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CÓMO SOLUCIONAR MIS PROBLEMAS

Si tengo un problema, también tengo el modo de solucionarlo


Con frecuencia nos surgen en la vida distintos tipos de problemas. Algunos son simples,
tan simples, que los resolvemos directamente y ni nos damos cuenta de que para llegar
a esa solución tuvimos que pensar en resolverlos en un momento anterior del tiempo.
Otros no son tan fáciles de resolver. Cuando éstos se presentan tenemos que saber cómo
darles solución en un momento concreto. No podemos tenerlos presentes tiempo y
tiempo. Algunos exigen una solución concreta.
Algunas personas afirman que no tienen ningún problema. Por ello, ¿qué es un
problema? Un problema, o una situación problemática, es una situación real o
imaginaria a la que tenemos que buscar una solución que no sabemos aplicar en este
momento. El resultado suele ser un aumento del nivel de estrés y de las emociones
negativas.
Aunque no siempre somos conscientes de ello, cuando nos surge cualquier problema,
por muy insignificante que sea en nuestra vida, con frecuencia sólo pensamos que no
hay solución para él, que tenemos que seguir haciendo lo que venimos haciendo,
fracasando con esta forma de actuar, o respondemos impulsivamente ante él, sin
resolverlo y a veces creándonos más problemas. Por ello es tan importante que toda
persona sepa cómo solucionar adecuada- mente cualquier problema que se le presente.
Vamos a indicar algunos ejemplos de problemas entre los múltiples que aparecen en la
vida cotidiana. Los in- dicamos variados y diversos, incluyéndolos de baja, media o alta
intensidad. Son una parte mínima de los que nos encontramos diariamente. Veamos
estos ejemplos: tener que irse rápidamente para el trabajo y no hay casi tiempo para
desayunar, cabrearse porque no nos gusta lo que nos dijo un compañero de trabajo,
estar en un atasco de tráfico, decirnos nuestro hijo que ha suspendido una asignatura
en la escuela, perder un partido nuestro equipo favorito, no poder ir de vacaciones al
lugar deseado, no tener suficiente dinero, no estar satisfecho con el trabajo actual, no
encontrar lo que íbamos a comprar a un comercio, que no nos valoren lo suficiente en
el trabajo, la familia, etc., pelearse con un amigo, tener una discusión con la pareja, salir
mal un negocio, llegar tarde a casa, no conseguir las entradas que queríamos porque se
han agotado o son muy caras, ser menos que otros, desconfiar de alguna persona, que
nos suban la hipoteca, no tener trabajo, etc.
También tenemos que saber que algunos problemas los tenemos mal definidos desde
el principio y por ello nunca llegamos a una buena solución. Otros problemas que nos
creamos no tienen nunca, O casi nunca, una solución satisfactoria para nuestros
intereses. Ejemplos de estos últimos casos podrían ser: quiero que esta persona me
quiera (eso depende de dos personas, no solo de una); merezco ser rico (eso depende
de muchos factores, no sólo de los deseos); quiero y necesito ser más alto (podemos
mejorar algo la altura con unos tacones, pero no podemos transformar nuestro físico ni
nuestro cuerpo); todos me tienen que reconocer que valgo mucho (no podemos exigir
a los demás que se comporten con nosotros como nos gustaría que hicieran), etc. Si es
el caso, el mero hecho de reconocer esto ya nos lleva a tener medio problema
solucionado.

¿Qué puedo hacer cuando tengo un problema que creo que no voy a poder resolver?
¿Qué puedo hacer cuando no encuentro la solución a un problema?
Sencillamente seguir una serie de estrategias que son las que llevan a solucionar
adecuadamente un problema, o a buscar la mejor solución de entre las posibles, aunque
a veces la opción elegida no es la que nos gustaría, pero no hay otra. Lo importante es
conocer este proceso y aplicarlo, para así estar seguros de que lo que hacemos es lo más
correcto.
Estas estrategias se enmarcan en lo que se denomina «entrenamiento en solución de
problemas». Con él lo que pretendemos es reconocer los problemas, buscarles
soluciones adecuadas y poner en práctica la mejor. Este entre- namiento consta de cinco
fases:
1. Reconocer que el problema existe.
2. Definición y formulación del problema.

3. Generación de varias soluciones alternativas.

4. Toma de decisiones para seleccionar la mejor solución.

5. Puesta en práctica de la solución elegida y comprobación de que realmente es la


mejor.

Veámoslas detalladamente:

1. Reconocer que el problema existe


Los problemas son cotidianos en nuestra vida. Unas personas solucionan los problemas
mejor que otras. El perfeccionismo, la falta de habilidades u otras características
personales son barreras importantes para solucionar problemas. Por ello, reconocer
que existen problemas y que tenemos que buscarles soluciones es el primer paso.
Si algo nos preocupa, puede haber un problema; si estamos continuamente rumiando
sobre algo, puede haber
un problema; cuando no somos capaces de tomar una decisión, hay un problema. O más
bien, no le encontramos solución. o
2. Definición y formulación del problema
Cuando sabemos que un problema existe debemos definirlo claramente, de modo
operativo, específico y concre- to, utilizando información relevante al respecto. Esto es,
tenemos que ser lo más objetivos posible, como si fuésemos Una persona externa que
evalúa si el problema existe y cuál es su magnitud. Tenemos que basarnos en hechos,
no en creencias; tenemos que ser concretos (hoy, ayer, siempre...), tenemos que
formularlo sin pensar ahora en la solución, tenemos que dejar nuestros prejuicios ante
la definición y centrarnos sólo en datos objetivos, concretar si nos afecta a nosotros o a
otros, si es sencillo o complejo, reciente o crónico.
3. Generación de soluciones alternativas al problema
No se debe aceptar únicamente la solución que se daba hasta ahora a ese problema. Hay
que buscar soluciones alternativas generando el mayor número posible de ellas. Se
recomienda hacer un listado con todas aquellas posibles soluciones que vengan a la
mente. Cualquiera vale. Ahora no las vamos a juzgar, ya lo haremos más tarde. La única
regla a tener en cuenta es que sean soluciones concretas, centradas en el problema y no
vagas o ambiguas.
4. Toma de decisiones para seleccionar la mejor solución
De todas las alternativas de solución propuestas, hay que elegir una, en función del
valor de la alternativa para solucionar el problema y de las consecuencias personales,
sociales, económicas, etc., que implica; ventajas y desven- tajas; resultados a corto y
largo plazo. La que se seleccione tiene, antes de ponerse en práctica, que ser una posible
solución viable al problema. Ya seleccionada, se diseñará una táctica concreta para
ponerla en práctica.
5. Puesta en práctica y verificación de la solución
La solución elegida se pondrá en práctica y se comprobará si con ella se resuelve el
problema. Se observará si el problema queda resuelto. O, de ser necesario, se revisará
todo el proceso, en el caso de que el resultado no haya sido el esperado. Si ocurre esto,
hay que volver de nuevo al principio y repetir el proceso.
Compruebe si en la puesta en práctica de la solución dispone de las habilidades
necesarias para ello, para la so- lución que ha elegido. A veces el problema está, y por
ello no se resuelve, en que la persona no tiene las habilidades necesarias que se precisan
para poner en práctica la solución que ha elegido. Si es así, tiene que disponer antes de
ellas.
En el entrenamiento en solución de problemas, para pasar de una fase a otra, hay que
superar previamente la anterior. Cuando no hay suficiente información en una fase
concreta, cuando se ha infravalorado o saltado una fase previa, cuando uno queda
bloqueado en una de las fases, o cuando la solución elegida no resulta la adecuada, hay
que volver a la fase o fases previas y revisar detenidamente las instrucciones. Cuando
se realiza adecuadamente el proceso, podemos pasar de una a otra fase y llegar a la
mejor solución de las posibles.
Cómo solucionar los problemas
l. Problema o problemas que tengo.
2. ¿En qué consiste realmente el problema? (definición y formulación del problema).

3. ¿Qué posibles alternativas tengo? (listar todas las alternativas de solución que
vengan a la mente).

4. Toma de decisiones para seleccionar la mejor solución (elección de la mejor


solución en función de las con- secuencias personales, sociales, económicas, etc.,
viabilidad, modo de ponerla en práctica).

5. Puesta en práctica y verificación de la solución (puesta en práctica de la solución y


comprobación de si resultado. Ver si tengo las habilidades necesarias para ponerla
en práctica).

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