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Física de suelos
Con enfoque agrícola
Eduardo Narro Farías
Convencido de que gran parte de la pro
blem ática agrícola causante de los bajos
rendim ientos de algunos cultivos podría
resolverse m ediante el m anejo del com
plejo físico del suelo, el investigador y
profesor universitario E duardo N arro
Farías, reconocido por sus trabajos sobre
aplicaciones agrícolas de la física de sue
los, ofrece a los productores, técnicos,
estudiantes y profesionales del área, un
texto práctico y accesible donde aborda
los principales tem as de esta m ateria,
que les dará los recursos para encontrar
posibles soluciones a problem as especí
ficos del cam po.
La obra se centra en la caracterización
de los suelos agrícolas con base en el
estudio de su com posición, sus propie
dades físicas y la aplicación de los p rin
cipios físicos del suelo en procesos de
transporte de agua, sales y calor.
O
Traducción y revisión técnica: Agustín Contin
GENESIS Y
CLASIFICACIÓN DE
S. w. Buol
F. D. Hole
R. J. McCracken
EDITORIAL n i n
TRILLAS O
M élico, Argenlliia, EapaAa, 'e e í W é w * '
C o lo m b ia. Puerto Rico. Ven ezu ela I
Catalogación en la fuente
r Buol, 5. W. ' ^
Génesis y clasificación de suelos. - 2a ed. - México :
Trillas, 1 9 9 0 (reimp. 2013).
417 p . : i l . ; 23 cm.
Traducción de: 5o// Génesis and Classification
Incluye bibliografías e índices
ISBN 9 7 8 -9 6 8 -2 4 -3 9 3 1 -5
5
Prólogo
7
P ara ilustrar los perfiles de suelos se ha hecho uso limitado de diagramas,
pues nuestro deseo es que las clases se expliquen con diapositivas a color.
La colección conm em orativa M arbut de diapositivas a color, de 2 x 2 pul
gadas , recopiladas por la Soil Science Society o f America, es un excelente
m aterial didáctico para este propósito.
El esfuerzo invertido en la preparación de esta obra constituye la expresión
de nuestro agradecimiento por la orientación y las motivaciones de las que
hemos sido afortunados receptores en el pasado, al igual que la expresión del
deseo de com partir lo que hemos aprendido. Nuestra expresión de reconoci
miento se dirige a las numerosas personas que nos ayudaron en la prepara
ción del m anuscrito. La responsabilidad por cualquier descuido u omisión
es exclusivamente nuestra.
S. W. Buol
F. D. H ole
R. J. M c C racken
8 PRÓLOGO
índice de contenido
Presentación
Prólogo
Cap. 1. Introducción
Desarrollo histórico de la teoría de la génesis del suelo, 14. Perspecti
vas sobre los orígenes de la ciencia de la génesis del suelo, 16. Algu
nos conceptos fundamentales de génesis de suelos, 20. Métodos para
el estudio de la génesis del suelo, 26. Perfil del suelo, 28. Suelos indi
viduales: el suelo como componente tridimensional del paisaje, 31.
Referencias bibliográficas, 33.
10 IN D IC E DE C O N T E N ID O
Cap. 13. Principios y desarrollo histórico de la clasificación de suelos
Finalidades de la clasificación, 206. Definiciones, 207. Principios,
208. Sucesión de clasificaciones, 209. Cómo evitar el rigor mortis en
la clasificación, 210. Perspectivas históricas de la clasificación de sue
los, 210. Referencias bibliográficas, 219.
IN D IC E DE C O N T E N ID O
Ambiente, 335. Procesos edafogénicos, 336. Usos de los oxisoles, 339.
Clasificación de los oxisoles, 339. Referencias bibliográficas, 341.
12 IN D IC E D E C O N T E N ID O
Introducción
La génesis del suelo es aquella parte de la ciencia del suelo (algunas veces
llamada edafología, cuando se combina con la clasificación) que trata de los
factores y procesos de formación del suelo. Incluye la descripción e inter
pretación de los perfiles del suelo, los cuerpos y los patrones de suelos en
la superficie terrestre. Generalmente se le considera como el estudio de la
formación de suelos en la superficie de la corteza terrestre; aunque algunos
científicos amplían el término para incluir materiales subacuáticos que
soportan vida vegetal y animal. Algunos de los primeros geólogos conside
raron como suelo muchos depósitos no consolidados. De aquí que surgieran
términos muy generales, tales como “ suelos glaciales” , “ suelos loessianos”
y “ suelos coluviales” , en la actualidad considerados erróneos. El término
“ suelos aluviales” subsiste aún en la bibliografía edafológica. La génesis
del suelo es el estudio del desarrollo del suelo a partir de materiales geológi
cos, tales como granito, calcita, despojos de acarreo glacial, loess, coluvio y
aluvio. Puesto que los suelos se desarrollan a partir de estos materiales geoló
gicos, se les conoce como “ suelos formados por deposición glacial, de loess,
de coluvios” , etc. En genética de suelos, nos interesan no sólo los depósitos
geológicos como tales, sino también la porción superior que ha sido invadida
por materia orgánica, o que ha sido alterada por otros procesos, origina
dos por su posición en la superficie terrestre. La génesis del suelo incluye la
intemperización no sólo del m anto superficial de rocas, sino también, la alte
ración de compuestos orgánicos.
La génesis del suelo es el estudio de los cambios en los cuerpos del suelo.
Es la ciencia de la evolución de los suelos, que se conciben com o unidades
naturales (Pomerening y Knox, 1962) y, en parte, como unidades arbitrarias
(Taylor y Pohlen, 1962) en el mosaico del paisaje.
La palabra “ edafología” (Editorial Staff, 1940; Gibbs, 1955; Leeper,
1953, 1955; Northcote, 1954) se ha empleado a la vez com o sinónimo
de ciencia del suelo (Sigmond, 1938) y com o alternativa para el nom bre de
génesis del suelo (Vilenskii, 1957). La génesis del suelo es el depósito princi
pal, si no el refugio, del concepto de suelo como “ entidad natural que debe
estudiarse en sí misma como un todo” (Cline, 1961). Este concepto ha so
brevivido a la fragm entación de la ciencia del suelo en quím ica, m inera
logía, física y fertilidad de suelos. La génesis de suelos puede asim ilarse a
un sistem a de puentes que comunican ocho islas llamadas química, física,
geología, biología, clim atología, geografía, antropología y agricultura. El
carácter interdisciplinario del tem a le da una im portancia adicional en la
formación de científicos (Abelson, 1964) y en la resolución de problemas
de ecología humana.
Aunque la génesis del suelo es interdisciplinaria, en los Estados Unidos
se ha enseñado principalm ente en el ám bito de las escuelas de agricultura.
Gran parte de nuestros conocimientos sobre suelos se fundam entan en
observaciones hechas por investigadores de suelos ocupados de la cartogra
fía y la clasificación sobre el terreno. La utilidad de los mapas de suelos
para fines prácticos ha atraído la atención de expertos en ingenieria y pla-
neación, que representan una variedad creciente de usuarios interesados
en la génesis de suelos.
14 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
Figura 1.1 V. V. Dokuchaev. Figura 1.2 C. F. M arbut.
D E S A R R O L L O H IS T Ó R IC O D E L A T E O R Í A D E L A G É N E S IS D E S U E L O S 15
del suelo, dilucidando el carácter biológico de la génesis de suelos foresta
les. En 1912, Gedroiz introdujo el concepto del intercam bio catiónico en
suelos.
En los Estados Unidos, E. W. Hilgard (1833-1916), en su carrera de
geólogo y científico de suelos, publicó trabajos sobre suelos alcalinos y
sobre las relaciones entre suelos y clima (Hilgard, 1892). “ Vio la tierra del
granjero como un m anto ricamente bordado, cuyo diseño y tejido merecian
celo y preocupación científica” (Jenny, 1961). Hizo un trabajo monum ental
sobre suelos alcalinos, en los que “ su com binación de form as de tierra,
tablas de agua, procesos alcalinos de intemperización de rocas, respuestas
de las plantas y prácticas de cultivo, incluyendo riego y drenaje, ofrecían
un todo arm ónico, hoy rara vez igualado” . A la edad de sesenta años escri
bió un tratado sobre el suelo en sus relaciones con el clima (1892). C. F.
M arbut (1863-1935), cuando era director de la inspectoría de suelos de los
Estados Unidos, leyó un trabajo de Glinka en una traducción alem ana y
presentó sus conceptos a la consideración de los científicos de suelos de Es
tados Unidos (Krusekopf, 1942). Charles E. Kellog (1902- ), quien
sucedió a M arbut en la dirección de la inspectoría de suelos de Estados
Unidos, ha continuado con sus colaboraciones al desarrollo de la clasifica
ción de suelos, sobre las bases dejadas por Dokuchaev y Glinka (Soil
Survey Staff, 1951, 1960).
Hans Jenny escribió un excelente tratado sobre los cinco factores que
rigen el desarrollo de los perfiles del suelo. Observó que la explicación cuan
titativa de los procesos de form ación del suelo no podía progresar sin un
cuerpo de datos, que aún no estaban al alcance de los científicos en la época
en que concibió su obra.
Los especialistas en el estudio del suelo del m undo entero, particularm en
te en la URSS, Australia, Nueva Zelanda, Europa y las prim eras colonias
del Im perio Británico han desarrollado la ciencia del suelo regional en
función de la geografía y la génesis del suelo.
“ Se requiere ser un genio para crear una m ateria como tem a diferente
del pensamiento. . . Se necesita un talento extraordinario para emprender
el análisis de lo obvio” (W hitehead, 1925). Com o hemos dicho, si a alguien
podemos atribuirle la creación del tema denom inado génesis del suelo, es
a V. V. Dokuchaev (1846-1903). Fue él quien concibió el suelo como un
cuerpo natural organizado, evolucionado y en evolución bajo el influjo de
los factores de form ación del suelo. El medio del suelo, incluyendo la parte
llamada “ hom bre m oderno” , modela el suelo y, en grado considerable, el
suelo se conform a en muchos aspectos a su medio. Dokuchaev pudo instau
rar la ciencia de la génesis del suelo, no sólo debido a sus facultades extra
ordinarias y a su energía como científico, sino también al desafio de orden
práctico que su gobierno le impuso, es decir, aum entar la productividad del
16 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
suelo en los chernozems y otros suelos de las estepas rusas, donde la sequía
y el ham bre se hacían sentir periódicamente. Dokuchaev pudo instaurar
la ciencia del suelo porque había heredado las actitudes y los hábitos de la
ciencia moderna.
Antes del año 1600, las investigaciones sobre suelos eran elementales
desde el punto de vista científico. Hace 4 000 años el ingeniero Yu, origina
rio de China, clasificó los suelos de acuerdo con el color y la estructura
(Thorp, 1936). Varios autores griegos y rom anos habían analizado los
suelos desde el punto de vista teórico y el práctico. Pero la época de la cien
cia, que comenzó en 1600 y se extendió a través de toda Europa, creó
un interés apasionado por la aplicación de los principios generales a hechos
irreductibles y obstinados. La apertura a la ciencia moderna, fue el resul
tado de una notable y única combinación de: a) razonam iento claro,
analítico y deductivo, como el practicado por Aristóteles, por los religiosos
cultos de la Edad Media y los juristas rom anos; b) la fe cristiana medieval,
instintiva, en un Dios personal todopoderoso que creó y conserva el orden
universal, y c) un interés activo en las simples ocurrencias cotidianas.
A nim ado por la fe en la existencia de un orden en los fenómenos naturales,
el razonam iento inductivo llegó a ser una herram ienta muy útil en el
descubrimiento de relaciones entre hechos detallados de la naturaleza y
principios generales. En tanto que los griegos consideraban al destino como
una fuerza que rige los acontecimientos trágicos, solemnes, inescrutables,
el hom bre moderno cree, sin lugar a dudas, que el orden de la naturaleza
controla los resultados científicos (W hitehead, 1925). El actual proceso
familiar de clasificar suelos en regiones pequeñas y a lo ancho de los conti
nentes, es una prueba palpable de la interrelación existente entre principios
generales y observaciones detalladas.
El descubrimiento hecho por Dokuchaev, un grupo de sus colegas (Sibeirt-
zev, Ototzky, Kostytchev y otros) y algunos estudiantes, como también el de
ciertos predecesores, incluyendo a M. V. Lom onosov, fue el de establecer la
relación entre m ultitud de hechos relativos a los suelos y los principios
científicos generales. Fue ésta una aplicación exploratoria, en la década de
1870, de la perspectiva que, hacia 1900, hizo posible la ciencia del suelo
y, en últim a instancia, la formación de un gran número de científicos
de suelos. Hoy día, la ciencia del suelo puede ser sólo una subcultura útil,
entre muchas otras; un m étodo entre muchos, en el que las imágenes
cambian y se desarrollan (Boulding, 1956), pero es una subcultura de mucha
significación.
La generalización de que los suelos son cuerpos naturales, que resultan
de las influencias de ciertos factores de form ación, particularm ente el clima,
podrían hacerla más fácilmente observadores científicamente entrenados,
que trabajan sobre un gran territorio, más grande que cualquier nación
aislada, por ejem plo de Europa occidental. En Rusia se disponía de
un vasto territorio, que ofrecía zonas extensas de suelos y ambientes
contrastados a los ojos inquisitivos y al talento de los científicos, quienes
tenían interés tanto en las observaciones detalladas como en los principios
generales.
O R ÍG E N E S D E L A C IE N C IA D E L A G É N E S IS D E L S U E L O 17
Es posible que la génesis del suelo haya sido lenta en su desarrollo, debido
a que la “ edafósfera” no se reconocía, en general, como una esfera dife
rente, como era el caso de la litosfera, la hidrosfera y la atm ósfera. En reali
dad la edafósfera es una porción arbitraria tom ada de estas esferas y
que guarda con la biosfera los mayores contactos. La complejidad de los
suelos hizo también de la edafósfera un asunto parcialm ente vedado a la
investigación.
Heredam os de la fe medieval europea la convicción de que todo en el
universo guarda un secreto que podemos descorrer y disectar racional
mente. Esta convicción o form a de pensamiento hace posible la investiga
ción. Hemos llegado a considerar la naturaleza, no como algo desprovisto
de sentido, sino com o el asiento de organismos o unidades de organización
en el proceso de desarrollo. P or consiguiente, es significativo para nosotros
poner atención a las ocurrencias cotidianas en sí mismas. Un científico de
suelos que cava en el suelo un hueco puede ser abordado por el propietario
de la finca con la pregunta “ ¿busca petróleo?” o “ ¿busca oro?” . Sin
embargo, con la fe con la que él busca puede descubrir una nueva verdad y,
lo que es significativo, el trabajo del científico de suelos es aceptado gene
ralm ente por el propietario com o algo razonable y valioso.
A la génesis de suelos pueden aplicarse las tres etapas de desarrollo de una
disciplina, enum erados por W hitehead (1925):
Etapa 1: Localización en el espacio y en el tiempo. La operación bási
ca de m apear suelos con objeto de registrar sus posiciones en el espacio es
un requisito previo para el desarrollo de la ciencia de la génesis de suelos.
La descripción y la caracterización de los perfiles del suelo son procesos
en los que se establece qué es el suelo y dónde está localizado. La localiza
ción de los suelos con respecto a los factores ambientales, entre los cuales se
cuenta el tiempo, es un aspecto esencial de este estudio.
Etapa 2: Clasificación. W hitehead llama a esto “ la m itad del camino
entre lo concreto inm ediato de las cosas individuales y la abstracción
completa de la noción m atem ática” . Se ha ideado una gran variedad de
clasificaciones genéticas y descriptivas. La term inología va desde los
símbolos hasta los términos sintéticos basados en las lenguas clásicas y,
finalmente, a una mezcolanza de términos folclóricos (Wilde, 1953), nom
bres y adjetivos. Las variedades (fases de suelos), especies (tipos de suelos)
y varias agrupaciones más am plias (grandes grupos de suelos en los Estados
Unidos y tipos de suelos en la URSS) son abstracciones de entidades defini
das, necesarias en clasificación de suelos (Cline, 1949).
Etapa 3: Abstracciones matemáticas. Las abstracciones más avanza
das son posibles por medios m atemáticos. Las relaciones existentes entre los
suelos y otros fenómenos pueden expresarse estadísticam ente (Bidwell y
Hole 1963, 1964; Hole e H ironaka 1960; Jenny 1941, 1961). La subjetivi
dad y variabilidad del juicio hum ano pueden, por tanto, eliminarse o al
menos evaluarse, de tal manera que los hechos hablen por sí mismos, a menudo
a través de caminos inesperados.
No basta establecer definiciones corrientes de entidades de suelos. Es
reveladora la consideración de otras corrientes de pensamiento acerca de los
18 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
suelos. P o r ejemplo, se ha definido al suelo como medio de crecimiento de
las plantas. Esa definición no es satisfactoria, por cuanto depende de algo
ajeno al suelo. Además, los lagos, los océanos, los tremedales de esfagnínea
y aun los glaciares y los seres hum anos son medios de crecimiento de algas,
liqúenes, musgos o plantas superiores. N ikiforoff (1959) define el suelo como
“ la piel excitada de la parte subaérea de la corteza terrestre” . El suelo es
una entidad inestable, un “ torbellino” en movimiento muy lento o el
segmento corto de un río de m ateria mineral y orgánica. El suelo es un
torniquete a través del cual pasa una procesión interminable de átom os. El
suelo es un cuerpo natural de m ateria mineral y orgánica que cambia o ha
cambiado en respuesta al clima y a los organismos. Dicho cambio se llama
génesis del suelo.
Desde el punto de vista genético, no necesitamos saber si un suelo es pro
ductivo para las plantas, arena para moldeo, o arcilla china. Consideramos al
suelo como una colección de cuerpos naturales, importantes como tales, rela
cionados entre sí y con otros factores y fenómenos, de suerte que pueden eva
luarse o medirse. El reconocimiento de suelos tiene una perspectiva genética,
en contraste con la actitud práctica del estudio de la capacidad de la tierra.
Varios científicos de suelos han com parado éstos con un animal: aportes
al suelo de m ateria mineral y orgánica, análogos a la alimentación; cambios
de estos materiales en el suelo, similares a la digestión; pérdida de m ate
riales por lixiviación o escapes de gases, análogos a la eliminación y em ana
ción. Incluso puede decirse que un suelo alto produce vástagos si la erosión
transporta porciones suyas a un valle inferior donde el suelo aluvial resul
tante exhibe algunas de las características del suelo original. En este sentido,
un suelo joven puede “ m adurar” . Las denominaciones de suelos jóvenes,
m aduros y seniles corresponden a las clasificaciones topográficas de Davis
(1902) en estados de juventud, madurez y edad adulta.
Los geólogos pueden considerar un suelo com o la unidad epidérmica de
un cuerpo geológico, por el cual deben pasar todos los materiales en el ciclo
de erosión de la roca a los sedimentos arrojados a los océanos.
Los químicos pueden considerar al suelo, al igual que Liebig (1840),
como un recipiente o tubo de ensayo en donde la m ateria mineral ha sido
colocada por fuerzas y agentes naturales, y dentro del cual el hom bre vierte
los abonos para sum inistrar nutrientes necesarios para el crecimiento de la
planta. Los físicos conciben el suelo com o una masa física, cuyas carac
terísticas y com portam ientos cambian con variaciones de tem peratura y
contenido de humedad. Los ecólogos entienden el suelo como parte del
medio, condicionado por organismos que, a su vez, influyen sobre otros
organismos. Los expertos agrícolas e industriales pueden describir al suelo
como una m áquina, cuyas partes principales son agregados y raíces, y que
produce cultivos y ganadería. P ara el historiador, el suelo es un recuento del
pasado. El artista y el filósofo ven en el suelo una combinación estética, si
no mística, de fuerzas que aportan vida y muerte; pueden incluso ver simpli
cidad en él, como si algo en el universo fuera tan simple que sirviera como
ejemplo de semejante cualidad. El suelo es una concurrencia de materiales y
ordenam ientos relacionados con los “ factores de formación del suelo” .
O R IG E N E S DE L A C IE N C IA D E L A G É N E S IS D E L S U E L O 19
Puede decirse que un cuerpo de suelo es un “ sintógrafo” , dispositivo
natural que registra una síntesis de todo lo que ha acontecido en ese sitio.
Un suelo puede contener granos de cuarzo de miles de millones de años,
cristales recientes de calcita, fragm entos cerámicos de hace mil años, algo de
m ateria orgánica heredada de plantas de hace quinientos años y m antillo
vegetal incorporado en el curso de algunas semanas. En este sentido, un
cuerpo de suelos es realmente un sintógrafo. El desafio al que se enfrenta
el científico de suelos es a aprender a leer este diagram a.
1 L os n o m b res de suelos en éste y en o tro s cap ítu lo s del p rin cip io de la o b ra , se d efinen en
cap ítu lo s p o steriores.
20 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
M ediante la concentración de nutrientes y tejidos orgánicos en la superfi
cie del suelo, las plantas contrarrestan los procesos de lixiviación y en
un grado considerable protejen el suelo contra los agentes de la erosión.
Algunos horizontes de suelos, conocidos com o “ panes” , actúan como
estratos resistentes, al soportar la erosión allí donde los panes están bajo
formaciones altam ente desintegrables. La intemperízación orgánica contri
buye a la descomposición y a la eluviación del material.
Concepto 4. La arcilla2 se produce en el suelo.
Los suelos que contienen minerales intemperizables a arcillas silicatadas
de capa, son cuerpos naturales en los que se form a la arcilla; son “ fábricas de
arcilla” .
La resistencia de los sistemas de suelos a la erosión, citada en el concepto
3, da tiempo para que algunos minerales intemperizables del suelo se alteren
a arcillas y para que las arcillas se sinteticen a partir de los productos de
intemperización. Es probable que las partículas de arcilla en las lutitas de la
columna sedimentaria sean, en gran parte, productos de formación del suelo.
Concepto 5. En el suelo se producen complejos orgánicos y minerales.
D urante los procesos edafogénicos del suelo, los compuestos orgánicos
entran en relaciones complejas con la arcilla. A las lombrices de tierra, que
actúan com o prom otores de este proceso, se les ha llamado “ fábricas de
suelos” (Jacks, 1963).
Concepto 6. En el curso de la edafogénesis ocurre una sucesión de
suelos.
C uando sobre un material matricial del suelo actúan regímenes sucesivos
de procesos edafogénicos se produce una secuencia de suelos que tienen
características distintivas. El concepto de ciclo edafológico incluye “ suelos
jóvenes” , “ suelos m aduros” y “ suelos seniles” . Se presentan sucesiones
bioedafogénicas y cataedafogénicas. En el prim er caso predom ina una suce
sión vegetal; en el segundo, intemperización y “ degradación” del suelo.
Concepto 7. En la génesis del suelo, la complejidad es más común que
la simplicidad.
Un suelo simple es el formado bajo el influjo de un solo proceso dom inan
te, como es el caso de un suelo joven form ado en dunas de arenas ácidas. La
invasión del material mineral por materia orgánica, bajo la forma de plantas
“ precursoras” , es el proceso dominante. Los suelos simples son raros. Un
suelo complejo, caso común, es el formado bajo el influjo marcado de dos o
más procesos.
Concepto 8. Muy poco del continuo del suelo es anterior al Terciario y,
aun en este caso, la m ayor parte no es anterior al Pleistoceno. Esta es una
medida de la estabilidad limitada de la superficie de la Tierra.
Concepto 9. P ara una com prensión clara de los suelos es requisito
imprescindible el conocimiento de la climatología.
Es fundam ental el concepto zonal ruso climático-vegetativo de la génesis
del suelo. El clima y los organismos dejan su huella en el m anto rocoso,
bajo la form a de suelos.
2 El c o n c e p to de arcilla incluye aquí ta n to la e s tru ctu ra m ineral arcillo sa, com o las
p artícu las m en o res de 2 u de d iám etro .
A LG U N O S CONCEPTOS F U N D A M E N TA LE S 21
Concepto 10. P ara la com prensión de los suelos, es indispensable un
conocimiento del Pleistoceno.
Los cambios de clima, las comunidades vegetales, la acción de agentes
geológicos, los niveles del m ar, los ciclos de erosión y deposición ocurridos
durante el Pleistoceno y que, según Flint (1947), aún continúan, han ejer
cido un influjo m arcado en los materiales matriciales del suelo.
Concepto 11. Hay puntos observables de cambio m arcado en los índices
y el grado de respuesta del suelo al medio.
El influjo de los factores externos sobre las características del suelo no se
ejerce uniform em ente a través de la totalidad del medio, sino que se con
centra en una o más porciones del rango de los factores.
Concepto 12. P ara el m anejo de los suelos, es básico el conocimiento de
la génesis del suelo.
El influjo del hom bre sobre los factores de formación del suelo puede
controlarse y planearse mejor en el futuro, a la luz de los descubrimientos
de los genetistas de suelos.
Concepto 13. La paleontología es un aspecto que está cobrando im por
tancia en la ciencia de la génesis del suelo.
Aunque la ciencia de la génesis del suelo está primordialmente relacionada
con los paisajes actuales, adquiere utilidad histórica por extensión del pasado.
Un cuerpo de suelo puede estudiarse, por lo menos, de tres maneras:
como una especie anatóm ica, com o transform ador y como sistem a abierto
(Schaetzl y Anderson, 2005).
Así como Louis Agassiz (1807-1873) enseñó a sus discípulos los cono
cimientos sobre los peces, haciendo dibujos exactos de las especies de esos
animales, Dokuchaev, Hilgard, Marbut, Kellogg y otros trasmitieron el co
nocimiento de los suelos describiéndolos cuidadosamente (Marbut, 1935).
El manual de reconocimiento de suelos (Soil Survey Staff, 1951), que Cline
(1961) ha considerado como uno de los mayores trabajos edafológicos que
se han escrito, es una guía detallada de la descripción científica de los per
files del suelo. La m orfología trata de la estructura del suelo. La morfología
de los cuerpos de suelos y de regiones de suelos más grandes, realmente han
sido estudiadas por los edafólogos menos sistemáticamente que el perfil. La
descripción de la anatom ía del suelo es fundam ental, ya que nos aporta no
sólo una inform ación exacta acerca de los suelos, sino que tam bién nos lleva
a indagar sobre su génesis. Las observaciones presentan generalmente el es
tado del cuerpo del suelo y su paisaje circundante a una hora o día particular.
Brewer (1964) empleó el térm ino edafografía, definida como “ la descripción
sistemática de suelos, cim entada en observaciones de cam po, especies dispo
nibles y secciones delgadas y en datos obtenidos por otras técnicas sobre ta
maño, forma, disposición e identificación de constituyentes” .
22 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
El suelo como transformador de energía
E N E R G ÍA IR R A D IA D A
Intercambios
Evaporación R eflexión
I ntercambios de
Intercam bios de
energía entre el
energía por m edio
suelo y el aire, por
de organismos
convección y con
ducción
Ganancias y Ganancias y
pérdidas de pérdidas de
energía por Transferencias de energía energía por la
deposición entre suelos por: erosión
conducción,
convección,
condensación,
evaporación,
Ganancias de infiltración y
energía por tras- flujos insaturados
locación lateral Pérdidas de
energía por
traslocación la
teral y vertical
Fuentes y dispersores
de energía:
modificaciones de m ine
rales, modificaciones de m a
terias orgánicas, actividades
biológicas, fricciones,
hidratación y secado,
congelación y deshielo
Calor de la Tierra
25
sistema suelo produce e introduce en el ciclo nuevas formas de m ateria
les orgánicos y minerales, en tanto que esa m ateria está siendo eliminada del
sistema hacia el medio y el sustrato.
El suelo es parte de una com unidad simbiótica en la que los seres hum a
nos, las plantas y los animales se proveen de sus necesidades mutuas (Bidwell
y Hole, 1965). El ecosistema social al sur de Wisconsin, por ejem plo, deter
mina que sean numerosas las vacas lecheras y no los búfalos; que sea
extensa la vegetación de granos y no de praderas; que florezcan en grandes
superficies los campos de heno y no los bosques.
Los suelos son complejos que aún no han estado sujetos a experimentos
controlados. El clim atrón en los Shaw Gardens de San Luis ha logrado con
servar una gran variedad de condiciones climáticas tropicales y subtropica
les dentro de un solo espacio grande; pero allí, los experimentos controlados
en el desarrollo del suelo serían difíciles de establecer. El suelo se perturba;
el contraste en los factores de formación del suelo es insuficiente de un lugar
a otro y el tiempo transcurrido desde la construcción del clim atrón es
demasiado corto para producir perfiles de suelos reconocibles. Es conce
bible que experimentos de laboratorio con columnas de suelos podrían
extenderse a paisajes en m iniatura, bajo condiciones artificialm ente contro
ladas; pero no se conocen ejemplos de tales experimentos.
Aunque son muy variados los intentos que se han hecho en génesis de
suelos, pueden distinguirse cuatro métodos generales de análisis, según las
diferentes circunstancias.
26 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
endurecimiento irreversible del suelo en todo el mundo; de otra m anera, no
contaríam os con la agricultura que hoy conocemos.
2w
---------- X ,(100) = / (índice de semejanza)
A + B
De acuerdo con este análisis, se considera el perfil del suelo como una
exposición vertical de horizontes de un suelo individual, el cual es un cuerpo
de suelo que puede definirse en función de los rasgos del perfil, cuyas dispo
siciones y combinaciones son únicas en una zona geográfica.
Definición y concepto
Perfil
del suelo
P E R F IL D E L SU ELO 29
dada por una capa de perm afrost, es im portante, para la comprensión del
solum, describir dicha capa de perm afrost.
En conclusión, para com prender por completo el solum, parece más razo
nable considerarlo com o aquella parte del perfil del suelo que está influida
por las raíces de las plantas. Sin embargo, una descripción completa del
suelo no se detiene en el solum, sino que incluye uno o más horizontes
subyacentes.
Sección de control
La sección de control es una porción del perfil del suelo delimitada en fun
ción de una profundidad arbitraria o una gama de profundidades,
en centímetros o pulgadas.
Algunos suelos son tan profundos o tienen límites inferiores tan sutiles
que, en la práctica, el suelo se clasifica y se mapea sin un conocimiento del
solum completo. En el trabajo de reconocimiento de suelos en Estados Uni
dos, la capa de suelo y /o material matricial a la profundidad de 25 a 100 cm
(10 a 40” ) se considera como la sección de control en suelos sin horizonte tex-
tural B (horizontes argílicos) o los 50 cm (20” ) superiores de ese horizonte
argílico, si está presente. En regiones donde se practica el riego o donde hay
que utilizar drenes, 1 metro (40” ) no es profundidad suficiente para descri
bir adecuadamente el suelo y, en consecuencia, debe utilizarse una sección
de control más profunda. No obstante, donde estas prácticas no son com u
nes, se pierde tiem po en describir un suelo a una profundidad m ayor de
30 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
1 metro (40” ), cuando sólo deben hacerse interpretaciones prácticas del
reconocimiento. Esta regla de trabajo arbitraria no tiene sitio en un estudio
de génesis de suelos, aunque se hace referencia a las secciones de control en
la clasificación de ciertos suelos.
El pedón
Un pedón es el volumen más pequeño que puede reconocerse com o suelo
individual y se ha descrito como sigue (Soil Survey Staff, 1960):
32 C A P . 1. IN T R O D U C C IÓ N
Los criterios que dependen de prácticas de m anejo son generalmente
excesivos para que sean útiles. Un m ejoram iento en el m anejo del suelo
puede conferir falta de sentido a las clases de suelo, basados en las condi
ciones obtenidas bajo prácticas antiguas.
No debemos ser dogmáticos acerca de los criterios utilizados en clasifica
ción de suelos. La mejor prueba de los criterios es su aplicabilidad en el
trabajo de reconocimiento de suelos hecho por más de una persona o grupos
de personas.
Los principios y desarrollo histórico de la clasificación de suelos se estu
dian en el capítulo 13.
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 33
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34 C A P . 1. I N T R O D U C C I Ó N
Morfología de suelos ^
o p . 'A
P e r f il d e l s u e lo
P e d ó n d e l s u e lo
1m —<
cual se reconocen y anotan las propiedades del suelo determ ina la calidad
de la descripción resultante. Las descripciones son la parte principal y bá
sica de la clasificación de suelos en categorías definidas. Las siguientes
definiciones de propiedades del suelo se basan en las prácticas comunes
en Estados Unidos. Debe reconocerse que las prácticas varían algo y que
lo que aquí se presenta representa el formato prescrito por el SCS-USDA
(Soil Survey Staff, 1962).
36 CAP. 2. M O R F O L O G IA DE SUELOS
En algunos casos persisten en el suelo colores remanentes, es decir, hereda
dos de los materiales iniciales.
El color está compuesto de tres variables medibles: matiz, valor y tono
cromático (Soil Survey Staff, 1951).
El matiz es el color espectral dom inante y está relacionado con la longitud
de onda de la luz; el valor es una medida del grado de oscuridad o clari
dad del color y está relacionado con la cantidad total de luz reflejada; el
tono crom ático es una medida de la pureza o fuerza del color espectral.
Estas tres variables se han com binado en tablas de colores estándar que
cubren las gamas encontradas en los suelos. En la tabla de colores de los
suelos, los diversos matices se ordenan por páginas, con una página para
cada matiz. Las unidades de valor, se colocan verticalmente en cada página y
las unidades de tonos cromáticos horizontalm ente. En cada página opuesta
a las fichas se encuentran los símbolos de los colores y sus correspondientes
nombres en inglés.
Un ejemplo de notación para el color del horizonte de un suelo es
10AR6/3. La interpretación de esta notación es: matiz 10AR (10 amarillo-
rojo), valor 6 y tono 3. El nom bre propio para este color es pardo pálido.
Debido a que el color del suelo depende de la hum edad, especialmente con
respecto al valor, es necesario anotar las condiciones de hum edad del suelo
en el momento en que se describe. A veces es práctico describir sólo el color en
húmedo. Sin embargo, cuando el suelo en observación está seco, se anotan
los colores en húm edo y en seco. El m oteado se describe en función de tres
características: contraste, abundancia y tam año del área de cada color. Se
tom an las siguientes convenciones, basadas en un trabajo de Simonson
(1951), Soil Survey Manual (Soil Survey Staff, 1951).
C O L O R , C O L O R B A S IC O Y M O T E A D O S 37
C o n tra ste Puede describirse como débil, distinto o prominente, como
sigue:
CLASES TEXTURALES
C O N S IS T E N C IA A V A R IO S C O N T E N ID O S DE H U M E D A D 39
<2, O 'g, o O O o o o o
-< --------------- Porcentaje de arena
* Arena m uy fina (0 .0 6 -0 .1 ) que se considera como lim o para las agrupaciones de fam ilia;
los fragmentos gruesos se consideran como equivalentes a la arena gruesa en los
lím ites entre los limo» y las margas.
I l i l i l í I I I I II II I I I
A Ñ IN A
OSD A GRAVA L IM O A R C IL L A
M «y M i«
fi n a
V* ueae A«»e
CHAVA ARENA
L IM O O A Ñ C IL L A
(m u m | F ia * Gruaaa | MMKm | * -ne
0 Ñ A V A 0 P !C O R A ARENA L IM O -A R C IL L A
Jü ll| I i m u i i i
» I
I I I I I
■■i,. .1 A. . L
TemeAo de gr»n<*t, en milímetro»
Cementación
Débil: El material puede rom perse con las manos.
Fuerte: El material es frágil pero puede romperse fácilmente con
un martillo.
Endurecido: Aunque el material es frágil, se requiere un fuerte golpe
del martillo para romperlo.
ESTRUCTURA
CUTANES: D E S C Rl PC I O N D E C A M P O 41
TA B LA 2.1 Tipos y clases de estructura del suelo
Muy fino o muy Laminar muy Prism ático muy Columnar muy Bloques angulares Bloques subangu- Granular muy Migajón muy fino
delgado delgado; < 1 mm fino; < 1 0 mm lino; < 1 0 mm muy finos; lares muy finos; fino; < 1 mm < 1 mm
< J mm < 5 mm
Fino o delgado Laminar delgado; Prismático fino; C olum nar fino; Bloques angulares Bloques subangu Granular fino; Migajón fino;
1 a 2 mm 10 a 20 mm 10 a 20 mm finos; lares finos; 1 a 2 mm 1 a 2 mm
5 a 10 mm 5 a 10 mm
Medio Laminar medio; Prism ático me Columnar medio; Bloques angulares Bloques subangu- Granular medio; Migajón medio;
2 a 5 mm dio; 20 a 50 mm 20 a 50 mm medids; tarrs medios; 2 a 5 mm 2 a 5 mm
10 a 20 mm 10 a 20 mm
Grueso o espeso Laminar espeso; Prismático Columnar grueso; Bloques angulares Subangular Granular grueso;
3 a 10 mm grueso; 30 a 50 a 100 mm gruesos; grueso; 5 a, 10 mm
100 mm 20 a 50 mm 20 a 50 mm
Muy grueso o muy Laminar muy Prism ático muy C olum nar muy Bloques a n g u la r e s Bloques G ra n u la r muy
espeso espesoq> 10 mm grueso; > 1 0 0 mm grueso; > 1 0 0 mm muy gruesos; subangulares muy grueso; > 10 mm
> 5 0 mm gruesos: > 5 0 mm
NÓDULOS Y CONCRECIONES:
RECONOCIMIENTO Y DESCRIPCIÓN
N O D U L O S V C O N C R E C IO N E S : R E C O N O C IM IE N T O Y D E S C R IP C IÓ N 43
El color, la dureza, el tam año y la abundancia relativa de nodulos y
concreciones se reportan frecuentemente en las descripciones de campo. De
ser posible, se rom pen los nodulos y concreciones, y se hace una descripción
desde su interior. Pueden hacerse ensayos rápidos para determ inar el agente
cementante. La efervescencia al HC1 indica cementación por carbonatos. La
efervescencia al H 20 2 indica óxidos de manganeso. La cementación por sili
cio se indica en concreciones que pueden efervescer o no con HC1, para que
se desintegren al ser colocadas por varias horas en NaOH concentrado.
44 CAP. 2. M O R F O L O G Í A D E S U E L O S
que tengan cambios de color en la gam a de pH encontrada en un suelo
dado. El equipo de pH Hellige-Truog, que emplea tres indicadores orgáni
cos, ha sido utilizado con éxito en muchos suelos, donde el valor de pH
está entre 4 y 7.5. P ara suelos con valores de pH por encima de 7.5 es acon
sejable utilizar un indicador tal como azul de timol o cresol rojo. P ara
suelos extrem adam ente ácidos son útiles indicadores tales como am arillo de
metilo, brom ofenol azul o azul de timol.
Un problem a inherente a todos los procedimientos colorimétricos utiliza
dos para determ inar los valores de pH del suelo es proveer un fondo de
color uniform e, libre de la decoloración provocada por el material suspen
dido, mineral u orgánico. Este problem a se resolvió en el equipo de pH
Hellige-Truog espolvoreando sulfato de bario inerte sobre la muestra,
después de que el indicador ha sido mezclado con el suelo y dejando que la
solución coloreada empape el polvo de sulfato de bario blanco. Esta misma
práctica puede utilizarse con otros indicadores.
En algunos suelos, los indicadores orgánicos son absorbidos por el m ate
rial del suelo dejando incolora la solución. Este problem a puede resolverse,
al menos parcialmente, colocando un papel de filtro limpio en contacto con
la solución del suelo y dejando que el papel se humedezca por capilaridad.
Entonces puede agregarse el indicador al papel con buenos resultados.
Esta técnica puede emplearse con soluciones acuosas o de KC1 (un análisis
más completo sobre el pH se encuentra en el capítulo 4).
L ÍM IT E S Y C O N T IN U ID A D D E L H O R IZ O N T E D E N T R O D E L PEDÓN 45
3. Irregular: la topografía del límite es tal que las depresiones varían más
en la dirección del eje z que en la de los ejes x o y.
4. Quebrado: el horizonte es discontinuo dentro del pedón.
46 C A P . 2. M O R F O L O G IA DE SUELOS
del material debe identificarse por examen. El horizonte OI corresponde a
las capas L y algunas capas F mencionadas en la bibliografía de suelos
forestales, (Wilde, 1958). Estos horizontes se denom inaron al principio
horizontes Aoo.
A y B. Horizontes que serían calificados como A2, pero que tienen inclu
siones que constituyen menos del 50% en volumen para calificarlos
como B.
48 CAP. 2. M O R F O L O G Í A D E S U E L O S
hierro y sin relación genética con los horizontes B que llenan los re
quisitos establecidos en los numerales 1 o 2 en el mismo secuum.
4. Alteración de materiales a partir de su condición original en el
secuum, que carece de las condiciones definidas en los numerales 1,2
y 3, que destruye la estructura de roca origina 1, form a arcilla silicata
da, libera óxidos, y que form a una estructura granular de bloques o
prismática, si las texturas son tales que las variaciones en esta pro
piedad están acom pañadas de cambios de humedad.
B2. Aquella parte del horizonte B en donde las propiedades en las cuales
está basado el B aparecen sin características subordinadas claramen
te expresadas, que indiquen que el horizonte es transicional a un A
suprayacente o a un C o R inmediatamente subyacente.
Esta nom enclatura se emplea para denom inar el horizonte que tiene la
característica que define más claramente el horizonte B. Las características
varían de un suelo a otro. En algunos perfiles la parte más fuertemente
expresada del horizonte B, que corresponde a lo que se llamaría un B2, tiene
características expresadas en m enor grado que los horizontes B3 o Bl de
otros perfiles. La designación de un horizonte B2 se usa estrictamente en
referencia a un perfil particular.
H O R IZ O N T E S M A E S T R O S M O R F O G E N É T IC O S 49
C. Es un horizonte o una capa mineral que excluye la roca m adre, la
cual puede ser igual o diferente al material del que se presume se ha
form ado el solum que está relativamente poco afectado por los pro
cesos edafogenéticos y con ausencia de propiedades diagnósticas de
A o de B, pero que incluye materiales modificados por: 1. Intem-
perización fuera de la zona de m ayor actividad biológica. 2. Cemen
tación reversible, desarrollo de fragilidad, de densidad bruta alta y
de otras propiedades características de los fragipanes. 3. Gleiza-
ción. 4. Acumulación de carbonatos de calcio o magnesio o de
sales más solubles. 5. Cementación por acumulación de carbonatos
de calcio, magnesio o sales más solubles. 6. Cementación por m ate
rial silíceo soluble en álcali o por hierro y silicio.
Se permiten muchos tipos de alteración en el material designado como
horizonte C. Alteraciones por intemperización química en la profundidad
del suelo son aceptables comúnm ente en los horizontes C; sin embargo, se
excluye por lo general la alteración influida biológicamente. Las acum ula
ciones de carbonatos, yeso o sales más solubles se permiten en los horizon
tes C cuando se consideran de poca im portancia. Se permite la cementación
por tales materiales y su presencia se indica por medio del sufijo m. El uso
actual de C puede incluir las antiguas designaciones D y G (Soil Survey
Staff, 1951). El horizonte C ha sido llamado a menudo material parental del
solum. Esto es erróneo y es más correcto decir que es similar al material a
partir del cual se presume que el horizonte A y B ha sido form ado. Aun en el
uso actual del C no se interpreta correctamente esta particularidad, como se
verá en el estudio de discontinuidades litológicas. Las designaciones C1 y
C2, tal como se definieron en el M anual de reconocimiento de suelos (Soil
Survey Staff, 1962), han sido descontinuadas.
50 C A P . 2. M O R F O L O G Í A D E S U E L O S
o no formarse en el material suprayacente, el cual puede ser similar o dife
rente al material matricial, que se presume corresponde al suelo sepultado.
f: Suelo congelado.
El sufijo f se utiliza para indicar un suelo que está congelado perm anente
mente.
g: Gleización fuerte.
El sufijo g se utiliza con la nom enclatura de los horizontes para indicar
reducción intensa de hierro durante el desarrollo del suelo o condiciones
de reducción debidas al agua estancada, lo que se comprueba por los colores de
base que se aproxim an al neutro (tonos cromáticos generalmente menores o
iguales a 2), con o sin motas.
Los matices más azules que 10A indican también gleización fuerte en al
gunos suelos. Los horizontes de pureza baja en los cuales el color se debe a
partículas de arena o limo, sin revestimientos, no se consideran fuertemente
gleizados. Aunque el fenómeno de gleización generalmente está asociado
con hum edad excesiva, especialmente en presencia de materia orgánica, la
humedad en sí misma no es un criterio de gleización. El símbolo g se puede
aplicar a cualquiera de los símbolos principales de los horizontes minerales.
h: Hum us iluvial.
Acumulaciones de materia orgánica iluvial descompuesta, que aparecen
en forma de recubrimientos oscuros sobre partículas de arena o limo, o
como gránulos oscuros discretos del tam año del limo, se indican con la letra
h. Esta condición se expresa sólo como una subdivisión del horizonte B.
S ÍM B O L O S D E LOS S U B H O R IZ O N T E S 51
ir: Hierro iluvial.
Las acumulaciones de hierro iluvial que aparecen como recubrimientos
sobre partículas de arena o limo, o como gránulos del tam año del limo, se
indican con las letras ir. En algunos horizontes los recubrimientos se juntan,
llenan los poros y cementan el horizonte. La designación ir se utiliza a menu
do con la letra h, com o en un Bhir o B2hir, para indicar acumulación de
hierro y humus.
t: Arcilla iluvial.
La presencia de cutanes de arcilla en los horizontes B, se indica por medio
del sufijo t.
x: Carácter de fragipán.
El símbolo x se utiliza como sufijo con las designaciones de los horizontes
para indicar propiedades genéticamente desarrolladas de firmeza, fragili
dad, densidad alta y distribución peculiar de arcilla, que son características
de los fragipanes. Los fragipanes o partes de fragipanes se pueden clasificar
como A2, B o C. Tales horizontes se clasifican como A2, B o C y se utiliza el
símbolo x para indicar el carácter de fragipán.
52 C A P . 2. M O R F O L O G ÍA DE SUELOS
A l, A2, A3, B l, B2, B3 o C para muestreo o para señalar diferencias meno
res. Tales subdivisiones pueden incluso ser arbitrarias con respecto a diferen
cias observables en el campo. Al utilizar números arábigos, se num eran tales
subdivisiones consecutivamente, desde la parte superior del horizonte hacia
abajo. Por ejemplo: B21, B22, B23. Por convención, si se utilizan sufijos que
consisten en letras minúsculas, los números arábigos preceden a tales sufijos,
salvo en el caso de p; ejemplo: B21t, C lg, C2g, A p i, Ap2.
DISCONTINUIDADES LITOLÓGICAS
Tam bién se utiliza una nom enclatura descriptiva de naturaleza más cuan
titativa para describir y denom inar los suelos. Esta nom enclatura es una
parte intrincada del Sistem a C om pleto de Clasificación (Soil Survey Staff,
1960, 1969). A continuación se anotan definiciones breves de algunos tér
minos. Se advierte al lector que estas definiciones no son com pletas, sino
versiones muy abreviadas. En m uchos casos aún se están debatiendo y re
visando las definiciones; pero es dudoso que cam bie el significado básico
adjunto a cada térm ino contenido en este m aterial. Tam bién se previene
al lector para que antes de utilizar un térm ino en cualquier publicación,
tesis, etc., se rem ita a la definición original dada en la 7a Aproxim ación y
H O R IZ O N T E S D IA G N Ó S TIC O S P A R A LA C L A S IF IC A C IÓ N 53
en otras publicaciones actualizadas del departam ento de A gricultura de Es
tados Unidos.
Epipedones
54 CAP. 2. M O R F O L O G ÍA D E SUELOS
El horizonte debe tener '/io del espesor de todos los
horizontes suprayacentes o más de 15 cm (6 pulgadas),
cuando estos son más delgados.
H o rizo n te árg ico : Este horizonte se form a directamente bajo la capa
arable y tiene arcilla y humus acumulados en form a de
láminas gruesas y oscuras, a tal punto que ocupen por lo
menos el 15% del volumen del suelo.
H o rizo n te n átrico : Este horizonte llena los requerimientos de un horizonte
argílico, pero tiene también estructura prismática o
colum nar y más del 15% de la capacidad de intercam bio
catiónico está saturada por sodio.
H o rizo n te espódico: Este horizonte tiene una acumulación iluvial de ses-
quióxidos libres y de m ateria orgánica; hay muchas limi
taciones específicas que se relacionan con el A l, el Fe, las
materias orgánicas y las relaciones de arcilla, dependien
do que el horizonte suprayacente sea virgen o cultivado.
H o rizo n te cám b ico : Este es un horizonte subsuperficial con indicios leves de
horizonte argílico o espódico, pero no lo suficiente para
calificarlo com o cualquiera de ellos; por ejemplo, tiene
menos de una a dos veces el contenido de arcilla que un
horizonte suprayacente.
H o rizo n te óxico: Este horizonte tiene por lo menos 30 cm (12 pulgadas)
de espesor. Está muy intem perizado, con un alto conte
nido de arcillas 1:1 de baja carga y sesquióxidos, que
retienen menos de 10 meq de NH4+ de una solución de
1N de N H 4C1 o m ayor de 10 meq de bases extractables
con KC1 por 100 gramos de arcilla. Sólo tiene trazas de
arcilla dispersable en agua.
H O R IZ O N T E S D IA G N Ó S T IC O S P A R A L A C L A S IF IC A C IÓ N 55
H o riz o n te sá p rico : (Denom inado anteriorm ente m uck.)En condición intac
ta, menos de 1 /3 de la masa está compuesta por fibras
identificables y produce extracto de pirofosfato de sodio
con colores más bajos en valor y superiores en pureza
(tono) que IOARV 3 .
56 C A P . 2. M O R F O L O G I A D E S U E L O S
D u r ip á n : Es un horizonte subsuperficial que presenta cementación
por silicio por lo menos en la m itad de su masa. Los
peds secos al aire no se desm oronan en agua.
P erm afro st: Es una capa continuam ente congelada.
M ateriales lím icos: Son materiales orgánicos o inorgánicos depositados en
agua por la acción de organismos acuáticos o derivados
de organismos subacuáticos y flotantes. La marga, la
tierra diatom ea y la turba sedimentaria (material copró-
geno) son considerados materiales límnicos.
PERSPECTIVA DE LA TERMINOLOGÍA
MORFOLÓGICA
P E R S P E C T IV A D E L A T E R M IN O L O G Í A M O R F O L Ó G IC A 57
nomenclatura com ún de aceptación universal. Para ello se ha formado un
Comité Internacional que trabaja constantem ente haciendo propuestas nue
vas.
Aunque este capítulo ha sido dedicado a cubrir únicam ente el sistema
utilizado actualm ente en Estados Unidos, los autores no desean afirm ar con
ello que se deben pasar por alto otros sistemas (Rozov e Ivanova, 1967). No
obstante, el sistem a debe perfeccionarse a medida que se increm enten los
conocim ientos relativos a la ciencia del suelo.
Referencias bibliográficas
58 C A P . 2. M O R F O L O G ÍA D E S U E L O S
Micromorfología del suelo
TERMINOLOGÍA
59
Ped primario
Escala = 5 m m
ESPACIOS VACIOS
Al describir la m icrom orfología de suelos, Brewer ha agrupado los espa
cios vacíos en ocho categorías.
60 C A P . 3 . M IC R O M O R F O L O G ÍA D E L S U E L O
Espacios vacíos de empaque
Los espacios vacíos de empaque pueden subdividirse en espacios vacíos
de em paque sencillo, esto es, aquéllos que debido al em paquetam iento al
azar de los granos simples, y espacios vacíos de empaque com puesto, es
decir, los resultantes del em paquetam iento de individuos compuestos (peds)
que no se ajustan bien entre sí. Los espacios vacíos de empaque sencillo se
form an por el simple mezclado de partículas prim arias, tales como arena y,
por tanto, dependen del tam año, la form a y la disposición del em paque de
las partículas prim arias. Los agregados o peds no acomodados resultan
generalmente cuando se forman y luego se depositan en el suelo como grá-
nulos fecales. Frecuentemente, cuando los peds granulares se empacan en
form a muy similar a partículas individuales de arena, se observan también
en oxisoles (véase fig. 3.2).
61
Cavidades
Vesículas
Las vesículas, com o las cavidades, son poros sin conexión, pero a diferen
cia de estos, tienen paredes lisas, frecuentemente redondeadas o elípticas
(véase fig. 3.3). Son comunes cerca de la superficie en zonas áridas estériles
sometidas a lluvias esporádicas y se encuentran a m enudo en horizontes Ap,
donde se emplea riego por inundación (Evans y Buol, 1968). Springer (1958)
encontró que pueden formarse en suelos de cierta textura, por acción de
burbujas de aire atrapadas durante los ciclos de humedecimiento y secado
del suelo. Las vesículas parecen ser frágiles y pasajeras en muchos suelos.
Cámaras y canales
Planos
62 C A P . 3. M IC R O M O R F O L O G ÍA D E L S U E L O
Figura 3.4 Planos unidos cerca de Figura 3.5 Planos sesgados en el
la superficie del torrifluvente de Ari- horizonte arcilloso de un haplargid
zona. Sección delgada bajo polari- de A rizona. Sección delgada a plena
zadores cruzados. 71 x . luz. 71 x .
del material. Los planos oblicuos tienen un patrón muy irregular. Son
característicamente angostos y ambas paredes, cuando se ven en sección del
gada, son paralelas, m ostrando buen ajuste de un ped contra el otro (véase
fig. 3.5). Los planos de agrietam iento son intermedios entre espacios vacíos
no planares y planos oblicuos. A m enudo son más amplios que los planos
oblicuos y menos congruentes, lo cual indica que los peds adyacentes no se
am oldan a un buen ajuste (véase fig. 3.6); son los más comunes en suelos de
composición textural heterogénea.
CUTANES
c u ta n e s 63
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64 C A P . 3 . M IC R O M O R F O L O G ÍA D E L S U E L O
Brewer clasifica los cutanes sobre la base de tres características:
Los cutanes se denom inan según los nombres de los espacios vacíos y las
unidades con las que están asociados. Los cutanes de planos de grietas, los
de cámaras y los de canales, son ejemplos del primer grupo. El segundo grupo
incluye cutanes en peds y en granos, es decir, aquellos cutanes que cubren
com pletam ente granos individuales de arena o gravilla y peds individuales.
Cutanes de grano libre (cutanes de espacios vacíos de empaque simple) son
los aue están en granos, que no están separados por ningún otro plasma.
Cutanes de granos embebidos son los situados sobre granos gruesos que,
junto con los cutanes, están embebidos en la m atriz plasmática. Los cutanes
sobre peds pueden subdividirse de acuerdo con el orden del ped (prim ario,
secundario, terciario) o de acuerdo con la orientación de la superficie del
ped (horizontal, vertical).
Los términos para estas clases se form an añadiendo la term inación anes a
una abreviatura del com ponente mineralógico o químico dom inante.
Los cutanes pardos oscuros o negros, que son opacos en sección delgada
y efervescen por aplicación de H20 2 al 30% , indicando la presencia de
óxidos de manganeso, se clasifican com o mangones (mang = manganeso,
anes = cutanes). (Véase fig. 3.7.) Organes son cutanes de m ateria orgánica
y ordinariam ente no efervescen bajo aplicación de H 20 2 al 30%.
Los soluanes (cutanes de sal soluble) están constituidos por recubrimien
tos de sales cristalinas, tales com o carbonatos, cloruros y sulfatos. Frecuen
temente, es posible una identificación más precisa con pruebas de solubili
dad u observación de su form a cristalina. Algunos soluanes son transitorios
en el suelo. En regiones áridas, donde se utiliza agua para riego que contiene
un apreciable contenido de sal, a m enudo se form an los soluanes alrededor
de los canalículos de las raíces sólo en cada estación de crecimiento, para
luego ser lavados del perfil por un riego profundo antes de la nueva siem
bra, en la prim avera siguiente. P or lo común, se les ha descrito como cal
micélica.
Los silanes (cutanes de s//ice) aparecen como recubrimientos de colores
claros y lustre escaso. Aunque su apariencia puede confundirse con la de los
soluanes, una verificación rápida de su solubilidad en agua, o de su form a
cristalina, con una lupa, será suficiente para su identificación.
Los granos esqueléticos que se adhieren a una superficie cutánica pueden
denominarse esqueletanes. Tales recubrimientos se han descrito usualmente
c u ta n e s 65
como “ harina de sílice” o polvo de sílice. Se observan frecuentemente en la
parte superior del horizonte argílico.
Dos de las formaciones cutánicas más estudiadas no parecen distinguirse
fácilmente en los grupos de clasificación. Son los argilanes y los sescuanes.
Los argilanes, algunas de cuyas formas se conocen como “ películas de ar
cilla” o “ recubrimientos de arcilla” , están compuestos no sólo de arcilla,
sino también de concentraciones de hierro y m ateria orgánica (Buol y Hole.
1959). Entonces existe un problem a en la separación de este tipo de cután,
de los sescuanes o cutanes de sesquióxidos. Brewer ha solucionado este
problem a muy atinadam ente, indicando que los cutanes donde existe
evidencia de arcilla deben ser descritos com o argilanes, y los cutanes m odifi
cados, como ferriargilanes u organoargilanes, cuando se indican concentra
ciones de hierro o de m ateria orgánica.
En consecuencia, el nom bre de sescuán se reserva para aquellos cutanes
que son casi opacos en sección delgada y se eliminan casi totalm ente por
extracción del suelo con aitionito (Aguilera y Jackson, 1953). Cuando no se
dispone de las facilidades de las secciones delgadas o de otras observaciones
de laboratorio, se puede utilizar como clave suficiente la observación del
lustre ceroso, a la luz reflejada con la ayuda de una lupa. Los argilanes
deben tener un lustre ceroso a la luz reflejada y los sescuanes pueden tener
una apariencia vitrea, pero no lustre ceroso. Los ejemplos anteriores, selec
cionados por ser de común ocurrencia, no form an una lista completa de las
clases de cutanes basada en su composición, tal como la propuso Brewer.
66 C A P . 3. M IC R O M O R F O L O G ÍA D E L S U E L O
Figura 3.8 Cután de iluviación en Figura 3.9 Cután de tensión en el
el horizonte arcilloso de un haplus- horizonte arcilloso de un argiustol
ta lf de Arizona. A u n q ue primera de Arizona. La sección delgada,
mente era arcillán p o r su com posi bajo polarizadores cruzados, se
ción, se encuentran presentes una orientó para mostrar el carácter ani-
lámina delgada de hierro y otras de sotrópo del material adyacente a!
material orgánico. Se observa un ca canal. 350 x .
nal estrecho cerca del límite entre el
cután y la matriz del suelo. Sección
delgada a plena luz. 350 x .
CUTANES 67
ar
Muchos otros aspectos encontrados en el suelo han sido nom brados por
Brewer, quien define el edafotúbulo como:
68 C A P . 3 . M IC R O M O R F O L O G ÍA D E L S U E L O
un fenómeno edafológico que está com puesto por material de suelo (granos esquelé
ticos o granos esqueléticos más plasma diferentes a las concentraciones de fracciones
de plasma) con una forma externa tubular, ya sea en tubos sencillos o en un sistema de
tubos ramificados; sus límites externos son relativamente marcados. Form a tubular,
en este contexto, significa que el fenómeno com o unidad o su impresión en el m ate
rial de suelo que lo incluye, tiene tam año y form a relativamente uniform es en sección
transversal, más com únmente circular o elíptica; es decir, la impresión del edafotú-
bulo se ajusta a la definición de canal.
una unidad tridim ensional dentro de la matriz S del material de suelo, de form a apro
ximadamente alargada a equidimensional; su morfología (especialmente tam año,
forma y /o composición interna) es incompatible con su presunta ocurrencia dentro
de un espacio vacío simple en el material de suelo real. Se reconoce como una uni
dad, ya sea por causa de su m ayor concentración en algún constituyente, y /o por
una diferencia de composición com parada con el material de suelo que lo incluye, o
bien porque tiene un límite definido con el material de suelo que lo incluye.
Dentro del grupo general de los glóbulos, Brewer identifica los siguientes.
N ódulos: “ glóbulos con una composición interna indiferenciada; en el
contexto «composición» incluye roca reconocible y formas del suelo” .
Concreciones: “ glóbulos con una form a generalmente concéntrica, alrede
dor de un centro que puede ser un punto, una línea o un plano” . Pápulas:
“ glóbulos compuestos principalm ente de minerales arcillosos, con com posi
ción continua o lam inada y con límites externos marcados. Generalmente
son alargados o equidimensionales y algo redondeados” .
Brewer interpretó estos tipos de nombres por su formación. Los nódulos
se pueden form ar “ in situ” o por acrecentam iento. La m ayoría de las
concreciones son acrecionarias y las pápulas son generalmente remanentes,
a m enudo de argilanes que han sido desordenados por edafoperturbación
(Hole, 1961).
Los gránulos fecales o excreciones de la fauna se reconocen como un tipo
particular de fenómeno microedafológico. Frecuentemente parecen ser más
estables que los edafotúbulos.1
E X A M E N D E L O S F E N Ó M E N O S M IC R O E D A F O L Ó G IC O S 69
dio principian en el campo con una cuidadosa observación y anotación de la
localización del fenómeno en el perfil del suelo. Se requiere una descripción
completa del suelo y se deben hacer, además, cuidadosas descripciones de
los fenómenos m icromorfológicos con la ayuda de una lupa.
La preparación de las secciones delgadas para observación microscópica
puede hacerse por varias técnicas (Bourbeau y Berger, 1947; Brewer, 1964;
Buol y Fadness, 1961; Grossm an, 1964). En la mayoría de los casos, el proce
dimiento incluye secado de la muestra, evacuación del aire de los poros y
relleno con alguna clase de resina. El secado no es aconsejable en suelos con
alto contenido de m ateria orgánica o en aquéllos que tienen arcilla expan-
dible del tipo 2:1. P ara evitar esto, se pueden utilizar técnicas de secado
por congelamiento. Tam bién, se pueden usar polimeros de alto peso mole
cular, como el carbowax 6000, en suelos muy húmedos (Mitchell, 1956).
Una vez que ha sido preparada la sección delgada, se deben emplear téc
nicas de observación para cuantificar las observaciones. Un m étodo prácti
co para hacer esto es el m étodo de conteo de puntos, tal como lo describen
Anderson y Binnie (1961).
G ran parte del estudio microm orfológico ha sido diseñado para ayudar a
com prender la génesis del suelo. La identificación de argilanes iluviales
forma parte de los criterios utilizados para la identificación de horizontes
argílicos (Soil Survey Staff, 1960). Los fenómenos de superficies de desliza
miento se emplean para identificar suelos que se automezclan, es decir, ver
tisoles y subgrupos vérticos (véase capítulo 16).
La m icromorfología es también parte im portante del estudio de las inter
acciones suelo-planta. Soileau, Jackson y McCracken (1964) encontraron
que los argilanes de iluviación artificial, mezclados con óxidos de hierro,
redujeron la absorción de potasio por las plantas. Khalifa y Buol (1969)
enc.ontraron que los argilanes de iluviación natural redujeron la absorción
por las plantas de fósforo, potasio y, en menor escala, nitrógeno.
Aunque no siempre es posible llegar a conclusiones inobjetables sobre la
formación de un fenómeno micromorfológico, las técnicas del estudio
microedafológico son una ayuda para llegar a tal fin. La observación cuida
dosa y la anotación de los fenómenos microedafológicos han llegado a ser
partes aceptadas y aun esperadas de cada estudio cuidadoso del suelo. Los
estudios m icromorfológicos agregan form a a la sustancia determ inada por
otros tipos de análisis (Kubiena, 1964).
Tal como el lector lo observará en otros capítulos, los fenómenos descri
tos en éste form an parte im portante como criterios sobre los cuales se cons
truyen las teorías sobre la génesis del suelo.
70 C A P . 3. M IC R O M O R F O L O G ÍA D E L S U E L O
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R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 71
Composición y
4 descripción del suelo
P ara hacer una diferencia precisa entre grupos de suelos se ha hecho nece
sario apoyarse en medidas de laboratorio de propiedades seleccionadas de
los suelos. P or ejemplo, para hacer una distinción entre los suelos más
intemperizados de las regiones tropicales y los de regiones tropicales y otras
zonas que se encuentran menos intemperizados y desarrollados, es necesario
obtener inform ación sobre las propiedades químicas de esta clase de suelos.
El tipo de inform ación más útil en este caso incluye medidas del contenido
de hierro “ libre” , o extractable, la capacidad de intercam bio catiónico y el
contenido de minerales intemperizables.
P o r esto, los sistemas m odernos de clasificación de suelos conceden gran
im portancia a la inform ación sobre la composición cuantitativa de los
suelos. Se seleccionaría cierta clase de propiedades de los suelos para usarlas
en el proceso de clasificación, basadas en su supuesta im portancia en la
comprensión de la génesis del suelo y en otras numerosas propiedades im
portantes que covarían con los cambios en la propiedad bajo considera
ción. Los métodos analíticos se seleccionan de tal m anera que ofrezcan los
mejores medios para cuantificar las propiedades de composición que sean
de m ayor interés.
72
Desarrollo de métodos y criterios para la
adquisición de datos
P A P E L D E L L A B O R A T O R IO Y D A T O S D E C O M P O S IC IÓ N 73
antes de los años 40, los elementos tenían que ser precipitados y determ ina
dos gravimétricamente. Quienes han utilizado los métodos “ clásicos” de
análisis cuantitativo pueden confirm ar que son procedimientos bastante
difíciles y largos. (La fusión con carbonato de sodio para análisis total
elemental de suelos está descrita por Kanehiro y Sherman, 1965 y Jackson,
1958.) Un ejemplo del tipo de datos reunidos por este sistema y del tipo de
interpretación que se hizo a partir de ellos se puede encontrar en el A tlas
o f American Agriculture de 1935 (M arbut, 1935). En la sección de este
Atlas, preparado por M arbut y su equipo, hay excelentes datos de análisis
total elemental para los suelos más im portantes de Estados Unidos. Estos se
encuentran tabulados Dor horizontes del suelo y las relaciones moleculares
han sido calculadas cuidadosamente. El científico de suelos de hoy está en
cierta form a inclinado a “ volver la espalda” a estos datos “ pasados de
m oda” . De todas maneras se debe tener en cuenta que tales datos de análisis
elemental y de relación molecular aún son muy útiles, tal com o se indicará
después. También los primeros científicos de suelos tenían buenas razones
(en ese tiempo) para realizar esas determinaciones tan difíciles y para
interpretar cuidadosam ente las relaciones moleculares derivadas de ellas.
Entre las razones para utilizar técnicas de análisis total por esos primeros
científicos de suelos se encuentran las siguientes:
1. Los procedimientos y las técnicas estaban listos para su uso, tom ados
de la química analítica clásica.
2. Generalmente, no se conocía o apreciaba en esos días que las frac
ciones más finas del suelo, las arcillas, estaban form adas en su mayoría, por
minerales cristalinos, con un arreglo interno de los iones de los elementos
definido y regular. Tam poco se sabía que un elemento dado podia aparecer
en diferentes posiciones estructurales y como parte de varias entidades
mineralógicas diferentes. Se pensaba que las partículas de tam año más fino
estaban constituidas por una mezcla de óxidos u óxidos hidratados de los
elementos en form a am orfa no cristalina.
3. En los primeros días, el concepto de aprovechabilidad de los elemen
tos nutritivos no se había establecido. Es decir, no se apreciaba que la canti
dad de potasio aprovechable para las plantas, en un m om ento dado, era
aquélla retenida en form a cambiable por las arcillas y que esta cantidad
es solamente un 5 a 10% del potasio total presente en algunos suelos. Un
concepto común durante ese periodo fue el del suelo como un depósito de
elementos nutritivos, y se necesitaba hacer un inventario de las cantidades
totales de los diversos elementos nutritivos presentes en los diferentes hori
zontes del suelo.
74 C A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
ciales para el estudio de minerales de las arcillas del suelo, colorímetros,
fotóm etros de llama, espectrofotóm etros y nuevas ideas sobre soluciones
extractoras para remover del suelo la porción activa de los elementos nutritivos.
Estos avances produjeron cambios rápidos en los métodos de caracterizar la
composición de los suelos. Por este motivo, la mayoría de los laboratorios de
suelos emplean ahora estas técnicas y estos procedimientos pero con equipos
más avanzados y de mayor resolución; con la exclusión casi completa de los
análisis elementales totales, sin tener en cuenta el propósito del análisis de la
composición del suelo, ya sea para estudios edafológicos (clasificación) o con
el propósito de evaluar la fertilidad de los suelos.
Ahora dirigiremos nuestra atención hacia los diferentes aspectos de la compo
sición del suelo, los métodos empleados para dicha caracterización y las inferen
cias que podemos hacer cuando se tienen a mano los datos de un perfil del suelo.
P A P E L D E L L A B O R A T O R IO V D A T O S D E C O M P O S IC IÓ N 75
nación. El procedimiento debe ser estipulado debido a que, universalmente,
las arcillas del suelo varían notablemente en su com portam iento con respec
to de cualquier procedimiento dado.
Com o en la vieja receta del estofado de conejo, que empieza diciendo
“ prim ero conseguir el conejo” , el procedimiento de laboratorio para deter
m inar la composición del suelo empieza con las instrucciones para obtener
las m uestras de suelos. La selección de los pedones para muestreo es
un procedimiento muy im portante, en el cual bien vale la pena tom ar pre
cauciones. El tiem po, el esfuerzo y los gastos invertidos en análisis de labo
ratorio de muestras de un perfil se desperdiciarán si las muestras no son
representativas del suelo. Los datos resultantes del análisis serán utilizados
por numerosas personas para diferentes propósitos, y estas personas serán
engañadas y sus interpretaciones y extrapolaciones serán erróneas si las
muestras no son representativas y no son tomadas cuidadosamente. Asimis
mo, el suelo muestreado puede ser clasificado incorrectamente si las muestras
no se recogen adecuadam ente en dos aspectos: Prim ero, en la selección del
sitio apropiado para el muestreo de pedones y, segundo, en el cuidado en la
tom a de muestras de los horizontes del perfil, una vez que el procedimiento
de muestreo se ha iniciado. Las muestras de suelos del perfil deben tomarse de
un pedón seleccionado m ediante estudios y observaciones de campo, para
que sea com pletam ente representativo de la unidad de m apeo y del taxón
bajo estudio. Nuestras experiencias y observaciones son que los levantado
res de suelos y otros que trabajan intensamente con un grupo de suelos o un
suelo particular tienden a desarrollar una imagen idealizada y exagerada de
la clase de perfil que tiene el suelo; esto es, que están inclinados a desarrollar
un concepto del suelo con horizontes A mejor desarrollados, solum más pro
fundo y una formación de horizonte más completam ente expresada que la
que en realidad posee el suelo. Como consecuencia, tienden a buscar para
muestreo un pedón que tenga este desarrollo del perfil bastante típico con
propósitos de caracterización, en lugar de uno más representativo de las ten
dencias centrales de la m orfología del suelo. Este tipo de inclinación se debe
evitar, pues nos ha causado ya m ucha dificultad. Bryant (1964) desarrolló y
experimentó un sistema de selección de sitios de muestreo para muestrear
con el fin de realizar estudios detallados de caracterización y de génesis.
Este program a incluye mapeo detallado del campo y estudios morfológicos
en una base de cuadrícula, de por lo menos dos bloques, cada uno de 100 o
más hectáreas (media milla cuadrada o más). Las muestras preliminares de
los horizontes A y B se tom an en un núm ero de puntos (cerca de 15) para
determinaciones en el laboratorio de parám etros claves. Los resultados de
los estudios morfológicos detallados más los análisis de laboratorio se
emplean luego com o una base en la selección de los sitios de los pedones
para hacer un muestreo detallado del perfil. Dolman (1967) siguió un proce
dimiento similar para caracterizar histosoles en el este de Carolina del
Norte. Obviamente, estos procedimientos detallados no se pueden usar para
estudios rutinarios parciales de caracterización de suelos, pero deben ser
considerados para estudios detallados de génesis y clasificación, de los
cuales se van a obtener muchas deducciones im portantes. En general, para
/-n o a « -(IM P O S IC IÓ N y d e s c r i p c i ó n d e l s u e l o
estudios especiales de génesis de suelos com únm ente se muestrean dos
perfiles que estén sólo separados por pocos kilómetros. Sin em bargo, para
establecer las tendencias centrales y la am plitud de las propiedades de un
taxón(o sus “ unidades de m apeo” tal como están mapeadas en una zona
dada) se requiere muestrear un núm ero m ayor de perfiles. Nelson (1961)
determinó que se necesita muestrear 15 o más perfiles de un suelo para obte
ner estimaciones razonables de la verdadera media de las series de suelos en
las planicies costeras de Carolina del Norte.
Algunos de los principios básicos de muestreo de suelos han sido desa
rrollados y presentados por Cline (1944, 1945), quien hace hincapié en que
los volúmenes y no las áreas de suelo son las poblaciones de las cuales se
toman las muestras. Muchos de los detalles y la mecánica del muestreo del
suelo para estudios de génesis y caracterización se presentan en el Soil Sur
vey Manual (Soil Survey Staff, 1951; Brady y Weil, 2007). Recomendamos
la lectura cuidadosa de esta obra antes de efectuar un muestreo de perfiles de
suelos. Recalcamos los siguientes puntos sobre muestreo de perfiles de sue
los, basados en nuestras experiencias y en el análisis del Soil Survey M anual:
P A P E L D E L L A B O R A T O R IO Y D A T O S D E C O M P O S IC IÓ N 77
dimiento, después de que se ha muestreado un horizonte se remueve lo que
queda del suelo de ese horizonte en la zona de muestreo, exponiendo el-
siguiente horizonte para tom ar muestras comunes y núcleos de suelo. En
este procedimiento se debe tener mucho cuidado de evitar el contam inar los
horizontes inferiores con el material de los horizontes superiores. Si no se
tiene como fin principal el tom ar muestras de núcleos de suelo, es mejor
muestrear del fondo del perfil hacia arriba después de m uestrear los sub-
horizontes de A.
8. Las muestras comunes y los núcleos de suelo deben marcarse muy
cuidadosamente, usando etiquetas o cualquier otra identificación, dentro y
fuera del recipiente.
9. En trabajos micromorfológicos, para cada horizonte se deben recoger
bloques de suelo intacto con la orientación marcada (indicando dónde estaba
la parte superior en el sitio), con objeto de que sean muestreados y colocados
en recipientes en la misma posición; o bien, puede colectarse un monolito y,
colocado en una caja de m adera prefabricada, extendiendo sobre ella varios
horizontes, llevarse al laboratorio para estudios microscópicos binoculares
y preparación de secciones delgadas.
Determinaciones físicas
78 C A P . 4 . C O M P O S IC I Ó N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
diámetro) a arcilla gruesa (de 2 a 0.2^), para lo cual se requiere el uso
de centrífuga (Jackson, 1956). El uso de esta relación se basa en la hipótesis
según la cual en los procesos de iluviación la arcilla fina es más móvil que la
gruesa. Algunas de las deducciones que se pueden obtener de un análisis de
tam año de partículas son las siguientes:
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 79
Algunos de los aspectos que se pueden deducir y los usos que se dan a los
datos de densidad bruta en clasificación de suelos, caracterización e inter
pretación son los siguientes:
* *n r A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
del suelo está por encima del porcentaje de 15 bars más de la mitad del tiempo
en que el suelo no se encuentra congelado (Soil Survey Staff, 1960).
CO EL = _ i
U
donde
Algunos usos y deducciones que se obtienen en los datos de COEL son los
siguientes:
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 81
2. Si el COEL excede de 0.03 está presente una cantidad significativa de
arcilla m ontm orillonita (Grossman y cois., 1968).
Determinaciones químicas
82 C A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
neta negativa en la lámina de arcilla, ya que iones de carga más baja (valen
cia) sustituyen a otros de carga más alta durante la formación del mineral
arcilloso. El com ponente dependiente del pH o sensible al pH resulta del
aum ento de la ionización, al igual que el dH del sistema del suelo, de ciertos
grupos funcionales de la m ateria orgánica y de OH asociados con las aristas
rotas de las láminas de arcilla, y de los óxidos hidratados de hierro y alum i
nio. Esto produce un aparente aum ento tanto en la CIC como en el pH . En
principio, la carga permanente de m uestras de suelos minerales se pueae
medir por 'lixiviación del suelo con una solución salina sin am ortiguar, tal
com o KC1 1N, y midiendo los cationes básicos y el aluminio así desplazados
(Coleman, Weed y M cCracken 1959). Sin embargo, en la práctica se ha
encontrado que las películas de óxidos hidratados y el aluminio (más el
hierro) en los espacios interlaminares de los minerales arcillosos 2:1 real
mente “ bloquean” una parte de la carga negativa permanente, neutralizán
dola con cargas positivas (Coleman y Thom as 1964, 1967). Debido a este
hecho, no se considera deseable medir y emplear la “ carga perm anente” de
la CIC com o una entidad precisa en la actividad de clasificación de suelos;
no obstante, una aproxim ación a ella, obtenida por la suma de las bases
intercambiables y el aluminio desplazado por sales (intercambiables), es útil
en el establecimiento de las propiedades químicas diagnósticas para hori
zontes óxicos, en suelos muy intemperizados (Soil Survey Staff, 1967).
Algunos usos, deducciones e interpretaciones extraídas a partir de datos de
CIC son los siguientes:
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 83
5. Los datos de CIC se emplean como base para com putar el “ porcentaje
de saturación de bases” , una cualidad edafológica y nutricional de los
suelos usada am pliam ente, tal como se verá en la siguiente sección. Es im
portante saber qué métodos se utilizan en la determ inación de CIC.
1. Las propiedades de los suelos se ven afectadas adversam ente (tal como
aum ento de la dispersión), si aum enta la proporción del sodio intercam
biable con relación a otras bases y a la C IC. P or esto, uno de los criterios
diagnósticos principales para el horizonte nátrico es el porcentaje de satura
ción de sodio (de la CIC) m ayor de 15. (Si un horizonte C subyacente tiene
más de 15% de saturación de sodio, se reconoce un horizonte nátrico si con
tiene más de Na + Mg intercambiables que Ca + H intercambiables.)
2. La relación de calcio a magnesio intercambiables es un indicador de
intemperización relativa y de grado de desarrollo. En regiones húmedas y
subhúmedas el Mg intercam biable aum enta con respecto al aum ento del Ca
intercambiable al aum entar la edad del suelo y el grado de desarrollo.
RA C A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
Se pueden obtener otras deducciones de im portancia para la nutrición de
las plantas con respecto a las proporciones entre las bases intercambiables,
pero se encuentran fuera del objetivo de esta exposición.
Algunos usos y deducciones de los datos de acidez intercam biable, con
referencia particular a la partición entre alum inio e hidrógeno intercam
biables son las siguientes:
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 85
Los métodos para determ inar el pH en el laboratorio se encuentran
descritos en las referencias de análisis de suelos (por ejemplo, SCS-USDA
1967). En general, para suelos minerales es útil y deseable medir el pH
empleando una relación suelo-agua 1:1 (pH w), aunque no es tan valiosa
para entender la química de los suelos como la medida de la acidez inter
cambiable, el alum inio intercambiable y las bases intercambiables. De las
medidas de pH w de suelos minerales podemos hacer las siguientes deduc
ciones generales:
86 C A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
miento de la mayoría de los cultivos limpios de las regiones templadas. Esto
se debe a la naturaleza diferente de los intercambiadores (grupos funcionales
orgánicos) y a los complejos del aluminio en los histosoles.
5. pH de 5.8 a 6.5: hay acidez (aparentem ente de grupos funcionales
orgánicos y de hidroxi-Al), ordinariam ente hidronio, en cantidades sufi
cientes para afectar cultivos sensibles a la acidez, tales como la alfalfa. El
suelo está saturado de bases en un 70 a 90% , dependiendo del tipo de mine
rales arcillosos presentes.
6. pH de 6.5 a 8: el suelo está esencialmente saturado con bases: no se
encuentra aluminio intercambiable; puede estar presente C a C 0 3 libre sola
mente si está bien protegido dentro de agregados del suelo con velocidades
de difusión restringidas.
7. pH de 8 a 8.5: el suelo está completamente saturado con bases y en el
sistema está presente CaCO, libre; la población de cationes intercambiables
en su mayoría está constituida por Ca + Mg.
8. pH de 8.5 a 10: el suelo contiene grandes cantidades de sales solubles y
la conductividad es alta; están presentes cantidades apreciables de sodio
intercambiable, pero pueden no ser suficientes para calificarlo com o un
horizonte nátrico.
9. pH mayor de 10: el suelo está altam ente saturado con sodio, suelo
“ álcali” .
En histosoles y epipedones hísticos, se hacen mejor las medidas de pH en
relaciones suelo-agua de 1:5 o 1:10 para obtener resultados que tengan
significado. A m enudo son útiles las medidas de pH del suelo en KC1 1N
(pHs), particularm ente si se com paran con el pH w. Si el pH s es media o más
unidades m enor que el pH w en el rango por debajo de pH 6, están presentes
cantidades significativas de Al intercambiable o de Al en form a de complejo
lentamente intercambiable. (La disminución debida a la hidrólisis del Al
desplazado por el K.) Si el pHs es m ayor que el pHw , el suelo tiene una carga
neta positiva debido al predominio, en el complejo de cambio, de óxidos
hidratados de hierro. Esta es una buena indicación de grandes grupos
“ acric” en el orden de los oxisoles. (El aum ento en el pH se debe al despla
zamiento de los OH por los Cl.)
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 87
Algunos usos obtenidos a partir de los datos de porcentaje de saturación
de bases son los que a continuación se mencionan:
Hierro libre
Serie de suelo completo
suelos Clase de drenaje natural m
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 89
mufla y midiendo el C 0 2 desprendido) o por combustión húmeda (midiendo
el grado de reducción de un agente oxidante fuerte) (Allison 1965; Broad-
bent, 1965). Com o la técnica de com bustión seca-evolución del C 0 2 es
bastante cuantitativa (Allison 1965), se le considera como el estándar prim a
rio. En esta forma se obtienen datos de carbono orgánico cuando se necesita
información cuantitativa precisa para estudios de génesis y clasificación de
suelos. El proceso de combustión húmeda, que se utiliza más frecuentemente,
es el método de Walkley-Black, en el cual el suelo se digiere con un exceso
de ácido crómico, con titulación del oxidante no utilizado (Allison, 1965).
Puesto que en este procedimiento se hacen algunas aproximaciones y supo
siciones, el resultado es menos exacto y preciso que el de la combustión
seca, pero requiere menos tiempo y aparatos menos complicados; por tanto,
se usa más comúnmente cuando los resultados semicuantitativos de C orgáni
co son aceptables.
En el Sistema Completo de Clasificación de Suelos (Soil Survey Staff,
1960, 1967), se ha encontrado más práctico expresar la materia orgánica en
función de kilogramos de carbono por metro cuadrado del área superficial del
suelo. Esto constituye un criterio diagnóstico más útil y discriminante. Con
tales propósitos, los porcentajes en peso de carbono orgánico se deben mul
tiplicar por la densidad bruta (para dar porcentajes en volumen) y por la pro
fundidad de cada horizonte en cuestión (SCS-USDA 1967).
El nitrógeno en los suelos se determina comúnm ente por el método de
macro-Kjeldhal (Bremner 1965), cuando se desean usar estos datos en géne
sis y clasificación de suelos. Una revisión completa de análisis de nitrógeno
ha sido preparada por Bremner (1965); un resumen de los métodos más fre
cuentemente empleados se presenta en el Soil Survey Investigation Report 1
(SCS-USDA, 1967).
Algunos usos y deducciones obtenidos de los datos de carbono y nitróge
no se mencionan a continuación:
1. El contenido de carbono orgánico de los diversos horizontes es una
indicación útil del grado de acumulación de la m ateria orgánica, bajo dife
rentes condiciones ambientales. Es un criterio diagnóstico clave de aquellos
suelos en los cuales la acumulación de m ateria orgánica en el suelo es un
proceso edafogénico dominante, como en el caso de los suelos de praderas.
Por tanto, el contenido de carbono orgánico es un criterio clave para los hori
zontes diagnósticos mayores constituidos por los epipedones mólicos y
úmbricos. La acumulación de carbono orgánico por metro cuadrado se usa
como criterio de diagnóstico en ciertos subórdenes y grandes grupos del
sistema comprehensivo, como en el caso de ciertos suelos en zonas tropica
les que tienen cantidades relativamente altas de m ateria orgánica en el perfil
del suelo (Soil Survey Staff, 1960, 1967).
2. El contenido de carbono orgánico (materia orgánica) se usa para dife
renciar suelos orgánicos (histosoles) de suelos minerales.
3. La relación de carbono orgánico a nitrógeno, C /N , es una indicación
útil del grado de descomposición de la m ateria orgánica en los suelos, cuan
do ésta se reduce con el aumento de la modificación. El humus del suelo
bien descompuesto tiene una relación C /N aproxim adam ente entre 12 y 13
90 CAP. 4 . C O M P O S IC IÓ N V D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
en suelos húmedos templados, mientras que, por ejemplo, la paja tiene una
relación C /N aproxim adam ente de 40. Sin embargo, el C /N no se emplea
como un criterio m ayor de diagnóstico en el Sistema Com pleto de Clasifica
ción de Suelos.
Composición mineralógica
Mineralogía esqueletal. Los minerales prim arios de este grupo están cons
tituidos principalmente por granos del tam año de arena y de limo, cada uno'
de los cuales es un mineral singular. Los agregados microcristalinos colocados
en este grupo incluyen la ceniza volcánica (una mezcla de varios minerales
primarios) y el “ chert” (silicio microcristalino). Los fragmentos incluyen
pequeños pedazos de rocas que contienen varios minerales y que se encuen
tran del tam año de la arena y el limo. La facilidad o la resistencia a la intem
perización de estos minerales y agregados se verá en el siguiente capítulo
sobre intemperización y formación del suelo.
Estos minerales esqueléticos y agregados se identifican mejor y sus
porcentajes se establecen mediante el uso de un microscopio polarizante,
después de una preparación apropiada de la m uestra. P ara el estudio de
estas fracciones gruesas se han empleado con alguna frecuencia técnicas
de infrarrojos y difracción con rayos X; pero les falta la precisión que se
puede obtener mediante el uso de métodos de la mineralogía óptica con la
utilización de un m icroscopio de luz acondicionado con polarizadores o
con un m icroscopio petrográfico. No obstante, tales estudios son bastante
tediosos y demorados, razón por la cual los datos de m ineralogía de suelos
son tan escasos. Los procedimientos para preparación de m uestras para
análisis edafográficos de suelos se encuentran en textos y obras estándar de
consulta (por ejem plo, Brewer 1964, M ilner 1952) y están resumidas en el
Soil Survey Investigation Report No. 1 (SCS-USDA 1967). Las técnicas y
el criterio utilizados para identificar granos minerales se puede encontrar
en textos de mineralogía y en M ilner (1952). Por su parte, Cady (1965) ha
preparado notas sobre identificación de m inerales de uso particular y de
'm portancia en mineralogía de suelos.
P R O P IE D A D E S D E L S U E L O 91
Algunos usos y deducciones de los datos de mineralogía esqueletal obteni
dos mediante técnicas edafográficas son los siguientes:
92 C A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
especies de minerales arcillosos en suelos no se com portan de m anera tan
bien definida como sucede con muestras de referencia o de museo de mine
rales arcillosos estándar) y la difracción no es proporcional a las cantidades
presentes, cuando están presentes pequeñas islas de una especie dada o
factores de alta “ dispersión” . Los problem as que conlleva el cálculo de por
centajes de minerales arcillosos en el suelo se encuentran revisados en
artículos de Jackson (1964); Jackson y Mckenzie (1964) y W hittig (1965),
donde además se sugieren algunas técnicas.
Algunas deducciones obtenidas de los datos de minerales arcillosos incluyen:
Debido a los muchos efectos que los minerales arcillosos producen en las
propiedades del suelo, el contenido de minerales arcillosos se usa como
criterio de clasificación. El empleo más intenso de los datos de mineralogía
de arcillas en el Sistema Com pleto de Clasificación de Suelos es aquel que se
le da com o grupo de características de diferenciación de familias de suelos.
Los suelos arcillosos se encuentran subdivididos de acuerdo con los tipos de
minerales arcillosos del suelo presentes en este sistema.
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96 C A P . 4 . C O M P O S IC IÓ N Y D E S C R IP C IÓ N D E L S U E L O
Intemperización y
formación de suelos
in t e m p e r iz a c ió n g e o q u ím ic a
Reducción
La reducción se produce en el ambiente geoquímico cuando el material
está saturado en agua (por ejemplo, bajo el nivel freático), la existencia de
oxígeno es baja y la demanda biológica de este elemento es elevada. El efecto
de esto es la reducción del hierro a la forma ferrosa, muy móvil (Cate, 1964).
En esta form a se puede perder del sistema, si hay un m ovimiento ascendente
o descendente neto del agua freática. Si el hierro ferroso permanece en el
sistema, reacciona para form ar sulfuros y compuestos relacionados, que
imparten los colores verde y azul verdoso que caracterizan a muchos mate
riales reducidos de los suelos. Si el hierro permanece como óxido ferroso
hidratado (lepidocrocito) en el material del suelo, se obtiene el moteado
amarillo y anaranjado característico. Este fenómeno se asocia a los conteni
dos relativamente altos de materias orgánicas (Bloomfield, 1952; Brown,
1953; Jeffery, 1960; M arel, 1951).
Oxidación-reducción
Un rasgo muy com ún de los horizontes C y otros materiales iniciales del
suelo es la fluctuación de las condiciones de oxidación a las de reducción,
98 C AP. 5. I N T E M P E R IZ A C IÓ N Y F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
1
IN T E M P E R IZ A C IÓ N G E O Q U IM IC A 99
utilidad. Una de esas generalizaciones es la de que, al aum entar la acidez, el
hierro ferroso se va haciendo cada vez más estable en las condiciones más
oxidantes. Esto quiere decir que en los materiales muy ácidos de los suelos,
podemos esperar encontrar hierro ferroso, aun cuando el sistema esté entre
ligera y m oderadam ente oxidado. El manganeso sigue un patrón similar al
del hierro; pero está en form a reducida en condiciones más altas de reduc
ción y oxidación que el hierro, a un pH dado. El manganeso permanece en
forma reducida a pH más altos que el hierro. (Este modelo explica las exis
tencias más profundas de manganeso que de hierro en los horizontes C de
los suelos norteamericanos que tienen un gradiente de reducción y oxidación,
o sea, que se hacen más oxidantes a medida que aum enta la profundidad.)
Hidratación
Hidrólisis
100 C AP. 5. I N T E M P E R IZ A C IÓ N V F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
silicio y el aluminio reorganizan el oxígeno y el hidroxilo para form ar el aló
fano am orfo o la halosita cristalina:
Al2Si205(O H )4
Disolución
INTEMPERIZACIÓN EDAFOQUÍMICA
Ciclos de oxidación-reducción
102 CAP. 5. I N T E M P E R IZ A C IÓ N Y F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
se produce una fatiga y una distorsión ae las estructuras. P or ende, el K
agregado no se capta ni fija con facilidad y el potasio restante de las capas
intermedias queda más disponible (White, 1962; White, Anderson y Hensel,
1959). M ediante la eliminación completa del potasio en los planos de las
capas intermedias, se producen tipos de minerales arcillosos de vermiculita
y m ontm orillonita.
ÍNDICES DE ESTABILIDAD Y
SECUENCIAS DE INTEMPERIZACIÓN
IN D IC E S D E E S T A B IL I D A D Y S E C U E N C IA S D E IN T E M P E R IZ A C IO N 103
Serie de estabilidad de p a r Índice de intem perización de
tículas minerales d el tamaño partículas m inerales del tam a
de la arena y e l lim o 1 ño de la arcilla 2
104 C A P . 5 . I N T E M P E R IZ A C IÓ N Y F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
completo de tetraedros de silicio. Todos los átom os de oxígeno se com par
ten con más de un silicio. Asimismo, hay una disminución del contenido
(porcentaje) de bases fácilmente hidrolizables de los minerales menos a más
estables.
En la ram a de feldespatos o de m ano derecha, hay una distorsión decre
ciente de las estructuras de los feldespatos cálcicos a los potásicos. El calcio
bivalente no se ajusta bien a la estructura de cadena del feldespato, aunque
satisface el desequilibrio de cargas mediante una sustitución considerable
del silicio con aluminio. Por su parte, el potasio m onovalente y grande se
adapta bien al papel de satisfacción del m enor desequilibrio de cargas del
menor intercam bio de aluminio y silicio, y se ajusta muy bien en los huecos
de las cadenas de feldespatos. Así, la ortoclasa es más estable que la
plagioclasa.
La secuencia de intemperización propuesta por Jackson y sus colabora
dores (Jackson y colaboradores, 1948), con modificaciones posteriores
(Jackson, 1968), es un modelo útil y conveniente para la capacidad de
intemperización de los minerales del tam año de la arcilla. Esta secuencia se
compone de 13 etapas, como se ilustra en la figura 5.2.
En la figura 5.2 se presenta también una com paración gráfica de esta
secuencia de intemperización de los minerales del tam año de la arcilla con la
serie de estabilidad del limo arenoso.
El cuarzo cambia su posición de los tam años más gruesos a los más finos,
debido a la solubilidad muy increm entada al aum entar la superficie
específica que se asocia al tam año menor de las partículas. La mica blanca es
relativamente más estable en el tam año de la arcilla, a causa del efecto esta
bilizador de las capas de silicio y alum inio. En general, el concepto es el de
que en cualquier suelo se descubrirá que la arcilla contiene una distribución
modal de dos o tres minerales adyacentes en la secuencia de intemperiza
ción, lo que refleja el estado de intemperización del suelo en cuestión. Con
el tiempo, debido a los efectos de los factores climáticos, se supone que la
fracción arcillosa del suelo pasa por las diversas etapas de la secuencia.
Como en la serie de estabilidad de Goldich para partículas del tam año del
limo arenoso, podemos observar en este caso los efectos de la composición
química y la estructura mineral interna sobre la resistencia a la intem periza
ción. Los minerales con contenidos elevados de bases hidrolizables están
altos en la secuencia (se intemperizan con facilidad). Las capas de silicio y
aluminio de los silicatos resistentes de las capas tienen un efecto estabiliza
dor debido a los enlaces tetraédricos del silicio. La estructura de capas 1:1 es
más resistente que la de los minerales de capas 2:1, por la falta de bases
hidrolizables en los primeros o hierro oxidable que sustituya al Al. Los
óxidos simples de Al y Fe hidratados son todavía más estables, debido a su
muy baja solubilidad y a los fuertes enlaces de metal a hidroxilo o metal a
oxígeno.
Al utilizar ésta secuencia de intemperización como modelo, debemos
estar conscientes de varios inconvenientes. Uno de ellos es el efecto de
climas previos en los suelos poligenéticos o paleosuelos. O tro es la contribu
ción de la mineralogía del material inicial del suelo, puesto que un suelo rico
ÍN D IC E S D E E S T A B IL I D A D Y S E C U E N C IA S D E IN T E M P E R IZ A C IÓ N 105
en caolinita puede haber heredado este mineral de su material original. Hay
problemas para la ubicación del intergrado 2:1-2:2, porque la adición
de aluminio a las capas intermedias contribuye aparentem ente a una mayor
estabilidad. También debemos recordar que no hay ninguna trayectoria
simple o principal para la intemperización. Las precipitaciones pluviales de
gran intensidad con índices rápidos de eliminación de los productos intem
perizados pueden producir gibsita con m ucha rapidez y facilidad, en con
traste con los millones de años que se requieren para ello en otras condicio
nes. La concentración de soluciones de suelos en un terreno, bajo un clima
con una tem porada seca pronunciada, puede producir secuencias muy dis
tintas de minerales arcillosos que un suelo con la misma cantidad de lluvias,
pero bien distribuidas a lo largo de todo el año.
SÍNTESIS d e m in e r a l e s e n l o s s u e l o s
106 C AP. 5. IN T E M P E R IZ A C IÓ N Y F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
los productos de la intemperización de los minerales locales y en proceso de
intemperización, las reacciones químicas progresan con rapidez h a a a la
formación de minerales asociados comúnm ente a las etapas avanzadas
de intemperización, como la gibsita.
Por otra parte, si no se eliminan los productos de la intem perización, de
bido al m ovimiento lento o la falta de m ovimiento del agua en el suelo, las
concentraciones iónicas de silicio y m agnesio serán tales que se formará
montmorillonita (Schaetzl y Anderson, 2005).
Vermiculita
Este mineral se forma en condiciones de concentración moderada de hidro
nio, de m odo que el potasio (y el magnesio) se elimina completamente de las
capas intermedias. En el material inicial debe haber mica. La concentración
de Si tiene que ser alta; pero la concentración de Al en solución debe ser baja,
o se precipitará en las capas intermedias para formar intergrado 2:1-2:2.
Illita
Este mineral se form a cuando hay mica en el material inicial, en condi
ciones de concentraciones bajas o m oderadas de hidronio, necesarias para
la eliminación parcial del potasio de las capas intermedias. P ara la estabili
dad se requieren concentraciones m oderadas a relativamente altas de Si
y Al. Las concentraciones m oderadas a altas de hidronio provocan inestabi
lidad y la desaparición del mineral, que se transform a en vermiculita.
Caolinita
Este mineral se sintetiza en condiciones de concentraciones aproxim ada
mente iguales de Si y Al, con una alta concentración de hidronio y una falta
esencial de Mg y otras bases. La formación se estimula mediante la presen
cia de silicatos en capas com o “ plantillas” o patrones para la estructura
laminar 1:1.
Halosita
Este mineral se form a cuando la concentración de Al es aproxim adam en
te igual a la de Si, como resultado de la intemperización rápida de los feldes
patos (o la organización de un silicato alumínico am orfo, com o el alófano,
en una estructura más cristalina, con el tiempo). Esto requiere una alta
concentración de hidronio y una concentración baja o nula de bases.
Goetita
Este mineral requiere una Eh relativamente alta (potencial positivo de
reducción-oxidación) y una concentración m ediana de hidronio. Se forma a
partir de la desintegración rápida de minerales ferromagnésicos o se con
densa a partir del gel am orfo hidratado, con el tiempo. Con la persistencia
de condiciones elevadas de oxidación (Eh mayor que + 100 MV) y pH
m oderado, pasa lentamente a la formación de hem atita.
Hematita
Este mineral se form a en condiciones de Eh alto y pH m oderado a alto,
con una pérdida creciente de hidroxilos de la goetita más hidratada, o se
form a directam ente a partir de la desintegración de minerales ferromagnési
cos, en condiciones de Eh-pH altos.
Gibsita
Este mineral se form a y persiste en condiciones de baja concentración de
Si y una alta concentración de hidronio, con una concentración baja o nula
de bases. Se puede form ar mediante el envejecimiento de gels o alófanos
aluminicos.
Alófano
Este mineral am orfo se form a en condiciones de concentraciones media
nas a altas de hidronio en sistemas húmedos o muy m ojados, mediante la
intemperización rápida de cenizas volcánicas no cristalinas o, hasta un
punto limitado, por la intemperización rápida de los feldespatos.
RESUMEN
Excepto en el caso de las soluciones verdaderas y la eliminación del
hierro, la intemperización para los especialistas en suelos es un proceso que
108 C A P . 5. I N T E M P E R IZ A C IÓ N Y F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
modifica los materiales del suelo y por debajo de él. Los procesos químicos
de la intemperización tienden a reducir el material inicial al nivel de energía
más bajo que sea estable en las condiciones ambientales. Produce nuevos
minerales en los materiales iniciales del suelo.
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110 C A P . 5. I N T E M P E R IZ A C IÓ N Y F O R M A C IÓ N D E S U E L O S
Procesos edafogénicos: _
procesos internos de Q
constitución de suelos Q' o]
111
TABLA 6.1 P rocesos de fo rm ació n de suelos com plejos en subprocesos y reac
ciones
Término Clasifica
ción Breve definición
cuá
druple*
Ib Iluviación 3 E n t r a d a d e m a te ria le s a u n a p o r c ió n d e l p e rf il d e s u e lo s , c o m o e n u n h o r i
z o n te e s p ó d ic o o a rc illo s o .
2b E n riq u e c im ie n to 1 T é r m i n o g e n e ra l p a r a la a d ic ió n d e m a te ria le s a u n s u e lo .
3b A c u m u la c ió n 1 A d ic io n e s e ó lic a s e h i d ro ló g ic a s d e p a r t í c u l a s m in e r a le s a la s u p e rf ic ie del
s o lu m d e l s u e lo .
4b C alcificació n 3 P r o c e s o s q u e in c lu y e n la a c u m u l a c i ó n d e c a r b o n a t o d e c a lc io e n el C e a y,
q u iz á , e n o t r o s h o r iz o n te s d e u n s u e lo .
5a Salin izació n 3 L a a c u m u l a c i ó n d e sa le s s o lu b le s , ta le s c o m o s u lf a to s y c lo r u r o s d e c a lc io ,
m a g n e s io , s o d io y p o t a s i o e n h o r iz o n t e s s a lin o s .
6a A l c a l i z a c i ó n 3 L a a c u m u l a c i ó n d e io n e s d e s o d io en lo s s itio s d e i n te r c a m b io d e u n su e lo .
7a Lavado 3 L a m ig r a c ió n m e c á n ic a d e p e q u e ñ a s p a r t i c u l a s m in e r a le s d el h o r iz o n t e A
a l B d e u n s u e lo , p r o d u c i e n d o e n lo s h o r iz o n t e s B u n e n r i q u e c im ie n t o re la
t iv o d e a r c illa ( h o r iz o n te s a rc iH o so s).
7b T rasto rn o s 3 M e z c la s y re c ic la je s b io ló g ic o s , fís ic o s ( c o n g e la c ió n - d e s h ie lo y c ic lo se c o -
edafo ló g ico s h ú m e d o ) d e lo s m a te ria le s d el s o lu m , h o m o g e n e i z á n d o l o e n g r a d o s d iv e rs o s .
8a P o d zo lizació n 3 ,4 L a m ig r a c ió n q u ím ic a d e a lu m in io , h i e r r o o m a te r ia s o r g á n ic a s , q u e d a
c o m o r e s u l ta d o la c o n c e n t r a c i ó n d e s ilic io e n las c a p a s e lu v ia d a s .
8b L aterización 3 ,4 L a m ig r a c ió n q u ím ic a d e l s ilic io f u e r a d e l s o lu m d e l s u e lo y la c o n c e n tr a c ió n
e n él d e s e s q u ió x id o s ( g e o tita , g ib s ita , e tc .) , c o m o e n lo s h o r iz o n te s o x íd i-
c o s , c o n o sin la f o r m a c ió n d e c o n c r e c io n e s o p ie d r a s d e h ie r r o ( la te r ita ;
p l in t it a e n d u r e c i d a ) .
9a D esco m p o sició n 4 L a d is o c ia c ió n d e m in e r a le s y m a te r ia s o r g á n ic a s .
9b Síntesis 4 L a f o r m a c i ó n d e n u e v a s p a r tíc u la s d e m in e r a le s y e s p e c ie s o r g á n ic a s .
Ha Cam adas 1 L a a c u m u l a c i ó n en la s u p e rf ic ie d e l s u e lo m in e r a l d e d e s e c h o s o r g á n ic o s y
h u m u s a s o c i a d o , h a s ta u n a p r o f u n d i d a d d e m e n o s d e 30 c m .
112
TABLA 6.1 (continuación)
lid Maduración 4 Cambios químicos, biológicos y físicos en los suelos orgánicos, después de
que el aire penetra en los depósitos orgánicos, haciendo posible que florez
can las actividades microbianas.
12b Gleización 3,4 La reducción del hierro en condiciones de suelos “ inundados de agua’* y
anaeróbicos, con la producción de colores matriciales verdosos grisáceos
hasta azulados, con o sin café amarillento y motas cafés y negras, y concre
ciones férricas o manganíferas.
• Las cuatro categorías (véase el texto) son: a) adiciones ai cuerpo de un suelo; b) pérdidas del cuerpo de un suelo; c) trasloca-
ción dentro del cuerpo del suelo y d) transformación de materiales al interior de! cuerpo de un suelo.
N A T U R A L E Z A G E N E R A L D E L P R O C E S O E D A F O G É N IC O 113
secas y la inclusión de desechos de plantas en el suelo, gracias a las lombri
ces de tierra y las hormigas.
El número posible de sucesos edafogénicos y las combinaciones e interac
ciones entre ellos es enorme. Aun cuando los experimentos de laboratorio
pueden dem ostrar que algunos procesos específicos pueden producir
características específicas de suelos, el curso real de los sucesos que se pro
ducen al interior de un suelo intacto probablem ente no se conocerán nunca
de m odo com pleto, ya que algunas características de los suelos son efímeras
y otras duraderas. En una sola estación se puede producir una crotovina
relativamente permanente mediante la actividad de los roedores y el relleno
de las madrigueras con tierra. Los nodulos y las concreciones de sesqui-
óxidos pueden durar milenios en el suelo. P or otra parte, se pueden produ
cir desechos de lombrices de tierra y dispersarse en un horizonte A en unas
horas o unos pocos días.
El trabajo realizado por agentes geológicos para form ar materiales
iniciales influye en su mineralogía y su textura (Simonson, 1959). Los suelos
se pueden desarrollar con mucha mayor rapidez en los depósitos clásticos
sueltos y profundos que en los lechos rocosos sólidos. En cada tipo principal
de suelo, que veremos en los últimos capítulos, los procesos de formación de
suelos se presentan en proporciones únicas, intensidades y secuencias singu
lares. Las características de los suelos resultantes pueden diferir no sólo en
el tipo, sino también en la capacidad de duración (“ media vida
edafológica” ). P or ejemplo, las concreciones de carbonatos son abundantes
y duraderas en los aridisoles (suelos desérticos), persisten en números pe
queños bajo la capa arcillosa de algunos albaqualfs (planosoles) en re
giones tem pladas húmedas; pero no se encuentran en los hapludalfs aso
ciados (suelos podzólicos de color gris café) que carecen de capa arcillosa.
Los conjuntos de procesos edafogénicos que caracterizan a los principales
ecosistemas y determ inados tipos de m uestras1 (tesseras) (Jenny, 1958,
1961) se conocen mediante términos edafológicos tales como podzolización
y calcificación (Kellogg, 1936) (véase tabla 6.1). Los procesos edafogénicos
fundamentales incluyen generalizaciones y subdivisiones específicas de
ellos.
114 C A P . 6 . P R O C E S O S E D A F O G É N IC O S
Dos tendencias yuxtapuestas en el desarrollo de los suelos son la horizon-
talización y la haplidización.2 La horizontalización (Hole, 1961) incluye
condiciones y procesos proanisótropos m ediante los que los materiales
iniciales se diferencian en perfiles de suelos con muchos horizontes (como
en los perfiles D, de N orthcote, 1965). Consideram os que el perfil del espo-
dosol (podzol) (0-A2-Bhir-C) es un suelo horizontalizado (véase figura 6.1).
La horizontalización de algunos suelos jóvenes rojos tropicales es principal
mente mineralógica y puede no estar visible para los observadores de un
perfil recién descubierto. La haploidización incluye condiciones y procesos
PR O F U N D ID A D
( 1) <2 >
C O N D IC IO N E S Y P R O C E S O S E D A F O G É N IC O S 115
proisótropos mediante los que la horizontalizacion se inhibe o desacelera
o mediante los que los horizontes se mezclan o trastornan. Consideramos
que un vertisol (grumusol: suelo negro de algodón) con horizontes A-C
exclusivos, es haploide o simple (perfiles de suelos U de Northcote, 1965).
Un vertisol puede tener 10 000 años de antigüedad (Thorp, 1965), mientras
que un espodosol puede no tener más que 2 250 años (Franzmeier y Whitesi-
de, 1963). Se puede llegar a la conclusión de que la haploidización es, cuando
menos, un proceso general tan im portante como la horizontalización.3
116 C A P . 6 . P R O C E S O S E D A F O G É N IC O S
r
la mayor importancia en terrenos originalmente cubiertos de materiales cal
cáreos, tales como piedra caliza, arena dolomítica, loess y corrientes glaciales.
Enriquecimiento. Puede referirse a los horizontes; pero en general se
toma en el sentido ae que todo el suelo recibe muestras como en las depre
siones de los terrenos o por el aire, de zonas remotas. Bajo un clima templado
húmedo, esos suelos, en zonas de materiales iniciales ligeramente lixiviados,
se enriquecen por lo común con nutrientes de plantas y carbonatos, mediante
el agua que se desplaza lateralmente de las zonas circundantes. En los terre
nos muy lixiviados sin materiales iniciales calcáreos o fértiles, los suelos
de depresiones no se suelen enriquecer, sino que son los más ácidos y lixi
viados de todos los terrenos.
Erosión superficial. Se refiere al retiro lateral de capas superficiales de
los suelos, por ejemplo mediante salpicaduras de aguas de lluvia, el deslave
de aguas, el viento, la soliflucción, los movimientos paulatinos del terreno y
otros procesos de desperdicio de masas.
Apiiam iento. Es el término que expresa la acumulación de materiales
minerales sobre la superficie del suelo, ya sea por el aire o el agua. De
hecho, esto se puede considerar más como un proceso geogénico que edafo-
génico. Los efectos de este proceso resultan más evidentes en las zonas de
depresiones, donde se acumulan los materiales erosionados de los terrenos
situados ladera arriba.
Decalcificación. Es un térm ino que se utiliza específicamente para la
eluviación de carbonatos dentro de un cuerpo de suelos. El proceso puede
conducir a la eliminación completa de carbonatos de todo el perfil, como
resulta común en las zonas más húmedas, o puede verse acom pañado por la
calcificación, que es la acumulación de carbonatos observados comúnmente
en regiones más áridas. La reacción general incluida en los movimientos
de carbonatos es como sigue: C a C 0 3 + H 20 + COz r* C a (H C 0 3)2. Se
puede considerar que la decalcificación se produce cuando están presentes
HzO + C 0 2 y la reacción se desplaza hacia la derecha, con la formación del
bicarbonato soluble. La calcificación se produce cuando se retiran del siste
ma ya sea C 0 2 o H 20 y la reacción se desplaza hacia la izquierda.
Desalinización. Se utiliza con mayor frecuencia en relación con la elimi
nación, mediante la lixiviación de sales solubles de horizontes o perfiles
totales de suelos, que contenían antes suficientes sales solubles como para
perjudicar al crecimiento de las plantas. P or ende, es un proceso que sólo
puede activarse después de que se acumulan sales solubles, o sea, después de
la salinización.
Salinización. Tiene lugar prim ordialm ente en regiones subhúmedas,
áridas y semiáridas, y en algunas regiones costeras húmedas, donde las
depresiones se enriquecen con sales a una rapidez mayor que la de su lixi
viación. Las solubilidades en gramos por 100 mi de agua pura de los com
puestos comunes (a 0 °C, a menos que se indique otra cosa) las da Hodgam an,
con sus colaboradores (1962): K2C 0 3, 112; CaCl2, 59.5; MgCl2, 54.3 (20 °C);
NaCl, 35.7; KC1, 27.6; M gS04, 26.0; C a(H C O ,), 16.2; F eS 04, 15.7; K2S 0 4,
12.0(25 °C );N a 2S 0 4, 4.8; C aS 0 4, 0.2; MgCOs, 0.01; C a C 0 3, 0.001 (25 °C);
FeS, 0.006 (18 °C). La acumulación de sales es preferencial en los suelos de
PROCESOS E D A F O G É N IC O S F U N D A M E N A L E S 117
depresiones con un contenido elevado de arcilla y baja permeabilidad, con
lixiviación reducida. Los sulfatos y los cloruros son las sales predominantes.
P or su parte, los nitratos y los boratos se presentan raram ente.
Alcalinización. Implica la acumulación de iones de sodio en los sitios de
intercam bio de la arcilla. Todos los cationes en solución participan en una
reacción reversible con los sitios de intercam bio de la arcilla y partículas
de materias orgánicas. Esta reacción se puede representar por la fórmula
que sigue, en donde X representa sitios de intercam bio de la arcilla o las mate
rias orgánicas: CaM g2Na X - 1 Ca++ - f Mgt+ + 2N a+ -f- X-« - f 3 C 0 3=
N a2C 0 3 -f- MgCo3 -j- C a C 0 3. A partir de esta ecuación y ciertas conside
raciones sobre las solubilidades de los carbonatos (el Na2C 0 3 es más de 100
veces más soluble que el carbonato de calcio o el de magnesio), se puede ver
que gran parte del C a + + y el M g+ + de la solución se puede precipitar antes
de la precipitación del Na +. Así, pues, la concentración de N a + que queda
en la solución para reaccionar con los sitios de intercam bio es alta. La preci
pitación del C a + + y el M g+ + en los carbonatos se produce prim eram ente al
desecarse el suelo. Entonces, el N a+ se liga a los sitios de intercam bio de la
arcüla y las materias orgánicas (Tabatabai y Sparks, 2005).
Desalcalinización. Se refiere al retiro de los iones de N a + de los sitios de
intercambio. Este proceso implica también mucha dispersión de la arcilla,
que se produce cuanao el ion de N a+ se hidrata. G ran parte de la dispersión
se puede eliminar si se concentran los iones de C a ++ o M g++ en el agua
utilizada para lixiviar los suelos alcalinos, puesto que pueden remplazar al
N a + en el complejo de intercambio.
Lavado. En suspensión de arcilla fina y cantidades menores de arcilla
gruesa y limo fino hacia abajo de las grietas, y otros huecos de los suelos. Se
refleja a) en el agotam iento de la arcilla de los horizontes A; b) en el enrique
cimiento de los horizontes B en contenido de arcilla, en relación con los C o
A; c) en un mayor contenido de arcilla fina: mayor proporción de arcilla en
el horizonte B que en el A, y d) en la presencia de arcillanes en los horizontes
B y C. La arcilla móvil que participa puede ser un producto de la intemperi
zación en el horizonte A o de origen eólico, agregada al suelo durante el
desarrollo (Buol y Hole, 1961; Khalifa y Buol, 1968).
Edafoperturbación. Es el proceso de mezclas en el suelo, puesto que en
todos los suelos se producen ciertas mezclas. Se reconocen siete tipos
de edafoperturbaciones. La edafoperturbación de la fauna es la mezcla del
suelo por animales tales como hormigas, lombrices de tierra, topos, roedo
res y el hom bre mismo; la flo ra l es la mezcla hecha por las plantas, como
cuando los árboles form an montículos y huecos; la de congelación es la
mezcla de suelos por los ciclos de congelación y deshielo, com o en algunos
terrenos alpinos y de las tundras; la arcillosa es la mezcla de materiales de
los suelos por los movimientos de desperdicio de masas de las arcillas dila
tables; la aérea es la mezcla por el movimiento de gases en los suelos, duran
te las lluvias y después de ellas; la acuática se debe al crecimiento de las
corrientes de agua al interior de los suelos; la cristalina es la mezcla por el
crecimiento de cristales, tales como los de halita (NaCl); la sísmica es
la mezcla por medio de vibraciones, principalmente debido a los movimientos
118 C A P . 6. P R O C E S O S E D A F O G É N I C O S
TABLA 6.2 Solubilidad de silicio am orfo y cuarzo de 2 a 5 a
Temperatura Cuarzo Silicio amorfo
r c> (ppm) (ppm)
5 --6 ~60
25 0 .1 1 ~ 120-140
50 ~ 2 5 -3 0 o<200
75 =.50 = .300
Fuente: S ie v fr 1962.
* L a f a c il i d a d d e d e s c o m p o s ic ió n d i s m i n u y e d e la p a r t e s u p e r io r a la i n f e r i o r d e la li s t a . L o s c o m p o n e n t e s , e n o r d e n c r e c ie n te
d e p o l i m e r i z a c ió n , s o n lo s s ig u ie n t e s : á c i d o f ú l v i c o ( a m a r i l l o ) , h ú m ic o ( c a fé ) y h ú m ic o ( n e g r a ) . E n o c a s io n e s a e s to s tr e s á c id o s
se les c o n s id e r a c a r a c t e r í s t ic o s , r e s p e c t iv a m e n t e d e m o r e n a s , m a tr ic e s y p r o m o n t o r io s
120 CAP. 6. P R O C E S O S E D A F O G É N IC O S
óxido de hierro, en los hapludalfs. Los óxidos de titanio se encuentran con
frecuencia asociados íntim am ente al óxido de hierro férrico. La denom ina
ción de los procesos que incluyen hierros específicos o nichos ecológicos
podría ser casi interminable. Sin em bargo, en la actualidad esto no parece
tener mucho valor puesto que su empleo no tendría una aplicación general.
M O D E L O S IM P L IF IC A D O DE D E S A R R O L L O D E L S O L U M D E L S U E LO 121
ABLA 6.4 Modelo simplificado de desarrollo del solum del suelo, utilizando un cálculo de minerales indicadores
(2) (3) (4) (8) (7) (8) (9) (10) O ») (12) (15) <M>
(1) (»>
Densidad Peso total MI Factor Arcilla Materiales Total Arcilla N o arcillo Cambio Cambio Transió
'orizonte Espesor
bruto presente Peso MI presente no arcillo- original original sos ortgi- de conle- de conte cación
de 1 cm3
columna seco al peso seco 1 sos pre peso seco peso seco nales peso nido en no nido de neta de
hom o al hom o sentes al horno al hom o seco al arcillosos arcilla arcillo
peso horno
seco al
hom o
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 123
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d e f in ic io n e s d e f a c t o r e s d e
f o r m a c ió n d e s u e l o s
125
O (organismos) C (clima)
puede influir en un material original del suelo, con potencial para cam
biarlo. Com o ejemplo de factores de formación de suelos tenemos la
energía irradiada del sol o una condición de saturación del suelo con agua.
De necho, cualquier lista detallada de factores de formación de suelos sería
demasiado larga; por ende, los especialistas en genética de suelos han escogi
do unos cuantos factores, desde Dokuchaev a la época actual, a fin de que
sirvan como base para la organización de las investigaciones edafológicas y
los datos reunidos.
En el diagram a de la figura 7.1 se indican cinco factores generales de for
mación de suelos: material original, relieve, clima, organismos y tiempo.
C uatro de ellos (todos, excepto el relieve) lo incluyó Dokuchaev en 1898 en
su ecuación de factores (Jenny, 1961):'
S = M ,o ,P ,Y (7-1)
D E F IN IC IO N E S DE F A C TO R E S DE F O R M A C IÓ N DE SUELOS 127
Figura 7.2 Diagrama de “tren de mercancías” de los factores d e fo rm a
ción de suelos.
S = / (cl,o,r,p,t, . . .) (7.2)
Los factpres principales definen el estado del sistema de suelo. Sin em bar
go, ¿qué es un sistema de suelos? Podem os definirlo como la base de un
volumen escogido arbitrariam ente; puede ser la superficie de un suelo o una
muestra (Soil Survey Staff, 1960), o bien, puede ser un ecosistema completo
de una muestra (tessera) com ponente (Jenny, 1958). La segunda elección
evita la tarea imposible de tratar de separar materiales vivos como no com
ponentes del suelo, del material inanim ado, o suelo real, en un ecosistema
en el que se interpenetran de m anera imposible de desentrañar. La ecuación
se interpreta con la mayor frecuencia en relación a las propiedades del suelo
y los factores de todo el ecosistema completo.
El ecosistema es un sistema abierto con flujos de entrada y salida de
energía y m ateria (Jenny, 1961). Los flujos de entrada de energía incluyen la
irradiación solar, la transferencia térmica y la transferencia de entropía
de la reserVa externa de calor. Los flujos de salida de energía se encuentran
en la forma de irradiación de calor y reflexión de la luz. Los flujos de entrada
de m ateria incluyen gases que entran al ecosistema por difusión o flujo de
masas (vientos); el agua en form a líquida y sólida que entra al ecosistema
desde arriba, por abajo o por los lados; los sólidos dispersos y disueltos en
agua; los sólidos dispersos y desplazados por el aire (viento) y los organis
mos que entran al ecosistema. Todas esas cosas pueden salir también del
ecosistema y constituir un flujo de salida. La soliflucción y otros movimien
tos de masas son formas especiales de flujo de salida. Se pueden realizar
mediciones de los flujos de entrada y salida de los ecosistemas, con lisíme-
tros y biotrones, en periodos limitados. Las estimaciones válidas de flujos
en ecosistemas naturales, a lo largo de periodos extendidos, se pueden obte
ner sólo mediante el análisis cuidadoso de la dinámica de un ecosistema.
Si 1 es un símbolo de cualquier propiedad del ecosistema, entonces ( l ent>Isaj)
pueden significar el flujo o el transporte de materias y energía a lo largo de
gradientes o diferencias de potencial, en contra de la resistencia a la infiltra
ción a través de un espacio (interfaz) o un plano limítrofe del ecosistema. La
lluvia que cae sobre una superficie granítica lisa no produce ningún flujo de
entrada al granito, por la resistencia a la infiltración (m ) en la interfaz.
La lluvia sobre arena suelta inicia un flujo de entrada, debido al bajo valor
de m. La ecuación de Jenny
. (P externo - P interno) „
flujo = ----------------------------------- - m (7.3)
A*
se refiere a la diferencia entre el gradiente o el potencial de salida y entrada, el
espesor del plano lím ite ( a x ) y su resistencia a la infiltración (ni). El flujo se
E C U A C IO N E S D E F A C T O R E S P R IN C IP A L E S O D E E S T A D O 129
produce en dirección opuesta al gradiente, por lo que se le aplica un signo
negativo.
La delincación de un ecosistema completo o una muestra de un compo
nente, separada del ambiente circundante hace posible una distinción entre
el potencial de flujo externo (Px), como, por ejemplo, el clima exterior (el) y
los potenciales dependientes del estado del ecosistema interno, tales como el
clima de la vegetación o el suelo (el'). El factor biótico (o) es otro potencial
externo, pues incluye todas las especies activas y en formas latentes, tales
como semillas y esporas, presentes en el ecosistema, en el m om ento cero o
inmediatamente después de él y que pueden emigrar hacia el interior o trans
portarse al ecosistema en cualquier instante, en el curso de su historia. Sin
embargo, el conjunto real de especies presentes en un ecosistema (después
del tiempo cero) es un potencial interno dependiente del estado (o '). Los
depósitos de polvo dejados por el viento, la iluviación por las inundaciones
y las adiciones de fertilizantes por parte de los campesinos, se encuentran
entre otros muchos potenciales externos de flujo que influyen en los ecosis
temas y sus suelos.
Sobre cada ecosistema ha actuado durante cierto periodo un potencial de
flujo externo (Px). La “ m atriz orgánica y mineral inicial de la porción
de suelo del ecosistema” (Jenny, 1961) es el material original (p) definido en
función de un estado estándar de presión y tem peratura. Los nuevos mate
riales y los estados derivados de ellos, debido a la influencia de formación
de suelos, son dependientes de los estados (/?')■ La configuración del sistema
(r) comprende las características topográficas, tales como la inclinación y el
aspecto, y rasgos hidrológicos tales como el nivel freático. Los cambios de
configuración durante la génesis del suelo son dependientes del estado (r').
La ecuación de factores principales o de estado de Jenny
indica que una propiedad (/) del ecosistema, una propiedad del suelo (s),
una propiedad de la vegetación (v) o una propiedad animal (a), es función
del estado del ecosistema m ayor (L) en el tiempo cero (Lq ), el potencial de
flujo externo (Px ) y la edad del sistema (/).
En un terreno y m om ento determ inados, la eficiencia relativa de los cinco
factores clásicos de formación de suelos (el, o, r, p y t) resulta evidente. Un
factor que tenga una gama estrecha a lo largo del terreno no será eficaz en la
producción de variaciones de alguna propiedad dada de los suelos, de unos
lugares a otros. Un factor que tenga una gama amplia en el terreno podrá
no ser eficaz en parte de ella y eficiente en otra. La siguiente expresión mate
mática de Jenny (1961)
(7.5)
130 C A P . 7. A M B I E N T E D E L O S S U E L O S
indica que un factor (F) tiene una gama ( c —>d) en un terreno y que se rela
ciona a una propiedad (N = *¥o prom edio de nitrógeno en la superficie del
suelo), como se puede demostrar mediante una curva en una gráfica. Cuando
la curva tiene una pendiente de cero, el factor no es eficaz; pero cuando la
curva tiene un gradiente pronunciado, el factor es eficiente. Jenny ha
aplicado estas propiedades de suelos en ecosistemas de la India (Jenny y
Raychaudhuri, 1960).
Este análisis de factores de formación de suelos puede incluir la conside
ración de la pertinencia del concepto de W hitehead sobre los “ organismos
científicos” . En este contexto, un cuerpo o una asociación de suelos se
pueden considerar como una especie de organismo científico en cierto grado
de dinámica propia, no impuesta simplemente sobre el suelo por los factores
externos (P x). P or ejemplo, un suelo tropical, negro, de autofertilización,
puede ser de autocalcificación y formación de tierra, y actuar com o un
complejo de válvulas que admiten y alternativam ente cierran el paso al flujo
del agua de infiltración. H asta donde un suelo desarrolla su propia diná
mica, participa como factor en su evolución y ejerce influencia sobre el
ambiente, m odificando el microclima, la m icrotopografia y la cubierta de
vegetación, y alterando el curso y la rapidez del ciclo geomórfico de erosión
y sedimentación.
SECUENCIAS DE SUELOS
Referencias bibliográficas
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 133
Material original: material
inicial del suelo
134
En general, cuanto más joven sea el suelo, tanto mayor será la influencia
y relación con el material original. Conform e se llevan a cabo los procesos
edafogénicos y de intemperización, la influencia de los materiales originales
tiene cada vez un valor más bajo. En los suelos antiguos y extrem adam ente
intemperizados, hay relativamente poca influencia del material inicial, a
menos que tenga una composición extrema, como la de la arena de cuarzo
estéril. Así pues, lo que debemos describir es la naturaleza del material ini
cial y su probable persistente influencia sobre el suelo, el tipo y la cantidad
de “ intemperización previa” del material inicial, antes de comenzar como
material original del suelo que estudiamos, y el efecto de los factores ambien
tales dinámicos de los activos de formación de suelos, sobre el material
original de dicho suelo. Esos tipos de estudios son difíciles de realizar, debido
a la historia ambiental compleja (cambios climáticos y de vegetación en el
pasado geológico presente) de muchos de nuestros suelos y por los proble
mas de separación e influencia del material original sobre las propiedades de
los suelos de otros efectos (de drenaje natural, clima y vegetación). Se trata
de uno de los numerosos problemas de la ciencia de los suelos, que constitu
yen un campo fascinante y lleno de retos. En la exposición que sigue, tom a
remos prim eram ente en consideración los efectos generalizados que tienen
sobre los suelos diversos materiales originales. A continuación, haremos
varios intentos para separar los efectos de los materiales originales de los
otros factores de formación de suelos.
Rocas sedimentarias
136 C A P . 8. M A T E R I A L O R I G I N A L : M A T E R IA L IN IC IA L D E L SUELO
iniciales, derivados de la deposición marina, tienden a ser arcillosos y a
contener cantidades apreciables de m ontm orillonita, cuando se trata de
depósitos lacustres. En cambio, cuando los materiales iniciales se depositan
en playas o plataform as marinas, tienden a ser ácidos y gruesos.
Las piedras calizas y las dolomitas, por definición, tienen más del 50% de
carbonatos, y el resto de las rocas se com pone de limo y arcilla o de cuarzo,
hierro y otros “ contam inantes” . El suelo se forma a partir de los residuos
dejados por la disolución de carbonatos y la intemperización. Así pues, el tipo
de suelo form ado se relaciona con el tipo predom inante de “ im purezas” en
las piedras calizas. Si las piedras calizas son “ sucias” (ricas en arcilla), el re
sultado son los suelos arcillosos e impermeables. Debido al índice bajo de
lixiviación a través de esos suelos densos, frecuentemente no tienen una lixi
viación alta, y tanto su pH como su saturación de bases son altas. Si la
piedra caliza es rica en arena y granos de silicio am orfo o microcristalino,
los suelos tienden a ser de m arga gruesa, ácidos y con un contenido bajo de
bases. Si la piedra caliza es rica en impurezas de hierro, tales como la hema-
tita, el resultado es un suelo rojo, generalmente de reacción ácida, cuando el
clima es húmedo.
Las areniscas (ortocuarcitas o areniscas cuarzosas) contienen, por defini
ción, más del 50% de partículas del tam año de la arena, predom inantem en
te de cuarzo. Los aglutinantes son silicio, hierro y carbonatos que, junto
con las “ im purezas” (tales como los feldespatos o el contenido de mica),
tienen una gran influencia sobre el tipo de suelos formados a partir de las.
areniscas. En general, los suelos form ados por esas rocas poseen una textu
ra gruesa (sobre todo en los horizontes superficiales) y son sum am ente per
meables. Tienen tendencia a los valores bajos de contenido de bases, reserva
de nutrientes y pH, especialmente cuando se form an en climas húmedos en
los que la alta permeabilidad fom enta la lixiviación de ácidos. Los suelos
tienden a ser profundos, a menos que se formen con residuos de arenisca
aglutinados con silicio, en cuyo caso tienen poca profundidad, debido al
índice lento de disolución de este tipo de aglutinantes. Esos suelos se form a
ron a partir de la arenisca, con aglutinantes de hierro que tenían tendencia a
la coloración roja. Cuando el contenido ael feldespato es de más del 25% la
roca se describe com o arenisca arcósica o como arcosa, cuando el contenido
de feldespato es muy elevado. Los suelos form ados con residuos de rocas
como esas, tienden a ser arcillosos, ya que el feldespato se intemperiza para
producir arcilla y tiene una reserva elevada de nutrientes debido a la libera
ción nutritiva de los feldespatos.
Los esquistos están laminados (con capas delgadas), con rocas endureci
das, denom inadas esquistos arcillosos, piedras arcillosas o piedras de barro,
compuestas en forma predom inante de arcilla o piedras limosas, cuando las
partículas son fundam entalm ente del tam año del limo. En general, su com
posición mineral es de silicatos en capas, feldespatos, cuarzos, cantidades
pequeñas de mica y, a veces, carbonato de calcio. Los silicatos de capas
tienden a serillita, excepto en los esquistos muy ácidos, que por lo común
son ricos en arcilla caolinítica. Los suelos form ados con residuos de esquis
tos arcillosos tienen en general una textura fina (arcillosa), relativamente
138 C A P . 8. M A T E R IA L O R IG IN A L : M A T E R I A L I N I C I A L D E L S U E L O .....................■
tienen probabilidades de ser muy limosos, pero ácidos y ricos en aluminio
intercambiable debido a su derivación de la descomposición de la sericita
alumínica. Los suelos formados con residuos de esquistos cloríticos tienen
probabilidades de ser arcillosos, plásticos y ricos en m ontm orillonita, y a
contener, ocasionalmente cantidades excesivas de magnesio.
Cenizas volcánicas
y f ----------------->
En la figura 8.2 se ilustra un conjunto de suelos que form an casi una litos
fera, en el altiplano de Carolina del Norte, en la parte húm eda del sudeste
de Estados Unidos. Este conjunto se desarrolló a partir de inform ación pro
porcionada por M cCaleb (1959), McCaleb y Lee (1956) y Nyun y McCaleb
(1955). Com o puede verse en esta figura, las diferencias de materiales origi
nales tienen como consecuencia diferencias profundas en las propiedades
de los suelos. El suelo de Cecil, form ado a partir de saprolitos del gneiss de
mica más silícico y el gneiss de granito, tiene un horizonte A arenoso y rela
tivamente grueso, debido a la acumulación residual de arena de cuarzo
presente en grandes cantidades en las rocas originales. El suelo de Davidson,
form ado por saprolitos procedentes de rocas básicas o ferromagnésicas,
tiene horizontes A más m argosos y ricos en arcilla, debido al contenido
m enor de cuarzo y el contenido más alto de minerales fácilmente intemperi
zables en las rocas originales. El horizonte B de Davidson es más rojo y rico
en hierro libre, en com paración con el de Cecil, debido al m ayor contenido
de hierro de los minerales de las rocas “ básicas” , tales com o diorita y ga
bro, de que se form an. De m odo similar, el suelo de Davidson tiene un pH
más alto y cantidades más bajas de aluminio intercam biable por el mayor
contenido de minerales de calcio y magnesio de las rocas originales, lo cual
afecta las propiedades del suelo.
R e fe re n c ia s b ib lio g rá fica s
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R E F E R E N C IA S B IB L IO G R A F IC A S 143
Factores de terreno y
9 relieve del suelo,
y su ambiente
144
(1930) descubrieron que la profundidad del suelo variaba desde 20 a 25 cm en
pendientes de 14 y 8% , respectivamente, hasta 63.5 cm en pendientes del 1%
de suelos desarrollados a partir de loess. En general, las relaciones generales
no son válidas con respecto a características morfológicas específicas de una
región fisiográfica a otra. Por ejemplo, se ha señalado que los horizontes A2
son más gruesos en podzoles formados en depresiones de Noruega que en
tierras altas (Lag, 1951). El efecto opuesto se descubrió en los ultisoles sobre
las llanuras costeras de Carolina del Norte (Daniels, Gamble y Nelson, 1967),
donde los horizontes A2 eran más profundos en lugares de altozanos con
buen drenaje y menos profundos en las depresiones con mal drenaje.
Evidentemente, se podrían citar muchos otros ejemplos de relaciones
entre la pendiente y los suelos. Un individuo deberá tratar de llegar a enten
derlas y estar consciente constantem ente de esas posibilidades, al trabajar
en una zona dada.
Aunque es cierto que el relieve modifica notablem ente los otros factores
de form ación de suelos, se puede considerar como factor independiente.
Jenny (1958) describe el concepto de este factor de formación de suelos me
diante un depósito imaginario de invernadero en el que se dispone una masa
de arena en la forma de dos altozanos paralelos, separados por una depresión
en la arena. Se mantiene un clima “ seco” durante tres siglos y un nivel de
agua salada, de modo que el limite superior del agua capilar llegue apenas al
piso de la depresión. A todas partes de la superficie de la masa de suelo se
agregan semillas de plantas con diversos grados de tolerancia a la sal. Al cabo
de tres siglos, existe en la depresión una playa sin plantas (pero no sin
semillas), recubierta de sal; en las partes bajas de las laderas crecen plantas
resistentes a la sal y, progresivamente, aparecen plantas menos tolerantes a la
sal hacia la cumbre de los altozanos.
Fuente: K le m m e d s o n , 1964.
146 C A P . 9. F A C T O R E S D E T E R R E N O
e incendios ocasionales. Se tom aron datos a lo largo de una línea norte a sur
y una zona ovalada a lo largo de un contorno con una pendiente prom edio
de 37%. En 1962 se hicieron las siguientes comparaciones entre la ladera
norte y la sur. Se debe observar que el contenido de m ateria orgánica de los
1 0 cm superficiales del suelo es mayor en la ladera norte que en la sur, aun
El relieve cambia con el tiempo. P or ende, la edad del suelo se determ ina
en gran parte por la estabilidad de la superficie. La erosión del suelo se analiza
frecuentemente con la inferencia de que es perjudicial por los efectos del
EL R E L I E V E E N R E L A C I Ó N C O N L O S O R G A N I S M O S 147
acarreo (por agua y viento) de materiales del suelo, debido a la m ala adminis
tración de las tierras por el hom bre. Además de la erosión artificial o acelera
da, se tiene la geológica o natural, que se puede considerar com o un proceso
continuo; pero que, en realidad, se produce esporádicam ente. Con la ero
sión coexiste la deposición. En el caso de la erosión causada por el agua, el
retiro de materiales se hace por lo común de las posiciones inclinadas de los
terrenos, y la deposición tiene lugar en los valles y las depresiones. La ero
sión causada por el viento puede ser independiente de la dirección de las
laderas. Esta últim a erosión es severa en las laderas de cara a los vientos
fuertes predom inantes, durante las estaciones del año y en las que la superfi
cie está relativamente desprovista de vegetación.
Si se concibe que la profundización del suelo tiene lugar por la extensión
de la intemperización al sustrato geológico, medido desde la interfaz entre el
aire y el suelo, se puede ver con facilidad que es posible obtener conclu
siones erróneas sobre las profundidades de los suelos en relación a la posi
ción en las pendientes y las intensidades de intemperización, porque la
erosión y la deposición de materiales del suelo se realizan prim ordialm ente
en la interfaz entre el suelo y el aire. Puede verse que la posición absoluta de
la interfaz entre el suelo y el aire cambia en el curso de la formación de los
suelos, aunque es muy difícil medir esos cambios.
Además de las ganancias o las pérdidas de materiales ae suelos en la inter
faz entre el aire y el suelo, en relación a la pendiente, hay también una circu-
149
NIVELES DEL AGUA FREÁTICA, FLUCTUACIÓN
DEL NIVEL FREÁTICO, MOVIMIENTOS
LATERALES DEL AGUA Y SUS EFECTOS
SOBRE LAS PROPIEDADES DE LOS SUELOS
150 C A P . 9. F A C T O R E S O E T E R R E N O
La profundidad del nivel freático en cualquier suelo individual está su
jeta casi siempre a fluctuaciones estacionales. Un nivel freático colgado
puede desarrollarse estacionalmente. (Carlisle, Knox y Grossm an, 1957).
Esto quiere decir que, al menos durante una parte del año, el suelo está libre
de la condición de saturación y se pueden producir procesos de oxidación,
mientras que otra parte del año se encuentra en estado de reducción quí
mica. Este tipo de situación lleva com únm ente a la formación de una colo
ración abigarrada. En la parte del perfil sometida a saturación prolongada
se desariollan cuerpos grises de una tonalidad crom ática de dos o menos;
sin em bargo, el m oteado o veteado de colores de tonalidades bajas puede no
ser siempre una característica de las condiciones de saturación. El agua bien
oxidada o de pH elevado no desarrollará los colores grises, porque el hierro
se mantiene en la form a férrica, aun a pesar de la saturación con agua. A
menudo en materiales de suelos saturados y con el hierro reducido, se
pueden observar canales de óxido de hierro en torno a cauces en los que
el oxígeno entra aparentem ente por una raíz o durante periodos de secado
del suelo.
d e s c r ip c ió n d e l o s s u e l o s
INDIVIDUALES SEGÚN EL RELIEVE
D E S C R IP C IÓ N DE LOS S U E L O S I N D I V I D U A L E S S E G Ú N E L R E L IE V E 151
B. T E R R E N O D IS E C A D O
152 CAP. 9. FA C TO R ES DE T E R R E N O
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C A P . 9. FACTORES DE TERRENO
T
Contribuciones del
clima al ambiente
total del suelo
M ientras que el papel del relieve como factor de formación del suelo se
puede estudiar satisfactoriam ente dentro de los confines de una región o
una zona local, es necesario examinar las relaciones mundiales para poder
evaluar en form a adecuada el papel que desempeña el clima en la formación
de suelos. Algunas variaciones climáticas locales (microclimas) proporcionan
evidencias de la influencia de los factores climáticos sobre la formación de
suelos, dentro de zonas relativamente pequeñas. Sin embargo, la magnitud
del control del clima sobre la formación del suelo se puede apreciar mejor
mediante comparaciones de alcance global. Las dos características que se
miden con mayor frecuencia en el clima y que se han correlacionado con las
propiedades de los suelos son las precipitaciones pluviales y la temperatura.
El clima no sólo da muestras de su influencia sobre la form ación de
suelos por el control de algunas de las reacciones químicas y físicas que
tienen lugar en los suelos, sino también por su control del factor orgánico y,
hasta cierto punto, de los del relieve y el tiempo, mediante la erosión y la
deposición de materiales de suelos. Además, el clima no es invariable.
Los climas cambian con el tiempo y aun cuando los cambios tienen lugar en
periodos prolongados, algunos se producen dentro de la edad de algunos
suelos. P or im portantes que sean las condiciones climáticas prom edio para
la génesis de los suelos, los extremos meteorológicos que se producen en
una determ inada región climática pueden tener mayor influencia en el
desarrollo de ciertas propiedades del suelo.
155
unas partes del suelo a otras, rom pe físicamente los materiales al congelarse
y desempeña algunas otras funciones im portantes. El tipo y la rapidez de las
reacciones en que participa el agua son dependientes, hasta cierto punto, de
otros factores tales com o la tem peratura, el pH y el potencial de reducción y
oxidación; pero para form arnos una idea general del papel que desempeña
el agua en la formación del suelo, podemos evaluar simplemente la cantidad
de agua en el perfil de suelos que se encuentra disponible para realizar esas
funciones.
Con excepción del papel que desempeña el agua en la erosión o la deposi
ción de los materiales de suelos en la interfaz entre el aire y los suelos, las
funciones im portantes del agua se encuentran dentro del perfil de suelos.
Como se analizó antes (capítulo 9), el hecho de si el agua de lluvia entra al
suelo o escurre por encima se ve regulado, hasta cierto punto, por el relieve;
pero también participan la textura, la porosidad y el potencial de contrac
ción y dilatación de la tierra. P ara los propósitos del análisis, supondremos
en esta sección que el factor de relieve y los índices de infiltración son com
parables en las zonas examinadas.
Se ha señalado que las precipitaciones anuales prom edio medidas varían
entre 1.27 mm en Iquique, Chile, y 11 505 mm en Waialeale, Hawai (Reed,
1941). Existen pocos datos sobre suelos form ados en esas condiciones extre
mas; pero se han efectuado muchos trabajos en climas intermedios para
m ostrar cómo se relacionan las propiedades de los suelos con la cantidad
total de precipitaciones pluviales. Como resumen de estos trabajos, Jenny
(1941) señaló las siguientes relaciones en regiones con 380 a 890 mm de pre
cipitaciones pluviales anuales:
156 C A P . 1 0. C O N T R I B U C I O N E S D E L C L I M A
Sin embargo, no se dispone de datos suficientes de esas mediciones directas
para utilizarlos en el estudio de las relaciones con la génesis de suelos. De
modo similar, existen fórmulas complejas para calcular valores de la evapo
transpiración potencial a partir de varios parám etros climáticos (Palm er y
Havens, 1958). Aun cuando los métodos recientes son más precisos que
nunca, la limitación sobre la cantidad de datos disponibles impide su utiliza
ción en estudios que relacionan el desarrollo de los suelos con los parámetros
climáticos. Uno de los primeros intentos de evaluación de las precipitaciones
pluviales efectivas o las lluvias que no se pierden en la evapotranspiración,
es el factor de lluvias de Lang (Lang, 1920), que es la precipitación anual
media (mm) dividida por la tem peratura anual media (°C). Este factor
tiene cierta correlación con la distribución del suelo. La com paración de las
cartas de suelos con las meteorológicas, corregidas para tom ar en cuenta
la evapotranspiración, sólo puede esperarse que indiquen las tendencias
generales. Estas últimas pueden ser incluso engañosas, debido a la depen
dencia de la utilización del factor climático como criterio para la construc
ción de los mapas de suelos y sus leyendas. Además, la modificación del
clima por características locales del relieve desempeña con frecuencia un papel
importante en la alteración de los efectos directos del clima. Los mosaicos de
materiales originales contrastados y los suelos de edades muy diversas,
pueden obstaculizar el desarrollo de patrones climáticos zonales, como se
observó en Australia.
^ t ^ 1) 0 395 0459 °-530 °-609 0 696 °'792 °'899 1015 1 143 1200
F u e n t e : G e ig e r , 1957.
158
TABLA 10.2 Radiación solar incidente en cal c m - J m in - ', al mediodía, a mediados de cada mes. en Postam (latitud: 52.4°N)
Sin nubes
Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agoito Septiembre Octubre Noviembre Diciembre
Radiación toral
(\uperficie normal a
irradiación) 1.014 1.120 1.121 1575 1.278 1.274 1.196 1.169 1.220 1.167 0.987 0.967
Superficie horizontal 0.287 0.471 0.649 0.937 1.065 1.113 1.027 0.918 0.796 0.569 0.324 0.240
Cubierta promedio de nubes
Radiación iota! 0.204 0.32» 0.437 0.536 0.626 0.650 0.574 0.573 0.573 0.467 0.266 0 242
Superficie horizontal 0.075 0.137 0.253 0.394 0.522 0.568 0.493 0.450 0.374 0.228 0.087 0060
ÍNDICES CLIMÁTICOS Y
EVAPOTRANSPIRACIÓN EN EL
ANÁLISIS FUNCIONAL DE SUELOS
160 C A P . 1 0. C O N T R I B U C I O N E S D E L C L I M A
TABLA 10.3 Paralelismo de las relaciones entre el suelo y el clima en E uropa y
Estados U nidos (sólo zonas templadas, 4-12 °C)
Factor de humedad
Tipo climático de suelo (cociente NS anual)
E u ro p a Estados Unidos
D e s ie r to g ris 100 30-110
C a f é á r id o ••• 60-1 2 0
C a s ta ñ o 140-270 100-180
C h e rn o z em s 130-250 (350) 140-250 (320)
L ím ite á r i d o - h ú m e d o 200 200-250
C h e rn o z em d e g ra d a d o 230-350
P ra d era 260-350 (420)
F o r e s ta l c a f é y p o d z ó lic o
320-460 280-400
c a fé g r is á c e o
P o d z o le s 400-1 000 380-750
Fuente: J e n n y , 1941.
Precipitación (mm)
------------------------------------------------------- = X s
Déficit absoluto de saturación del aire (mm Hg)
Evapotranspiración
9 4 cm o 3 . ■i
potencial
1 2 5 c m * — — —• Precipitación
162
Así, el régimen promedio de humedad en el suelo se puede interpretar como
sigue: el suelo, después de desprenderse de la humedad en verano, comienza
a almacenar agua hacia principios del mes de noviembre. Almacena agua
(R) hasta casi fines de enero, cuando tiene 22 cm de agua, o sea toda su
capacidad de retención de agua. En esa época, el agua en exceso (P ) es más
que e y se infiltra como agua excedente (S) por debajo de la profundidad de
las raíces de las plantas, esto es, al fondo del suelo, y se lixivia probablem en
te al nivel freático. Hacia fines del mes de mayo, la evapotranspiración (e),
al elevarse las tem peraturas en verano, sobrepasa la precipitación (P) y
las plantas comienzan a tom ar parte del agua almcenada en el suelo. Los
vegetales siguen utilizando (u) libremente el agua alm acenada en el suelo
hasta mediados de septiembre, cuando el suelo se encuentra en el punto
de marchitez o cerca de él. Así, desde mediados de septiembre a fines de
octubre, el suelo se encuentra cerca del punto de marchitez permanente y las
plantas se mueren o tienen que ser suficientemente resistentes como para
poder sostenerse durante ese periodo tan sólo con las precipitaciones
pluviales. Puede notarse que los suelos tienen un déficit de humedad (D )
durante todo este periodo.
A partir de los cálculos de equilibrio de agua, se puede determ inar otra
cantidad, que es la evapotranspiración real calculada (Ea). P ara calcular
Ea, es preciso estim ar o determinar una capacidad de retención de agua en el
suelo en la zona de las raíces. Utilizando nuevamente la figura 10.2, donde
la capacidad de retención de agua es de 22 cm, la evapotranspiración real
calculada es la suma de los valores de la evapotranspiración potencial (e)
para los meses en los que las precipitaciones pluviales (P) sobrepasan a la
evapotranspiración (e), es decir, de noviembre a mayo, más la evapotrans
piración potencial para el periodo en que se utiliza el agua alm acenada, o
sea, junio, julio y parte de agosto, más la precipitación (P) para los meses
en que hay deficiencias de hum edad (D), esto es, la m ayor parte de
agosto, septiembre y octubre. Arkley (1967) utilizó cálculos de equilibrio
de agua para describir diversos tipos de suelos en Estados Unidos. Razonó
en el sentido de que el grado de lixiviación podría explicarse m ejor en la
forma de la suma anual de los valores P-e mensuales para los meses en que
P > e, o la cantidad de precipitaciones en el mes más húmedo, según cual de
esas magnitudes fuera mayor. Denominó a ese valor índice de lixiviación
(II). Arkley supuso que una cantidad m ayor de evapotranspiración real sería
un buen índice de diversas propiedades del suelo. En particular, sostenía que
habría más energía relacionada con una mayor intemperización y una m a
yor producción de materias orgánicas. C uando se trazaron datos climáticos
asociados a los grandes grupos de suelos, trazados en los mapas disponibles
en pequeña escala, sobre gráficas con el índice de lixiviación (II) en uno de
los ejes y la evapotranspiración real calculada (Ea) en el otro, se pudieron
definir parám etros claros para cada uno de los grandes grupos de suelos. Se
observó una yuxtaposición considerable de los grandes grupos de suelos;
Pero esto podía esperarse, en gran parte, debido a las diferencias de capaci
dad de retención de agua (una cifra norm alizada en 15 cm en los cálculos de
Arkley), la naturaleza general de los mapas disponibles y la falta de una
ÍN D IC E S C L IM Á T IC O S Y E V A P O T R A N S P IR A C IÓ N 163
gama cuantitativa de características utilizadas para definir a los grandes
grupos de suelos del sistema de clasificación de suelos de 1938 (Baldwin,
Kellogg y Thorp, 1938).
Se han empleado también cálculos del equilibrio de agua para determinar
la edad de los suelos que contienen carbonato de calcio (Arkley, 1963).
M ediante la determinación de la capacidad de retención de agua de los
diversos horizontes de suelos, la solubilidad de los carbonatos y el contenido
de carbonatos del material original, y mediante el cálculo de la cantidad de
agua que pasa a una profundidad dada del suelo a partir de los datos de equi
librio de agua, se obtuvieron edades de suelos que ofrecían correlaciones
estrechas con las edades indicadas a partir de los datos geológicos.
164 C A P . 10. C O N T R I B U C I O N E S D E L C L I M A
TABLA 10 .4 Resumen de las condiciones microclimáticas en la ladera septentrional
y en la meridional, en Michigan, durante la estación de crecimiento de 1957
12 15 2 16 24 17 17
Ladera Mar. Abril Junio Julio Agosto Sept. Oct.
d e cara 14 lo. 15 23 16 16 9
M edición al Abril Junio Julio Agosto Sept. Oct. Nov.
Int. reí. de luz Norte 34.2 21.1 2.5 1.8 1.8 2.4 20.5
(lio en campo abierto) Sur 42.4 30.7 7.0 3.5 3.8 5.5 36.8
Temp. máx. del aire (°F) Norte 48.5 72.9 79.6 85.8 75.8 70.4 61.3
50 cm sobre el suelo Sur 52.5 76.7 87.7 95.1 80.3 76.9 66.7
Temp. min. aei aire (°F) Norte 25.7 46.5 58.1 57.1 51.8 39.4 29.4
50 cm sobre el suelo Sur 27.1 47.7 58.2 57.5 52.2 39.R 29.6
Evaporación Norte N.D.* 99.4 75.1 84.8 61.4 59.8 N.D.*
cc/semana Sur N.D.* 144.6 118.1 119.3 95.8 91.3 N.D.*
Temp. del suelo Norte 34.8 57.6 66.4 70.8 65.6 55.8 47.4
(°F) a 2 cm Sur 41.1 61.1 69.5 76.1 68.2 60.3 51.0
Temp. del suelo Norte 33.0 50.5 61.8 65.5 62.4 55.0 48.4
(° F) a 20 cm Sur 38.8 55.6 64.9 70.6 65 6 59.6 50.7
% de humedad Norte 30.2 27.4 19.4 13.4 11.6 9.2 16.2
a 2 cm (% por peso) Sur 17.5 19.4 15.4 8.8 10.2 6.8 14.4
Fuente: C o o p e r 1960.
* N . D . n o d is p o n i b l e .
reflejar más la radiación que los suelos de colores más oscuros. C uando
se reflejan los rayos del sol, hay menos radiación neta que absorber y para
calentar el suelo. La nieve refleja especialmente bien la radiación.
La cantidad de agua presente en el suelo en cualquier instante dado con
trola en gran parte la tem peratura del suelo. El agua tiene una capacidad
térmica específica elevada (un cal g-‘ °C), mientras que el suelo seco tiene
una capacidad térmica específica de aproxim adam ente 0.2 cal g _l °C . Sin
embargo, una vez que se calienta el suelo húmedo, necesita más tiempo para
enfriarse que un suelo seco, debido a ese mismo mecanismo. P or ende, en
las mismas condiciones climáticas, un suelo arenoso que contenga sólo
aproximadamente 15% de agua a la capacidad de humedad de campo, se
enfria y calienta con mayor rapidez que un suelo arcilloso que retenga 30%
de agua.
SECUENCIAS CLIMÁTICAS
S E C U E N C IA S C L IM Á T IC A S 165
y, por lo común, las precipitaciones pluviales aumentan con la elevación.
Aunque varia el índice de cambio, se han dado las siguientes observaciones
(Fridland, 1959; M artin y Fletcher, 1943; Vologuev, 1964; W hittaker y sus
colaboradores, 1968): el contenido de materias orgánicas, el contenido de
nitrógeno y la razón C /N aumentan al incrementarse la elevación, mientras
que el valor de pH y los contenidos de Ca, Mg y K disminuyen al elevarse la
altitud.
Aunque las secuencias climáticas son espectaculares cuando se comprimen
en el espacio de unos cuantos kilómetros junto al costado de una montaña,
esos ambientes suelen ser atípicos de los suelos presentes. Es mejor observar
las secuencias climáticas en cortes transversales más amplios, donde los cam
bios de características de suelos se pueden analizar en diversos escenarios.
PÁLEOCLIMAS
El clima no es constante con el tiempo. Aunque las mediciones meteoro
lógicas no se introducen en la historia durante mucho tiem po, existen
muchas evidencias geológicas y botánicas que dem uestran que el clima ha
cambiado con el tiempo (Schwarzbach, 1963). Dichas evidencias se acumulan
constantemente para dem ostrar que los cambios climáticos pueden ser
im portantes dentro de la historia de muchos de los suelos que observamos
en la actualidad en la superficie de la Tierra. Los suelos cambian en respues
ta a los cambios en su ambiente, de modo que sólo tienen probabilidades de
permanecer las características irreversibles (N ikiforoff, 1953). P or tanto, es
difícil interpretad los cambios paleoclimáticos en los suelos; sin embargo,
con frecuencia se recurre a proposiciones sobre efectos paleoclimáticos para
explicar los yacimientos minerales de arcilla n.ás intemperizados que lo que
sería probable con los ambientes climáticos existentes.
Los cambios climáticos se consideran generalmente como modificaciones
del patrón de circulación general. Esto quiere decir que, durante cierto tiem
po, la posición media de los principales patrones de circulación puede variar
ligeramente, para m odificar el clima en una zona, increm entando las precipi
taciones pluviales, reduciendo las lluvias en otra y sin crear probablemente
cambios apreciables en muchas zonas. Se podría dar un ejem plo, postulando
un cambio meridional de la posición media de las células subtropicales de al
ta presión sobre el Atlántico y el Pacífico, hacia sus posiciones invernales.
Esto significaría probablem ente que el sur de California, donde la mayor
parte de la lluvia cae en invierno, recibiría muchas más precipitaciones plu
viales anuales. Nuevo México, donde las lluvias se presentan sobre todo en
verano, cuando un viento del sudoeste procedente del Golfo de México lleva
hum edad, sería más seco. En cambio, en el estado de Arizona, donde las pre
cipitaciones pluviales se dividen en un periodo estival y otro invernal, es pro
bable que habría pocas modificaciones en las precipitaciones anuales.
166 C A P . 1 0. C O N T R I B U C I O N E S D E L C L I M A
m e d ia s m e t e o r o l ó g ic a s e n
OPOSICIÓN A LOS EXTREMOS
CLIMÁTICOS
EL CLIMA Y EL CLIMA DE
LOS SUELOS
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 169
Organismos: porción
11 biológica del suelo
y su ambiente
MODELOS TEORICOS
170
s e m illa s d e 1 0 * d * b e llo t*
, ^ 9 0 % d e b e ll o t a s y
a lfa lfa y 9 0% d e s e m illa s d e ,
10% d e s e m illa s d e
sin o r g a n is m o s a g re g a d a s p in a a g re g a d a s
a g re g a d o s ^
(v a ria b le (
i n d e p e n d i e n te ) V ' B i o tr ó n im e g m a r io
C o n s ta n te
c l- c l¡ m a h ú m e d o , te m p l a d o
B o s q u e d e ro b le s
y p in o s
r-% d e p e n d ie n te
p-loess
t - 1 0 0 0 años
significa que el suelo es una función de los organismos que actúan juntos
como variables independientes, cuando se mantienen constantes los otros
factores del clima, el relieve, ei material original y el tiempo. Podemos con
siderar que el factor biótico, esto es, los organismos, son uno de entre un
gran núm ero de potenciales de flujo (Px de Jenny, 1961), introducidos desde
el exterior al ecosistema. El concepto de variable independiente es útil en las
consideraciones teóricas, a pesar de que en la m ayoría de las situaciones
reales existen relaciones de variables dependientes.
Las cuatro cámaras de biotrón imaginario de la figura 11.1, ilustran esa
propuesta. Cada una de ellas contiene una capa de loess con una superficie ni
velada, m antenida bajo un clima idéntico de tem peratura húmeda, durante
1000 años. El único factor edafogénico singular en cada cámara es el orgá
nico. No se introdujeron organismos en la prim era cámara, las semillas de
alfalfa están en la segunda, 10% de bellotas y 90% de semillas de pinos en la
tercera y la proporción inversa en la cuarta. La alfalfa se cosecha anualm en
te para estimular el crecimiento y se efectúa la resiembra, a medida que se
necesita, para mantener un crecimiento uniform e. Se proporcionan nutrien
tes de plantas en cantidades iguales a las retiradas por la cosecha, y se agre
gan los simbiontes necesarios en las últimas tres cámaras.
Se postula que al cabo de 1000 años los perfiles en las cuatro cámaras
Serían: a) sin suelo, con un perfil de loess ligeramente lixiviado y erosiona
do; b) un suelo joven de alfalfa (Medicago sativa); y c) suelos jóvenes idénti
cos de robles y pinos (Quercus y Pinus) bajo una cubierta forestal mixta de
Pino y roble, con proporciones aproximadamente iguales de cada una de esas
especies. La convergencia supuesta de composición de las comunidades
M O D ELO S TE Ó R IC O S 171
forestales en dos de las cámaras dem uestra la relación entre la variable inde
pendiente (o) y las dos dependientes (o', o "). La primera es una mezcla
de las semillas en la cám ara 3 y otra en la 4. Las dos segundas son las
porciones reales por encima del terreno (o') y por debajo (o ") de las comu
nidades bióticas que se desarrollaron en dependencia del material inicial, la
nivelación del terreno, el clima y el periodo. Puesto que estos últimos cuatro
factores eran constantes, los dos bosques tom aron gradualm ente caracterís
ticas idénticas.
El efecto directo de los organismos (semillas, esporas, fauna invasora) del
exterior sobre el material fresco en el experimento hipotético, se puede pro
ducir de manera natural, com o en los flujos frescos de barro, las nuevas
capas de cenizas volcánicas o los fondos marinos expuestos por encima de
las mareas, mediante levantamientos del terreno. Al establecerse organis
mos biológicos en el nuevo terreno, los agentes orgánicos externos (o) de la
ecomuestra (Jenny, 1965) (fig. 11.2) se tamizan, im pidiendo que entren en
contacto con el material inicial (p) mediante capas del ecosistema de las
cámaras 3 y 4 (véase fig. 11.1). Se encontrarán presentes dos subespecies del
suelo de roble y pino, porque la muestra (una columna m uestreada que
incluye un árbol con el suelo) sería diferente con un pino que con un roble.
Zona de la comunidad
biótica por encima
del terreno, o ', el', t
Suelo superficial
— mineral y orgánico
Zona de la comunidad
biótica subterránea,
o ” , el", r" , p ", t
Zona bajo la
muestra: p, t
o', el’, t -f o”, el", r" p", t, Si, s?, Si, . . . — f Otd, r. p, I) (11.2)
SISTEMAS NATURALES
SIS T E M A S N A T U R A L E S 173
E cosistem a de p rad eras T ran sició n E cosistem a forestal
* > *______
¿ 5
Figura 11.3 Diagrama de las relaciones entre los orga
nismos y el suelo, en un límite entre la pradera y el bosque.
Fuente: Basado en dalo s representativos de D aniels, B rasñeld y Riecken (1962); Jo n es y Beavers (1964); Riecken (1965) y WWte
y Riecken (1955).
174
T rastorno V egetación T rasto rn o
con fuego in tacta sin fuego
<3 >
\
!
/
/
PROCESOS B IÓ T IC O S G E N E R A L E S D E F O R M A C IÓ N DE S U E LO S 177
TA B LA 11.2 Propiedades de un suelo podzólico “ de cesto", formado bajo un árbol kauri (Agathis australis)en Nueva Zelanda
Mineralogía
Horizonte de . . . . de la arcilla
suelo pro/un- C oloreen D ^ n b u c ó n de tamaños de panículas A C uano Q ¿.
didad en cm humedad Arcilla Limo Arena Textura Consistencia Estructura Libre Feldespato Imita sita
(%) <%) (%) (%) (%) (%)
Al I0AR 4/1
(0—< 2 7 ) gris oscuro 6 47 47 marga arenosa friable masiva 0.01 33 3
A2 2.SA7/2
( 0 < 2 7 —10) gris claro 8 40 52 marga arenosa cememada masiva 0.02 2.7 10 1
Bh SAR 2/1
(10-48) negro 10 36 54 marga arenosa ... masiva 0.53 13 5 3
B ir 2.SAR 3/4Cafí
(48-49) endurecida masiva 19 33
Bi 2.SAR 5/»
caft fuerle 18 44 38 marga firme masiva 5.35 13 56 7
(49-60)
morcado
R tg 2.SA 7/4
(60-90) amarillo pálido
moteado 35 53 12 arcilla limosa 0.78 0.6
C
(90-120) ... 9 60 41 marga limosa ... ... 0.73 0.3 26
C2 arcilla café verdosa, grasa y muy intrmpcnrada ... ... ... ... ... ...
R riolita Ptilahi HUI ... ... ... ... ... ...
F u e n if Sw indale. 1955.
N o té El po4vÓa •••d ec w to " «r rcfW rca m arga a re n ó te P a ra h a k a t d etar rollada b a lo p r c o p u a a o n o pluvudct a n u a io de 157.5 cm . con tem peratura anual m edía de 14*C. Bay o f Id an d C o unty, O m a p c n
S .D ., Nue%a Zelanda
profundidad I
en cm | l 5 0
PROCESOS B IÓ T IC O S G E N E R A L E S O E F O R M A C IÓ N DE S U E L O S 179
ABI.A 11.3 Propiedades de perfiles de suelos en un montículo (E M ) y cerca de ¿I (C M ). de la hormiga oriental constructora de montículos
fórmica exsecioides)
PROCESOS B IÓ T IC O S G E N E R A L E S DE F O R M A C IÓ N DE S U E LO S 181
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS
BIOGÉNICAS DEL SUELO
Concentraciones biológicas de
materias orgánicas
A L G U N A S C A R A C T E R IS T IC A S B IO G É N IC A S D E L SU E LO 183
Canales y depósitos superficiales
de origen biológico
184 C A P . 1 1. O R G A N I S M O S
pájaros tienen im portancia íocal. Thorp estimó (1949) que los perros de las
praderas, m arm otas y los tejones habían desplazado a la superficie 90 tonela
das métricas por hectárea de subsuelo de grava. Esos animales cambiaron
la textura de la superficie del suelo en un tercio de la extensión de las parcelas
experimentales de la A kron Station de C olorado, de marga limosa a marga.
Los cangrejos y los langostinos pueden desplazar a la superficie de una hec
tárea de terreno, cada estación, varias toneladas de tierra. En Nueva Zelan
da, un petrel (Pachyptela turtur) anida en galerías amplias que hace en el suelo.
El castor cubre el suelo con presas y agua estancada. Cuando las presas se rom
pen y quedan abandonadas, se pueden desarrollar junqueras y molisoles en el
medio del bosque, sobre el lugar del antiguo estanque. Los cuervos posados
en el jardín botánico de la Universidad de Wisconsin arrojan grava fina con
escamas de capullos o yemas de sus mollejas a un ritmo que, en un periodo de
varios miles de años, podría modificar la textura de la marga limosa situada
debajo de ellos, para convertirla en marga limosa con grava.
El trabajo del hombre (Bidwell y Hole, 1965) al arar surcos en los terrenos,
retirar montículos, rellenar en lugares bajos, reduciendo (o aumentando) el
contenido de nitrógeno del suelo y acelerando la erosión, es algo con lo que
estamos familiarizados. En los arrozales, los campesinos desarrollan nuevos
tipos de perfiles de suelos en lugar de los naturales. En las ciudades m oder
nas, los ingenieros evitan la formación de suelos, sellando la superficie de
los terrenos con pavimento y edificios.
CONSIDERACIONES FINALES
Aunque la tabla 11.4 puede parecer muy detallada, da sólo una indica
ción muy simplificada de la variedad, la magnitud y el peso total de los
organismos en los 15 cm superficiales de los suelos. Los pesos estimados en
seco equivalen a la cuarta o a la quinta parte de los pesos en vivo (biomasas) y
los porcentajes por peso en seco del suelo son probablem ente de menos que
un tercio de los volúmenes proporcionales ocupados por la biota. En la tabla
no se intenta indicar las gamas amplias de fluctuaciones de las poblaciones
en unas pocas horas, en el caso de los organismos más pequeños, a esta
ciones y años para los animales mayores, las plantas y el hombre mismo. La
biomasa animal en un ecosistema natural es por lo común de menos del 1%
de la biomasa vegetal de la que procede la producción primaria.
La producción prim aria neta de materias orgánicas en un ecosistema es
aproximadamente la mitad de la producción prim aria bruta, debido a la
gran cantidad de materiales que consumen las plantas en la respiración.
Ovington (1962) da cifras representativas de la producción prim aria neta
en múltiplos de 103 kg/ha, que van de 40 en los bosques tropicales a 14 en un
bosque danés d? abetos, 9 para un maizal, 3 para pastos de Minnesota y 1
Para una pradera alpina. La biomasa total de la fauna y la flora durante
ana estación favorable es probablem ente de 2 a 30 veces esa cantidad, apli
cándose el factor m ayor a ecosistemas forestales, donde grandes tonelajes
de madera muerta se cuentan como parte de la cosecha viva en pie.
C O N S ID E R A C IO N E S F IN A L E S 185
TABLA 11.4 Estimaciones de cantidades de materias orgánicas y proporciones,
peso en seco y número de organismos vivos en una hectárea de suelo, a una profundi
dad de 15 cm, en una región de tem peratura húmeda
Número estimado
Renglón Peso en seco de individuos
<%) (kg/ha)
Materia orgánica, viva y muerta 6 120 000 ...
Materia orgánica muerta 5.28 105 400 ...
Organismos vivos 0.72 14 600 ... 1
Bacterias 0.10 2 600 2 x 10“
Protozoos 0.005 100 7 x >0“
Hongos 0.10 2 000 8 x 10“
Actinomicetos 0.01 220 6 x 10"
Algas 0.0005 10 3 x 10“
Plantas superiores, raices 0.5 10 000 ...
Animales
Nemálodos 0.001 20 2.5 x 10'
Gastrópodos (babosas, caracoles) 0.001 20 2 x 101
Anélidos (lombrices, gusanos) 0.005 100 7 x 10"
Artrópodos
O
Crustáceos (isópodos, cangrejos) 10
X
0.0005
Arácnidos
Ácaros 0.0001 2 4 x 10'
Araflas 0.0001 o 5 x 10'
Miriápodos (milpiés, cienpiés) 0.001 20 1 X 10a
Tipúlidos 0.00005 1 2.5 x 10‘
Diplópodos, Quilópodos, Sínfilos 0.0011 25 3.8 x 101
Hexápodos
Colémbolos 0.0001 2 4 x 10’
Himenópteros (hormigas) 0.0002 5 5 x 10'
Dípteros, coleópteros, lepidópteros 0.0015 35 5 X 10'
Vertebrados
Ratones, topos, ratas 0.0005 10 4 X 10“
Conejos, ardillas, tuzas 0.0006 12 10
Zorros, tejones, osos, ciervos 0.0005 10 <1
Pájaros 0.0005 10 100
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188 C A P . 1 1. O R G A N I S M O S
El tiempo como factor de
formación del suelo 12
189
ETAPA RELATIVA DE DESARROLLO DEL SUELO
Se han aplicado a los suelos los términos de Davis, es decir, juventud,
madurez y ancianidad (senilidad), desarrollados originalmente para descri
bir o identificar paisajes. Los suelos azonales (A-C), incluyendo entisoles y
algunos inceptisoles, se pueden considerar jóvenes. Los suelos inmaduros
incluyen los intrazonales, cuyo desarrollo se ha visto dom inado por un exceso
de agua, sales o carbonatos. Suelos maduros son los zonales (“ norm ales” ),
en equilibrio con el ambiente. Los suelos seniles son acumulaciones edafo-
génicas de materiales inertes, esto es, sesquióxidos y minerales pesados. Los
destinos probables de un suelo, son: a) seguir indefinidam ente como suelo
zonal, cuyo perfil se hunde en el material inicial con la misma rapidez con
que la erosión retira tierra; ti) transform arse en un suelo senil; c) convertirse
en el material original de otro suelo, por un cambio rápido y relativamente
grande del clima o la biota; d ) quedar enterrado, o e) desaparecer total
mente, víctima de la erosión. En el primer caso, el tiempo deja de tener
im portancia y el suelo nunca se vuelve senil. En el segundo caso, el tiempo
deja de tener im portancia después de alcanzar la etapa de la senilidad. En el
tercero, una sucesión de suelos puede reflejar una sucesión de plantas. Es
im portante observar que algunos perfiles de suelos sufren una disminución
de la permeabilidad con el tiempo; como ejemplos tenemos los pseudogleis de
Europa y planosoles del centro de Estados Unidos. Por ende, en la antigua
terminología, un suelo azonal puede convertirse en zonal y, a su vez, trans
formarse en intrazonal.
ÍNDICE d e f o r m a c ió n d e s u e l o s
En relación con las pérdidas de tierras por erosión se escucna con frecuen
cia la pregunta: ¿C uánto tiempo se necesita para que se forme una pulgada
(2.54 cm) de suelo? Los edafólogos no piensan en pulgadas o centímetros,
sino en horizontes, suelos y perfiles. La diferencia en el índice de formación
de suelos sobre roca sólida y en depósitos no consolidados es evidente. En la
tabla 12.4 se presentan algunas estimaciones de edades e índices de form a
ción (años por centímetro) de algunos perfiles y horizontes de suelos; pero
su im portancia es discutible. Las fechas con carbono radiactivo de suelos
Clarion y Webster en la deriva glacial de la parte central de Iowa indican un
índice de formación de horizonte A de aproxim adam ente 7.3 cm por siglo
(Simonson, 1959).
A partir de materiales en solución en los ríos, Clarke (1924) llegó a la
conclusión de que la superficie terrestre desciende 30 cm cada 30 000 años.
Una gran'cantidad de materiales deben estar saliendo tanto de los suelos
maduros como de los jóvenes y los seniles.
Los factores que afectan el índice de edafogénesis incluyen la intensi
dad de la intemperización, la retrogresión y la inercia edafológica. La
intensidad de la intemperización por unidad de volumen del suelo es mayor
en un perfil poco profundo que se desarrolle con lentitud relativa a partir de
roca ígnea de textura fina, que en un perfil más profundo de la misma edad y
en el mismo clima, y que se forme a partir de gabro de textura gruesa. La
retrogesión es la inversa de un proceso, como en el caso de la resalinización
estacional de un suelo lixiviado gradualm ente. Ciertos suelos solonétzicos
del sur de Illinois se iniciaron com o suelos con un drenaje bastante bueno,
pero sufrieron una lixiviación progresiva, lo cual los condujo a una con
dición de acumulación de sodio, debido a una disminución edafogénica de
la permeabilidad del terreno glacial subyacente (Wilding y cois., 1963). La
inercia edafológica del suelo se refiere a su resistencia a los cambios como
respuesta a las condiciones ambientales que han cambiado. Algunos suelos
ferruginosos y calcáreos arcillosos son particularm ente resistentes a
los cambios. Como ejemplos tenemos los oxisoles remanentes o incongruen
tes. Son suelos rojos, ricos en hierro y muy intemperizados, que se en
cuentran en la actualidad en tierras secas y que debieron formarse bajo un
clima más húmedo.
Simonson (1941, 1954) com paró un planosol de paleopradera (clasificado
en la actualidad com o Albol) con un suelo Putnam actual, el prim ero de
ellos form ado prim ordialm ente en el periodo de Yarm outh y quizá con
150 000 años de antigüedad, mientras que el suelo Putnam tiene una edad
de 17 000 a 30 000 años. El suelo más joven tiene 58% de arcilla y el más
v>ejo, enterrado, 63% de arcilla en el horizonte Bt máximo. El Bt del suelo
IN D IC E DE F O R M A C IÓ N DE SUELOS 193
más joven es máximo a 50 cm, mientras que el suelo más senil tiene un máximo
de arcilla a 63 cm. El mismo científico com paró también un alfisol (podzó-
lico café-gris) del Medio Oeste, enterrado en el periodo de Y arm outh, con un
suelo Weller actual, en la misma zona. Las diferencias de profundidad y
porcentajes de arcilla son de 61 % a 33 cm en el suelo antiguo y 50% de arcilla
a 68 cm en el Weller.
Años antes
de la actualidad Tendencia o evento climático
Clima más cálido y seco. Las precipitaciones anuales disminuyeron en Omaha, Madi-
75
son y LaCrosse hacia 1885. Los glaciares de las montañas se retiraron.
250 Periodo frío. Los glaciares de las montañas avanzaron.
350 Periodo cálido. Los glaciares de las montañas se retiraron.
500 Periodo fresco y húmedo.
700 Gran sequía. Las praderas se extendieron a expensas de los bosques.
900 Periodo cálido. Los noruegos ocuparon Groenlandia.
1 200 Periodo frío y húmedo. Se levanto la congelación permanente.
3 000 Periodo húmedo.
4 500-6 500 Gran sequía. Las praderas se extendieron a expensas de los bosques.
6 500-8 500 Bosques de árboles de hoja caduca remplazaron a los de coniferas.
8 500-9 500 Bosques de coniferas. Clima fresco y húmedo. Los bosques avanzaron. Desapare
cieron los mamuts y los calípedes.
9 500-11 000 Glaciación valderiana. Fin de la etapa glacial wisconsiniana.
11 000-12 500 Dos interetapas Creekanas.
12 500-22 000 Glaciación woodfordiana (la glaciación de Cary fue de 14 000 a 16 000 años).
22 000-28 000 Desglaciación farmdaliana.
28 000-40 000 Glaciación rockiana de la subetapa altoniana.
70 000-120 000? Etapa interglacial sangamoniana (en esta época, el nivel del mar era relativamente alto).
110 000 ? Etapa illinoniana de glaciación.
200 000? Etapa interglacial de Yarmouth (en esta época, según Broecker, 1966, el nivel del
mar era relativamente alto).
260 0 0 0 ? Etapa kansana de glaciación.
350 000? Etapa interglacial aftoniana.
1 000 000 ? Etapa nebraskana de glaciación.
Dakota del Sur Marga Bames (Chemozem) 0-4" 350 años ( ± 120)
lowa Clarion (Brunizem) A l l 0-6" 440 años ( ± 120)
Webster (Humic Gley) A ll 0 6 " 270 años 1 2: 120)
Cresco-Kenyon A ll 0 4 " 210 años ( ± 120)
A12 4-8" Menos de 100 años
Edina (Planosol) Al 06" 410 años ( ±110)
Indiana Humic Gley A2 8-12" 840 años ( ±200)
Las fechas para sedimentos del fondo del lago en Wisconsin son:
Wisconsin Lago Mendota 027" 5 250 años ( ± 1 600)
sedimentos del fondo S. de Wis.
Lago Trout 027" 1 800 años ( ± 1 600)
sedimentos del fondo N. de Wis.
Fuente: B ro e c k e r, K u lp , y T u c e k 1956.
194
T A B L A 12.4 E s tim a c io n e s del índice de f o r m a c ió n de suelos
Profundi-
Perfil u Edad al comple- dad del Media de
Horizonte del suelo tar la formación suelo formación Bibliografía
(a ñ o s) (cm) (año/cm)
ÍN D IC E DE F O R M A C I ÓN DE SU ELO S 195
Loess de R otura entre la superficie de Yarm outhiana-Sangam oniana
Wisconsin* y la superficie Sangamoniana posterior, inm ediatam ente
al pie de la ladera
Suelo de
Sharpsburg
Elevación
Sangamoniana Sangamoniano
paleosol Clarinda Posterior con
paleosol de A dair
Base glacial kansana Shelby
suave, lo ocupa un suelo más joven. Sobre el piso básico reposa un material
de masas de desechos, llam ado “ edafosedim ento” que se cree que se deslizó
lentamente a través del frontón de la rotura en retroceso activo. En la divi
soria más elevada (fig. 12.1) en el C ondado de Adair, lowa, la m arga arcillo
sa limosa de Sharpsburg se form ó en un depósito de loess que tiene de
15 000 a 27 000 años de antigüedad, sobre un suelo enterrado de 220 000 (?)
años, la m arga arcillosa limosa de Clarinda, un paleoalbol (planosol glei
húmico), que resalta localmente. En un frontón que se encuentra unos 16 m
más abajo hay una m arga limosa de Adair, form ado en donde el loess de la
misma edad que el de la divisoria se adelgaza a 50 cm y reposa en un paleo-
alfisol enterrado (suelo podzólico café gris) que tiene quizá 70 000 años de
de antigüedad. En una superficie de frontón todavía más baja está la marga
arcillosa de Shelby, form ada en una superficie de menos de 14 000 años de
edad en la base glacial kansana. Al pie de esas laderas hay suelos aluviales
(fluvents) con la capa más joven en la superficie.
Tres perfiles sucesivos de suelos, dos espodosoles (suelos podzólicos) y un
suelo de tundra Cryaquept o Cryocrept, fueron descubiertos por Bryson,
Irving y Larsen (1965) en el sur del C anadá, cerca del lago E nnada' (a 60°
de latitud norte) y en el lago Debaunt (más de 62° N). En la tabla 12.5 se
presenta inform ación sobre esta secuencia cronológica.
W alker (1966) estimó que la erosión de los suelos altos de deriva glacial en
las cercanías de la ciénaga Colo, en la parte central de Iowa, era de menos
de 2.5 tonelada por hectárea y por año durante los últimos 13 000 años. Esto
196 C A P . 1 2. EL T IE M P O C O M O FA C T O R DE F O R M A C IÓ N D E L SU E LO
TABLA 12.5 Información sobre una secuencia cronológica de suelos en el sur de
Canadá
Hace 5 500 años Drenaje de lagos amplios dañados por Estratigrafía en zonas adyacentes.
glaciares, dejando al descubierto la deri
va glacial.
Hace 3 500 años Quema de bosques que se habían exten Un espodosol enterrado (podzol), bajo
(1 500 a. C.) dido al norte hasta la latitud de 63° N y un podzol superficial (véase más abajo),
bajo la que se formó un suelo podzóli contenía carbón fechado en 1 604 a. C.
co. “ el cultivo del Búfalo” de las Gran cerca del lago Ennadai y de I 450 a. C.,
des Llanuras se había extendido por más al norte, en el lago Debaunt.
todo el bosque. El bosque no se volvió a
regenerar al norte de los 63° de latitud
N, donde la tundra y “ el cultivo del Á r
tico” habían estado presentes desde la
quema.
Hace 1 000 años Quema de bosques que se habían exten Carbón en un suelo forestal al extremo
(900 d. C.) dido al norte hasta los 63° de latitud N. sur del lago Ennadai, se fechó en el año
Después prevaleció el "cultivo de cari- 1 080 d. C. rfc 100. El carbón en un
bú-esquimales” . espodosol superficial (podzol) en una
secuencia podzólica doble, cerca del
extremo sur del lago Ennadai se fechó
en el 860 d. C. Un espodosol está en
terrado bajo arena, donde existe ahora
un suelo cryochept (tundra), al extremo
norte del lago Ennadai.
Fuente: B ry s o n , ir v in g y L a rs e n , 1965.
ÍN D IC E D E F O R M A C IÓ N DE SU ELO S 197
Burchard y Steinauer más jóvenes. En las altas llanuras de Texas, se ha
hundido en algunos lugares una superficie de Yarm outh, descubriendo el
caliche por debajo del paleosol de Yarm outh. Cerca de M elbourne, A ustra
lia, una tierra café rojiza, posiblemente de 70 000 años de edad, aparece
sobre una terraza alta por encima del río M aribyrnon y hay un suelo cherno-
zem, quizá de 8 000 años, en una terraza inferior de la que se excavó un crá
neo hum ano y el fechado con carbono dio como resultado 8 500 años. Un
precursor del suelo ultisol Tifton (podzólico am arillo rojizo) en la parte
sudoeste de Georgia (E.U .A .), bajo sedimentos de comienzos del Pleistoce-
no y no tiene desarrollo d t concreciones de hierro en los horizontes A y B que
tiene el suelo Tifton norm al. Es posible que este último suelo sea del Plioce-
no, o sea, de un poco más de un millón de años.
El índice de formación del horizonte de un suelo se relaciona con los días
edafogenéticos del año, io que se puede com parar a los días anuales de
crecimiento para las plantas. Los subsuelos en zonas de congelación oerma-
nente pueden estar inmovilizados durante siglos o milenios. Después de su
exposición por la erosión al ciclo de congelación y deshielo, puede rea
nudarse la formación del suelo, quizá bajo la influencia de las plantas, tales
com o la alfalfa, que se desarrolla de semillas de 10 000 años de edad,
enterradas en el horizonte de suelo recién deshielado.
CONCEPTO DE SUELO “ M A D U R O ”
Y EL FACTOR TIEMPO
Davis (1899) imaginó una masa de tierra que inicialmente se elevó con
rapidez y luego se degradó, hasta convertirse en llanura. En su modelo,
la degradación se produio al principio, sobre todo, por erosión de corrientes
de agua, que produjeron valles profundos y escarpados. Cuando el límite del
nivel de base desaceleró ese proceso, crecieron hacia arriba pendientes de ba
rrancas, enterrando acantilados de muros jóvenes de valles. La intemperiza
ción y otros procesos de formación de suelos dieron suelos profundos que se
vieron sometidos a deslizamientos y cierta erosión de láminas. Las laderas
graduales, como los arroyos graduales, son productos de un equilibrio entre
los procesos de intemperización y los de eliminación. Davis no explica el
0 100 700
D istancia h o rizo n tal (m)
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R E F E R E N C IA S B IB L IO G R A F IC A S 205
y»W 1»' 1
Principios y desarrollo
13 histórico de la clasificación
de suelos
El hom bre parece tener una tendencia natural a escoger y clasificar los
objetos naturales de su ambiente. Los suelos no constituyen una excepción,
siendo objetos de observación y experiencia común, como bases para la pro
ducción agrícola y apoyo para los edificios y las carreteras. Los primeros
sistemas de clasificación de suelos eran muy simples y prácticos; sin embar
go, al aum entar el refinam iento de la agricultura, los conocimientos sobre
los suelos como conjuntos de cuerpos naturales independientes e incremen
tarse la diversidad y la complejidad de los usos de los suelos, su clasificación
se ha hecho más científica y organizada. Además, el sistema de clasifica
ción utilizado en un campo dado tiende a reflejar “ el estado del arte” y el
pensamiento actual en dicho campo. Kubiéna (1948) declaró: “ Muéstrenme
su sistema (de clasificación) y les diré hasta qué punto han avanzado en la
percepción de sus problemas de investigación” . Se asegura que el famoso
físico Ampere dijo: “ La clasificación científica perfecta sólo es posible cuan
do se conoce todo sobre los objetos naturales clasificados” (Kubiéna, 1948).
FINALIDADES DE LA CLASIFICACIÓN
206
4. A prender nuevas relaciones y nuevos principios en la población clasifi
cada.
5. Establecer grupos o subdivisiones (clases) de los objetos estudiados, de
un m odo útil para fines prácticos aplicados con el propósito de:
á) Predecir su com portamiento.
b) Identificar sus mejores usos,
c) Estimar su productividad y
d ) Proporcionar objetos o unidades de investigación, así como exten
der y extrapolar resultados de investigaciones u observaciones.
DEFINICIONES
D E F IN IC IO N E S 207
Característica de diferenciación: Propiedad escogida com o base para
agrupar individuos (o clases de un nivel bajo de generalización) en grupos.
Los individuos similares en lo que se refiere a esa característica se sitúan en
el mismo grupo (Cline, 1949).
Sistema de categorías múltiples: Sistema jerárquico de categorías desti
nado a clasificar una población grande y compleja de unidades. Si una
población dada de objetos naturales es tan compleja que un proceso simple
de agrupam iento (con una característica simple de diferenciación para
producir clases dentro de una categoría simple) no hace destacar todas las
relaciones y proporciona una clasificación útil y satisfactoria, esas clases se
subdividen, además, según una o más características adicionales de diferen
ciación, para producir una nueva categoría a un nivel más bajo de gene
ralización o abstracción (Cline, 1949). En el caso de una población tan
compleja y de variaciones tan amplias com o los suelos, es necesario estable
cer varias categorías de clasificación. Ese procedimiento se denomina sistema
de clasificación de categorías múltiples. Las categorías más altas tienen
pequeños números de clases definidas en términos generales amplios, por
medio de unas cuantas características de diferenciación. Decimos entonces que
se encuentran en un nivel elevado de abstracción o generalización. En las
categorías más bajas, tales com o las de las series de suelos, existen grandes
números de clases de gamas estrechas definidas en térm inos totalmente
específicos por un gran número de características de diferenciación. Decimos
entonces que se encuentran en un nivel bajo de abstracción o generalización.
PRINCIPIOS
A continuación debemos tom ar en cuenta algunos principios como bases
para el estudio de los sistemas de clasificación de suelos. Algunos aspectos de
ellos son únicos en la edafología; pero, sobre todo, se trata de principios
generales de cualquier clasificación natural o aproxim ación a una clasifica
ción de población de objetos naturales. (En parte, hemos basado nuestro
análisis en un artículo de Cline, 1949. Él a su vez, utilizó expresiones utiliza
das por C. C. N ikiforoff.)
Principio de bases genéticas. Las teorías de génesis de suelos propor
cionan un marco de referencia que contribuye a determ inar la im portancia y
la pertinencia de las propiedades de los suelos para su utilización como
características de diferenciación. Este principio se sigue en la utilización de
teorías de la evolución como marco taxonómico en el reino vegetal y el animal.
Principio de diferencia acumulativa. En un sistema de clasificación de
categorías múltiples, las características de diferenciación se acumulan o
form an una pirámide de los niveles de generación más altos a los más bajos.
Com o resultado de ello, las clases en los niveles más bajos se definen y dife
rencian no sólo por la o las características de diferenciación utilizadas en un
nivel categórico dado, sino tam bién por las que se han utilizado como dife
rencias en los niveles más altos. En la categoría más baja, se han acumulado
un gran número de características de diferenciación, de m odo que las clases
son muy estrechas y están com pletam ente definidas.
208 C A P . 1 3. P R I N C I P I O S Y D E S A R R O L L O H I S T Ó R I C O
Principio de plenitud de las categorías taxonómicas. Todos los indivi
duos de la población se deben clasificar en cada categoría, según las
características escogidas para hacer la elección a ese nivel. Algunos de
nuestros sistemas antiguos de clasificación de suelos violaban este principio
por omisión de ciertos tipos de suelos de la clasificación en uno o más de los
niveles de categorías. O tro m odo de decir esto es que cualquier caracterís
tica de diferenciación debería clasificar a todos los individuos de una pobla
ción dada.
Tope de principios de independencia. U na propiedad o una característica
utilizada como característica de diferenciación en una categoría, no debe
separar a individuos similares en una categoría inferior. C ada característica
está limitada en su uso por un “ tope” de categoría sobre el que no se puede
aplicar sin incluir confusiones y divisiones inadecuadas en las categorías in
feriores.
SUCESIÓN DE CLASIFICACIONES
S U CESIÓ N DE C L A S IF IC A C IO N E S 209
como es el de la ciencia de suelos. Debemos estar dispuestos a aceptar cam
bios adicionales en la clasificación de suelos; de hecho, debemos contribuir
a efectuarlos.
PERSPECTIVAS HISTÓRICAS DE
LA CLASIFICACIÓN DE SUELOS
A partir de estos ejemplos se puede ver que eran sistemas técnicos de cla
sificación preparados para un fin o un objetivo específico y que utiliza, para
la diferenciación, factores o características y no propiedades de los mismos
suelos. Los hemos presentado para efectuar comparaciones con sistemas
P E R S P E C T IV A S H IS T Ó R IC A S DE L A C L A S IF IC A C IÓ N DE SU ELO S 211
posteriores y más completos, com o dato histórico y como indicación de las
actividades iniciales en el nuevo campo: la ciencia de los suelos con su sub-
campo de la edafología.
212 C A P . 1 3. P R IN C IP IO S V D E S A R R O L L O H IS T Ó R IC O
estableció una serie de parcelas experimentales en diferentes suelos. A partir
de los resultados obtenidos, recomendó cinturones forestales y otros proce
dimientos de protección contra el viento y la conservación hidráulica. Algu
nos especialistas recientes de ciencias de los suelos lo han considerado y
descrito erróneamente, como científico teórico que relacionaba la form a
ción y la clasificación de los suelos exclusivamente con el clima. Esta mala
interpretación se deriva aparentemente, en parte, de una declaración hecha
por Glinka (1931) en un libro varias veces traducido en el que incluía cinco
tipos principales de suelos, tal como lo había propuesto Dokuchaev, ligados
al clima como form ador exclusivo o principal. Además, gran parte de los
escritos de Dokuchaev hacían hincapié en la im portancia del clima. Sin
embargo, debemos señalar que una frase traducida de la obra clásica de
Dokuchaev, Russian Chernozem, señala que “ los suelos se deben clasifi
car y estudiar según sus perfiles” . Y ya antes se ha señalado el interés de Do
kuchaev y sus actividades de interpretación de suelos y experimentación,
que ayudan en la resolución de problemas prácticos aplicados de conserva
ción de suelos y aguas.
Se sostiene que Dokuchaev era un hom bre muy sociable al que le agrada
ba la gente. Sus escritos y su personalidad dinám ica atrajeron a numerosos
discípulos capaces; entre ellos, los que participaron con mayor profundidad
en la clasificación de suelos fueron N. M. Sibirtsev y K. D. Glinka. Sus
contribuciones destacan también como m onum entos im portantes en el
periodo ruso de la fundación de la edafología.
Aparentem ente, Sibirtsev era el más brillante y capaz de los discípulos de
Dokuchaev; pero, desgraciadamente, m urió de tuberculosis cuando tenía
apenas 39 años de edad. Sin embargo, pudo concluir su obra clásica First
Course in Soil Science, primer libro de texto sobre suelos y su clasificación.
Desarrolló el concepto de zonas de suelos (Sibirtsev, 1901), una idea firme
en el sentido de que algunos tipos de suelos se asocian a determinadas zonas
climáticas y de vegetación o ecológicas. Este concepto es una parte básica de
muchas clasificaciones de suelos utilizadas en la actualidad.
Glinka (1867-1929) fue el escritor más prolífico e influyente de entre
todos los discípulos de Dokuchaev y el m ejor conocido en el mundo occi
dental, por las traducciones de sus libros: The Types o f Soil Formation,
Their Classification and Geographical Distribution (Glinka, 1914), The
Great Soil Groups o f the World (Glinka, 1927) y su obra clásica Treatise on
Soil Science (Glinka, 1931). Su prim era obra sirvió para introducir al
mundo occidental los nuevos conceptos rusos sobre suelos y su clasifica
ción, y los principales tipos de suelos con sus nombres de Chernozem,
podzol y solonetz. Glinka hipo hincapié en la geografía de los suelos, su for
mación y los procesos de intemperización. Fue un organizador y conferencista
brillante y se encargó de la organización de la ciencia de los suelos en Rusia.
En la última parte del periodo de fundación de la edafología rusa resalta
ron numerosos otros especialistas sobresalientes en las ciencias de los
suelos; pero sólo nos ocupamos aquí de los precursores de ese periodo.
P E R S P E C T IV A S H IS T Ó R IC A S D E L A C L A S IF IC A C IÓ N DE SU ELO S 213
Comienzos del periodo norteamericano
P E R S P E C T IV A S H IS T Ó R IC A S D E L A C L A S IF IC A C IÓ N DE SU E LO S 215
TABLA 13.1 Clasificación de suelos de M arbut, 1935
216 C A P . 13. P R IN C IP IO S Y D E S A R R O L L O H IS T Ó R IC O
tales como material original o posición del terreno. En algunos suelos se
acumulan también compuestos tanto de C a C 0 3 como de Al y Fe. P o r éstas
y otras razones similares, fue preciso abandonar esta característica de dife
renciación y esas clases particulares.
3. Su concepto de “ suelo normal en un terreno norm al” , como marco
básico de referencia para la clasificación de suelos, no se ha considerado
apropiado por su tendencia a pasar por alto los suelos con muy mal drenaje
y por la complejidad de las formas terrestres y las diferencias consiguientes
en edad del suelo, además de las diferencias de clima con el tiempo, que
hacen difícil, si no imposible, establecer cuál es el suelo normal de referen
cia en muchos terrenos.
4. Parece ser también que se requiere mayor hincapié en los aspectos
tridimensionales de los suelos en lugar de realce extremo que se da al perfil
de suelos bidimensional de M arbut.
Todo esto no tiene de ninguna m anera la intención de empequeñecer las
muchas contribuciones im portantes de Curtis Fletcher M arbut, precursor y
líder en su época.
Se han hecho esfuerzos para revisar el sistema de M arbut, al obtener
nuevos datos y conform e se ha llevado a cabo la evolución de los conceptos.
Baldwin, Kellogg y Thorp (1938) realizaron un esfuerzo muy completo en
ese sentido, en su clasificación de todos los suelos conocidos de Estados
Unidos, en el 1938 USDA Yearbook o f Agriculture. En la tabla 13.2 se
presenta un bosquejo de los órdenes y los subórdenes propuestos. Esta clasi
ficación marcó el comienzo de una clasificación cuantitativa de suelos
verdaderamente completa.
Categoría 6 Categoría 5
Orden Suborden
P E R S P E C T IV A S H IS T Ó R IC A S DE L A C L A S IF IC A C IÓ N DE SU E LO S 217
Se regresó al concepto de zonalidad de Sibirtsev en este sistema, mediante
el reconocimiento de clases zonales, intrazonales y azonales al nivel categó
rico más alto. Se restó im portancia al concepto del pedalfer y el pedocal, y
se recalcaron más los suelos com o cuerpos tridimensionales. Sin embargo,
han surgido unos cuantos problemas que se están afrontando en este periodo
m oderno de clasificación de suelos. Por ejemplo, sus dos niveles categóricos
más altos se definen en términos genéticos y no según las propiedades de los
suelos mismos. Las otras clases no son m utuam ente exclusivas, puesto que
un suelo puede ser zonal en una región e intrazonal en otra. No todos los
suelos se reunieron en familias, y las familias no se definieron claramente
como taxones en este nivel intermedio. Algunos grandes grupos de suelos no
se definieron con claridad, sus definiciones fueron com parativas y cualitati
vas, y fue difícil lograr el acuerdo entre diferentes personas sobre el gran
grupo apropiado de suelos en el que debería clasificarse algún suelo dado.
P or otra parte, los problemas de nom enclatura eran graves, sobre todo para
los grandes grupos de suelos, con la hibridación de nombres populares y
otros procedentes de fuentes muy numerosas.
Periodo cuantitativo
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14 Sistemas de
clasificación de suelos
CLASIFICACIÓN DE SUELOS
EN LA URSS
C L A S ! F I C A C I Ó N M O D E R N A D E S U E L O S E N LA U R S S 223
ción de la Sociedad de la Ciencia de los Suelos; por otra parte, la clasificación
por encima del nivel de tipo de suelo no se ha desarrollado todavía por
completo (Rozov e Ivanova, 1968).
En la exposición que sigue, basada en el resumen de varias fuentes soviéti
cas (principalmente Rozov e Ivanova, 1968) y debates con especialistas so
viéticos en la ciencia de los suelos, presentamos un resumen de las
características prim ordiales de cada una de las categorias y su nomenclatura
(el orden de presentación comienza con el nivel categórico más alto y sigue
adelante en orden descendente, hasta los niveles más bajos).
Clase: Los taxones se definen según bandas amplias de tem peratura y se
designan como clasificaciones globales.
Subclase: Las subclases que se reconocen más comúnm ente son la auto-
mórfica (aproxim adam ente igual a la “ zonal” ), la hidrom órfica, la
semihidromórfica y la aluvial. Esta categoría se designa tam bién para clasi
ficaciones de escala global.
Tipo: Este es el nivel que se em plea más com únm ente para comparacio
nes y generalizaciones regionales am plias, como se indicó antes. En la
URSS se reconocen aproxim adam ente 110 tipos de suelos, cada uno de
los cuales se ha desarrollado en un conjunto simple de condiciones biocli-
máticas e hidrológicas y se caracteriza por una m anifestación clara de la
m orfología básica del suelo, incluyendo similitudes en los tipos de acumu
laciones de m ateria orgánica, los tipos de descom posición y la síntesis de
minerales, Tas traslocaciones de materiales de los suelos y la estructura. Se
necesitan medidas similares para el m antenim iento y el incremento de la
productividad de los suelos. En lo que se refiere a la nom enclatura, se com
bina generalmente el nom bre del horizonte A con “ zem” , que significa
tierra, para producir términos tales com o chernozem y krasnozem. Tam
bién se utilizan algunos nomores que indican características predominantes
de los suelos, tales com o solonetz y solonchak, y se emplean unos cuantos
términos descriptivos populares, tales como podzol.
Subtipo: Esta categoría se com pone de taxones dentro de los tipos, que
tienen diferencias cualitativas en la expresión de uno de los procesos de for
mación de suelos y /o la intensidad con la que reflejan el proceso edafogéni-
co principal de ese tipo. La nom enclatura refleja diferencias de ubicación y
tem peratura del norte al sur, dentro de la URSS, utilizando los adjetivos
septentrional, m eridional, cálido o frío, o bien alguna modificación de tran
sición, expresada en las propiedades de suelos con adjetivos tales como lixi
viado y césped podzólico.
Géneros: Los taxones se definen según las propiedades del material original,
reflejadas en la textura y la composición, según los efectos predominantes
especiales de la composición química del agua freática o según características
remanentes o fósiles. Estos efectos se expresan en modificaciones importantes
de uno o más de los horizontes clave, un cambio en la secuencia de horizon
tes u horizontes adicionales a los normales para el tipo. Com o ejemplos, se
dan algunos de los géneros (no todos) dentro de los subtipos chernozémicos:
típico, nocálquico, cálquico, solonétzico, solodícico, vertisólico, iluvial de
hierro e iluvial húmico.
224 C A P . 14. S I S T E M A S M O D E R N O S D E C L A S I F I C A C I Ó N D E S U E L O S
Especies: Los taxones se definen dentro de los géneros según los grados de
desarrollo o la expresión de los principales procesos edafogénicos dentro
del tipo (por ejemplo, los podzoles se subdividen en débiles, m edio/fuerte y
muy fuerte, o bien, según la profundidad de los efectos del proceso edafogé-
nico (como la podzolización), según el contenido de humus del horizonte
Al en los chernozems. Por lo común, se emplean uno o más de tres tipos de
propiedades de suelos, como características de diferenciación: a) cantidad o
existencias de cierto material en el suelo, expresadas como kg/m 2 o tonela
das m étricas/ha; b) espesor de cierto horizonte en cm, y c) contenido de una
sustancia en un horizonte dado, expresado como porcentaje.
Variedades: Esta categoría efectúa una diferenciación según la textura
(a un nivel más bajo de generalización que el que se utiliza al nivel de los
géneros).
En la tabla 14.1 se presenta un resumen de las clases de niveles superiores
en un esquema de clasificación publicados antes en la URSS (Ivanova. en
1956). En la obra de Rozanov e Ivanova, (1968), se pueden encontrar indica
ciones de unas cuantas modificaciones efectuadas desde la publicación de
este sistema.
CLASIFICACIÓN DE SUELOS EN
EUROPA OCCIDENTAL
CLASI F IC A C IÓ N DE SU E LO S EN E U R O P A O C C ID E N T A L 225
TABLA 14.1 Esquem a de una clasificación general de suelos, según el sistema de
la URSS
Tipo de suelos
Tipo de forma
Clase de ción de suelo Automórftco
suelo (subclase) A uiomórfico hidromórfico Hidromórfico
226
TABLA 14.1 (Continúa)
Tipo de suelos
Tipo de forma- ■-■
■■
Clase de ción de suelo Automórfico
suelo (subclase) Automórfico hidromórfico Hidromórfico
Fuente: 1v a n o v a , 1 9 5 6 .
vidades del hom bre, más que en la m ayoría de las otras partes del m undo. Y
otro recordatorio final, al comenzar nuestro estudio de la clasificación de
suelos de E uropa occidental, es el de que muchas zonas de esa región son
ecológicamente diferentes de las de la m ayoría de Estados Unidos, puesto
que están en el clima mediterráneo o se acercan a él, con inviernos frescos y
húmedos y veranos cálidos y secos.
A. Suelos subacuáticos.
AA. Suelos subacuáticos que no forman turbas.
1. Protopedón (suelo subacuático en bruto).
2. D y.
3. G yttjal.
4. Sapropel.
AB. Suelos subacuáticos que forman turbas.
5. Heléchos.
B. División de suelos semiterrestres o de inundación y aguas freáticas.
BA. Suelos en bruto semiterrestres.
6 . Rambla (suelo accidentado en bruto).
7. Rutmark (cuenca ártica y de nieve).
8 . Suelos de gley en bruto.
BB. Suelos similares al anmoor.
9. Anmoor.
10. Marismas.
BC. Suelos de turberas semiterrestres
11. Carr (Turbera forestal de transición).
12. Turbera definida.
BD. Suelos salinos.
13. Solonchak.
14. Solonetz
15. Solod.
BE. Suelos de gley con formación de humus en tierra.
16. Gley.
17. Suelos accidentados grises.
18. Suelos accidentados similares a rendzina.
19. Suelos accidentados de smonitza o similares a chernozem.
20. Vega.
C. Suelos terrestres.
CA. Suelos brutos terrestres en bruto.
21. Suelos en bruto de desiertos fríos.
22. Suelos en bruto de desiertos secos.
23. Syrozem (suelos en bruto de zonas templadas).
CB. Suelos similares a los ranker.
24. Ranker.
CC. Suelos similares a rendzinas.
25. Eurrendzina.
26. Pararrendzina.
CD. Suelos esteparios.
27. Serozem.
28. Burozem (suelos esteparios desérticos cafés).
29. Kaslanozem (suelos de color castaño).
30. Chernozem.
31. Parachernozem.
32. Paraserozem.
CE. Terrae calxis.
33. Terra (incluye Terra Fusca, Terra Rossa, etc ).
CF. Suelos de silicatos similares a Bolus.
^4. Braunlehm (margas color café).
35. Rotlehm (margas color rojo).
CG. Latosoles.
36. Roterde (tierra roja) (Laleríticos).
CH. Tierras cafés.
37. Braunerde.
CI. Pseudogley.
38. Pseudogley .
C J. Podzol.
39. Semipodzol.
40. Podzol.
228
rior a la inferior de la tabla Se hace considerable hincapié en los suelos
hidrom órficos, a los que se les concede una posición igual al nivel categóri
co más elevado con los suelos que tienen un buen drenaje. Se concede tam
bién mucha im portancia a las propiedades químicas y mineralógicas com o
características de diferenciación.
La edafología en Francia
La edafología en Bélgica
C L A S IF IC A C IÓ N D E S U ELO S EN E U R O P A O C C ID E N T A L 229
TABLA 14.3 Sistema de clasificación de suelos de la sección de edafología,
ORSTOM , Francia, 1964
Fuente: A u b e r i, 1968.
C L A S IF IC A C IÓ N D E SU ELOS EN C A N A D A 231
TABLA 14.4 Sistema británico de clasificación de suelos
A. Suelos automórficos (terrestres).
Grupos principales de suelos.
1. Suelos en bruto: suelos físicamente intemperizados con horizontes A débiles.
2. Suelos húmicos montañosos: suelos físicamente intemperizados principalmente de pastizales y mon
tañas elevadas con humus del tipo del moder (no turboso).
3. Suelos calcáreos: suelos cultivados, forestales y de pastos, de neutros a alcalinos con humus tipo
moder y resina, sobre materiales calcáreos.
4. Suelos mull lixiviados; suelos cultivados, de pastos y forestales de neutros a moderadamente ácidos
con humus de mull.
5. Suelos podzólicos (Mor); suelos forestales y arbustivos muy ácidos, con humus en bruto y horizon
tes B enriquecidos con hierro o humus o ambas cosas.
B. Suelos hidromórficos (semiterrestres).
6. Suelos accidentados (aluviales): suelos naturales o artificiales sobre aluviones recientes, con poco o
nada de gley en los 40 cm superiores.
7. Suelos hidromórficos grises (gley); suelos cultivados, de pastos y forestales periódicamente anega
dos, con humus de mull y horizontes del subsuelo de gley.
8. Suelos podzólicos de gley: suelos pantanosos y forestales, periódicamente anegados y muy ácidos,
con humus en bruto o formaciones delgadas (40 cm) de humus y turbay horizontes A2 blanqueados,
más o menos enmascarados por el humus.
9. Suelos turbosos: suelos alcalinos a moderadamente ácidos de color oscuro, sin horizontes B, ricos
en materia orgánica muy descompuesta, formados en condiciones anegadas con anmoor, mull
turboso o humus moder de turba.
10. Suelosturbosos (ciénega): suelos ácidos descompuestos en gran parte de materiales de plantas parcial
mente descompuestas, acumulados en condiciones de anegamiento (incluyendo formas drenadas y
parcialmente descompuestas).
Fuente: A v e ry , 1956.
1. Orden chernozémico: grandes grupos café, café oscuro, negro y gris oscuro.
2. Orden solonétzico: grandes grupos solonetz y solod.
3. Orden podzólico: grandes grupos p o d z ó l i c o s café gris, maderero gris oscuro, maderero gris, podzol hú
mico y podzol.
4. Orden brunizólico: grandes grupos forestal café, maderero café, maderero café ácido, forestal café áci
do, café de concreción y café alpino.
5. Orden regosólico: grandes grupos regosólico y de podzol y regosol.
6. Orden gleisólico: gleisol húmico, gleisol, gleisol eluviado.
7. Orden de suelos orgánicos: fibrisol, mesisol y humisol.
232
Familia de suelos: basadas en características que “ tienen una influencia
im portante sobre las propiedades de los suelos” , incluyendo textura, consis
tencia, permeabilidad, reacción, mineralogía y espesor de los horizontes;
homogéneas en relación al régimen de humedad de los suelos y el poder de
suministro de nutrientes.
Serie de suelos: uniformes en los tipos y la disposición de los horizontes.
Tipos de suelos: subdivisiones basadas en “ pequeñas diferencias de
textura” .
Al revisar este sistema canadiense, debemos recordar que se trata de una
región generalmente fría, con superficies jóvenes de deposición, como resul
tado ae la glaciación de fines del Pleistoceno; pero con una gama de vegeta
ción de maderas duras, coniferas, praderas, bosques boreales y pantanos de
deposición de desechos vegetales. En Canadá, se ha hecho hincapié en la
unidad territorial, compuesta de una asociación de suelos en cadena, debido
a la asociación estrecha y compleja de suelos hidrom órficos y otros con
buen drenaje, en los terrenos generalmente jóvenes y no disectados,
con niveles freáticos elevados desde el punto de vista regional. En los prim e
ros días de la edafología canadiense, “ se consideró que la clasificación de
suelos y la cartografía de suelos eran sinónimos. . . Resultó evidente que la
clasificación y el trazado de cartas de suelos son dos funciones separadas
que se deben tom ar en consideración en las operaciones de investigación
edafológica” (Stobbe, 1962). Como consecuencia de ello, se inició en 1945
el desarrollo de un sistema nacional canadiense que se aceptó para su utili
zación en 1960. En los niveles más altos, se basa en gran parte en la disposi
ción y la presencia o la ausencia de horizontes de diagnóstico que se definen
cuantitativam ente. El sistema es más sencillo que el Sistema Com pleto de
Clasificación de Suelos de Estados Unidos, y se utiliza nom enclatura y con
ceptos ajustados a las necesidades y las condiciones canadienses.
LA EDAFOLOGÍA EN AUSTRALIA
LA E D A F O L O G ÍA EN A U S T R A L IA 233
de los materiales iniciales de los suelos. Prescott (1931) preparó un mapa
general de suelos de Australia y un sistema de clasificación basado en las
propiedades de los suelos. Hizo hincapié firmemente en el papel del clima en
la vegetación e introdujo las obras y las ideas de Dokuchaev. También atri
buyó una im portancia considerable a los paleosoles, principalmente los re
manentes de laterita de climas tropicales húmedos previos. Su sistema tenía
en su base grupos principales de suelos, fundam entados en el color y el tipo
de perfiles, en relación con el clima actual o el del pasado; sin embargo,
tenía tendencia a utilizar de m anera intercambiable los términos de zona de
suelos y grupo de suelos. Estableció dieciocho grupos ambientales de suelos
generalizados, con un concepto central de perfil de suelos para cada uno
de ellos. Con estudios adicionales, resultó evidente que no todos los suelos
en una zona se conform aban ni siquiera de manera aproximada al perfil gene
ralizado para esa región; en consecuencia se abandonó este concepto de
zonalidad.
Stephens, al revisar el m étodo de Prescott y haciendo un m ayor hincapié
en las características de los suelos, desarrolló una clasificación morfogenética
de suelos. Esto culminó en su clasificación de 1962 (Stephens, 1962), con 47
grandes grupos de suelos definidos cualitativamente, sobre todo utilizando
como base la m orfología de los perfiles de concepto central (véase tabla
14.6). Obsérvese la división prim aria (nivel más elevado) sobre la base de
“ solum no diferenciado” (grado bajo de desarrollo) y “ solum diferenciado”
(suelos que, en general, tienen un desarrollo apreciable de los horizontes).
Una división secundaria de los “ solum diferenciados” en pedocales y pedal-
fers refleja las condiciones australianas de grandes zonas de suelos áridos y
semiáridos (dos terceras partes de país, como se indicó antes) y, por consi
guiente, su interés y su preocupación por la acumulación de carbonato cálci-
co en los suelos, lo que constituye la característica de diferenciación de los
pedocales.
N orthcote (1960) propuso una clasificación objetiva natural, basada en
un sistema de bifurcación (dos clases por categoría), con valores y límites
específicos para las propiedades de suelos en cada clase. Esas propiedades
de suelos se escogieron para que cubrieran el grado y el tipo amplio de dife
renciación de perfiles de suelos, dejando de interesarse por las connota
ciones genéticas.
LA EDAFOLOGÍA EN BRASIL
Según estudios edafológicos efectuados en Brasil, parece ser que los “sue
los tropicales” con buen drenaje de ese país se pueden dividir en dos clases
amplias: los que tienen horizontes B latosólicos (equivalentes aproximada
mente al horizonte óxico del Sistem a Com pleto de Clasificación de Suelos
de Estados Unidos) y los que tienen horizontes B de textura (que equivalen,
poco más o menos, a los horizontes arcillosos); los suelos con horizontes
cám bicos parecen ser menos am plios y presentarse prim ordialm ente en las
altitudes elevadas (Costa de Lemos, 1968).
I. Solum no diferenciado
a) Solum denominado por turba ácida u hori Solum de color oscuro y ligeramente ácido a
zonte de turba eluvial. neutro en horizontes eluviales. Horizontes ilu-
4. Turba de ciénaga (fitomórfico). viales calcáreos.
5. Suelos de humus alpinos (mesomórfi- 23. Tierras negras (mesomórficas).
cos). 24. Wiesenboden (hidromórfico).
6. Turbas de poszoles cenagosos (polimór- 25. Suelos forestales cafés (calcimórficos).
ficos). 26. Rendzinas (calcimórficas).
7. Suelos ácidos de pantanos (polimórfi- 27. Rendzinas de aguas freáticas (polimórfi
cos). cas).
M Solum ácido y con horizontes orgánicos de 28. Suelos de heléchos (polimórficos).
sesquióxidos y a veces de arcilla iluvial. Solum salino o con estructura postsalina en el
8. Podzoles (mesomórfico). horizonte iluvial.
9. Podzoles de aguas freáticas (hidromór- 29. Solonchaks (halomórficos).
ficas). 30. Solonetz (halomórficos).
c) Solum ácido con horizontes sequióxidos y de 31. Solonetz solidizado (halomórfico).
arcilla iluvial. 32. Solots (halomórficos).
10. Suelos podzólicos lateríticos (polimórfi- 33. Suelos cafés solonizados (polimórficos).
cos). Solum con horizontes eluviales ligeramente áci
11 Suelos podzólicos cafés grises (meso- dos a neutros y horizontes iluviales calcáreos.
mórficos). 34. Tierras café rojizas (mesomórficas).
12 . Suelos podzólicos café (mesomórficos). 35. Tierras cafés (meeomórficas).
13. Suelos podzólicos rojos (mesomór 36. Suelos cafés de textura ligera (polimórfi
ficos). cos).
14. Suelos podzólicos amarillos (mesomór 37. Tierras rojas áridas (polimórficas).
ficos). 38. Suelos calcáreos grises (calcimórficos).
15. Suelos podzólicos de praderas (hidro- A) Solum con horizontes eluviales hundidos, lige
mórficos). ramente ácidos o alcalinos y horizontes ilu
16. Suelos café no cálcicos (polimórficos). viales calcáreos o de yeso.
tfl Solum ácido a neutro y sin eluviación pronun 39. Suelos grises de textura fuerte (hidro-
ciada de arcilla. mórficos).
17. Tierras amarillas (hemomórficas). 40. Suelos cafés de textura fuerte (meso
18. Krasnozems (hemomórficos). mórficos).
19. Krasnozems (polimórficos). Suelos con horizontes eluviales hundidos, lige
20. Tierras rojas lateríticas (polimórficas). ramente ácidos o alcalinos y horizontes ¡llu
21. Terra rossa (calcimórfica). viales calcáreos o de yeso.
22. Suelos de praderas (mesomórficos). 41. Margas desérticas (mesomórficas).
42. Suelos desérticos calcáreos rojos y café
grisáseos (calcimórficos).
43. Suelos endurecidos rojos y cafés (hidro-
mórficos).
44. Suelos de llanuras desérticas arenosas
(polimórficas).
45. Suelos lateríticos calcáreos (polimórfi
cos).
46. Suelos pedregosos de meseta desértica
(polimórficos).
47, Dunas desérticas (mesomórficas).
L A E D A F O L O G ÍA EN B R A S IL 235
T A B L A 14.7 N ivel s u p e rio r de clases d e su e lo s re c o n o c id o s en B rasil
1. Suelos con horizonte B latosólico (incluye latosol roxa; la mayoría de los otros latosoles normales con
C EC de arcilla <6.5 meq/100 g).
2. Suelos con horizontes B de textura, con plintita.
3. Suelos con horizontes B de textura, sin plintita (incluye rubrozems, térra roxa estruturada, entre otras).
4. Suelos con horizonte B sódico.
5. Suelos con horizonte B incipiente.
6 . Suelos con capa endurecida bajo el horizonte A.
7. Grumosoles.
8 . Litosoles.
9. Regosoles.
10. Arenas.
11. Podzoles (incluyendo podzoles hidromórficos).
12. Otros suelos hidromórficos (incluyendo los orgánicos).
Fuente: B e nn em a y C a m a rg o , 1964.
236 C A P . 1 4. S I S T E M A S M O D E R N O S D E C L A S I F I C A C I Ó N D E S U E L O S
tico del sistema completo de clasificación de suelos de Estados Unidos y, en
parte, de otros sistemas de clasificación. La nom enclatura para esos hori
zontes de diagnóstico y para las clases mismas se tom ó, en parte, de los
nombres “ clásicos” de suelos, derivados prim ordialm ente de la term inolo
gía original de los tipos de suelos soviéticos, así como también de los térmi
nos recién establecidos en Europa occidental y Canadá, más unos cuantos
nombres desarrollados especialmente para este fin (por ejemplo, los luviso-
les y los acrisoles).
La gráfica que sigue es una com paración de la terminologia de horizontes
de diagnóstico para el sistema de la FA O /U N ESC O , tal como se propuso en
1968, con el equivalente más cercano del Sistema Completo de Estados Unidos.
Nueva nomenclatura
Se consideró esencial un conjunto com pletam ente nuevo de nombres para
los taxones por encima del nivel de las series de suelos, debido a los proble
mas analizados en el capítulo 13. Estos últimos incluían interpretaciones y
conceptos diferentes para un mismo nom bre, denominaciones distintas para
un mismo suelo, los diversos orígenes de nombres de términos populares
en diferentes idiomas, así como también vocablos inventados, m uchos de
los cuales no tienen ninguna connotación, la dificultad para dar nombres a los
intergrados y las dificultades de traducción en diferentes idiomas. Puesto
que m uchos de los antiguos grupos “ clásicos” de suelos necesitaban una
redefinición amplia, m odificando su gama de propiedades, se requerían
nombres nuevos para ellos.
Así, se ha establecido una nomenclatura diferente, utilizando principal
mente fuentes latinas y griegas clásicas (Heller, 1963). Los nombres tienen
connotaciones hasta donde es factible y los de las categorías superiores se
pueden traducir con facilidad a los idiomas de E uropa occidental, además
de que son relativamente breves (Smith, 1968; Soil Survey Staff, 1960). Un
elemento form ativo de cada una de las categorías superiores se lleva a conti
nuación hasta la categoría de familia, incluyéndola (serie de suelos que
retienen sus nombres de origen geográfico según el procedimiento estableci
do por W hitney a comienzos del siglo), de m odo que, con una pequeña
excepción, se pueden hacer diversas afirmaciones sobre las propiedades de
los suelos, simplemente mediante el análisis de su nombre. Esos nombres
E L S IS T E M A D E C L A S IF IC A C IÓ N D E S U E L O S D E E E .U U . 239
pueden parecer extraños y raros a primera vista (de hecho, un autor crítico
les atribuyó un aspecto de Alicia en el País de las Maravillas); pero con cier
to estudio y cierta experiencia, es posible apreciar y aprovechar las ventajas
de esta nom enclatura.
El sistema contiene seis categorías. Desde el nivel más alto al más bajo de
generalización, son: el orden, el suborden, el gran grupo, el subgrupo, la
familia y Ja serie. Obsérvese la adición de la categoría de subgrupo en com
paración con las clasificaciones de Estados Unidos de 1938-1949 (Baldwin,
Kellogg y Thorp, 1938; Thorp y Smith, 1949). Esta categoría se indujo no
sólo para proporcionar otro nivel necesario de generalización, sino también
para brindar la oportunidad de definir conceptos centrales de nuestros gran
des grupos e intergrados (y extragrados —de transición a una población “ sin
suelos” ) para reconocer y expresar con mayor claridad en nuestra
taxonom ía el hecho de que los suelos son un continuo con cambios gra
duales en muchas propiedades.
La naturaleza de los tipos de características de diferenciación empleadas
en los diversos niveles categóricos del sistema completo de clasificación de
suelos de Estados Unidos, se presenta en la tabla 14.9. Es preciso hacer dos
tipos de com entarios y dar explicaciones que ayuden a com prender esta
tabla y el procedim iento general de funcionam iento que se aplica a las
características de diferenciación del Sistema Com pleto para la población de
suelos. Uno de ellos es el de que, en la práctica de clasificación de suelos,
al nivel categórico más alto, se tiene tendencia a observar toda la población
de suelos, hasta donde se conocen, y a situarlos en los diez agrupamientos
amplios, es decir en los órdenes de suelos. Una vez que se logra esto, se
tom a en consideración las propiedades y la naturaleza tan sólo de los suelos
situados dentro de un orden dado y se determinan el o los subórdenes dentro
de un orden específico, en el que se clasifican los suelos. Las características
mismas de diferenciación para los subórdenes y para los grandes grupos
dentro de un suborden, etc., se han determ inado y escogido de este m odo. O
sea que se hicieron determinaciones de los tipos de diferencias necesarias
para producir los subórdenes, grandes grupos, etc., que se deseaban, de una
m anera empirica. Esto nos lleva al segundo comentario: las características
de diferenciación no se aplican uniformem ente ni son aplicables a todos los
suelos de un nivel categórico determ inado. Con frecuencia se considera que
la aplicación uniform e es óptim a o ideal, según la teoría de clasificación;
pero en una población tan com pleja y diversa como la de los suelos, esto
no resulta práctico ni factible. P or ende, ciertos tipos de características de
diferenciación sólo se aplican a determ inados taxones (del nivel superior al
que se está estudiando) para producir los taxones deseados al nivel estu
diado. P or ejemplo, el grado de hum edad y los regímenes de hum edad del
suelo son tipos excelentes y útiles de diferencias al nivel de los subórdenes
de la mayoría de los órdenes; pero no tienen pertinencia ni im portancia en
240 C A P . 14. S I S T E M A S M O D E R N O S D E C L A S I F I C A C I Ó N D E S U E L O S
TABLA 14.9 N aturaleza de características de diferenciación de las categorías del
Sistema Com pleto de Clasificación de Suelos de Estados Unidos.
C ategoría N ú m ero N atu raleza de las características de
d e taxones diferenciación
E L S IS T E M A D E C L A S F IC A C IÓ N D E S U E L O S D E E E .U U . 241
TABLA 14.10 Nom bres de órdenes de suelos y sus elementos formativos
Orden E lem en to
fo r m a tiv o D erivación N em ón ico
Fuente: S o il S u r v e y S t a f f , 1960.
TABLA 14.11 Nombres de subórdenes según el Sistema Com pleto de los Estados
Unidos: elementos formativos y significado
243
TABLA 14.12 Nombres de grandes grupos, según el Sistema completo Estaduni
dense: elementos formativos y su significado
Elem ento
fo rm a tiv o D erivación N em ón ico S ign ificado o connotación
E L S IS T E M A D E C L A S IF IC A C IÓ N D E S U E LO S D E E E .U U 245
BLA 14.13 Elementos form ativos de grandes grupos, dispuestos según el suborden, columnas y el orden (hileras)
len Sólo
mentó Elemento form ativo de suborden suborden••
nativo
aqu arg bor fibr fluv hum hem ochr o rth psamm sapr trop ud um br ust xer
alb and
Pell Pell Pell T o rr
Vertisol) Chrom Chrom
Chrom
Propiedades y características de
diferenciación de los órdenes
Los diez taxones de los órdenes remplazan a los órdenes zonal, intrazonal
y azonal del sistema de 1938 y las revisiones de 1949, y son aproximadam en
te equivalentes a los subórdenes de esta clasificación con respecto al nivel de
abstracción (Smith, 1968). En la tabla 14.4 presentamos esos diez órdenes
con respecto a los grandes grupos del sistema de 1938, que caen en cada uno
de los órdenes dados.
Las principales características de cada uno de los órdenes y sus subórde
nes asociados y los grandes grupos, se presentan en los capítulos siguientes:
El concepto del universo com o continuo, tal como lo analizó por ejemplo
W hitehead (véase cap. 1), condujo a experimentos de ordenación de taxones
de suelos sobre bases numéricas. Hole e H ironaka (1960) siguieron el
ejemplo de los ecólogos de plantas de la Universidad de Wisconsin para
aplicar un m étodo simple de ordenam iento a la familia y la cadena de
Miami, y a 25 perfiles representativos de suelos del m undo, descritos en la
7th Approxim ation (Soil Survey Staff, 1960). Construyeron modelos tridi-
Fuente: S o il S u r v e y S t a f f , 1 9 6 0 .
248
mensionales que se aproximaban al prodúcto tridimensional. Las com pu
tadoras hicieron posible desarrollos espectaculares de lo que Sneath y Sokal
(1962) describieron como la nueva taxonom ía numérica, la cual definieron
como “evaluación numérica de la afinidad o la similitud de unidades taxonó
micas y el ordenam iento de esas unidades en taxones, sobre la base de sus
afinidades”.
La taxonom ía numérica aprovecha los principios adansonianos más que
los de Linneo sobre la taxonom ía (Sneath y Sokal, 1962). A continuación
comparamos esos dos métodos:
P rincipios de clasificación
Adansonianos De Linneo
o
D
LU
<
O
z
<
H
03
250 C A P . 14. S I S T E M A S M O D E R N O S D E C L A S I F I C A C I Ó N D E S U E L O S
R eferen cias b ib lio g rá fica s
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R A F IC A S 251
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252 C A P . 1 4. S I S T E M A S M O D E R N O S D E C L A S I F I C A C I Ó N D E S U E L O S R E F E R E N C IA S B IB L IO G R A F IC A S 253
Entisoles: suelos
recientemente
formados
Los entisoles incluyen suelos de desarrollo tan superficial y reciente que sólo
se han formado un epipedón ócrico o, simplemente, horizontes artificiales.
Es interesante hacer notar que toda la secuencia evolutiva de un suelo
bien desarrollado a partir de las rocas desnudas tiene un parelelo en una
conciencia creciente de los suelos por parte de los paisajistas del mundo
occidental. El especialista norteam ericano en genética de suelos, Hans
Jenny, señaló (1968) que los pintores del siglo XIv m ostraron paisajes
completos de resaltos de rocas desnudas. Los artistas de siglos posteriores
han llegado a representar prim ero una cubierta de vegetación sobre roca y,
más recientemente, una capa de suelo entre la vegetación y el sustrato (con ho
rizontes). En este capítulo nos ocuparemos del extremo más simple del conti
nuo de suelos, sin dejar de reconocer que el suelo no es realmente simple.
AMBIENTE
254
i
OCÉANO
GLACIAL
TrOpco 0 9 CJncer
:t ANO
ClFjCO
In iA d o f
Tropeo O t G»pr<errvo
TIPOS 0 € SUIUOS
F ig u ra 15.1 Suelos del mundo. Presencia probable de órdenes y subórdenes (Por cortesía de Arthur
255
and Alan Strahler, Physical Geography, Science Systems o fth e Human Environment, J. Wiley & Sons. EU, 1996).
3. La acumulación puede agregar nuevos materiales a la superficie del
suelo, con tanta o m ayor rapidez que la de asimilación de los nuevos mate
riales en un horizonte edafogénico. Este proceso se aplica en las llanuras
inundadas aluviales (Riecken y Poetsch, 1960), los deltas, los pies de las
laderas, las tierras en tom o a los volcanes, las zonas de deposición de loess y
las dunas de arena y las tierras costeras que bordean a las lagunas y los
estuarios. El retiro de vegetación, ya sea por los medios naturales o artifi
ciales, de parte de un terreno, acelera la erosión y la deposición relacionada.
4. La inmovilización del plasma del suelo en materiales inertes, en mate
riales floculados y ricos én carbonatos, y en algunos sedimentos muy
silícicos, inhibe la diferenciación de perfiles por iluviación.
5. La resistencia excepcional a la intemperización (inercia edafológica)
que tienen algunos materiales iniciales, tales como los lechos rocosos de
cuarcita, prolonga el periodo de formación de horizontes no distinguidos.
6. La falta de fertilidad y la toxicidad de algunos materiales iniciales para
el crecimiento de las plantas limita la diferenciación biogenética del perfil de
suelos. En los yermos de serpentinas, los entisoles pueden asociarse a resal
tos de lechos rocosos y subgrupos líticos de otros órdenes de suelos.
7. La saturación con agua o la inmersión del suelo durante periodos sufi
cientemente grandes inhiben el desarrollo de horizontes.
8. La brevedad del periodo transcurrido desde la exposición de los mate
riales iniciales a los factores activos de formación del suelo limita el
desarrollo del perfil. Los nuevos flujos de lava, las llanuras marinas o
lacustres recién expuestas por la elevación de las tierras o por el drenaje de
un lago, y las avalanchas y los deslizamientos de tierras proporcionan luga
res para suelos muy jóvenes, lo mismo que las situaciones mencionadas en el
punto tres. La manipulación por el hom bre de los suelos y los materiales
geológicos con excavadoras y otras máquinas, deja materiales iniciales fres
cos expuestos a factores edafogénicos activos.
9. Un cambio reciente y drástico del factor biótico puede iniciar la
formación de un perfil de suelos diferente en otro antiguo, que sirve como
m aterial inicial. P or ejemplo, las actividades hum anas pueden sustituir
comunidades de plantas que no favorecen el desarrollo de perfiles de suelos
espodosólicos (podzoles) para comunidades de plantas que sí lo hacen.
Los bosques de abetos pueden remplazarse con álamos temblones y helé
chos, lo cual permite la degradación del horizonte espódico hasta el punto
de que el suelo ya no se pueda clasificar como espodosol y se convierta en un
entisol, todo ello en un lapso de menos de un siglo.
El m apa mundial (fig. 15.1) muestra entisoles en regiones montañosas,
desérticas y arenosas, que ocupan, quizá, el 20% de la superficie terrestre de
este planeta.
Tedrow (1968) descubrió suelos minerales húmedos (aquents) asociados a
suelos desérticos polares (aridisoles) en Groenlandia. Tedrow y Ugolini (1966)
observaron protorankers y suelos afectados por los pájaros (orthents) (orni-
togenéticos) asociados con suelos desérticos fríos del A ntártico. Rick-rt y
Tedorw (1967) observaron arenas húmedas (aquents) entre dunas de arena
(psamments) en Alaska.
256 C A P . 1 5. E N T IS O L E S : SUELOS FO R M A D O S R E C IE N T E M E N T E
Pueden presentarse secuencias topolíticas de entisoles en llanuras de inun
dación de ríos, que van de suelos arenosos (psamments) de islas, barras y
orillas de los ríos a suelos aluviales de textura más fina (fluventes) en las ele
vaciones naturales, y suelos limosos húmedos (aquents; en las tierras bajas
de aguas arriba. De los 590 millones de hectáreas de suelos aluviales (alu
viales, tal como se definió en la clasificación de 1938) existentes en el m un
do (Kellogg y Orvedal, 1969) que sostienen aproxim adam ente a la cuarta
parte de la población hum ana, quizá menos de la mitad son entisoles y el
resto son vertisoles molisoles e inceptisoles.
usos
Los entisoles presentan problemas de ingeniería en muchas regiones. La
erosión causada por el agua, el viento y el desgaste de masas es im portan
te en zonas inclinadas a m ontañosas, donde el escurrimiento y la infiltración
son rápidos. Las tierras rocosas, esquistosas y arenosas plantean esos ries-
usos 257
A rena margosa
Vaucluse, pendien- Arena margosa
tes de 10 a 1596 G ilead, pendientes
Arena lacustre,
Arena lacustre, de 6 a 1096
pendientes de Arena margosa
pendientes de
O a 10 96 G ilead, pendientes 10 a 2 0 96 Arena lacustre.
de 2 a 6 96 Tierras aluvialesi _J pendientes de
O a 10 96
Materiales aluviales
- i . .. r i - ■ •••
Sedimentos arenosos y arcillosos de llanuras costeras -
W: . js . '
r*/'
* V
■' "• - 1 . .
gos en diferentes modos. En las tierras bajas, sobre todo en las llanuras de
mareas y las de inundaciones fluviales, es preciso tom ar en cuenta las inun
daciones y las deposiciones. Los límites de las zonas que corren peligro de
inundaciones suelen ser los bordes de algunos cuerpos de suelos aluviales y
de las tierras costeras, incluyendo entisoles. El drenaje de las tierras húme
das abarca zonas amplias de aquents, incluyendo algunas de las “ arcillas
plásticas” de los pantanos de mareas, que se vuelven extremadamente
ácidas después del drenaje debido a la oxidación de los sulfuros.
A las tierras inhóspitas, incluyendo terrenos de entisoles y resaltos roco
sos y llanuras salinas asociadas, se les pueden asignar valores como zonas
de conservación de la vida silvestre o, cuando menos, de yermos con cuali
dades estéticas. El terreno de psam m ent-aquent-udult de la figura 15.2 está
en gran parte reforestado y reservado para la vida silvestre (H orton, 1967).
Las operaciones militares de pruebas efectuadas por varias naciones del
m undo se han concentrado en gran parte en los entisoles. Los pastos de ga
CLASIFICACIÓN
HÚMEDO
A L U V IO N E S
(»¡n arena) ARENA
Sin humedad
259
picos, álbicos y ágricos. Puede haber acumulaciones de sales, óxidos de
hierro, etc., pero casi siempre por debajo de una profundidad de un metro.
En la figura 15.3 se disponen los cinco subórdenes para m ostrar las rela
ciones con determ inadas propiedades y ciertos factores. Esos subórdenes se
pueden definir brevemente com o sigue:
1. Los aquents están permanente o estacionalmente húm edos (satura
dos) e incluso cuando el drenaje es artificial, presentan horizontes azul
grisáseo (gleyzados) o muy m oteados.
2. Los arents son entisoles con mejor drenaje que los aquentes (carecen
de su gleización y m oteado), con fragmentos de horizontes más profundos
Orthents: Cryothents. El suelo está frío (véase cryaquents, en el primer grupo anterior).
Torriorthents. Están casi siempre secos (véase torrifluvents en el grupo anterior).
Ustorthents. Están casi siempre húmedos; pero se desecan durante períodos conside-
rabies (véase ustifluvents).
Xerorthents. Por lo común están húmedos; pero los suelos están secos durante periodos
prolongados (véase xerofluvents).
Udorthents. Están casi siempre húmedos (véase udifluvents).
Troporthents. Significa que la gama anual media de temperaturas del suelo es ligera (v¿a*
se tropaquents).
260
debajo del horizonte Ap. El gran trastorno de los horizontes más profundos
se ha debido en la mayor parte de los casos a las labores profundas de
labranza, una o más veces; pero no con la suficiente frecuencia como para
producir un horizonte Ap profundo y homogeneizado.
3. Los fluvents son para suelos luviales margosos y arcillosos (de textura
más fina que la arena margosa fina) con perfiles muy simples. La irregu
laridad del contenido de materia orgánica con la profundidad es de diagnós
tico. La estratificación es común en depósitos aluviales y suelos derivados
de ellos.
4. Los orthents son entisoles margosos y arcillosos (con m ejor drenaje
que los aquents) con una disminución regular del contenido de m ateria or
gánica al aum entar la profundidad.
5. Los psamments tienen texturas de arena margosa fina o más gruesas y
tienen m ejor drenaje que los aquents.
Con excepción de los arents, los subórdenes se subdividen en 23 grandes
grupos (tabla 15.1) sobre la base de varios factores: tem peratura media
anual del suelo y gama de tem peraturas del suelo, contenido de arena y
cuarzo, periodos de desecación del suelo de dos meses o más y baja capaci
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R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 261
Vertisoles: suelos
arcillosos oscuros de
contracción y dilatación
AMBIENTE
262
1 023 mm 0--------o E v a p o tra n s p ira c ió n p o te n c ia l
851 m m * « P r e c ip ita c ió n
A M B IE N T E 263
dendrítico u ondulado, dependiendo de que las depresiones sean más o
menos extensas (Hagenzieker, 1963). Hallsworth, Robertson y Gibbons
(1955) y Hallsworth y Beckmann (1969) describen seis formas de gilgai: nor
mal, reticular, ondulado, de tanque, pedregoso y de orificios de melón.
Lechos
de
calcáreos
rojos Stamford
de tierra
m ala s de Vernon
Com plejo de
tierras malas
de Vernon
* Arcillas
Aluviones
marinas rojas
capas, a tal punto que se destruyan sus capacidades de dilatación. Una vez
alcanzados los requisitos de contenido de arcilla y arcilla dilatable 2:1
predominante, se produce en los perfiles una secuencia de sucesos de la
siguiente manera: durante la estación seca (fig. 16.3), el suelo se agrieta
hasta la superficie, debido a la contracción de las arcillas dilatables 2:1. Por
lo común, las grietas se extienden a profundidades de un metro o más.
Mientras están abiertas, cae a ellas material de la superficie del suelo. El
material superficial se puede ver desalojado por diversos mecanismos, tales
como las actividades de los animales, el viento o el agua, a comienzos de la
temporada de lluvias. Las arcillas se hidratan y vuelven a dilatarse cuando
se humedecen. Al efectuarse la expansión, las grietas se cierran; sin em bar
go, debido al material “ extra” que se encuentra en las partes inferiores del
perfil, se requiere un volumen m ayor y el material dilatante comprime y
hace que se deslicen los agregados, unos contra otros, desarrollando una
estructura de Hoque angular “ lenticular” con lados deslizantes (Krishna y
Perumal, 1948). Esta expansión riza el terreno, form ando el microrrelieve
Que se conoce como gilgai. Las microdepresiones contienen 0.3% más de
m atena orgánica que las microcrestas en algunos vertisoles de Texas
(Templin, Mowery y Kunze, 1956). Esto se debe, probablem ente, a mezclas
de materiales subsuperficiales en la zona de las microcrestas y a la ligera
erosión de partículas finas y ricas en materias orgánicas de las “ crestas” a
las “ depresiones” .
1. Textura de arcilla.
2. No hay evidencias de eluviación, ni iluviación.
3. Estructura granular fuerte en los 15 a 50 cm superiores.
4. Calcáreos o con reacción neutra.
5. A lto coeficiente de expansión o dilatación.
6. Relieve de gilgai.
7. Consistencia húmeda extrem adam ente plástica.
8. Ca o Ca y Mg como cationes intercambiables predominantes.
9. M ontm orillonita como mineral arcilloso predom inante.
10. M aterial original de arcilla calcárea.
11. Superficies de sota de más de 25 cm de espesor; por lo com ún de más
de 76 cm.
12. Colores oscuros de tonalidades bajas.
13. C ontenido de m ateria orgánica de 1 a 3% .
14. Poca intemperización.
15. Vegetación de sabana o hierbas altas.
C L A S IF IC A C IÓ N D E LOS V E R T IS O L E S 267
TABLA 16.1 Subórdenes y grandes grupos en el orden de los vertisoles
Suborden G ra n grupo
Los xererts son vertisoles en los que las grietas se abren y cierran una vez
cada año, y permanecen abiertas durante 60 días consecutivos o más cada año.
Los uderts son vertisoles habitualm ente húmedos, pero en los que se
abren las grietas en algún m om ento del año, sin llegar a permanecer abiertas
90 días cada año.
Los grandes grupos de vertisoles se determ inan sobre la base de la tonali
dad en los 30 cm superficiales del solum.
Hay numerosos inceptisoles, molisoles, alfisoles, ultisoles, aridisoles y
entisoles que tienen intergraduaciones al nivel de subgrupo con los vertiso
les. Esos suelos tienen agrietamientos im portantes, pero no suficientes para
considerarse vertisoles, un coeficiente de extensibilidad lineal (COLE) de
0.09 o más, y una extensibilidad lineal potencial (COEL x espesor de la
capa de que se trata) de cuando menos 6 cm en el metro por encima del per
fil (DeMent y Bartelli, 1969).
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R A F IC A S 269
Inceptisoles: suelos
17 embriónicos con
pocas características
de diagnóstico
AMBIENTE
Los inceptisoles son suelos inm aduros que tienen rasgos de perfiles expre
sados más débilmente que en los suelos maduros y que conservan cierta
semejanza con el material original. No se puede dar ninguna descripción de
los ambientes que sea verdaderam ente representativa de todos los inceptiso
les, pero las características que a continuación se señalan son sobresalientes:
a) material original muy resistente; b) abundancia de cenizas volcánicas; c)
posiciones extremas en el paisaje, o sea, tierras pendientes y depresiones, y
d) superficies geomórficas tan jóvenes que limitan el desarrollo del suelo.
Aunque muy distribuidos por el m undo, bajo una gama sorprendente de
regímenes am bientales y sobre un espectro completo de materiales origina
les, los inceptisoles tienen rasgos que indican falta de madurez edafológica.
En muchos casos, la dirección del desarrollo de suelos es evidente y se puede
predecir que algunos inceptisoles se convertirán finalmente en ultisoles o
alfisoles, etc. Algunos inceptisoles están en equilibrio con su ambiente y no
“ m adurarán” hasta que ese am biente cambie. Los inceptisoles actuales,
sobre laderas pendientes, no estarán ya presentes cuando la erosión geológi
ca haya nivelado la ladera hasta llegar a un relieve norm al. Sin embargo, los
inceptisoles están en estado constante con respecto al ambiente presente y el
proceso de erosión geológica que se produce en las condiciones presentes.
M uchos de los inceptisoles del mundo se forman de material volcánico.
Se dice que esos suelos son de cenizas volcánicas y han recibido el nombre
de suelos Ando. En la península de Kamchatka, en Siberia, se han señalado
suelos forestales volcánicos (Sokolov y Karayeva, 1965). Se han señala
do andosoles y suelos Ando en Indonesia (Tan y Schuylenborgh, 1961), Suda-
270
mérica y África (D ’Hoore, 1964; W right, 1964), en Nueva Zelanda (Taylor
y Cox, 1956) y Japón (Aomine y Yoshinaga, 1955; Kanno, 1956). Varios
autores presentaron artículos relativos a los suelos de cenizas volcánicas
en Am érica Latina, en una conferencia celebrada en Turrialba, Costa Rica
(Training and Research Center of the IAIAS, 1969). Se ha indicado que
existen cryandepts que cubren la mayor parte de la zona con buen drenaje y
no m ontañosa de las islas Aleutianas, en la Península de Alaska (Simonson
y Rieger, 1967). Al norte de las Aleutianas, en la península Kenai de Alas
ka, se señaló que hay andepts en asociación con espodosoles en terrenos
en los que la invasión de los pastizales por bosques de abetos parece estar
convirtiendo los andepts en orthods.
PROCESOS EDAFOGÉNICOS
PROCESOS E D A F O G É N IC O S 271
lixiviación ha retirado sistemáticamente los materiales coloidales del perfil
de suelos, dejando un inceptisol en la superficie del terreno.
Jackson (1964) ha señalado que el alófano, un producto com ún de la in
temperización de las cenizas volcánicas, se com bina con humus para formar
materiales resistentes, de color oscuro. Los suelos que contienen grandes
cantidades de este material tienen bajas densidades de masa y no se confor
man a las categorías clásicas de los suelos zonales; en general, son los suelos
ando o los andepts del nuevo sistema de clasificación. Esos suelos son el
resultado de la form ación de complejos estables de humus y materiales de
cenizas volcánicas.
Los materiales originales cuarzosos, que se prestan a la formación de
horizontes espódicos bajo la podzolización (capítulo 20) son apropiados
para la génesis de inceptisoles en otros lugares. En el caso de arena y limo
grueso, rico en cuarzo, existe simplemente poco material de textura fina,
tanto real como potencialmente, para permitir la form ación de un horizonte
arcilloso. La cuarcita y las piedras arenosas silícicas proporcionan condi
ciones para la formación de inceptisoles.
C L A S IF I C A C IÓ N D E LOS IN C E P T IS O L E S 273
HÚMEDO
C E N IZ A S
V O L C Á N IC A S
A rtific ial
274
TABLA 17.1 (C ontinúa)
Tropepls: Ustropepts. Saturación de bases de más del 50% en epipedón y horizonte cámbico. Están
secos durante 90 dias acumulativos al año o tienen cal libre dentro de 1.5 m de profundidad.
Eutropepts. Saturación de bases de más del 50% en epipedón y horizonte cámbico.
Dystropepts. Temperatura media anual del suelo de más de 22 °C.
Humitropepts. Otros tropepts.
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 275
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2 76 CAP. 17. IN C E P T IS O L E S : SU E LO S E M B R IÓ N IC O S
r
Aridisoles: suelos
de regiones áridas 18
Si se definen sobre la base del clima, las regiones áridas ocupan el 36% de
la superficie terrestre; el 35% si se definen sobre la base de la vegetación
(Schantz, 1956). Incluyen y se centran en los desiertos de Kalahari-Namibia,
el Sahara, el Somalí-Chalbi, de Arabia, de Irán, de Thar, del Turquestán,
de Takla-M akan, de Gobi, de M onte Patagonia, de Atacam a, en Perú,
australianos y norteamericanos (Dregne, 1967). Las regiones de suelos clasi
ficados en el orden de los aridisoles no se conform an a todos los parám etros
de zonas climáticas o vegetativas; pero se asocian a climas áridos y semiári-
dos, y a la vegetación desértica.
Existe el concepto común, aunque erróneo, de que los suelos de las
regiones secas son arenosos, rocosos y carecen de vegetación. Ese concepto
se form a con facilidad cuando una persona pasa en automóvil por zonas
desérticas y ve las cadenas de m ontañas casi desnudas y los lechos arenosos
de los ríos. También el ambiente cinem atográfico típico de Las m il y una
noches ha contribuido a fom entar este concepto. Las dunas de arena y otras
masas de arena de formas que cambian constantemente, que se denom inan
con frecuencia “ desierto real” , están dispersas en muchas zonas desérticas y
son mucho menos extensas que lo que se cree comúnmente. De todos
modos, los entisoles se incluyen casi siempre en las zonas de aridisoles.
Las zonas de desarrollo de aridisoles se asocian con molisoles en las
regiones circundantes más frías o húmedas. En una transición de las zonas
áridas a las regiones semiáridas adyacentes, los epipedones ócricos se oscu
recen con materias orgánicas, al comenzar a aparecer epipedones mólicos en
los materiales originales de textura fina y /o calcáreos.
En las zonas más húmedas de las zonas semiáridas, los aridisoles están
bordeados casi siempre por alfisoles forestales. A veces se encuentran
vertisoles asociados con los aridisoles en cuerpos de arcillas dilatables 2:1
ütogenéticas o edafogenéticas.
El régimen climático en el que se form an los aridisoles tienen una evapo-
transpiración potencial que sobrepasa de lejos a las precipitaciones durante
la mayor parte del año y no se infiltra agua en el suelo. En la figura 18.1 se
277
1 1 6 .3 c m o- -o E v a p o tr a n s p ira c ió n p o te n c ia l
1 9 .6 c m • « P re c ip ita c ió n
da un balance característico del agua para las regiones secas (Buol, 1964).
En la figura 18.1 se muestra que aproxim adam ente 1.25 cm de agua (S) se
almacena en el suelo durante los meses de diciembre, enero y febrero. El
agua alm acenada se utiliza (U) en marzo y los suelos tienen deficiencias (D)
de agua durante la m ayor parte del año.
En los aridisoles se observan a veces pruebas de lixiviación por debajo de
la profundidad prom edio de alm acenam iento de agua, y se atribuye a paleo-
climas húmedos (Smith, 1965).
Sin embargo, otra explicación posible es la de que la distribución errática
de las precipitaciones pluviales provoca periodos ocasionales de precipita
ciones relativamente altas en los meses invernales, durante los cuales se pro
duce una lixiviación profunda. En este caso, la profundidad de lixiviación
puede reflejar las precipitaciones pluviales de los años extremos, más que
las de los años prom edio (véase capítulo 10).
Las tierras secas se caracterizan por un crecimiento escaso de plantas. No
son comunes las zonas desnudas amplias. Es frecuente encontrar varias
especies de cactos (Cactaceae), mezquites (Prosopis), creosotas (Larrea),
yucas (Yucca), artem isa (Artem isia), arm uelles(A triplex), salvias (Grayia) y
gramas (M uhlenbergia). P or lo común, las poblaciones microbianas son
escasas. El contenido de m ateria orgánica del suelo es bajo en la superficie.
Las bajas razones de carbono a nitrógeno se deben probablem ente a la
acción de bacterias nitrificantes y /o algas azul-verdes fijadoras de nitróge
no, que form an una costra en algunos de esos suelos (Fuller, Cameron, y
Raica, 1960; M artin y Fletcher, 1943).
278 C A P . 1 8. A R ID IS O L E S : S U E L O S D E R E G I O N E S Á RI D A S
Las consideraciones anteriores se refieren a desiertos de zonas templadas
y tropicales. Además, hay zonas amplias de suelos desérticos en las zonas
árticas y antárticas (Tedrow, 1968).
280 C A P . 1 8. A R ID IS O L E S : SU E LO S DE R E G IO N E S ÁR IDAS
(véase cap. 6). Capas no consolidadas de caliche, llamadas horizontes calci
cos cuando contienen más de 15% de equivalente de carbonato de calcio, se
encuentran en general a profundidades crecientes al incrementarse las preci
pitaciones pluviales. Por otra parte, com únm ente se encuentran capas endu
recidas o “ petrocálcicas” a profundidades que no ofrecen correlación direc
ta con las precipitaciones pluviales. Una explicación posible es la de que se
han producido cortes y entierros sucesivos. M uchas capas petrocálcicas,
debido a su resistencia al deterioro, pueden ser remanentes de formas
terrestres más antiguas, sin relación con los perfiles actuales.
Las características comunes de la sal en los suelos de las regiones secas
son horizontes salinos (acumulaciones de sal) y nátricos (afectados por el
sodio). Su formación se ve fom entada por la acumulación periódica de agua
como en los lagos estacionales amplios o cerca de ellos, o bien localmente en
zonas de infiltración similares a los m anantiales en las zonas más húmedas.
Muchas de las concentraciones de sales y sodio las produce el hom bre
mediante su aplicación de agua de riego.
Los aridisoles de las zonas polares se congelan norm alm ente durante 9 o
10 meses del año (Tedrow, 1966). C uando están congelados, los suelos son
químicamente inactivos y se retrasa la descomposición mineral.
USOS DE ARIDISOLES
USOS DE A R ID IS O L E S 281
Figura 18.3 Esquemas de suelos de un cam borthid ustértico
(Ordway), haplargids m élicos (Vona Stoneham) y un cal-
ciorthid mólico (Harvey), con ustorthent típico (Otero, Sam-
sil) y ustorthent vértico (Lim ón), en el Condado Crowley del
sudeste de Colorado (de Larsen, M artin y M ayhug, 1968).
282 C A P . 18. A R ID IS O L E S : S U E L O S D E R E G IO N E S Á R ID A S
ción en el terreno, así como también con la adm inistración de los suelos. La
presencia o la ausencia de un horizonte arcilloso se utiliza como criterio de
división del orden en dos subórdenes: argids (con horizontes arcillosos) y
orthids (sin horizontes arcillosos).
Los argids se form aron en las superficies geomórficas más antiguas, como,
por ejemplo, en las crestas de los deltas aluviales disectados. Los orthids se
encuentran en laderas laterales más jóvenes desde el punto de vista geológi
co y en superficies de edad intermedia (véase fig. 18.2). Los suelos de las su
perficies más jóvenes en las regiones secas, tanto en las laderas pronunciadas
de las m ontañas como en los fondos aluviales recientes, no han desarrollado
horizontes subsuperficiales de diagnóstico y se clasifican como entisoles
(véanse figs. 18.3 y 18.4).
Los otros horizontes de diagnóstico y las caracteriticas asociadas al orden
de los aridisoles se utilizan como criterios al nivel de los grandes grupos
(véase tabla 18.1). Todas esas características deben encontrarse a menos de
C L A S IF IC A C IÓ N D E LOS A R ID IS O L E S 283
un metro de profundidad para ser de diagnóstico. Los horizontes que se
encuentran dentro de esa profundidad influyen en los usos de las tierras y con
tienen la mayoría de los rasgos importantes para la génesis y la clasificación
de los suelos, con dos excepciones. Una de ellas es la de que la nivelación de
las tierras puede dejar al descubierto horizontes situados por debajo de un
metro de profundidad y la otra es que algunas capas profundas, como los
duripanes, pueden restringir el movimiento del agua, limitando el drenaje y
creando problemas para el riego. Esto hace que sea dudosa la conveniencia de
incluir una limitación de un metro de profundidad en las definiciones de los
grandes grupos de aridisoles.
R e fe r e n c ia s b ib lio g rá fica s
2 84 C A P . 18. A R ID IS O LE S : S U E L O S DE R E G IO N E S Á R I DAS
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R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 285
Molisoles: suelos
19 de pastizales de
estepas y praderas
Casi todos los suelos con superficie profunda, oscura y relativamente fértil
(epipedón mólico) se forman bajo vegetación de pastizales. Entre las excep
ciones se incluyen molisoles con mal drenaje pertenecientes a los bosques de
madera dura de las tierras bajas, algunos suelos forestales cafés con buen dre
naje (udolls) y unos cuantos suelos de otros órdenes (véase más adelante).
Los pastizales de las latitudes medianas ocupan cerca de 13 millones de
kilómetros cuadrados, de los cuales, aproxim adam ente, 5 millones y medio
de km2 son de praderas de pastos altos y 7 millones y medio de km2 de este
pas de pastos cortos. Weaver (1954) describió con detalle la vegetación de
los pastizales de Norteam érica. Hay evidencias de que algunos componentes
em igraron del norte y otros del sur, para form ar una com unidad compleja
de plantas que incluye a muchas com puestas, algunas leguminosas y cactos.
Weaver y Albertson (1956) indican que hace 55 millones de años, en la
época del Eoceno, creció un bosque de zona tem plada cálida en el lugar en
que se encuentran en la actualidad las Grandes Llanuras. La elevación de las
M ontañas Rocosas cortó el sum inistro de humedad del Océano Pacífico,
con el resultado de que los bosques se vieron remplazados por pastos y
herbáceas. Las hierbas (Stipa comata y otras) y las júnceas herbáceas
em igraron a la región del norte. Los pastos cortos (Buchloe dactyloides) y
la gram a avenosa.se desplazaron del sudoeste, mientras que el Andropogon
gerardi y otros pastos altos llegaron del sur.
Hace aproximadamente 45 000 años, y de nuevo hace unos 27 000 años, pa-
leocazadores, antepasados de los indios de las llanuras de Norteamérica, cru
zaron el puente de tierra que unía al estrecho de Bering (Müller-Beck, 1966). En
el transcurso de algunos milenios, cazaron mastodontes, bisontes, camellos,
tapires, caballos y liebres en los pastizales de Norteam érica. Esos cazado
res vieron interrum pida su com unicación con Eurasia durante el periodo de
23 000 a 13 000 a. C. aproxim adam ente, por los lóbulos de hielo glacial
que se form aron a través del continente, desde el Océano A tlántico al Pa
cífico.
286
AMBIENTE
Los pastos de hierbas cortas (la estepa) se parecen a una pradera pasto
reada que se extienden en form a m onótona en el horizonte. Sólo en los años
desacostumbradamente húmedos se desarrollan manchas de pastos más altos,
lo suficiente como para dar a la cubierta de vegetación un aspecto irregular.
Donde predom ina la artemisa, la tierra tiene un aspecto lleno de m atorrales.
Las praderas de pastos altos son de crecimiento de vegetación relativamen
te vigoroso, que se eleva de 1 a 3.3 m de altura en la madurez. Las plantas
naturales de la Pam pa argentina eran tan altas que un hom bre a caballo
podía perderse de vista en ellas.
Las hierbas cortas se elevan de 13 a 30 cm, las medianas de 30 cm a 1 m y
las altas, de 1 a 3.3 m.
La versatilidad de la com unidad de pastos es tal que en una sucesión pro
longada de años secos, se extienden los cactos, sobre todo el nopal (Opuntia
camanchica), y en ciertas situaciones impiden que los animales agoten los
pastos. Una mancha simple de cactos puede alcanzar un tam año de 10 m de
longitud. En algunas estaciones secas, en ciertas zonas de las Grandes Lla
nuras, las plantas cactáceas dejan un espacio insuficiente para que se pueda
echar el ganado (Weaver, 1954). En años húmedos, los pastos y las herbá
ceas responden y rechazan a los cactos hacia los terrenos arenosos. En la
com unidad de pastizales, las leguminosas contribuyen con cantidades consi
derables de nitrógeno a los suelos.
La artem isa (Artem isia spp.) es un com ponente im portante de la flora de
las estepas más secas (Fosberg, 1965); la Stipa (esparto) es la especie princi
pal de las estepas de la Unión Soviética occidental. En algunos lugares
destaca la yuca enana ( Yucca glauca). Sus raíces se extienden hasta 2 m ver
ticalmente y 10 m en forma lateral. El vállico occidental {Agropiron sm ith ii)
y la hierba búfalo (Buchloe dactyloides) se encuentran en suelos castaños y
castaños rojizos. Los colonos utilizaron follaje de la hierba búfalo para
construir casas. La gram a azul (Bouteloua gracillis) es común en los suelos
cafés más secos (Thorp, 1948).
La gram a y el espinacardo (Agropogon gerardi y scoparius) están entre
las hierbas más altas que se encuentran en los suelos brunizem y chernozem
(que en la actualidad se conocen com o molisoles). Thorp (1948) estimó que
se agregan al perfil de suelos de los molisoles (chernozem) entre 279 y 1011 kg
por ha de peso en seco, de m ateria orgánica. Posiblemente se añaden al
perfil de los suelos de un molisol de las praderas de pastos altos (brunizem)
de 336 a 1235 kg de materias orgánicas.
Los limites entre las tierras secas y la estepa, la estepa y la pradera, la pra
dera y las tierras forestales, son irregulares, con salientes y entrantes, debi
do a las complejidades de la distribución geográfica de los materiales ini
ciales, la topografía, las zonas climáticas y las comunidades de organismos.
En los bordes de las zonas más secas, los suelos arenosos permiten exten
siones de pastizales en las regiones más secas. En los bordes de las zonas
más húmedas, los materiales arenosos fom entan el crecimiento forestal en
las tierras de praderas, como sucede en los bosques mixtos de Texas.
A M B IE N T E 287
Un pastizal natural, dependiendo de la estación, es un paisaje café o
verde continuo, con bandas de bosques a lo largo de valles y árboles disper
sos en las barrancas. La m onotonía de la pradera les parecía a los primeros
colonos “ excepto por la ausencia de arena, como cruzar el desierto. . .
Esperábam os divisar los bosques distantes” (Engel y Hopkins, 1956).
Bajo cultivo, los suelos de las praderas parecen ser de color café muy
oscuro (color húmedo) con cuerpos negros en las depresiones de las regiones
húmedas y subhúm edas y suelos de color claro, afectados por la sal, en las
depresiones de las zonas subhúm edas a semiáridas. Los suelos poco profun
dos de las laderas pronunciadas tienen un color pálido donde la Cea calcá
rea está cerca de la superficie o donde se concentran las sales, debido a la
evaporación.
En el análisis de Borchert (1950) del clima del triángulo de praderas de las
Grandes Llanuras de Norteam érica da los ingredientes esenciales de los cli
mas de los pastizales en las latitudes medias. En esas tierras se presentan en
proporciones diferentes los siguientes rasgos: a) inviernos severos y secos,
con mucho viento y acumulaciones relativamente ligeras de nieve; b) prima
veras relativamente húmedas la mayoría de los años; c) veranos secos con
torm entas y tornados. La estepa de hierbas cortas tiene un clima más seco
que la pradera de pastos altos.
Las condiciones en las estepas de latitudes medias están representadas
mediante tem peraturas medias anuales y precipitaciones medias de —2 °C y
20 cm en Urga, Mongolia; 14 °C y 25 cm en Q uetta, Paquistán, y 4 °C y 36
cm en Williston, C arolina del Norte (Finch y col. 1957). Se desarrollan
praderas en condiciones relativamente húmedas: 8 °C y 81 cm en la parte
oriental de lowa y 16 °C y 76 cm en el centro de Oklahom a. En los
pastizales se producen de año en año cambios im portantes de los límites
climáticos (Horn y Bryson, 1960; James, 1959; Kendall, 1935).
Barshad (1946) observó que en C alifornia aparecen suelos de praderas
(argiudolls) en los inviernos húmedos y los veranos secos. P or consiguiente,
resulta evidente que los climas distintos, pero equivalentes, pueden producir
suelos similares.
Los pastizales cubren una am plia gama de form as terrestres, desde las
m ontañas bajas a las llanuras extensas. En los bordes de los pastizales, por
ejemplo en el límite de los bosques de hoja caduca de Wisconsin, se han for
mado extensiones de praderas debido a los incendios, principalmente en
topografías sobre las que el fuego se desplaza con facilidad, o sea, las lade
ras de cara al viento y las crestas. En el m apa preparado por A andahl (1972)
se muestra la am plia variedad de suelos de las Grandes Llanuras.
A andahl (1948) correlacionó las variaciones de profundidad de suelos no
calcáreos y perfiles de nitrógeno con la posición de las laderas en los suelos
de praderas de la parte occidental de lowa. Descubrió que los suelos en las
laderas más bajas estaban más lixiviados y contenían más nitrógeno en
los primeros 61 cm de profundidad que los suelos de las laderas más elevadas.
Thorp (1947) describió complejos de cadena y no encadenados en terre
nos de chernozem y en zonas situadas en laderas de m ontañas, donde los
suelos de pastizales se van convirtiendo en forestales.
288 C A P . 19. M O L IS O L E S : S U E L O S D E P A S T IZ A L E S
Ruhe (1969) señaló evidencias de bosques en lowa, antes de la extensión
de las praderas por ese estado. Curtís (1959) se refirió al periodo térmico
alto, aproxim adam ente 5 000 a 2 000 a.C ., diciendo que es el gran periodo
de expansión de las praderas. Aproxim adam ente hace 5 000 años, había
porciones im portantes de la cuenca del lago Michigan que estaban ocupadas
por suelos, puesto que el lago, llamado Chipewa, era pequeño y se encon
traba a una altura de 75 m sobre el nivel del mar.
Thorp (1948) propuso la designación de tres grados de desarrollo de los
suelos de pastizales: mínimo, mediano y máximo. Matelski (1959) tom ó en
consideración los suelos castaños en las tres mismas categorías, que pueden
tener im portancia como secuencias cronológicas.
Smith, Allaway y Riecken (1950) sugirieron que, con el tiempo, un suelo
de pradera (brunizem; argiudoll) se desarrollará para constituir un planosol
(albaquoll).
T horp Í1957) sugirió que los suelos castaño rojizos son más antiguos que
los castaños y los de chernozem. Observó que los suelos de chernozem no son
más antiguos que los de Sandam onian y se presentan en materiales iniciales
calcáreos o básicos. En Australia, los chernozems se convertirán probable
mente en suelos castaños rojizos (Thorp, 1965).
Algunos especialistas soviéticos en la ciencia de los suelos sostienen que
los suelos castaños evolucionaron desde la glaciación cuando las condi
ciones de inundación cedieron el paso a la sequía. Los suelos se hicieron
alcalinos y se desalcalinizaron (solodizaron), quedando en las condiciones
actuales de riqueza de carbonatos.
PROCESOS DE PERFILES
PROCESOS DE p e r f i l e s 291
Los contenidos de potasio y fósforo disponibles son extrem adam ente eleva
dos en los horm igueros, quizá debido, en parte, a que dichos hormigueros se
componen principalm ente de material am arillento del horizonte B y a que
las hormigas concentran materiales orgánicos de áfidos, vegetación y sus
propios cuerpos en los hormigueros.
La actividad biológica en los suelos de pastizales es mayor que en los
forestales. Diversos investigadores, quienes han presentado evidencias en
este sentido, observaron índices de desintegración de a) núcleos de lodo in
situ (Telfair, G arner y Miars, 1957) y b) pedazos de telas (Cooke, 1955) y
cuerdas (Richard, 1945).
La actividad de las lombrices de tierra es considerable en los brunizems y
algunos chernozems. Baxter y Hole (1967) observaron lombrices de tierra
incluso en horm igueros activos. Milfred (1966) observó agregación y túbu-
los form ados por píldoras fecales, en el horizonte A l de una m agra limosa
de Tam a, un brunizem (en la actualidad, un molisol). Buntley y Papendick
(1960) utilizaron el término de vermisol para los chernozems que habían sido
trabajados por com pleto hasta una profundidad de 60 cm, aproxim adam en
te, por las lombrices de tierra. Esos suelos no m ostraron ningún cambio de
textura en el solum, tenían horizontes B con estructura granular, en lugar de
prism ática, un horizonte Cea disperso y un horizonte A l desacostumbrada
mente grueso. Es posible que las lombrices de tierra lleven ciertas cantidades
de cal a la superficie en los suelos cafés y castaños (vermustolls).
La actividad de los perfiles de suelos de ninfas de cicadas es considerable
en los sierozem y los suelos cafés de Idaho, U tah y Nevada (Hugie y Passey,
1963). Los perfiles de suelos de textura media pueden estar constituidos, en
gran parte, por bloques “ cilindricos” form ados por rellenos de crotovinas.
T anto las crotovinas como los rellenos se debían al trabajo de las ninfas de
cicadas en la zona estudiada.
Thorp (1949) y Matelski (1959) han calculado que los roedores sacan anual
mente a la superficie de 50 a 100 toneladas de material del subsuelo (peso
secado al aire) por ha. Laycock (1958) observó que las tuzas, en Wyoming,
hacen galerías en la nieve y pueden llenarlas con tierra que se queda en la su
perficie del terreno, después de que la nieve se derrite. Curtís (1959) estimó
que las hormigas, las lombrices y los roedores daban vuelta una vez cada
siglo a los 60 cm superiores de un suelo de pradera (brunizem; hapludoll).
Algunos especialistas en ciencia de suelos que trabajan en las estepas de
pastos cortos de Norteam érica, tienen la opinión de que se agregan
pequeños incrementos de loess al horizonte A l anualm ente, a los suelos cas
taños. Com o resultado de ello, el horizonte A l asciende continuamente.
Los horizontes de acumulaciones de calcita y yeso se elevan tam bién, produ
ciendo un Bca por encima del antiguo Cea. En la actualidad, el loess se
acumula a mayor profundidad a lo largo de las hileras de las cercas en don
de los pastos y los am arantos aprisionan el limo. Los procesos de humedeci-
miento y secado producen la estructura prismática sorprendente de los sola
arcillosos castaños. Puede producirse una rotura de las raíces debido a la
dilatación y la contracción del suelo (Thorp, 1948) durante el humedeci-
miento y el secado, así como también en la congelación y el deshielo.
292 C A P . 1 9. M O L IS O L E S : S U E L O S D E P A S T IZ A L E S
Una acción severa de congelación (trastorno edafológico de congelación)
y erosión por el escurrimiento de aguas, afectaron a los suelos de las estepas
durante los periodos climáticos periglaciales, produciendo montículos y
bandas pedregosas, cortanao trayectorias de drenaje dentro de los horizon
tes B en algunos lugares y enterrando los suelos en otros (Fosberg, 1965).
En gran parte, los molisoles los utiliza el hom bre para la producción
de alimentos. Esos sueios suelen tener una lixiviación ligera y su contenido de
bases sigue siendo alto. La falta de hum edad suficiente es crítica en las
regiones más secas en que aparecen los molisoles y las inundaciones periódi
cas son un riesgo en algunas de las tierras bajas.
Los primeros agricultores comprendieron con rapidez que esos suelos
podían ser productivos, una vez que el araao rompiera la superficie endureci
da. Los desmontes se podían hacer con facilidad mediante el fuego. Los moli
soles se cultivaron primeramente con pocas adiciones de fertilizantes; sin
embargo, para los altos rendimientos modernos se requieren cantidades
importantes de fertilizantes completos. En la actualidad, en Estados Unidos,
el maíz y el trigo han remplazado a los pastos nativos. Las zonas vírgenes de
molisoles son extraordinariamente raras y para el estudio de zonas relativa
mente intactas se dispone tan sólo de los rincones de los cementerios, y de las
orillas de las carreteras poco utilizadas y las tierras en barbecho, tales como
las Flint Hills de Kansas. La URSS ha preservado varias zonas para estudios
científicos.
C L A S IF IC A C IÓ N D E LOS M O L IS O L E S 293
M arg a A r a n a A ran a»
S o t a n ta m arg o » » " '« « o * * »
M arga lim o ta fin a ría , , n " T ivofl
d i Coi V ona V V ona A ra n a
M a rg a lim ó la U ly ta a t m arg o a a
f in a d a
M a rg a l l i m o u i V ona
A r a n a fin a
0 » U lv a a a y C o ib y
d a T lv o ll
A ra n a » a o l lana»
M arg a l<m o ta
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A ran d o Choyanna
F o r m a c ió n
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M arg a a rc illó la
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lim ó la d a LofTon
M arg a itm o M U » y * m S e d im e n to » * f# n o to * e o lia n o »
H UM EDO
FRIO SEC O
PO CO P R O F U N D O
29 4
TABLA 19.1. Subórdenes y grandes grupos en el orden de los molisoles
Xerolls: Subgrupos iguales que los Ustolls, con la excepción de que no se identifican vermixerolls.
Udolls: Paleudolls. Con un horizonte arcilloso que no tienen una disminución del contenido de
arcilla en un 20% dentro de una profundidad de 1.5 m.
Argciustolls. Con un horizonte arcilloso más delgado que el de los Paleustolls.
Vermudolls. Más del 50% del epipedón mólico y más del 25% del horizonte subyacente
consiste en gusaneras o galerías de animales, rellenas.
Haplustolls. Otros ustolls.
Los borolls son molisoles con tem peráturas medias anuales del suelo infe
riores a 8°C, excluyendo los aquolls.
Los rendolls no tienen horizontes arcillosos o cálcicos. Sus epipedones
tienen un espesor de menos de 50 cm y están sobre fragmentos gruesos de
piedras y rocas calcáreas.
Estos tres subórdenes se reconocen sobre la base de las condiciones de hu
medad del suelo, separando el orden de la gama seca a la más húm eda, en su
aparición.
Los udolls (figura 22.3) no permanecen secos ni siquiera 90 días al año o
60 días consecutivos.
Los ustolls (figuras 16.2, 17.1 y 19.2) están secos durante más de 90 días
al año; pero no 60 consecutivos.
C L A S IF IC A C IÓ N D E LOS M O L IS O L E S 295
TABLA 19.2. Estimaciones de algunas propiedades de conceptos modales de algunos molisoles
Contenido
de materia
Desarrollo orgánica Profun
Desarrollo de arci- p H del dr /a f didad
Horizonte A I ______________ ¿e g , y Hartes y horizonte horizontes Horizonte hasta los
Espesor pH C /N C.B. Estructura prismas argones B Ap B Cea carbonatas
(em) (%) <%) (%) (cm)
Sucios rojizo» JO 5 .1—6.5 10— 7 0 - granular débil a moderado 5 .J-6 .7 -1-5— 1_5— ausente 76-200
de praderas 11 90 nulo 2.0 1.0
brunuems
Cargi, hapl-,
y verm-udolls)
Chernozem* 20 6.0—7-5 I I — 85 granular nulo a moderado 6 .5 -7 .S « •>—$ habitual- 58-60
largi-, haplo-, 12 débil mente
nairi. presente
vctmlborolls)
Suelos casiaflos 20 «t.S—7.» III- 90 granular a moderado débil a 7.5 S 2 —5 presente 3 0-90
y castaños rojizos 13 prismática a fuerte fuerte
(aigi-, hapl-, y con
verm-, bloques
durustolls)
Suelos cafes 10 6.9—7.5 II 93 laminar a débil a muy 7.5 2 1.5 preacnte 20-00
(argi-, granular moderado débil
haplustolls,
argi-, Dur
xerollsj
Slerozems 8 100 laminar. nulo a muy muy 9.1 15 1.3 presente 17-30
(haploacroll) lina. débil y a débil
sesicular moderado
N ara. La finalidad de cala labia o la de id m lifita r de nstaJo general el concepto central de cada un o de los g ru p o s iradseiooalcs d e fsasliralcs d r siln n con buen drenan
Los xerolls están secos durante más de 60 días consecutivos la mayoría de
los años.
En resumen, los subórdenes reflejan características tanto de génesis como
de uso de los molisoles. La existencia de horizontes álbicos en los albolls
refleja la aplicación de la podzolización. En los ustolls, los udolls, los xerolls
y los borolls, se reflejan tem peraturas y balances de humedad am biente que
resultan prim ordiales en la agricultura. Los aquolls reflejan la topografía lo
cal, así como tam bién las limitaciones de adm inistración impuestas por sus
necesidades de drenaje y la naturaleza rocosa poco profunda de los rendolls
refleja parám etros de génesis y utilización.
En la tabla 19.1 se da una separación adicional al nivel de grandes grupos
en la secuencia utilizada para clasificar el orden. En la tabla 19.2 se dan
algunas estimaciones de las propiedades de los molisoles.
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 297
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Espodosoles: suelos
con acumulaciones
de sesquióxidos y
humus en el subsuelo
AMBIENTE
302
de la biom asa en el m or puede ser de sólo una tercera parte del consum o en
un mull (Kevan, 1955), su índice de respiración por gram o de biomasa es casi
tres veces más rápido. Esto se debe, quizá, a que la m icrofauna en el m or es
más pequeña e individualmente más activa que en un mull. En el mor, la ra
zón del volumen de organismos vivos al volumen de camada es de aproxim a
dam ente 1:30 000 en la capa de desechos de plantas ( 0 1) y de 1:15 000 en la
capa de humus y fermentación (02).
La lixiviación de carbonatos y el remplazo im portante de los cationes in
tercambiables, C a + +, M g+ +, K + y N a + por H + y A l+ + + en el horizonte A,
son un requisito previo a la movilización de la m ateria orgánica y con él, del
F e+ + +, el Al y aproxim adam ente 1/20 000 de P , con cierta cantidad de Mn.
T horp1 observó un suelo similar a la rendzina bajo un árbol kauri que crecía
en material no lixiviado. Bailey, Whiteside y Erickson (1957) observaron el
desplome de los sola desarrollados en materiales iniciales que contenían más
de 1297o de materias minerales solubles en ácido.
La cantidad de Fe y Al acumulada en un espodosol puede ser mucho
mayor que la biociclada en la historia del suelo (Franzmeier y Whiteside,
1963Ó). La fuente del volumen de esos dos elementos en el horizonte espódi-
co procede de la intemperización de minerales ferromagnésicos, feldespa
tos, illitas y cloruros en el horizonte A, donde el pH cae por lo común por
debajo de 5.0 y, en un caso, llegó a 2.8 (Jenny, Arkley y Schultz, 1969). Las
partículas de minerales intemperizables pueden no encontrarse todas en el
material inicial. Si no hay hierro en cantidades apreciables, el horizonte
espódico se compone en gran parte de arena de cuarzo recubierta de humus,
como en los hum ods (Edelman, 1950).
El horizonte álbico de un espodosol es el lugar de acumulación tanto de a)
minerales resistentes como ae b) productos de descomposición poco
solubles. Los minerales resistentes incluyen cuarzo con pequeñas cantidades
de montmorillonita y beidelita (Bouma y cois., 1969). La segunda categoría de
materiales incluye óxidos de silicio en diversas form as, tales como ácido
silícico deshidratado o cuarzo secundario, con pequeñas cantidades de óxi
do de titanio y sulfato de bario, en algunos suelos. El horizonte álbico es
rosado (húmedo 5AR 6/3) bajo cubierta forestal y gris (10AR 6/2) bajo los
matorrales (Schuylenborgh, 1962). Los alemanes llaman “ Bleicherde” al
horizonte álbico (tierra blanqueada).
La iluviación de la arcilla, proceso denom inado lessivage (D uchaufour,
1958) o ilmerización (Friedland, 1957), se considera a veces como la precurso
ra de la podzolización. Después de que la arcilla se eluvia de los horizontes
superficiales, se pueden formar en los residuos más gruesos horizontes álbicos
y espódicos. No deja de ser común el que los sola de espodosoles se intro
duzcan en horizontes degradados más antiguos. Sin embargo, en algunos es
podosoles el lessivage puede ser simultáneo a la podzolización. Franzmeier,
Whiteside y M ortland (1963) observaron en un horizonte espódico arcillanes
de granos libres, muy delgados y birrefringentes, recubiertos con materiales
USOS
O R G Á N IC O
CLASIFICACIÓN
2 L os lim ites del h o rizo n te espódico (véanse los detalles en la o b ra de Soil Survey S ta ff,
•967) incluyen: can tid ad es sustanciales de m ateriales am o rfo s co n c a rb o n o , h ierro y alu m in io ;
relativ am en te p o ca arcilla reticular en cap as, un esp eso r de p o r lo m enos 1 cm h asta este h o ri
zonte, u n c o n te n id o de ag u a de 15 b ars de m enos de 2 0 % , y m enos de 60% de cenizas volcánicas
vitreas (20 a 200 ), la presencia de cu tan es y p ild o ras a m o rfa s; u n a to n a lid a d de 10A R o m ás
fo ja, y ya sea un v alo r in ferio r a 3 o una to n a lid a d de 3 o m ás.
C L A S IF IC A C IÓ N 307
HUMEDO TABLA 20.1. Subórdenes y grandes grupos en el orden de los espodosoles
Suborden G ra n grupo
Figura 20.3 Diagrama
que muestra algunas Aquods: Fragiaquods. Tienen un fragipán bajo el horizonte espódico; pero no poseen horizonte
relaciones entre plácico.
Cryaquods. TM AS* de menos de 8 °C.
subórdenes de Duraquods. Horizonte álbico endurecido en el que los bloques secos no se deslíen en agua.
espodosoles. Placaquods. Tienen un horizonte plácico que reposa en un horizonte espódico y un fragipán.
Tropaquods. TM AS de más de 8 °C y menos de 5 °C de cambio de temperatura de verano
a invierno.
Haplaquods. Tiene horizontes espódicos en los que más del 50^o del horizonte se pone más
rojo al encenderse.
Sideraquods. Otros aquods.
H O R IZ O N T E Bir
P R E D O M IN A N T E PR E D O M IN A N T E Humods: Placohumods. Tienen un horizonte plácico en el horizonte espódico.
No h ú m ed o Tropohumods. TM AS de más de 8 °C y diferencia de temperatura estival a invernal de
menos de 5 °C.
Fragihumods. Tienen un fragipán bajo el horizonte espódico.
Cryohumods. TM AS de menos de 8 °C.
Haplohumods. Otros humods.
hum edad anterior como: a) un epipedón hístico, b) m oteado en el horizonte
álbico y el espódico superior y c) un duripán en el horizonte álbico. Orihods: Placorthods. Tienen un horizonte plácico en el horizonte espódico o por encima de él.
Fragiorthods. Tienen un fragipán bajo el horizonte espódico.
2. Los ferrods son espodosoles que no son tan húmedos como los Cryorthods. TM AS de menos de 8 °C .
aquods y tienen seis veces más hierro libre (elemental) que carbono en el Haplorthods. Otros orthods.
horizonte espódico. Ferrods: Sin grandes grupos.
3. Los humods son espodosoles no tan húm edos como los aquods y que
tienen horizontes espódicos que contienen m aterias orgánicas dispersas y * TM AS = t e m p e r a t u r a m e d ia a n u a l d e l s u e lo .
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 311
Alfisoles: suelos
forestales con alto
contenido de bases
AMBIENTE
312
________________________ L IT O S E C U E N C IA
H o riz o n te A1
( c e n tím e tro s
P R O F U N D ID A D
A M B IE N T E 313
solum de 90 cm de espesor de un sol brun ácido podzólico café gris de in-
tergradación a suelo podzólico café (ochrept álfico), sobre las laderas de
cara al sur bajo una com unidad de plantas de roble (Quercus) muy xérica; y
en la ladera de cara al norte, bajo un bosque de hayas (Fagus), arces (Acer)
y tilos (Tilia) hay un solum de 1 m de un suelo sol brun ácido-forestal café
(probablemente un ochrept mólico) en las laderas superiores mientras que al
pie de las laderas hay un suelo podzólico café y gris-sol brun ácido (proba
blemente ochrept álfico) (Finney, Holowaychuck y Heddleson, 1962).
La génesis de un perfil alfisólico en la parte oriental de Iowa requiere
aproxim adam ente 5 000 años (Arnold y Riecken, 1964) debido a la lentitud
del proceso de acumulación de arcilla para form ar el horizonte arcilloso.
N A T U R A L E Z A D E LOS P R O C E S O S E D A F O G É N I C O S 315
grises) (Ranney y Beatty, 1969). Los recubrimientos granulares de bloques
observados en la parte superior del horizonte arcilloso de los udolls degra
dados (Arnold y Riecken, 1964) pueden representar una prim era etapa en
este proceso.
La presencia de arcillanes que muestran una orientación óptica en sección
delgada en el horizonte arcilloso se considera como prueba de eluviación de
la arcilla del horizonte A y su iluviación al B. Se desplaza más arcilla fina
que gruesa. El desplazam iento mecánico de la arcilla por el agua que se
infiltra podría ser la explicación de esos cutanes, como lo demostraron
Thorp, Strong y Gamble (1957); aunque no se excluyen los movimientos de
óxidos de silicio y aluminio en solución y su síntesis posterior en la arcilla del
horizonte Bt. En m uchos udalfs, la mayoría de los arcillanes se presentan en
la parte inferior del solum (Buol y Hole, 1959).
La deposición de arcilla que acom paña a los sesquióxidos y la materia
orgánica en el horizonte arcilloso puede deberse a: a) agotam iento de las
aguas que se infiltran, debido al embebimiento de los bloques; b) la dilata
ción que cierra los huecos y, por ende, hace que sea más lenta la infiltración
de agua; c) la acción de tam izado de los poros finos atascados, y d) la flocu-
lación de la arcilla cargada negativamente por los óxidos de hierro con carga
positiva en el horizonte Bt y por una m ayor saturación de bases en la capa
del solum inferior. Las condiciones para la formación significativa de arcilla
nes en los alfisoles pueden ser relativamente raras. Los periodos de lluvias in
tensas, después de sequías prolongadas pueden ser sumamente favorables.
Es posible que los trastornos edafológicos causados por la dilatación de la
arcilla (Nettleton, Flach y Brasher, 1969), la acción del hielo, el crecimiento
de las raíces y las actividades animales puedan haber participado en la rotura
de los arcillanes en el subhorizonte superior del horizonte arcilloso. Algu
nos arcillanes se extienden muchos metros hacia abajo de las grietas y las
uniones, hasta el sustrato, escapando a la fragm entación (Gooding, Thorp
y Gamble, 1959). De hecho, algunas pápulas de los horizontes B superiores
pueden ser fragm entos de arcillanes (Paul, 2006).
La actividad de las cicadas (Hugie y Passey, 1963) produjo un tipo espe
cial de bloques “ cilindricos” en los horizontes Bt de ciertos ustalfs y es pro
bable que hayan fraccionado los arcillanes que existían previamente.
El trastorno edafológico floral carece probablemente de importancia en la
génesis de los alfisoles. Los montículos de bases de árboles son escasas en los
alfisoles originalmente forestales, en comparación con los espodosoles, pro
bablemente porque el enraizamiento suele ser más profundo en los alfisoles.
La estructura prism ática tiene un desarrollo más sorprendente en los hori
zontes B de los ustolls y los xerolls (suelos castaños, cafés, sierozem y solod)
en los que la abertura y el cierre de grietas durante ciclos de humedad y sequía
se han limitado al subsuelo y no han provocado trastornos edafológicos.
En algunos horizontes arcillosos, la arcilla se hereda en gran parte del
m aterial inicial o se intem periza in situ. Borchardt, Hole y Jackson (1968)
descubrieron evidencias de que aproxim adam ente 20 cm de loess (aproxima
dam ente mitad de arcilla y m itad de limo) se habían incluido en el horizonte
Bt de un H apludalf común del sudeste de Wisconsin.
USOS
318
son una buena indicación de la extraordinaria fertilidad de estos suelos.
Soportan la porción oriental del C inturón del Maíz (en asociación con
aquolls; véase figura 21.4) y la parte occidental de las regiones trigueras de
Norteam érica. Los suelos arables de las zonas climáticas mediterráneas son
en su m ayor parte alfisoles. Los paisajes son una de las características prin
cipales de algunas zonas de xeralfs.
La erosión acelerada representa un riesgo grave para la productividad futu
ra de los alfisoles. El horizonte arcilloso, con un contenido relativamente
alto de arcilla, no es un medio muy conveniente para la germinación de las
semillas y el desarrollo de las plantas. La infiltración puede reducirse en una
zona en la que se han perdido horizontes ócricos y álbicos debido a la ero
sión. La erosión acelerada no sólo fom enta condiciones de sequía en el sitio
erosionado, sino que hace aum entar tam bién los riesgos de inundación en las
porciones inferiores de los terrenos adyacentes.
La abundancia de minerales arcillosos relativamente poco intemperizados
les da a los alfisoles una elevada capacidad de intercam bio de cationes. La
toxicidad del aluminio no es un problema; sin em bargo, se requiere un enca
lado para las leguminosas. La fijación de potasio y amoniaco es una consi
deración im portante en los alfisoles con contenidos notables de com ponen
tes de illita ligeramente intemperizados de la fracción de arcilla.
CLASIFICACIÓN
3. Los udalfs (figs. 22.3 y 24.3) no son tan húmedos como los aqualfs ni
tan fríos ni lustrosos como los boralfs.
4. Los ustalfs están secos anualm ente (durante menos de 60 días consecu
tivos) y no son tan fríos ni lustrosos com o los boralfs y suelen tener una acu
mulación de carbonatos a base del solum. La tem peratura media del suelo a
50 cm difiere en 5 °C o más entre el verano y el invierno.
5. Los xeralfs están anualm ente secos (más de 60 días consecutivos) y no
son tan fríos ni lustrosos com o los boralfs. La tem peratura media del suelo
a 50 cm tiene una diferencia de más de 5 °C entre el verano y el invierno.
Los subórdenes se dividen en 33 grandes grupos (tabla 21.1) sobre la base
de numerosos factores: la tem peratura media del suelo en verano (a 50 cm de
profundidad) y la gama de temperaturas del suelo entre el verano y el invier
no; la introducción del A2 en el Bt; la brusquedad de la transición ae A2 a Bt;
el espesor del horizonte Bt; la tonalidad rojiza del Bt; la presencia o no de
fragipán, duripán y horizonte nátrico o petrocálcico; la presencia o ausencia
de nodulos de hierro o plintita y el porcentaje de saturación de bases en el
horizonte Bt.
Los subgrupos del orden de los alfisoles reflejan las relaciones de estos
suelos con varios otros órdenes que bordean al nicho ecológico de los alfiso
les. Los más comunes de ellos son las intergraduaciones al orden de los
molisoles: mólicos natraborólicos, líticos-mólicos, udólicos, etc. También se
distinguen las intergraduaciones a los ultisoles, los vertisoles, los entisoles, los
inceptisoles y los aridisoles.
Las diferencias de drenaje que se observan comúnm ente en una cadena de
drenaje de los alfisoles se reflejan en la clasificación de subórdenes y subgru
pos. P or ejemplo, un suelo con buen drenaje seria el H apludalf típico;
el suelo con un drenaje m oderadam ente bueno, un hapludalf áquico; los
suelos de drenaje malo o im perfecto, ochraqualf aérico, y los de muy mal
drenaje, ochraqualf típicos. Un suelo con drenaje verdaderam ente pobre,
asociado a la cadena anterior sería un um braqualf típico.
Boralfs: Paleboralfs. El límite superior del horizonte arcilloso a mayor profundidad que 60 cm y
texturas más finas que la de la arena fina margosa, en alguna capa por encima del hori
zonte arcilloso.
Fragiboralfs. Con un fragipán.
Natriboralfs. Con un horizonte nátrico.
Cryoboralfs. Temperatura estival media a 50 cm de profundidad o en un contacto Utico o
paralítico superficial, de menos de 15 °C , sin horizonte O (TEM** de menos de 8 °C con
un horizonte O).
Eutroboralfs. Saturación de bases de 60% o más en todas las partes del horizonte arcilloso,
y secos en alguna parte del horizonte en alguna temporada del año.
Glossoboralfs. O nunca secos o con una saturación de bases de menos del 60% en alguna
parte del horizonte arcilloso.
C L A S IF IC A C IÓ N 321
R eferen c ias b ib lio g rá fica s
En muchas partes del m undo, entre los trópicos y las latitudes más
templadas, hay extensas zonas de bosques de árboles de madera dura.
Geológicamente, están hacia el Ecuador desde los límites de los avances de
las glaciaciones más recientes. Así, muchos de los materiales originales y los
terrenos son geológicamente viejos en com paración con las zonas de gla
ciación. C uando han habido cantidades relativamente grandes de precipi
taciones sobre esas zonas antiguas, desde el punto de vista geológico, se han
desarrollado suelos profundos e intemperizados.
Las fuerzas activas de formación de los suelos durante periodos prolon
gados han servido para profundizar los perfiles de suelos, lixiviando e
intemperizando los minerales presentes (fig. 22.1). Krebs y Tedrow (1958)
han señalado que existe un límite significativo de suelos al extremo de los
materiales glaciales en Nueva Jersey. Hay suelos más viejos e intemperiza
dos (ultisoles) al sur de la deriva glacial, mientras que al norte, sobre esa
deriva, los suelos tiene una m ayor saturación de bases y se considera que
son del orden de los alfisoles.
Asociados a un clima húmedo cálido y terrenos antiguos, estos suelos han
tom ado una coloración más rojiza que la de los suelos de regiones más frías
de la zona tem plada. En los Estados Unidos se les llama comúnm ente a los
ultisoles “ colinas arcillosas rojas” .
Estos suelos no están limitados a las latitudes templadas. Se extienden
suelos similares en las zonas tropicales de zonas forestales y no forestales.
Ahmad y Jones (1969a, b ) han señalado ultisoles procedentes de sabanas
en la parte septentrional de Trinidad.
Dentro de esta zona hay varias asociaciones de suelos. En zonas de m ate
rial original extrem adam ente arenoso, se han form ado espodosoles (podzo-
es). En las laderas más pendientes, hay zonas de inceptisoles, sobre todo
dystrochrepots y en las llanuras recientes de inundaciones hay undifluvent
(fig. 22.2). En zonas tropicales, los ultisoles están comúnmente en las super
ficies más jóvenes, mientras que los oxisoles asociados ocupan posiciones
más estables en el terreno. En las regiones en que los ultisoles están aso-
323
J J A S O N O E
. . . . . E v e o o v a n s p ire c id n
,W JiM SOMMM
83 8 c m * - - - - Precipitación
D Y STO C H R EPTS
(laderas m u y in d ep en d ien tes) U D IFL U V E N T
(llanuras d e Inundación!
a ida PA LÉU D U LTS
H A PLU D A LFS m ás antigües)
H A PLU 0U LT8
(te rra /a s m ás lo w n aal
F R A G IA Q U U L T S y FRAGIUOULTS
(b o rd es d e depresiones!
PSAM M ENTS
(dunas d e b o rd e exterio*!
324
MC A F E E
H U N T IN G T O N
ARMOUR
A L U V IO N E S R E C IE N T E S A L U V IO N E S A N T IG U O S '
P IE D R A C A L I Z A D E L E X IN G T O N
H UM EDO
H Ú M IC O SECO
(no húmedo) N o húmedo
329
TABLA 22.1. Subórdenes y grandes grupos del orden de los ultisoles
Xerults: Palexurults. Menos de 10% de minerales intemperizables en las 20-200 a de separación del
metro superior, y menos 20% de disminución del contenido de arcilla a menos de 1.5 m de
profundidad.
Haploxerults. Otros xerults.
Humults: Palehumults. Menos de 10% de minerales intemperizables en las 20-200/¿de separación del
metro superior y menos de 20 % de disminución del contenido de arcilla hasta una profun
didad de 1.5 m.
Tropohumults. La diferencia entre la temperatura media estival del suelo y la media inver
nal es de menos de 5 °C.
Haplohumults. Otros humults.
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333
OAH U -HAW AI
S e c c i ó n d e la silla d e W a h i a w a
a la s ie r ra d e K o o l a u (Puu Pauao)
S u e lo de O lo k u i
S u e l o d e Pa alo a
A r r o y o H e le m a n o
A rroyo Poamoho
Suelo de W a h ia w a
A ld e a de W A H I A W A
3 34 CAP. 23. O X IS O LE S
AMBIENTE
*£ 335
A M B IE N 7
Como se indicó previamente, los oxisoles se presentan en elevaciones más
bajas. En este caso, se encuentran en posiciones de cumbres de altiplanos
relativamente estables, como remanentes de superficies de erosión regional
previa o como restos preservados de algún frontón o alguna terraza aluvial
antigua (Jongen, 1960; Ollier, 1959; Ruhe, 1956; Soil Survey Staff, 1967;
Schaetzl y Anderson, 2005). De hecho, varios observadores (incluyéndonos
a nosotros) que estudiaron los oxisoles sobre el terreno creen que pueden ha
berse formado casi totalmente en materiales de suelos transportados, con ex
cepción de los formados en saprolita, a partir de rocas muy ferromagnésicas
(básicas) en minerales de intemperización fácil y con contenido de hierro.
Sin embargo, los oxisoles se han form ado en una gran variedad de m ate
riales iniciales, que van desde granitos silícicos y sedimentos a basaltos y
gabros. Los oxisoles de los terrenos más jóvenes (aparentem ente de
mediados a fines del Pleistoceno) parecen haberse form ado casi univer
salmente en la saprolita a partir de rocas ferromagnésicas “ básicas” o en
materiales traslocados, derivados de esas rocas.
PROCESOS EDAFOGÉNICOS
Los oxisoles se utilizan prim ordialm ente para cambios de cultivos, agri
cultura de subsistencia, pastoreo de baja intensidad y agricultura intensa de
plantaciones; sobre todo de caña de azúcar, piñas, plátano y café. Unas
cuantas zonas de oxisoles húmedos se utilizan para arrozales.
Estos suelos tienen usos, requisitos administrativos, limitaciones y posibili
dades especiales y singulares. Esto se debe a su reserva muy baja de nutrientes
y a la fertilidad nativa extremadamente baja que se asocia a su grado elevado
de intemperización, su acidez activa muy baja, el bajo contenido de aluminio
intercambiable, la alta permeabilidad y la baja posibilidad de erosión (Soil
Survey Staff, 1967). Sobre este conjunto único de propiedades y cualidades
pluviales y se superpone la distribución variable de precipitaciones pluviales
y regímenes de humedad del suelo, sobre la zona amplia en que se presentan.
Por consiguiente, es difícil especificar sus usos potenciales.
Los oxisoles de intemperización más extrema, en las zonas más secas, no
los utilizan los cultivadores nativos indígenas cuando disponen de suelos de
otros órdenes (Soil Survey Staff, 1967). Los oxisoles y los ultisoles e mcepti-
soles asociados constituyen la mayor reserva de suelos no cultivados dispo
nibles para el desarrollo, con el fin de satisfacer las necesidades alimentarias
del m undo (Kellogg y Orvedal, 1968). El cambio de cultivos (barbechado) se
practica en muchas zonas de oxisoles con prácticas de cultivo de baja inten
sidad que se pueden describir diciendo que se desm onta una zona forestal,
se cultivan cosechas durante unos cuantos años, hasta que se agotan los
nutrientes obtenidos mediante la descomposición del biociclo de los nutrien
tes, y después de ello se permite la reforestación (Kellogg, 1963; Nye y
Greenland, 1960).
Bradfield (1968), mientras trabajaba en las Filipinas, observó que aunque
se podía producir suficiente arroz para el suministro anual de 235 personas
mediante métodos m odernos, en una hectárea de arrozales, se necesitaban
cerca de 3 000 hectáreas de suelos de bosques tropicales bajo rotación de
cultivos para el sostenimiento de ese mismo núm ero de personas. Recomien
da que el sistema de cultivos cambiantes se puede ver remplazado por un
sistema estable en el que el 90% del terreno se deja con árboles valiosos y el
10% en parcelas de cultivo intenso de forrajes y verduras.
En la actualidad, se conoce menos sobre la génesis y la clasificación apro
piada de los oxisoles que sobre cualquier otro orden de suelos. Sin embargo,
ofrecen grandes oportunidades y mucho interés para el desarrollo, con el fin
de increm entar la producción de alimentos.
C L A S IF IC A C IÓ N D E LOS O X IS O L E S 339
HÚMEDO
SECO
3 40 CAP. 23. O X IS O L E S
TABLA 23.1. Subórdenes y grandes grupos del orden de los oxisoles
Suborden G ra n grupo
Aquox: Gibbsiaquox. Sin fase continua de plintita; pero con láminas que contienen 30% o más de
gibsita a menos de 1 m de profundidad.
Plinthaquox. Fase continua de plintita a menos de 1.25 m de profundidad.
Ochraquox. Con un epipedón ócrico.
Umbraquox. Con un epipedón úmbrico.
Humox: Sombrihumox. Con un horizonte óxico de color más oscuro y que contiene más materia
orgánica que el horizonte superior.
Gibbsihumox. Alguna capa a menos de 1 m de profundidad con más de 30% de gibsita.
Haplohumox. Todas las partes del horizonte óxico retienen más de 1 meq de bases/100 g de
arcilla.
Acrohumox. Otros Humox.
Orthox: Gibbsiorthox. Tienen alguna capa a menos de 1.24 m de profundidad, con un contenido de
más del 30% de gibsita.
Acrorthox. Alguna parte del horizonte óxico retiene menos de meq de bases/100 g de
arcilla de extracción de NG 4C1.
Eutrorthox. Sin epipedón antrópico y con una saturación de bases de más del 35% en
todos los horizontes, hasta una profundidad de 1.25 m.
Umbriorthox. Con un epipedón úmbrico u ócrico que contiene más de 1% de materia
orgánica en todos los subhorizontes, hasta una profundidad de 75 cm.
Haplorthox. Otros orthox.
R E F E R E N C IA S B IB L IO G R Á F IC A S 341
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342 CAP. 2 3. O X IS O LE S
Histosoles:
suelos orgánicos
Aun cuando ocupan sólo una pequeña porción de la zona terrestre del
m undo, los suelos orgánicos están muy distribuidos. Se form an siempre que
la producción de m ateria orgánica sobrepasa a su mineralización, por lo
común en condiciones de saturación casi continua con agua, que impide
la circulación de oxígeno en el suelo. La disminución resultante de la rapi
dez de la descomposición de las materias orgánicas permite su acumulación
(Davis y Lucas, 1959; Nikonov y Sluka, 1964; Schaetzl y Anderson, 2005).
Aun cuando los climas m arítimos y los materiales subyacentes de infiltra
ción lenta favorecen su formación, los histosoles se pueden desarrollar inde
pendientemente del clima y el sustrato. Las depresiones que bajan por de
bajo del nivel freático proporcionan lugares favorables para la acum u
lación de materiales orgánicos. También se form an histosoles en lugares de
infiltración en laderas elevadas y cóncavas, donde persisten condiciones
frías y anaeróbicas. Se forman algunos histosoles en posiciones de tierras
altas convexas en climas húmedos y fríos, por ejemplo en algunas zonas de
Irlanda, Escocia, etc. Se conocen con frecuencia como turbas de cubierta,
ciénegas colgantes o de cubierta o ciénegas climáticas.
Se encuentran histosoles aclimáticos en asociación con una gama amplia
de suelos. Lo más frecuente, sobre todo en las zonas en que se form an en
depresiones, es que se asocien con suelos hidrom órficos de un suborden
A q u , o sea, aquods aquolls, aquepts, etc., que tienen típicamente un con
tenido elevado de m ateria orgánica, como en el caso de los hum aquepts, los
um braquults, los hum aquods, etc. Se pueden desarrollar incluso cuerpos
pequeños de histosoles en posiciones cóncavas de laderas pendientes, en
asociación con aridisoles. En la figura 24.1 se presenta un diagram a de blo
ques que muestra la gama de posiciones que pueden ocupar los histosoles
en los terrenos. En la figura 24.2 se m uestra el contenido de m ateria orgá
nica que se necesita para la clasificación de los suelos orgánicos.
La mayoría de los histosoles poseen densidades de masa de menos de 1 g/cc.
Farnham y Finney (1965) señalaron valores de sólo 0.06 g/cc, de peso en seco. La
densidad de masa tiende a aum entar con la descomposición (Boelter, 1965).
343
H IS T O S O L E S de la cumbre de
la m ontaña (Folists)
el fondo hacia arriba. Esto se dem ostró con C .14 En algunos histosoles de
los Everglades de Florida (McDowell, Stephen y Stewart, 1969), el material
orgánico a unos cuantos centímetros por encima de un contacto de piedra
caliza tiene aproxim adam ente 4 300 años de antigüedad y el material a 1.26
m por encima de la piedra caliza es de cerca de 1 250 años. Puesto que la
génesis de los histosoles depende de la deposición de materias orgánicas,
el proceso se considera con frecuencia como geogénico, más que edafogéni-
co. En este sentido, se puede considerar el depósito inicial de materias orgá
nicas como el “ material original” en el que se pueden form ar histosoles,
m ediante modificaciones de formas orgánicas reconocibles de hojas, tallos,
etc., para form ar materias orgánicas irreconocibles.
La descomposición de la m ateria orgánica está controlada por cierto
núm ero de factores interrelacionados de los que los más im portantes son el
contenido de hum edad, la tem peratura, la composición del depósito, la aci
dez, la actividad m icrobiana y el tiempo (Broadbent, 1962). Las m odifica
ciones y las reacciones que tienen lugar durante la descomposición son
num erosas, complicadas y sólo parcialm ente comprendidas.
En H olanda, Heuvelen, Jongerius y Pons (1960), Jongerius y Pons (1962)
y Pons (1960) han considerado que la edafogénesis de los histosoles se inicia
en cuanto se fom enta la actividad m icrobiana m ediante la entrada de aire al
depósito orgánico. Denominaron a los procesos que participan m adura
ciones física, química y biológica.
MATERIAL
SUELO
EL
EN
ARCI L L A
DEL
MINERAL
DE
PO R C EN T A JE
(1 7 .4 C) (1 4 .2 C) (11 C)
P O R C E N T A JE M ÍNIM O DE M A T E R IA O R G A N IC A (C)
EN U NA CAPA O R G A N IC A D E L SU EL O
345
La m aduración física1 incluye una disminución del volumen. La cantidad
de m aduración física depende de la naturaleza de los restos de plantas, el
contenido de materias minerales y la elevación del nivel freático.
La m aduración química representa la descomposición química de los
componentes orgánicos. Esto incluye la descomposición completa de algu
nos componentes y la conversión parcial de otros en componentes de
com plejidad intermedia que se pueden reunir para form ar nuevas sustancias
orgánicas de mayor resistencia, denom inadas humus (Kononova, 1961).
La m aduración biológica incluye una reducción del tam año de partículas
y la mezcla de materias orgánicas por los organismos vivos.
El estado de descomposición presente en el material orgánico que com po
ne los histosoles es una característica im portante que se debe evaluar cuanti
tativam ente, con fines de clasificación. En Suecia, Post (1924) desarrolló
una escala de diez intervalos basada en la proporción de m ateria orgánica
que se queda en la mano después de oprim ir una muestra de suelo orgáni
co húmedo. Si se produce un líquido incoloro al oprim ir el m aterial, se dice
que ese suelo está poco descompuesto; si todo el material orgánico escapa
entre los dedos, se clasifica en la etapa más elevada de descomposición. Con
la práctica, esa técnica funciona bien para identificar horizontes Fibricos,
hémicos y sápricos (capítulo 2). Un horizonte fibrico emite agua ligeramen
te turbia; el hémico, agua turbia y hasta 2/3 del original escapa entre los de
dos al oprimirlo; o sea, queda más de 1/3 del puñado. Al oprim ir material
sáprico húmedo, más de los 2/3 de la muestra se extruye entre los dedos.
En Finlandia, Kaila (1956) determ inó el grado de descomposición por el
color del liquido producido, mediante la mezcla de materias orgánicas en
una solución saturada de pirofosfato de sodio a las tem peraturas ambiente.
Se trata de una prueba adecuada sobre el terreno. Un color del líquido
absorbido en papel filtro blanco, de valor más bajo o superior en tonalidad
que 10AR 7/3 (notación de Munsell) es de diagnóstico para un horizonte
sáprico. Los colores y los valores más ligeros y las tonalidades superiores a 7
y 3, respectivamente, los producen los materiales menos descompuestos de
los horizontes hémicos y fibricos.
CLASIFICACIÓN DE LOS
HISTOSOLES
La clasificación de los histosoles se ha retrasado en relación a la de la
mayoría de los suelos minerales en el sistema taxonóm ico de suelos de Esta-
APPLETON
GALEN N IA G A R A Y
C O LLAM ER
A RKPO RT CANANDAIGUA
HUMUS
M a rg a arenosa fina
L e c h o ro c o s o de c a liz a , p iz a r r a y a renisca
Depósitos orgánicos
M arga lim osa
B as e g l a c i a l c a lc á r e a m a r g o s a
dos Unidos. Hay tres elementos im portantes que tienen un interés prim or
dial en la definición del orden: a) contenido mínimo estándar de m ateria
orgánica en el suelo; b) un espesor o una profundidad requerida para ese
suelo orgánico, y c) el evitar aplicar criterios que requieran la reclasificación
del suelo debido a las prácticas agrícolas comunes, tales como el drenaje.
Se han form ulado las definiciones que siguen sobre la base de estos ele
mentos. El material orgánico del suelo, si se satura con agua durante
periodos prolongados o se drena artificialm ente, se define en el sentido de
que tiene más de 30% de materia orgánica, si la fracción mineral tiene 50% o
más de arcilla; más de 20% de materia orgánica, si no hay arcilla, o si proDor-
cionalmente hay más m ateria orgánica que una linea que conecte esos
puntos, para los contenidos intermedios de arcilla (véase ñg. 24.2). Si el
suelo no está casi nunca saturado con agua, debe tener más de 35% de m ate
ria orgánica. La profundidad de la m ateria orgánica, medida a partir de la
interfaz entre el suelo y el aire, debe ser una de las siguientes:
1. De más de 60 cm si el 75% o más del volumen es fibrico o si la densi
dad de masa es de menos de 0.1 g/cc.
C L A S IF IC A C IÓ N D E LOS H IS T O S O L E S 349
2. De más de 40 cm de material orgánico que tenga cuando menos 75%
por volumen de musgo y una densidad de masa de más de 0.1 g/cc, si
está saturado más de seis meses el año o si tiene drenaje artificial.
3. De más de un metro, si el material orgánico tiene predominantemente
menos de 1/3 de fibra y no está saturado con agua durante periodos
prolongados o no tiene drenaje artificial.
4. De más de 10 cm sobre un contacto lítico o paralítico, a condición de
que los materiales orgánicos sean dos veces más gruesos que los mate
riales minerales por encima de ese contacto.
5. Cualquier profundidad, si bajo él hay materiales fragmentados (de más
de 2 mm) en los que los intersticios están llenos de material orgánico.
6. No tienen capa mineral de más de 40 cm en la superficie o con un límite
superior de la capa mineral de menos de 40 cm bajo la superficie.
7. La suma de las capas minerales en los 80 cm superiores, no puede ser
de más de 40 cm.
Se define una sección arbitraria de control de 130 o 160 cm para su uso en
la clasificación de histosoles, a condición de que no se presente ninguna
capa lítica o paralitica a esa profundidad. El límite más grueso se utiliza
sólo cuando los 60 cm superficiales tengan más del 75% de musgo fíbrico.
Entonces, esta sección de control se subdivide en tres capas que se denomi
nan superficie, subsuperficie y tercio inferior. El tercio de la superficie es de
30 cm de espesor, excepto cuando el 75% o más de su composición sea
fibrica, en cuyo caso se considera que tiene un espesor de 60 cm. El tercio
subsuperficial es de 60 cm de espesor y puede incluir materiales minerales, a
condición de que no sean Uticos o paralíticos. El tercio inferior tiene 40 cm
de espesor o hasta la parte superior de una capa lítica o paralítica, sea cual
sea la profundidad m enor de entre ellas.
El orden de los histosoles se divide en cuatro subórdenes (fig. 24.4). Los
histosoles no saturados con agua solamente unos pocos días ai año, es
tán en el suborden de los Folists, a condición de que haya un contacto
lítico o paralítico o un material fragm entario con los intersticios llenos de
M O D ER A D A M EN TE
D ESCOM PUESTO
R E L A T IV A M E N T E MUY
NO D ESC O M PU ESTO DESCOMPUESTO
350
T A B L A 24.1 S u b ó r d e n e s y g r a n d e s g r u p o s del o r d e n de los histosoles
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Terrenos y cuerpos
25 de suelos naturales
354
Figura 25.1 Bosquejo (izquierda) de una secuencia de suelos desde la
cresta de un cerro hasta el fo n d o de un valle pequeño. Esta porción de terre
no consiste de tres cuerpos de suelos. E l suelo de Dubuque es un hapludalf
típico fo rm a d o en loess lixiviado y poco profundo, sobre arcilla residual de
calcedonia y sobre dolomita. E l suelo de H ixton es un hapludalf típico fo r
mado en estratos de pieda de limo y arenisca cámbrica blanda. El suelo de
Chaseburg es un udifluvent típico fo rm a d o en coluvio limoso y aluvión lo
cal (según Hole y Lee, 1955).
^Ca/a
M arga lim osa d e C rosby 800 m
(H ap lu d alf áq u ico )
357
Es interesante observar que en la 7th Approxim ation (Soil Survey Staff,
1960), los suelos gley húmicos (haplaquoll, argiaquoll) están dispersos a lo
largo de toda la clasificación, mientras que algunos edafólogos, incluyendo
a D uchaufour y A ubert, de la escuela francesa (Duchaufour, 1963) preferi
rían agrupar esos suelos con mal drenaje (como en la figura 25.3) sobre la
base ae la posición en el terreno y el grado de gleización. También en este
caso, deben incluirse las diferencias im portantes de terrenos en que se pre
sentan los suelos de depresiones en una clasificación geográfica de suelos,
como la que se estudia en este capítulo.
El estudio del índice del patrón de cuerpo de suelos nos hizo examinar el
origen de las formas de los cuerpos de suelos. ¿H asta qué punto eran resi
duales en el sentido geológico y hasta qué punto eran de erosión o deposi
ción? ¿Podem os determ inar si la form a de un cuerpo de suelos se estableció
antes del desarrollo de los horizontes principales, durante él o después de él?
M ediante la acción de incendios repetidos que mantienen un claro amplio
en un bosque sobre la ladera de una colina, puede concebirse que un cuerpo
de suelos de praderas (hapludoll. argiudoll) adquiera su form a al mismo
tiempo que evolucionaran las características del perfil. El material inicial
puede dictar la forma del cuerpo futuro de suelos como en el caso del situado
sobre la cresta de una colina, donde un polipedón de entisol se puede diferen
ciar gradualm ente en alfisol. En un terreno de hapludalfs, pueden distinguir
se varios cuerpos de albaqualfs distintos de los otros, debido a la formación
de un pan de arcilla. Los cuerpos de aquolls pueden cambiar de tam año y
forma, al cambiar la hum edad y la sequedad del clima. En cierto sentido, el
límite de un cuerpo de aquoll es una “ marca de agua” de las condiciones anfi
bias que existieron en ese sitio. Ruhe (1969) describe la relación de los patro
nes de suelos en Iowa a los depósitos de loess y los glaciales superpuestos y sus
paleosoles en terrenos de grado de disección y relieve variable. La compren
sión completa de los terrenos incluye una investigación de las formas de las
tierras y sus suelos (Gerasimov y Glazovskaya, 1960).
TERRENOS
ELUVIACIÓN E ILUVIACIÓN
EN CADENA
El movimiento de materiales de la porción orom órfica a la hidromórfica
de una cadena, mediante el agua freática, el agua que se infiltra y el escurri-
3 60 CAP. 25. T E R R E N O S Y C U E R PO S DE SU ELO S N A T U R A L E S
m iento superficial, influye en la evolución de los cuerpos de suelos. P or
ejemplo, los suelos hidrom órficos pueden hacerse de textura más fina, con
un contenido mayor de m ontm orillonita (Ciolkosz, 1967), más cementados,
ya sea más ácidos o más alcalinos y más o menos tóxicos que los suelos en
terrenos elevados, dependiendo de si existen en los sustratos del terreno
C a + + + M g+ + y carbonatos o hidronio y alum inio (sustancias tóxicas) para
traslocarse a través de los suelos y sobre ellos, hasta las depresiones.
VARIACIONES DE CADENA
EN MICROTOPOGRAFIA
APLICACIONES PRÁCTICAS DE
DESCRIPCIONES DE TERRENOS
1 Ruhe (1969) dirige la atención hacia los terrenos complejos “ de escalera” , de la zona de
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365
Los mapas de suelos y las informaciones taxonómicas se dedican a otros
usos numerosos de interpretación para la agricultura. Entre ellos se incluye
el desarrollo de la productividad de los suelos, las actividades de asesora-
miento en adm inistración de suelos, los trabajos de asesoram iento sobre la
producción forestal, inform aciones sobre lo adecuado de algunos cultivos,
la determinación de la viabilidad de program as proyectados de riego y
muchos otros fines.
Se utilizan cada vez más las interpretaciones de mapas de suelos con sus
clasificaciones asociadas, para actividades no agrícolas. Damos algunas de
ellas com o ejemplos, sin tratar de establecer una lista completa:
1. Plañeación y distribución zonal: local, estatal y regional.
2. Lo adecuado de algunas zonas como campos de filtrado de fosas sépti
cas, cuando no se disponga de un sistema de drenaje central.
3. Ubicación de trayectorias de autopistas, más la reducción de la erosión
en los sitios de construcción, con la sedimentación asociada fuera del
sitio y la estabilización y el m antenim iento de los derechos de paso.
4. Ubicaciones para la construcción y el desarrollo de bienes raices.
5. Situación de oleoductos subterráneos para minimizar la pérdidas por
corrosión y los costos de excavación.
6. Valoración de las tierras con fines de evaluación fiscal.
7. Planeación de la ubicación y la distribución de instalaciones recreati
vas al aire libre, sobre todo de parques.
Bartelli y colaboradores (1966) presentaron un buen conjunto de expo
siciones y ejem plos. Para todos esos fines, consideram os que es mucho
más conveniente y económ ico preparar un m apa general de suelos, com o
base para facilitar todas las interpretaciones. Si tuviera que hacerse una
clasificación técnica y para un solo fin de los suelos, es muy probable que
dicha clasificación no fuera adecuada para otros tipos de planeaciones y
evaluaciones de. sitios, com o los tipos que hem os descrito. E ntonces, los
m apas y las clasificaciones de suelos tendrían que rehacerse con gastos
innecesarios bastante elevados. Un mapa de suelos bien preparado, basa
do en un sistem a adecuado de clasificación general de taxones definidos
cuantitativam ente resulta útil com o base para num erosas actividades de
interpretación con fines técnicos y específicos, durante un periodo pro
longado.
T R fi r .A P . 2 6 . IN T E R P R E T A C IO N E S DE M APAS
dos que se están preparando. En Estados Unidos, esas cartas son los mapas
estándar de investigaciones de suelos por condados y las unidades taxonó
micas básicas son las series de suelos. Una vez que se interpretan los taxones
básicos para los objetivos técnicos deseados (por lo común esos taxones son
las series de suelos, como mencionamos), se pueden generalizar (agrupar)
para su aplicación a las unidades más amplias y generales de las categorías
más altas del sistema taxonóm ico, si es necesario o conveniente reducir los
detalles taxonómicos. P or ejemplo, las familias de suelos son muy ade
cuadas para las generalizaciones de adm inistración y uso, puesto que sus
características de diferenciación de textura, mineralogía y clases de tem pe
raturas de suelo se escogieron debido a su im portancia para el crecimiento
de las raíces de las plantas. Sin embargo, si se están haciendo interpreta
ciones regionales en gran escala, puede necesitarse una generalización al
nivel de una categoría superior, como, por ejemplo, el de los grandes grupos
de suelos.
La segunda parte de la fase inicial de interpretación consiste en prever
la interpretación de las unidades de mapas. En esta interpretación se deben
incluir fases de las unidades taxonóm icas, además de tom ar en considera
ción las inclusiones taxonómicas en las unidades cartográficas. Con fre
cuencia, si las unidades de mapas de una zona de investigación representan
sólo una porción de la gama de características definidas en toda la unidad
taxonóm ica, la interpretación podrá ser más específica que las preparadas
para los taxones en general. No obstante, es frecuente que las interpreta
ciones tengan que ser más amplias que las correspondientes a los taxones
puros y abstractos, para prever inclusiones cartográficas im portantes.
Estos puntos se deben tomar en cuenta en cualquier generalización (omisión)
de los límites entre series de suelos y sus fases (que se muestran como cuer
pos de suelos en los mapas), según se requiera para satisfacer los objetivos
técnicos específicos. Esto quiere decir que para simplificar los mapas, con el
fin de facilitar su interpretación o para preparar mapas en menor escala (zo
nas mayores en una mapa), se omiten líneas cartográficas del mapa básico
de suelos; pero es preciso tom ar en consideración la amplitud y la naturale
za de las inclusiones de unidades cartográficas.
Así, reconocemos dos unidades separadas; pero similares: unidades taxo
nómicas (de categorías) y de mapas (cartográficas). La interpretación y, a
veces, la generalización de las unidades taxonómicas son esenciales para
proporcionar una extrapolación de inform ación de unas zonas a otras,
mientras que la interpretación de unidades cartográficas proporciona infor
mación sobre zonas de un m apa especifico, en lugares dados. Puede ser
necesaria o no la generalización de las unidades taxonómicas y cartográfi
cas. A veces, es preciso generalizar las unas y no las otras.
Con la terminología propuesta por Orvedal y Edwards (1941), decimos
que la generalización cartográfica es la práctica de om itir líneas entre cuer
pos de suelos, que aparecen en los mapas detallados, con el fin de reducir el
número de detalles en las cartas —o entre diferentes unidades taxonómicas,
si se utilizan taxones de niveles más elevados que las series de suelos para
definir y describir las unidades cartográficas básicas. Esto da como resulta
IN T ER PR ETA C IÓ N 367
do una reducción del número de delincaciones de suelos. Tom am os como
los mejores ejemplos de m apas de suelos con detalles cartográficos los
mapas de suelos de condados producidos en la United States National
Cooperative Soil Survey a una escala de 4 pulgadas (10 cm) por milla
(1:15 840) y los de escala de 1:20 000, en los que se m uestran series de
suelos, junto con el tipo de textura, la pendiente, la erosión y otras fases. El
om itir ciertas líneas de este tipo de m apas, con una reducción consiguiente
de los detalles, es la generalización cartográfica.
Llamamos generalización de categoría a la identificación y la descripción
de unidades de mapas de suelos en función de los taxones a niveles de abs
tracción superiores a los de las series de suelos. Esto quiere decir que se
incluye el empleo de unidades taxonómicas del nivel de la familia al de
los órdenes, para dar los nombres de las unidades cartográficas y reducir los
detalles taxonómicos o de clasificación. En la verdadera generalización car
tográfica y de categorías, es necesario especificar las proporciones o los
porcentajes, si hay más de una unidad taxonómica diferente en cualquiera
ae las zonas generalizadas.
Es posible tener diferentes combinaciones de detalles y generalizaciones
cartográficas y de categorías, como se puede ver en las combinaciones que
siguen:
1. Detallado cartográficam ente y detallado por categorías.
2. Detallado en cartografía y generalizado en categorías.
3. Generalizado en cartografía y detallado en categorías.
4. Generalizado en cartografía y categorías.
La combinación 1 es la que se utiliza para los mapas estándar de investi
gación de suelos de condados. La com binación 3 es la que se emplea para los
llamados “ mapas de asociaciones de suelos” , cuando las unidades se definen
y describen mediante series de suelos. Los mapas estatales y regionales
suelen ser del tipo indicado por la combinación 4. En algunas regiones y
ciertos estados donde los patrones de suelos son relativamente uniformes
y no hay entrelazamientos complejos, es posible preparar mapas del tipo
indicado por la combinación 2. En las figuras 26.1 a 26.4 se dan ejemplos de
mapas de esos cuatro tipos.
La primera operación al interpretar mapas de suelos y su clasificación
asociada es tom ar una decisión relativa a la com binación de generaliza
ciones y /o detalles que se necesitan para el objetivo técnico o la finalidad de
la interpretación, y a eso sigue la operación de la generalización, cuando se
requiera, utilizando como base las investigaciones de suelos detalladas
desde el punto de vista cartográfico y el de las categorías. Esto se puede
hacer trazando un m apa nuevo, om itiendo las líneas innecesarias y colo
reando el nuevo m apa o mediante la utilización de técnicas cartográficas
más complejas. P arte de la misma operación consiste en situar las series de
suelos en los taxones apropiados, si se necesitan esas generalizaciones por
categorías (por lo com ún, los informes de investigaciones de suelos de con
dados llevan tablas y secciones descriptivas que indican la clasificación de
los suelos de la zona en los niveles de categorías más elevadas).
A C O T A C IO N E S
a = Agua
BM = Asociación B ibb-M antachie
Ch = Marga Chipley
FO = Asociación F a ceville-M arlbo ro -N orfo lk-O ran geb urg
GdB = Arena margosa Gilead
JK = Asociación Johns-Kenansville
Lu = Arena margosa Lubee
LW = Asociación Lakeland-W agram -Eustis
Me = Marga Me Coll
Oc = Arena margosa Ocilla
PD = Asociación P lu m m er-R ains-C oxville-D unb ar
RJ = Asociación Rutlege
x = Pozo de grava
371
o ,---------------------------------------------------,1
Figura 26.4 La misma zona de la figura 26.1, pero genera
lizada tanto cartográficamente com o desde el punto de vista
de las categorías.
A C O T A C IO N E S
a = Agua
FO = Asociación Frag iaq uult-P aleaqu ult-O ch raq uu lt
HQ = Asociación H um aquept-Fluvaquent-C iénaga
PH = Asociación P a leu d u lt-H a p lu d u lt-F rag iu d u lt
Q = Q uartzipsam m ent
x = Pozo de grava
TABLA 26.1 Rendimientos prom edio estimados, por acre, bajo adm inistración de
alto nivel
Algodón
Suelo Maíz (rama) Tabaco Soya Avena Trigo
372
T A B LA 26.2. Adecuación del bosque
F u tn if H o n o n .
• Indice de »mo o «llura de A rbolo dom inante» a 50 aAo» de «dad.
• • Ligera en n x u i drenada»; « o c r a en zona» «trancada»
• • • M aderada en zona» drenada»; vr*era en zona» in u n d a d o
373
á
374
F u t n i r Ho rton, l% 7
i
los suelos, tanto en cuanto a la ubicación como en relación a las propiedades,
que la que se muestra en las cartas y los mapas de interpretación.
En los párrafos que siguen se dan algunos ejemplos de usos específicos de
clasificaciones e investigaciones de suelos en los que se utilizan las inform a
ciones sobre éstos.
La experiencia en la parte central oriental de Florida (Doyle, 1966) hizo
resaltar los usos que se siguen para la interpretación de investigaciones de
suelos en la utilización regional de tierras y la conservación de los recursos:
1. Predicción de zonas de crecimiento urbano mediante el análisis de
condiciones favorables y desfavorables de los suelos.
2. Reserva de zonas abiertas, mediante el empleo de informaciones sobre
suelos, para delinear pasillos de verdura, corredores de espacios abier
tos y zonas am ortiguadoras.
3. Identificación de zonas de recarga de agua, interpretando los suelos en
función de sus características hidrológicas.
4. Reconocimiento de zonas conflictivas de usos potenciales como suelos
de alta calidad y elevada productividad en la trayectoria de los desarro
llos urbanos y suburbanos.
5. Refinamiento de las categorías amplias de usos de los suelos mediante
el análisis de las capacidades de los suelos.
Quay (1966) describió varios usos de interpretaciones de investigaciones
de suelos en el diseño de subdivisiones. Indicó que se había descubierto que
las interpretaciones más útiles eran: a) el índice de infiltración, b) el poten
cial de inundación, c) el nivel freático, d) la resistencia de soporte, é) el
potencial de corrosión, / ) la contracción y la dilatación, g) las clasifica
ciones AASHO (en relación con la planeación y la construcción de calles
y carreteras), h) el potencial de erosión, /) la acción de la congelación y j )las
capacidades agrícolas. Además, se hicieron interpretaciones para: a) creci
miento de árboles y m atorrales, b) crecimiento de pastos y c) conservación
de la vida silvestre.
Thornburn (1966) señaló los modos en los que las interpretaciones de
investigaciones de suelos son útiles para la planeación y la construcción
de carreteras.
Olson (1964), basándose en sus trabajos en el estado de Nueva York,
describió atinadam ente la aplicación de investigaciones de suelos a proble
mas de salud, saneamiento (como en el diseño y lo adecuado de los cam
pos de filtración de fosas sépticas) e ingeniería.
Al extenderse las zonas urbanas y suburbanas, aum enta el número de
carreteras y la dem anda de mayor eficiencia en la producción agrícola, e irá
creciendo la necesidad de las interpretaciones de investigaciones de suelos,
que serán útiles y adecuadas hasta donde se realicen cuidadosamente y a
condición de que los mapas y las clasificaciones básicas sean adecuados.
Las interpretaciones agrícolas de investigaciones de suelos incluyeron en
el pasado los siguientes tipos de informaciones o predicciones:
1. Predicciones de rendimientos o potenciales para los principales culti
vos sobre tipos de suelos —en niveles definidos de insumos administrativos.
2. Requisitos de insumos de recursos para distintos cultivos agrícolas y
forestales, o sea, las cantidades de insumos necesarios en un tipo dado de
IN T E R P R E T A C IÓ N 375
suelo para un nivel deseado de producción o tipo de uso (anteriorm ente
denom inábam os esto capacidad del suelo —buena o mala— para los culti
vos; pero en la actualidad preferimos hacer los análisis y las estimaciones
para que quienes adm inistran los terrenos puedan tom ar decisiones respecto
al nivel de insumos que se deben dedicar a un suelo dado).
3. Com portam iento probable de diferentes suelos con riego.
4. Potencial de drenaie artificial.
5. Estimaciones de la respuesta probable a los fertilizantes y la cal,
controlados por las propiedades más permanentes de los suelos, tom ando
en cuenta el nivel de cal o la fertilidad, tal y como se m anifiestan en el análi
sis del suelo.
En el futuro, es probable que las interpretaciones agrícolas incluyan
también:
1. Viabilidad y probable respuesta a la formación del terreno (el moldeado
del suelo para producir un gradiente de inclinación más conveniente, retirar
zonas de depresiones, y permitir la utilización de equipos mayores con distri
bución precisa de fertilizantes y productos químicos agrícolas).
2. Productividad y com portam iento probable del suelo en un “ m étodo
de sistemas” com pleto para la agricultura de alta intensidad, utilizando
m aquinaria pesada, labores mínimas, control químico de las malas hierbas,
hileras estrechas y cultivo continuo de cosechas en surcos.
Odell y colaboradores (Odell, 1958; Rust y Odell, 1957) desarrollaron pre
dicciones de rendimiento de cultivos (sobre todo maíz) para las principales
series de suelos de Illinois. El m étodo de Illinois consistió en obtener
registros amplios de rendimientos y prácticas adm inistrativas durante un
periodo de, por lo menos, 10 años, para campos de las series de suelos (o las
asociaciones de series de suelos) de interés. Este m étodo presupone que
las propiedades y las definiciones de las series de suelos son fijas y están
dadas; los rendimientos medios se calcuian para clases de niveles de adm i
nistración (tales como bajo, m ediano, m oderadam ente alto y elevado). La
obtención de esas predicciones de rendimiento permite que se hagan cálculos
sobre el valor de los suelos, para indicarles a los agricultores y los asesores la
“ capacidad productiva” de sus suelos y para indicarles los insumos adm i
nistrativos que se necesitan para obtener diferentes niveles de rendimiento
en las series de suelos o las asociaciones específicas de series de suelos (gene
ralizadas desde el punto de vista cartográfico) de sus fincas agrícolas.
En Iowa, en los últimos años, se ha hecho hincapié en la interpretación de
investigaciones de suelos en la obtención no sólo de estimaciones de los ren
dimientos del maíz para las series de suelos más im portantes de ese estado,
sino también un análisis y una síntesis de evaluación de las relaciones
recíprocas de los suelos asociados en la zona (Oschwald, 1966; Riecken,
1963), un tema que vimos en el capítulo anterior sobre cuerpos de suelos. En
este tipo de proceso de interpretación, se hace un análisis de los cuerpos
de suelos en una porción del terreno que constituye un campo o una finca —de
form a y tam año adecuado para una unidad operacional en la tecnología
agrícola m oderna, o sea, una unidad tecnológica de terreno. A continuación
se sintetizan o especifican las predicciones de rendim iento y las prácticas
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IN T E R P R E T A C IÓ N 377
T
i
C ada uno de los diez perfiles que siguen ilustra un tipo de suelo en cada
orden. Por ende, no representan la gama completa de suelos en cada orden.
Perfil núm. 1. U S T I P S A M M E N T T ÍP IC O : M IX T O , T É R M IC O
H o rizo n te P ro fu n d id a d D escripción
(cm )
Al 0-23 Café amarillento (10AR, 5/3, húmedo; 5/4, seco); arena fina; suelto; granos
simples a granular fino y muy débil; muchas raíces finas; no calcáreo; pasa gra
dualmente a 12.5 cm a
AC 23-38 Café amarillento (10AR 5/4 húmedo; 5.4 seco); arena fina; grano simple;
muchas raíces finas; no calcáreo; límite ondulante hacía
C1 38-71 Café amarillento claro (10AR 6/4, húmedo; 6/4, seco);arena fina; grano simple;
menos raíces que los anteriores; no calcáreo; pasa gradualmente a los 15 cm a
C2 71-122 Café amarillento claro (10AR 6/4, húmedo; 6/4 en seco); arena fina; muy poro
so y rotura masiva a grano simple con la presión más ligera; bandas horizontales
irregulares de 6 a 12.7 mm de anchura y con una separación de cerca de 15 cm,
con un contenido de arcilla ligeramente superior. Esas bandas son de cerca de
dos magnitudes menos de valor de color que la matriz; no calcáreos; pasa gra
dualmente a los 15 cm a
C3 122-172 Café amarillento claro ( 10AR 6/4, seco); arena fina; grano simple; pocas raíces y
pocas bandas horizontales; no calcáreo; pasa gradualmente a
C4 173-245 Café amarillento claro (10AR 6.4, en seco); igual que el horizonte anterior, ex
cepto por el hecho de que tiene menos raíces y menos bandas originales. Perfora
ción de sondeo.
Fueme: D a l o s y d e s c r ip c i ó n d e S o il S u r v e y L a b o r a t o r y D a t a a n d D e s c r i p t i o n s f o r S o m e S o ils o f K a n s a s , p á g s . 7 0 - 7 1 . S o il
S u rv e y I n v e s tig a iio n s R e p o n N o . 4 , 1 9 6 6 . S o i l C o n s e r v a t io n S e r v ic e , U n i t e d S ta te s D e p a r t m e n t o f A g r i c u l t u r e .
379
SOIL SURVEY LABORATORY Lincoln. Nebraska FECHA m ayo de ¡959
TIPO DE SUELO A rena fin a Tivoli LUGAR Condado de Reno. Kansas
SUELO NO. S59Kans 78-1
0-23 Al 0.1 5.7 22.5 57.1 9.3 3.2 2.1 35.7 1.4 af
23-38 AC 0.4 6.7 23.3 57.4 8.4 1.8 2.0 34.0 12 al
38-71 Cl 0.1 4.7 21.8 60.0 9.6 1.1 2.7 37.8 0.8 al
71-122 C2 < 0.1 3.7 20.1 61.5 10.7 0.9 3.1 40.4 0.6 al
122-173 es < 0 .1 0.4 34 71.3 19.8 1.3 3.8 69.8 0.8 af
173-245 C4 0.1 3.6 17.0 57.2 14.7 2.0 5.4 44.0 0.7 af
Suma Suma
Materia orgánica Tensiones de humedad C IC Cationes extralbles 3111a Sat. Sat. de de cano*
" Base Base bases nex
IB la 4 B la 4B2 5 A la 6N 2b 602b 6 H la 6P 2a 6Q 2a 5C1 5CS 5 B la 5A 3a
8 C la 6 A la 6 B la 1/10 l/ S 15 N H 4A c Suma
OC N C /N A im óv Alm os. AtmOs. N H .A c Ca Mg H Na R Im crtam b C at
(1 :1 ) (% ) (% ) (% ) (% ) (% ) (M iliequivalem es por 100 g de suelo) (% ) (% ) (mcq/100 * )
6.5 0.27 0.026 10 4.4 2.7 1.1 2.3 1.7 0.4 08 < 0.1 02 100 74 2.3 3.1
62 0.14 001 7 32 2.3 1.2 2.0 12 0.6 2.0 < 0.1 02 100 50 2.0 4.0
5.8 0.09 0.008 38 2.9 1.3 2.1 1.3 0.4 1.2 < 0 .1 0.1 86 60 1.8 3.0
6.1 0.05 . . . 3.6 2.7 1.2 2.1 1.4 0.6 12 < 0.1 0.1 100 64 2.1 3.3
6.3 0.03 • • ■ 55 3.6 1.7 2.6 1.7 0.7 1.2 < 0.1 0.1 96 68 2.5 3.7
68 0.04 . . . . . . 6.7 4.8 1.8 32 2.1 1.1 12 < 0.1 0.1 100 73 3.3 48
Pro/un-
Núm, Horizonte didad (cm) Color Textura Estructura Consistencia
1 0 -1 0 2.5A 3/2 l 2m*b hfi-mmp
2 A„ 10-30 5A 3n * 3rmb híl-mmp
3 A„ 3 0 -5 0 2 5A 4/4 * 3mtb hfi-mmp
4 \C 50-60 5A 5/4 t 2mlab hfi-mmp
5 C 66-102 5A 5/6 * rnsb hfi-mmp
Matrna
C /C Cationes intercambiables (meq/100 g) orgánica P
Núm. pH (meq/100 g) Ca • Mg K Na (%> (ppm )
I 6.9 32.9 35.0 1.85 0.59 0.18 2.3 13
2 7.0 32.1 38.0 1.90 0.67 0.21 1.9 15
3 7.2 29.0 34.0 1.95 0.60 0.18 1.2 6
4 7.3 28.2 33.0 2.05 0.50 0,20 0.6 3
5 7.4 29.5 36.0 2.20 0.50 0.15 0.5 2
381
D ato s físicos: C . L. C a re y , an alista
Espacio
Agua retenida a: Distribución de tamaño Densidad total
1/3 Atm . 15 Atm . de partículas (%) de masa de poros
Núm. (% ) (% ) Arena Limo Arcilla (g/cc) (% )
1 39.7 24.3 12 22 66 1.81 31.6
2 40.7 24.2 13 21 66 1.91 27.9
3 39.2 23.8 10 20 70 1.91 27.9
■1 38.8 22.2 11 19 70 1.82 31.6
5 41.1 23.1 8 20 72 1.91 27.9
38 2 A P É N D IC E : P E R F IL E S DE SU ELO S
Perfil núm. 3. X ERO CH REPT T ÍPIC O : M ARGA GRUESA,
M IXTA, MÉSICA
383
Horizonte Profundidad Descripción
(cm)
A JI 0-8 Café grisáceo oscuro (10AR 4/2), marga arenosa gruesa; café oscuro (10AR 3/3),
mojado; estructura moderada de grumos, finos a medianos; blando, muy friable,
no pegajoso ni plástico; muchas raíces finas y muy finas; muchos poros aleatorios
finos y muy finos; neutro (pH 6.7); limite liso y brusco.
A12 8-23 Marga arenosa gruesa café oscura (10AR 4/3, café oscuro (10AR 3/3) húmedo;
estructura granular débil, fina a mediana; un poco duro, muy friable, no pegajoso y
no plástico; muchas raíces finas y muy finas; son comunes los poros intersticiales y
tubulares, finos y muy finos; neutro (pH 6.7); limite difundido a irregular claro.
Crotovinas llenas de este material, de 7.5 a 10 cm de ancho, que se extienden a los
horizontes inferiores, en algunos puntos llega a la parte superior del horizonte C.
A13 23-48 Marga arenosa gruesa café oscuro (10AR 4/3), café oscuro ( 10AR 3/3) húmedo;
estructura granular débil, fina a mediana; ligeramente dura, muy friable, no
pegajosa ni plástica; pocas raíces finas y muy finas; son comunes los poros
intersticiales y tubulares finos y muy finos; ligeramente ácido (pH 6.5); límite
ondulado y claro.
B21 48-71 Marga arenosa gruesa café oscuro (10AR 4/3), café oscuro (10AR 3/3) húmedo;
masiva; dura, friable, no pegajosa ni plástica; pocas raíces finas y muy finas;
poros intersticiales y tubulares finos y muy finos; un poco ácido (pH 6.3); límite
liso claro.
B 22 71-89 Marga arenosa gruesa café amarillento (10AR 5/4), color café amarillento oscu
ro (10AR 3/4) húmeda; masiva; dura, friable, no pegajosa ni plástica; muy pocas
raíces finas y muy finas; poros intersticiales y tubulares finos y muy finos; ligera
mente ácido (pH 6.3); límite brusco, irregular a roto.
C1 89-112 Engrudo de tonalita café amarillento (10AR 5/4) y café muy pálido (10AR 7/4)
compuesto principalmente de cuarzo, feldespato, hornablenda y minerales
secundarios de color oscuro; limite irregular claro.
C2 112-162 + Engrudos de tonalita cafés (10AR 5/3) y cafés muy pálidos (10AR 7/3), compues
tos principalmente de cuarzo, feldespato, hornablenda y otros minerales de color
oscuro, en su mayor parte no intemperizados.
Fuente: D a i o v \ d e s c r ip c i ó n d e A T o p o s e q u e n c e o f S o ils in T o i u i l i t c ( i r u s i n i h c S o m h e r n C a l i f o r n i a P e n in s u la r R a n g e ,
p á g s . 3 8 - 3 9 , d e W i l l e y D . N e n l e i o n , K la u s W . F l a c h y G e o r g e B o r s t . S o i l S u r v e y I n v e s i i g a i i o n R e p o r t e N o . 2 1 . S o i l t . o n s e r v a -
t i o n S e r v ic e , U n i t e d S ta ie s D e p a r t m e n t o f A g r i c u l i u r e .
384 A P É N D IC E : P E R F IL E S D E SU E LO S
S O IL S U R V E Y R tvem de, California
LA BO R A T O R Y
T IP O D E SU ELO Marga arenosa gruesa Vista LUGAR C o n dado d e San Diego, C alifornia
SU ELO NO. S64Catif-37-l
• l o* códigos nu m eneo* de lo* encabriad o * d e la« colum na* de d a io i te porsien encontrar en lo* Solí Survey L e to u to r » M cthods a n d Procedure» fo r C ollecting Solí Sam ples Sotl Sursey In v estíg a te o s
R ep o n e No. I. I% 7 Soil C onservation Service U nited States D epartm ent o f A gnculture, U nited State* (io v n n n w n i P n n n n f O ffice, W ashington
• De m uestra de caracterización. d eterm inado m ediante agitación d u ran te 24 tvora* en una solución de h exam etafosfato de sodio.
m%del suelo com pleto del terreno; resultados expresados sobre base d e m enos de 2 mm
*** Análivt* de suelo c om pleto, resultado* expresados en base d e suelo com pleto.
Contenido de agua PH Bases exlraibles SBIa c /c
4BIC AB2* 4D 1 4DI 8C lb 8Cla 6N 2a' 6 0 2a* 6P2a • 6Q2a • 6H2a* 5A2a* SA Ja‘
8A '
1
i
Perfil núm. 4. H A P L A R G ID T ÍP IC O : M A R G O S O FIN O ,
M IX TO Y T É R M IC O
(cm )
Al 0-10
Marga arenosa gruesa café (7.5AR 4/4), amarilla rojiza (7.5AR 6 /6 ) seca; en la
superficie es una veta delgada de arena gruesa de cerca de 3 mm de ancho;
estructura pastosa débil, mediana y gruesa que se rompe para producir una estruc
tura granular débil y fina; ligeramente dura, muy friable, pegajosa y plástica; son
comunes las raíces finas y medianas; muchos poros finos; limite ondulado y
brusco.
B1 10-25 Marga arenosa gruesa café oscuro (7.5AR 4/4), muy café (7.5AR 5/6) seca;
masiva, se rompe para tomar una estructura de bloques, débil, mediana y sub-
angular; ligeramente dura, muy friable, pegajosa y plástica; pocas pieles de
arcilla en bloques; son comunes las raíces finas que siguen las caras de los
bloques; poros tubulares continuos. Finos y medianos en los bloques; límite
ondulado y claro.
B211 25-48 Marga arcillosa arenosa café rojiza (5AR 4/4); café (7.5AR 5/4)cuando estáseca;
estructura prismática moderada, mediana y gruesa que pasa a bloques angulares
moderados, medianos y gruesos, al romperse; muy dura, friable, muy pegajosa,
muy plástica; películas delgadas y continuas de arcilla; son comunes las raíces
Finas que siguen las caras de los bloques; pocos poros Finos; límite ondulado y
claro.
B22t 48-69 Marga arcillosa o arcillosa arenosa café rojizo (5AR 4/4); café (7.5 AR 5/4)
cuando está seca; estructura de bloques subangulares moderados, medianos y
gruesos; muy dura, muy friable, muy pegajosa y muy plástica; películas delgadas
y continuas de arcilla; son comunes las raíces finas que siguen las caras de los
bloques; numerosos micelios finos de cal; calcárea, límite ondulado y claro.
B3tca 69-94 Marga café (7.5AR 4/4), café fuerte (7.5AR 5/6) cuando está seca; son comunes
las motas medianas y claras, de color blanco rosado (7.5AR 8/2); masiva que
se rompe a una estructura de bloques subangulares débiles, finos, y medianos;
ligeramente dura, muy friable, pegajosa y plástica; películas de arcilla delgadas y
no continuas en las caras de los bloques; son comunes los poros continuos, finos
y medianos en los bloques; segregaciones rosadas (7.5AR 7/4) de cal; calcárea;
límite ondulado y claro.
IlC Ica 94-137 Marga arenosa gruesa de grava gris rosada (7.5AR 7/2), blanca rosada (7.5AR
8/2) cuando está seca; moteada de gris rosado (7.5AR 6/2) y amarillo rojizo
(7.5AR 8 /6 ) cuando está seca; masiva; extremadamente dura, firme, no pegajosa
ni plástica; poros continuos y muy finos; calcárea.
HC2ca 137-193 La misma descripción que para el horizonte IlCIca, pero el color es rosado
(7.5AR 7/4) cuando está húmeda; límite ondulado y gradual.
IIC3 193-250-* Arena gruesa de tipo de grava, café claro (7.5AR 6/4) gris rosada (7.5AR 7/2)
cuando está seca; masiva; blanda, suelta, ligeramente pegajosa y no plástica;
pocas concreciones de carbonatos; calcárea.
Fuente: D a t o s y d e s c r ip c i ó n d e S o il C l a s s i f i c a t io n . a C o m p r e h e n s i v e S y s ie m — 7 t h A p p r o x i m a t i o n , p á g . 1 6 5 , 1 9 6 0 . S o il
S u r v e y S t a f f , S o i l C o n s e r v a t io n S e r v ic e , U n i t e d S ta te s D e p a r t m e n t o f A g r i c u l t u r e , U n i t e d S ta te s G o v e r n m e n t P r i n t i n g O f f i c e ,
Washington,
387
D ato s clim á tico s (W ittm a n . A ri/ o n a ) E F M A M J J A S O N D A nu al
T e m p e ra tu ra m ed ia, 1931-47 ( °C ) 9 12 14 19 24 29 33 32 28 22 14 11 21
P re c ip ita c ió n m ed ia. 1931-47 (m m ) 23 33 23 IS 5 0 25 45 25 10 17 35 254
H o rizo n te P ro fu n d id a d Descripción
(cm)
Alp 0-18Marga arcillosa limosa café muy oscuro (10AR 2/2, húmeda) a café grisáceo
oscuro (10AR 3.5/2, seca); terrones subangulares moderados que se rompen para
formar granitos finos y muy finos; friable; húmeda; ligeramente dura, seca; sin
efervescencia; límite liso y brusco.
AB 18-28 Marga arcillosa limosa café muy oscuro (10AR 2/2, húmeda) (10AR 3/3, húme
da y triturada) a café grisáceo oscuro (10AR 4.5/2, seca); granular, moderada
mente fina; friable, húmeda; ligeramente dura, seca; raíces abundantes, pocas
gusaneras, sin efervescencia; límite liso y claro.
B21 28-43 Marga arcillosa limosa café oscuro (10AR 3/3, húmeda) (10AR 4/3, seca); estruc
tura prismática mediana y débil que se rompe para formar bloques subangulares
finos y muy finos; ligeramente firme, húmeda; dura, seca; abundantes raíces,
pocas gusaneras y aberturas; numerosos poros finos y muy finos; sin efervescen
cia; límite liso y claro.
B22 43-70 Marga arcillosa limosa café oscuro (10AR 3/3.5, húmeda) (10AR 4/3, húmeda y
triturada) a café (10AR 5.5/3, seca), estructura prismática mediana moderada
que se rompe en bloques subangulares finos y muy finos; ligeramente firme,
húmeda; ligeramente dura, seca; raíces abundantes y poros muy finos dentro de
agregados; recubrimiento continuo delgado en agregados grandes y pequeños;
moteados café amarillento y gris en los 5 centímetros inferiores del horizonte,
pocos, débiles y finos; sin efervescencia; límite suave y claro.
B23 70-102 Marga arcillosa limosa café oscuro (10AR 3.5/3, húmeda) a café (10AR5.5/3,
seca); estructura prismática gruesa y débil que se rompe para formar bloques
subangulares medianos; ligeramente firme, húmeda; un poco dura, seca; nume
rosos poros finos y muy finos; raíces abundantes en las caras de los agregados
gruesos; son comunes los moteados débiles, de color café amarillento; también
son comunes los moteados fuertes café claro; sin efervescencia; límite liso y claro.
B3 102-122 Marga arcillosa limosa café oscuro (10AR 3.5/3, húmeda) a café (10AR 5.5/3,
seca); estructura prismática gruesa y débil, que se rompe para formar bloques
subangulares débiles, gruesos y medianos; friable, húmeda; ligeramente dura,
seca; numerosos poros finos y muy finos, pocos poros medianos; son comunes
los moteados débiles y finos, café amarillento; también moteados café media
nos, café fuerte; unas cuantas concreciones blandas y finas de manganeso, de
color café; pocas raíces; sin efervescencia; límite liso gradual.
C 122-152 Marga arcillosa café (10AR 4/3, húmeda) a café pálido (10AR 6/3, seca); estruc
tura prismática gruesa y débil, sin agregados menores; recubrimiento delgado
sobre los prismas, moteado como en el horizonte anterior, con motas débiles y
grises, gruesas; sin efervescencia.
Fuente: D a t o s y d e s c r i p c i ó n d e l S a il S u r v e y L a b o r a t o r y D a t a a n d D c s c r í p t i o n s f o r S a m e S o il o f N e b r a s k a , p á g s . 1 2 2 -2 3 .
S o il S u r v e y I n v e s i i g a i i o n s . R e p o r t e N o . 5, 1 966. S o il C o n s e r v a r o n S e rv ic e , U n i t e d S ta te s D e p a r t m e n i o f A g r i c u l t u r e .
389
SOIL SURVEY LABORATORY Lincoln, Nebraska FECHA 9 de abril de 1958
TIPO DE SUELO Marga arcillosa limosa Marshall LUGAR Condado Washington, Nebraska
SUELO NO. S57Nehr-89-9-(l-7)
IBIa* Distribución de tamaños departículas (mm) (%) 3AI
Profun Horizonte Areno Arena Arena Arena Arena Limo Arcilla Clase de
didad muy gruesa mediana fina muy textura
(cm) gruesa fina
(0.25- <0.10- (0.05- (0.02-
(2-1/ (1-0.5/ (0.5-0.25/ 0.10) 0.05) 0.002) «0.002) (0.2 0.02) 0.002)
0 -1 8 A lp 0.2 0.1 0.1 0.2 16 69.0 28.8 43.1 27.6 malí
18-28 AB 0.2 1.3 65.3 33.2 38.0 28,7 malí
28-13 B21 0.1 0.2 1.5 64.7 33.5 37.5 28.8 malí
4 3-70 B22 0.1 0.1 02 2.4 64.6 32.6 41.0 26.1 malí
70-102 B23 0.1 0.3 3.2 64.5 31.9 43.2 24.7 m alí
102-122 B3 0.2 5.0 66.6 30,2 408 28.9 malí
122-152 C ... ... 0.3 3.1 69.0 27.6 42.6 29.7 m alí
• l.o* núm ero* de cbdlgn* en lo* e ncabriado* de columna* de dato* *r pueden e n co n trar en Sotl S u r c o L aboratory Metho*l* and P ro crd u rr* for C ollcctm g Soil S am plr*. Soil Survey Invevltgalton. Hep*rrtc
No. I . I W Soil C oncervallon Service. United Salale» D epartm ent o f S g rtc u ltu rt U nited State* G o v em m en t Printing O ffice. W arhlngron
Tensiones Peso
pH Materia orgánica de etc Cationes extraíbles SI Bu Sat. de Suma Suma
humedad Bases Bases Cationes yol.
6Ala 6Bla 4B2 SAIa 6N2b 602b 6Hla 6P2a 6Q2a Sat. de 5C3 SBIa 5A 3a 4 A3a
CO N 1S NH4A c Ca Mg H Na K Bases SCI Sum a
8Cla C/N NHfAc Cal.
Alm. suelo
_ Interc.
fl.ll (%) (*> <*) (Mthequivalentespor 100gdesuelo) tmeq/IOOg) (g/cc)
(*> <%)
5.8 1.78 0.160 11.1 11.5 20.8 11.0 3.6 11.0 • ■• 0.8 74 58 15.4 26.4
5.9 1.64 0.149 11.0 15.9 23.5 13.5 4.8 9.9 • •• 0.5 80 66 18.8 28.7 • ••
6.1 1.11 0.105 10.6 13.8 24.0 14 2 5.9 9.1 0.1 0.5 86 69 20.7 29,8
6.3 0.54 0.058 93 13.8 24.4 15.4 6.4 7.2 0.1 0.4 91 76 22.3 29.5 1.32
6.5 0.22 14.4 24.9 16.3 6.9 56 0.1 0.5 96 81 23.8 29.4
6.8 0.17 14.0 24.8 16.6 6.9 5.6 02 0.4 97 81 24.1 29.7
6.8 0.10 • •• ... 14.1 24.6 17.0 7.0 4.4 0.3 0.4 100 85 24.7 29.1 1.36
P erfil núm. 6. H A PLA Q U O D AÉRICO: ARENOSO,
SILÍCICO , TÉRM ICO
D istrib u c ió n de ta m a ñ o s de p a rtíc u la s (m m )
Horizonte Arena Arena Limo Arena O
1
2-1 1-0.5 0.5-0.25 0.25-0.10 0.10-0.05 2-0.05 0.05-0.002
V
391
i
J
Características químicas
(cm)
AO 1-2.5 Camada forestal parcialmente descompuesta de roble blanco y rojo y nogales
americanos.
Al 0-5 Marga limosa gris muy oscuro (10AR 3/1, húmeda); estructura granular fuerte,
muy fina; muy friable, cuando está húmeda; abundantes raíces finas; límite del
horizonte ondulado y brusco.
A2 5-23 Marga limosa café claro (10AR 6/3, húmeda); estructura plana moderada a
fuerte, muy delgada; friable, cuando húmeda; limite de horizonte ondulado
y claro.
B1 23-43 Marga limosa fina, café (10AR 4/3 húmeda); estructura de bloques subangulares
moderados y muy finos; ligeramente firme cuando está húmeda; recubrimientos
vesiculares, claros, café muy pálido (10AR 7/3, húmedo); son muy comunes las
películas delgadas y no continuas de arcilla en las caras horizontales y las vertica
les de los bloques; límite de horizonte ondulado y claro.
B21 43-61 Marga arcillosa limosa café (10AR 4/3, húmeda); estructura de bloques sub
angulares finos y fuertes; ligeramente firme a firme, con humedad; pocos
recubrimientos grises y granulares en los bloques; películas arcillosas delgadas y
no continuas, bastante abundantes; límite de horizonte ondulado y claro.
B22 61-29 Marga arcillosa limosa café (10AR 4/3, húmeda); estructura de bloques sub
angulares finos y fuertes; ligeramente firme a firme con humedad; películas de
arcilla destacadas y continuas, de color café amarillento oscuro (10AR 4/4,
húmedo) en las caras horizontales y verticales de los bloques; ciertas concre
ciones negras (2.5A 2/0) de manganeso; límite de horizonte ondulado y difundido.
B23 89-107 Marga arcillosa limosa café (10AR 4/3, húmeda); estructura de bloques sub
angulares finos y fuertes; ligeramente firme a firme con humedad; películas de
arcilla destacadas y casi continuas en las caras de los bloques; límite ondulado y
claro.
B3 107-122 Marga arcillosa limosa café amarillento (10AR 5/4, húmeda); estructura de blo
ques subangulares finos y moderados hasta estructura masiva; ligeramente firme
con humedad; películas de arcilla no continuas, de color café amarillento oscuro
(10AR 4/4, húmedas), principalmente en las caras verticales de los bloques;
limite de horizonte ondulado y claro.
C1 122+ Marga limosa fina café amarillenta ( 10AR 5/6, húmeda); masiva; ligeramente
firme con humedad; destacan algunas películas de arcilla sobre planos verticales
de fractura.
Fuente: D a t o s y d e s c r ip c ió n d e S o il S u r v e y l a b o r a t o r y D a t a a n d d e s c r ip t i o n s f o r S o m e S o ils o f l o w a , p á g s . 4 0 - 4 1 . S o il S u r v e y
I n v e s t i g a t i o n s . R e p o r t e N o . 3 , 1 9 6 6 . S o il C o n s e r v a t io n S e r v ic e , U n i t e d S ta ie s D e p a r t m e n i o f A g r i c u l t u r e .
393
SOIL SURVEY LABORATORY Lincoln. Nehraska
T IPO DE SUELO Marga limosa de Fayette LUGAR Condado de Clayton. lo n a
SUELO NO. S59towa-22-l
Ifíla * Distribución de tamaños de partículas fmm) <%) 3A !
Profun Hori- .4 reno Arena Arena Arena Arena Limo Arcilla Clase de
didad zonte muy gruesa mediana fina muy textura
gruesa <0.25- fina (0.05- (0.02-
(cm) (2-1) (1-0.5) (0.5-0.23) 0.10) (0.10- 0.002) K 0.002) (0.2-0.02) 0.002)
0.05)
0 -5 Al 0.1 0.3 0.2 0.3 13 84.6 13.0 41.1 452 m li
5 -2 3 A2 < 0 .1 0.2 0.1 03 13 84.4 13.5 40.0 46.1 mil
25-43 B1 < 0 .1 0.1 0.2 0.3 1.3 812 16.9 37.7 45.0 mlí
43-61 B2I < 0 .1 0.1 0.1 0.2 3.0 728 23.8 38.7 37.2 mli
6 1 -8 9 B22 0.1 < 0 .1 < 0 .1 0.3 3.2 68.7 27.7 44.0 28.1 m alí
89-107 B2S < 0 .1 < 0 .1 < 0 .1 0.3 32 65.8 30.7 43.3 25.9 m alí
107-122 B3 < 0 .1 < 0 .1 < 0 .1 0.5 2.8 67.3 29.6 43.5 26.8 m alí
122+ Cl < 0 .1 < 0 .1 < 0 .1 0.3 3.0 70.4 263 46.1 27.5 mli
• Lo* « 6 d tf0 i nu m tn co » de I o í e n c ab riad o s de la» colum na» de dato» w pueden en co n trar en Sod Survey L eboratory M e thod» a n d P ro ced u rer foc CoHecOBf Soil Sim ple» SotJ Survey I n v o tifjtio m Reporte
No. I, l% V Soil C onvervanon Service. United Siatev G overnm ent Pr* m ng O ffice, W ashington.
2t«3SSá;t8S ? l a ? ?
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OXWiO'l s r i
u v»b - o - i:
P
395
w- c o o U Cl
» b ia ia U
§• ■»
Perfil núm. 8. H A P L U D U L T T ÍPIC O : A R C IL L O S O ,
C A O L IN ÍT IC O , T ÉR M IC O
PFB FII ES DE SU E L O S
Horizonte Profundidad Descripción
(cm)
OI 5-2.5 Hojas sueltas de roble y pacana.
Al 0-1 Marga arenosa fina café gris oscuro (10AR 4/2); estructura granular fina y débil;
muy friable; límite ondulado claro.
A2 1-10 Marga arenosa fina café fuerte (7.5 AR 5/6); estructura de bloques subangulares,
finos y débiles que pasa a estructura granular gruesa y débil; muy friable; límite
liso claro.
Bit 10-18 Marga arcillosa arenosa roja amarillenta (5AR 4/8) con recubrimientos de marga
arcillosa arenosa café fuerte (7.5AR 5/6); friable; películas de arcilla muy finas y
no continuas; pocas escamas finas de mica; límite ondulado y claro.
B211 18-28 Arcilla roja (2.5AR 4/8); estructura de bloques, subangular moderada, fina y
mediana; friable; son comunes las películas de arcilla casi continuas; pocas esca
mas finas de mica; límite ondulado y gradual.
B22t 28-60 Rojo (2.5AR 4/8); con recubrimiento de arcilla roja (10R, 4/8); estructura de
bloques, subangular y angular, moderada, mediana y fina; películas delgadas de
arcilla, casi continuas; unas cuantas escamas de mica; límite liso y gradual.
B23t 60-90 Rojo (2.5AR 4/8) con recubrimientos de arcilla roja (10R 4/8); estructura de blo
que, subangular y granular moderada, mediana y fina; firme; películas de arcilla
gruesas y casi continuas; unas pocas escamas de mica; límite liso y gradual.
B31t 90-115 Arcilla roja (10R 4/8); estructura de bloques, subangular, moderada y mediana;
películas de arcilla gruesas; pero no continuas; pocas escamas gruesas de mica;
pocos fragmentos de gneiss de mica intemperizado; límite irregular y difundido.
B32t 115-168 Rojo (2.5AR 4/8) con puntos destacados de arcilla amarilla rojiza (7.5AR 6 /8 );
estructura de bloques, subangular, mediana y débil que se rompe para formar
una estructura de bloques subangulares finos; friable; películas de arcilla gruesas
y no continuas, principalmente en las caras estructurales verticales; son comunes
las escamas finas de mica; muchos fragmentos de roca intemperizada blanda; lí
mite irregular y difundido.
C1 168-198 Marga arcillosa roja (2.5AR 4/8) y amarilla rojiza (7.5AR 7/6); masiva; muy fria
ble; unas pocas películas de arcilla en las caras estructurales verticales; son comu
nes las escamas finas de mica; numerosos fragmentos de roca intemperizada blanda
(saprolítica).
397
Distribución de tamaños de Al
partículas (menos de 2 mm) pH Inter
Hori Profun Arena Limo Arcilla Clase agua Materia cam
zonte didad total 0.050- 0.002 de orgánica biable
(cm) 2-0.050 0.002 textura (m eq/
(% ) (% > m (1:1) <%) 100 g)
Al 0-1 3.8
A2 1-10 60.5 29. i 10.4 mal 4.8 2.3 1.9
B it 10-18 45.4 27.7 26.9 maa 4.7 1.8 2.4
B 21t 18-28 14.6 20.2 65.2 Arcilla 4.8 1.0 3.9
B 22t 2 8-60 15.1 14.6 70.3 Arcilla 5.2 0.6 2.7
B 23t 60-90 8.6 2Ó.8 70.6 Arcilla 5.3 0.4 4.5
B 31t 90-115 18.2 28.6 53.2 Arcilla 5.3 0.2 3.3
B 32l 115-168 24.2 32.3 43.5 Arcilla 5.3 0.1 3.2
C1 168-198 32.6 31.6 35.8 Marga •<. ••• 3.9
arcillosa
Orto
~ r , e * , r D F R FILES DE SU ELO S
P erfil núm. 9. H A PLO RTH O X TÍPICO : ARCILLOSO
OXÍD ICO , ISO H IPERTÉRM ICO
Ap 0-15 Arcilla café rojiza oscura (2.5AR 3/4); estructura granular moderada y mediana;
friable con humedad; ligeramente pegajose y plástica mojada; muchas raíces
finas; muchas concreciones de hierro medianas y Finas; límite liso y claro.
B21 15-30 Arcilla roja oscura (10R 3/6); estructura granular moderada y mediana; friable
con humedad; pegajosa y plástica cuando está mojada; son comunes las raíces
Finas; muchas concreciones de hierro medianas y finas; limite liso y claro.
B22 30-56 Arcilla roja oscura (10R 3/6); estructura de bloques, subangular, débil y me
diana, que pasa a granular Fina y débil; friable con humedad; no pegajosa y lige
ramente plástica, cuando está mojada; muchas raíces Finas; muchos poros finos;
numerosas concreciones de hierro finas y medianas; límite ondulado gradual.
B23 56-86 Arcilla roja oscura (10AR 3/6); estructura de bloques, angular, Fina y débil;
Firme cuando está húmeda, no pegajosa ni plástica mojada; son comunes las raí
ces Finas; muchas concreciones Finas y medianas de hierro; limite ondulado y
gradual.
B24 86-114 Arcilla roja oscura (2.5AR 3/6); estructura de bloques angular, Fina y débil; fria
ble con humedad; no pegajosa ni plástica cuando está mojada; pocas raíces finas;
son comunes las concreciones finas de hierro; límite ondulado y gradual.
B25 114-152 Arcilla roja oscura (2.5A R 3/6); estructura de bloques angular, débil y fina;
friable con humedad; ligeramente pegajosa y plástica mojada; muchas raíces
raíces finas; son comunes las concreciones finas de hierro.
Observaciones: El Bureau of Public Roads muestreó los horizontes A P, B22 y B24. Los colores dados son
para tierra húmeda. Los suelos estaban a la capacidad de campo cuando se muestrearon.
Mineralogía, micromorfología (Métodos 7B1, 4E1). La arena de los cuatro horizontes superiores consiste
primordialmente en nódulos ferruginosos de la fracción gruesa y muy gruesa y de cuarzo claro, angular y
subangular, en las fracciones de arena fina y mediana. La arena del horizonte B25 es principalmente de
granos de aspecto de tierra, de color café rojizo, con cuarzo subordinado como se describió antes; el B24 es
intermedio en la proporción de granos de tierra. La arena muy fina es en gran parte de cuarzo, con algunos
materiales opacos y unos cuantos circones en los cuatro horizontes superiores; no se encontró feldespato.
Las observaciones de secciones delgadas indican que hay cuarzo dentro de las concreciones de hierro. El
material del horizonte B2 superior es muy poroso, con orientación de arcilla preferencial de largo alcance y
sin películas de arcilla.
Fuente: D a lo s d e S o il S u r v e y L a b o r a t o r y D a t a a n d D e s c r ip t io n s f o r S o m e S o ils o f P u e r t o R ic o a n d th e V i r g i n Is la n d s , p á g s . 1 6 2
6 3 . S o il S u r v e y I n v e s t i g a r o n . R e p o n e N o . 12, 1 9 6 7 . S o il C o n s e r v a t io n S e rv ic e , U n i l e d S ta te s D e p a r tm e n t o f A g r i c u l t u r e .
399
SOIL SURVEY LABORATORY Lincoln, Nebraska
T IPO DE SUELO Arcilla Delicias LUGAR: Suroeste SCD, Puerto Rico
SUELO NO. S61PR-14-10
Métodos generales, 1A, IB la, 2A1, 2B
Clase de tamaños y diámetro de partículas (mm) (% de < 2 m m ) 3A l*
tota l Arena Limo
Profun Horizonte Arena Limo Arcilla M uy Gruesa Mediana Fina Muy fina
Int. III
didad gruesa
(cm) (0.05 (0.05 (0.02
(2-0.05) 0.002) « 0 .0 0 2 ) (2 -1 ) (1-0.5) (0.5-0.25) (0.25-0.1) (0.1-0.05) 0.02) 0.002)
0-15 Ap 37.4a 11.9 50.7 6.9 3.5 2.8 14.9 9.3 3.6 8.3
15-30 B21 32.3a 10.2 57.5 9.3 3.3 2.2 10.8 6.7 3.1 7.1
30-56 B22 31.8a 17.6 50.6 9.1 3.3 1.9 10.4 7.1 4.5 13.1
56-86 B23 27.8a 32.4 39 8 5.1 2.0 1.6 9.4 9.7 12.2 202
86-114 B24 29.3 b 29.6 41.1 5.4 2.1 1.6 8.7 11.5 13.1 16.5
114-152 B25 30.4 b 33.6 36.0 43 2.8 2.2 9.4 11.7 13.0 20.6
* L o s c ó d ig o s n u m é r ic o s e n lo s e n c a b e z a d o s d e la s c o lu m n a s e s t á n e n S o i l S u r v e y L a b o r a i o r y M e t h o d s a n d P r o c e d u r e s f o r C o l l e c f in g S o il S a m p le s . S o il S u r v e y I n v e s i i g a t i o n s . R e p o n e N o . 1, 1 9 6 7 . S o il C o n
s e r v a t i o n S e r v ic e , U n i t e d S ta te s D e p a r t m e n t o f A g r i c u l t u r e . U n i t e d S ta te s G o v e r n m e n t P r i n t i n g O f f i c e , W a s h i n g t o n .
Notas-. L a s c u r s iv a s i n d i c a n q u e lo s m a te r ia le s n o a r c i l lo s o s t ie n e n p r o b a b l e m e n t e fu e r t e s p r o p ie d a d e s s im ila r e s a la s d e la a r c i l la ,
a = N ó d u lo s d e F e - M n , d e m á s d e l 5 0 % ( 2 - 0 .5 m m ) .
b = N ó d u lo s de tie r r a ; m a y o re s d e 5 0 % ( 2 -0 .0 5 m m ) .
c = 11 k g / m 2 a 150 c m ( M é to d o 6 A ).
d = L a g a m a en r e p e l i d o s es d e 0 . 1 2 g / c c .
e - E s t im a d o ,
f - E s ta d o de c a m p o .
g = E l p o r c e n t a j e d e a r c i l l a se e s t im a ( 1 5 b a r s d e p o r c e n t a j e d e a g u a x 2 . 5 ) .
Frag-
Clase de tamaños y diámetros de par- mentos
tículas (mm) (% de < 2mm) 3 A 1 gruesos Densidad de masa
Int. 3A lb 2A2 6 A /a 6Bla 6C2a 4A la 4A le 4A Ib 4D1
II Arcilla 2-19 Carbono Nitrógeno C /N Hierro Estado 30-cm Seco COEL
disp. en mm orgánico Ext. de al
agua (c) como Fe campo aire (f)
(0.2-0.02) (2-0.1) « 0 .0 0 2 ) (%) (%) (%) (%) (g/cc) (g/cc) (g/cc)
24.1 28.1 27.6 tr 2.68 0.212 13 9.8 1.38 1.51 0.032
17.8 25.6 18 1.01 0.110 9 10.9 1.24 1.22 1.28 0.010
19.4 24.7 ••• 22 0.43 0.069 6 11.8 1.16d 1.16d 1.20d 0.010
29.1 18.1 ... 21 0.25 0.038 7 13.6 1.43 1.40 1.44 0.003
31.2 17.8 ... 15 0.22 ... 17.5 1.40e ...
31 3 IS .7 7 0 .1 8 25.3 1.36 1.38 0.00.3
T i p o d e s u e l o : H u m u s de P o n z e r.
L u g a r : 18 m al n o rte del c an a l 1,800 m al este de C a n a l A . C o n d a d o de W a s h in g to n ,
C a r o lin a del N o rte .
E l e v a c ió n : 4.8 m etros.
V e g e t a c i ó n n a t u r a l : M a d e ra s d u ra s m ix ta s.
F ec ha de m u e s t r e o : 7 de septiem bre de 1965.
D esc r ipc ió n h e ch a p o r : J. D. D olm an y D. W. G oss.
Profundidad Descripción
(cm )
0-20 Material orgánico negro (10AR 2/1, húmedo) y bien descompuesto; las fibras
constituyen del 20 al 30% del material total; al frotarse, color negro (húmedo)
(10AR 2/1); extracto de pirofosfato de sodio en papel filtro blanco, café oscuro
(10AR 3/3, húmedo); estructura de bloques, subangular, mediana y débil;
friable; cierta cantidad de carbón; raíces recientes; limite liso y brusco.
20-35 Material orgánico negro (10AR 2/1, húmedo) y bien descompuesto; las fibras
constituyen del 20 al 30% del total del material; color frotado negro (húmedo)
(10AR 2/1); extracto de pirofosfato de sodio en papel filtro blanco, café ama
rillento oscuro (10AR.4/4, húmedo); masivo; friable; ligeramente quebradizo;
raíces recientes; límite ondulado brusco a
35-47 Material orgánico café muy oscuro (10AR 2/2, húmedo) y bien descompuesto;
las fibras constituyen del 20 al 30% del material total; color frotado negro (hú
medo) ( 10AR 2/1); extracto de pirofosfato de sodio en papel filtro blanco, café
amarillento oscuro (10AR 4/4, húmedo); estructura de bloques subangular,
mediana y débil, friable; raíces recientes; límite ondulado y brusco.
47-65 Material orgánico y mineral negro (7.5AR 2/0, húmedo); las fibras constituyen
del 10 al 20% del total de material; color frotado (húmedo) negro (7.5AR 2/0);
extracto de pirofosfato de sodio en papel filtro blanco, café gris muy oscuro (10AR
3/2, húmedo); masivo; friable; raíces recientes; limite ondulado y claro.
65-80 Marga café(10AR 4/3, húmeda); masiva; firme; ligeramente plástica; ligeramen
te pegajosa; raíces recientes; límite ondulado y claro.
80-112 Marga café amarillento claro (2.5A 6/4, húmeda); masiva y firme; ligeramente
plástica y pegajosa; raíces recientes.
Fuen/e: D a to s y d e s c r ip c ió n d e A S t u d y o f O r g a n i c S o ils ( H i s t o s o l s ) in th e T i d e w a t e r R e g ió n o f N o r t h C a r o l i n a , p á g s . 1 8 -2 0 ,
d e J . D . D o l m a n y S . W . B u o l . N o r t h C a r o l i n a A g r i c u l t u r a l E x p e r i m e n i S t a t i o n T e c h n i c a l B u l le t i n N o . 181, I % 7 .
Reacción
Conte (1:2) Materia orgánica
Profun nido de h 2o KC1 Pérdida
didad humedad de ignición Mebius Nitrógeno Nitrógeno C /N
(cm) (% de agua) (% peso) (% de MO) (% de suelo) (% de MO)
0 -2 0 6.55 5.3 4.5 50.09 47.43 1.120 2.23 26.30
20-35 8.20 4.0 2.9 82.36 89.03 1.370 1.66 35.36
35-47 7.69 4.0 2.9 86.69 90.78 1.200 1.38 42.49
47-65 5.07 3.8 3.2 25.23 30.77 0.700 2.77 21.20
65-8 0 1.89 4.2 3.6 4.58 5.44 0.154 3.36 17.48
80-112 1.18 4.5 3.7 2.50 1.02 0.067 2.68 21.94
403
Acidez de
intercam
Cationes extroíbles Cationes intercambiables bio. pH
Profun
didad (mg/100 g) (ppm) (mg/100 g) del suelo
(cm) Ca Mf A' P Ca Mg K Al H 1meq/I00 g)
0-20 9.12 5.49 0.12 SO 16.00 18.59 0.40 0.20 0.15 0.S5
20-S5 2.48 2.20 0.16 4.0 4.90 600 0.52 1.80 1.40 S220
35-47 1.20 1.12 OIS 1.5 2.10 2.52 0.42 15,40 2,50 17 90
47-65 0.40 0.27 0.10 6.0 OSO 0.80 0.28 8.S5 1.35 9.70
65-80 0.16 0.15 0.08 6.0 0.00 0.50 0.22 6.15 0.55 6.70
80-112 0.16 0.21 0.07 125 0.20 0.57 0222 8.55 040 8.95
Capacidad de intercambio de
Profun cationes (meq/tOOg) * Sat. % Sat. Hierro Sene mi
didad CIC CIC al CIC a de Bases al de Bases o Ext. Si neral de
(cm) Perm. pH del suelo pH de 7 pH del suelo pH de 7 F e /), ¡a arcilla
0-20 35.19 35.34 59.90 99.01 58.41 0.41 v/c,»c.tit
20-55 12.22 13.62 463 5 83.85 24.53 0.18 V /C . C, I
35—47 20.44 22.94 116.65 21.97 4.32 0.13 V /C . C. I
47-65 9.73 11.08 65.05 12.45 2.12 0.08 V/C. C. 1
65-80 6.87 7.42 21.00 9.70 3.43 0.03 V / C . C. 1
80-112 9.54 9.94 11.75 9.96 8.43 0.05 V /C . C. 1
• Imnrudo dt vtrmxvlti+florua
t ( a d m it a
t U ln a
índice onomástico
405
Burges, A ., 301, 304 Dokuchaev, V. V., 15, 16, 17, 126,
Bushnell, T. M., 151, 357 134, 212, 213, 214, 215, 222, 234
Butler, B. E ., 199 Dolman, J. D., 76, 344
Doyle, R. H ., 372
Cady, J. G ., 91, 191, 196, 201, 262, Dragoo, M. C ., 81
336 Dregne, H. E ., 277
Cam argo, M., 235 Drover, D. P. 301, 304
Cam eron, R. E ., 278 D uchaufour, P ., 303, 356
Carlisle, F. J „ 151 Duda!, R „ 58, 235, 236, 237, 238, 262
Carroll, P. H „ 337 Du Preez, J. W ., 336
Cate, R. B., Jr., 98, 101
C ato the Eider., 14 Eaton, T. H ., Jr., 183, 302
Ciolkosz, E. J., 361 Edelman, C. H „ 119, 255, 303
Clarke, F. W „ 116, 193 Ehrlich, W. A ., 141
Clebsch, E. E. C., 271, 300 Eider, J. H ., 327
Cline, M. G ., 14, 18, 22, 75, 76, 208, Ellis, J. H ., 141
263, 268 Engberg, C. A., 348
Cloos, P ., 98 Engel, M artha S., 288
Coffey, G. N ., 215 England, C. B., 326
Coleman, N, T ., 82, 83, 84, 85, 87, Erickson, A. E ., 304, 305
102, 209 Evans, C. E ., 85
Collins, J. F ., 99 Evans, D. D ., 61
Columella, 14 Eyk, J. J ., 300
Cooke, W. B., 295
Cooper, A. W ., 164 Fadness, D. M ., 70
C osta de Lemos, R., 234 Fallón, F. A ., 14
Costin, A, B., 301 Farnham , R. S., 343
Cox, J, E ., 271 Fehrenbacher, J. B., 318
Craig, Doris, 85, 102 Finch, V. C ., 288
Craig, R. M ., 201 Finney, H. R., 314
Crocker, R. L., 127, 174, 190, 191 Flach, K. W ., 67, 343
Cronquist, A ., 170 Fleming, J. F ., 86
Crow ther, E. M., 125 Fletcher, J. E ., 166, 280
Curtis, J. T ., 27, 289, 292 Flint, R. F ., 221
Fosberg, M. A ., 287, 293
Chandler, R. F., Jr., 183, 190, 302 Fowler, E. D., 357
Chapek, M. V., 348 Franzmeier, D. P ., 81, 116, 301, 303,
Chapm an, H, D., 82 304
Chizihikov, P. N., 28 Frey, D. G ., 192, 194
Christ, G. L., 99, 106 Fridland, V. M., 166, 303, 354, 360,
362
Daniels, R. B „ 145, 195, 197, 200, 201, Fripiat, J. J ., 98
202, 325, 328 Frye, J. C ., 200
Davidson, S. E ., 79 Fuller, W. H ., 278
Davis, J. F ., 343, 348
Davis, W. M „ 19, 189, 199 Gamble, E. E ., 145, 201, 202, 316,
Day, P. R., 78 325, 327
DeMent, J. A ., 268, 306 G ardner, D. R., 313
Derting, J. F ., 328 Garner, M. R., 292
D ’H oore, J. L „ 271, 336, 340 Garrels, R. M „ 99, 106
Dickey, H. P „ 294 Gedroiz, K. K., 16
Dickson, B. A ., 191 Geiger, R., 158, 159
406 IN D IC E O N O M Á S T IC O
Gerasimov, I. P ., 58, 223, 227, 301, H ooke, R. L „ 119
354, 356 H opkins, A. W ., 288
Gersper, P. I., 174 H orn, L. H ., 288
G ibbons, F. R., 262, 263, 301 H orton, R. E., 258, 259, 369, 372, 373,
Gibbs, H. S., 13 374
Gile, L. H ., 57, 201 Hough, J. L., 192
G irdner, C. L., Jr., 273 Hseung, Y., 279
Glazovskava M. A ., 354, 357 Hugie, V. K., 182, 292, 316
Gleason, H. A., 170
Glinka, K. D „ 15, 16, 127, 213 Irving, W. N „ 197, 308
Goldich, S. S „ 104 Irwin, R. W ., 348
Gómez, R. S., 191 Ivanova, E. N ., 58, 223, 225
Goodall, D. W „ 27, 28
Gooding, A. M., 316 Jacks, J. V., 21
G raham , E. R., 121 Jackson, M. L., 66, 74, 79, 82, 84, 88,
Gray, T. R. G ., 173, 174 93, 97, 101, 104, 105, 107, 174, 192,
Greenland, D. J ., 335, 338 272, 279, 305, 316, 334
Grim, R. E ., 92 Jackson, W. A ., 70
Grossenbacher, K., 174 Jam es, M. S., 262
Grossman, R. B., 57, 70, 79, 81 James, P. E., 288
Guerrero, R., 313 Jeffery, J. W. O ., 98
Jenny, H „ 16, 18, 26, 73, 114, 126,
Hack, J. T ., 189, 199 127, 128, 130, 131, 134, 140, 144,
Hagenzieker, F., 262, 264 145, 157, 160, 161, 171, 172, 173,
Hall, G. F „ 361 174, 250, 252, 300, 301, 303
Hallsworth, E. G ., 262, 264, 301 Jensen, H. I., 233
H am ilton, V. L., 294 Joffe, J. S., 127
Ham m ond, A. L., 192 Johnson, W. M., 32, 262, 354
Ham m ond, E. H ., 288 Jones, R. B., 354
Haseman, J. F., 121 Jones, R. L „ 173, 323
Havens, A. V., 161 Jongedyk, H. A ., 348
Hawley, J. W „ 201 Jongen, P ., 336
Heald, W. R., 84 Jongerius, A ., 345, 346
Heddleson, M. R., 314, 363, 366 Juday, C ., 360
Heller, J. L., 239
Hendrickson, A. H ., 80 Kaila, A ., 346
Henin, S., 279 K am prath, E. J., 85
Henry, E. F., 81, 332 Kanehiro, Y., 74
Hensel, D. R., 102 K anno, I., 271
Heuvelen, B. van, 345, 346 Karayeva, Z. S., 270
Heystck, H ., 279 Kaster, D. L., 325
H ickok, R. B., 348 Kawaguchi, K., 304
Hilgard, E. W ., 16, 214 Kellogg, C. E., 16, 114, 164, 209, 217,
H ironaka, M ., 18, 249 218, 240, 280, 333, 335, 338, 365,370
Hissink, D. J., 190 Kemper, W. D., 92
Hodgm an, C. D., 118 Kendall, H. M., 288
Hocks, J., 301 Kevan, D. K. McE., 303
Hole, F. D ., 18, 66, 69, 115, 118, 119, Khalifa, E. M ., 67, 71, 326
152, 173, 174, 182, 184, 192, 250, Kilmer, V. J „ 88
292, 301, 302, 305, 308, 315, 316, King, L., 200
355, 356, 357, 358, 359, 360 Kittrick, J. A ., 92
Holowaychuk, N ., 174, 314 Klemmedson, J. O., 147
ÍN D IC E O N O M A S T IC O 407
Klingebiel, A. A ., 360, 366 Mayhugh, R. E., 282
Knox, E. G ., 13 Mazurak, A . P., 290
Kononova, M. M ., 346 McCaleb, S. B., 142. 326
Kossovich, P. S., 267 M cCracken, R. J., 70, 82, 83, 209,
Kovda, V. A ., 223 271, 300, 304, 328
Kowalinski, S., 223 McDowell, L. L., 345, 352
Krebs, R. D „ 323 McFee, W. W., 300
Krishna, P. C., 265 McKenzie, L. J., 304
Krusekopf, H. H ., 16 M cLaren, A . D., 174
Kubiena, W. L., 70, 206, 222, 227 McLean, E. O ., 83
K ubota, J ., 300 McMiller, P. R., 305, 308
Kuhn, A., 24 Mehlich, A ., 79, 84
Kulp, J. L ., 192 Mehra, O. P., 88
Kunze, G. W ., 92, 262, 265, 267 Mellanby, K., 186
Merwe, C. R. van der, 279, 280
Lag, J „ 144, 145 Meyer, A ., 161
La M arche, V. C ., Jr., 173 Miars, D., 292
Lang, R., 157 Milfred, C. J., 173, 184, 290, 300, 301,
Larsen, J. A ., 197, 308 306, 363
Larsen, R. J ., 282 Mili, J. S., 127, 206, 207
Laycock, W. A ., 292 Miller, J. P., 199
Leahey, A ., 231, 232 Milner, H. B., 91
Lee, G. B., 355, 357, 360 Mirza, C., 348
Lee, W. D ., 142 Mitchell, J. K., 70
Leeper, G. W ., 13, 233 M ohr, E. C. J ., 195, 335
Leonard, R. P ., 349 M oorm ann, F. R., 86
Leopold, L. B., 199 M ortland, M. M., 92, 304
Liebig, J ., 14, 19 Mowery, I. C ., 262, 265, 267
Lin, C., 84 Miickenhausen, E., 58
Liverosky Yu. A ., 223 M uckenhirn, R. J., 191
Lomonosov, M. V., 15, 17 Muir, A ., 305
Losche, C. K., 147 Müller, P. E., 15, 182, 305
Lucas, R. E ., 343 Müller-Beck, H., 287
Lyford, W. H „ 184
Neller, J. R., 348
M acFayden, A., 302 Nelson, L. A ., 77, 145
MacKenzie, R. C ., 93 Nettleton, W. D., 66, 102, 201, 280,
Maignien, R., 336 316, 328
M ajor, J., 190 Neustruyev, S. S., 15, 354
Malcolm, R. L., 304 Nielsen, G. A ., 182, 195, 289, 314
M arbut, C. F ., 15, 16, 74, 113, 127, Niering, W. A ., 166,
198, 215, 217 N ikiforoff, C. C., 19, 166, 199,208,279
Marcus, L. F., 250 Nikonov, M. N., 343
Marechal, R., 230 N orthcote, K. H., 13, 115, 234
Marel, H. W. van der, 98 N orton, E. A ., 144
Markley, Q. L., 294 Novosad, C. J., 264
Marshall, C. E ., 121 Nye, P„ 95, 335, 337
M artin, D. R., 282 Nygard, I. J., 305, 308
M artín, W. P ., 166, 278 Nyun, M. A ., 142
Matelski, R. P ., 289, 292
M atsuo, Y., 304 Oakes, H., 267
Mayer, I. D ., 348 Obenshain, S. S., 88
Odell, R. T ., 313, 376 Rich, C. I., 84, 88, 101, 106
Ollier, C. D ., 336 Richard, F., 292
Olson, G. W ., 173, 184, 300, 301, 306, Richards, L. A ., 80
375 Richardson, W. E., 273
Orvedal, A. C ., 257 Richthofen, F, F. von, 134, 211
Oschwald, W. R., 363, 376 Rickert, D. A ., 256
O stlunds, H. G ., 195 Riecken, F. F., 27, 173, 197, 218, 255,
Ovington, J. D., 185 290, 314, 316, 362, 365, 376
Rieger, S., 271, 306
Palissv, Bernard de, 14 Riquier, J ., 299
Palmer, W. C., 157 Robertson, G. K., 262, 264
Palm quist, R. D., 199 Robinson, A. H., 288
Papendick, R. I., 292 Robinson, G. H., 191, 290
Parsons, R. B., 195 Rodé, A. A ., 111, 127, 146, 305
Passey, H. B„ 182, 292, 315 Roe, H. B., 347
Patrick, W. H., Jr., 101 Ross, S. J ., Jr., 81
Penck, W ., 189, 200 Rozanov, A. N., 279, 280
Pendleton, R. D., 336 Rozanov, B. G ., 223
Pendleton, R. F., 327 Rozov, N. N ., 58, 223, 224
Perkins, H. F., 326 Ruffin, E., 214
Perum al, S., 265 Ruhe, R. V., 151, 189, 192, 194, 195,
Peterson, F., 57 197, 199, 200, 201, 289, 336, 358,362
Petterssen, S., 165 Russell, J. S., 127
Pliny the Eider, 14 Russell, R. J „ 147
Poetsch, E ., 255 Rust, R. H., 378
Pohlen, 1. J ., 13
P ol’skii, B. N ., 305 Salem, A. E., 131, 250
Polynov, B. B., 116, 134, 170 Salem, M. Z , 174
Pomerening, J. A ., 13 Salisbury, E. J ., 190
Ponom areva, V. V., 301 Samoylova, Ye. M., 223
Pons, L. J ., 345 Sarkar, P. K., 210
Porter, H. C., 328 Schafer, G. M ., 354
Post, L. von, 346 Scheidegger, A. E., 200
Powell, J. C„ 354 Schmude, K. O ., 305, 306, 308
Prasolov, L. I., 354 Scholtes, W. H., 195
Prescott, J. A ., 234 Schultz, A. M., 300, 301, 303
Preston, D. G., 275 Schuylenborgh, J. van, 270, 271
Prill, R. C., 290 Schwarzbach, M., 166
Prince, A. B., 84 Sellers, W. D., 335
Protz, R., 361 Shanks, R. E., 271, 300
Proudfoot, V. B., 190, 301 Shantz, H. L., 277
Sherman, G. D ., 74, 97, 101
Quay, J. R., 375 Shields, L. G ., 362
Shul’gin, A. M., 164
Raica, N., Jr., 278 Sibirtsev, N. M., 127, 213, 222
Ram ann, E ., 14, 225 Siever, R., 119
Ranney, R. W ., 316 Sigmond, A. A. J. de, 13, 225
Raychaudhuri, S. P ., 131 Simonson, R. W., 20, 21, 37, 58, 111,
Reed, W. W ., 156 114, 193, 195, 218, 263, 267, 271,290
Reichert, S. E ., 184 Simpson, G. G ., 249
Rhoades, H. F ., 127 Sims, R. P., 325
Rice, H. M ., 141 Sivarajasingham, S., 336
In d ic e o n o m á s t ic o 409
Klingebi Valassis, V., 79
Knox, ' van Baren, F. A ., 335
Kono- van H elm ont, 14
Kosf Van’t H off, J. H ., 157
Ko- 218, 239, Varro, 14
K/ ->i, 365 Veihmever, F. J., 80
y Vielvoye, L., 98
, 249 Vilenskii, D. G., 13, 15, 170
126 Villar, E. H. del., 267
M ., 70 Virgil, 14
R., 249 Vologuev, V. R., 166
jiov, L. A ., 270 Vysotskii, 170
.jp h e r, C. D., 377
Springer, M. E ., 62, 280, 354 Walker, P. H ., 196, 361
Steele, F ., 328 Wallace, D. L„ 318
Stephens, C. G ., 234, 235 Wallis, J. R., 131, 250
Stephens, J. C „ 345, 347, 352 W atson, J. P., 337
Stewart, E. H ., 345, 352 Weast, R. C., 118
Stobbe, P. C ., 119, 231, 233, 301 Weaver, J. E., 286, 287, 290
Stone, E. L., 300 Weed, S. B., 83, 209
Strahler, A. N., 200 Weiblem, P. W., 119
Stremme, H ., 190 W endland, W. M., 189
Strong, L. E ., 316 Wertz, W. A ., 349
Sukhai, A. P ., 101 Westin, F. C., 290
Swafford, W. R., 294 W hite, E. M „ 173
Swanson, D ., 167 White, J. L„ 103
Swenson, R. M., 290 Whitehead, A . N ., 16, 17,
Swindale, L. D ., 140, 177, 305 Whiteside, E. P„ 57, 204, 301, 303,
304, 305, 313, 315
Tam m , C. O ., 195 Whitney, M ilton, 215, 223, 239
Tan, K. H ., 270 W hittaker, R. H ., 166, 255
Tavernier, R., 191, 230 W hitting, L. D., 93, 310
Taylor, N. H „ 13, 271 Wiedenfeld, C. C ., 264
Tedrow, J. C. F ., 256, 279, 281, 323 Wilde, S. A ., 18, 47, 170, 182, 183,315
Telfair, D., 292 Wilding, L. P., 193, 354
Templin, E. H „ 157, 262, 265, 266, 267 Williams, V. R „ 15, 127
Thaer, A. D „ 14, 134, 210 Willis, A . L„ 105
Theophrastus, 14 W ittmuss, H. D., 290
T hom as, G. W., 82, 83, 84, 85, 87 W olman, M. G., 199
T hornburn, T. H ., 375 W right, A . C. S., 140, 271
T hornthw aite, C. W., 161 Wright, H. E„ Jr., 192, 194
T horp, J., 17, 116, 164, 184, 185, 187, W right, J. R., 119, 301, 304
197, 209, 217, 218, 263, 267, 287 W ulforst, J. P., 349
288, 289, 292, 305, 316, 317, 361 W yatt, R., 102
Thwaites, F. T ., 189
Travis, R. B., 135
Yang, H ., 119
T roeh, F. R., 262
Yesilsoy, M. S., 67, 279, 280
Tucek, C. S., 192
Tyler, S. A ., 105 Yoshinaga, N ., 271
410 ÍN D IC E O N O M A S T IC O
índice analítico*
411
Bloque, 39, 59-60 sistema ruso m oderno, 222-225
Brezo, 300 clase, 223
Brunizem, 287, 292. Véase también especies, 225
Molisoles subclases, 224
subtipos, 224
Cadena, 151, 320, 325, 360, 361 tipos, 224
Calcificación, 111, 112, 114, 117 variables, 225
Caliche, 280 técnica, 207
Cam adas, 113, 120 y cartografía de suelos, 233, 365,
Cambios de cultivos, 338 Clima, 22, 24-25, 145, 269-282, 300
Caolinita, 104-106, 108, 271, 326 lluvias, 155-158
C apa huraillúvica (en histosoles), 351 suelos, 166-167
C apacidad de contracción y dilatación tem peratura, 157-159
(extensibilidad lineal), 80-82, 266-268 variabilidad, 167, 279
Capacidad de intercambio de cationes, Coel, 81-82, 268
82-84, 344 Color, 36-38
Capas intermedias de aluminio, 103 matriz, 37
Características biogénicas, 182 tonalidad, 37
C arbonatos, 114, 117, 317 valor, 37
C arbono orgánico, 89-90 Complejos orgánicos y minerales, 21,
Categoría, 207 304
Cenizas volcánicas, 139-140, 270-271 Composición, 72
Cimentación, 40, 304-306 física, 78-81
Clase, 207 mineralógica, 91-93
Clasificación, 206-219. Véase también uso en la clasificación de suelos, 74
Orden; Suborden; G ran grupo; química, 81-91
Subgrupo; Familia; Serie; Tipo Concreciones, 43, 69, 114
australiano, 233-234 Conductividad de extracto de satura
belga, 229-230 ción, 89, 282
brasileño, 234 Consistencia, 38-39
británico, 231 C ontacto lítico, 56
canadiense, 231-233 Contacto paralítico, 56
comprehensive U.S. system, 239-240, Contenido de bases, 271, 273
246-249 Crotovina, 113, 182, 290, 292
estructura del, 240-241 Cuerpo, 354-355. Véase también Poli-
nom enclatura en el, 239, 243-246 pedón
criterios, 33 Cuerpo de suelo individual, 31-32.
desarrollo histórico, 210-219 Véase también Cuerpo
periodo cuantitativo m oderno en Cután de arcilla. Véase Cutanes,
la, 218-219, 222-249 arcillanes
periodo norteam ericano medio, de materia orgánica. Véase Cutanes,
215-218 organes
dogma y estancamiento en la, 32, de tensión. Véase Cutanes, de ten
209 sión
finalidades, 206-207 óxido. Véase Cutanes, manganes,
numérica, 18, 27, 249-250 sescuanes
principios, 208 Cutanes, 41, 63-69, 182, 315-316
sistema de categorías múltiples, 208 arcillanes (películas de arcilla), 42,
209 66, 70, 280, 290, 303
sistema de cubiena, 227, 228 esqueletanes, 65-66
sistema de la FAO, 222, 235-237 ferriarcillanes, 66
sistema francés, 229-230 illuviación, 66
manganes, 42, 65 úmbrico, 54, 327
organes, 42, 65, 182 Equilibrio de agua, 157, 161-164, 277
organoarcillanes, 290 278
secuanes, 42, 66 Erosión, 19, 21, 257
soluanes, 65 Esmetita, 107. Véase también Montmo-
tensión, 42, 66 rillonita
Chernozem , 287, 289, 292. Véase tam Espodosoles, 114. 173, 183. 299-309
bién Molisoles Estepas, 286-288, 292. Véase también
Dendrogram a taxonómico, 250 Pastizales; Praderas
Densidad de masa, 78-80, 273, 305, E structura, 40-41, 265-266, 290, 315
Desalcalinización, 112, 118, 289 316
Desalinización, 112, 117 Evapotranspiración potencial, 161-163,
Descalcificación, 112, 117 277
Descomposición de minerales, 119 Experimentos de laboratorio de génesis
Descripción de perfiles de suelos, 35 de suelos, 198
57, 347
Desperdicio de masas, 254, 255 Factores de estado. Véase Factores de
Difracción de rayos X, 91 formación de suelos
Discontinuidades litológicas, 53 Factores edatogénicos (de formación
Drenaje, índice del suelo, natural, 354, de suelos), 125-128, 131, 134, 155
358-359, Familia, 231-233 241,248
D urinodios, 305 Fauna, 118, 120, 184-185, 292
D uripán, 57, 281 Fechado, 190-193
anillos de troncos de árboles, 190
Ecuación edafogenética. Véase Mode carbono radiactivo, 190-192
los teóricos Feldespato, 100, 105, 271
Ecología, 19, 24 Ferruginación, 120
Ecosistema, 127, 185 Fertilización, 119, 337
Ecotones, 306 Fitolitos, 299
Edad, 19, 21, 22, 24, 113, 114, 147, Formación de horizontes, 114, 361
189-191, 265, 270, 283, 290, 301, Formación mineral de la arcilla
312, 323, 334-335 (síntesis), 106-108, 271, 279, 326
Edafografía, 22 alófano, 110, 140, 272
Edafología, 13 caolinita, 104-106, 107, 271, 326
Edafosfera, 18 esmectitas (m ontmorillonita), 107.
E dafotúbulo, 67-69 Véase también M ontm orillonita in
El hom bre, sus efectos sobre el suelo, tegrado 2:1-2:2 (vermiculita con
52, 54, 185, 346-347 capas intermedias de aluminio),
Eluviación, 112, 116, 289, 303, 316,360 107-108
Enriquecimiento, 117 gibsita, 104-106, 108, 271
Entisoles, 254-261, 270 goetita, 108
Aquentes, 255, 258, 259, 260 haloisita, 104, 108
A rents, 255, 260 illita, 107
Fluventes, 260 vermiculita, 107-108
O rthents, 257, 260 Fosfatos, utilización y fijación, 272
Psamm ents, 258, 260 Fragipán, 52, 56, 305, 325, 328
Epipedón, 19, 21, 255 Frontón, 196
antrópico, 54
histico, 54 Galerías en el suelo, 184-185. Véase
mólico, 54, 286, 296 también Crotovinas
ócrico, 54, 255, 270, 277, 315 Génesis, 13, 14-16, 19
plaggen, 54 com plejidad, 20
IN D IC E A N A L ÍT IC O 413
conceptos, 20-22 de agua
historia, 17 Humidificación, 112, 120, 337
m étodos de estudio, 26 Hundim iento de histosoles, 234-236
orígenes, 16
Geografía, 354 Uluviación, 112, 116, 289, 303, 361
G eomorfología, 149, 196-203, 362 Inceptisoles, 174, 196, 270-275, 306
Gibsita, 104-105, 108, 271 Adepts, 271, 274-275, 306
Gilgai, 262, 263 A quepts, 274
Glaébula, 69 Ochrepts, 275, 314
Gleinización 113, 120, 271, 317, 325, Plaggepts, 274-275
337-338 Tropepts, 274-275
G ranos de esqueleto, 59, 65, 91 U mbrepts, 274-275
G ran grupo, 213, 217, 231-232, 244 Índice
Grumusoles, 262. Véase también Verti de drenaje de suelos, natural, 358-360
soles. de formación de suelos, 193-198, 301
de patrón de cuerpos de suelos, 355,
Halosita, 104, 108 359-360
Haplaidización, 115, 264, 361 de posición en el terreno, natural, 359
Hierro libre, 88 Inercia edafológica, 193 , 257
Histosoles, 195, 343-351 Inmovilización de coloides, 116, 257,
Fibrists, 350-351 304-305
Folists, 350 Intemperización, 21, 97, 111, 113, 326
Hemists, 350-351 edafoquímica, 97, 101-103
Saprists, 350-351 geoquímica, 97-102
Horizonte, 35 disolución, 101
de diagnóstico, 53-57 hidratación, 100
designaciones, hidrólisis, 100
horizontes maestros, 46-50 oxidación y reducción, 98-100
subhorizontes, 50-53 Integrados vérticos, 42
Horizonte Interpretaciones, 365-367
ágrico, 55 agrícola, 372-377
álbico, 56, 259, 299, 303, 314-316, no agrícolas, 366, 375
326 usos regionales de tierras, 375
arcilloso, 54, 234, 279, 315-316, 326 Introducción en lenguas, 184, 316
arenoso, 57 Investigación, 17, 18, 365
B latosólico. Véase H orizonte óxico Ion de sodio, 54, 112, 118
cálcico, 56, 281, 295
de yeso, 56, 295 Laderas. Véase Relieve
fíbrico, 55, 346-347 Lados deslizantes, 42, 63, 69, 264, 266
grosarénico, 57 Laterita de tabla freática, 333. Véase
hémico, 55, 346-347 también Oxisoles
K, 57 Laterita (material), 336
nátrico o sódico, 55, 281-283, 313 Laterización, 36-42, 112, 119, 337
óxico, 55, 234, 237, 242, 333 Latosoles, 274, 282. Véase también
petrocálcico, 56, 281 Oxisoles
plácico, 304 Lavado, 112, 118, 280 304, 326, 337
sálico, 56, 281 Leucinización, 112, 119
sáprico, 56, 346, 351 Limites de horizontes, 45
Horizontes espódicos, 55, 272, 300, 305 Litosecuencia, 130, 140-142, 257, 312
Hormigas constructoras de montículos, 313
174, 184, 291 Lixivación, 112, 116, 186-187, 301, 316
Hum edad, 80. Véase también Balance Loess, 136, 292-293
414 ÍN D IC E A N A L ÍT IC O
Lombrices de tierra, 21, 113, 182, 292, O rterde, 182, 304
314 Ortstein, 303-305
Oxisoles, 119, 333-341
M aduración, 113, 120, 346 Aquox, 340
Magneso, óxido, 65, 119 Hum ox, 340-341
M apas, 14, 354, 365-375 O rthox, 340-341
trazado de, 32, 354, 365-366. Véase Torrox, 341
también Mapas Ustox, 341
Marga, 57, 347
Materia orgánica, 89-90, 177, 179, 182 Paleoclima, 166, 233, 278
186 Paleoedafología, 22
Materiales Paludización, 113, 120, 345
calcáreos, 117, 136 Panes, 21, 52, 56-57, 274, 281, 325,327
iniciales, 125, 134, 254. Véase Pápulas, 69, 316
también Material original P atrón, 174, 177, 356-361
limnicos, 57, 347 Pastizales, 286-288. Véase también
originales, 22, 50, 134, 147. Véase Praderas; Estepas
también Materiales iniciales Pavimento, desierto, 280
M atriz S, 59 Pedalfer, 216-217, 235
M elanización, 112, 119, 289, 327,337 Pedocal, 216-217, 235
Microclima, 165-166 Pedón, 29, 31, 36, 75-77, 361
M icromorfología, 59-70 Película de arcilla. Véase Cutanes,
Microorganismos, 174, 177 arcillanes
Minerales indicadores, 121 Perfiles, 28, 35-56, 347
Mineralización, 113, 120, 337, 343, 351 Perm afrost, 57
Modelos teóricos de génesis de suelos, pH, 43-45, 85-87
128-131, 170-173 Piel de arcilla. Véase Cutanes, ar
Secciones delgadas, 69 cillanes
Molisoles, 174, 193-196, 286-297 Píldoras fecales, 69
Albolla, 290, 293, 295, 297 Planosoles, 290
Aquolls, 293, 295 Plasma, 60, 257
Rendolls, 295 Pleistoceno, 20-22
Udolls, 286, 289, 292, 295, 313, 316 Plintita, 56, 202, 327, 337
Ustolls, 292, 295 Podzol. Véase Espodosoles
Xerolls, 295 Podzol de hierro, 301
M ontm orillonita, 104, 107, 279 Podzoles de tabla freática, 300
Mor, 172, 302 Podzolización, 112, 119, 173, 271, 301,
M orfología, 35 304, 327
M orronización, 120, 314, 317 Polipedón, 29, 32, 174, 271, 301, 304,
M oteados, 36-38, 326
Movilidad de los constituyentes del Poros. Véase Vacíos
suelo, 116, 170 Posición del suelo en el terreno, 354,
Muestra de terrenos, 114, 130 359
Muestras, 75-78 Praderas, 173-174, 286-288
Muestreo, métodos de campo, 75-78 Predicciones de rendimiento de culti
Mull, 183, 303 vos, 375-385
Procesos
Nitrógeno, 89-91 de formación de suelos. Véase
Nodulos, 35, 43, 51, 69 Procesos edafogénicos de génesis
de terrenos, 361-362. Véase
Orden, 231-232, 235, 239-245, 132-133 también Terrenos
Organismos, 146-147, 170-187 Protosuelos, 20
IN D IC E A N A L IT IC O 415
Quelatación, 304 246-247
Queluviación, 304 Suelo
azonal, 127, 190, 218, 248
Razón de carbono a nitrógeno, 90, 279 intranzonal, 127, 189-190, 217-218
Recubrimientos de arcilla. Véase maduro, 190, 198-199, 270. Véase
Cutanes, arcillanes también Suelo azonal
Relieve, factor de formación de suelos, normal. Véase también Suelos ma
127, 128-130, 144-153 duros; Suelos zonales
Resaltos básicos, 184, 300 superficie del, 28-29, 120-121
Rocas cristalinas básicas, 139, 336 Suelos
silícicas, 138-139 A ndo, 270-271. Véase también
Rocas sedimentarias, consolidadas Inceptisoles
(caliza, solomita, arenisca, pizarra aluviales, 19, 257
125-138) cafés ácidos, 313
Roedores, 185, 292. Véase también castaños, 287, 289-290. Véase tam
Animales; Fauna bién Molisoles
Rubicación, 113, 120 castaños, rojizos, 287, 289. Véase
también Molisoles
Sales cíclicas, 186-187 de praderas, 288-290. Véase también
Salinización, 112, 117-118, 281 Molisoles
Saturación desérticos. Véase Aridisoles
de bases, porcentaje, 84-85, 87, 271, forestales, 174, 183, 300
273, 319, 327 forestales cafés, 313. Véase también
del suelo, agua, 257 Alfisoles; Insertisoles
Sección de control, 30-31, 350 forestales grises, 299, 316. Véase
Secuencia también Alfisoles; Boralfs
cronológica, 131, 196, 288, 301, 312 inm aduros, 270, 302-304, 328
de intemperización, 103-105 jóvenes, 190. Véase también Suelos
climática, 166, 131, azonales
Secuencias, 131 lateríticos, 325, 333. Véase también
Sedimentos, llanuras conteras, 21 Oxisoles
Séptima aproximación, 219, 249 lateríticos café rojizos, 248, 331, 333.
Serpentinas, suelos en, 244 Véase también Utisoles
Sequum, 30 definición, 19, 30-32
Serie de estabilidad de intempeti- podzólicos amarillos rojizos, 198,
zación, 103-104 234, 248, 326, 331
Series, 214-216, 231, 233, 241 podzólicos café, 309, 312. Véase
Sesquióxidos, 26, 113, 304 también Inseptisoles; Espodosoles
Silificación. Véase Poezolización podzólicos café gris, 299, 313-314
Síntesis de minerales, 106-107 Véase también Altisoles
Sitógrafo, 20 seniles, 190
Sistema tropicales, 234, 333
abierto, 120-122 zonales, 127, 199, 213, 217-218,
cerrado, 120-122 224, 354. Véase también Suelos
Sistemas naturales ecológicos, 173-174 maduros
Solodización, 112-118, 289 Sward, 141
Solodización (desalcalinización), 112,
118, 289 Tabla freática, 150-151, 202
Solubilidades de sales en los suelos, Taxón, 207
117-118 Taxonom ía, 32-33, 222-250. Véase tam
Subgrupos, 232, 241, 244, 245 bién Clasificación
Subórdenes, 217, 235, 241, 243, 245, Tercios (en histosoles), 350
416 ÍN D IC E A N A L IT IC O
Termitas, 184, 338-339. Véase también Humults, 327, 328-329
Animales; Fauna Udults, 329-331
Terrenos, definición de, 259, 354-355, Ustults, 329-331
358-360 Xerults, 329-331
Textura, 38, 211, 214, 241, 248 Unidad cartográfica, 354
Tiempo factor de formación de suelos, Unidades taxómicas, 32-33, 222-250.
147-149, 189-199, 251 Véase también Clasificación
Tierra Usos de suelos, 255, 306, 318, 327
coprógena, 347 329, 338-339, 346-348, 365-366,75-77
diatómacea, 347 375-377
Tipos, 212-216, 223-224, 231-233
Tonhavarchen. Véase también Cuta- Vacíos, 44, 60-64, 182
nes, arcillanes ampollas, 61
Topografía, factor de formación de vesículas, 62
suelos, 144-145. Véase también Re Vermiculita, 107
lieve con capas intermedias de Al (in-
microtopografia, 146, 174, 361 tergrado 2:l-2:2), 107, 271, 326
Toposecuencia, 131, 151, 257. Véase Vermisoles, 292
también Cadena Vertisoles, 42, 69, 116, 262-268
Trastorno edafológico, 66, 112, 118, Torrerts, 268
265, 274, 280, 289, 293, 306, 316 Uderts, 268
317, 339, 361 Usterts, 268
Xererts, 268
Ultisoles, 174, 195, 197-198, 323-331
Aquults, 327, 328-329
In d i c e a n a l í t i c o 417
G ÉN ESIS Y CLASIFICACIO N DE SUELOS
S. W. Buol y otros
Capítulos selectos
Morfología del suelos
Micromorfología del suelo
Composición y descripción del suelo
Intemperización y formación de suelos
Procesos edafogénicos: procesos internos de constitución
de suelos
Material original: material inicial del suelo
Factores de terreno y relieve del suelo, y su ambiente
Contribuciones del clima al ambiente total del suelo
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