Vous êtes sur la page 1sur 7

Table of Contents

Table of Contents 1
Los 3 antídotos de Albert Camus para el absurdo de la existencia 2
Los 3 antídotos de Albert Camus para el absurdo de la
existencia
Por: pijamasurf - 08/07/2017

Aceptar el absurdo de la existencia puede llevarnos a estados muy fecundos

Decir que la vida no tiene sentido es una afirmación que puede parecer, en igual medida, cierta
o imprecisa. Desde una postura pesimista en extremo podría sostenerse que, en efecto, la vida
por sí misma no tiene un significado que le sea inherente. Nadie puede decir, con absoluta
certeza, que estamos vivos por un propósito específico y, por ello mismo, el corolario que se
desprende de esa imposibilidad es que, todo caso, dicho sentido se construye, podría decirse
incluso que se inventa: se trata de una conclusión a la que cada persona llega por medios
propios, en el marco de sus circunstancias. A este respecto, Fiódor Dostoyevski llegó a escribir,
en Los hermanos Karamazov, que “hay que amar la vida antes de razonar sobre ella, sin ógica:
l
sólo así se puede comprender su sentido”.

Sin embargo, esa construcción tampoco es tan individual como nos asegura esa postura. Si
bien es cierto que cada persona está llamada a concebir el sentido de su propia existencia, esa
misma invención ocurre en una matriz social y cultural de la que todos formamos parte. Por eso
es posible que algunas personas crean, por ejemplo, que están vivas para engrandecer la obra
de alguna divinidad, o para ser más compasivos, para mejorar el mundo, etc. Es decir: ya hay
“sentidos” de la vida que, como las cartas de una baraja, es posible“elegir”, a los cuales el
individuo arriba por aparente convicción propia.

Uno de los autores que mejor exploraron el llamado“absurdo de la existencia” fue sin duda
Albert Camus, el filósofo de origen argelino, formado en Francia, que vivió de lleno el ambiente
de la posguerra y el vaciamiento de sentido que experimentó la sociedad europea luego de una
hecatombe sin comparación en su historia. En ese contexto, rotas todas las promesas alguna
vez hechas por el progreso, parece lógico que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad
por la vida se sintiera desamparada, dubitativa y, en última instancia, decepcionada por la
existencia.

Con todo, como muchas veces sucede con las posturas calificadas como“pesimistas”, Camus
no nos invita a rehuir a dicho absurdo sino, más bien, a encararlo. A nosotros ahora esto puede
parecernos extraño o improbable, pues nos hemos habituado a evadir toda expresión de
negatividad: el dolor físico, emociones como la tristeza o la angustia, los fracasos y los
problemas. Todo ello nosotros ahora preferimos no enfrentarlo, sin ver, como nos asegura
Camus, que hacerlo puede convertirse en el inicio de otra cosa. En una entrevista realizada en
1945, dijo el filósofo, a propósito del absurdo propio de la existencia:

Todo lo que puedo hacer es responder desde mi perspectiva, dando por hecho que lo
digo es relativo. Aceptar el absurdo en todo lo que nos rodea es un paso, una experiencia
necesaria: no tiene por qué convertirse en un callejón sin salida. Lo absurdo despierta
cierta rebeldía que puede ser muy fecunda. Un análisis de la idea de rebeldía puede
ayudarnos a descubrir otros medios capaces de restaurar un cierto sentido de la
existencia, aunque éste mismo siempre se encuentre amenazado.

¿De qué nos habla Camus? En pocas palabras, del malestar que por su condición misma nos
lleva a salir de ese estado. Cuando nos damos cuenta de que la vida es absurda, este mismo
descubrimiento (en combinación, quizá, con el amor por nuestra propia existencia) nos empuja
a rebelarnos en contra de eso absurdo y encontrar una razón por la cual vivir, un sentido en lo
que hacemos, una dirección hacia la cual dirigirnos.

Pero esto es, en la perspectiva de Camus, un movimiento de espíritu doble y relacionado, casi
causal: no podemos construir el sentido de nuestra propia vida si antes no aceptamos que la
vida es absurda.

¿Y adónde nos llevaría la aceptación de ese hecho fundamental de la existencia? En la


experiencia del filósofo, a al menos tres antídotos contra el vacío, según escribió en El mito de
Sísifo:

Del absurdo he obtenido tres consecuencias: mi rebeldía, mi libertad y mi pasión. Con el


solo juego de la conciencia transformo en regla de vida lo que era invitación a la
muerte…

Vivir en rebeldía persistente, vivir en libertad, vivir con pasión: asume alguna de estas posturas
frente a la existencia y es muy posible que nada de lo que hagas, experimentes y vivas te
parezca absurdo, jamás.

Por: Pijama Surf - 08/07/2017


El genial emperador romano nos comparte algunos puntos fundamentales para actuar
sabiamente y alcanzar así cierta forma de felicidad.

Los estoicos fueron bien conocidos por dominar el arte de ser invulnerables, es decir, mantener
un estado de ánimo neutral y alegre a pesar de cualquier peripecia o evento adverso que se les
pudiera presentar sin importar lo grande o pequeño que fuera.

Un ejemplo formidable de esta filosofía es el emperador romano Marco Aurelio cuyo mandato en
la gran Roma transcurrió entre invasiones germanas, ataques de oriente y una gran revuelta en
varias provincias. Gracias a su disciplinado comportamiento, este emperador llevaba cuenta de
sus reflexiones y pensamientos más profundos en su diario al que llamó sencillamente
Meditaciones. El libro es fuente de gran sabiduría y ha sido apreciado durante varias épocas por
gobernantes, hombres de poder y personas de todas clase; en él virtió algunos de los consejos
más sabios para poner en práctica el estoicismo día a día.

Hemos seleccionado 8 de estos consejos que todos deberíamos poner a consideración al


menos:

La gente será grosera

“Cuando despiertes por la mañana, repite esto: La gente con la que lidie hoy será
entrometida, desagradecida, arrogante, deshonesta, celosa y malhumorada. Son así
porque no pueden distinguir el bien del mal. Pero yo he visto la belleza del bien y la
fealdad del mal y he reconocido que el malhechor tiene una naturaleza relacionada a
la mía -no de la misma sangre o nacimiento sino de la mente y posee una parte de la
misma divinidad. Así, ninguno de ellos puede lastimarme. Nadie puede involucrarme
en la fealdad. No me puedo sentir enojado con mi prójimo ni odiarlo. Nacimos para
trabajar juntos como los pies, las manos, los ojos, como las dos filas de los dientes,
arriba y abajo. Obstruirnos mutuamente sería antinatural. Sentir enojo hacia alguien,
darle la espalda: estas son obstrucciones.”

En ningún momento podremos estar rodeados únicamente de aquellos que nos hagan sentir
bien, debemos prepararnos para confrontar la vida como es, no como quisiéramos que fuera y
eso incluye la forma de actuar de otros.

Tenemos poder sobre nuestra forma de estar

“Escoge no ser herido y no te sentirás herido, si no te sientes herido no serás


herido.”

Para los estoicos nada tiene un valor en sí mismo, todo lo que sentimos respecto a las cosas
son la forma en que hemos elegido sentirlas.

Si la opinión que tienes de ti mismo significa más para ti que la opinión que otros puedan tener
de ti, no te sentirás degradado si alguien no la comparte.

La bondad es la mejor arma

“Como un antídoto para la malicia, nos ha sido otorgada la bondad”.

Todas las actitudes tienden a perpetuarse en quien las practica con el grado de intensidad con
que lo hace. Si actuamos con bondad cada vez, los amables nos agradecerán y los que no lo
son serán desarmados pues no esperan esa respuesta de nadie.

Toda acción define quiénes somos

“Herir a otros es herirse a uno mismo. Cometer una injusticia es hacerla en contra de
uno mismo. Te degrada. También puedes cometer injusticias al no hacer nada.”

Las elecciones que hacemos a diario para con otros moldean nuestro ser, cada una tiene
repercusiones tanto en quien las recibe como en quien las comete.

La inmovilidad es otra forma de hacer daño, a veces no decidir es peor que decidir
erróneamente. El amor propio se construye también con el amor que uno profesa por los
demás.

La tolerancia está en no juzgar

“La gente existe una para la otra. Puedes instruirlos o tolerarlos.”

Todos formamos parte de una compleja red que nos ata a los demás, no podemos escapar y el
aislamiento sólo nos hará llevar una vida poco digna de ser vivida. Mirar con compasión a otros
nos permite abandonar o atenuar nuestros juicios sobre ellos.

Todo es pasajero, en especial nuestra propia vida. Todos falleceremos de un momento a otro.

“Es tonto intentar evitar la culpa de otros. Sólo inténtalo y escapa de la tuya.”

Hay que saber compartir y enseñar pero eso no nos hace responsables de los demás. Debemos
responsabilizarnos solamente por nosotros mismos. Intentar cambiar la manera en que otros se
comportan para adecuarla a lo que esperamos de los demás sólo nos conducirá a la infelicidad
pues las acciones de los otros y sus consecuencias son suyas.

El resultado de nuestros esfuerzos es pasajero

No importa cuál sea tu objetivo, no importa cuáles sean tus metas. Las alcances o no, estás
condenado a perder todo lo que construyas y obtengas. Nunca ha sido distinto.

“¿Te preocupa tu reputación? Mira como todos somos olvidados muy pronto. El
abismo del tiempo eterno lo devora todo. El vacío de esas manos que aplauden.”

“Las personas a las que emociona la fama póstuma olvidan que pronto aquellos que
los recuerden también morirán.”
La belleza de vivir está en que nada permanece quieto, todo cambia y de un momento a otro,
desaparece.

La paz que necesitas está en ti

Los estoicos hablaban del alma como una “ciudad interna” a la que podemos llegar siempre que
lo deseemos. Aquí habitan las sensaciones de calma y quietud que todos llevamos por dentro.
También encierra las respuestas que tanto buscamos fuera.

“No hay ningún lugar al que puedas ir que sea más pacífico, más libre de
interrupciones que tu propia alma… retirate a consultar con tu propia alma y luego
regresa a confrontar aquello que tienes por delante”.

Sólo tenemos una oportunidad para vivir

“Después de la muerte no hay un “nosotros” que pueda sufrir daño alguno.

La existencia está llena de luz y de oscuridad. Uno de los miedos que más han esclavizado al
hombre desde siempre es el temor a morir. La muerte no debería ser una sombra atemorizante
que acompaña a nuestros pasos, antes bien puede ser una luz constante que nos recuerde
nuestra propia finitud.

En palabras del poeta español Antonio Machado: “La muerte es algo que no debemos temer
porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”.

Nada está asegurado, la fragilidad de la vida también debería motivarnos a vivirla lo mejor
posible.

“Podrías dejar de vivir ahora mismo. Deja que eso determine lo que haces, dices y
piensas”.

“Acepta a la muerte con agradecimiento, como una simple disolución de los


elementos que componen cada cosa que está viva. Si cambiar continuamente de
uno a otro no daña a los elementos individuales, ¿por qué estar asustado de su
cambio y separación? Es algo natural y nada natural es malo.”

Vous aimerez peut-être aussi