Vous êtes sur la page 1sur 5

Las redes sociales se han convertido en un nuevo

contexto donde solemos exponer nuestras opiniones,


nuestros puntos de vista o nuestro parecer acerca de
temas controvertidos y debatibles. No obstante, en
muchas ocasiones nuestros puntos de vista se
plantean de modo absoluto o autoritario, debido a que
por error o desconocimiento olvidamos que tales
puntos de vista parten de un conjunto de creencias,
fetiches e ideas previas que pertenecen a una cierta
tradición o situación cultural a la que pertenecemos y
desde las cuales emitimos nuestras observaciones
personales.
Debido a que todo punto de vista parte de pre-
juicios, es decir, del conjunto de creencias,
fetiches e ideas que conforman la posición tanto
psicológica, social y cultural que asumimos
como individuos o como grupos, es necesario
identificar que existen dos tipos de puntos de
vista: los puntos de vista materiales que
provienen de nuestros pre-juicios, y los puntos
de vista formales que parten de ellos, pero que
intentan dar cuenta argumentativamente de
nuestras afirmaciones o negaciones, esto es,
dar cuenta sobre los juicios que emitimos
acerca de algo.
Todo punto de vista tiende a absolutizarse en orden a que proviene
de nuestro interés e importancia por atender de alguna manera un
problema o conflicto, el nivel de atención e importancia que
destinamos a nuestro “modo de ver” las cosas, determina en cierto
grado el potencial de compromiso que cada uno adquiere con sus
puntos de vista, lo que nos podría llevar incluso a desatender las
alternativas propias a tales puntos de vista, pero también a ignorar
sus críticas y a olvidar que nuestras observaciones podrían estar
sumamente prejuiciadas o irremediablemente equivocadas en
relación a algo.
Se ha considerado comúnmente que una falacia es aquella
argumentación que además de ser falsa, también pasa por
verdadera. No obstante, si bien esta es una de sus
características: la de carecer de coherencia lógica, no
debe olvidarse que una falacia también resulta ser toda
infracción a la norma argumentativa, que entre muchas
cosas permite reconocer un mínimo de dos participantes
(Proponens y quaerens) que de primer momento no deben
de invalidar la posibilidad de que la otra parte pueda
presentar una diferencia de opinión.
Las falacias que se cometen usualmente en la red no
permiten ni siquiera plantear una oposición, debido a que
en muchas ocasiones los puntos de vista expuestos allí
son puntos de vista materiales que sucumben – a decir de
Carlos Pereda – a ciertos vértigos argumentales: la
tendencia a prolongar, reafirmar e inmunizarse a las
críticas y alternativas acerca de un determinado punto de
vista.
Desde la filosofía clásica, la argumentación ha sido de
un especial interés para el pensamiento, debido a que
por medio de ella se hace posible exponer y demostrar
de manera formal el modo de comprender un “estado
de cosas” haciendo uso de una constelación de
argumentos que valen para probar un punto de vista.
Desde la Retórica de Aristóteles al De oratore de
Cicerón, recibimos una tradición que a la vez es ciencia
y arte, y desde los aportes contemporáneos de Carlos
Pereda, Van Emeren, Grootendorst y Teuj Van Dijk nos
aproximamos a una fenomenología de la experiencia
argumental, a una teoría de la argumentación y a un
análisis crítico del discurso.

Vous aimerez peut-être aussi