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TRABAJO ENCARGADO
ENSAYO:
LA VILLA DE PUNO Y LOS TIEMPOS REVUELTOS
INTEGRANTES:
I. INTRODUCCION.
El tema que estamos tratando es la villa de puno en los tiempos revueltos, entre
los siglos XVI y XVII Y hasta mediados del siglo XVIII, en la región de puno. A la
llegada de los españoles muchos de los pueblos pequeños fueron reducidos y
sumidos a su antojo de ellos, por ende nace la pugna y enojo de los puneños
básicamente de pedro vilcapaza, Túpac catari entre otros, ellos todos instruidos
y colaborados por José Gabriel Condorcanqui.
¿Por qué es importante tratar sobre los tiempos revueltos en la villa de
puno?
Es importante tratar sobre este tema porque nos permite conocer y tener
conocimiento sobre el origen e independencia de nuestra región puneña.
La villa de puno desde sus tiempos revueltos es revolucionario en contra de los
abusos españoles, para esto aparece los grandes revolucionarios como los
antes mencionados, desde donde surge nuestra independencia, pero esto trajo
consigo algunas consecuencias tales como la extrema pobreza en algunos
caciques y corregidores por ende se opusieron a la revolución y dieron contra en
donde encontramos al corregidor Joaquín de Orellana nominado como uno de
los defensores de la villa de puno en el año de 1780.
La historia de puno es un tema muy amplio y de ello tratan muchos autores, sin
embargo en este ensayo solo narraremos de una pequeña coyuntura especifica
que trata de las revoluciones de los puneños en contra de los abusos cometidos
por los españoles empezando por el virrey, los corregidores y caciques. El
cacique puneño era don Joaquín De Orellana.
Cuando Túpac Amaru cruzo el nudo de Vilcanota hacia el altiplano puneño, el 3
de diciembre de 1780 savia ya que su primo simón noguera había caído
prisionero, él era como un representante y mensajero para sublevar la provincia
de lampa. Con estos pensamientos Túpac Amaru acelero la marcha hacia
nuestra región puneña.
Al aproximarse Túpac Amaru, muchos corregidores tuvieron que huir, habiéndola
hecho Urbiola hacia Ayaviri, de modo que Túpac Amaru ordeno seguir hacia este
pueblo, llegando cuando el corregidor Urbiola ya había escapado.
Don Joaquín de Orellana concentro sus fuerzas en esta villa, donde se habían
acogido algunas familias de españoles provenientes de los pueblos vecinos.
Ante los rumores de que se estaba soliviantando a la gente para atacar puno,
mando a abrir fosos y levantar trincheras; se hizo de municiones y pólvora. Dirigió
con gran empeño, la fundición de un cañón calibre 8 “mayor de los de 4 que
había trabajado de antemano…”. De acuerdo con ramón de moya y Villarreal,
corregidor de Chucuito, decidieron reunir en esta capital las milicias de ambas
provincias.
Las huestes rebeldes, dirigidas por diego Cristóbal Túpac Amaru, se calculaban
18. 000 hombres, fuera de otras partidas que operaban en Hatuncolla, vilque,
Totorani, y se sabía que estaba en el pueblo de Juliaca, dejando a su paso
desolación y sangre derramada por todas partes.
Orellana ordeno a los 200 hombres de caballería y que formaban cuatro
compañías, que marcharan en ademan de seguir hasta la cumbre, para que
recelando el ataque dejasen libres a los Mañasos, pero por no acogerse a lo
mandado se trabo un breve choque con los indios que aumentaban con facilidad,
de modo que hubo necesidad de socorrer a los auxiliares, pese a la escases de
tropas, enviándose una compañía de fusileros con el capitán Santiago vial, con
el fin único de apoyar la retirada de la caballería, quedando 30 indios muertos y
muchos heridos, y de los nuestros solo el cacique de Pomata, José Toribio
castilla, con una herida leve el igual que otro soldado de caballería.
Al anochecer dio aviso al cacique Bustinza que los rebeldes volvían al ataque en
el cerro del azogue, y viendo que era difícil defenderlo, se le ordeno replegarse.
Los tenientes fusileros de las milicias de puno, Martin Zea y Evaristo franco,
acometieron con bravura yn rechazaron a los rebeldes que habían tomado el
puente y para poderlo mantener contra los atacantes que se renovaban fue
preciso apoyarlos con otro destacamento al mando del capitán Santiago vial, con
los que se logró alejarlos.
Este ataque a la villa de puno que acometieron los rebeldes comandados por
Ramón Ponce, teniente general de los ejércitos de Túpac Amaru, y los coroneles
pedro Vargas, y Andrés Ingaricona que servían bajo las ordenes de aquel
mestizo, duro desde las 10 am hasta las 6 de la tarde.
En la noche los atacantes abandonaron el cerco de la villa. El cirujano de la villa
le ordeno reposo al corregidor Orellana, quien en vista de esta decisión, escribió
al comandante de muy pocos pudieron la paz, para que lo remplazara con otra
persona que pudiera, con más eficacia, dirigir la defensa de la villa, pero el
mensajero no pudo llegar a la paz, porque la provincia de Chucuito ya estaba
sublevada.
Como a medida que pasaba el tiempo iban llegando más y más rebeldes de lado
de Pomata, vial tuvo que ordenar el retroceso hacia el pueblo de Ilave donde
permanecieron hasta el día 28 de marzo, para luego retroceder hasta acora,
donde tuvieron la grata noticia de saber que Orellana llegaba en auxilio de ellos,
y quien les aconsejo que debían replegarse a la villa de puno. Sin embargo,
envalentonados por tener cerca a Orellana que ya retornaba a puno, quisieron
enfrentar a los rebeldes que les venían siguiendo, cayendo en una emboscada
de la cual muy pocos pudieron escapar.
“ luego que llegue a la villa de puno que encontré enteramente arruinada por los
indios rebeldes, que la incendiaron al año próximo pasado, me aplique con la
actividad posible a reparar sus principales oficinas públicas, como la casa de
recogimiento de mujeres, la cárcel y otra casa de suficiente capacidad para que
sirviese de cuartel a los provincianos que se hallaban en servicio actual del rey
y bajo de mi mando, seguí el trabajo de reparar igualmente el cuadro que forma
su plaza principal para restituirla por lo menos en parte el antiguo aspecto que
tenia de una población regular, retirando de la vista de los que la vieron antes de
su total ruina las impresiones funestas que ocasionan las señas de una villa,
cuya defensa había costado muchos riesgos a sus fieles hijos y defensores.
Al mismo tiempo me contraje a precisar a los indios la doctrina, la confesión, etc.
Príncipe también a formar un patroncillo para calcular el número de indios que
pudiesen haber perecido hasta aquel entonces para arreglar la cobranza de
tributos.
Deseoso de procurar el más pronto restablecimiento de la villa de puno eh
adbitrado obligar a los indios del pueblo de Mojo y de Conima se contraigan a
sacar madera para el reedificio de dicha villa de la isla de Soto, manifestándoles
la facilidad de pagar sus tributos atrasados con una especie tan útil al público, y
que resulta por consiguiente en propio provecho de ellos y recaudación de este
ramo.
Don Joaquín de Orellana, por sus grandes acciones en defensa de la provincia
de Paucarcolla y en especial, de la villa de puno, recibió de parte del virrey de
buenos aires, el grado de teniente coronel.
Pacificando el altiplano Collavino, la relativa tranquilidad solo duro
aproximadamente tres lustros, debido a que nuevamente se fue incubando el
odio a los españoles, por parte de os indios, ya que se habían vuelto a propagar
los abusos que con ellos se cometían, a lo que hay que agregar el descontento
de los mestizos y muchos criollos que veían que los privilegios, tanto para las
actividades comerciales como para la adjudicación de cargos, se otorgaban de
preferencia a los españoles.
Al finalizar la rebelión de Túpac Amaru II, y a propuesta del virrey Juan José de
Vértiz y Salcedo y del superintendente Francisco de Paula Sanz del 31 de
diciembre de 1783, el rey creó la intendencia de Puno, segregando de la de La
Paz los partidos (o subdelegaciones) de: Chucuito, Lampa, Azángaro, Carabaya,
y Paucarcolla. Con este último se formó la capital de la intendencia con sede en
la villa San Carlos de Puno, que fue elevada a ciudad el 14 de octubre de 1805.
La razón principal por la cual se creó la intendencia de Puno fue que la
Intendencia de La Paz abarcaba un territorio muy extenso.
La fecha de creación de la intendencia de Puno es discutida por diversos autores,
prevaleciendo la opinión de que fue creada el 5 de junio de 1784.2 El 14 de junio
de 1784 mediante una real orden le fue comunicado al virrey Vértiz la
designación de José Reseguín como primer gobernador intendente de Puno.3
Los partidos de Lampa, Azángaro y Carabaya estaban en el distrito de la Real
Audiencia de Charcas y del obispado de La Paz, mientras que los de Chucuito y
Paucarcolla lo estaban de la misma Audiencia y del obispado del Cuzco.
Partido de Paucarcolla (Guancané o Puno Capital), con cabecera en el pueblo
de Guancané, fue recreado en 1793 para los indígenas de la villa de Puno.
La población indígena de la región apoyó la rebelión de Túpac Amaru y la de
Túpac Catari, y exigió poner fin a los abusos cometidos por las malas
autoridades.
En el siglo XX los campesinos puneños se levantaron nuevamente, esta vez con
Teodomiro Gutiérrez Cuevas Rumi Maqui como líder, lucharon contra aquellos
que pretendían arrebatarles sus tierras. La tradición campesina se ha mantenido
en el departamento cuyas principales actividades continúan siendo la agricultura
y la ganadería con miras al mercado regional del sur andino.
Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Catari, Túpaj Katari, o
simplemente Katari (Ayo Ayo, provincia de Sica Sica, Virreinato del Perú, 1750
– La Paz, 15 de noviembre de 1781) fue un indígena aimara, hijo natural de un
campanero que murió como mitayo en las minas de Potosí. Luego de quedar
huérfano en su adolescencia comenzó a servir como sirviente de cura,
convirtiéndose en campanero gracias a su tío Manuel, curaca de una comunidad
vecina a Ayo-Ayo, llegando a ser campanero oficial de la iglesia del poblado.
Luego trabajó dos años como peón en la mina de San Cristóbal, de Oruro, al
principio como barretero y luego acarreando trozos de mineral impuro para que
lo escogieran. Allí conoció el sufrimiento de sus paisanos y comenzó a
propagandizar la necesidad de rebelarse.
Después fue a trabajar a Sica Sica como panadero. Allí conoció y se enamoró
de la chola Bartolina Sisa, casándose con ella. Más tarde fue comerciante
trajinante minorista hasta La Paz, estudiando la forma de pensar de los
indígenas, mestizos y cholos, viendo especialmente su descontento creciente
ante la explotación colonial. (Fisher, 122- 2000)
Julián Apaza alias Túpac Catari, como caudillo rebelde de las tropas de la etnia
aimara, se alió parcialmente e hizo frente a la supremacía quechua. Su autoridad
se hacía explícita en su nombre (Amaru: serpiente en quechua; catari: serpiente
en aimara). Su rebelión tuvo características muy particulares y diferencias
notables con la de Túpac Amaru II.
A pesar de encontrar cierta resistencia, la facción quechua tuvo desde el principio
control sobre la facción aimara, liderada por Túpac Catari. Diego Cristóbal Túpac
Amaru se había disgustado frente a las pretensiones de éste de actuar como
virrey de Túpac Amaru II, aunque finalmente fue aceptado como gobernador,
particularmente por sus conocimientos del territorio, sus contactos personales y
su ascendiente sobre la masa indígena.
Túpac Catari utilizó convenientemente a sus parientes, para que lo ayudaran y
ocuparan los puestos directivos. De igual forma utilizó el sistema de colaboración
mutua entre parientes, y los vínculos creados por el compadrazgo. El líder utilizó
su experiencia como trajinante de coca y bayetas, para organizar junto a sus
parientes un comercio clandestino de coca y vino, cuyas ganancias fueron
empleadas para financiar el movimiento rebelde y abastecer las tropas del Alto
Perú. Sus conexiones familiares sirvieron tanto para reclutar tropas como para
organizar el apoyo económico del movimiento, de igual manera que lo hizo Túpac
Amaru II con sus parientes arrieros.
Una diferencia importante derivada de las diferentes posiciones sociales de
ambos líderes, fue que si Túpac Amaru II ejerció un control vertical sobre su
movimiento a través de su política de cambiar caciques y alcaldes indígenas en
las provincias que llegó a controlar; Túpac Catari no pudo imponer verticalmente
su autoridad, dejando que los caciques fueran propuestos por las comunidades
indígenas. Tal diferencia se debería a que Túpac Amaru II era parcialmente
reconocido como integrante de la nobleza indígena, y tenía la posibilidad de pedir
apoyo económico y político a los caciques vecinos, mientras que Túpac Catari
carecía de ese privilegio, necesitando recurrir a las comunidades locales para
garantizar el control de la rebelión aimara. Ello también explicaría la violenta
reacción de Túpac Catari frente a los privilegios y la colaboración con los
españoles de algunos caciques, llegando a ejecutar a alguno de ellos.
IV. FUENTES DE INFORMACION