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EJERCICOS

1. DESCRIPCIÓN DEL CASO


Alberto, 56 años, solicita atención psicológica de un profesional privado a finales de agosto de 2011, manifestando
“sentirse profundamente triste, hundido, y sin ganas de vivir y con deseos constantes de llorar”. En la actualidad, está
separado de su mujer desde hace 13 años y tiene dos hijos, una chica de 27 años y un chico de 23 años. Vive solo en
un piso de alquiler bastante amplio y cuenta con un nivel económico alto en base a sus ingresos por su trabajo. A día
de hoy, su red social es algo escasa, pues son muy pocos sus verdaderos amigos, y se aísla en casa, saliendo casi
exclusivamente de casa al trabajo y del trabajo a casa. Su horario laboral es extraordinariamente largo (hasta las 9 de
la noche aproximadamente) y sólo de vez en cuando da un paseo al salir del trabajo por la noche.
Alberto es abogado en ejercicio desde hace más de 35 años y tiene un despacho de abogados propio en su ciudad de
residencia cercana a Madrid. Reconoce que le agobia su trabajo e incluso está pensando en jubilarse y dejar su
despacho de abogados a su hija en cuanto cumpla los años cotizados a la Seguridad Social. Alberto había sido tratado
por un psicólogo clínico de Madrid hace 12 años a raíz de la separación de su mujer. Dado que la ruptura fue
especialmente traumática (su mujer se quedó con la casa, los hijos y le arruinó económicamente), Alberto
experimentó en aquel momento una afectación significativa de su
estado de ánimo, siendo diagnosticado de trastorno depresivo mayor moderado (sin síntomas psicóticos), episodio
único. La aplicación de un tratamiento mixto psicológico y farmacológico, apoyado con ejercicio físico diario, consiguió
la remisión total del problema 18 meses después de su aparición. Durante la primera entrevista de diagnóstico, al
profundizar en su estado de ánimo, Alberto refiere que sus problemas se remontan a cerca de 3 años; incluso hace
dos años y medio apenas pudo asistir a la ceremonia de Graduación de su hija como abogada por este mismo
problema. Manifiesta que la sensación de abatimiento afectivo es constante y está presente prácticamente todos los
días y a cualquier hora del día. Además, ha perdido 10 kilos de peso, según él porque no tiene ganas de comer, tampoco
puede dormir (se pasa las noches completamente en vela). De hecho, en ocasiones, durante dos o tres días ha
permanecido sin salir de casa, sin atender el teléfono y sin saber nada de su paradero ni tan siquiera sus hijos. Según
indica el paciente, toda esta situación le viene causando desde el
principio un gran malestar, al darse cuenta de que su vida laboral y familiar (relación con sus hijos y con sus padres) se
están viendo afectadas. A pesar de que Alberto es un excelente profesional y está valorado muy positivamente entre
su ámbito laboral, su autoestima es extraordinariamente pobre (deficitaria) y tiene un autoconcepto de sí mismo
prácticamente nulo; dice, por ejemplo, cosas como que “no se quiere en absoluto como persona” o que “le gustaría
ser otra persona diferente de la que es”.
En cuanto a sus antecedentes familiares, la única persona que señala el paciente con antecedentes psicológicos en su
familia es su madre, la cual fue diagnosticada de trastorno depresivo mayor hace cuatro años. Después de haber sido
tratada con antidepresivos (inhibidores selectivos de recaptación de serotonina) ha presentado periodos de gran
mejoría, aunque no exentos de ciertas exacerbaciones, si bien en la actualidad se encuentra en fase de remisión
parcial. Por otra parte, las exploraciones que se realizaron a Alberto hace aproximadamente dos años no revelaron en
éste la presencia de trastornos psicóticos, enfermedades neurológicas, ni otras enfermedades médicas graves, ni
tampoco se constató en ese momento abuso o dependencia de drogas o psicofármacos.
Asociado a su mermada capacidad de atención y concentración en su trabajo, otro problema importante que
manifiesta Alberto, en su entrevista inicial con el psicólogo, tiene que ver con el miedo, la ansiedad y la preocupación
que está experimentando durante los últimos meses en las sesiones de los juicios en las que tiene que exponer y
discutir su alegato ante el público y ante el juez. Su temor más acusado se vincula con la valoración que la Sala va a
llevar a cabo de su exposición del caso en cuestión. Es más, le preocupa mucho cometer algún fallo en su presentación
y que los demás le vean como una persona estúpida e incompetente. De ahí que, en los momentos en los que se
enfrenta a la defensa en los juicios, el paciente describe la aparición de síntomas principalmente asociados a
temblores, sudoración, palpitaciones y, en ocasiones, ha notado algún enrojecimiento facial, lo cual le plantea una
enorme incomodidad y un malestar intenso. Aunque reconoce que este miedo es del todo irracional, Alberto ha
intentado en las últimas semanas que su hija pase las audiencias públicas, aunque él prepare el caso, evitando de esta
forma la situación, pero según él mismo refiere hay juicios en los que necesariamente tiene que realizar la exposición
oral, lo cual le lleva a experimentar una sensación de miedo y terror excesivo. Paralelamente, asociado a las
preocupaciones vinculadas con su actividad laboral y profesional, Alberto afirma que durante los últimos cuatro meses
se ha sentido también preocupado de manera incontrolada por numerosas y muy diversas cosas de su vida cotidiana
(por ejemplo, el futuro de sus hijos, las facturas del mes, los ingresos provenientes de su despacho, su mascota, etc.).
Alberto juega al tenis regularmente, casi todos los días, ya que es una de sus mayores aficiones. Comenta que la
semana antes de las Navidades de 2011, mientras estaba jugando al tenis, sintió de forma súbita un gran malestar
seguido de un gran dolor y opresión en el pecho, sudoración, palpitaciones y desmayo. Fue ingresado de urgencias en
el Hospital General de su ciudad de residencia y, tras pasar 24 horas de observación, fue dado de alta. El diagnóstico
emitido en el informe por el Servicio de Urgencias fue “ataque de ansiedad”. A pesar de que los síntomas cognitivos,
tales como, miedo a morir o miedo a volverse loco, estuvieron ausentes durante el ataque, desde el momento de este
incidente hasta el día de hoy Alberto continúa preocupado por la posible aparición de nuevos ataques, a pesar de que
ninguno de ellos ha tenido lugar hasta el momento. No obstante, su actividad física relativa al tenis ha quedado
interrumpida debido únicamente a una lesión reciente de menisco. Para compensar su hábito al ejercicio, su médico
de familia le ha prescrito un paseo diario de 1 hora de duración, ya que también desde hace 1 año fue diagnosticado
de una hernia discal y padece frecuentes dolores de espalda. Al preguntarle sobre su historia personal reciente, Alberto
verbaliza que “no pasa por su mejor momento”. Dos años y medio después de su separación matrimonial inició una
relación de pareja con una colega de profesión seis años más joven que él, llegando a vivir juntos con la hija
adolescente que ella tuvo en su primer matrimonio. Inexplicablemente, y sin motivo aparente alguno (tal y como él
afirma), hace aproximadamente dos años su pareja rompe la relación con él y le echa de casa de forma inmediata sin
ningún tipo de explicación. Es así que Alberto tuvo que pasar varias noches entre su propio despacho y un hotel hasta
conseguir un piso de alquiler en el que vive actualmente. Durante esta dura experiencia ha contado con el apoyo de
toda su familia (hijos, padres, hermanos); sin embargo, las discusiones con su ex-pareja y con la hija de ésta han sido
graves y constantes en los últimos meses. Así mismo, las situaciones de conflicto con una secretaria administrativa
que tiene contratada en su despacho se suceden casi a diario, hasta el punto de entrar en un proceso judicial en la
Magistratura de Trabajo.
Con objeto de reducir su tensión y malestar, Alberto comenzó hace un año a consumir alcohol con frecuencia, lo cual
ha deteriorado significativamente su esfera familiar y social, puesto que se han sucedido numerosos y recurrentes
conflictos y discusiones con su ex-pareja y con algunos compañeros de trabajo asociados a la ingesta de dichas bebidas
alcohólicas. Por otra parte, en las últimas semanas Alberto ha realizado numerosos desplazamientos a Madrid,
conduciendo su propio vehículo, debido a que su padre ha estado ingresado durante 15 días en un hospital de esta
ciudad. No obstante, nos dice que es perfectamente consciente del riesgo que entraña conducir un coche con una tasa
elevada de alcohol, por lo que “en las situaciones en las que bebe más de la cuenta jamás utiliza su propio vehículo, ni
por carretera ni por la ciudad en la que reside”. A raíz de sus problemas con el alcohol se ha hecho patente la presencia
de cierta sintomatología gastrointestinal caracterizada por molestias de estómago. A partir de una serie de dolores
persistentes e intensos en la región del epigastrio fue sometido a una endoscopia que evidenció el inicio de una úlcera
péptica, la cual está siendo tratada temporalmente con Ranitidina 300mg. Además, este consumo frecuente de alcohol
plantea, a su vez, un cierto agravante para la salud del paciente, ya que desde hace tres meses se encuentra en
tratamiento con psicofármacos para reducir la depresión y sus problemas de sueño.
REGISTRO DE EVALUACIÓN MULTIAXIAL
Eje I: Trastornos clínicos / Otros problemas que pueden ser objeto de atención
Eje II: Trastornos de personalidad / Retraso mental
Eje III: Enfermedades médicas
Eje IV: Problemas psicosociales y ambientales
Problemas relativos al grupo primario.
Problemas relativos al ambiente social.
Problemas relativos a la enseñanza.
Problemas laborales:.
Problemas de vivienda.
Problemas económicos.
Otros problemas psicosociales y ambientales.
Eje V: Escala de Evaluación de la actividad global.
2. DESCRIPCION DEL CASO
3. DESCRIPCION DEL CASO

María llega a la consulta y comienza a hablar, se la ve algo tímida y reservada, habla en un tono bajo y en
forma pausada. Cuenta que tiene 32 años, trabaja en la empresa de su familia y en los últimos tiempos empezó
a tener lo que ella define como “ataques”, dice: “siento que me voy a morir, me empieza a faltar el aire, el
corazón me va a mil, me transpiran las manos y me da mucho miedo”, comenta que ya le pasó varias veces.
La primera vez que tuvo el “ataque” fue cuando estaba por tener una entrevista laboral; quería dejar su trabajo
actual, ya que tiene muchos problemas familiares y laborales, peleas y maltratos constantes, sobre todo por
parte de su papá y su hermana que trabajan ambos en la misma empresa. Cuando estaba por tener la entrevista
comenzó a transpirar, a marearse, no podía respirar y se sentía tan mal que tuvo que irse, sin poder llegar a
concretarla. Desde esa vez, sus crisis se sucedieron en diversas situaciones y su miedo comenzó a aumentar,
dice: “tengo miedo de estar sola, que me agarre de nuevo y no poder hacer nada”. Ahora las crisis se dan
incluso hasta en su casa, agrega: “si bien siempre me consideré menos que el resto, ahora con esto pienso que
soy una completa inútil, soy la peor de todas, ya no puedo estar tranquila ni en mi propia casa”.
Comenta además que ella siempre fue muy temerosa, de chica le costaba mucho vincularse con la gente, sobre
todo cuando estaba en grupos, dice: “nunca iba a los cumpleaños, ni me gustó llamar la atención, siempre trato
de pasar desapercibida, por eso me pone muy mal que me agarre esto, no lo puedo controlar tengo miedo de
hacer el ridículo”.
Agrega que el otro tema que le preocupa es la relación que tiene con su pareja, hace 7 años que están juntos y
dice: “ tengo miedo de perderlo, todo el tiempo pienso que me puede dejar, él es mucho más desenvuelto que
yo y tiene más amigos, cualquier día conoce a otra y se va”. Cuenta que frecuentemente se boicotea, dice: “me
costó tanto conseguir esa entrevista laboral y justo tengo un ataque ahí, la noche anterior a la entrevista estuve
tan nerviosa que no dormí, pensé que iba a dar lástima, que no me iban a tomar y así pasó al final”. Se la ve
muy angustiada y frente a cada comentario, pregunta o intervención mía muestra una respuesta de
complacencia, intentando agradar exageradamente. Refiere que nunca hizo terapia anteriormente, pero
considera que debería haber consultado mucho antes, agrega que no tiene ninguna enfermedad, pero que por
este tema de los “ataques” fue a un médico clínico, quien le sugirió que empezara terapia. Dice que los
“ataques” ahora la están limitando mucho y tiene miedo de aislarse aún más, porque, según comenta siempre
le costó socializar y estar con gente, sobre todo en la universidad. Estudió comercialización y la dejó porque
le costaba mucho dar los exámenes, fundamentalmente los orales, tenía miedo y se sentía intimidada por los
profesores.

Eje I: Trastornos clínicos / Otros problemas que pueden ser objeto de atención
Eje II: Trastornos de personalidad / Retraso mental
Eje III: Enfermedades médicas
Eje IV: Problemas psicosociales y ambientales
Problemas relativos al grupo primario.
Problemas relativos al ambiente social.
Problemas relativos a la enseñanza.
Problemas laborales:.
Problemas de vivienda.
Problemas económicos.
Otros problemas psicosociales y ambientales.
Eje V: Escala de Evaluación de la actividad global.
4.- Descripción del caso

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