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MOVILIDAD para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018 ara el afto 2018 el Papa Francisco pid Mensaje Queridos hermanos y bermanas: para la Jornada Mundial del Migeante y del Refu El emigrante que reside entre ustedes sera para ustedes giado una respuesta comiin para afrontar “la triste como el indigena: lo amaras como a ti mismo, porque em situacién de tantos emigrantes y refugiados que huyen de _ grantes fueron en Egipto. Yo soy l Seftor tu Dios» (Lv 19,34 s guerras, de las persecuciones, de los desastres naturales Durante mis primeros afios de pontificado he manifes: en repetidas ocasiones ¢ 10 me preocupa la triste Y esa respuesta la articula en cuatro verbos (ac ger, pro-situacién de tantos emigrantes y refugiados que huyen de de rar) que vuelve a tomar en su Men- las guerras, de las ps a la Jornada Mundial de la Paz del 1 d tres naturales saje p 201 Iglesia al Global Com enero dey dela pobreza. La refiexidn de estos cuatro punto Se trata indudablemente de wn « acts a través del didlogo, el anilisis, que, de no de los tiempos: fe mi visita a Lampedusa el 8 de julio de 2013, arrollo de los mismos. leer invocando la luz del Espiritu Santo. Cuando institut el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quise que una seccién especial —dirigi da cemporalmen fuera como una expresién dela por mi solicitud de la Iglesia hacia los emigeantes, los desplazados, los refugiados y las victimas de la trata Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasién de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extran- jero acogido 0 rechazado en cualquier época de la historia (cf. Me 25,35.43). A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Seftor lo con- al amor maternal de i riencia migratoria: desde l de la lleg iglesia. a solicitud ha de concee se en cada etapa de la expe- alida y a lo Largo del viaje, des: da hasta el regreso. Es una gran responsabilidad ia quiere compartir con todos los creyentes y con todos los hon 4 es y mujeres de buena voluntad, que amados a responder con generosidad, diligencia, sabiduria y amplitud de miras cada uno segiin sus posibilidades— 1 los numerosos de fios planteados por las migraci contempordneas. ‘A este respecto, deseo reafirmar que «nuestra respuesta comiin se podria articular entorno a cuatro verbos: acoger, proveges promover e integrars. Considerando el escenario actual, acoger significa, ante todo, ampliar las posibilidades para que los emigrantes y MOVIIDAD HUMANA Foto genileza de Lucia Ballester- Catholic News Agency refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los paises de destino. En ese sentido, seria deseable un com: promiso concreto para inerementat y simplificar la conce sidn de visados por motivos humanitarios y por reunifi- cacién familiar. Al mismo tiempo, espero que un mayor riimero de paises adopten programas de patrocinio pri do y comunitario, y abran corredores humanitarios para los refugiados mas vulnerables. Seria conveniente, ademas, prever visados temporales ¢s- fictos hacia peciales para las personas que huyen de los c los paises vecinos. Las expulsiones colectivas y arbitr todo cuando se realizan hacia pai que no pue: zar el respeto ala dignidad ni alos derechos f P ig Vuelvo a subrayar la importancia de ofrecer a los emi: grantes y refugiados un alojamiento adecuado y decoroso. de acogida extendida, ya iniciados en di- ferentes lugares, parecen sin embargo facilicar el encuentro «Los programa personal, permitir una mejor calidad de los servicios y ofre- cer mayores garantias de éxito» El principio de la centralidad dea persona humana, ex presado con firmeza por mi amado predecesor Benedicto XVI, nos obliga a anteponer siempre la seguridad personal ala nacional. Por tanto, es necesario formar adecuadamente al personal encargado de los controles de las fronteras. MOVIUDAD HUMANA Las condiciones de los emigrantes, los solicitantes de asi- lo y los refugiados, tequieren que se les garantice la seguri- dad personal y el acceso a los servicios basicos. En nombre de la dignidad fundamental de cada persona, es necesario esforzarse para preferir soluciones que sean alternativas a Ja detencién de los que entran en el territorio nacional sin estar autorizados. El segundo verbo, proteger, se conjuga en toda una se- tie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio. Esta proteccién comienza en su patria y consiste en dar informaciones veraces y ciertas antes de dejar el pats, asf como en la defensa ante las pricticas de reclutamiento ilegal En la medida de lo posible, deberia continuar en el pais de inmigracién, asegurando a los emigrantes una adecuada asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un acceso equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la garantia de lo bisico para la subsistencia vital. Silas capaci- dades y competencias de los emigrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados son reconocidas y valoradas oportuna- mente, constituirin un verdadero recurso para las comuni- dades que los acogen. Por tanto, espero que, en el respeto a su dignidad, les sea concedida la libertad de movimiento en los paises de aco- sida, la posi telecomunicacién. Para quienes deciden regresara su patria, lidad de trabajar y el acceso a los medios de subrayo la conveniencia de desarrollar programas de rein- sercién laboral y social. La Convencién internacional sobre los derechos del nifio ofrece una base juridica universal para la proteccién de los ‘emigeantes menores de edad. Es preciso evitarles cualquier forma de detencién en razén de su estatus migratorio y ase gurarles el acceso regular a la educacién primatia y secun- daria, Igualmente es necesario garantizarles la permanencia regular al cumplir la mayoria de edad y la posibilidad de continuar sus estudios. En el caso de los menores no acompafiados 0 separados de su familia es importante prever programas de custodia temporal 0 de acogida. De acuerdo con el derecho uni- versal a una nacionalidad, todos los nifios y nilias la han de tener reconocida y certificada adecuadamente desde el ‘momento del nacimiento. Laapatridia en la que se encuentran a veces los emigeantes y refugiados puede evitarse ficilmente por medio de «leyes relativas a la nacionalidad conformes con los principios fun- damentales del derecho internacional». Elestacus migratorio no deberia limitar el acceso a Ia asistencia sanitaria nacional nia los sistemas de pensiones, como tampoco a la transferen- cia de sus contribuciones en el caso de repatriacién. Promover quiere decir esencialmente trabajar con el fin de que a todos los emigrantes y refugiados, asi como a las comunidades que los acogen, se les dé la posibilidad de rea- lizarse como personas en todas las dimensiones que com- ponen la humanidad querida por el Creador. Enere estas, la dimensidn religiosa ha de ser reconocida en su justo valor, garantizando a todos los extranjeros presentes en el territo- rio la libertad de profesar y practicar la propia fe. Muchos emigeantes y refugiados tienen cualificaciones que hay que certficar y valorar convenientemente. Asi como «el trabajo humano esté destinado por su naturaleza a unie a los pueblos», animo a esforzarse en la promocién de la insercién socio-laboral de los emigrantes y refugiados, ga rantizando a todos —incluidos los que solicitan asilo— la posibilidad de trabajar, cursos formativos lingiifsticos y de ciudadania activa, como también una informacién adecua- da en sus propias lenguas. En el caso de los emigrantes menores de edad, su parti- cipaci6n en actividades laborales ha de ser regulada de ma- nera que se prevengan abusos y riesgos para su crecimiento normal. En el afto 2006, Benedicto XVI subrayaba cémo Ja familia es, en el contexto migeatorio, elugar y recurso de Ja cultura de la vida y principio de integeacién de valores. Hay que promover siempre su integridad, favoreciendo la reagrupacién familiar —incluyendo los abuelos, hermanos, y nietos—, sin someterla amas a requisitos econdmicos. Respecto a emigrantes, soliciantes de asilo y refugiados con discapacidad hay que asegurarles mayores atenciones y ayudas. Considero digno de elogio los esfucrzos desplega- dos hasta ahora por muchos paises en términos de coope- racién internacional y de asistencia humanitaria. Con todo, espero que en la distribucién de esas ayudas se cengan en cuenta las necesidades —por ejemplo: asistencia médica y como también educacién— de los paises en vias de desarrollo, que reciben importantes flujos de refugiados y emigrantes, y se incluyan de igual modo entre los beneficia- rios de las mismas comunidades locales que suften carestia material y vulnerabilidad. El iiltimo verbo, integrar, se pone en el plano de las oportunidades de enriquecimiento intercultural genera- das por la presencia de los emigrantes y refugiados. La integracién no es «una asimilacién, que induce a suprimir © a olvidar la propia identidad cultural. El contacto con el ‘otro lleva, més bien, a descubrir su “secreto”, a abrirse a I para aceptar sus aspectos vilidos y contribuir asi a un conocimiento mayor de cada uno. Es un proceso largo, encaminado a formar sociedades y ceulturas, haciendo que sean cada vez més reflejo de los mul- tiformes dones de Dios a los hombres». Este proceso puede acelerarse mediante el oftecimiento de la ciudadania, desli- gada de los requisitos econémicos y lingiisticos, y de vias de regularizacién extraordinaria, alos emigeantes que puedan demostrar una larga permanencia en el pais. Insisto una vez més en la necesidad de favorecer, en cualquier caso, la cultura del enchentro, multiplicando las oportunidades de intercambio cultural, demosteando y di- fundiendo las «buenas pricticas» de integracion, y desarro- Ilando programas que preparen a las comunidades locales para los procesos integrativos.

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