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- VIRUS ONCÓGENOS
El cáncer es uno de los retos más interesantes en materia de investigación. Tradicionalmente
se ha asociado con radiaciones ionizantes y carcinógenos químicos, pero en la actualidad se
conoce que las infecciones crónicas suponen la causa de hasta un 20 % de las enfermedades
tumorales. De ellas las virales han adquirido una importancia creciente con el avance de las
técnicas diagnósticas de biología molecular e inmunocitoquímica, que han permitido
identificar cada vez más agentes en relación con enfermedades tumorales.
Desde comienzos del siglo XX se sospechaba que la transformación de una célula normal en
neoplásica involucraba alteraciones genéticas. Los primeros virus oncogénicos, inicialmente
conocidos como “agentes filtrables libres de células”, se descubrieron hace 100 años en la
leucemia aviar, por Vilhelm Ellerman y Olaf Bang. En 1911, Peyton Rous reprodujo
sarcomas en aves sanas, al inocularlas con filtrados de sarcomas libres de células. Ya en 1912
Boveri consideró que la causa del cáncer se encontraba en el “material nuclear”. Tiempo
después se descubrió que los “agentes libres de células” eran virus ARN. La década del 60 y
la del 70 se caracterizaron por la búsqueda del “virus oncogénico humano”. En 1970, Howard
Temin y David Baltimore demostraron que en realidad eran retrovirus. Con el estudio de
dichos agentes se estableció el concepto de virus oncogénicos.
Los virus oncogénicos u oncovirus son un grupo de virus que producen tumores pudiéndolos
clasificar, según su ácido nucleico, en dos grupos. En el primer grupo se encuentran los virus
con ADN, entre los que se incluyen miembros de las familias Poxvirus, Herpervirus,
Adenovirus, Papovavirus y Hepadnavirus. En el segundo grupo se encontrarían los
Retrovirus que poseen ARN como material genético. (1)
a. VIRUS ARN ONCÓGENOS
a.1 El virus linfótropo T humano 1 (HTLV-1)
Es un retrovirus que causa leucemia/linfoma de linfocitos T, es endémico en Japón y el
Caribe, siendo esporádico en otros lugares. El HTLV-1 tiene tropismo por el linfocito T
CD4+ y la infección requiere transmisión de las células infectadas (p. ej., relación sexual,
hemoderivados o lactancia materna). La leucemia aparece en el 3-5% de los infectados tras
una latencia de 40 a 60 años. La actividad transformadora reside en una proteína Tax
codificada por el virus que inactiva pl6/INK4a y potencia la activación de la ciclina D, lo que
provoca aumento de la replicación celular. Tax también interfiere en los mecanismos de
reparación del ADN, generando inestabilidad genómica y activando NF-KB, factor de
transcripción que regula varios genes proapoptósicos y antiapoptósicos. La proliferación
resultante de los linfocitos T y la inestabilidad genómica dan lugar, finalmente, a la aparición
de una población neoplásica monoclonal.(2)
a.2 Paraparesia espástica tropical y mielopatía asociada al HTLV-1
Es una enfermedad crónica desmielinizante que afecta la médula espinal y la sustancia blanca
del sistema ner-vioso central, produciendo un síndrome espástico de las extremidades
inferiores, y además, compromiso au-tonómico.Su incidencia no está bien establecida en la
literatura científica y puede variar en diferentes países debido a subdiagnóstico27. El período
de latencia se aproxima a 30 años, aunque puede ser menor (3 años) en los pacientes con
infección por transfusión, más común en mujeres que en hombres. Los síntomas neu-
rológicos aparecen progresivamente y causan incapaci-dades; se inician con marcha en
‘tijeras’, compromiso de miembros inferiores (70 %) y de los miembros supe-riores (25%),
espasticidad, hiperreflexia, alteración del esfínter vesical o impotencia (en hombres),
urgencia uri-naria, estreñimiento, calambres, disestesias en piernas o en la región plantar y
dolor lumbar; la propiocepción está disminuida y en algunos casos se encuentra sín-drome
espino-cerebeloso28,29.En este grupo, las manifestaciones cutáneas son frecuentes: la
xerosis e ictiosisen más de 66,7 % de los pacientes, edema en miembros inferiores, cam-bios
ungulares, candidiasis cutánea y eritema palmar.
Figura 1: Leucemia o linfoma de células T del adulto asociados con HTLV-1, y con
carcinoma epidermoide de tipo verrugoso de Ackerman.
Figura 2: Paciente con paraparesia espástica tropical o mielopatía asociada con HTLV-1, con
manifestación de tiñainguinal (A), ictiosis adquirida, cambios ungulares (B), con eritema y
eccema de manos (C)
Carcinógenos naturales.
Se incluyen carcinógenos químicos producidos por plantas y microorganismos. El más
importante es la aflatoxina B1, potente carcinógeno hepático producido por cepas de
Aspergillus flavus, que crece en cereales y frutos secos conservados en condiciones
incorrectas. Hay una estrecha correlación entre el nivel dietético de este hepatocarcinógeno
y la incidencia de carcinoma hepatocelular. También existe una estrecha relación entre el
virus de la hepatitis B y este tipo de cáncer y. La exposición a los dos agentes, la aflatoxina
y el virus, potencia la aparición de carcinoma hepatocelular. (3)
Nitrosaminas y amidas.
Estos carcinógenos se formen en el aparato gastrointestinal del ser humano y contribuyen a
la inducción del carcinoma gástrico, Se producen en el estómago a partir de la reacción de
las aminas nitroestables y los nitratos usados como conservantes, que son convertidos en
nitritos por las bacterias.
Bibliografía