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Causa nº 6882/2012 (Casación). Resolución nº 66967 de


Corte Suprema, Sala Primera (Civil) de 16 de Septiembre de
2013

Fecha de Resolución: 16 de Septiembre de 2013

Movimiento: INVALIDADA DE OFICIO

Rol de Ingreso: 6882/2012

Rol de Ingreso en Cortes de Apelación: 472-2012 - C.A. de Antofagasta

Rol de Ingreso en Primer Instancia: C-3112-2008 - 2º JUZGADO DE LETRAS EN LO CIVIL


DE ANTOFAGASTA

Emisor: Sala Primera (Civil)

Id. vLex: VLEX-472466474

Link: http://vlex.com/vid/cisnes-berenguela-isergem-tercerista-472466474

Resumen

TERCERÍA DE PRELACIÓN. ACCIÓN REVOCATORIA. La acción revocatoria civil sólo


beneficia al acreedor que la impetra, a diferencia de la acción concursal regulada por el cuerpo
de leyes citado, que se interpone en beneficio de la masa de acreedores, ya sea por estos
últimos o por el síndico, siempre en beneficio de todos ellos, por tratarse de un ejecución
colectiva, distinta de aquella que ejerció su parte, que se trata de una ejecución individual. Se
estima la casación.

Texto

Contenidos
PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
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SÉPTIMO
OCTAVO
NOVENO
DÉCIMO
UNDÉCIMO

Santiago, dieciséis de septiembre de dos mil trece.

VISTO:

En estos autos Rol 3112-2008, seguidos ante el Segundo Juzgado Civil de A., juicio ejecutivo,
caratulado “Sociedad Ingeniería Montaje e Inversiones Puerto Cisne Ltda. con B. y M.L..”, en el
cuaderno de tercería de prelación, compareció don H.H.H., abogado, en representación del
Fisco de Chile-Tesorería Regional de A., quien dedujo demanda de tercería de prelación y, en
subsidio, de pago, en contra del ejecutante, Sociedad Ingeniería Montaje e Inversiones Puerto
Cisne Ltda. y del ejecutado, Sociedad Berenguela y M.L., y solicitó se declare que su
representada detenta el derecho a ser pagada preferentemente de la suma de $60.923.857, más
reajustes, intereses y multas que se devenguen hasta la fecha del pago, con costas o bien, que
tiene derecho a concurrir al pago de su crédito hasta la suma singularizada.

Fundamentando su acción, señala que el ejecutado es deudor moroso de obligaciones


tributarias por concepto de impuesto de Valor Agregado y a la Renta de segunda categoría,
cuyos formularios han sido demandados por la Tesorería Regional de Antofagasta, según los
expedientes y formularios que indica, de manera que el ejecutado es un contribuyente moroso,
que adeuda la suma actual de $60.923.857, según consta en el título ejecutivo constituido por la
nómina de deudores morosos, notificación y requerimiento de pago y ampliación de embargo de
fecha 10 de abril de 2012.

Explica que la deuda es líquida, actualmente exigible y la acción del Fisco de Chile no se
encuentra prescrita.

La ejecutante, Sociedad Ingeniería Montaje e Inversiones Puerto Cisne Ltda., evacuó el traslado
conferido, solicitando el íntegro rechazo del incidente de tercería promovido por la contraria,
para lo cual sostuvo que el inmueble sobre el que el tercerista pretende pagarse con preferencia
respecto de su parte, fue devuelto al patrimonio del deudor mediante el ejercicio de la acción
revocatoria o pauliana, seguida ante el Primer Juzgado de Letras de Antofagasta, proceso en el
que se acogió por sentencia ejecutoriada la acción que oportunamente dedujo con el objeto de
dejar sin efecto el contrato de compraventa celebrado por la sociedad ejecutada y doña L.B.M.,
respecto del inmueble materia de la presente ejecución.

Explica que la importancia de haber obtenido sentencia favorable en el juicio ya aludido, se


traduce en que la acción revocatoria, a diferencia de la acción oblicua o subrogatoria, sólo
beneficia al acreedor que acciona de pauliana, cuya finalidad es revocar o dejar sin efecto los
actos ejecutados fraudulentamente por el deudor para disminuir su garantía general ante los
acreedores. Se trata de un caso de inoponibilidad por fraude. De esta forma, dice, el ejercicio de
esta acción sólo aprovecha al tercero y acreedor que la alega y que logra revocar el acto, por lo
que a ojos del resto de los acreedores del ejecutado, dicho bien no existe, porque salió de su
patrimonio.

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Así las cosas, el Fisco de Chile no puede exigir pagarse con preferencia del producto de la
subasta, puesto que no participó en el referido juicio ordinario en que se ejerció la acción
revocatoria, ni mucho menos puede exigir o hacer valer la preferencia alegada, toda vez que los
impuestos adeudados por la ejecutada son de retención y no graban directamente al inmueble.

El ejecutado no evacuó el traslado conferido.

Por sentencia de fecha catorce de junio de dos mil doce, rolante a fojas 67 de estas compulsas,
la señora juez titular acogió sin costas, la tercería de prelación y declaró que el Fisco de Chile,
Tesorería General de la República, goza de preferencia para pagarse con el producto del remate
del inmueble que singulariza, del crédito contraído por la ejecutada B. y M.L.. ascendente a la
suma de $60.923.857, más reajustes e intereses. No emitió pronunciamiento sobre la tercería de
pago, por innecesario.

Apelado este fallo por la ejecutante, una sala de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, por
determinación de treinta de julio de dos mil doce, que se lee a fojas 97, lo confirmó, con costas.

En contra de esta última decisión, la parte perdidosa dedujo recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO
Que el recurrente sustenta su petición de nulidad sustancial, en la infracción por parte del fallo
cuestionado de lo dispuesto en los artículos 3° inciso 2°, 2467 y 2468 del Código Civil, en
relación con lo preceptuado en los artículos 75, 76 y 81 del Código de Comercio.

Primeramente, explica que los jueces del mérito transgredieron la normativa del inciso segundo
del artículo 3° del Código de Bello que prescribe que las sentencias judiciales no tienen fuerza
obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaran. Dicha disposición,
dice, consagra el denominado efecto relativo de las sentencias, lo que se encuentra
expresamente reconocido por el fallo cuestionado en su motivo 8º al señalar que una vez
acogida la acción pauliana ésta tiene efectos relativos, propio de toda sentencia y, en
consecuencia, sólo beneficia a los acreedores que intentaron la acción, en este caso, sólo a su
parte y no a los restantes.

Sin embargo, al momento de llevar a la práctica el razonamiento precedentemente asentado, el


juez desatiende lo dicho y extiende el efecto relativo de la sentencia a terceros que no fueron
parte de aquel juicio ordinario en que se ejerció la acción revocatoria.

Lo dicho -afirma- pone de manifiesto que el fallo cuestionado razona sobre la base de que todos
los acreedores podrían ejercer sus derechos sobre el patrimonio del deudor, lo cual en principio
es efectivo, empero, no tiene en consideración su propia afirmación previa, en orden a que el
bien inmueble embargado fue recuperado por uno solo de los acreedor a través del ejercicio de
la acción revocatoria, en un juicio ordinario declarativo, del que emana su derecho a ejecutar el
bien referido, en que no participó ningún otro acreedor de la sociedad deudora, razón por la
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cual, es posible concluir que el fallo que permite ejercer sus derechos sobre el inmueble en
cuestión, sólo beneficia a quien ejerció la mencionada acción, esto es, a su parte.

En este sentido, sostiene que la norma contenida en el inciso 2º del artículo 3º citado, constituye
un principio jurídico de carácter general que impide a la demandante de tercería hacer valer los
efectos de la sentencia dictada en el juicio declarativo, en que se ejerció la acción revocatoria
que se declaró a su favor la inoponibilidad del acto celebrado en fraude a sus derechos, que
permite, a su vez, a este acreedor resarcirse de los perjuicios provocados por el actuar
fraudulento del deudor y el tercero que celebraron el contrato y, por ende, no podría extenderse
dichos efectos a otros acreedores que no fueron parte del mencionado juicio, ni aún en el caso
que éstos tengan preferencia.

Dicha afirmación -asevera- tiene sentido si se considera que la acción ejercida en aquel juicio
ordinario es de inoponibilidad y no de nulidad, lo que implica que el acto declarado inoponible y
que permite la persecución del referido bien respecto del acreedor diligente, sigue siendo válido
para los contratantes y para los terceros que no han intervenido en tal proceso, de manera que
sólo puede desconocer ese contrato el litigante que obtuvo una sentencia favorable y hasta el
monto del perjuicio que le provocó la celebración del acto fraudulento.

Así las cosas, se incurre en error de derecho al aplicar los efectos derivados de la sentencia del
juicio ordinario revestida de autoridad de cosa juzgada a terceros que no fueron parte del
mismo, como lo es el Fisco de Chile-Tesorería Regional de A., quien no puede aprovecharse de
las consecuencias del fallo, puesto que se trata de un tercero indirecto, que no fue parte de
aquella litis, permitiéndose con la decisión cuestionada que cualquier acreedor pueda ejercer
sus derechos sobre el bien embargado en este proceso ejecutivo, acerca del cual se logró esta
traba, justamente, en virtud de la sentencia dictada en el juicio ordinario tantas veces aludido.

Seguidamente, en lo que toca a la vulneración de los artículos 2467 y 2468 del Código Civil, en
relación con lo dispuesto en los artículos 75, 76 y 81 del Código de Comercio, sostiene el
arbitrio que respecta a las últimas normas citadas, contenidas en el Código de Comercio, la
transgresión se produce al haber hecho los sentenciadores de alzada aplicable los efectos de la
acción pauliana concursal al caso de marras, no obstante que la ejercida en el juicio declarativo
fue una de carácter civil, existiendo entre ambas instituciones diferencias sustanciales.

En efecto, el artículo 2467 del Código sustantivo señala que son nulos los actos ejecutados por
el deudor relativos a los bienes de que ha hecho cesión o que se ha abierto concurso a sus
acreedores, de manera que el deudor queda inhibido de efectuar acto alguno respecto de los
bienes a que se extiende la quiebra o de que ha hecho cesión. Por su parte, el numeral 1° del
artículo 2468 del mismo cuerpo de leyes, señala que en cuanto a los actos ejecutados antes de
la cesión de bienes o la apertura del concurso, se observarán las disposiciones siguientes: 1.-
Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos y las hipotecas,
prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el
otorgante y adquiriente, esto es, conociendo ambos el mal estado del negocio del primero.

Esta última disposición, se refiere a la circunstancia de haber efectuado el deudor algunos actos
de mala fe con la intención exclusiva de burlar a sus acreedores, que conllevan necesariamente
el ánimo de perjudicarlos, lo que determina el fraude pauliano.

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El razonamiento que precede, conforme a las normas citadas que regulan la acción revocatoria
civil, permite concluir que ésta debe ser entendida como aquella otorgada por la ley a los
acreedores para dejar sin efecto los actos del deudor, ejecutados fraudulentamente y en
perjuicio de sus derechos, siempre que concurran los demás requisitos legales.

Advierte que esta acción difiere de aquella revocatoria concursal regulada por el
Código de Comercio. Así, la jurisprudencia ha sostenido que la acción revocatoria civil sólo
beneficia al acreedor que la impetra, a diferencia de la acción concursal regulada por el cuerpo
de leyes citado, que se interpone en beneficio de la masa de acreedores, ya sea por estos
últimos o por el síndico, siempre en beneficio de todos ellos, por tratarse de un ejecución
colectiva, distinta de aquella que ejerció su parte, que se trata de una ejecución individual. E., la
institución de la acción pauliana civil, una vez acogida, produce efectos relativos y sólo
beneficia al acreedor que la ejerció, puesto que su finalidad y beneficio no es otro que dejar sin
efecto el acto impugnado, hasta el monto que perjudique al acreedor o acreedores que la
intentaron y obtuvieron.

De este modo, queda en evidencia que el tribunal de alzada al resolver de la forma propuesta,
cometió un error sustancial, toda vez que aplicó en sus conclusiones las normas y criterios
doctrinarios sobre los efectos de la acción revocatoria concursal, en circunstancias que no se ha
declarado la quiebra en el asunto materia de autos;

SEGUNDO
Que, para una mejor inteligencia de los razonamientos que siguen, es conveniente dejar
expresado que constituyen hechos de la causa y que adquirieron el carácter de definitivos al no
haberse denunciado infracción de las leyes reguladoras de la prueba, los siguientes:

a. La ejecutante es acreedora del ejecutado por no pago de las facturas, por la suma de
$61.013.284;

b. Con fecha 23 de mayo de 2011 se procedió al embargo del inmueble ubicado en calle Las
Colonias N° 641, de la ciudad de Antofagasta, de propiedad de la sociedad ejecutada;

c. La ejecutante dedujo demanda en juicio ordinario de acción revocatoria, la que fue


acogida por sentencia ejecutoriada, que declaró rescindido el contrato de compraventa en
relación con el inmueble embargado en estos autos;

d. El Fisco de Chile cuenta con un título ejecutivo en contra del ejecutado de marras;

e. La sociedad ejecutada es deudora de impuestos fiscales y la tercerista tiene un crédito por


concepto de impuestos adeudados por la suma de $ 60.923.857;

TERCERO
Que sobre la base del sustrato fáctico pormenorizado, la sentencia recurrida confirmó el fallo de
primera instancia y, por ende, dio lugar a la tercería de prelación deducida por el Fisco de Chile.
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Los jueces del mérito, para decidirlo así, en lo que al recurso de casación en estudio interesa,
razonaron que una vez acogida una acción pauliana civil, como la referida en los autos, se deja
sin efecto la enajenación realizada por el deudor y su respectiva inscripción, volviendo al
patrimonio de ese deudor el inmueble que fraudulentamente enajenó; sin embargo, a diferencia
de lo que alega el ejecutante, pueden sobre dicho bien ejecutar sus derechos todos los
acreedores y no solamente quien interpuso la acción en mención. Añaden que de no ser así,
“ello significaría extender los efectos de la acción pauliana civil hasta un punto que el legislador
no ha establecido y, en consecuencia, los efectos de esta acción sólo alcanzan hasta el
momento en que el bien regresa al patrimonio de la ejecutada”;

CUARTO
Que la cita de las disposiciones legales denunciadas por el recurrente, expuestas previamente
en el motivo primero, y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en tal sentido,
tienen por objeto sustentar, fundamentalmente, que se encuentra vedado a cualquier acreedor,
en este caso, al tercerista de marras, que no participó en el juicio declarativo en que se ejerció la
acción pauliana civil y que por lo mismo no obtuvo la sentencia favorable que fue la que permitió
, en definitiva, recuperar el bien embargado en estos autos ejecutivos, hacer efectiva su
acreencia en el mismo, puesto que no puede beneficiarse de los efectos de un juicio y de una
sentencia en los que no fue parte y que, por lo tanto, no le afecta. Por ello, siendo así,
correspondía desestimar la tercería intentada;

QUINTO
Que de lo que hasta aquí se ha manifestado, el quid de la controversia radica en determinar la
naturaleza y efectos de la acción pauliana o revocatoria civil, tanto para los acreedores que
obtuvieron su declaración como para aquellos que, no obstante detentar dicha calidad respecto
del mismo deudor, no participaron en el juicio declarativo a través del cual se recuperó el bien
que permitió su reingreso al patrimonio del deudor;

SEXTO
Que lo que anteriormente se ha reseñado, hace necesario, primeramente, efectuar algunas
consideraciones respecto de la acción pauliana civil, cuyo ejercicio por parte del ejecutante
motivó el reingreso del bien embargado en estos autos al patrimonio de la deudora ejecutada.
En este contexto, el artículo 2468 del Código Civil dispone en su número 1° “Los acreedores
tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y
anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el
adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero”. Así aparece
evidente que la acción pauliana tiene por objeto cautelar el patrimonio del deudor y de esta
manera el crédito que del mismo se le confiere o atribuye, puesto que de ello depende la
seguridad de pago del crédito que se le otorgue. Esta acción, que como se ve está tratada en el
citado artículo 2468, el profesor R. A.M., la define como “la que la ley otorga a los acreedores

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para dejar sin efecto los actos del deudor ejecutados fraudulentamente y en perjuicio de sus
derechos, y siempre que concurran los demás requisitos legales” (“Las Obligaciones”, Tomo II,
Quinta Edición Actualizada, página 637);

SÉPTIMO
Que, en cuanto al ejercicio de la acción pauliana, hoy día, los autores y la doctrina coinciden en
que el acreedor individual no se encuentra excluido en interponerla y que no es necesario que
deba esperar la declaratoria de quiebra de su deudor. Al efecto, don M.V.V., en su memoria de
prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad e Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad de Chile, páginas 120 y siguientes, expresa al referirse al ejercicio de la acción: “en
sus orígenes romanos la titularidad de la acción pauliana pertenecía a la masa de acreedores,
representada normalmente por el curator bonorum vendendorum y que ella beneficiaba a todos
los acreedores que constituían dicha masa. Pero como muy bien lo hacen notar algunos autores
franceses (Bauchy, L. y Barde pág. 702 y 703) en nuestros días ha desaparecido esta
característica de la acción, la que de colectiva que era, ha llegado a hacerse individual. En
efecto, en el Derecho Moderno ella pertenece a los acreedores aisladamente considerados y
sólo aprovecha al acreedor que la ejerce”. Por otra parte, el profesor de la Escuela de Derecho
de la Universidad de Chile, Santo Tomas y Universidad Central, don R.J.L., en su tratado
“Síntesis de la Teoría General de las Obligaciones” (año 1993. Ediciones Jurídicas La Ley, pág.
54 y siguientes) expresa: “Para el ejercicio de la acción no es necesario que el deudor esté
declarado en concurso o que haya hecho cesión de bienes. El hecho de que el artículo 2468 del
Código Civil se refiera a los actos ejecutados antes del concurso o de la cesión de bienes,
persigue como objeto señalar o demostrar la diferente situación jurídica que ante el derecho
tienen los actos ejecutados por el deudor antes del concurso y después del concurso. Pero el
citado artículo 2468 no ha pretendido decir que sólo puede intentarse la acción pauliana
únicamente cuando el deudor está declarado en “concurso” o haya hecho “cesión de sus
bienes”, debido a que fraude o perjuicio son fundamentos de la acción pauliana y nada justifica
que para intentarla, sea menester que el deudor haya sido declarado en quiebra o haya hecho
cesión de bienes”. También, es procedente citar la memoria de prueba de don J.I.E., referida a
“La Primera Clase de Créditos Privilegiados” (Imprenta. Dirección General de Prisiones 1943)
que en su página 20 sostiene que: “Un punto discutido en derecho ha sido si es necesario que
el deudor esté declarado en quiebra o haya hecho cesión de bienes para que los acreedores
puedan ejercitar la acción pauliana concedida por el artículo 2468 del Código Civil. Los autores
y la jurisprudencia se han inclinado a estimar que no es necesario que esté declarado en
quiebra el deudor para que los acreedores puedan ejercitar la acción pauliana.”

Dado que en el artículo 2468 del Código Civil no hay nada que restrinja el ejercicio de la acción
pauliana a los casos de cesión de bienes y de concurso, y si se refiere a estas dos situaciones
no lo hace para limitarlos exclusivamente a ellas, es indispensable atender al contexto de la ley
para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas ella la
debida correspondencia y armonía;

OCTAVO
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Que precisados los conceptos a que se ha venido haciendo referencia en este fallo, e
insistiendo en el hecho establecido en la causa, en orden a que el ejecutante dedujo la acción
pauliana o revocatoria civil en lo que respecta al inmueble de que se trata, en contra del deudor
que lo vendió fraudulentamente y en contra del comprador, la que fue acogida por sentencia
firme, corresponde determinar, como ya se adelantó en el raciocinio quinto, los efectos que
produjo el acogimiento de esa acción.

Antes que todo es necesario dejar consignado que no son iguales las acciones revocatorias
concursales y la revocatoria ordinaria o acción pauliana. Las primeras tienen por fin revocar, en
beneficio de la masa, los actos perjudiciales a los intereses de ella. El efecto propio de las
revocatorias concursales es hacer inoponible el acto respecto de la masa e ingresar al activo de
ella los bienes que se hubieren sustraído por causa del acto revocado (A.P.A., “Curso de
Derecho de Quiebras”, Cuarta Edición Actualizada, Editorial Jurídica de Chile, página 147).

Pues bien, en relación con lo manifestado, cabe preguntarse si ocurre lo mismo en lo tocante a
la acción pauliana o revocatoria civil, y ello se analizará a continuación;

NOVENO
Que el profesor R.R.P., en su libro “De las Obligaciones”, Tercera Edición Revisada y Corregida,
Lexis Nexis, página 329, dice: “El efecto propio de la acción pauliana es dejar sin efecto el acto
o contrato impugnado, hasta el monto del crédito del acreedor que intenta la acción.
Consecuencia de ello, es que el deudor puede enervar la acción pagando al acreedor. Por
aplicación del efecto relativo de la sentencia judicial –artículo 3° del Código Civil – la
revocación, sólo afecta a las partes que litigaron”.

Los autores A.A.R., M.S.U., y A.V.H., en la obra “Tratado de las Obligaciones”, Segunda Edición
ampliada y actualizada por V., Editorial Jurídica de Chile, pagina 220, exponen que las acciones
paulianas que establece la Ley de Quiebras se ejercen en beneficio de la masa, pero agregan
que “Los efectos de la acción pauliana civil se reducen a hacer inoponible el acto impugnado
respecto del acreedor, a dejarlo sin efecto frente a éste, pero sólo en la medida del perjuicio por
él sufrido. Dicho acto, sin embargo, subsiste entre el deudor y el tercero con el cual fue
celebrado. Los efectos de la acción pauliana civil son doblemente relativos. Esto, porque, por un
lado, el acto declarado judicialmente fraudulento y perjudicial para el acreedor, sólo queda sin
efecto respecto al que interpuso la acción y no beneficia a los demás acreedores, a menos que
hayan intervenido en el juicio respectivo como coadyuvantes; por otro lado, los acreedores que
hubieren participado en el juicio sólo pueden beneficiarse hasta el monto del perjuicio sufrido y
no más”. Indican, como una de las razones de ello, “que la revocación es el resultado de un fallo
judicial y los efectos de éste se circunscriben a las partes del juicio”.

El profesor R.M.B. (“Manual de Derecho Civil. De las Fuentes de las Obligaciones”, Tomo I,
Novena Edición Actualizada, página 26, Editorial Jurídica de Chile), luego de señalar que la
acción pauliana es una acción de inoponibilidad, añade: “El acto no es invalidado, sino respecto
del acreedor que dedujo la acción y en la medida que lesiona sus intereses”.

El autor R.A.M. (“Las Obligaciones”, Tomo II, Quinta Edición Actualizada, Editorial Jurídica de
Chile, página 786), después de acotar que la acción pauliana o revocatoria civil está establecida
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en beneficio del o los acreedores que la entablen, agrega: “Como toda sentencia es de efectos
relativos, la revocación sólo beneficia al o los acreedores que intentaron la acción pauliana,
pero no a los demás. Éstos evidentemente pueden actuar como coadyuvantes en el juicio, y
participar, en consecuencia, de sus beneficios”.

D.E.H.P.R. (“Teoría General de las Obligaciones”, Editorial Jurídica de Chile, página 122) dice,
al señalar los efectos de la acción pauliana: “Mediante el ejercicio de esta acción se beneficia
solamente el acreedor que la haya entablado”.

El profesor F.F.L. (“Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones”, Tercera Edición


Actualizada, Editorial Jurídica de Chile, página 520, afirma que “los efectos de la acción
pauliana, como lo piensa A., aprovechan sólo a quienes la han ejercitado. Naturalmente,
siempre que no exista quiebra declarada, pues en tal caso todo incremento, de cualquier clase,
ingresa a la masa de los bienes de la quiebra y para provecho de todos”. Lo anotado, sin
perjuicio que el señor F. no considera justo lo primero y que expone, además, que los Códigos
modernos se han preocupado de establecer que los efectos de la acción pauliana
“aprovecharán a todos los acreedores”, lo que en nuestra legislación no ha acontecido;

DÉCIMO
Que, así las cosas, y compartiendo éstos sentenciadores la doctrina precedentemente
expresada, no cabe más que concluir que, contra lo decidido por los jueces del grado, el Fisco
de Chile, Tesorería Regional de A., no está legalmente habilitada para hacer valer la preferencia
que invoca, sobre el ejecutante, para que su crédito, que estima en $ 60.923.857, más reajustes,
intereses y multas, sea pagado con anterioridad al crédito de tal ejecutante, que alcanza a $
61.013.284, más intereses y costas, en la forma que pretende;

UNDÉCIMO
Que de lo señalado queda en evidencia que los jueces recurridos, al resolver como lo hicieron,
infringieron las disposiciones legales indicadas como conculcadas por la recurrente,
vulneraciones que influyeron en lo decidido, puesto que, de haberse aplicado correctamente, la
tercería de prelación debió ser rechazada y no acogida como se hizo;

Por estas reflexiones y lo preceptuado en los artículos 764, 765 y 767 del
Código de Procedimiento Civil, se declara: Que se hace lugar al recurso de casación en el fondo
formulado en lo principal de fs. 98, por la ejecutante “Sociedad Ingeniería, Montajes y Servicios
Puerto Cisnes Limitada” en contra de la sentencia de 30 de julio de 2012, que se lee a fs. 97, la
que se invalida y se reemplaza por la que se dicta a continuación, separadamente y sin previa
vista.

Regístrese.

Redactó el M.G.S.G..

Rol 6882-2012.
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Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Nibaldo Segura P.,
Sr. Juan Araya E., Sr. Guillermo Silva G., Sr. Juan Fuentes B., y el Abogado Integrante Sr. Emilio
Pfeffer U. No firma el Abogado Integrante Sr. Pfeffer, por encontrarse ausente.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a dieciséis de septiembre de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.

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