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La Región Puno, se destaca por los diversos pisos ecológicos y zonas de vida que contiene,
cuenta con 7 regiones naturales de las ocho que caracterizan al Perú y tiene una impresionante
diversidad de hábitats para miles de aves y plantas.
De acuerdo a los estudios realizados por INRENA, la Reserva Nacional del Titicaca y la zona
de amortiguamiento se ha identificado 116 especies de fauna vertebrada, de los cuales 15 son
mamíferos, 87 aves, 4 reptiles, 4 géneros de anfibios, además un complejo de peces óseos
correspondiente al género de Orestias y 2 especies de género Trichomycterus. La flora
representativa del lago incluye las diversas especies acuáticas, entre las que sobre salen en
grandes extensiones de totorales, hinojo, llacho, que constituyen recursos importantes para
la actividad humana.
El gato andino (Leopardus jacobita) es uno de estos pequeños felinos. Considerada especie
sagrada en las culturas andinas, solamente se encuentra en las regiones altas de Argentina,
Bolivia, Perú y Chile. Hoy está catalogado en peligro de extinción por la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y es felino más amenazado del continente
americano.
“Es tan poco lo que se conoce de este felino que cada año se hacen nuevos hallazgos”, explica
el Ingeniero en Recursos Naturales Renovables y estudiante del Magíster de la Facultad de
Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Perú, N.
Lagos, quien encabeza un estudio inédito tendiente a conservar esta especie. El científico no
oculta su fascinación por investigar a este felino: es uno de los más elusivos del mundo y
habita a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar. Allí se ha adaptado para soportar la
intensa radiación solar del día y el frío extremo de la noche.
Solo se contabilizaron 350 individuos de suri o ñandú andino en el último censo realizado
por Serfor en 2016. La especie está expuesta a riesgos como la caza furtiva, la degradación
de su hábitat y la recolección de sus huevos con fines alimenticios y comerciales.
Son aves rápidas, aunque su desplazamiento no es aéreo, sino por tierra. El suri es una especie
que habita en el Altiplano peruano y actualmente se encuentra en peligro de extinción, debido
a múltiples factores que están acabando con la escasa población que aún vive en las alturas
de las regiones Puno, Tacna y Moquegua.
Si bien el suri (Rhea pennata) no solo habita en Perú, sino que es un animal endémico de
Sudamérica que vive en otros tres países del continente —Bolivia, Chile y Argentina—, la
población presente en el Altiplano peruano está en peligro de extinción según la Convención
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres
(CITES).
De acuerdo al último censo realizado en el año 2016 por el Servicio Nacional Forestal y de
Fauna Silvestre (Serfor), solo quedan 350 individuos de suri en todo el Perú, casi 100
individuos menos que en el último conteo efectuado en el año 2008. La mayor cantidad se
encuentra en Tacna con 166 individuos, le sigue Puno con 112 y en tercer lugar está
Moquegua con 72 animales, todos en estado silvestre, pues existe población en cautiverio
que no ha sido considerada en el censo.
De acuerdo con el Plan nacional para la conservación del suri 2015-2020, la caza furtiva es
una de las principales amenazas para la supervivencia de la especie. Esta actividad ilegal se
realiza con la intención de comercializar sus plumas para trajes típicos, principalmente para
la danza de los Ayarachis, en la provincia de Lampa, en Puno; y los Suri Sikuris, del
departamento de La Paz, Bolivia.
El suri también está amenazado por actividades antrópicas como la explotación minera y
proyectos hidroenergéticos que perturban su hábitat natural debido a la presencia de
vehículos, maquinaria pesada y trabajadores que transitan cerca de los lugares por donde se
desplaza la especie, agrega Jessica Gálvez-Durand, directora de Gestión Sostenible del
Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor.
En efecto, de acuerdo a Irma Franke Jahncke, investigadora del departamento de ornitología
del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, las
actividades extractivas, como la minería, que utiliza transporte pesado, perturba la
tranquilidad del paraje alto andino causando un fuerte impacto en el hábitat de la especie,
que requiere de extensos territorios para desplazarse y sobrevivir. Lo mismo sucede con los
problemas ocasionadas por el desplazamiento de vehículos y personas en las zonas donde
habitualmente vive esta especie. “El suri necesita espacios grandes, son animales enormes
que corren grandes distancias y se alimentan de frutos que se encuentran en bofedales. Si su
hábitat es afectado, como está ocurriendo, es más difícil su conservación”, señala.
Además, la especie, conocida también como ñandú andino, compite por alimentos con otros
animales domésticos y con el ganado de los campesinos que los desplaza hacia zonas más
altas. Por otro lado, se consume su carne, y algunas partes de su cuerpo, como la grasa, tienen
un uso medicinal. En otros casos, los atrapan para mantenerlos en cautiverio en colecciones
privadas o como mascota en las comunidades campesinas.
Otro peligro permanente es la recolección de sus huevos, que son sacados de los nidos para
consumo personal o para utilizarlos en artesanía, situación que afecta seriamente la
supervivencia de la especie. Lo más grave, es que esta amenaza se acentúa, de acuerdo con
Jahncke, por las características de la reproducción misma del suri, ya que son los machos los
que cuidan los huevos de varias hembras, por tanto, cuando se ubica un nido, se encuentran
y se destruyen una gran cantidad de huevos.
Adicionalmente, se cuenta con centros de rescate para la especie. El centro de rescate del
Proyecto Especial Binacional Lago Titicaca (PEBLT), ubicado en Puno, cuenta con 90
individuos y su objetivo es lograr la reintroducción de la especie. Un informe de diciembre
de 2017 del PEBLT da cuenta de los avances del plan de conservación, entre los que se
mencionan investigaciones científicas y técnicas de la especie relacionadas con la nutrición,
reproducción y otros aspectos del ñandú andino.
Otro centro de rescate es Sumac Kantati, también ubicado en Puno y manejado por el Instituto
Mallku para el Desarrollo Sostenible, que cuenta con 40 individuos criados con fines de
reproducción.
El cóndor andino, o “kuntur” en quechua, es el ave voladora más grande del Perú y una de
las más grandes del mundo y estas son las razones principales por la que esta especie se
encuentra en peligro.
Intoxicación y envenenamiento
Estos animales, en varias ocasiones, ingieren cebos tóxicos colocados por los pobladores para
frenar a los depredadores de sus ganados. De igual manera, muchos ganaderos colocan estos
cebos a propósito debido a una percepción errónea sobre el cóndor.
Reducción de su hábitat
Cada año, un considerable porcentaje del hábitat del cóndor andino es ocupado por el
desarrollo de actividades de origen antrópico (intervenciones realizadas por el ser humano
en la tierra).
LA CHINCHILLA – Chinchilla brevicaudata
El Perú es uno de los países que tiene una gran variedad de flora y fauna, pero
lamentablemente muchas especies se encuentran en la lista roja por inescrupulosos que las
buscan para ofrecérselas al mejor postor.
Una de ellas es la chinchilla, un travieso roedor andino que ha sido casi depredado de su
hábitat natural por cazadores furtivos, quienes las buscan por su delicada piel y venderla a la
industria peletera, donde un abrigo de ellas puede llegar a costar 50 mil dólares.
Durante la primera década de este siglo, esta especie se redujo en un 40 %. Entonces la rana
gigante era utilizada en platos exóticos o jugos “medicinales”, un consumo que traspasó las
fronteras de Bolivia y Perú, países que comparten el lago más alto del mundo. Pero las normas
peruanas y bolivianas que prohíben la extracción de este anfibio gigante de su hábitat no
lograron detener su comercio.
Este año los esfuerzos por su conservación llegaron más allá, cuando la Convención sobre el
Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) la
incluyó en su categoría más alta, lo que significa que la rana gigante del Titicaca no puede
ser comercializada y que los países miembros de este tratado están obligados a protegerla.
Los expertos que la han estudiado coinciden en que hoy la mayor amenaza para esta especie
es la contaminación de su hábitat, las aguas del lago Titicaca, del cual nunca emerge porque
respira por la piel. Miles de ranas gigantes han muerto en los últimos dos años y las
autoridades de Bolivia y Perú aún no logran resolver el grave problema que empeoró la
situación de la Jamphatu huankele (rana gigante en aymara), pues desde 2008 está en peligro
crítico de extinción en Bolivia y en Perú desde 2014.
Este oso está constantemente amenazado debido a cambios en el uso del territorio, lo que ha
fragmentado su hábitat original, como también por la caza realizada por humanos que entran
en conflicto con él, o utilizan partes de su cuerpo para medicina tradicional y rituales.
Adicionalmente, su naturaleza escurridiza impide estudiarlo en profundidad, por lo que su
protección y manejo implican grandes retos. Además de todo esto, las instituciones
responsables de la conservación del oso andino a lo largo de su distribución se encuentran
pobremente financiadas y respaldadas.
ESPECIES EN PELIGRO DE EXTINCION EN LA REGION DE PUNO
Algunas de las plantas en peligro de extinción del Perú son la puya titanca, caoba, uña de
gato, flor de amancaes, quina, queñoa o la hercampuri.
Perú cuenta con más de 25 mil especies, lo que representa aproximadamente el 10% de la
flora del planeta. Además, posee más de 7000 especies endémicas, plantas originarias del
Perú, y que sólo se desarrollan en esa región.
Es una planta endémica del cono sur, más específicamente, de Bolivia y Perú. Es familia de
las piñas y se caracteriza por las “puyas” que sobresalen en sus racimos.
QUINA (Cinchona oficinales)
Es el árbol nacional del Perú. Conocido también como cascarilla, kina o quinina roja, este
árbol es ampliamente conocido por sus bondades medicinales. Las infusiones de la Quina se
recomiendan como antipirético, digestivo, antiséptico y cicatrizante.
Se caracteriza por desarrollarse a grandes alturas, superando los 3200 metros de elevación
sobre el nivel del mar. Su hábitat se ha visto fuertemente amenazada por la quema y la tala,
además de la producción de carbón en sus alrededores.
Referencias