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ACTIVIDADES
3. Conjuga el presente de indicativo de los verbos: desoír, deshacer, decaer y predecir y el pretérito
perfecto simple de indicativo de los verbos contraer, sostener y desandar.
6. Subraya las formas verbales que aparecen en este texto y analízalas indicando, como en el ejercicio
anterior, la persona, el número, el tiempo, el aspecto y el modo:
Aquello sucedió a los diecisiete años. Estábamos en la playa por la tarde y de repente veo unos brazos
que sobresalen del agua. Eran tres muchachas que habían sido arrastradas mar adentro por la resaca y
cuando llegué hasta ellas ya estaban casi ahogadas. Las cogí como pude procurando mantenerles la
boca fuera del agua y fui poco a poco acercándome a la playa.
7. Señala las perífrasis de las siguientes oraciones e indica si son modales o aspectuales:
a. Estoy llegando al campamento.
b. Ya tenéis terminada la obra, ¿no?
c. Los lunes hay que madrugar mucho.
d. El caldo romperá a hervir en un periquete.
e. El niño ha echado a andar esta semana.
f. Sigo pensando en veranear en la costa.
g. No se debe pisar el césped.
9. Escribe el pretérito perfecto simple de indicativo de los siguientes verbos: proveer, traer, saber,
complacer, caber, ejercer, producir, distribuir.
11. Subraya los adverbios de estas oraciones e indica de qué tipo son:
12. Subraya los adverbios de este texto e indica de qué tipo son:
Se oyeron pronto los pasos del prior: menudos, quedos, rápidos. Abrió la puerta.
Pasaré yo delante para encender. Cierre enseguida. Aquí dentro también hace frío, pero no está helado,
como el claustro.
13. Indica de qué tipo son cada una de las siguientes locuciones adverbiales:
a) por los codos d) en gran parte g) a diestro y siniestro
b) sobre todo e) de corazón h) a pedir de boca
c) a la greña f) a derechas
MORFOLOGÍA 3
ACTIVIDADES
14. Señala los adverbios y locuciones adverbiales del siguiente texto y clasifícalos según la circunstancia
que expresan:
Estoy sentado en un banco cuya dureza me impide encontrar una posición que me permita dormir un rato.
Alguien se mueve allá dentro. Sé que es imposible porque el expendio está contra un rincón en donde no hay
puerta alguna. Sin embargo, a cada momento es más evidente que hay alguien encerrado. Me hace señas y
alcanzo a distinguir una sonrisa en ese rostro impreciso, no sé si de mujer o de hombre. Me dirijo hacia allí
con las piernas entumecidas por el frío y por la incómoda posición en que he estado durante tantas horas.
Alguien susurra allá dentro palabras ininteligibles. Acerco la cara a la reja protectora y escucho un
murmullo: “Más lejos, tal vez”.
Álvaro Mutis, Empresas y tribulaciones de Maqroll el gaviero
16. Identifica en este texto los determinativos, los pronombres y los adverbios:
Aunque había cumplido ya cincuenta y tres años, estaba tan bien conservado que parecía mucho más joven.
Era alto, enjuto de carnes, ágil y recio, con poquísimas canas aún, atusados y negros los bigotes y la barba,
muy atildado y pulcro en toda su persona y traje y con ojos expresivos y grandes. No le faltaba muela ni
diente, que los tenía sanos, firmes y muy blancos e iguales. Pasaba don Paco por hombre de amenísima y
regocijada conversación, salpicada de chistes con que hacía reír sin ofender ni lastimar al prójimo y por
hábil narrador de historias.
Juan Valera, Juanita la Larga
17. Identifica en este texto las preposiciones ,los adverbios y las locuciones adverbiales:
Desembarcamos sobre la ribera del mar, y dormidos esperamos a la divina Eos. Y cuando se mostró Eos, la
que nace de la mañana, la de dedos de rosa, envié a unos compañeros al palacio de Circe.
No dejó Circe de percatarse que habíamos llegado de Hades y se presentó enseguida para proveernos. Y
con ella sus siervas llevaban pan y carne en abundancia y rojo vino. Y colocándose entre nosotros dijo la
divina entre las diosas:
Desdichados, vosotros que habéis descendido vivos a la morada de Hades; seréis dos veces mortales,
mientras que los demás hombres mueren sólo una vez. Pero vamos, comed esta comida y bebed este vino
durante todo el día de hoy y al despuntar la aura os pondréis a navegar; que os mostraré el camino y os
aclararé las incidencias para que no tengáis que lamentaros de sufrir desgracias por trampa dolorosa del
mar o sobre tierra firme.
18. Identifica y analiza los determinativos y pronombres que aparecen en este texto:
Debo confesar que soy nervioso, muy, muy nervioso, tremendamente nervioso. Pero, ¿por qué motivo os
empeñáis en decir que estoy loco? Aquella enfermedad había agudizado mis sentidos, pero no los había
destruido ni embotado. Sobre todo tenía un oído agudísimo. Oía todas las cosas del cielo y de la tierra, e
incluso muchas cosas del infierno. ¿Cómo, pues, puedo estar loco? ¡Escuchad y observad con cuánta
cordura y con cuánta calma puedo contaros toda esta historia!
MORFOLOGÍA 4
ACTIVIDADES
Es imposible decir en qué momento entró por primera vez la idea en mi cerebro; pero, una vez concebida,
me persiguió día y noche. No había motivo alguno. Pasión, no la había tampoco. Yo quería al viejo. Nunca
me había hecho ningún mal. No codiciaba su oro. ¡Creo que era su ojo! Tenía un ojo de buitre…, un ojo azul
pálido con una catarata en él.
Edgard Alan Poe, El corazón delator.
20. Analiza los adverbios y locuciones adverbiales que aparecen en este texto:
Mit-sah, el hijo de Castor Gris, estaba en el bosque recogiendo leña cuando se topó con el muchacho al que
Colmillo Blanco había mordido. Sintiéndose fuerte porque varios compañeros estaban dispuestos a
ayudarle, el muchacho recibió a Mit-sah con burlas e insultos. Muy pronto Mit-sah se sintió perdido, porque
estaba solo contra siete u ocho muchachos de su edad.
No lejos de allí, el joven lobo presenciaba el enfrentamiento. Era una lucha entre los hombres y pensaba que
no era asunto suyo; pero cuando advirtió que su amo estaba en un aprieto, de un salto se situó en medio del
combate. En pocos minutos, los muchachos habían huido y Colmillo Blanco regresó triunfalmente a la tienda
de Castor Gris.
Cuando Castor Gris supo lo sucedido, ordenó que premiaran al joven lobo con una ración doble de carne.
Colmillo Blanco nunca había visto tanta carne junta y, cuando poco después se tumbó tranquilamente junto
al fuego, sintió que aquel día había aprendido una nueva ley: “sus” dioses eran intocables y era su deber
atacar a cualquiera que intentara hacerles daño.
Jack Londo, Colmillo Blanco.
Entre los tres no cabían disensiones. Todos acataban de antemano el lugar que les correspondía en la
pandilla. Daniel, el Mochuelo, sabía que no podía imponerse al Moñigo, aunque tuviera una inteligencia
más aguda que la suya, y Germán, el Tiñoso, reconocía que estaba por debajo de los otros, a pesar de que
su experiencia pajarera era mucho más sutil y más vasta. La prepotencia, aquí, la determinaba el bíceps y
no la inteligencia, ni las habilidades ni la voluntad. Después de todo, eso era una cosa razonable, pertinente
y lógica.
22. En el siguiente fragmento de la leyenda La voz del silencio de Gustavo Adolfo Bécquer puedes
comprobar el funcionamiento de las distintas clases de palabras:
En una de las visitas que, como remanso en la lucha diaria hago a la vieja y silenciosa Toledo, sucedieron
estos pequeños acontecimientos que, agrandados por mi fantasía, traslado a las blancas cuartillas.
Vagaba una tarde por las estrechas calles de la imperial ciudad con mi carpeta de dibujo debajo del brazo,
cuando sentí que una voz como un inmenso suspiro pronunciaba a mi lado vagas y confusas palabras. Me
volví apresuradamente y cuál no sería mi asombro al encontrarme completamente solo en la estrecha
calleja. Y, sin embargo, indudablemente, una voz extraña, mezcla de lamento, voz de mujer sin duda, había
sonado a pocos pasos de donde yo estaba.