Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
terrorista"
RED ACCIÓN
7
:4
1
2
/8
0
3
En mayo pasado, Brenes leyó una proclama pidiendo la salida del poder de
Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, a quien
responsabilizan de la crisis sociopolítica que atraviesa este país.
Muchos de los menores que viven en los territorios de Siria e Irak liberados
del Estado Islámico se han convertido en fanáticos religiosos. Sus vecinos los
llaman 'cachorros del califato'. Algunos creen que estos adolescentes son
víctimas inconscientes; otros les consideran tan terroristas como los
adultos. ¿Qué destino les espera a los menores involucrados en matanzas
brutales y sangrientos ataques? El portal ruso Lenta.ru trata de responder a la
pregunta.
Muchos de los niños regresarán a comunidades donde se les odia por haber
integrado grupos terroristas que sembraban el pánico en sus ciudades y
pueblos. "Estos niños no son víctimas. Ellos mataron a nuestros familiares y
amigos. Merecen morir", recoge 'The Economist' el testimonio de un líder de
la oposición armada de Siria.
Llamamientos radicales de este tipo son comunes en comunidades que han sido
testigos de las atrocidades cometidas por adolescentes. Otros residentes creen
que los exmilitantes menores de edad que no hayan muerto en los campos de
combate deben ir a la cárcel.
Sin embargo, los reclutadores más activos son los militantes del grupo
terrorista el Estado Islámico. Bajo el califato terrorista, los yihadistas
menores donan sangre para los heridos extremistas, patrullan las calles,
vigilan y ejecutan a presos, realizan ataques suicidas con bombas, atraen a
las filas extremistas a otros niños, etc.
La organización terrorista los recluta de maneras muy distintas tanto en las
mezquitas como en las calles. En las zonas controladas por el Estado Islámico
existen sus centros 'educativos' donde los extremistas 'crían' a sus futuros
correligionarios, les obsequian con comida, bebida o chucherías, les
hacen distribuir folletos de propaganda, etc.
Puesto que la mayoría de las escuelas están cerradas, los chicos que no
tienen nada que hacer se unen a los militantes extremistas. Otros se adhieren
a los terroristas no por volutad propia, pues les toman por fuerza o los venden
sus propios padres. Una familia recibe mensualmente unos 200 dólares por
cada niño 'prestado'.
El problemas de la rehabilitación
En la mayoría de casos, los niños necesitan atención. En primer lugar, los niños
necesitan protegerse de la influencia de los extremistas. Por lo general, los
adolescentes regresan a sus familias, pero si los mismos padres los
habían entregado a los terroristas, los adolecentes son enviados a centros
especiales de rehabilitación. Organizaciones benéficas como Child Soldier
International tratan de ayudarlos en esta necesidad.
Captura de pantalla
La etapa más difícil es reinsertarlos en una vida normal. Los adolescentes tienen
difícil iniciar una nueva existencia en lugares donde muchos recuerdan las
atrocidades cometidas por ellos.
Muchos niños no recurren a esa ayuda por miedo a ser detenidos por las
fuerzas gubernamentales o a ser asesinados por los terroristas si desertan. Las
autoridades iraquíes y sirias piensan seriamente en el establecimiento de
programas de rehabilitación para los niños exmilitantes del Estado Islámico.
De un tiempo a esta parte, parece haberse reavivado el interés por un asunto del
que hace unos años se empezó a hablar. Es el de la relación que las mujeres
tienen con el terrorismo. Si en la actualidad el terrorismo ha cambiado parte de
sus fines, ha ampliado sus objetivos, se ha vuelto más letal y recluta a gentes de
perfiles variopintos, podría sospecharse que las relaciones que mantiene con las
mujeres han cambiado.
Y así está siendo, porque la mujer ha dejado de ser principalmente víctima del
terrorismo, para ser inductora, reclutadora o victimaria. Por eso, en este texto se
va a tratar de la mujer terrorista, de la que quiere tomar las armas para alterar
violentamente la realidad.
La relación de las mujeres con el terrorismo
Solía decirse en los estudios especializados que las mujeres que militaban en
grupos terroristas eran una excepción, que lo hacían más motivadas por sus
parejas o por sus familiares –especialmente padres y hermanos- que por ellas
mismas, y que adoptaban características masculinas. El caso de grupos
revolucionarios, irredentistas o etnonacionalistas, como ETA o el IRA, parecía
confirmarlo, y así parecía ser en los grupos de Europa Occidental durante el último
tercio del siglo XX, o en algunos de Oriente Próximo. Sin embargo, este
razonamiento lo ha marcado una mezcla desequilibrada de hechos y de
suposiciones y, aun así, algunos comportamientos femeninos en el terrorismo han
cambiado.
Las mujeres, todavía en pequeña proporción en comparación con los hombres, se
han involucrado más en los grupos terroristas al participar directamente en
atentados, e incluso se han vuelto terroristas suicidas en los últimos años, si bien
no tanto por convicciones como por ser objeto de manipulaciones eficaces.
Las mujeres suicidas dan ventaja al grupo criminal. Pero algo parecido ocurre
con los hombres, que frecuentemente son suicidas no por convicción, sino por
necesidad o por obligación. ¿Cuál parece ser, por tanto, la diferencia? La dimensión
informativa y propagandística, que aumenta por el hecho de ser mujeres, aunque
solo el 15% de las que participan en grupos terroristas estén dispuestas a ser
suicidas, según los escasos cálculos disponibles.
Motivaciones que llevan a las mujeres a adherirse a grupos
terroristas
Esto es un asunto relevante, pues sus motivaciones no son ya únicamente las que
parecían serlo –básicamente personales, como integrarse en un grupo terrorista
por amor, por vengar la muerte de un familiar, reivindicar la igualdad,
subordinarse al hombre o recuperar el honor o la honra perdidas, aunque sigan
vigentes-, sino que van más allá, y pueden ser la presión social, la desesperación,
causas ideológicas, o mejorar la situación familiar –obteniendo recursos
económicos con sus actos, o con cambios en el orden político y social- aunque las
recompensas que se reciben por estos actos son menores si quien se quita la vida
es una mujer.
También aparecen motivaciones grupales, como el hecho significativo de
levantar menos sospechas que los varones y tener más facilidad de movimientos,
escasez de hombres en un grupo o potentes efectos propagandísticos. El
componente nacionalista –es decir, lo ideológico, con la variante de la construcción
nacional- en mujeres de grupos kurdos, chechenos o palestinos es un factor
potentísimo, que a veces se une a cuestiones personales como la reivindicación de
la igualdad, que sigue viva.
Cobra importancia en el terrorismo suicida el hecho de que la forma
de persuadir a algunas mujeres a involucrarse en él sea el maltrato físico y
psicológico, e incluso la violación. En ocasiones se seduce a una mujer para que
–al haber mantenido relaciones sexuales- su honra se vea mermada, pierda el
respeto público y familiar en sociedades rigoristas, y quede debilitada
emocionalmente, hasta el punto de que se la induce a quitarse la vida. Otras veces,
se la viola para facilitar el proceso.
El suicidio permite a la mujer recuperar el honor perdido y, al mismo tiempo,
da ventaja táctica al grupo terrorista, lo nutre de combatientes eficaces y
prescindibles a un muy reducido coste, aumenta el efecto propagandístico y la
posibilidad de nuevos reclutamientos, ya sea en Palestina, en Siria e Irak, o en el
África sometida a Boko Haram, o a Al Shabab. Además, el nivel de formación de
las suicidas es bajo pues, el grueso de ellas, tiene solo educación básica –y quizá
esto facilita el proceso anteriormente descrito- aunque suelen tener mejor
formación que los hombres de su organización.
Aun así, en el caso de grupos chechenos y palestinos, los niveles de formación de
las mujeres suicidas son mayores que los de los varones, ya que un tercio de ellas
tiene estudios universitarios y, como ocurre con los hombres, no abundan en ellas
los desórdenes psicológicos porque no hay un perfil psicológico común del
terrorista, sea cual sea su sexo.
Esto se une a que, como los varones, las mujeres suicidas son jóvenes que
rondan los 20 años y, en el caso de pertenencia a grupos religiosos, no suelen ser
especialmente devotas. La manipulación hábil por parte de los extremistas, o los
hechos traumáticos que coadyuvan a su incorporación a un grupo, son más
importantes que la fe.
¿Y cual es el papel de las mujeres terroristas en el Daesh?
El caso del Daesh es interesante porque da pistas sobre este proceso, a la vez que
desconcierta ligeramente. El 13,7% del total de combatientes desplazados a
Irak y Siria eran mujeres. Y parecía, según se contaba en los medios de
comunicación de Occidente, que en el Daesh, a pesar de su rigorismo extremo,
aparecían de nuevo cuestiones como la incorporación de una mujer al grupo para
buscar el amor, o que se superaban los clichés de género al igualar a hombres y
mujeres en el combate, pero no puede afirmarse que sea del todo cierto.
Este relato se debe más bien a la eficaz campaña de captación y reclutamiento
desarrollada para que se desplacen al territorio ocupado por el Daesh, pues en el
califato que se quiere construir las mujeres tienen una función concreta, tal y como
deja claro el manifiesto que explica cuál es el papel de las mujeres para el yihad.
Este caso lleva casi dos décadas denunciado ante la corte de Costa Rica,
y recién en el 2011, cuando la Comisión Interamericana emitió su
informe de fondo, el estado trató de evitar una sentencia y abrió
investigación por la violación y torturas contra Espinoza.
activos
Deber de reportar
De acuerdo a Johnson, cuando una operación financiera es
sospechosa, los funcionarios encargados de monitorear este
delito observan las características de estas transacciones
financieras.
UIF