Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
ACCiÓN DE AMPARO
Capítulo II
ACCiÓN DE AMPARO
l. CONCEPTO Y OBJETO
Este artículo es correlato del artículo 2.2 CP en el que se establece que toda
persona tiene derecho "[a la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado
por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica
o de cualquiera otra índole". En la Declaración Universal de Derechos
Humanos se ha reconocido que "[toda persona tiene todos los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición"
(artículo 2.1); y que todas las personas "son iguales ante la ley y tienen, sin
distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual
protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra
toda provocación a tal discriminación" (artículo 7).
Las situaciones de discriminación, como no podía ser de otro modo, han sido
plenamente rechazadas por el Tribunal Constitucional. A decir de este máximo
intérprete de la Constitución, "la igualdad se configura como un derecho
fundamental de la persona a no sufrir discriminación jurídica alguna; esto es, a
no ser tratada de manera dispar respecto a quienes se encuentren en una
misma situación, salvo que exista una justificación objetiva y razonable para
esa diferencia de trato"69H . En buena cuenta, "la igualdad se configura como
un derecho fundamental de la persona a no sufrir discriminación jurídica
alguna; esto es, a no ser tratada de manera dispar respecto a quienes se
encuentren en una misma situación, salvo que exista una justificación objetiva y
razonable para esa diferencia de trato".
Mientras que la libertad religiosa ha sido concebida como aquella libertad que
"comporta el derecho fundamental de todo individuo de formar parte de una
determinada confesión religiosa, de creer en el dogma y la doctrina propuesta
por dicha confesión, de manifestar pública y privadamente las consecuentes
convicciones religiosas y de practicar el culto. Como todo derecho de libertad,
el derecho a la libertad religiosa tiene una vertiente negativa, que garantiza la
libertad de cada persona para decidir en conciencia que no desea tomar parte
en actos de la naturaleza antes descrita>.
A entender del Alto Tribunal de la Constitución, "El reconocimiento y protección
constitucional de la libertad religiosa comporta el establecimiento de los cuatro
atributos jurídicos siguientes: a) Reconocimiento de la facultad de profesión de
la creencia religiosa que libremente elija una persona. b) Reconocimiento de la
facultad de abstención de profesión de toda creencia y culto religioso. c)
Reconocimiento de la facultad de poder cambiar de creencia religiosa. d)
Reconocimiento de la facultad de declarar públicamente la vinculación con una
creencia religiosa o de abstenerse de manifestar la pertenencia a alguna. Es
decir, supone el atributo de informar, o no informar, sobre tal creencia a
terceros".
Y es que, según el Máximo intérprete de la Constitución peruana "[e]n puridad,
la libertad de conciencia está vinculada a la libertad de ideas; mientras que la
libertad de religión, a la libertad de creencias".
1. Basamento normativo
3. Crítica a la diferenciación
Los juicios y opiniones, como no puede ser de otro modo, no pueden ser
ofensivos ni injuriosos precisamente porque se trata de una libertad
constitucional destinada a tener vigencia con otros derechos también
constitucionales como el derecho al honor, y otros bienes públicos como la
moral pública. De ahí que con acierto el Alto Tribunal de la Constitución
peruana haya afirmado que "[e]s cierto, por un lado, que la Constitución no
garantiza el derecho a expresarse y a informarse en todo tiempo, en cualquier
lugar y de cualquier manera. El Principio de Unidad obliga a que el ejercicio de
esos derechos se armonice con el de otros derechos y bienes también
fundamentales".
4) A la libre contratación;
Y es que se debe reconocer que "[a sumir que un acuerdo de voluntades, por
más respetable que parezca, puede operar sin ningún referente valorativo,
significaría no precisamente reconocer un derecho fundamental, sino un
mecanismo de eventual desnaturalización de los derechos".
5) A la creación artística, intelectual y científica;
7) De reunión;
De esta manera, se puede afirmar que cuatro son los elementos que
conforman una reunión como objeto del derecho que ahora se comenta. En
primer lugar, el elemento subjetivo que supone la presencia concertada de un
grupo de personas; luego el elemento temporal que exige la vocación de durar
un tiempo que diferencie la reunión de la simple y casual coincidencia de
personas; además el elemento finalístico que significa la presencia de una
finalidad constitucionalmente permitida en los concurrentes a la reunión; y
finalmente el elemento real u objetivo que viene a ser el lugar privado o público
en el que se ha de desarrollar la reunión.
Por otra parte, lo que sí ha sido reconocido por el Tribunal Constitucional como
vulneración del derecho al honor ha sido "el mal uso de la facultad discrecional
de la Administración de pasar al retiro por renovación a oficiales de la Policía
Nacional y Fuerzas Armadas mediante resoluciones no motivadas y arbitrarias,
exponiéndose el honor del administrado, pues las causas de su cese quedarán
sujetas a la interpretación individual y subjetiva de cada individuo". Y es que, a
decir de este Alto Tribunal, "la falta de motivación en las resoluciones de pase a
retiro por renovación de cuadros implica un desconocimiento de la dignidad de
los oficiales afectados, pues no tuvieron siquiera la oportunidad de conocer por
qué se truncaba intempestivamente su carrera, la cual podría ser el resultado
de un proyecto de vida en el ámbito laboral>.
Esto lleva a formular la segunda crítica. Si el juez que conoce del proceso
constitucional se muestra incapaz para impedir vulneraciones a derechos
constitucionales como el honor o la intimidad, no sólo viola ese deber de
protección especial de los derechos constitucionales que de alguna forma se
sustenta en el artículo 44 de la Constitución peruana, sino que además se
termina vulnerando otro derecho igualmente constitucional: el derecho a la
tutela judicial efectiva que se recoge en el artículo 139.3 CP. Lo singularmente
grave es que el mismo Alto Tribunal ha definido este derecho a la tutela judicial
efectiva como un derecho que supone un mecanismo jurídico de protección
efectiva de los derechos constitucionales.
y aun pensando en alguna situación en la que fuese posible recoger todas las
plumas, no terminaría de regresar realmente y por completo las cosas al estado
anterior porque siempre quedará resentida en algo la dignidad del sujeto cuyo
daño por su honor vulnerado ha sido mitigado por la rectificación de
información. En buena cuenta, se espera más de lo que realmente puede dar
este mecanismo de rectificación, lo que hace que sea preferible evitar la
vulneración del derecho al honor evitando la información inconstitucional, que
acudir a mecanismos reparadores como el de rectificación.
Esa nueva interpretación debe empezar afirmando una vez más que la
Constitución debe ser interpretada como un todo unitario y coherente, como un
sistema en definitiva. Esto significa que no es posible darle a sus disposiciones
interpretaciones que resulten incoherentes o contradictorias entre si. Esto tiene
particular significación para cuando se trata de interpretar las disposiciones
constitucionales que recojan los derechos de la persona, en la medida que los
derechos son exigencias de una naturaleza humana que es igualmente una
unidad coherente.
Así, debe evitarse una interpretación de la cláusula de la prohibición de
censura previa que haga que las disposiciones constitucionales que recogen
las libertades comurucativas y derechos como el honor o la intimidad, se
interpreten como disposiciones contradictorias entre si. Es decir, el principio de
unidad y sistematicidad de la norma constitucional no permite interpretar la
cláusula de prohibición de censura previa como un instrumento que no permite
evitar vulneraciones al derecho al honor o a la intimidad; o, con otras palabras,
como un instrumento que permita hacer de las libertades comunicativas
libertades prácticamente absolutas e ilimitadas. Así se permitirá evitar que se
difunda información que vulneraría derechos como el honor o la intimidad.
La razón de ser de esta figura es evitar que el poder político pueda intervenir
para callar a un medio de comunicación crítico con su actuación y que como tal
le resulta incómodo. La razón de ser nunca fue permitir violaciones de
derechos constitucionales o hacer ineficaces los mecanismos de control
jurídico frente a situaciones de amenaza cierta e inminente de derechos
constitucionales a través de la difusión de información. Bien entendida la
censura previa "alude a un instituto sistemático de policía preventiva de neto
carácter administrativo, consistente en la revisión anticipada y obligatoria de lo
que se va a difundir, con el fin de controlar su contenido para aprobado,
desaprobado o exigir su modificación, y donde la mera omisión de someter a
revisión el material, al margen de su contenido, hace ilícita su difusión y
engendra sanciones penales y administrativas".
No puede, por tanto, de entrada prohibirse que un juez pueda conocer una
demanda de amparo por amenaza cierta e inminente de violación de un
derecho constitucional que tiene su origen en la puesta a punto para ser
difundida de una determinada información. Es decir, de entrada no puede
descartarse una actuación preventiva por parte de la autoridad judicial y
eventualmente por el mismo Tribunal Constitucional. Precisamente esa
actuación preventiva es exigida para lograr una más plena eficacia y garantía
de todos los derechos constitucionales. A partir de aquí hay que encontrar
medidas eficaces que empleadas razonablemente en cada caso concreto, no
vayan a suponer una restricción o violación de las libertades comunicativas
mismas. El principio de proporcionalidad -con sus tres juicios: de idoneidad, de
necesidad y de proporcionalidad en sentido estricto- ayudará especialmente a
encontrar esas medidas adecuadas.
9) De asociación;
"1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines
ideológicos, religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales,
deportivos o de cualquiera otra índole. 2. El ejercicio de tal derecho sólo puede
estar sujeto a las restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una
sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o
del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y
libertades de los demás. 3. Lo dispuesto en este artículo no impide la
imposición de restricciones legales, y aun la privación del ejercicio del derecho
de asociación, a los miembros de las fuerzas armadas y de la policía.
Mientras que el principio del fin altruista que debe animar la existencia de la
asociación, "[enuncia que los objetivos que permitan aunar voluntades en una
misma dirección se caracterizan por el desapego a la obtención de ventajas o
beneficios económicos. En ese sentido, la finalidad asociativa no puede
sustentarse en la expectativa de obtención de ganancias, rentas, dividendos o
cualquier otra forma de acrecentamiento patrimonial de sus integrantes". Este
último principio, sin embargo, no impide que la asociación pueda realizar
actividades de contenido económico, "ello en la medida en que,
posteriormente, no se produzcan actos de reparto directo o indirecto entre los
miembros de la asociación. En consecuencia, dicho principio no riñe con
políticas de obtención de ingresos económicos destinados a la consecución del
fin asociativo". En este sentido, "no toda organización jurídica queda
comprendida en el supuesto protegido por la norma, sino sólo aquellas que
carezcan de fin lucrativo y siempre que hayan sido constituidas y ejerzan sus
actividades conforme a ley".
10) Al trabajo;
Esta definición debe darse tomando en consideración -en primer lugar- lo que
sobre el derecho se ha dispuesto en el texto constitucional. Así, se "debe
empezar la definición del contenido de un derecho fundamental desde el texto
constitucional, teniendo en cuenta el principio de unidad y sistematicidad de la
Constitución, por el cual se exige que todos los preceptos constitucionales sean
interpretados de modo armónico como componentes de una unidad o sistema,
en la consideración que la Constitución es una unidad coherente y sistemática,
de la que es ajena cualquier tipo de contradicción interna".
En este sentido, son varios los dispositivos constitucionales que hacen
referencia al derecho constitucional al trabajo. Por un lado se encuentra
reconocida la libertad económica a trabajar libremente (artículo 2.15 CP), cuyo
ejercicio "no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad públicas
(artículo 59 CP). Complementariamente, se encuentra reconocido también en
la norma constitucional peruana el derecho social al trabajo (artículo 22 CP).
Así, el derecho al trabajo -como una realidad que involucra la libertad- es objeto
de mayor atención que la libertad de trabajo en el texto constitucional. Como se
sabe, la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado
(artículo 1 CP), lo que necesariamente se traduce en la posibilidad jurídica y
material de que la persona pueda alcanzar su más pleno desarrollo. Pues bien,
en el logro de esa finalidad juega un papel importante el trabajo como medio de
realización personal y de la sociedad misma.
a) Derecho de acceso
Es verdad que el proceso de amparo tiene por finalidad regresar las cosas al
estado anterior de cometida la violación de un derecho constitucional. Pero
esto sólo ocurre cuando se ha violado (por vulneración efectiva o amenaza
cierta e inminente) un derecho constitucional. Y cuando el empleador despide
sin causa a un trabajador y le otorga una indemnización la que ha determinado
el legislador), no se está violando derecho constitucional alguno, porque
-digámoslo una vez más- el contenido constitucional del derecho al trabajo
permite el despido injustificado con el consecuente pago de una indemnización,
o dicho con otras palabras, la reposición ante despidos arbitrarios no forma
parte del contenido jurídico del derecho al trabajo. Así, el proceso de amparo
no procede para reclamar la reposición de un trabajador despedido
arbitrariamente.
Así debe ser interpretado el parecer del Tribunal Constitucional por el cual
cuando se está ante un derecho de los llamados sociales y económicos,
"cuando se habla de exigencia, nos referimos al derecho de requerir que el
Estado adopte las medidas adecuadas para el logro de fines sociales, pues no
en todos los casos los derechos sociales son por sí mismos jurídicamente
sancionables, al ser necesario el soporte presupuestal para su ejecución".
Sin embargo, esto no debe ser interpretado en el sentido que el poder público
esté habilitado para en todo momento pueda desvincularse de sus obligaciones
para con la efectiva vigencia de los derechos fundamentales simplemente
aduciendo la falta de recursos públicos. Precisamente por eso, y con razón, ha
dicho el Tribunal Constitucional que el principio de progresividad "no puede ser
entendido con carácter indeterminado y, de este modo, servir de alegato
frecuente ante la inacción del Estado, pues para este Colegiado la
progresividad del gasto no está exenta de observar el establecimiento de
plazos razonables, ni de acciones concretas y constantes del Estado para la
implementación de políticas públicas".
Precisamente por eso es que existe el deber constitucional del Poder público
no sólo de no vulnerar este derecho, sino de garantizado plena y
efectivamente, al punto que se ha establecido que "[a] nadie puede privarse de
su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional o
necesidad pública, declarada por ley, y previo pago en efectivo de
indemnización justipreciada que incluya compensación por el eventual
perjuicio. Hay acción ante el Poder Judicial para contestar el valor de la
propiedad que el Estado haya señalado en el procedimiento expropiatorio
(artículo 70 CP).
En este mismo sentido se manifiesta la Declaración Universal de Derechos
Humanos cuando ha reconocido que "2. Nadie será privado 'arbitrariamente de
su propiedad"; y la Convención Americana de Derechos Humanos al establecer
que "2. Ninguna persona puede ser privada sus bienes, excepto mediante el
pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social
y en los casos y según las formas establecidas por la ley" (artículo 21).
2. Tipos de petición
También existe la que puede ser llamada petición subjetiva por la cual se
reconoce que "[cualquier administrado con capacidad jurídica tiene derecho a
presentarse personalmente o hacerse representar ante la autoridad
administrativa, para solicitar por escrito la satisfacción de su interés legítimo,
obtener la declaración, el reconocimiento u otorgamiento de un derecho, la
constancia de un hecho, ejercer una facultad o formular legítima oposición"
(artículo 107.1 LPAG). En palabras del Alto Tribunal de la Constitución, "[e]s
aquella que se encuentra referida a la solicitud individual o colectiva que tiene
por objeto el reconocimiento administrativo de un derecho administrativo; es
decir, conlleva a la admisión de la existencia de una facultad o atribución para
obrar o abstenerse de obrar y para que el administrado peticionante haga
exigible a terceros un determinado tipo de prestación o comportamiento".
15) A la nacionalidad;
El derecho a la nacionalidad está reconocido en el artículo 2 CP cuando se
ha dispuesto que toda persona tiene derecho". A su nacionalidad. Nadie puede
ser despojado de ella. Tampoco puede ser privado del derecho de obtener o de
renovar su pasaporte dentro o fuera del territorio de la República". Se trata de
un derecho igualmente reconocido en la norma internacional, como en el
artículo 15 DUDH, en el que se ha dispuesto que "1. Toda persona tiene
derecho a una nacionalidad. 2. A nadie se privará arbitrariamente de su
nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad" (artículo 15); y en el
artículo 20 CADH, en el que se ha dispuesto que "1. Toda persona tiene
derecho a una nacionalidad. 2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad
del Estado en cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra. 3. A nadie se
privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla".
Como se puede apreciar, este derecho está bastante relacionado con la figura
del debido proceso que, como se tuvo oportunidad de decir al comentar el
artículo 4 CPC, ha sido vinculado por el Tribunal Constitucional con las
garantías constitucionales del debido proceso que se recogen a lo largo del
artículo 139 CP y no sólo en el inciso 3 de la mencionada disposición
constitucional en la que se establece como principio y derecho de la función
jurisdiccional el debido proceso y la tutela jurisdiccional.
Por lo que sobre este derecho constitucional el lector debe remitirse a los
comentarios efectuados sobre este punto en el artículo 4 Cpc. Solamente hay
que agregar que este derecho viene confirmado plenamente en la norma
internacional que sobre Derechos Humanos es vinculante para el Perú. Así, se
ha dispuesto en el artículo 8 DUDH que "[t] oda persona tiene derecho a un
recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare
contra 'actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
constitución o por la ley". De la misma manera, en el artículo 8 CADH, en la
que se ha dispuesto que "l. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para
la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o
de cualquier otro carácter>.
Sin embargo, esto no habilita a interpretar la postergación sine die de todas las
exigencias que genera el contenido prestacional del derecho a la educación
bajo el pretexto que el Estado peruano no cuenta con los recursos suficientes
para cumplir con el deber constitucional que se le ha encargado. Habrá que
estudiar debidamente cada caso concreto de modo que se llegue a determinar
correctamente si la prestación exigida por el particular forma o no parte del
contenido constitucional del derecho a la educación de modo que pueda ser o
no reclamado con eficacia ante los tribunales de justicia.
Por ejemplo, todas las reclamaciones referidas a la gratuidad de la enseñanza
básica (inicial, primaria y secundaria) en los centros de enseñanza estatales
son inmediatamente exigibles porque así lo ha dispuesto -como se ha visto- la
norma constitucional peruana. Esto no supone, sin embargo, que al margen de
la previsión legislativa y de la previsión financiera, se pueda obligar el Estado
peruano a que cree e implemente un determinado centro de enseñanza en una
determinada zona. Supone simplemente que en los centros ya creados la
enseñanza inicial, primaria y secundaria es gratuita y es inmediatamente
exigible, y su incumplimiento podrá ser atacado a través de un proceso
constitucional de amparo.
No quiere decir esto, sin embargo, que necesariamente deban existir tantos
centros de enseñanza con ideario como convicciones filosóficas o religiosas
tengan los padres para que así éstos puedan hacer efectivo su derecho
constitucional a la elección del centro. Simplemente quiere decir que no sólo no
se puede negar sino que se ha de reconocer e incluso ayudar a que en la
sociedad libremente aparezcan centros que promocionen una determinada
ideología o doctrina a través de un ideario.
Lo que quiere decir que este derecho de los padres está plenamente vigente en
el ordenamiento jurídico peruano y que, además, tiene rango constitucional. Se
trata de un derecho que aunque implícito, no es por ello menos eficaz que los
reconocidos explícitamente, sino que se muestra plenamente exigible en tanto
que derecho constitucional implícito (artículo 3 CP), y aparece como una
exigencia y complemento necesario del derecho de los padres a la elección de
centro docente para sus hijos, recogido en el artículo 13 CP. Así mismo, y
complementariamente, en la ley de desarrollo constitucional del derecho a la
educación se puede leer que los padres de familia, o quienes hagan sus veces,
tienen respecto de sus hijos el derecho "a elegir las instituciones en que éstos
se educan, de acuerdo con sus convicciones y creencias" (artículo 5 LGE).
Del mismo modo, se puede leer en el artículo 13.1 PIDESC que "la educación
debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del
sentido de su dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos humanos
y las libertades fundamentales. Convienen asimismo en que la educación debe
capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad
libre, favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las
naciones y entre todos los grupos raciales, étnicos o religiosos, y promover las
actividades de las Naciones Unidas en pro del mantenimiento de la paz".
y en la Carta de organización de la OEA, a la cual hay que hacer referencia
cuando se quiera estudiar sobre la educación porque así lo exige el artículo 26
CADH, se puede leer que "U]a educación de los pueblos debe orientarse hacia
la justicia, la libertad y la paz" (artículo 3 apartado n); y que los Estados
miembros darán importancia primordial "al estímulo de la educación (...)
orientadas hacia el mejoramiento integral de la persona humana y como
fundamento de la democracia, la justicia social y el progreso" (artículo 47
CADH).
De estas disposiciones internacionales sobre derechos humanos vinculantes
para el Estado peruano en virtud del artículo 55 CP, se puede concluir que si
bien a través de la actividad educativa se debe llegar a obtener el desarrollo
integral de la persona humana, ese desarrollo deberá edificarse con base en
una serie de valores y principios políticos y jurídicos. Todos ellos, se deberá
agregar, deberán ser constitucionalmente permitidos
De entre los primeros deben destacarse los valores propios de una convivencia
democrática que exige poder participar efectivamente en una sociedad libre,
precisamente a través del favorecimiento de la comprensión y la tolerancia
entre los hombres de una misma comunidad política y entre estos y los
miembros de las restantes comunidades políticas de la escena internacional.
Pues, como bien se puede advertir, sin ello no es posible la amistad entre las
naciones y la paz en el mundo, como refieren los transcritos textos
internacionales.
De entre los principios jurídicos se debe destacar que la persona del estudiante
debe desarrollarse aprendiendo a respetar la dignidad del hombre y,
consecuentemente, con la vocación de respetar sus derechos y libertades
fundamentales, que son las reconocidas constitucionalmente.
Y desde una base jurídica se debe argumentar desde el artículo 1.1 CP, en el
cual se reconoce que toda persona tiene derecho "a su libre desarrollo". Esto,
entre otras cosas, significa que el desarrollo de toda persona en cuanto tal-es
decir, de su personalidad- deberá estar marcado por el principio de libertad. Y
es más, ese desarrollo de la persona humana debe ser libre porque es la única
manera de conseguir el progreso y la paz social en el seno de cada Estado y
en el mundo, a lo cual hacen referencia las normas internacionales antes
trascritas.
Libertad y pluralismo van siempre de la mano, lo que significa que también
necesariamente, el desarrollo de la personalidad del estudiante debe
enmarcarse dentro de un contexto donde concurran libremente una variada
oferta educativa, más aún cuando -como se estudiará más adelante- la
educación es un instrumento eficaz en la propagación de una determinada
ideología. En definitiva, por tanto, se requiere la existencia de un Estado
pluralista, en el que se favorezca la libertad, pues, como tiene afirmado Souto
Paz, " 'el pleno desarrollo de la personalidad' como objeto de la educación, sólo
es posible en libertad y desde la libertad, es decir, en un régimen de libertades
públicas y de pluralismo ideológico".
Por otra parte, no hay que olvidar, que desarrollar la personalidad humana
supone no sólo tener en consideración el conocimiento de la persona humana
misma (visión estática del hombre), sino también al tipo de hombre y de
sociedad que se pretende obtener (visión dinámica del hombre). Es decir, un
concreto modelo educativo (y consecuentemente las políticas educativas que
se implanten para hacerla efectivo), vendrá pensado, formulado y ejecutado
siempre en función del tipo de hombre y de sociedad que se desee lograr.
Y es que sólo a través de una educación que suponga el logro del objetivo
previsto constitucionalmente, se puede lograr verdaderamente la libertad, la
justicia y la paz en una sociedad. Por lo demás, en este sentido se ha
manifestado la Asamblea general de las Naciones Unidas, al declarar en el
primer considerando de su preámbulo y en la propia proclamación de su
Declaración universal de Derechos humanos, que la enseñanza y la educación
son el mecanismo por el cual se promoverá el respeto de la dignidad humana y
de los derechos que le son inherentes, respeto que constituye la base de la
libertad, la justicia y la paz.
Si esto es así, como realmente lo es, entonces no tiene por qué haber duda en
afirmar que para ser profesor o docente en el Sistema educativo, no se
requiere necesariamente de la titulación profesional de profesor. De ahí que
bien haga el Tribunal Constitucional peruano cuando afirma que "puede ser
docente un profesional que no ostente el título profesional de profesor, así, por
ejemplo, un médico puede ser docente en un curso afín a su especialidad".
Se trata -qué duda cabe- de una serie de factores que funcionarán como
marcos delimitadores y parámetros de actuación a la labor del docente. Y es
que "ha de advertirse que si bien la libertad de cátedra es una derivación de la
libertad de pensamiento y una manifestación de la libertad de expresión, no es
libertad de expresión sin más, sino que es libertad en el ámbito docente,
libertad para impartir una disciplina en cuanto a la metodología y siguiendo los
planes de estudio establecidos".
Por lo demás, la salud y eficacia del propio sistema educativo exige que todo
desenvolvimiento de la labor docente (en todas sus etapas) cuente con la
suficiente libertad como para no defraudar las expectativas que legítimamente
los docentes mismos y los demás miembros de la relación educacional hayan
puesto en una determinada labor docente. De esta manera, la libertad docente
involucrará la libertad de investigación y la libertad de transmisión.
Más adelante se volverá sobre este punto cuando sea el momento de intentar
determinar si esto que aquí se llama libertad de cátedra y que se predica de los
profesores universitarios puede hacerse extensivo a los demás docentes del
sistema educativo. Por ahora basta con afirmar que la libertad de cátedra,
según está redactado el artículo 18 CP, es una libertad titularizada por los
docentes (privados o públicos) pertenecientes sólo al nivel superior
universitario.
A. Contenido negativo
En lo que respecta al ámbito subjetivo de la libertad de cátedra, el
titular de la mencionada libertad cuenta en el desarrollo de su labor docente
tanto con un contenido de inmunidad que le protege frente a indebidas
injerencias externas (contenido negativo), como con un conjunto de facultades
de acción (contenido positivo). Refiriéndose al contenido de inmunidad en una
afirmación aplicable plenamente al caso peruano, el Tribunal Constitucional
español ha dicho que "la libertad de cátedra (...) consiste en la posibilidad de
expresar las ideas o convicciones que cada profesor asume como propias con
relación a la materia objeto de su enseñanza, presentando de este modo un
contenido, no exclusivamente pero sí predominantemente negativo".
La dimensión negativa de la libertad de cátedra consiste, entonces, en una
prohibición genérica dirigida a determinados terceros, con la finalidad de evitar
intromisiones o intervenciones ilegítimas en el ejercicio de la labor docente, de
modo que el profesor universitario tenga la posibilidad de desarrollada
libremente.
Los sujetos que se encuentran en posición de vulnerar la libertad de cátedra en
el ejercicio de su labor educativa, pueden ser tanto el poder político como los
particulares. Sobre el primero no hay ninguna duda, al punto que en referencia
a la libertad de cátedra se ha dicho que "[s]e trata (...) de una libertad frente al
Estado o, más generalmente, frente a los poderes públicos".
Sin embargo, tampoco debería haber duda con respecto al segundo, en tanto
que también los particulares pueden interferir en el ejercicio de la función
docente. Es el caso, por ejemplo, del titular de un centro universitario privado
con ideario que pretenda que el profesor universitario subordine el rigor
científico de su labor a un determinado contenido axiológico, que es
precisamente el que se promociona a través del ideario. Si la protección sólo se
limitara a evitar vulneraciones del poder público, entonces la libertad de cátedra
no se protegería ni correcta ni plenamente.
Por otro lado, no hay que olvidar que los particulares están también sometidos
a la Constitución (artículo 38 CP) y, por tanto, a los derechos constitucionales
que ahí se reconozcan, como bien lo ha reconocido el Tribunal Constitucional
peruano, "esta norma [artículo 38 CP] establece que la vinculatoriedad de la
Constitución se proyecta erga omnes, no sólo al ámbito de las relaciones entre
los particulares y el Estado, sino también a aquéllas establecidas entre
particulares. Ello quiere decir que la fuerza normativa de la Constitución, su
fuerza activa y pasiva, así como su fuerza regulatoria de relaciones jurídicas se
proyecta también a las establecidas entre particulares, aspecto denominado
como la eficacia interprivatos o eficacia frente a terceros de los derechos
fundamentales. En consecuencia, cualquier acto proveniente de una persona
natural o persona jurídica de derecho privado, que pretenda conculcar o
desconocerlos, como el caso del acto cuestionado en el presente proceso,
resulta inexorablemente inconstitucional).
Por lo demás, buena muestra de esta vinculación entre privados la da el hecho
que las distintas garantías constitucionales previstas para proteger derechos
constitucionales, procedan frente a amenazas o vulneraciones cometidas por
particulares.
Ahora bien, aún cuando la libertad de cátedra puede oponerse tanto al poder
público como a los particulares, su alcance no es el mismo en ambos casos, en
tanto que en el caso de los titulares de centros docentes que cuentan con un
ideario, la libertad de cátedra viene delimitada además, por la exigencia de
respeto al contenido axiológico que promueva el titular del centro. En estos
casos, éste podrá intervenir de manera legítima en el modo como el docente
desempeñe su labor cuando su actividad educativa vaya contra el ideario.
Esta esfera de inmunidad que supone este contenido negativo está referida al
ejercicio de la función docente. De lo que se trata es de evitar intervenciones
indebidas de terceros en el desarrollo de la labor docente del profesor
universitario en cada una de sus etapas, es decir, en la labor de creación,
análisis, crítica y transmisión de un determinado contenido científico o
educativo en general. Y es que la libertad de cátedra "[expresa el derecho a la
autonomía del docente como garantía de sinceridad y libertad en la búsqueda y
exposición de la verdad científica. Por ello, la inmunidad no se limita a la etapa
de transmisión de un determinado contenido educativo, ni se limita al elemento
axiológico; sino que abarca todas las etapas de la actividad docente, y a los
elementos fáctico y valorativo de los mensajes educativos.
En lo que se refiere a los centros de naturaleza pública, el Tribunal
Constitucional español tiene declarado -declaración que es perfectamente
aplicable para el sistema peruano si se considera formulada sólo para el nivel
universitario- que "[en los centros públicos (...) la libertad de cátedra tiene un
contenido negativo uniforme en cuanto habilita al docente para resistir cualquier
mandato de dar a su enseñanza una orientación ideológica determinada, es
decir, cualquier orientación que implique un determinado enfoque de la realidad
natural, histórica o social, dentro de los que el amplio marco de los principios
constitucionales hacen posible.
B. Contenido positivo
Pues bien, este conjunto de facultades constituye -en palabras del Tribunal
Constitucional español lo que se puede denominar como "contenido positivo":
"Junto a este contenido puramente negativo, la libertad de cátedra tiene
también un amplio contenido positivo en el nivel educativo superior que no es
necesario analizar aquí. En los niveles inferiores, por el contrario, y de modo en
alguna medida gradual, este contenido positivo de la libertad de enseñanza
[libertad de cátedra va disminuyendo". De esto se concluye tanto el
reconocimiento de un contenido positivo de la libertad de cátedra, como la
(<variabilidad" de su contenido a diferencia de la uniformidad que caracteriza al
contenido negativo arriba estudiado.
Pero el poder público realiza esta intervención a través de las normas legales o
reglamentarias que formulan la programación general de la enseñanza y los
diferentes currículo s y programas educativos, así como a través de la
fiscalización de su cumplimiento, ya sea por órganos administrativos o
judiciales.
Por ello, la intervención estatal en la organización educativa universitaria se
justifica sólo en la medida que favorezca "la docencia y la investigación", es
decir, la labor docente misma entendida en los términos y etapas que se
explicaron anteriormente. Esto significa que el parámetro de legitimidad en la
intervención estatal-para lo que respecta a la libertad de cátedra- se configura
justamente por el favorecimiento de la mencionada labor docente. Será ésta la
que defina exigencias o rechazos de intervenciones, así como el contenido y
alcance de las mismas, cuidándose que éstas favorezcan efectivamente el
pleno ejercicio de la libertad de cátedra, y no terminen por convertirse en
limitaciones de ésta.
Dos parámetros serán de utilidad para determinar si realmente la intervención
del poder estatal va dirigida a favorecer la vigencia de la libertad de cátedra. En
primer lugar, el que un efectivo ejercicio de la libertad de cátedra debe
favorecer también la efectiva vigencia del principio de pluralidad en cada centro
docente, particularmente en los de naturaleza pública y en los de naturaleza
privada sin ideario, porque en los de naturaleza privada con ideario el
pluralismo viene mediatizado por el respeto a un ideario.
En segundo lugar, -consecuencia necesaria del primer parámetro, el que una
efectiva vigencia de la libertad de cátedra supone necesariamente la
inexistencia de una doctrina científica o ideológica estatal que imponer al
conjunto del profesorado, principalmente a los de centros públicos de
enseñanza, ya que en una situación de monopolio ideológico, el poder estatal
querrá intervenir incluso en la enseñanza privada, sobreponiéndose a la
libertad del profesorado; e incluso a la de los titulares de los centros.
22) De acceso a los medios de comunicación social en los términos del artículo
35 de la Constitución;
Los medios privados se ven beneficiados en tanto " [e] 1 Estado compensa a
los medios de comunicación a través de la reducción proporcional en el pago
del canon por el uso del espectro radio eléctrico o electromagnético" (segundo
párrafo del artículo 37 LPP). Mientras que la infraestructura estatal de radio y
televisión está a disposición de los partidos políticos que participen en un
convocado acto electoral, para "la producción de los espacios que son
difundidos a través de la franja electoral> (último párrafo del artículo 37 LPP).
¿Cómo se divide el tiempo en la franja electoral? La ley ha dispuesto que se
divida de la siguiente manera: "[e]n cada estación de radio y televisión la franja
electoral es difundida entre las diecinueve y veintidós horas, con una duración
de: a) Diez minutos diarios entre los treinta y quince días anteriores al acto
electoral. b). Veinte minutos diarios entre los catorce días y seis días anteriores
al acto electoral. c) Treinta minutos diarios entre los cinco y dos días anteriores
al acto electoral> (primer párrafo del artículo 38 LPP).
¿Cómo se ha de repartir el tiempo de la franja electoral? Esta pregunta la
responde también el legislador, al disponer que "la mitad del tiempo total
disponible se distribuye equitativamente entre todos los partidos políticos con
candidatos inscritos en el proceso electoral. La otra mitad se distribuye
proporcionalmente a la representación con la que cuenta cada partido político
en el Congreso de la República. Le corresponde a la Gerencia de Supervisión
de los Fondos Partidarios la determinación del tiempo disponible para cada
partido político, así como la reglamentación respectiva" (segundo párrafo del
artículo 38 LPP).
En ese criterio de proporcionalidad exigido por la norma constitucional, especial
consideración tienen los grupos políticos que participan por primera vez, ya que
la referencia constitucional es con respecto al último resultado general. Para
ellos, el legislador ha dispuesto con acierto que "Los partidos políticos que
participen por primera vez en una elección disponen de un tiempo equivalente
al del partido que tenga la menor adjudicación (tercer párrafo del artículo 38
LPP).
Por tanto, "el inciso 22) del artículo 2° de la Constitución, implica que la
protección comprende el sistema complejo y dinámico de todos sus
componentes, en un estado de estabilidad y simetría de sus eco sistemas, que
haga posible precisamente el adecuado desarrollo de la vida de los seres
humanos".
24) A la salud; y
Y ello debido a que la persona sólo podrá alcanzar su pleno desarrollo en una
existencia digna, es decir, en una existencia saludable. Acierta el Alto Tribunal
de la Constitución cuando afirma que "la protección del derecho a la salud
importa la tutela de un mínimo vital, fuera del cual el deterioro orgánico impide
una vida normal o un grave deterioro de ésta (...) Una vida en dignidad que, en
este caso, se manifiesta como vida saludable".
Todas estas medidas obligatorias para el estado peruano deben ser tenidas en
cuenta al momento de planificar y ejecutar la política nacional de salud, la cual
la Constitución ha establecido que "[el Poder Ejecutivo norma y supervisa su
aplicación. Es responsable de diseñada y conducida en forma plural y
descentralizadora para facilitar a todos el acceso equitativo a los servicios de
salud" (artículo 9 CP).
Derechos no protegidos
Cabe señalar que, de acuerdo a la Ley Nº 26470 -modificatoria del inc. 2 del
arto 200 de la Constitución de 1993-, quedó expresamente establecido que se
hallan fuera del ámbito de la acción de amparo la protección del derecho a
solicitar, sin expresión de causa, la información que se requiera de cualquier
entidad pública y el derecho a que los servicios informáticos, computarizados o
no, públicos o privados, no suministren informaciones que afecten la intimidad
personal y familiar, contemplados en los incs. 5) y 6) del art, 2 de la
Constitución, ya que la protección de estos derechos se solicita por la vía de la
acción de hábeas data.
Por otro lado, quedan dentro del ámbito de la acción de amparo la protección'
de los derechos al honor, buena reputación, intimidad personal y familiar, voz,
imagen y rectificación por afirmaciones inexactas y agravios, contemplados en
el inc. 7) del arto 2 de la Constitución (Véase Ley Nº 26775, modificada por la
Ley Nº 26847).
. Constitución de 1993, arts. 200 inc. 2), penúlt. y últ. párrs., 202 inc. 2) Y 205.
. Ley Nª 28237 Código Procesal Constitucional. Art 37 al 60
. Ley N° 26470 (12/06/95) Ley que modifica el inc. 2 del arto 200 de la
Constitución de 1993.
. Ley N° 23506 (8/12/82), Ley de Hábeas Corpus y Amparo, arts. 1 a 11, 24 a
37,39 a 42, 45 párr. 112 in fine, 48.
. Ley N° 25011 (8/02/89), Ley que modifica el arto 6 de la Ley de Hábeas
Corpus y Amparo.
. Ley N° 27053 (19/01/99), Ley que modifica el arto 61nc. 2) de la Ley de
Hábeas Corpus y Amparo.
. Ley N° 26792 (17/05/97), Ley que modifica el arto 29 de la Ley de Hábeas
Corpus y Amparo.
. D.L. N° 25433 (17/04/92), Ley que modifica el arto 31 de la Ley de Hábeas
Corpus y Amparo.
. D.Leg. N° 613 (8/09/90), Código del Medio Ambiente y Recursos Naturales,
arto 140, que modifica el arto 26 de la Ley de Hábeas Corpus y Amparo.
. Ley N° 25398 (9/02/92) Ley complementaria de las disposiciones de la Ley de
Hábeas Corpus y Amparo, arts. 1 a 15,22 a 33.
. Ley N° 26435 (10/01/95) Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, arts.
2, 4, 41 a 45; 53 a 63 y 4° , 5° Y 11 ° disps. trans.
. Ley N° 27850 (20/10/2002) Ley que modifica el arto 4 de la Ley N° 26435 -
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
. Ley N° 26801 (29/05/97) Ley que incorpora la 11° disp. trans. a la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional.
. Ley N° 26446 (20/04/95) Ley que establece alcances del arto 41 y de la 4°
disp. trans. de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
. Ley N° 26853 (1/09/97) Ley que establece causal de abandono en procesos
de hábeas corpus y amparo que conoce el Tribunal Constitucional.
. R.Adm. N° 111-2003-P/TC (1/09/2003) Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional, arts. 51 a161.
. R.Adm. N° 192-2001-CE-PJ (28/12/2001) Disposiciones referidas al
conocimiento de acciones de amparo y hábeas corpus.
. R. N° 006-2002-P-CSJL-PJ (10/01/2002) Disposiciones para la tramitación de
acciones de amparo y hábeas corpus en la Corte Superior de Justicia de Lima.
. Ley Nº 26520 (8/08/95) Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo, arto 9 inc.
2).
. D.5. Nº 017-93-JUS (2/06/93) Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, arto 49 inc. 2) y 131.
. Ley Nº 26775 (24/04/97) Ley que establece derecho de rectificación de
personas afectadas por afirmaciones inexactas en medios de comunicación
social, arto 7.
. Ley Nº 26847 (28/07/97) Ley que modifica a la ley que estableció derecho de
rectificación de personas afectadas por afirmaciones inexactas en medios de
comunicación social.
. Ley Nº 26979 (23/09/98) Ley de Procedimiento de Ejecución Coactiva, arts.
16.2,31.4 Y 5!J disp. comp. y trans.
. Ley 27584 (7/12/2001) Modifica el numeral 16.2 de la Ley N° 26279.
. D.5. Nº135-99-EF (19/08/99) Texto Único Ordenado del Código Tributario, 15!
J disp. final.
. Ley 27038 (31/12/98) 7!J disp. final se refiere a la suspensión de
procedimiento coactivo en caso de la existencia de una acción de amparo con
medida cautelar.
. R. Nº 000758-ADUANAS (27/06/99) Aprueban Procedimientos sobre
Apelaciones Tributarias y Reglamento de Cobranzas Coactivas, rubro VII num.
17 lit. j).
. Ley Nº 27809 (8/08/2002), Ley General del Sistema Concursal, arts.
133 y 134.
Legitimación
Con este principio general queda manifestada una vez más que no cualquier
pretensión puede ser discutida por cualquiera en un proceso constitucional de
amparo. Para que ello proceda, deben cumplirse una serie de exigencias. Entre
ellas que sea indubitable que quien se dice afectado sea el verdadero titular del
derecho constitucional supuestamente agredido. El juez que califica la
demanda constitucional debe enjuiciar en un primer momento -y entre otras
cosas- que de las instrumentales anexadas a la demanda, se concluye
fehacientemente la titularidad por parte del demandante del derecho
constitucional que va a ser discutido. No debe existir sombra de duda con
respecto a la titularidad del derecho constitucional de quien se dice agraviado o
afectado.
Por tanto, con esta exigencia que recoge el artículo que se comenta ahora,
queda manifestada la necesidad de que quien demande debe tener una posible
utilidad en el resultado que persigue con el amparo: el cese de la afectación y
el aseguramiento del derecho constitucional.
La acción de amparo procede específicamente para la protección de los
siguientes derechos (Ley Nº 23506, arto 24):
V. TITULARES DE LA ACCiÓN
Por último, cabe señalar que el defensor del pueblo está facultado, en el
ejercicio de sus funciones, para interponer la acción de amparo en tutela de los
derechos constitucionales y fundamentales de cualquier persona (Ley N°
26520, arto 9 inc. 2).
VII. COMPETENCIA
c) Medida cautelar:
A solicitud de parte, en cualquier etapa del proceso y siempre que sea evidente
la inminente amenaza de agravio o violación de un derecho constitucional, por
cuenta, costo y riesgo del solicitante, el juez podrá disponer la suspensión del
acto que dio origen al reclamo. De la solicitud se corre traslado por el término
de un día, tramitándose el pedido como incidente en cuerda separada, con
intervención del Ministerio Público.
Con la contestación expresa o ficta, el juez o la Corte Superior resolverá dentro
del plazo de dos días, bajo responsabilidad. La resolución que se dicte será
recurrible en doble efecto ante la instancia superior, la que resolverá en el plazo
de tres días de elevados los autos, bajo responsabilidad. La medida de
suspensión decretada no implica la ejecución de lo que es materia del fondo
mismo de la acción de amparo (Ley Nº 23506, arto 31, modificado por el D.L.
Nº 25433).
d) Recurso de apelación:
e) Recurso extraordinario:
Los arts. 35 y 36 de la Ley Nº 23506 establecían la procedencia y el trámite del
recurso de nulidad en general, es decir para todos los supuestos en que la
acción de amparo hubiere sido denegada en segunda instancia. Sin embargo,
estas normas fueron derogadas tácitamente por la 41! disp. trans. de la Ley N°
26435, desprendiéndose de los incisos 2) y 4) de dicha disposición que ante la
denegatoria de la acción de amparo solo procede el recurso extraordinario
contemplado en el art.~41 de dicha ley, reduciéndose así el número de
instancias judiciales y pasando a conocimiento del Tribunal Constitucional la
acción de amparo denegada en segunda instancia (Const., arto 202 inc. 2, y
Ley Nº 26435, arto 41 párr. 1º, y 4§! disp. trans. ines. 2 y 4).
f) Recurso de queja:
Procede este recurso contra el auto que deniega elevar el recurso
extraordinario al Tribunal Constitucional (Ley Nº 26435, arto 41 párr. 4º).
El plazo para interponer este recurso es de cinco días hábiles siguientes . a la
notificación de la resolución denegatoria.
Demanda de Amparo
Exp.:
Sec.:
Escrito Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Acción de amparo
I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
4. Por tal motivo interpuse los recursos administrativos pertinentes los mismos
que fueron declarados infundados por las instancias correspondientes hasta
agotar la vía administrativa; razón por la cual me veo obligado a interponer la
presente acción de amparo. -
II. FUNDAMENTOS DE DERECHO:
1.b) Copia legalizada del documento donde constan los resultados del referido
concurso.
POR TANTO:
FIRMA DE ABOGADO
FIRMA
Modelo 2
Demanda de Amparo
Exp.:
Sec.:
Escrito Nº 1
Cuaderno principal
Sumilla: Acción de amparo
I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1. Con fecha ............ don aaa aaa interpuso demanda de obligación de dar
suma de dinero, en la vía del proceso abreviado ante el...... Juzgado
Especializado en lo Civil de Lima, la misma que dirige contra don CCC CCC y
contra el suscrito.
3. Ante tal circunstancia, interpuse oportunamente todos los recursos que la ley
procesal me franquea en el presente caso, sin embargo todos ellos no han sido
siquiera admitidos por el juez, quien en resoluciones inmotivadas sostiene
haber efectuado válidamente las notificaciones; advirtiéndose además que en
dicho proceso se ha obviado la etapa de saneamiento procesal.
POR TANTO:
Exp.: Sec.:
Escrito Nº Medida Cautelar
Sumilla: Solicita que se disponga la
inmediata suspensión de ejecución
de sentencia dictada en proceso
irregular
,. FUNDAMENTOS DE HECHO:
1.b) Copia legalizada del cargo del último de los recursos presentados por el
accionante reiterando la solicitud para ser reconocido como parte en el proceso
el cual fue nuevamente rechazado de plano por el Juez.
POR TANTO:
Exp.: Sec.:
Escrito N° Medida Cautelar
Sumilla: Solicita que se disponga
la inmediata reposición a
centro de trabajo
Que, recurro a su despacho para solicitar que vuestra judicatura se sirva dictar
AUTO PRECAUTELATORIO en cuaderno separado disponiendo que se me
reponga de inmediato a mi puesto de trabajo en el Ministerio de Economía y
Finanzas, en atención a los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:
l. FUNDAMENTOS DE HECHO:
2. Lo más grave de este despido intempestivo y arbitrario del que soy víctima,
es que, además de violar mi derecho al trabajo, a la defensa efectiva y al
debido proceso, está yendo en detrimento de mi situación económica,
perjudicándome junto con mi familia, ya que de este modo se pone en grave
peligro nuestro bienestar y subsistencia, en especial, respecto a mis tres
menores hijos, ya que al verme privado de un empleo paso grandes apremios
para conseguir los recursos necesarios para su manutención.
POR TANTO:
FIRMA