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AUTOR: JALG0071
4. La reflexión sobre el método. -3-
4.1 Francis Bacon.
Su significación filosófica radica en haber formulado la exigencia de que la ciencia
debía abandonar las interminables discusiones conceptuales (tal como lo hacían los
escolásticos) y convertirse en un saber de las cosas por experiencia, una vez purificada ésta de
los diversos –ídolos- que la falsean. Debe practicarse la observación metódicamente y
completarse con el experimento. El conocimiento científico debe ser práctico y orientarse al
dominio de la naturaleza. En Bacon se manifiesta el antropocentrismo renacentista y la
confianza en la capacidad del hombre para dominar la naturaleza. El instrumento adecuado
para este dominio es la ciencia. Esta es la idea que le lleva a oponerse a Aristóteles, tanto en la
concepción de la ciencia, como en la cuestión del método adecuado.
La concepción de Bacon no resulta relevante, pues Bacon desconoce la importancia que
las matemáticas poseen en la formulación de las leyes y las teorías científicas. De hecho, el
método utilizado por la ciencia no es el de Bacon, si no, el de Galileo. El mérito de Bacon, está
en su notable crítica de los prejuicios que impiden el progreso científico y su confianza en la
ciencia como instrumento de dominio y transformación de la naturaleza.
4.1.1 La inducción.
Bacon proclama, como el método más adecuado para ocuparse de los hechos, la
inducción, proponiéndose corregir en este punto a Aristóteles (que priorizaba la deducción).
Aristóteles concebía la ciencia como un conocimiento teórico. Para Bacon, el conocimiento
científico debe ser esencialmente práctico. El método científico consta de dos momentos: el
inductivo y el deductivo. El inductivo, consiste en establecer principios o leyes de carácter
general a partir de la observación de los hechos. El deductivo, consiste en extraer conclusiones
a partir de principios generales previamente establecidos. Bacon critica a los aristotélicos por el
uso que hacían del momento inductivo, por las siguientes razones:
1. Se reúnen todos los hechos que sean posibles acerca de la –naturaleza- que se
quiera investigar. Por ejemplo, el calor.
2. Se ordenan estos hechos según tres tablas: Tabla de presencia (hechos en los
que se da esa naturaleza o fenómeno), Tabla de ausencia (hechos en los que
no se da), Tabla de grados. En la tabla de presencia, se trata de reunir los
hechos más dispares posibles; en la tabla de ausencia, se trata de recoger
hechos semejantes a los de la 1ª tabla. Ambas tablas deben ir coordinadas
entre sí.
3. Se procede a la inducción propiamente dicha, la cual comienza por el
procedimiento de exclusiones: excluir aquello que no se encuentra cuando se
da el fenómeno. La coordinación de las dos primeras tablas facilita las
exclusiones.
4. Bacon reconoce que este trabajo es muy arduo y supone muchos rodeos.
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Bacon no inventó la inducción: ya fue utilizada desde los primemos filósofos griegos.
Pero Bacon ve en la inducción de los antiguos una –anticipación- de la Naturaleza. Sin
embargo, Bacon no consiguió perfeccionar su método inductivo y pareció dejarse convencer
por la complejidad del mismo. Además, Bacon no llegó a captar el valor de las matemáticas, y
cifró el objetivo de su método en la búsqueda de la forma (esencia) y de las naturalezas
(cualidades). Bacon ignoró realmente la ciencia de su época y creó un método que nadie llegó a
utilizar.
DESCARTES
2.4. El criterio de la certeza: la evidencia. -1-
Descartes crea una estratagema metódica para desconfiar de todos los conocimientos
antes admitidos, encuentra uno que queda fuera del efecto destructor de la duda: es totalmente
seguro que el yo que piensa existe como cosa pensante. Esta es una verdad que a pesar de tener
apariencia de una deducción, en realidad ha sido obtenida por intuición, después de haber
descompuesto todos nuestros conocimientos con el análisis hasta llegar a esta primera verdad
simple. Esta verdad es la base firme sobre la que se puede construir sólidamente el edificio de
la filosofía. Una vez alcanzada la primera verdad cierta, Descartes se plantea la pregunta por el
criterio de certeza. Según Descartes, “pienso, luego existo”, se nos impone como una verdad
cierta por poderla concebir con toda claridad y distinción, se puede establecer como regla
general que son verdaderas todas las cosas que concebimos igual de clara y distintamente.
Según Descartes, la certeza caracteriza a una verdad por la evidencia con la que se nos
muestra, o sea, por la claridad y distinción con que es entendida. Descartes está interesado en
conseguir la certeza o seguridad subjetiva de los conocimientos. El criterio de certeza, es para
Descartes, la evidencia.
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4.3. La relación entre alma y cuerpo. -3-
El que Descartes llegara a reconocer, en su última hora, que el alma está unida a todas
las partes del cuerpo conjuntamente, aunque ejerza de manera inmediata sus funciones en la
glándula pineal, hace verosímil la suposición de que, después del estudio de las pasiones,
admitiera una unión de alma y cuerpo más estrecha de la inicialmente proclamada, aunque sin
acertar a explicarla satisfactoriamente. Para poder entender adecuadamente las sensaciones
como las de dolor, ser, hambre, etc, que no simplemente conozco de modo intelectual, sino que
siento, es necesaria la unión íntima del alma con el cuerpo, a la que se deben, de la que nacen y
dependen esos sentimientos de hambre, sed, dolor, etc. No es pues, el ser humano un alma que
pilotando su cuerpo, se limite a contemplar las averías de éste o a informarse de los requisitos
del mismo modo como algo ajeno, si no, que experimenta y siente en propia carne las
sensaciones y los sentimientos provocados en el compuesto humano por el cuerpo.
Solo al compuesto alma-cuerpo pueden acaecerle afecciones, sensaciones, pasiones, etc..,
provenientes del cuerpo con el que el alma ha de convivir. Descartes muestra una completa
ambigüedad a la hora de explicar la relación entre el alma y el cuerpo.
SPINOZA.
1. Características del racionalismo spinozista. -5-
1.1 Los supuestos básicos.
Tres supuestos básicos de la filosofía de Spinoza:
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También la síntesis puede ser un procedimiento inventivo, tanto de los efectos a las causas
como de las causas a los efectos.
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3. El conocimiento y la realidad.
3.1. La reforma del entendimiento. -2-
El entendimiento no es sustancia (pues solo Dios lo es), ni tampoco es atributo, pues es
quien percibe los atributos, por tanto, solo puede ser un modo de la sustancia concebida en un
atributo, por medio del cual la sustancia se expresa como cosa pensante, luego a excepción de
la sustancia y los modos no hay nada, excepto los atributos. Los atributos tienen un estatuto
que no permite incluirlos entre las cosas que son. Spinoza define así el atributo: “aquello que el
entendimiento percibe de una sustancia como constitutivo de la esencia de la misma”.
Los atributos son el pensamiento y la extensión, mientras que las cosas pensantes y las cosas
extensas deben quedar incluidas en la categoría de modos, los cuales, precisan de otro para
existir y ser concebidos. Dios es causa inmanente de los modos, de modo que las cosas
pensantes son en Dios.
Spinoza distingue entre 4 modos de percepción y señala el modo ideal de conocimiento
intelectual:
Para convertir las ideas claras y distintas en adecuadas, debemos concebir los objetos
solamente por su esencia o por su causa próxima.
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LEIBNIZ
3.2. La mónada. -1-
La materia, esencialmente fuerza, es también infinitamente divisible. Esta divisibilidad
de la materia, tiene su término en el punto matemático en el que dos líneas se cortan entre
sí, concepto sobre el que Leibniz y Newton idearon el cálculo infinitesimal y
metafísicamente entendido, es decir, algo infinitesimal no perceptible por los sentidos, pero
sí exigido y concebible por la razón para poder explicar lo que las cosas son. Leibniz
entendía este punto sustancial como principio activo y causa eficiente del movimiento, la
luz, el calor, etc.
Leibniz describe: “la mónada, no es otra cosa que una sustancia simple, sin partes. Las
mónadas son los verdaderos átomos de la naturaleza y los elementos de las cosas. Cada
mónada creada representa el universo entero.” Con esta noción de mónada, Leibniz trata
de explicar cómo se extiende al mundo físico la condición universal de la libertad. La
mónada es como un átomo espiritual, una sustancia simple, inextensa, eterna, indivisible y
sin forma. Solo Dios puede crearla y destruirla. No existen dos mónadas iguales, sino que
cada una tiene una diferencia interior exclusiva que afecta a su ser mismo. Cada mónada es
también la máxima universalidad, pues constituye una perspectiva única sobre el universo.
Lo único capaz de modificar una mónada es un principio interno que produce gradualmente
una serie de estados.
HOBBES
1. El conocimiento.
1.1 Conocimiento causal y ciencia deductiva. -2-
Hobbes comparte con Descartes que la filosofía debe fundarse en la razón. El modelo
de conocimiento será el de razonamiento que va del modo como se origina una cosa a las
propiedades de la cosa. No comparte la metafísica espiritualista que subyace al
pensamiento cartesiano, sino que en el subsuelo de su filosofía lo constituirán supuestos
materialistas y nominalistas. Hobbes comparte con Bacon la idea del saber basado en las
causas. Podemos decir que comprendemos algo cuando sabemos reconstruirlo a partir de su
causa última. Filosofía, ciencia o saber verdadero, es el conocimiento de los efectos a partir
de sus causas.
Para Hobbes, la causa última de todos los fenómenos es el movimiento. Ya no coincide
tanto con Bacon, como con Galileo, es decir, lo que explica el sentido de los fenómenos no
son sus causas, sino leyes del movimiento, que a su vez son leyes geométricas. Una causa
no es una fuerza activa, sino que alude a unas condiciones que llevan necesariamente a un
determinado resultado. Causas, son las condiciones que nos hacen pensar en un
determinado efecto y sólo en ése. El mérito principal de Hobbes es: haber sido el primero
que trasladó el modelo del conocimiento físico-matemático al campo de la filosofía.
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Toda sociedad nace de la necesidad recíproca o de la ambición, pero nunca del amor o
la benevolencia hacia los demás. No es la benevolencia el origen de las sociedades más
grandes y duraderas, sino el temor recíproco, el miedo al otro. La principal causa de este
temor es la igualdad de la naturaleza en todos los hombres, en virtud de la cual todos
desean la misma cosa. Además, añade la voluntad de dañarse mutuamente, el antagonismo
que deriva de la escasez de los bienes por los que compite y la discrepancia de las
opiniones. El estado de la naturaleza es un estado de guerra incesante de todos contra todos,
en la que no existe la noción de lo justo o injusto mientras no se establezca una ley
impuesta por un poder en común. Este estado de guerra no proviene de una maldad innata
de la naturaleza humana. Los hombres se dan cuenta que esta situación de guerra perpetua
impide la actividad comercial, el trabajo, industria, etc., reduciendo al hombre al estado
animal.
Llegamos así a la ley natural, que no proviene de Dios, sino que se funda en la razón
humana. Las normas del derecho natural se orientan a librar al ser humano del estado de
guerra generalizada y a imponerle una disciplina que le proporcione seguridad y el libre
desarrollo de sus actividades civiles.
Hobbes reconoce algunos límites a este absolutismo político. Por ejemplo, el Estado no
puede mandar a un hombre que se mate o se hiera a sí mismo o a persona querida, a no
defenderse, etc. El poder del Estado debe incluir también el poder religioso, haciendo
coincidir en él Estado e Iglesia. Se llama Estado por recaer sobre ciudadanos y se llama
Iglesia por ejercerse sobre cristianos.
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LOCKE
1.3 Las ideas y sus clases. -2-
Locke considera –idea- el término más adecuado para designar lo que nuestra mente
constituye del entendimiento. Idea es todo aquello que se entiende por esquema, noción o
cualquier otra cosa en que pueda emplearse la mente para pensar. Locke distingue la idea como
contenido de conciencia, del objeto pensado y de las cualidades de este objeto que tienen virtud
de producir en nosotros contenidos mentales. Las ideas son sólo sensaciones y percepciones de
nuestra mente, en la que exclusivamente se encuentran. Locke distingue dos tipos de ideas,
simples o compuestas:
A) Ideas simples: constituyen el material total de nuestro saber. Las ideas simples se
originan de dos formas:
a) Por sensación: se originan las representaciones del mundo corporal,
transmitidas por los sentidos.
b) Por reflexión: se originan las representaciones que el alma tiene de su propia
actividad.
B) Ideas complejas: no son algo nuevo. El entendimiento no tiene poder para inventar
una sola idea, solo para modelar y transformar. La operación por la que la mente
forma representaciones complejas es la abstracción.
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HUME
Conocimiento intuitivo y conocimiento demostrativo.
3.1 Impresiones del sentido externo: las relaciones de espacio y tiempo. -2-
El conocimiento intuitivo reside en la seguridad de las impresiones facticias: que
impresiones tengo y puedo decirlo con absoluta seguridad. Entre estas impresiones a las que
conviene certeza inmediata, intuitiva, cuenta Hume, la relación temporal y espacial de los
contenidos de la sensación. Por tanto, la contiguidad espacio-temporal es la forma más
elemental de la asociación representativa: junto a ella se dan otras dos leyes asociativas que son
la semejanza y la causalidad. La contiguidad es dada intuitivamente por las impresiones, y de
tales hechos existe en el espíritu humano un conocimiento enteramente seguro y libre de toda
duda.
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4.2.4 La costumbre de la identidad personal. -1-
El principio metodológico más importante desde el que se lleva a cabo esta crítica, es el
de la necesidad de reducir las ideas a impresiones, pues basándose en él solo se reconocen las
ideas experimentalmente fundadas y se niega la existencia de un autoconocimiento o
conciencia de uno mismo. Esta negación se plantea en los siguientes pasos:
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KANT
La revolución copernicana de Kant.
2. 1 Juicios analíticos y juicios sintéticos. -2-
El juicio es el acto por el que afirmamos o negamos la existencia o la verdad de algo.
Implica la unión de dos términos (un sujeto y un predicado), así como de una decisión por
parte del sujeto que ha de pronunciarse sobre lo que se propone. Se distingue del razonamiento
en que éste es la vinculación de dos o más juicios. El juicio es el escalón intermedio entre el
concepto y el raciocinio. Kant analiza el funcionamiento del juicio como actividad del sujeto
pensante, y distingue entre juicios analíticos y sintéticos:
A) Juicios analíticos: Son los juicios –a priori-, aquellos en los que el predicado está
contenido en la noción del sujeto, por lo que nada aporta a lo que el sujeto ya es o
dice. Por ejemplo, “los gatos son felinos”. Estos juicios son universales.
B) Juicios sintéticos: Son los juicios en los que el predicado aporta algo al sujeto que
era imposible descubrir por el mero análisis de éste. Por ejemplo, “Antonio ha
acertado la quiniela”. Estos son juicios -a posteriori- siendo ellos los que aumentan
realmente nuestro saber. Estos juicios sintéticos son particulares y contingentes
(nunca podemos estar absolutamente seguros de la verdad de lo que dicen).
Concluyendo, espacio y tiempo no son propiedades de las cosas sino las formas, externa
e interna de nuestra sensibilidad. Espacio y tiempo son los requisitos formales de cualquier
experiencia en el plano del conocimiento sensible. El espacio es la condición de la percepción
externa; el tiempo la condición de la percepción interna. Todas las intuiciones de espacio son
también intuidas en el tiempo, pero no al revés.
De Hegel a Marx
1.1 La inversión de la dialéctica hegeliana. -1-
En opinión de Marx, Hegel permanece en el limitado nivel de las ideas. Su filosofía es
un idealismo incapaz de pasar a la acción. Marx considera que ya no basta con pensar el
mundo, es preciso hacer algo para transformarlo. Marx aplica la dialéctica a una comprensión
de la sociedad capitalista que pone de manifiesto cómo esta sociedad, a través del aumento
ilimitado de las fuerzas de producción y la producción de una clase proletaria revolucionaria,
contiene la semilla de la negación, pero de tal modo que el final del capitalismo coincidirá con
el establecimiento de una sociedad comunista sin clases. Marx estaba convencido que las
condiciones de su utopía comunista estaban formándose ya dentro del útero de la sociedad
capitalista. Para Marx, la filosofía debe contribuir a hacer posible la futura emancipación de la
humanidad.
Lo característico del marxismo es la comprensión de la dialéctica como ley de
desarrollo de la realidad histórica. Marx rechaza el fundamento metafísico de la dialéctica de
Hegel. Lo que Marx acepta de la dialéctica hegeliana es la necesidad del paso de una fase
determinada a su negación. Marx mantiene que el hombre y la historia son el producto de la
libertad en virtud de la cual el hombre se construye a sí mismo, lo que le lleva a postular un
desenlace de la historia como afirmación definitiva de la libertad humana.
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El materialismo mecanicista y el materialismo dialéctico, coinciden en afirmar que todo
cuanto existe es materia o manifestaciones de la materia. Pero se diferencian en que, para el
primero, la realidad es estática e invariable; mientras que para el segundo, todas las cosas se
encuentran en un continuo proceso de variación y cambio. Marx y Engels mantuvieron que la
naturaleza material posee un principio intrínseco de movimiento, en virtud del cual se haya en
continuo proceso de evolución, progreso y desarrollo. Pero para este materialismo nada puede
existir separado de la materia. No existen entidades espirituales.
El materialismo dialéctico evoluciona según las siguientes leyes:
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3.3. La noción de alineación. -2-
El concepto de alineación, tiene una gran importancia para Hegel. Alineación tiene el
significado de enajenación y separación o desgarramiento. Marx distingue entre la alineación
como objetivación, es decir, proceso en el que el hombre se exterioriza y se expresa en los
productos de su trabajo, y alineación como proceso en el que el hombre se enajena de sí mismo
hasta no reconocerse como hombre. En este segundo sentido, la alienación es el mal principal
de las sociedades capitalistas.
El marxismo entiende por alienación: la pérdida o desposesión de algo, de modo que un
sistema económico, una institución o grupo estarán alienados cuando hayan perdido algo
esencial para ellos. Pero, a la vez, alienación también significa un estado mental o ideológico
que nos impide ver la auténtica realidad, o sea, falsa conciencia. Marx diferenciará 2 clases de
alienación: la alienación económica y la alienación ideológica. En conclusión, mientras exista
la alienación económica, subsistirá la alienación ideológica; sólo cuando se ponga fin a la
primera se acabará con la segunda.
En su juventud, Marx analizó los hechos económicos tratando de indagar las causas del
funcionamiento de las relaciones laborales y comerciales de la economía capitalista. Si el ser
humano es libre, entonces su actividad más propia es aquella que le permite realizarse como
ser humano libre y llegar a ser él mismo. Esta actividad es el trabajo. Pero en la sociedad
capitalista, el trabajador, se ve obligado a –vender- su actividad, su voluntad y someterse a las
exigencias del sistema.
Marx distingue 3 niveles de alienación:
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Para Marx, el trabajo sólo como categoría de la mediación entre la naturaleza objetiva y
subjetiva. En virtud del trabajo no sólo la naturaleza externa es modificada, sino que, mediante
los resultados y productos del trabajo también se modifica la naturaleza de los sujetos que
trabajan.
SCHOPENHAUER
1.2. Filosofía y religigión. -5-
Junto al elemento teórico del hombre, coexisten también, una dimensión práctica y
emotiva. En cierto modo, la tradición metafísica reabsorbía estos dos últimos elementos en el
primero. De hecho, se consideraba que lo que induce al hombre a filosofar, más que una
necesidad en sentido propio, era la admiración ante la excelencia, o sea, la sorpresa al constatar
que existe el ser en vez de nada. La admiración que lleva a filosofar brota de la visión del mal y
de la inanidad del mundo. Ese incesante cambio como continuo nacer y perecer de todo ser, y
el dolor de la lucha por la existencia, son vividos por el hombre como mal, como no deber ser.
Experimentamos el mundo como algo cuya no existencia es no solo pensable, sino también,
preferible a su existencia.
Si la filosofía surge de la conciencia de la negatividad y del dolor de la existencia, lo
que se busca como respuesta no son solo principios teóricos explicativos, sino reglas morales
para conducirse en la vida, una vía de liberación y salvación de esta existencia dolorosa e
indigna. Estas son las razones de por qué, religión y filosofía tienen un único origen y
representan respuestas distintas a una misma exigencia. La religión es metafísica y satisface
esa necesidad de forma mítica, mientras la filosofía debe ser capaz de ofrecer una verdad
argumentada y no recubierta por el velo de imágenes míticas y alegorías.
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3. La realización moral de la metafísica. -3-
3.4. El egoísmo. -1-
Para Schopenhauer, la voluntad como voluntad de vivir es aquello que ya no se puede
explicar sino que está en la base de toda explicación, y que lejos de ser el Dios de las
religiones, es el mero agitarse absurdo y sin fin de la vida, o sea la necesidad y subjetivamente,
una quimera presa de la cual todo lo que vive se afana hasta el agotamiento de sus fuerzas por
algo que no tiene valor. La voluntad es algo que, excediendo el principio de razón, es sin razón,
mero mecanismo propulsor o impulso irracional que no tiene su razón suficiente en el mundo
exterior.
Es lo que retiene a los seres singulares en el mundo como primun Mobile
incondicionado de sus movimientos, lo que explica que el hombre ame una existencia llena de
miserias, dolores y aburrimiento, la cual, considerada de un modo objetivo, debería ser
aborrecida por él. Si alguna vez la tensión de este impulso se afloja y amenaza con agotarse,
entonces se muestra como inclinación al suicidio. De esta caracterización de la voluntad como
querer vivir, como deseo, se deriva el que cada ser individual, se encuentre siempre
inevitablemente en conflicto con todos los demás individuos, haciendo de la vida una lucha y
un conflicto incesante. Pues la vida, como querer vivir, se resuelve como determinación básica
a actuar para su conservación, o sea, como egoísmo. Y esto es lo que determina el temor a la
muerte, que se explica por el mismo carácter necesariamente individual de todos los seres. Las
ideas de un comienzo (nacimiento) y de un final (muerte) no son más que el producto de la
representación del hobre que por tener conciencia y razón, va acompañada de temor.
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NIETZSCHE
1. El nihilismo. -2-
1.1 Dios ha muerto.
La preocupación del conjunto de los escritos de Nietzsche es determinar las condiciones
necesarias para reformar la situación social y cultural en la que vive el europeo contemporáneo.
Una de estas condiciones, es la del cambio que debe producirse en la actitud que este europeo
mantiene en relación con su cuerpo, mal considerado e incluso despreciado por la moral
tradicional; un cambio de sentido de educar los impulsos –en vez de reprimirlos- para que
funcionen en nosotros como fuentes de energía positivas. De un ser humano reprimido –que es
como él ve al occidental contemporáneo- no puede brotar más que una acción social y unos
productos culturales nihilistas (o sea, impregnados de resentimiento y miedo).
Nietzsche orienta su reflexión a hacer posible esta transformación, y parte del anuncio
de la –muerte de Dios-. Por –muerte de Dios- entiende la pérdida, en las sociedades
contemporáneas de Occidente, de la fe en la religión cristiana y de la influencia social del
poder de la Iglesia. Esta pérdida de fe en Dios representa que los valores de la moral, el bien y
el mal, pierden su funcionamiento trascendente. Y esta ha sido una de las consideraciones que
más han afectado al mundo contemporáneo. Porque con la –muerte- del Dios cristiano
desaparece la autoridad incuestionable, -divina- de la verdad y del bien. Nuestra vida deja de
tener puntos de referencia absolutos, para aparecer como meras creaciones de los hombres,
quienes colectivamente las han ido produciendo para satisfacer las exigencias de su existencia
en el mundo. –Nihilismo- viene de la palabra latina –nihil-, que significa nada. Hasta ahora los
seres humanos creían que lo que ellos consideraban bueno o malo era así porque Dios lo había
establecido de ese modo como una ley eterna e indiscutible. También consideraban que lo
verdadero o lo falso eran tales según se refirieran adecuadamente o no al modo de ser de las
cosas tal como Dios las había creado y ordenado.
Con la –muerte de Dios- sobreviene la desvalorización de los grandes valores
tradicionales. También pierde toda su razón de ser la creencia en la inmortalidad del alma, así
como la idea de que los seres humanos tenemos una dimensión espiritual que nos diferencia de
los demas seres del mundo. Si no se cree en Dios, es ser humano y su destino no tienen ya
ningún fundamento divino trascendente, sino que su existencia se reduce a su vida sobre la
tierra, igual que la de los demás seres mundanos.
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En otras palabras, tendemos a llenar ese hueco que ha dejado el Dios muerto con
otras máscaras, sin duda peores, de la nada. Es decir, la –muerte de Dios- no supone una
superación automática del nihilismo. Seguimos haciendo de la nada la guía de nuestra
existencia.
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Desribir en lugar de explicar.
Se trata de de ver el lenguaje tal cual es y describir su uso y función que empleamos en
cada situación, si queremos comprender el lenguaje. La tarea inicial de la filosofía ahora es
proporcionar una terapia a esa enfermedad, -enseñar al mosquito a salir de la mosquitera-,
deshacer embrollos descubriendo sus causas y conseguir una claridad completa. Es preciso
advertir que el pensamiento está secuestrado por el lenguaje. Cada lenguaje se justifica a sí
mismo como una forma de vida. La vida cambia y con ella los cambios físicos. El lenguaje es
una actividad que tiene muchos usos y funciones, como cualquier actividad humana. Entender
el lenguaje es advertir su complejidad. Ninguna de las palabras o frases tiene un significado
fijo. Tampoco tiene una vigencia permanente. Todo está en orden tal como está, hay que
renunciar a toda teoría previa. No se trata de explicar nada, solo de describir. No hay
significados que entendidos como nombres, expresen cosas singulares. Parece claro, que las
críticas de Wittgenstein son una autocrítica. Quiere dejar las cosas tal como están, pero tratar
de verlas como son. Este no es un significado calificable de negativo.
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3.4.3. La filosofía como terapia del lenguaje. -3-
La filosofía ya no puede seguir estando animada por la ilusión de encontrar lo ideal más
allá de lo real ni dentro de lo real, ni tampoco puede consistir en la búsqueda de una unidad
formal deducible como sintaxis universal o como expresión de la estructura lógica y
trascendental del mundo. La pluralidad de los juegos de lenguaje reduce la coherencia y la
objetividad de cada uno de ellos al funcionamiento de sus reglas, a sus operaciones comunes.
La filosofía no puede ser otra cosa que análisis de nuestras múltiples formas de expresión. Es
muy propio de la filosofía analítica afirmar que cualquier problema resulta profundo
simplemente cuando todavía no está lo suficientemente aclarado, y por tanto eliminado como
problema. Disolver estos problemas es curar el lenguaje y eso da un sentido a la filosofía como
terapia del lenguaje.
Lo que corresponde hacer al análisis, es delimitar el espacio operativo de cada juego
lingüístico en su inexorable efectualidad. Para nada se trata de intentar reformar el lenguaje,
sino de mostrar simplemente cual es el modo correcto de usarlo. Sería más exacto decir que en
vez de curar el empleo ordinario de un lenguaje, debe tratarse de que ese empleo nos cure a
nosotros de los problemas indecibles que nos ha creado la filosofía, esa filosofía tradicional
que ha creído siempre que el lenguaje ordinario era la apariencia que había que exorcizar.
POPPER.
3.2. Falsabilidad y contrastabilidad. -1-
El criterio de demarcación de Popper es la falsabilidad o contrastabilidad de las teorías,
que adquiere una relevancia especial como alternativa de verificabilidad. La falsabilidad
supone:
1) Un modo concreto de entender la ciencia empírica al que debe responder tal criterio.
2) Un modo de entender el valor de la epistemología desde la que habrá que
comprender la función de tal criterio.
El criterio de falsabilidad debe dar razón de los dos aspectos que, según Popper, definen
la ciencia empírica: su carácter propiamente empírico y su carácter evolutivo. El carácter
empírico de la ciencia implica dos propiedades de los enunciados científicos: que nos
proporcionan información sobre la experiencia y que son capaces de explicar la experiencia. La
falsabilidad hará referencia, por una parte, a la estructura lógica de los enunciados científicos, y
por otra, a los procedimientos de la investigación científica. Para Popper, afirmar que una
teoría pertenece a la ciencia empírica, quiere decir que afirma algo acerca de algo. Enunciado
científico, quiere decir, enunciado que afirma algo sobre la experiencia. La forma de saber si lo
que dice un enunciado pertenece a la experiencia es contrastando el enunciado con la
experiencia. El problema consistirá en saber cómo se puede llevar a cabo esta contrastación.
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Una teoría científica no es directamente contrastable con la experiencia, ya que esta es
siempre individual y concreta, y la teoría es universal y abstracta. Contrastar una teoría con la
experiencia supone, deducir enunciados singulares a partir de ella y verificar en la práctica
estos enunciados. Una vez hecho esto puede suceder:
1) Que los enunciados singulares sean refutados por la experiencia, en cuyo caso la
teoría queda también refutada o falseada.
2) Que los enunciados singulares sean verificados por la experiencia, en cuyo caso la
teoría no queda verificada, sino sólo corroborada provisionalmente.
KUHN
2.1. El concepto de paradigma. -3-
“Considero a los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que,
durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad
científica”.
Los paradigmas son, un marco o perspectiva bajo la cual se analizan los problemas y se
trata de resolverlos. Por ejemplo, el movimiento aparentemente irregular de los planetas en el
cielo es un problema concreto. Podemos verlo a la luz del paradigma que ofrece la teoría
geocéntrica de Aristóteles. En éste caso, por lo tanto, la labor del científico será mostrar que la
irregularidad de los planetas no es tal y aclarar a qué se debe dicha apariencia. Pero podríamos
verlo también partiendo del paradigma de la teoría heliocéntrica. Los paradigmas son, por lo
tanto, macroteorías que se aceptan de forma general por toda la comunidad científica y a partir
de las cuales se realiza la investigación. El objetivo de la misma es aclarar los posibles fallos
del paradigma (como por ejemplo datos empíricos que no coincidan exactamente con la teoría)
o extraer todas sus consecuencias. A este proceso de investigación basado en un paradigma se
le denomina "ciencia normal". En palabras de Kuhn:
Esta fase del desarrollo de la ciencia ocupa la mayor parte del tiempo de los científicos,
la mayor parte de científicos realizan trabajos rutinarios de comprobación para mostrar o poner
a prueba la solidez del paradigma en el que se basan. En ocasiones, un paradigma no es capaz
de resolver todos los problemas, y estos persisten a lo largo de los años o de los siglos, tal vez
acumulándose junto con otros. En ese caso el paradigma en conjunto comienza a ponerse en
cuestión y los científicos comienzan a considerar si supone el marco más adecuado o la forma
más correcta de abordar los problemas o si debe ser abandonado.
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La crisis supone la proliferación de nuevos paradigmas, en un principio tentativos y
provisionales, con vistas a resolver la o las cuestiones más problemáticas. Estos nuevos
paradigmas compiten entre sí y cada uno trata de imponerse como el enfoque más adecuado.
Finalmente, se produce una revolución científica cuando uno de los nuevos paradigmas
sustituye al paradigma tradicional (como sucedió con la visión del mundo copernicana, que
derrocó a la concepción aristotélica): Las revoluciones científicas se consideran aquí como
aquellos episodios de desarrollo no acumulativo en que un antiguo paradigma es reemplazado,
completamente o en parte, por otro nuevo e incompatible.
HUSSERL
3.4. La intencionalidad como estructura de la conciencia. -2-
El fenómeno o esencia se manifiesta a la conciencia por un acto de reducción. Al
suspender la creencia en el mundo real, me quedo con ese mismo mundo, pero sólo tal como se
manifiesta y en tanto que se manifiesta a mi conciencia. Por tanto, el mundo, queda convertido
en término de mi conciencia solamente. Para la Fenomenología, la conciencia tiene, el carácter
estructural de un mero darse cuenta de algo. Toda conciencia es siempre y sólo conciencia de
algo. Para la Psicología, la conciencia es una actividad mental que tiene sus momentos y
mecanismos propios: querer, pensar, recordar, etc. Cada uno de estos mecanismos tiene
características peculiares. Todo ello pertenece al dominio de los hechos.
Esta distinción entre vivencia particular y mundo vivencial, hecha en Ideen, tiene su
precedente en otra distinción, entre representación y significado, que sirve para aclarar mejor
de qué se trata:
1) Husserl entiende por representación el contenido psíquico subjetivo de un sentido o
un concepto.
2) Significado, es la generalidad ideal del conjunto de modos posibles de cumplirse y
representarse ese sentido.
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5.1.2. El conocimiento histórico como descripción adecuada de la experiencia histórica.
Este mundo tiene su ser en la corriente misma de las vivencias, está en un continuo
movimiento de relativización de su validez. Es incompatible con el ideal objetivista de la
ciencia pura. Se trata de un concepto histórico apto para fundamentar una descripción adecuada
de la experiencia histórica. Se podría preguntar por la estructura de lo que abarca a todos los
contextos experimentados alguna vez por los humanos. Esta estructura representaría la
totalidad de la posible experiencia del mundo como tal.
“Mundo de la vida”, hace referencia a otra cosa: al todo en el que entramos viviendo los
que vivimos históricamente. La infinitud del pasado y el carácter abierto del futuro histórico,
no son conciliables con ese proyecto de totalidad. El yo que reflexiona sabe que vive en
determinaciones de objetos, cuya base y fundamento es el mundo de la vida.
HEIDEGGER
2.2. La estructura ontológica del ser-en-el-mundo. -3-
En el ser-en-el-mundo, Heidegger estudia, la consistencia del ser-en como “habitar
cerca de”, “ser familiar”. El mundo forma parte del ser del ser-ahí como el horizonte en el que
puede revelarse en su totalidad. Es la mundaneidad del ser-ahí como a priori. Por mundo debe
entenderse el conjunto de referencias en vista del cual el ser-ahí es, o sea, el ámbito en el cual
acontece el sentido. El pensamiento aprende a conocer el sentido en el mundo en el que está, lo
que hace aparecer como ilusoria la pretensión objetivista del pensamiento tradicional. El
mismo conocimiento de los seres naturales no se produce bajo la forma de su modo
determinado de ser-en-el-mundo. A la mundaneidad no se puede acceder por el conocimiento
matemático, a no ser que el hechizo de la presencia oriente al pensamiento hacia lo
permanente, que es lo que las matemáticas conocen. En definitiva, esto significará la necesidad
de renunciar a la ilusoria pretensión de disponer de una teoría del conocimiento como
propedéutica de toda ontología, pretensión del pensamiento occidental.
La experiencia auténtica no muestra, por un lado, un objeto y por otro lado objetos.
Originariamente percibo siempre ya implicado en un mundo, que es un conjunto de entes
interrelacionados, a mi disposición y con un significado cada uno; nunca estoy fuera o por
encima del mundo como si fuese un puro espíritu y dispusiese de la posibilidad de una mirada
absoluta.
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El mundo aparece siempre primero como un mundo de sentido, y ese sentido encuentra
su fuente y su fin en la existencia. Para la existencia, lo primero son las objetivaciones que la
ciencia pretende analizar en sí y con independencia de su significación y de su utilidad para la
existencia. Lo que se llama relación –objetiva- con las cosas es una relación derivada, que
supone una puesta entre paréntesis de la existencia práctica. El sentido y la existencia son
previos a esa verdad tal como la define la ciencia moderna. La negación abusiva del ser-en-el-
mundo es el origen de lo que también se denomina crisis del sentido en el mundo
contemporáneo.
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4.4. Diferencias entre la téchne griega y la ténica moderna. -8-
Comparada con la téchne griega, la técnica moderna presenta 4 importantes diferencias.
HANS-GEORG GADAMER
3. La ontología de la comprensión.
3.1. El carácter hermenéutico de la existencia. -2-
Un mérito indiscutible de Dithey fue situar en el primer plano de la preocupación
epistemológica el problema de las ciencias del espíritu, llamando la atención sobre el método
hermenéutico. La segunda etapa la constituyen los planteamientos de Gadamer, que elevan la
hermenéutica al rango de una ontología. Esto quiere decir que la hermenéutica no tiene sentido
como método, sino sólo si es ya ella misma el proceso en que se manifiesta la verdad. Esto lo
expresa en su libro “Verdad y método”. La novedad más importante la ofrece Heidegger al
considerar que comprender no es una actividad humana entre otras. Heidegger afirma que la
sustancia de toda manifestación humana, de toda acción y comportamiento es comprender.
Cuando Heidegger emplea esta expresión –ser-en-el-mundo-, la palabra mundo no significa el
mundo como conjunto de las cosas, de los hombres o de los países del planeta Tierra. Ni quiere
decir que el hombre es o exista en el Mundo. Mundo significa aquí el mundo de los
significados fijados en el lenguaje y que procede siempre de la comprensión.
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Decir que el hombre es ser-en-el-mundo- es decir que todo hombre desarrolla su
existencia envuelto en un horizonte de significaciones lingüísticas del que dependen sus
posibilidades de comprensión.
MAX HORKHEIMER
3. La dimensión utópica de la conciencia. -3-
3.1. El abandono de la esperanza revolulcionaria.
En los escritos de los años 60, Horkheimer abandona su anterior concepción de la
racionalización como un objetivo que es preciso realizar, para lograr una sociedad más justa, y
aparece una estimación bien distinta de la racionalización como tendencia inmanente al
desarrollo de la humanidad. El reino de la igualdad, no significa ya el reino de la libertad, sino,
opresión más brutal. Esa organización total, cada vez más eficaz de la producción y el consumo
que satisface las necesidades primarias de los individuos, se produce a costa de reabsorber
todas las diferencias en la identidad, de neutralizar la autoridad del individuo y someterlo, a las
exigencias de la uniformidad. Justicia y libertad no son valores identificables, sino, conceptos
dialécticamente antitéticos. Cuanta más justicia, menos libertad y viceversa. Querer realizar la
igualdad implica limitar la libertad; dejar a los hombres en libertad conlleva dar paso a las
diferencias. La equiparación económica juega a favor de la desaparición progresiva de la
opresión de unas clases sobre otras, pero produce otro tipo de opresión y de miseria más difusa
y menos fácil de combatir. Así, de una pretensión de una teoría social que se autocomprende
sobre la base de los principios del marxismo, se ha pasado a una visión pesimista del proceso
histórico.
ADORNO
Crítica a la lógica formal.
2.1. Lógica y represión formal. -2-
El proceso real y vital de la sociedad constituye el núcleo de contenido de toda lógica.
El carácter irrebatible de las leyes lógicas deriva del carácter de coacción de la
autoconservación, para la que la ley última es sobrevivir o perecer, ley que se refleja en el
principio lógico de que entre dos proposiciones contradictorias sólo una es verdadera y la otra
falsa. El carácter abstracto de este principio, y de la lógica en general, lo impone la
complejidad de intereses en una sociedad en la que los intereses universales sólo coinciden
accidentalmente con los del individuo, y donde la opresión objetiva asume, frente al individuo,
la dignidad de interés general.
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Todo el rigor de construcciones lógicas, no son más que el reflejo de la estructuración
de la sociedad en el conjunto de sus relaciones correspondientes y de la división del trabajo.
Esta característica de las formas lógicas de pensamiento no es expresión de solidaridad social,
sino, de la unión indisoluble entre sociedad y violencia. Cuanto más problemático es un saber,
tanto más debe insistir en su propia rigurosidad. Por la misma fuerza de la lógica, el sujeto
escapa a un retorno a la naturaleza, a lo irracional múltiple, e imprime a su propia experiencia
la forma de la identidad del hombre tendente a la autoconservación racional. Los primeros
principios lógicos son por tanto, ante todo tabúes decretados que tienen por contenido una
prohibición. Está en nuestras manos, realizar o no la verdad de ese principio, pues sin una
general aceptación de su exigencia, la oposición entre verdad y error perdería su eficacia y
sentido. El principio de identidad no es un nodo de ser, sino, una regla acerca de cómo se deber
pensar, la cual separada de los actos individuales por los cuales fue creada, pierde su verdadero
sentido. La tesis, de que el individuo no es más que mera apariencia, es subsidiaria de la lógica
y en la lógica encuentra su mejor confirmación. Al reivindicar el verdadero significado de la
lógica, Adorno es consciente de que su objetivo no puede ser otro que el de reconstruirla.
HABERNAS
1.1 Teoría crítica y racionalidad. -1-
Ser objetivo significa para el científico, restringir la función del conocimiento al simple
ejercicio de la razón pura. La ciencia se convierte en un eficaz instrumento que no se utiliza
precisamente para resolver determinadas necesidades reales de los hombres, para combatir la
ignorancia y establecer un orden social más satisfactorio, sino, que puede volverse en contra
del hombre como medio eficaz de dominio, opresión y anulación de su existencia misma.
El problema básico que preocupa a Habernas, es el de explicar teóricamente la relación
de la teoría con la praxis, frente a la hegemonía actual del cientificismo en todos los frentes. En
este sentido, Habernas distingue entre 2 procesos de racionalización analíticamente distintos: el
técnico, que subyace a la acción racional con respecto a fines, y el práctico, que subyace a la
acción comunicativa:
1) El primero se refiere a las acciones o sistemas de acción en las que predominan los
elementos de decisión racional y de utilización instrumental eficiente del
conocimiento tecnológico. Lo decisivo aquí es la orientación en función del control.
2) La acción comunicativa es aquella en la que predominan los aspectos de
complementariedad y de consenso. Lo decisivo aquí es la orientación en función de
la reciprocidad y comunicación (interés comunicativo).
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Para Habernas, las distorsiones de la comunicación constituyen fenómenos de
simbolización. La comprensión exige una interpretación en la que el sentido se comprenda
mediante la explicación del origen del no-sentido, sobre la base de conceptos que no pueden
ser tomados ni de la expresión dialogal ordinaria, ni de la exegesis textual centrada en la
comprensión directa del discurso.
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4.2. El carácter racional-comunicativo del lenguaje.
No hay razón que no sea verbal. Todo pensamiento es enunciado, todo enunciado es
comunicación e implica una reivindicación como exigencia de reconocimiento. La pretensión
de validez o de verdad es de alcance universal. La dimensión racional de todo discurso está en
esta pretensión del reconocimiento universal. El reconocimiento de la razón se explicita de
distinta manera según el tipo de discurso. En la práctica de la argumentación, aparece con la
máxima claridad. Hoy, ser racional es practicar la discusión argumentada más abierta y más
libre posible.
UNAMUNO
El conflicto entre la razón y la vida.
2.1. Contra la razón analítica. -3-
El rechazo enérgico de Unamuno a la idea de que la regeneración de España significaba
la adopción de la industrialización y la tecnologización desarrolladas en otros países, es lo que
le lleva a defender una España cerrada y hermética que, si ha de volver su mirada al mundo
externo, debería mirar a África más que a Europa. Al igual que Ganivet, insiste en que los
españoles se olvidarán de Europa y aprenderán a identificarse con las esencias más puras de su
propia historia. Es posible que lo que late bajo esta reacción sea una defensa frente a la razón
europea, de la vida humana concreta y de su supremacía en un mundo dominado por la
economía, el mercado y el progreso meramente material. Es decir, se advierte un cierto
conflicto fundamental entre razón y vida y se toma partido decididamente por la vida frente a
la razón. Unamuno insiste en la idea de que la vida humana no debe quedar subordinada a
ninguna clase de principios abstractos racionalistas, ya sean científicos, éticos o políticos. Si
cada pueblo aparece en el mundo con limitaciones, también ofrece cualidades características, y
Unamuno cree que una de ellas es una importancia conferida al hombre vivo y concreto por
encima de abstracciones, leyes o imperativos morales.
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3.3 Razón vital y razón práctica. -2-
El concepto central de la filosofía de Ortega es el de la vida que se supera en cultura y
libertad mediante el ejercicio de la razón, convertida en función vital y en órgano de libertad.
El conocimiento es la manifestación esencial de esa tendencia ascendente de la vida en su
aspiración a superarse siempre más allá de cualquier versión cerrada y estática de si misma. El
ser humano solo realiza el proyecto de sí mismo en íntima conexión y trato con la objetividad
de la cultura, de manera que entra en posesión de sí mismo mediante el dominio conceptual del
contenido vital de sus vivencias inmediatas. La razón vital es, al mismo tiempo, una razón
conceptual y una razón práctica, orientadora de la vida en su relación con el mundo. Conocer
es explorar el mundo desde nuestra circunstancia concreta y desarrollar una acción creativa
como despliegue de nuestra propia potencialidad. El mundo acoge al yo y lo desposee de su
inmovilismo y de su abstracción, haciéndolo aparecer como una vida concreta.
Autor: jalg0071
Curso: 2015/2016
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