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EL MONISMO DE DOBLE ASPECTO NO ES UN DUALISMO DE PROPIEDADES Y NO ES UN

MONISMO NEUTRAL

Claudio Marín Medina

¿Por qué hay conciencia en un mundo que parece ser completamente físico? Esa
puede ser una forma de plantear el problema duro de la conciencia (hard problem). Este
problema surge al sostener que la conciencia o experiencia posee un carácter que parece no
depender o deducirse de la realidad física y, por ello, no parece posible ser explicada desde
la ciencia contemporánea que se enmarca desde un paradigma fisicalista es decir, desde la
tesis de que toda realidad natural o es física o depende de lo físico.

Contemporáneamente sigue muy vigente el debate en torno a dicha problemática y


no pocas son las respuestas que se han ofrecido en el ámbito de la filosofía de la mente.
Esta presentación se centrará en una de ellas, que si bien no es sostenida explícitamente por
muchos de los filósofos del debate, sí en varios de ellos se encuentran los principios básicos
de la tesis. Me refiero a lo que tradicionalmente se ha venido a llamar "Teoría del Doble
Aspecto" o "Monismo de Doble Aspecto" (MDA).

El MDA es una teoría que por diversos autores (Atmanspacher, 2012; Nagel, 1996;
Skrbina, 2009, 2014; Strawson, 2006; Stubenberg, 2016; Velmans, 2008) es reconocida por
sus antecedentes en la metafísica de Spinoza, la cual sostiene que en la realidad o
naturaleza existe un único orden de cosas (una única sustancia), pero que ese orden se
expresa en dos atributos de una única y misma cosa1. Así, para Spinoza, el clásico problema
mente-cuerpo heredado de Descartes, respecto de cómo es posible la interacción entre dos
cosas de naturaleza distinta, habría sido resuelto afirmando una tesis de identidad, es decir,
sosteniendo que la mente y el cuerpo son una y misma cosa, ya comprendida desde un
atributo, ya desde el otro. Contemporáneamente el MDA puede ser caracterizado como la
tesis que sostiene que aquello que entendemos como físico y aquello que entendemos como
mental (particularmente la conciencia o experiencia) son dos aspectos de una única realidad
fundamental, que es tanto mental como física. En este sentido el MDA asume la tesis de

1
La tesis central de Spinoza en este sentido es que la distinción real no es numérica y que la distinción
numérica no es real. La distinción real es cualitativa, no cuantitativa.
identidad entre lo mental y lo físico (ya sostenida por Spinoza), pues la realidad
fundamental que es tanto mental como física es lo mismo, aunque ella se exprese a partir de
aspectos diversos. Si bien la solución del MDA a dicho problema se basa en una tesis de
identidad, ello no implica, como en el caso de algunos argumentos fisicalistas2, que lo
mental dependa o sea necesitado en algún sentido por lo físico. Para el MDA tanto lo
mental como lo físico, por ser aspectos de una misma realidad fundamental, se encontrarían
a un mismo nivel fundamental en la naturaleza. Así, la respuesta del MDA al hard problem
resulta ser la disolución del mismo, pues dicho problema solamente surge en la medida que
se cree que lo mental (particularmente la conciencia) y lo físico refieren a realidades
diversas. Bajo esta tesis de identidad ya no cabría preguntarse por cómo es posible que
exista conciencia en un mundo fundamentalmente físico, pues sería análogo a preguntarse a
cómo es posible que exista algo en vez que nada3.

La presente exposición no es propiamente una defensa del MDA, sino que busca, a
partir de la definición ya entregada de esta teoría, distinguirla de otras dos tesis con las
cuales tradicionalmente suele ser confundida: el Dualismo de Propiedades (DP) y el
Monismo Neutral (MN). Así, gracias a esta distinción, el trabajo buscará mostrar que el
MDA es una teoría con un carácter sui generis a la cual, por ello mismo, no se le podría
atribuir los problemas y objeciones que tradicionalmente son apuntados al DP y al MN.

Si bien los principios que identifican al MDA son sostenidos por diversos autores al
momento de enfrentar el hard problem (T. Nagel, D, Chalmers, M. Velmans, G. Strawson,
D. Skrbina, por nombrar algunos), pocos de ellos clasifican su teoría explícitamente como
una forma de MDA. Este punto, sumado al hecho de que todos los autores que sostienen un
MDA se podrían clasificar como no reduccionistas de lo mental e incluso como
antifisicalistas (en el sentido general de fisicalismo ya expuesto al comienzo de este texto) y
agregando a ello que las principales teorías en boga que sostienen tesis no reduccionistas y
antifisicalistas parecen caer bajo la categoría de DP o de MN, ha resultado que el MDA se
ha visto como una tesis clasificable dentro de la una o la otra.

2
Tradicionalmente se reconoce al MDA como una tesis no fisicalista y no reduccionista de lo mental.
3
Si bien este puede ser también un problema filosófico (y así lo ha sido para algunas escuelas), escapa a lo
que se ha entendido tradicionalmente como problema mente-cuerpo y también a lo que contemporáneamente
se entiende por hard problem.
Así, no resulta extraño observar que las tesis de Strawson al respecto han sido
clasificadas como una defensa del DP (Macpherson, 2006), aunque él explícitamente ha
sostenido lo contrario (Strawson, 2006); como tampoco resulta sorprendente que en The
Stanford Encyclopedia of Philosophy no exista una entrada para el MDA y que sólo haya
sido relegado a un breve apartado dentro de la entrada para el MN (Stubenberg, 2016,
Winter Edition). Creo que lamentablemente esta confusión ha logrado invisibilizar el
potencial explicativo del MDA frente al problema que busca enfrentar y, por ello, creo
imporante realizar este ejercicio de distinguirlo de las otras dos teorías ya mencionadas.

El MDA no es un DP

Quizás uno de los mayores inconvenientes para comprender el MDA se encuentra


en entender el sentido de los "aspectos" a los que alude. Si nos remontamos a los
antecedentes spinocianos de la teoría, los aspectos remitirían al concepto de "atributo", el
cual refier e a aquello que es posible entender como constitutivo de una sustancia o
realidad. De inmediato se puede captar que dicho concepto remite tanto a una cuestión
epistémica como a una ontológica. En efecto, un atributo es algo que capta un
entendimiento, pero tambiénm es algo que puede ser captado porque es ya algo que
constituye dicha realidad comprendida. No muy distante parece ser la visión de los aspectos
como puntos de vista respectos de una realidad (la totalidad de los teóricos del doble
aspecto mencionados hasta ahora asumen esa noción de aspecto), pero puntos de vista que
son posibles porque dicha realidad es la que ya posee aquello que es captado en dicha
perspectiva. Por ejemplo, Skrbina (2009) grafica el este punto de la siguiente forma:

Como dos aspectos equiprimordiales de una sola realidad subyacente, lo mental y lo


físico están en pie de igualdad. Al igual que los dos lados de una moneda -cada uno
de los cuales es la verdad de la cosa desde una cierta perspectiva- por lo que es una
realidad de dos caras. Vemos sus aspectos mentales o físicos dependiendo del punto
de vista que tomemos. La realidad es física, pero al mismo tiempo, y a la vez, es
experiencial. (p. 365)

Así, si los aspectos se definen como perspectivas a partir de las cuales se capta una
realidad pero, al mismo tiempo, dichos aspectos son posibles porque la realidad captada
tiene ya esos puntos de vista que ver, entonces cabe la pregunta respecto de si es posible
equiparar los aspectos a propiedades y, por lo tanto, identificar el MDA con el DP. Mi
posición es que no son lo mismo y, por ello, el MDA no sepuede identificar con el DP. El
propio Skrbina (2014) también resume esta cuestión:

El dual aspectismo es un monismo, un monismo no con propiedades mentales y


propiedades físicas, sino con un solo terreno metafísico que se manifiesta de dos
maneras. La única materia del mundo es una realidad mental (experiencial,
intencional), aun cuando es también una realidad física (no experiencial, no
intencional) haciendo justicia a nuestras intuiciones dualistas. (p. 229)

Para justificar esta cuestión, creo necesario analizar brevemente el concepto de


"propiedad", para mostrar que este no operaría del mismo modo que los "aspectos" del
MDA.

Tradicionalmente se han entendido las propiedades como aquellas cualidades o


características que predicamos de los objetos o cosas en general (Orilia & Swoyer, 2016).
Así, se entiende que las propiedades son cualidades que las cosas "poseen". Las
propiedades pueden clasificaerse de diversas formas, una de las cuales distingue entre
propiedades esenciales y propiedades accidentales. Las propiedades esenciales son aquellas
que un objeto posee necesariamente, es decir, aquellas que una cosa posee para ser lo que
es; mientras que las propiedades accidentales son propiedades posibles de una cosa, es
decir, son aquellas que una cosa puede o no poseer para ser lo que es (Robertson & Atkins,
2016).

Ahora bien, de acuerdo al MDA los aspectos mental y físico se encuentran en un


único y mismo nivel fundamerntal en la naturaleza, es más, constituyen lo que
denominamos naturaleza o realidad, en este sentido, la realidad "es" dichos aspectos. Es
decir, la realidad es mental y física, en donde por "realidad", "lo mental" y "lo físico", se
denota una única y misma cosa. Así, la tesis no sostiene que la realidad sea mental y física,
en el sentido de que una cosa x "posea" una propiedad M y al mismo tiempo una propiedad
F, lo que sería típicamente la posición del DP. Es decir, la relación entre la realidad y sus
aspectos bajo este modelo no se puede modelar al modo en que típicamente se relacionan
las propiedades con los sujetos que las poseen o instancian (Mx y Fx). Lo que la tesis
sostiene es que M = F y que eso "es" la realidad, no como un tercer elemento x, es decir, no
hay un sustrato el cual soporte dichas "propiedades" o en el cual se instancien dichas
propiedades. Por lo anterior, no parece tener sentido afirmar que los aspectos sean
propiedades, pues no parecen operar al modo en que las propiedades lo hacen.

Por otro lado, si lo mental y lo físico fueran propiedades fundamentales de la


naturaleza a un mismo nivel (tesis del DP), querría decir que cada una de ellas no
solamente podría ser concebida independientemente de la otra, sino que cada una de ellas
podría ser sin la necesidad que que la otra exista4. Pero del MDA no se pueden derivar
dichas conclusiones, pues los aspectos son lo mismo, por ende no puede existir uno sin que
el otro también exista. Esta es una consecuencia del monismo que profesa.

Por todo lo anterior, no cabe identificar o asimilar al MDA como un DP y, por lo


tanto, las objeciones a los principios de este último no podrían ser dirigidas al mismo
tiempo al MDA.

El MDA no es un MN

La identificación entre el MDA y el MN no es menos problemática que el caso


anterior, por lo que no resulta justificado algunos autores (Velmans, por ejemplo) nombren
de manera indistinta el uno y el otro. Tampoco, como mostraré a continuación, resulta
justificado que al MDA se le atribuyan principios que en sentido estricto no sostiene. Para
clarificar mi punto, desarrollaré un breve análisis de las principales tesis del MN.

Es plenamente aceptado que el MN es una tesis desarrollada por pensadores como


Mach, James y Russell5. Quizás es este último uno de los mayor referentes al hablar del
MN en la filosofía contemporánea. De acuerdo a Russell el MN es una tesis que, al igual
que el MDA, busca resolver el problema de la relación entre lo mental y lo físico heredado
del dualismo cartesiano. Su idea central sostendría que en la naturaleza en realidad existe
un único orden de cosas, pero que ese único y mismo orden es llamado mental o físico
dependiendo del contexto en el cual se desarrolle:

4
El argumento zombi busca establecer esa posibilidad, en ese sentido, si dicho argumento se utiliza dentro de
un marco monista de sustancias, sería típicamente un argumento a favor del dualismo de propiedades.
5
Hay quienes también sitúan sus antecedentes en la filosofía de Spinoza, cosa que no comparto, pues pienso
que quienes afirma esa idea no están distinguiendo el MN del MDA, cuestión que creo necesaria. Si bien este
debate puede ser de interesante desarrollo, no es relevante para esta investigación, por lo que dejaré el punto
simplemente ahí.
El Monismo Neutral es la teoría que sostiene que las cosas comúnmente
consideradas como mentales y las cosas comúnmente consideradas como físicas no
difieren con respecto a cualquier propiedad intrínseca poseída por lo uno o por lo
otro, sino que difieren sólo en lo que respecta a orden y contexto.
[...] Toda la dualidad entre mente y materia, según esta teoría, es un error; sólo hay
un tipo de materia de la que el mundo está hecho, y esta materia se llama mental en
un contexto, física en el otro. (Russell, 1914, págs. 161 - 162)

Ya James (1912) había propuesto una tesis similar a la russelliana, al sostener que el
elemento básico y fundamental que constituye toda la realidad es lo que él denominó
"experiencia pura". Este constituyente fundamental de todo aquello que se llama "realidad",
es en sí mismo neutral respecto de lo que llamamos físico o mental. Lo mental y lo físico
son, de acuerdo a James, el modo en que esta experiencia pura se despliega de acuerdo al
contexto en el cual se presente.

Mi tesis es que si empezamos con la suposición de que sólo hay una materia
primitiva o material en el mundo, una materia de la que todo está compuesto, y si
llamamos a eso «experiencia pura», entonces el conocimiento puede ser fácilmente
explicado como una clase particular de relación entre sí, en donde en la relación
pueden entrar partes de experiencia pura. La relación misma es una parte de la
experiencia pura; uno de sus «términos» se convierte en el sujeto o portador del
conocimiento, el conocedor, el otro se convierte en el objeto conocido. (James,
1912, p.4)

Es interesante notar que, respecto del problema mente-cuerpo y, en particular


respecto del problema de la conciencia, lo que el MN de James sostiene es que, asumiendo
ese principio monista (es decir, la idea de que en el mundo hay fundamentalmente un único
tipo de material que lo constituye), dicho problema debe abordarse como uno
fundamentalmente epistémico, pero que posee bases y consecuencias ontológicas. Lo
anterior se entiende por el peculiar carácter de nuestra experiencia, la cual no solamente es,
sino además es conocida (y solamente en la medida que es conocía la experiencia es). Es
ese doble nivel de análisis en el cual la conciencia se mueve lo que sustentaría nuestra
visión dualista de la realidad.

En otras palabras, de acuerdo a James, si tomamos a la experiencia pura como algo


que es (obviamente acá hay un radical realismo respecto de la experiencia), entonces ella se
encuentra en el contexto de la objetividad y podemos decir que la experiencia no es más
que aquello que representa, es decir una cosa u objeto. Por otro lado, si la experiencia pura
se toma como algo que conocemos, entonces ella se encuentra en el contexto de la
subjetividad y la captamos como un estado mental o un estado de conciencia. Sin embargo,
tanto lo que es como lo conocido siguen siendo la misma experiencia, numéricamente una.

De acuerdo a esto último, del mismo modo en que posteriormente afirmará Russell,
la idea de "contexto" es fundamental para entender la dualidad de la experiencia, que si
bien es una y la misma, puede "tomarse" como mental en un contexto o como cosa u objeto
en otro contexto. El problema mente-cuerpo, entonces, de acuerdo al MN originario, se
resolvería entendiendo que la dualidad mente-cuerpo no llega a un nivel ontológico
fundamental. La realidad, el mundo es uno solo, pero se realizaría como subjetivo u
objetivo, como mental o como cosa, dependiendo del contexto en el cual la experiencia se
tome6.

El MN, así como quizás ocurre con buena parte de las teorías filosóficas, posee
diversas variantes, las cuales sin embargo no dejan de lado un cierto núcleo de principios
que las permiten agrupar bajo una misma categoría. Los antecedentes expuestos sobre esta
teoría dan cuenta de ello, es decir, tanto de la posible diversidad de expresiones de la teoría,
como de sus nociones que poseen en común. Respecto de esto último es destacable la
síntesis expuesta por Banks sobre las tesis nucleares de este modelo teórico, el cual también
retoma las ideas ya expuestas de los monistas neutrales como James y Russell:

1. Monismo: los dominios mentales y físicos forman parte de un mayor dominio


natural de elementos y sus variaciones funcionales.
2. Neutralismo: los elementos no son ni mentales ni físicos; más bien las mentes y
los cuerpos físicos son complejos funcionalmente relacionados de elementos.
Ciertas variaciones funcionales de los elementos se llaman "mentales" y otras se
llaman "físicas", pero no hay dualidad subyacente de variaciones.
3. Identidad psicofísica: toda sensación, como el verde, es también un elemento
físico, por ejemplo, una energía neuronal en el cerebro. No todo elemento es una
sensación, o incluso una sensación posible. (Banks, 2010, p. 175)

En síntesis, de acuerdo a Banks, la neutralidad del MN radicaría en que los


"elementos" (de acuerdo a la terminología ya presente en Russell) fundamentales que

6
Me resulta interesante el paralelo que es posible realizar entre esta reflexión jamesiana y las ideas ya
presentes en el propio Spinoza. En efecto, para Spinoza un solo y mismo modo, puede ser entendido tanto
subjetivamente como objetivamente. Si se entiende subjetivamente, entonces decimos que es una idea y, por
ende, una realidad mental; pero si se entiende objetivamente, entonces decimos que es una cosa. Esta misma
distinción estaría expresada en las nociones de "esencia objetiva" y "esencia formal", con las cuales Spinoza
opera en la Ética.
constituyen la naturaleza no son ni mentales ni físicos; dicho carácter de los elementos le
entregaría a la teoría, además, su estatus de monismo. Los elemementos, al relacionarse,
constituyen lo que llamammos "mental" o "físico". Puesto que lo mental y lo físco surge de
dichas relaciones entre los elementos, los primeros pueden ser reducidos a los segundos en
términos funcionales. Así, además, existiría una identidad psicofísica (ya expuesta con
claridad en las ideas de James presentadas), en donde elementos que se constituyen como
mentales son también físicos. Es decir, existiría una identidad numérica entre los elementos
mentales y físcos, aunque funcionalmente pueden distinguirse uno de otro.

Ahora bien, la idea de que los elementos fundamentales de la realidad o naturaleza


son neutrales, es decir, no son ni mentales ni físicos, resulta problemática para una teoría
como el MDA que asume "realmente" un realismo de lo mental. Asumir de esta manera el
realismo de lo mental implica reconocer que, particularmente las experiencias, no pueden
ser reducidas a otra entidad más fundamental que no sea mental, ni pueden emerger o ser
compuestas por entidades fundamentales que tampoco sean mentales. En otras palabras, el
MDA rechaza un reduccionismo de lo mental y, al mismo tiempo, que lo mental pueda
emerger de elementos no mentales. Sin embargo, como se ha mostrado, estas dos tesis son
plenamente compatibles y aceptadas por las ideas generales que sustentan al MN. Para el
MN lo mental y, por ende la conciencia o experiencia, puede ser reducida funcionalmente a
elementos fundamentales que no son mentales y, por otro lado, lo mental emerge de
elementos fundamentales que no son mentales.

Destacar este último punto, me parece necesario, pues la literatura especializada no


parece reconocer esta fundamental diferencia entre el MDA y el MN. Por ejemplo
Atmanspacher (2012), recalcar la idea (también destacada por Stubennerg, 2016) que tanto
para el MN como para el MDA existiría un nivel fundamental que sería caracterizado como
ni mental ni físico (es decir, neutral). En el caso del MN lo mental y lo físco se reducirían a
dicho nivel fundamental neutral, mientras que para el MDA dicho nivel fundamentan sería
tanto lo uno como lo otro (¿y sería al mismo tiempo ni lo uno ni lo otro?). Por otro lado,
mientras que para el MN lo mental y lo físico corresponden a configuraciones diversas de
dicha realidad fundamental, para el MDA corresponden a una misma configuración, por lo
que lo mental y lo físico resultarían inseparables. En términos de Atmanspacher, entonces,
las diferenciasd entre el MN y el MDA se pueden resumir de la siguiente forma:
1. Para los monistas neutrales tanto la mente como la materia se reducen a un
dominio subyacente y neutral, mientras que para los monistas de doble aspecto la
mente y la materia son dos aspectos básicos e irreductibles de ese dominio
subyacente. En ambos marcos, el dominio óntico subyacente (y sus elementos,
respectivamente), se caracteriza principalmente como ni mentales ni materiales.
2. Para los monistas neutrales, la mente y la materia están separadas en la medida en
que las configuraciones particulares de los elementos del dominio neutro subyacen
al mental, mientras que otras configuraciones distintas de elementos del dominio
neutro subyacen al material. Para los monistas de doble aspecto, el dominio óntico
subyacente se manifiesta de forma general e igualmente bajo ambos aspectos,
unidos entre sí de forma inseparable. (2012, p, 2)

Se aprecia que el primer punto que destaca Atmaspacher no se ajusta a la


caracterización que he dado sobre el MDA pues, por lo ya mencionado, el MDA no
sostiene una tesis de neutralidad del dominio básico, como también es destacado por otros
autores, como Skrbina y Strawson. Así este último sostiene claramente que:

La realidad es sustancialmente una. Toda la realidad es experiencial y toda la


realidad es no-experiencial. El ser experiencial y no-experiencial existe de tal
manera que ni uno ni otro puede decirse que está basado en, o se realiza por, o que
depende de alguna manera asimétrica el uno del otro (etc.). (Strawson, 2006, p. 241)

Ahora bien, este rechazo por parte del MDA al carácter neutral del dominio básico
de la realidad posee una justificación muy clara: si se acepta la neutralidad del dominio
básico, entonces se debe reconocer que lo mental emerge en la naturaleza de una manera
radical. Pero aceptar esta emergencia radical significaría reconocer que la naturaleza
funciona por medio de saltos y que las leyes naturales fundamentales no implican ni
explican a una realidad como la mental. Pero ello sería rechazar el monismo que caracteriza
al MDA, un monismo que sostiene que a nivel fundamental de la naturaleza, ella ya es tanto
física como mental.

En otras palabras, el punto que separa al MDA del MN es que la primera no acepta
la emergencia radical (o "fuerte", en términos de Chalmers, 2006)) que sí es requerida por
el MN para dar cuenta del surgimiento de lo mental (y de lo físico) en la naturaleza.

De acuerdo a Chalmers (2006) la emergencia "radical" o "fuerte" se define de la


siguiente forma:

Podemos decir que un fenómeno de alto nivel es fuertemente emergente con


respecto a un dominio de bajo nivel cuando el fenómeno de alto nivel surge del
dominio de bajo nivel, pero las verdades concernientes a ese fenómeno no son
deducibles incluso en principio de verdades en el dominio de bajo nivel.

El MN requeriría de una forma de emergencia radical pues si acepta que a un nivel


ontológico la realidad no es ni mental ni física, entonces el surgimiento de lo mental (y lo
físico) no podría estar ya implicado en el dominio de bajo nivel que es neutral.

En otras palabras, puesto que el MN sostiene una tesis que niega que a nivel
fundamental la realidad también sea mental, es decir, que afirma que los elementos
fundamentales de la naturaleza son no-mentales, entonces para poder explicar el
surgimiento de lo mental (y particularmente de la experiencia o conciencia) en el mundo,
requeriría de una explicación emergentista radical. Pero dicha necesidad de una explicación
emergentista radical implicaría aceptar que la naturaleza funciona a saltos, que en ella hay
vacíos y que las leyes fundamentales no pueden dar cuenta por sí mismas del surgimiento
de la conciencia en la naturaleza. Todo lo anterior no es aceptado por el MDA, y dicho
rechazo implica para el MDA aceptar que lo mental debe colocarse a nivel fundamental
dentro de la naturaleza.

Conclusión
Son muy pocos los autores que se han dedicado explícitamente a comprender y
justificar el MDA, aunque no son pocos quienes de una u otra forma suponen u operan con
los principios de esta teoría. Comprender el MDA requiere poder distinguirlo de otras
teorías (como el DP o el MN) con las cuales tradicionalmente ha sido erróneamente
vinculado o identificado.

Realizar esta distinción permite evitar en una primera instancia las críticas que más
bien van apuntadas a esas otras teorías con las cuales se confunde. Además, resulta ser un
paso importante para comprender su real alcance como explicación de lo que
tradicionalmente ha sido denominado el problema mente-cuerpo y que, en la actualidad ha
tomado la forma del hard problem.
Referencias

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Consciousness Studies , XIX (9-10).

Chalmers, D. (2006). Strong and weak emergence. Obtenido de Sitio Web de David
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James, W. (1912). Essays in Radical Empiricism. New York, London, Calcutta: Longmans,
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Macpherson, F. (2006). Property dualism and the merits of solutions to mind-body


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89.

Nagel, T. (1996). Una visión de ningún lugar. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica.

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Web The Stanford Encyclopedia of Philosophy:
https://plato.stanford.edu/archives/win2016/entries/properties/

Robertson, T., & Atkins, P. (Verano de 2016). Essential vs. Accidental Properties. (E.
Zalta, Ed.) Obtenido de The Stanford Encyclopedia of Philosophy:
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Skrbina, D. (2014). Dualism, Dual-Aspectism, and the Mind. En A. Lavazza, & H.


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Skrbina, D. (2009). Mind, objets, and relations. Towars a dual-aspect ontology. En D.


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