación contra esta violencia en el contexto de la
campaña de la ONU.3
Argentina
El 1 de abril de 2009 fue promulgada la Ley de protección integral para prevenir, sancionar
y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales es la Ley 26.485.
Bolivia
El 9 de marzo de 2013 se sancionó la "Ley integral para garantizar a las mujeres una vida
libre de violencia".54
Ecuador
Ecuador incluyó el feminicidio en el Código Penal en 2014.55 En agosto de 2017 fue
presentada Ley Orgánica para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra la mujer,
que fue aprobada el 26 de noviembre de 2017.
España
El 28 de diciembre de 2004 se aprobó la Ley Orgánica de Medidas de protección Integral
contra la Violencia de Género.57
México
Desde 2007 en el país fue promulgada la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, la cual castiga a la violencia feminicida y la califica como la más
extrema posible y cuenta con el instrumento legal llamado Alerta de violencia de género,
un conjunto de acciones oficiales para evitar feminicidios en estados donde estos crímenes
ocurren de manera sistemática y cotidiana.
Perú
En Perú en 2015 se aprobó la Ley N°. 30364 Ley para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar 58
Túnez
El 26 de julio de 2017 el Parlamento de Túnez aprobó por unanimidad una Ley para la
eliminación de la violencia contra las mujeres que incluye la prevención, protección y se
hace cargo de las mujeres expuestas a todas las formas de violencia física, moral, sexual,
económica y política, en particular las más vulnerables. También modifica algunas
disposiciones del código penal que favorecían la impunidad de los agresores, entre ellas la
enmienda del artículo 227 bis por lo que un violador no podrá escapar a la justicia por el
simple hecho de casarse con la menor que violó, la retirada de la denuncia por la víctima
no supone el cese de las diligencias judiciales ni tampoco el de la ejecución de la pena. La
ley amplía la edad del consentimiento posible de un acto sexual que pasa de 13 a 16 años.
La noción de violación no se reduce a los actos cometidos contra las personas de sexo
femenino sino que se amplía a personas de sexo masculino. También prevé la creación de
un cuerpo especial de la policía constituido y formado en materia de violencias sexistas
que registre y comunique las denuncias de las víctimas al ministerio público
obligatoriamente.5960
Uruguay
El 17 de noviembre de 2017 el Senado aprobó por unanimidad el proyecto de ley para
"garantizar a las mujeres una vida libre de violencia basada en género". El texto llevaba
siendo estudiado por la Comisión de Población y Desarrollo del Senado desde el 11 de
abril de 2016. En diciembre de 2017 estaba pendiente de pasar a la Cámara de
Representantes para ser aprobada definitivamente. La ley crea organismos para atender la
violencia de género, amplía las garantías y medidas de protección para las denunciantes .
También modificará el Código Penal para, entre otros puntos, incluir el delito de abuso
sexual, y eliminar el artículo que permite que los jueces eximan de culpa a un homicida
que le quita la vida a su pareja al encontrarla "in fraganti" siendo infiel. 61
Venezuela
En septiembre de 1998 se aprobó en la Ley Sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia62 ley que quedó derogada con la aprobación de la Ley Orgánica sobre el derecho
de las mujeres a una vida libre de violencia publicada en la Gaceta Oficial Nº 38.668
Extraordinario, del 23 de abril de 2007 y reformada mediante Gaceta Oficial Nº 40.548, de
fecha 25 de noviembre de 2014, para incluir el delito de femicidio y de inducción o ayuda al
suicidio.63
Costos y Consecuencias de la Violencia contra la mujer
Existen altos costos de la violencia contra la mujer. Algunos de estos costos directos son los
servicios para el tratamiento y apoyo psicológico a las mujeres maltratadas, a sus hijos y demás
familiares; además de aquellos costos para enjuiciar a los ofensores. Por otro lado, los costos
indirectos se relacionan con la pérdida de empleo y productividad, lo que representa un gran
daño al futuro y estabilidad de la mujer.
• El costo de la violencia doméstica entre parejas solo en los Estados Unidos representa más de
5,800 millones de dólares al año, de los cuales: 4,100 millones de dólares son costos de
servicios directos médicos y de atención médica. Además, la pérdida de la productividad
representa cerca de 1,800 millones de dólares.
• En 2004 un estudio en el Reino Unido estimó el total de los costos directos e indirectos de la
violencia doméstica, en 23,000 millones de libras esterlinas al año ó 440 libras por persona.