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El impacto de la Tecnología en la infancia

Según la Asociación Pediátrica Americana ningún


bebe/niño debe estar ante una pantalla antes de los
18 meses y quizás las edades deban ser mucho
mayores. Los riesgos de exposición y excesos
temprano incluyen severos trastornos del lenguaje y
de conexión.
El mejor juguete para los primeros 3 a 6 años es el
juego interactivo con otros. Con personas que
resuenan estados de alegría, curiosidad, asombro,
presencia y espontaneidad, al igual que las demás
emociones de manera natural, en entornos de
ritmos, hábitos y rutinas cuidadas.
Importante saber que muchos de los diagnósticos que
vemos hoy los especialistas en el consultorio, cada vez
más se relacionan con la exposición temprana y
exceso de pantallas, sumada a la escasez de
oportunidad de entablar juego simbólico, la falta de
juego en la naturaleza, el excesivo control de adultos
"estresados", el exceso de presión en los colegios y
una profunda falta de sentido y propósito en lo que se
les demanda. De manera creciente, los aprendizajes
se basan en aprobar y demostrar saberes totalmente
desconectados con un sentido de propósito propio,
colaborativo y compartido. Una educación que aun
insiste en modalidades del siglo XX cuando el mundo
les demanda saberes del siglo XXI: empatía,
pensamiento crítico, auto-desarrollo de proyectos,
trabajo en equipo, resolución practica de desafíos y
flexibilidad cognitiva.
Las pantallas y los excesos se convierten cada vez
más en el refugio de muchos jóvenes que se
encuentran presionados por un sistema poco
coherente y rígido que desata su frustración
sobre ellos.
Como nunca, el eje hoy de la educación debe ser el
auto-desarrollo, guiado por adultos conscientes de
sí mismos que transmiten confianza y convalidan a
los niños y jóvenes por ser quienes son, en cada
etapa (niñez y adolescencia y juventud).
Requerimos que la educación consolide su transición
desde su énfasis en habilidades y capacidades
"externas" hacia saber cómo fomentar en los niños y
jóvenes el más fino nivel de desarrollo y conexión
emocional, en lo individual, lo comunitario y hacia el
planeta
Una educación que despierte nuestras capacidades
humanas innatas hacia una conexión colaborativa
tanto entre nosotros como con la naturaleza. La
interdependencia es nuestra naturaleza. Provenimos
de naturaleza y las señalas de que el universo es
inteligente están por donde miremos. La
comprensión de la frase de Gregory Bateson crece a
medida que encontramos más y más señales de la
interdependencia de todo lo que nos rodea.
"Los mayores problemas en el mundo surgen como
consecuencia de la diferencia entre cómo funciona
la naturaleza y como la gente piensa"
En la comprensión de cómo funciona la naturaleza
es que logramos comprender los niveles más altos
de bienestar que podemos alcanzar como individuos
y comunidad.
Paradójicamente son las neurociencias las que hoy
vienen a convalidar lo que las grandes tradiciones de
auto-conocimiento y auto-desarrollo señalan hace
siglos.
La UNESCO y muchas pedagogías de las llamadas
"alternativas" hace tiempo señalan que la educación
debe centrarse en el desenvolvimiento del SER. La
educación del SER se comprende hoy como una
educación armónica y respetuosa de los procesos del
Sentir-Hacer-Pensar (en ese orden), opuesto al
exceso de un desarrollo precoz del Pensar formal. Un
Pensar que ingresa a la mente del niño a través de
vertiginosas imágenes e información sin contar aún
con la base protectora de un Sentir y Hacer que ha
sido respetado y ha madurado siguiendo sus
procesos naturales.
Un énfasis desmedido y temprano en la
educación formal (Pensar) desde la sala de jardín,
sumado al exceso de pantallas y demás factores
de riesgos mencionados, contribuye al aumento
de muchos desordenes y en especial los
"desordenes atencionales ll y los "trastornos de
ansiedad".
Los niños y jóvenes son la prioridad de las sociedades
maduras y no un "tema" a resolver o gestionar.
Somos los adultos de una especie que esta
transicionado del saber (Homo Sapiens Sapiens)
hacia un saber despierto y consciente. Hoy
comprendemos que podemos evolucionar humana y
biológicamente por decisión propia a través de una
educación basada en saber cómo despertar nuestra
sabiduría humana.
Una educación consciente de sí misma, con docentes
conscientes de sí mismos modelando un sentir-
hacerpensar genuino y humano. Paradójicamente
hoy es la pensar genuino y humano. Paradójicamente
hoy es la unión de la sabiduría perenne y las
neurociencias que se convierten en la herramienta
más poderosa para contribuir a la evolución de
nuestra especie.
Asumamos el desafío, despertemos, abramos los
ojos y los corazones y no perdamos la oportunidad.
Comprendamos con mayor detalle nuestro origen,
desarrollo, devenir y evolución humana. Esta
comprensión nos permite comprender y confiar en la
inteligencia de la naturaleza y sus leyes. Leyes
basadas en procesos y no en resultados.
Quizás justamente la llave a un nuevo orden, un nuevo
paradigma y de una sociedad iluminada se encuentra
en comprender y estar atento a los procesos.
Amorosamente atentos a los procesos. Un proceso
es el devenir y desenvolver de lo que está siendo. Se
relacionan íntimamente con la calidad de nuestra
escucha y atención. Una atención que no se focalíza
en el resultado sino justamente en la calidad del
procesos. La calidad de la presencia, del encuentro,
la comprensión de la energía y lógica de lo mutuo, lo
reciproco, lo fraterno y del bien común. El lenguaje
de la naturaleza y del universo es un permanente
proceso presente que se auto-regula y confía en sí
mismo todo el tiempo, y cada componente haciendo
y siendo lo que está destinado a Ser.
Por suerte lo estamos comprendiendo y se nos abre
la posibilidad, como nunca antes, de vivir y educar
conscientemente desde cualquier escuela al poder
conectar y usar como "currícula" nuestro sentir
humano.
Un sentir humano que resuena y nos iguala. Más
que adquirir este conocimiento de "afuera" es hacer
suficiente pausa y silencio para que pueda emerger.
Una currícula universal que despierta tarde o
temprano en todo aquel que se disponga con
suficiente curiosidad, determinación y persistencia a
encontrarla. Hace unos años atrás, quizás
desprovistos de las presiones actuales, este
conocimiento despertaba por sí solo. Era el sentido
común y la sabiduría de aquellos que habían vivido.
Hoy la situación del mundo y en especial, el futuro
de los niños, demanda que sepamos como despertar
y transmitirles estas habilidades a los niños, a través
de nuestra presencia clara y serena.
Nuestra tarea en palabras de Eduardo Galeano..
"Un hombre del pueblo de Negué, en la costa de
Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y
fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay
gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y
gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni
queman; pero otros arden la vida con tanta pasión
que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca se enciende".

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