Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
A modo de introducción
Es indudable que las situaciones desfavorables para las mujeres aún están presentes
en nuestra sociedad, y en varios casos con un carácter de urgencia1. Desde los
estudios feministas, se han visibilizado estos problemas y han tratado desde sus
trincheras lograr un cambio.
A partir de ello, y de los logros que han conseguido los grupos feministas2, se
ha buscado que se trabaje desde una perspectiva de género, o sea, “desde una
concepción académica, ilustrada y científica, que sintetiza la teoría y la filosofía
liberadora, creadas por las mujeres y forma parte de la cultura feministas.” (Lagarde,
1996, pág. 2).
1
Un claro ejemplo de ello son las cifras en torno a las Alertas de Violencia de Género (AVG)
en México. De acuerdo con datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), el
56% del territorio mexicano (18 de los 32 estados) se encuentra declarado la AVG. De esos estados,
el Estado de México está en espera de una segunda AVG, la primera AVG declarada fue por los casos
de feminicidio, la segunda se busca por los casos constantes de desapariciones de mujeres. (Infobae,
2019)
2
Para mayor profundidad, revisar el trabajo de Nubia Varela (2005), quien hace un recorrido
histórico del feminismo separando cada etapa como “ola”.
simplifica el término y no se considera la complejidad que hay detrás de él. De la
misma manera ocurre con el concepto de “patriarcado”.
Desde los trabajos de investigadoras como Judith Butler, Marcela Lagarde, Cristina
Palomar y Teresita de Barbieri, entre otras; quienes han indagado sobre los
conceptos de género, sus implicaciones y sus críticas.
La autora señala que el “género” se dio primero en las academias para luego
saltar a la acción política. En ese momento se dio la confusión al igualar la
perspectiva de género con la perspectiva de las mujeres. Asimismo destaca que el
“género” llegó a usarse como sinónimo de “sexo”.
Judith Butler (2001) expone, al igual que De Barbieri, que el género es distinto
al sexo, pero no en una relación sexo-naturaleza y género-cultura. El género “son
los significados que acepta el cuerpo sexuado, además de ser el medio
discursivo/cultural a través de del cual la ‘naturaleza sexuada’ o ‘sexo natural’ se
forma y establece como ‘prediscursivo’…” (Butler, 2001, págs. 54-56).
Por esa misma línea están los aportes de Jeffrey Weeks (1998) y de Teresita
de Lauretis (2015). El primero, mediante un recorrido histórico de la sexualidad,
propone ver a la sexualidad como “el producto de múltiples influencias e
intervenciones sociales.” (Weeks, 1998, pág. 36). Al concebir a la sexualidad de esa
manera, le quita ese carácter natural como algo que siempre ha sido así.
Entender el patriarcado
Así como el género implica algo más complejo, el patriarcado no solo debe verse
como la opresión hacia las mujeres, sino como algo más problemático. Ejemplo de
ello los estudios son los aportaciones del feminismocomunitario.
Paredes y Guzmán (2008) se posicionan desde el feminismocomunitario y
hacen críticas hacía el feminismo hegemónico3 ya que su mirada sobre el feminismo
y el patriarcado lo implementan en cualquier lugar y región del mundo, sin considerar
el contexto sociocultural.
Las masculinidades
3
Se está considerando como feminismo hegemónico al forjado en Europa y Estados Unidos
y cuyas representantes generalmente son mujeres de clase media o alta, y blancas.
4
Se debe aclarar que estas posturas provienen desde las comunidades de América Latina,
no obstante existen otras similares que surgen desde la India y el sureste asiático. Para una revisión
de esos postulados se recomienda consultar los trabajos de Saba Mahmood (2010) y de Chandra
Mohanty (2008).
Antes de iniciar es indispensable aclarar que al momento de considerar como
importantes los estudios de los hombres, no se busca igualar los problemas y las
situaciones de los hombres con los de las mujeres. Hacerlo implicaría un gran error
ya que las mujeres siguen siendo las principales afectadas del patriarcado5. La idea
es ampliar el panorama para comprender las opresiones del patriarcado.
5
Un ejemplo reciente es el movimiento #MeToo en México. Miles de mujeres mexicanas
utilizaron sus redes sociales para denunciar a músicos, artistas, académicos, etc. de acoso o de otras
conductas dolosas hacia ellas. Varios usuarios hombres criticaron al movimiento y se le llegó a culpar
de diversos actos penosos como el suicidio del músico Armando Vega Gil. Ante un intento de generar
una tendencia de #MeTooHombres, los usuarios de las redes sociales señalaron la falta de legitimidad
de ese intento.
6
Sin embargo, Núñez Noriega subraya que existe un discurso frecuente en la práctica social
que determina la idea social de “ser hombre”. (Núñez Noriega, 2004, pág. 29).
la condición de otredad, es decir, que la construcción social de lo masculino depende
del género femenino y viceversa (Arroyo Martínez Sotomayor, 2017, pág. 174). La
autora explica que la posmodernidad ha presentado nuevas identidades para las
mujeres, las cuales rebaten a las de los hombres. De tal manera que se da una crisis
de la masculinidad debido a la presión de cumplir con ciertos estereotipos y los
hombres tratan de conformar una nueva identidad.
Los estudios sobre los hombres permiten entender esa complejidad sobre las
diversas maneras de “ser hombre”. Del mismo modo ver cómo los aportes de los
estudios de las masculinidades se relación con el de las mujeres, pero sin caer en el
error de no reconocer las contribuciones del feminismo. Lo que se busca y quiere es
comprender las opresiones del patriarcado, desde la academia, para poder cambiarlo
desde acciones públicas y privadas.
Fuentes consultadas
Infobae. (16 de Enero de 2019). El 56% del territorio mexicano tiene alerta de
violencia de género contra las mujeres. Obtenido de Infobae:
https://www.infobae.com/america/mexico/2019/01/16/el-56-del-territorio-
mexicano-tiene-alerta-de-violencia-de-genero-contra-las-mujeres/