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Crear un mejor sistema de comercio mundial

Por Christine Lagarde

Las noticias recientes acerca del comercio mundial tienden a concentrarse en


las medidas proteccionistas y las tensiones diplomáticas, desafíos han suscitado
preocupación acerca del crecimiento y el empleo en todo el mundo.
Pero lo que suele quedar al margen del debate actual es el hecho de que estamos
entrando en una nueva era del comercio: un mundo en el que los flujos de datos
están cobrando más importancia que el comercio físico.

La nueva era
Piénsenlo: entre 1986 y 2008, el comercio mundial de bienes y servicios creció
a un ritmo más de dos veces superior al de la economía mundial. Sin embargo,
en los últimos años, el crecimiento de este tipo de comercio más tradicional a
duras penas ha superado el crecimiento del PIB mundial.
Al mismo tiempo, se ha registrado un auge de los flujos digitales. Según Cisco,
el ancho de banda transfronterizo utilizado se multiplicó por 90 entre 2005 y
2016, y se espera que de aquí a 2023 la cifra vuelva a multiplicarse por 13.
No me refiero únicamente al video en directo, o streaming, trata solamente de
transmisión de videos, llamadas por Skype y las publicaciones en las redes
sociales, sino también al impulso que los datos dan a otros flujos, sobre todo al
facilitar la comercialización de servicios que van desde la ingeniería hasta las
comunicaciones y el transporte.
De modo que, en muchos sentidos, el futuro del comercio es el futuro de los
datos.
Esta es una enorme oportunidad para que las autoridades tiendan nuevos
puentes económicos entre los países, y para crear un mejor sistema de comercio
mundial.

Permítanme destacar cuatro componentes esenciales de un mejor comercio:


1. Más comercio de servicios
Afortunadamente, el comercio de servicios viene creciendo a un ritmo
relativamente rápido, y en la actualidad representa una quinta parte de las
exportaciones mundiales. Y según ciertas estimaciones, la mitad del comercio
mundial de servicios ya se basa en tecnologías digitales.
Pero este es un ámbito en el que las barreras comerciales aún son
extremadamente altas, ya que equivalen a aranceles de entre 30% y 50%.
Pienso que, si se reducen dichas barreras y se incrementa la digitalización del
comercio, los servicios podrían pasar a ser motor principal del comercio
mundial. ¿Quiénes serían los principales beneficiados?
 Las economías avanzadas, porque son competitivas a escala mundial en
muchos sectores de servicios, especialmente financieros, jurídicos y de
consultoría.
 Economías en desarrollo como Colombia, Filipinas y Ghana, que están
fomentando el crecimiento en servicios comercializables, como
comunicaciones y servicios a las empresas.
 Millones de pequeñas empresas y particulares que pueden utilizar
herramientas digitales para aprovechar sus conocimientos y experiencia
en un mercado mundial.
Pero eso es solo el comienzo. Creo que podemos construir La riqueza de las
naciones en el siglo XXI a partir del comercio de servicios.

2. Incremento de la productividad
Podemos alcanzar ese objetivo incrementado la productividad del comercio.
¿Cómo? Alentando un nuevo cambio en la composición de los flujos
comerciales: la transición desde un comercio “físico” a otro basado más en los
datos.
Por ejemplo, un mayor nivel de automatización está haciendo más fácil para las
empresas repatriar, o “internalizar”, algunas de sus operaciones, lo cual en la
práctica revierte parte del proceso de “externalización” de los últimos dos
decenios.
Esto podría contribuir a rejuvenecer las industrias manufactureras en muchas
economías avanzadas, abriendo la perspectiva de que haya más fábricas
nacionales con empleos mejor remunerados.
La impresión 3D también podría inducir a las empresas a trasladar la producción
más cerca de sus clientes. Una importante marca de calzado, por ejemplo, está
llevando la fabricación individualizada de zapatos al mercado masivo
imprimiendo suelas a medida en tiendas situadas en las principales zonas
comerciales.
De continuar así, estas tendencias podrían acortar las cadenas de suministro,
aumentar su productividad y reducir las emisiones de carbono.
Al mismo tiempo, la digitalización intensificará la competencia en el comercio
mundial, obligando a las empresas a invertir más en nuevas tecnologías y
prácticas empresariales más eficientes.
Nuevos análisis del FMI muestran que un aumento de la competencia acelera la
difusión de tecnología de un país a otro, e incluso el ritmo de innovación.
Esto a su vez ayuda a bajar los precios para empresas y consumidores. Se estima
que el intercambio comercial beneficia al 10% más pobre de los consumidores
al generar casi dos tercios de su poder adquisitivo.

3. Mayor inclusión
Logros como este demuestran las enormes ventajas de tender puentes
económicos entre los países. Pero, aun así, demasiadas personas siguen
viviendo a la sombra de esos puentes.
La revolución digital en el comercio planteará sus propios desafíos, ejerciendo
más presión sobre los trabajadores menos preparados para competir.
Es por ello que necesitamos una mayor inclusión. Consideremos los beneficios
de invertir más en capacitación y en redes de protección social, de modo que
los trabajadores puedan mejorar sus aptitudes y pasar a ocupar empleos mejor
remunerados.
Por ejemplo, las experiencias de Canadá y Suecia muestran que la formación en
el lugar de trabajo es más eficaz que el aprendizaje en el aula.
En estos y muchos otros aspectos el FMI está ayudando a los países a prepararse
para la nueva era del comercio.
A escala mundial, analizamos los tipos de cambio y vigilamos los desequilibrios
económicos mundiales.
A nivel de los países, trabajamos con todos nuestros 189 países miembros con
respecto a políticas que ayuden a eliminar las barreras al comercio y la
inversión, fomentando economías más abiertas en las que el sector privado
pueda crecer y crear empleo.
En síntesis, creemos que para que sea mejor, el comercio debe basarse más en
los servicios, ser más productivo y ser más inclusivo, de tal manera que todos
puedan beneficiarse.
Para lograr estos objetivos, el comercio también debe apoyarse en una mayor
cooperación internacional.

4. Más cooperación internacional


En los últimos 70 años, los países han trabajado conjuntamente para crear un
sistema de comercio multilateral que ha sacado de la pobreza a cientos de
millones de personas, elevando al mismo tiempo los ingresos y el nivel de vida
en todos los países.
Pero este sistema requiere de mejoras para adaptarse a la nueva era del
comercio.
Por ejemplo, muchos gobiernos afrontan graves problemas que no están
perfectamente contemplados en las reglas de la Organización Mundial de
Comercio (OMC), como diversos subsidios estatales, restricciones sobre los
flujos de datos y la protección de la propiedad intelectual.
Para abordar estas cuestiones, podríamos recurrir a los acuerdos comerciales
“plurilaterales”, es decir, acuerdos entre países con filosofía similar que se
comprometen a trabajar dentro del marco de la OMC. También hay margen para
negociar nuevos acuerdos dentro del marco de la OMC sobre comercio
electrónico y servicios digitales.
En este sentido, la nueva versión del Acuerdo de Asociación Transpacífico, o
TPP-11, es alentador. Por primera vez en un acuerdo comercial más amplio, los
países del TPP-11 garantizarán el libre flujo de datos entre sus fronteras para
los proveedores de servicios e inversionistas.
Ahora es el momento de impulsar nuevas reformas comerciales en un entorno
multilateral en el que se respeten las normas, en el que los países trabajen
mancomunadamente y en el que todos estén comprometidos con la equidad y la
justicia.
Creo que construyendo nuevos puentes económicos y forjando una nueva era
del comercio podemos fomentar comunidades más prósperas y más pacíficas en
el mundo entero.

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