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Taller de escritura científica CLASE 5

Silvia Ramírez Gelbes

Módulo 5

LA ESCRITURA DEL TEXTO CIENTÍFICO

Se sabe que la lengua de la ciencia tiene la intención de resultar unívoca y en este


sentido se ubicaría en el polo opuesto al que le corresponde a la lengua de la
literatura, cuya plurivocidad le da especificidad.
En este sentido es que suele hablarse de tecnolecto. La lengua o lecto propio de cada
disciplina, tiene un vocabulario específico, generalmente bien definido según sea la
doxa de la que se trate, y esto se relaciona con lo que los sociolingüistas llaman
campo. Esto no solo está provisto por el vocabulario, el diccionario técnico, sino
también por el tipo de estructuras, como las oraciones pasivas o las desagentivaciones
en general. Además, los textos técnicos son más coherentes en un sentido endofórico:
hay alta interrelación de referencias que suenan más normales por escrito, y ese es
también el motivo por el cual una conferencia parece más escrita que oral. Por
supuesto, las lenguas técnicas pueden ser usadas de un modo erróneo por la gente
que está fuera del ámbito técnico: en ese caso suele hablarse de jerga.
A esto se suma el hecho de que puede hablarse de distintos tipos de comunicaciones:
a. entre pares o intraprofesional: el caso habitual de las revistas especializadas
b. entre profesionales de distintas disciplinas o interprofesional: el caso habitual
en simposios interdisciplinarios
c. entre profesionales y legos: el caso habitual de los manuales escolares o del
periodismo científico, también llamado periodismo de divulgación
Como queda claro, el tipo de lengua y el tipo de discurso variará para cada uno de los
casos descriptos. Será diferente el proceso de producción pero sobre todo el de
recepción, será distinto el contexto, serán distintas las expectativas.
Al respecto, pueden considerarse algunos
aspectos relativos a la interrelación entre
enunciador (el que enuncia) y enunciatario
(el que recibe el enunciado). En términos
sociolingüísticos, ese aspecto es definido
como tenor (Halliday, 1982) o como tono
(Gregory y Carroll, 1979).
De manera que construir un texto científico
también significa ser competente en el
tratamiento del enunciatario y, sobre todo,
como veremos más abajo, en la inscripción
del sujeto de la enunciación o enunciador en su discurso.
Finalmente y como previmos en el módulo 2, el discurso académico es esencialmente
escrito, aun cuando esté escrito para ser dicho o leído (ponencia, conferencia). Esto,
que los sociolingüistas llaman modo, se refiere al medio en que se da el discurso, lo
que también establece restricciones de producción.
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5.1. La retórica científica


a. El ethos discursivo
Como se sabe, el discurso académico tiene como objetivo la instauración de un avance
científico en la comunidad. Para lograrlo, no solo debe ser eficazmente explicativo sino
que, sobre todo, debe construir una estructura argumentativa apropiadamente
razonada y elaborada, que consiga la adhesión de esa comunidad a la que se dirige.
Una de las claves de la construcción del discurso académico en tanto discurso
persuasivo es la constitución del ethos. En la Retórica, Aristóteles plantea que, para
persuadir, no alcanza con que el argumento sea convincente y fidedigno: es
fundamental la actitud de quien produce el discurso y “que dé la impresión a los
receptores de que se encuentra en determinada disposición respecto a ellos” (1998:
139).
Para el filósofo griego, las causas de que los oradores sean
creíbles son tres: el logos o razonamiento, el ethos o disposición
y el pathos o pasión. Pero es el ethos, probablemente, la causa
más destacada en términos de credibilidad. Según Aristóteles,
para resultar confiable, el productor del discurso deberá mostrar
un carácter propio de la epieíkeia o moderación. Es más: para
que su discurso sea creíble, el tema y el estilo han de ser
decorosos (en el sentido latino del término, es decir, armónicos
en relación con el enunciador) de modo que resulten apropiados
al ethos. En suma, la persuasión se centrará en dos ejes: el de
la moderación y el del decoro.
Lo que el autor del discurso quiere ser lo deja entender y ver: no dice que es simple y
honesto sino que lo muestra por medio de su manera de expresarse. El ethos queda
así ligado al ejercicio de la palabra, al papel que le corresponde a su discurso y no al
individuo real e independiente de su actividad discursiva (Amossy, 1999). En definitiva,
el ethos se pone de manifiesto en el discurso por medio de las elecciones –tanto
deliberadas como emocionales– que hace el enunciador, es decir, por medio de su
forma de expresarse.
Por lo tanto, cuando el autor del discurso académico polemiza con un trabajo previo,
es necesario que se muestre como no impositivo, que brinde de sí una imagen
discursiva mesurada para resultar convincente. En este sentido, a pesar de la doble
exigencia requerida por este tipo de discursividad (pensamiento crítico y originalidad),
en una gradación de recursos que colaboran en la construcción de la fuerza polémica y
del debate opositivo, el extremo más alto –la polémica ostensible e impositiva– no
tiene correlato efectivo en el discurso académico porque ello implicaría, entre otras
cosas, quebrar el requisito de moderación que impone la tradición discursiva.
Como fue demostrado por García Negroni y Ramírez Gelbes (2004, 2005a y 2005b), la
polémica en el discurso académico se da o bien de manera no impositiva y ostensible –
cuando es fuerte– o bien de manera atenuada. Pero, en cualquier caso y para que sea
evidente, deberá presentarse al antagonista y/o a su discurso, de manera más o
menos particularizada.
Ese señalamiento, sin embargo, no es suficiente: es necesario que aparezcan en el
discurso ciertos indicadores. Los indicadores de polémica, entonces, serán los
conectores contraargumentativos sin embargo, pero inicial y no obstante, marcadores
como contrariamente a o a diferencia de, lexicalizadores de polémica como el verbo
cuestionar, el sustantivo problema o el calificativo erróneo referidos al discurso del
antagonista y la negación referida al discurso del antagonista en general.
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b. Agentivación y desagentivación
Como se sabe, la inscripción de las personas en el discurso académico se manifiesta de
distintas maneras y no es necesario que el locutor deje marcas de su subjetividad en el
enunciado. En efecto, la tradición en las producciones española y francesa, por
ejemplo, indica que el discurso académico debe tender a borrar las huellas del sujeto
enunciador (Goethals y Delbecque, 2001). Sin embargo, es preciso dejar en claro que
esta tradición determina un recurso que es en todo caso facultativo y nunca
obligatorio, dado que el uso de las estrategias de desagentivación o la ocurrencia de
marcas personales en el discurso conciernen más a la manera en la que el escritor o
autor del texto científico se posiciona en relación con el saber disciplinar que a las
características propias del género académico. Concretamente, mientras las estrategias
de impersonalidad o desagentivación (como el uso de las construcciones pasivas o
impersonales y la presentación de los objetos y las acciones sin agente) colaboran en
la construcción de un discurso atenuado, las marcas personales –esto es, la presencia
de las primeras personas– contribuyen a la construcción de discursos asertivos.
Tradicionalmente, entonces, se ha entendido que el objetivo central de la
desagentivación en el discurso científico-académico es
la búsqueda de la objetividad. Sin embargo, creemos
que el autor de un texto académico hace uso de
estrategias de desagentivación, además, para apelar
a un receptor colega al que pretende persuadir con
cautela y modestia y en procura de un recurso que le
permita mantenerse a distancia en el caso de recibir
críticas.
Las estrategias de desagentivación pueden ser
clasificadas en dos grandes grupos: las que se relacionan con el empleo de formas
verbales y las que se relacionan con el empleo de formas nominales. Ordenadas en
una escala que va desde más agentivada hasta más desagentivada, las primeras cinco
son verbales y podríamos decir que las dos últimas son nominales:
a. primera persona singular o plural (coincidente con el número del autor)
manifestada por medio del pronombre o de manera exclusiva por la desinencia
verbal:
…tal como nosotras mismas proponemos en un trabajo anterior…
…que yo conozca…
b. primera persona singular o plural (coincidente con el número del autor) en
función sintáctica distinta del sujeto o manifestada por clíticos o posesivos
…nos parece importante destacar…
…mi hipótesis consiste…
c. primera persona plural (no coincidente con el número del autor) de modestia
…demostraremos aquí que…
d. pasivas e impersonales con se
…se observarán los resultados…
…aquí se habla de una teoría…
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e. pasivas perifrásticas1
…los resultados son analizados…
…el experimento es llevado a cabo…
f. tercera persona por atribución al texto de las intenciones del autor
…el propósito de este texto es…
…los resultados demuestran que…
g. nominalización2
…la comprensión de este fenómeno…
…la legitimación de esta teoría…
Varias de estas estrategias suelen caracterizarse por condensar la información de
manera absoluta. Si bien la densidad informativa, i.e. la carga de información que
contiene cada segmento es sumamente alta en el discurso académico en general, las
pasivas e impersonales y las nominalizaciones concentran más información implícita,
desde el momento en que suelen silenciar los agentes y los tiempos, que suelen ser
leídos como universales. Así:
…la comprensión de este fenómeno…
se entiende que es la eterna comprensión –aunque puede referirse a la comprensión
en ese momento específico– y se espera que el cotexto brinde las pistas para
interpretar quién es el agente que comprende –los autores, los lectores, la tradición
científica, etcétera3.

c. La modalización
La modalidad se relaciona con el grado de asertividad que manifiesta el hablante en
relación con el enunciado. Y su presencia provoca efectos determinados en el lector.
En general, se espera que la modalidad resulte consistente con el desarrollo del texto.
En efecto, una modalidad variable en relación con el mismo tópico tenderá a generar
perplejidad en el lector. Así, en:

Existía tal vez una oposición generalizada contra reglas económicas y sociales
que favorecían a grupos privilegiados. Esta oposición es, sin dudas, una de las
causas de la Revolución.

el pasaje de la duda sobre la existencia de la oposición señalada por tal vez a la


afirmación de la existencia de esa oposición que es efectivamente una de las causas de
la Revolución francesa resulta, para el lector, confusa. El análisis que haremos tomará
como base parte de la propuesta de García Negroni y Tordesillas (2001).
Desde un punto de vista lógico, las modalidades fundamentales son las que se
relacionan con la verdad del contenido de las proposiciones. En este sentido, se puede
afirmar la proposición como un hecho o se la puede plantear como una posibilidad y,
cuando se da lo contrario, se la puede presentar como no necesaria o, incluso, como
imposible.

1
Son las oraciones pasivas que se construyen con el verbo ser y el participio del verbo en pasiva concordado
con el sujeto.
2
Son los sustantivos abstractos que provienen de los verbos.
3
Al respecto, puede verse Ramírez Gelbes (2004).
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Ahora bien, cuando esta perspectiva lógica se relaciona con el saber, las modalidades
que se desarrollan son lo seguro y lo probable, y sus contrarios, lo dudoso y lo
excluido. Por ello, se puede decir que la modalidad aparece representada en el discurso
académico por medio de la asertividad y de la atenuación. En efecto, las dos maneras
en que se puede modalizar el discurso tienen que ver con la certeza, por un lado, y con
la duda (o la falta de certeza), por el otro.

Pero también es necesario señalar que, desde un punto de vista deóntico o relativo a
las normas, el discurso permite expresar la necesidad y la obligación, con lo que los
enunciados también pueden manifestar la obligación y el derecho (generalmente,
representados por los verbos deber y poder).
Todo ello se clarifica por medio de la ejemplificación. En efecto y a partir de aquí,
pueden verse distintas posibilidades enunciativas relativas a la certeza, la duda y la
obligación. La expresión de estas modalidades determinará interpretaciones diferentes
para los enunciados. De modo que (y siguiendo con la Revolución francesa), dado el
caso de:

Un grupo de liberales parisinos denominado “Comité de los Treinta”


comenzó a reclamar que se duplicara el grupo de asambleístas con derecho a
voto en el Parlamento. Evidentemente, el rey y una parte de la nobleza no
aceptaron la situación.

La presencia de evidentemente promueve una lectura de necesidad a la situación.


Distinto es el caso de:

Un grupo de liberales parisinos denominado “Comité de los Treinta”


comenzó a reclamar que se duplicara el grupo de asambleístas con derecho a
voto en el Parlamento. Es posible que el rey y una parte de la nobleza no
aceptaran la situación.

en que la frase es posible que anula la certeza absoluta y promueve una lectura para
interpretar el contenido como no constatado. Finalmente, en:

Un grupo de liberales parisinos denominado “Comité de los Treinta”


comenzó a reclamar que se duplicara el grupo de asambleístas con derecho a
voto en el Parlamento. El rey y una parte de la nobleza debieron aceptar la
situación.
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se plantea la obligación relativa al rey y los nobles.


Para concluir, la certeza se manifiesta por medio de las formas del indicativo en
general, pero aparece reforzada con la presencia de los adverbios evidentemente,
seguramente, obviamente, las frases sin dudas, con seguridad, por supuesto o desde
luego, los verbos saber y ser o estar seguro y también afirmar o demostrar. Todos
estos refuerzos suelen ser llamados intensificadores. Los siguientes enunciados son
asertivos y aparecen intensificados:

Como se sabe, los miembros del Tercer Estamento se autoproclamaron


Asamblea Nacional.

Sin dudas, la élite burguesa tenía una serie de reivindicaciones que chocaban
frontalmente con los de la nobleza.

El Tercer Estamento se comprometió, obviamente, a escribir una constitución.

La crisis en las finanzas reales demuestra que el estado monárquico ya no


estaba a la altura de la situación.

Y decimos que son intensificadores porque no dejan resquicio para la duda: todos
saben esto, esto no deja dudas, esto es obvio (o claro o evidente), aquí se demuestra
fehacientemente.
Por el contrario, la duda o la falta de certeza total suelen evidenciarse por medio de lo
que muchos autores llaman atenuadores, palabras o frases que morigeran la fuerza
asertiva del enunciado. En efecto, los atenuadores son verbos –como intentar, sugerir
o tratar de, junto a poder o deber de–, indefinidos –como algo, ciertos o un poco–,
adverbios o frases adverbiales –como globalmente, en buena medida, en términos
generales, probablemente o frases como desde mi punto de vista–, conectores –como
sea como fuere–, expresiones –como es posible que o es probable que– pero también
tiempos verbales –como el condicional, muchas veces acompañado del verbo parecer
(tal la frase parece que el rey no habría aceptado la situación). Debe reconocerse, por
otra parte, que la condición argumentativa del discurso académico lo fuerza, en
muchos casos, a aparecer atenuado para no resultar impositivo. Así, los ejemplos:

Probablemente, la actividad revolucionaria comenzó a gestarse antes del


reinado de Luis XVI.

Puede hablarse de una crisis del Antiguo Régimen en toda Europa Occidental.

Habría existido una oposición generalizada contra los privilegios.

La bibliografía sugiere que la burguesía ya había adquirido conciencia de su


papel social y político.

Es posible que la situación obligara al rey a tomar rápidas medidas.

Desde nuestro punto de vista, la revolución no podía evitarse.

presentan una afirmación que está mitigada por la presencia de los atenuadores.
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Aunque, desde luego, los escritores tienen todo el derecho de usar las
estrategias que les parezcan más apropiadas y los recursos de los que
dispongan, debe reconocerse que los textos muy aseverativos tienden a sonar
un poco impositivos. Frente a ellos, los textos demasiado atenuados generan
la impresión de que todo lo que se dice puede no ser cierto. Como con todo,
conviene no abusar ni de intensificadores ni de atenuadores sino usarlos
razonablemente.

e. El metatexto o metadiscurso

El metadiscurso, generalmente entendido como "el discurso acerca del discurso o


comunicación acerca de la comunicación" (Vande, 1985: 83)
permite al escritor, según Connor (1996: 94), "mostrar al lector
cómo las partes del texto se relacionan entre sí y expresar su
propia evaluación del contenido y su actitud".
Para nosotros, el metadiscurso se refiere a los segmentos en los
cuales el locutor orienta al lector acerca del camino que va llevando
en su lectura, acerca de la función que se está cumpliendo en es
texto y acerca de dónde buscar aquello a lo que se hace referencia.
De este modo, hay metadiscurso cuando se dice:

El objetivo de este trabajo es…

Pero también cuando se indica:

En primer lugar, analizaremos… En segundo lugar, nos ocuparemos de…

O cuando se reenvía a otros segmentos del propio texto:

He demostrado más arriba (v. §4.8. Un caso en análisis)

En definitiva, el metadiscurso es el segmento del texto en el cual el locutor habla


directamente al lector sobre el propio texto que se está leyendo.

2. La orientación en el discurso

Los marcadores son un tipo de ítem léxico que no contiene información conceptual sino
información acerca de la manera en que deben tomarse los conceptos del segmento o,
como propone Portolés, que guían las inferencias necesarias para hacer las
interpretaciones adecuadas de los enunciados.
En efecto, la interpretación de los textos no es una tarea exclusiva de decodificación
sino también un proceso paralelo de inferencia (Sperber y Wilson 1994). Desde este
punto de vista, puede decirse que toda comunicación humana consta de una parte
verbal y otra inferencial, es decir, de un recorrido paralelo al verbal que está
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constituido por procesos mentales que conducen a realizar razonamientos e


interpretaciones.

Para poner un ejemplo sencillo, dada una invitación como “¿Salimos a


caminar?” y una respuesta como “Está lloviendo”, queda claro para cualquier
hablante del español que este enunciado es simplemente un rechazo; sin
embargo, no hay ninguna palabra negativa en la respuesta: es solo la
actividad inferencial la que nos permite reconocer esa respuesta como
negativa (dado que llueve, es probable que la caminata no resulte agradable).

En este sentido, el mensaje verbal funciona exclusivamente como un estímulo para


llevar a cabo esos procesos mentales que permiten interpretar los enunciados. Ahora
bien, para que este desarrollo se lleve a cabo es necesario que exista un contexto
pero, a diferencia de lo que planteamos en el trayecto anterior, el contexto al que
hacemos referencia aquí es un contexto mental que tiene en cuenta no solo el tipo de
relaciones que se establecen entre el emisor y el receptor (si se trata de un
especialista que escribe un texto, tenderemos a confiar en sus palabras pero, si se
trata de un conocido charlatán, tenderemos a no creer en lo que dice) sino también los
conocimientos previos relativos a la materia que manejan los interlocutores y también,
esto es fundamental, el sistema de creencias que comparten.
En este sentido, en un caso como el siguiente, referido a los antecedentes de la
Revolución francesa:

¿Estaba conforme la burguesía con el Régimen? El Estado gastaba mucho más


de lo que ingresaba, en parte debido al apoyo enviado por el gobierno a los
británicos que luchaban contra los norteamericanos en la Guerra de la
Independencia.

es necesario que el lector sepa claramente que la burguesía no formaba parte del
Estado y que “el Régimen” remite al Estado monárquico
para entender que la respuesta es, simplemente, “No”.
Eso significa que el contexto que comparten escritor y
lector debe estar previsto por el escritor para que no se
produzcan malas interpretaciones; de hecho, si el lector
cree que el Estado está constituido por la burguesía,
puede entender aquí que sí estaba conforme y que por
eso gastaba mucho y no le importaba.
En definitiva, dado que el lector no puede hacerle
preguntas al escritor, este tiene que prever las posibles
preguntas y responderlas todas en el propio texto. Por ello se dice que es conveniente
que el escritor provea todas las pistas necesarias para la interpretación tanto de los
conceptos cuanto de las relaciones que se establecen entre ellos. Así, dadas dos
proposiciones (relativas al tema de los antecedentes de la Revolución francesa) como
las siguientes:

Francia era un país con una economía en expansión.


Francia tenía una estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

y aun considerando que ambas proposiciones son verdaderas (en el sentido de que se
corresponden con la realidad histórica), las orientaciones de interpretación que puede
proveer el discurso son del tipo más variado. En efecto y como veremos en lo que
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sigue, los conectores guían la lectura de manera que, de los mismos conceptos, se
sigan conclusiones diversas e, incluso, contradictorias.

RECREO

Un dato sobre el lenguaje: http://www.fundeu.es/recomendacion/asi-


mismo-asi-mismo-y-asimismo-usos-ydiferencias-974/

2.1. Los marcadores

En consonancia con la propuesta de Martín Zorraquino y Portolés (1999), podemos


clasificar los marcadores en cuatro grandes grupos, que nos interesan para el texto
escrito:

! los estructuradores de la información, que sirven para señalar la


organización informativa de los discursos,
! los conectores, que vinculan un miembro del discurso con otro,
! los reformuladores, que presentan el miembro del discurso en el que se
encuentran como una expresión más adecuada de lo que se quiere decir que
otro miembro precedente,
! los operadores argumentativos, que condicionan por su significado las
posibilidades argumentativas del miembro en el que se incluyen

a partir de esta clasificación, definiremos cada grupo y tomaremos las proposiciones


que establecimos más arriba:

Francia era un país con una economía en expansión.


Francia tenía una estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

para ligarlas con los distintos conectores y así ofrecer ejemplos que demuestran la
funcionalidad de esos conectores en el discurso. En
algunos casos, los ejemplos parecerán contradecir
nuestras creencias sobre el mundo: debe entenderse que
se pretende considerar el funcionamiento de los
conectores de manera aséptica, tal como guían la
interpretación y son comprendidos por quienes no tienen
creencias previas relativas al tema.

a. Los estructuradores de la información

Estos conectores permiten regular la organización informativa del texto, creando temas
y comentarios4 sobre esos temas. Se dividen, a su vez, en dos grupos:

4
En la terminología de la lingüística textual, esos comentarios son llamados remas.
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1) los comentadores/digresores presentan el miembro discursivo que


introducen como un nuevo comentario del tema o de lo que se venía
hablando; por cierto, dicho sea de paso, a propósito, entre paréntesis y
bien o dicho eso son ejemplos de este tipo.

Francia era un país con una economía en expansión; a propósito, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde la información de que Francia tenía una estructura social conflictiva y un estado
en crisis funcionan como datos secundarios que apoyan la información central de que
Francia era un país en expansión (la estructura social conflictiva y el estado en crisis
constituyen posibles efectos colaterales de las economías en expansión, de acuerdo
con este ejemplo).

2) los ordenadores organizan la información en relación con las partes


constituyentes del discurso. Entre los ordenadores tenemos en primer
lugar, en segundo lugar, finalmente, por un lado, por el otro, asimismo,
de igual modo. Debe tenerse en cuenta que muchos de los ordenadores
deben aparecer en conjunto: en primer lugar requiere la presencia de en
segundo lugar, por una parte requiere la presencia de por otra (parte).

Francia era un país con una economía en expansión por un lado y, por el
otro, tenía una estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde se organiza la información de manera que las proposiciones constituyen dos


conceptos que se agregan para contribuir a la suma de datos.

b. Los conectores

Estos marcadores vinculan tanto semántica como pragmáticamente los segmentos del
discurso que se ponen en relación. Los conectores proporcionan una suerte de
instrucción para entender cómo deben entenderse o con qué orientación deben
interpretarse los segmentos discursivos presentados. Estos, también, se subdividen en
tres grupos:

1) los aditivos unen segmentos que se orientan en la misma dirección


argumentativa. Son ejemplos de aditivos: incluso, es más, y, inclusive,
aparte, por añadidura.

Francia era un país con una economía en expansión, incluso tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.
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donde el segundo segmento funciona como una fundamentación de lo que se dice en el


primero.

2) los consecutivos presentan lo dicho en un segmento como una


consecuencia de lo dicho en un segmento anterior. Son consecutivos por
tanto, por lo tanto, así, entonces, en consecuencia, de ahí, por
consiguiente, por ende.

Francia era un país con una economía en expansión, por ende, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde el segundo fragmento es presentado como una consecuencia (esperable) de lo


que plantea el primer segmento.

3) Los contraargumentativos vinculan dos segmentos de manera que el


segundo suprime o atenúa la conclusión que se podría obtener
inicialmente del primero. Son ejemplos de contraargumentativos pero,
sin embargo, no obstante, en cambio, por el contrario, con todo.

Francia era un país con una economía en expansión, sin embargo, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

aquí, el primer segmento conduciría a concluir que la estructura


social de Francia era funcional y el estado monárquico tenía
apoyo, pero el segundo segmento cierra esa conclusión y la echa
por tierra: las conclusiones positivas que son esperables de una
economía en expansión no se dieron efectivamente. En el caso
de:

Francia era un país con una economía en expansión, con todo, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

la conclusión a la que conduce el primer segmento no aparece totalmente clausurada


sino que presenta objeciones, como si se dijera que la economía de Francia se
expandía y por ello tenía consecuencias positivas para la sociedad pero al mismo
tiempo se daban algunos hechos negativos.

c. Los reformuladores

Estos conectores presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como una
nueva forma de expresar lo que se dijo en un miembro anterior. Como queda claro,
entonces, el segundo miembro aparece destacado en el discurso como el que tiene
verdadera validez. Los reformuladores pueden clasificarse en cuatro grupos:

1) Los explicativos presentan el miembro del discurso en el que se


encuentran como una explicación o una formulación más entendible de
lo que se ha planteado en el primero. Son ejemplos de explicativos o
sea, es decir, a saber, esto es, en otras palabras, en otros términos,
dicho de otra manera, dicho de otro modo, con otras palabras.
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Francia era un país con una economía en expansión, es decir, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde se da a entender que las economías en expansión tienen estructuras sociales


conflictivas y estados en crisis o, en otras palabras, que tener una economía en
expansión significa tener una sociedad y un estado en crisis.

2) Los rectificativos sustituyen con el segundo miembro al primer miembro,


que presentan como incorrecto, corrigiéndolo o mejorándolo. Son
ejemplos de rectificadores: mejor dicho, en realidad, en rigor o más
bien.

Francia era un país con una economía en expansión; en realidad, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde se da a entender que, en primera instancia, podría creerse


que Francia tenía una economía en expansión pero, en realidad,
presentaba una estructura social conflictiva y un estado en crisis.
Muchas veces, funcionan como rectificadores de un discurso que no
está dicho sino que se da por sobreentendido.

3) Los de distanciamiento presentan el miembro anterior como no relevante


para la prosecución del discurso, en el sentido de que la nueva
formulación condiciona la interpretación. Son ejemplos de
reformuladores de distanciamiento: en cualquier caso, en todo caso, de
todos modos, de todas maneras, de cualquier modo, de cualquier forma,
de cualquier manera.

Francia era un país con una economía en expansión, de todos modos, tenía
una estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde la idea de que la estructura social conflictiva y el estado monárquico en crisis


actúa como atenuador de la relevancia de la expansión económica.

4) Los recapitulativos presentan un miembro del discurso como una


conclusión o recapitulación de los anteriores. Son ejemplos de ellos: en
conclusión, en síntesis, en resumidas cuentas, en resumen, en suma, en
definitiva, a fin de cuentas, al fin y al cabo.

Francia era un país con una economía en expansión, en suma, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde se interpreta que la estructura social y el estado en crisis constituyen una


especie de explicación abreviada de lo que significa una economía en expansión.

Los reformuladores recapitulativos suelen ser recursos muy eficientes en la


construcción del texto explicativo desde el momento en que introducen un
resumen razonado de lo que se ha propuesto hasta el momento. En términos
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generales, puede afirmarse que cierto monto de redundancia –al menos en lo


que se relaciona con la presentación de un resumen sobre el tema– suele ser
beneficiosa para la cabal comprensión del contenido discursivo por parte del
lector.

d. Los operadores argumentativos

Son aquellos conectores que condicionan, por su significado, las posibilidades


argumentativas del miembro del discurso en el que se incluyen o al que afectan, pero
sin conectarlo con un miembro anterior. Se reconocen, para el discurso escrito, dos
grupos:

1) Los de refuerzo argumentativo permiten reforzar el argumento que


presenta el miembro del discurso en el que se encuentran. Son ejemplo
de ellos: de hecho, desde luego, en efecto. Así:

Francia era un país con una economía en expansión, de hecho, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

de acuerdo con lo que se plantea aquí, la estructura social conflictiva y el estado en


crisis son pruebas de que la economía de Francia se encontraba en expansión.

2) Los de concreción presentan el miembro del discurso en el que se


insertan como una concreción o ejemplo de una generalización que se ha
planteado antes. Entre los operadores de concreción se hallan por
ejemplo, verbigracia, en especial, en particular, en concreto.

Francia era un país con una economía en expansión, en particular, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

donde se obtiene una lectura relativa a que las economías en expansión producen
determinados efectos (negativos) como los que se presentan: estados en crisis y
sociedades con conflicto.

Como se ha visto aquí, las proposiciones o conceptos


que se manejan, son siempre los mismos. Pero, dada la
presencia de diferentes conectores que los relacionan,
las interpretaciones promovidas son evidentemente
distintas. Esto implica que, aun en la presencia de los
mismos conceptos, distintos autores podrían ofrecer
distintas versiones de la misma cuestión (dados los
mismos hechos, es posible interpretarlos de maneras
muy variadas). Siempre conviene que los escritores
tengan bien en claro que ofrecen una orientación y no otra en cada uno de los casos.
En definitiva, los conectores cumplen dos funciones en el texto. Por un lado, colaboran
en la construcción del entramado textual encadenando los conceptos que, de lo
contrario, quedarían desligados. Por el otro lado, ofrecen al lector una guía para
interpretar el sentido que tiene esa cadena de conceptos.
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Así, mientras dos conceptos sucesivos como:

Francia era un país con una economía en expansión. Tenía una estructura social
conflictiva y un estado monárquico en crisis.
sin ningún conector orientativo, obligan al lector a hacer un esfuerzo de interpretación
y seleccionar una de las muchas interpretaciones posibles, por ejemplo:

Francia era un país con una economía en expansión y, además, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

Francia era un país con una economía en expansión, sin embargo, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

Francia era un país con una economía en expansión, por lo tanto, tenía una
estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis.

El compromiso discursivo del escritor y su responsabilidad como tal deberían instarlo a


proponer una orientación definida por un conector determinado. Ese conector, debe
quedar muy claro, será el que el escritor juzgue apropiado para promover la
interpretación correcta y no cualquier conector que, por razones rítmicas o sonoras, le
“suene bien”.

El siguiente es un video largo, es cierto, pero quien expone –Antonia Martín Zorraquino– es una
gran especialista del tema de marcadores del discurso en el español:
https://www.youtube.com/watch?v=KfPGmvZLLPk
Si bien está orientado a estudiantes de un máster en enseñanza de español para extranjeros,
parece pertinente atender a la visión de esta catedrática.
Taller de escritura científica CLASE 5
Silvia Ramírez Gelbes

PARA SEGUIR INFORMÁNDOSE:

AMOSSY, R., (1999), Images de soi dans le discours. La construction de l’éthos. París, Delachaux
et Niestlé.
BEKE, R. (2005) “El metadiscurso interpersonal en artículos de investigación” en Revista Signos
2005, 38(57), 7–18.
BROWN, R. y A. GILMAN, (1960), “The Pronouns of Power and Solidarity” en Sebeok, T. (ed.), Style
in Language. Cambridge, Mass., CUP.
BROWN, R. y M. Ford, (1966), “Address in American English” en Hymes, D. (ed.), Language in
Culture and Society. New York, John Weatherhill Inc.
CASSANY, D., 2006. La cocina de la escritura. Barcelona, Anagrama.
CHAROLLES, M., 1988, Analyse du discours. Haute Bretagne, Université de Rennes.
CONNOR, U. (1996). Contrastive Rhetoric: Cross–cultural aspects of second–language writing.
Cambridge: Cambridge University Press.
GARCÍA NEGRONI, M.M. y S. Ramírez Gelbes (2004), “Polémica y agente. El caso de sin embargo y
no obstante en los abstracts académicos”, ponencia presentada en el Congreso
Internacional “Debates actuales. Las teorías críticas de la Literatura y la Lingüística”.
Buenos Aires.
GARCÍA NEGRONI, M.M. y S. Ramírez Gelbes (2005a), “Ethos discursivo y polémica sin
enfrentamiento. Acerca del discurso académico en humanidades”, en Rösing, Tania M.
K.; Schons, Carme Regina (orgs). Questões de escrita. Passo Fundo, UPF, en prensa.
GOETHALS, P. y N. DELBÉCQUE (2001), “Personas del discurso y despersonalización” en Vázquez, G.
(coord.). Guía didáctica del discurso académico escrito. Madrid, Endinumen.
MARTÍN ZORRAQUINO, M. y J. PORTOLÉS, 1999. “Los marcadores del discurso” en Bosque, I. Y
V.Demonte. Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid, Espasa Calpe.
PORTOLÉS, J.,1998. Marcadores de discurso. Barcelona, Ariel.
RAMÍREZ GELBES, S. (2006), “La lectura del agente: pasivas con se e impersonales con se” en
Flawiá de Fernández, N. y S. Israilev (comp.), Hispanismo: discursos culturales,
identidad y memoria, Vol. III, Tucumán, FFyL-UNT, pp. 479-487.
SPERBER, D. Y D. WILSON, (1994). La relevancia. Madrid, Visor.
VANDE, W. (1985). “Some exploratory discourse on metadiscourse”. College Composition and
Communication, 36, 82–93.
VÁZQUEZ, G. (coord.) (2001), Guía didáctica del discurso académico escrito. Madrid, Endinumen.
ZAMUDIO, B. y M. E. SAIFÁN, 1992. Lingüística del texto. Buenos Aires, Ediciones Cursos
Universitarios.
Taller de escritura científica CLASE 5
Silvia Ramírez Gelbes

EJERCITACIÓN

Escriba la introducción y la metodología de su artículo, sin superar las 1500


palabras. El archivo debe ser un Word con márgenes por defecto, interlineado
doble y fuente Times New Roman 12.

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