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La nueva era
Piénsenlo: entre 1986 y 2008, el comercio mundial de bienes y servicios creció
a un ritmo más de dos veces superior al de la economía mundial. Sin embargo,
en los últimos años, el crecimiento de este tipo de comercio más tradicional a
duras penas ha superado el crecimiento del PIB mundial.
Al mismo tiempo, se ha registrado un auge de los flujos digitales. Según Cisco,
el ancho de banda transfronterizo utilizado se multiplicó por 90 entre 2005 y
2016, y se espera que de aquí a 2023 la cifra vuelva a multiplicarse por 13.
No me refiero únicamente al video en directo, o streaming, trata solamente de
transmisión de videos, llamadas por Skype y las publicaciones en las redes
sociales, sino también al impulso que los datos dan a otros flujos, sobre todo al
facilitar la comercialización de servicios que van desde la ingeniería hasta las
comunicaciones y el transporte.
De modo que, en muchos sentidos, el futuro del comercio es el futuro de los
datos.
Esta es una enorme oportunidad para que las autoridades tiendan nuevos
puentes económicos entre los países, y para crear un mejor sistema de comercio
mundial.
2. Incremento de la productividad
Podemos alcanzar ese objetivo incrementado la productividad del comercio.
¿Cómo? Alentando un nuevo cambio en la composición de los flujos
comerciales: la transición desde un comercio “físico” a otro basado más en los
datos.
Por ejemplo, un mayor nivel de automatización está haciendo más fácil para las
empresas repatriar, o “internalizar”, algunas de sus operaciones, lo cual en la
práctica revierte parte del proceso de “externalización” de los últimos dos
decenios.
Esto podría contribuir a rejuvenecer las industrias manufactureras en muchas
economías avanzadas, abriendo la perspectiva de que haya más fábricas
nacionales con empleos mejor remunerados.
La impresión 3D también podría inducir a las empresas a trasladar la producción
más cerca de sus clientes. Una importante marca de calzado, por ejemplo, está
llevando la fabricación individualizada de zapatos al mercado masivo
imprimiendo suelas a medida en tiendas situadas en las principales zonas
comerciales.
De continuar así, estas tendencias podrían acortar las cadenas de suministro,
aumentar su productividad y reducir las emisiones de carbono.
Al mismo tiempo, la digitalización intensificará la competencia en el comercio
mundial, obligando a las empresas a invertir más en nuevas tecnologías y
prácticas empresariales más eficientes.
Nuevos análisis del FMI muestran que un aumento de la competencia acelera la
difusión de tecnología de un país a otro, e incluso el ritmo de innovación.
Esto a su vez ayuda a bajar los precios para empresas y consumidores. Se estima
que el intercambio comercial beneficia al 10% más pobre de los consumidores
al generar casi dos tercios de su poder adquisitivo.
3. Mayor inclusión
Logros como este demuestran las enormes ventajas de tender puentes
económicos entre los países. Pero, aun así, demasiadas personas siguen
viviendo a la sombra de esos puentes.
La revolución digital en el comercio planteará sus propios desafíos, ejerciendo
más presión sobre los trabajadores menos preparados para competir.
Es por ello que necesitamos una mayor inclusión. Consideremos los beneficios
de invertir más en capacitación y en redes de protección social, de modo que
los trabajadores puedan mejorar sus aptitudes y pasar a ocupar empleos mejor
remunerados.
Por ejemplo, las experiencias de Canadá y Suecia muestran que la formación en
el lugar de trabajo es más eficaz que el aprendizaje en el aula.
En estos y muchos otros aspectos el FMI está ayudando a los países a prepararse
para la nueva era del comercio.
A escala mundial, analizamos los tipos de cambio y vigilamos los desequilibrios
económicos mundiales.
A nivel de los países, trabajamos con todos nuestros 189 países miembros con
respecto a políticas que ayuden a eliminar las barreras al comercio y la
inversión, fomentando economías más abiertas en las que el sector privado
pueda crecer y crear empleo.
En síntesis, creemos que para que sea mejor, el comercio debe basarse más en
los servicios, ser más productivo y ser más inclusivo, de tal manera que todos
puedan beneficiarse.
Para lograr estos objetivos, el comercio también debe apoyarse en una mayor
cooperación internacional.