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GEN 1:1 dice, "En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

"

COL 1:15-17, "Él [Jesucristo] es la imagen exacta del Dios invisible, el privilegiado
primogénito con referencia a toda creación. Porque en Él fueron creadas todas las
cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o
dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él
es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen."

Esto es importante porque GEN 1:1 dice, "En el principio creó Dios los cielos y la
tierra."

Quién creó los cielos y la tierra?" La respuesta, por supuesto, es ¡Dios los creó! Sin
embargo, COL 1:15-17, como hemos notado, dice que el Señor Jesucristo los creó.
Jesucristo es Dios eterno y, como un miembro de la Trinidad, Él siempre existió como
Dios. Nunca había un tiempo cuando Él no fue Dios.
"El primogénito de toda creación" en Colosenses 1:15 refiere a la humanidad de Cristo.
La humanidad de Cristo nació, como nos enseña ISA 7:14, "Por tanto, el Señor mismo
os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por
nombre Emmanuel."

Noten que Jesucristo no fue creado sino Él es el primogénito de todas las criaturas. Esto
significa que Cristo fue el primogénito con referencia a todos los seres que fueron
creados, así tendría que ser traducida COL 1:15. En otras palabras, el pasaje no dice que
Él es el primogénito entre las criaturas, sino Él es el primogénito con referencia a toda
la creación o criaturas. Así que, COL 1:15dice, "Él [Jesucristo] sigue siendo la imagen
exacta del Dios invisible, el privilegiado primogénito con referencia a toda creación."

Punto 3. La reclamación del Señor Jesucristo.

En JUA 14:4, Jesús le dijo, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre sino por mi."

El Señor Jesucristo declaró que Él compartió en la gloria de Dios en el Cielo y que


existió antes que la gente con quien Él estaba hablando. El apóstol Juan escribió que el
Señor Jesucristo estaba en el principio con Dios, y que "todas las cosas fueron hechas
por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho." En JUA 17:5, Él
oró, "Y ahora, glorificame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes
que el mundo existiera."

Él también declaró que Él podía perdonar los pecados, LUC 5:20-21. Esta es una de las
razones por las cuales los líderes judíos estaban tan enojados con Él, porque
continuamente perdonaba los pecados de la gente. Los líderes religiosos entendieron
claramente que los pecados eran una rebelión en contra de Dios, y solamente Dios
puede perdonar los pecados. LUC 5:20-21, "Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: Hombre,
tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y fariseos comenzaron a
discurrir, diciendo: ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?"
En JUA 5:18, nuestro Señor dijo que Él era igual a Dios, "Entonces, por esta causa, los
judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que
también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios."

El Señor Jesucristo declaró que Él era el Rey Celestial, LUC 22:69, y en LUC 23:3, Él
dijo que Él era el Rey de los judíos. También dijo que Él era el Hijo de Dios y el Rey de
Israel, JUA 1:49.

En Génesis 16, estamos en versículo 13 que dice, "Y Agar llamó el nombre del Señor
que le había hablado: Tú eres un poderoso Dios de visión o de doctrina o de
revelación, "¿Estoy todavía con vida después de verle?" Noten que dice que ella
todavía tiene vida después de verlo o después de ver a Dios. Hemos notado que la Biblia
enseña que Jesucristo es la única persona de la Trinidad que la gente ha visto,
como vemos en pasajes como JUA 1:18 y JUA 6:46, 1TI 6:16, y 1JU 4:12. Miren
a JUA 1:18, "Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del
Padre, Él le ha dado a conocer."

En GEN 16:13, Agar ve a la segunda persona de la Trinidad, el Señor Jesucristo. Miren


a JUA 5:37, "Y el Padre que me envió, ése ha dado testimonio de mí. Pero no habéis
oído jamás su voz ni habéis visto su apariencia." O JUA 6:46, "No es que alguien haya
visto al Padre; sino aquel que viene de Dios, éste ha visto al Padre." Como hemos
visto, la deidad de Cristo es importante entender porque una cosa que otrasreligiones
tienen en común, tal como los budistas, los mormones, los musulmanes, los hindúes, los
"Moonies," "The Way International," los testigos de Jehová, los Cientistas Cristianos,
los Cientólogos, el "New Age Movement," etc., es que todos niegan la deidad de
Jesucristo o el hecho que Jesús es el Señor, o que Jesús es Jehová y Dios. Sin embargo,
¿qué dice la Biblia? Miren a 1JUA 2:23, "Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene
al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre." O JUA 5:21-23, "Porque así
como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el Hijo también da vida a
los que Él quiere. Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha
confiado al Hijo, para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. Él que no
honra al Hijo, no honra al Padre que le envió."

Punto 4. Documentación bíblica con respecto a la deidad de Cristo.

Por ejemplo, MIQ 5:2 dice que Jesucristo es Dios eterno durante la encarnación, "Pero
tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que
ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los
días de la eternidad." Nuestro Señor cumplió esto en MAT 2:5-6, "Y ellos le dijeron:
En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: Y tu, Belén, tierra de Judá, de
ningún modo eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un
gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel." Esta misma palabra hebrea para
eternidad, olam, se usa para afirmar la existencia eterna del Padre en varios
pasajes: GEN 21:33; SAL 41:13, SAL 90:2, SAL 103:17; y ISA 40:28. Así que, lo que
esto prueba para el Padre también lo prueba para el Hijo.

JUA 8:56-58, "Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se
alegró. Por esto los judíos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a
Abraham? Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo
soy. Entonces tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del
templo." La frase "yo soy" significa que Él siempre existió.
En el griego, "yo soy" es ego eimi y no puede ser correctamente traducido como
ninguna otra cosa excepto como "yo soy." Cuando Jesucristo usó ego eimi, los judíos
entendieron que estas palabras eran las mismas que el Padre usó, como se evidencia por
el hecho que ellos trataron de matarlo cuando Él lo dijo. Jehová es la traducción
tradicional de los consonantes hebreos JHWH - el nombre especial para el único y
verdadero Dios. Sin embargo, los judíos dijeron que este nombre era muy sagrado para
poder ser pronunciado. Así que lo reemplazaron con una variedad de nombres - tal
como "el Señor" o "el Nombre." Varias veces Jesús se refiero a si mismo usando "Yo
soy."

Juan 8:58:
VM dice: “Díjoles Jesús: En verdad, en verdad os digo: Antes que Abraham
naciera, yo soy [griego: e·goʹ ei·miʹ]”. (BJ, VV [1977], BC, LT, CI, todas dicen:
“Yo soy”, y algunas hasta usan letras mayúsculas para transmitir la idea de
que es un título. Así procuran relacionar la expresión con Éxodo 3:14,
donde, según como vierten ellas el pasaje, Dios se refiere a sí mismo por el
título “Yo Soy”.) Sin embargo, en NM la parte final de Juan 8:58 dice: “Antes
que Abrahán viniese a existir, yo he sido”. (La misma idea se transmite en la
fraseología que usan NC, FF, VP, BD, FS y TA.)
¿Cuál modo de verter la expresión está en armonía con el contexto? La
pregunta de los judíos (versículo 57) a la que Jesús estaba respondiendo
tenía que ver con edad, no con identidad. La respuesta de Jesús,
lógicamente, trató con su edad, la largura de su existencia. Es interesante el
hecho de que nunca se trata de aplicar e·goʹ ei·miʹ como título al espíritu
santo.
Un libro de gramática en inglés sobre el griego de las Escrituras, A
Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research,
por A. T. Robertson, dice: “El verbo [ei·miʹ] [...] Algunas veces sí expresa
existencia como predicado como cualquier otro verbo, como en [e·goʹ ei·miʹ]
(Juan 8:58)” (Nashville, Tennessee; 1934, pág. 394).
Véase también el apéndice de la edición con referencias de NM (en inglés)
de 1984, págs. 1582, 1583.
Sabemos que no porque en Éxodo 3:14 la Versión de los Setenta griega (la traducción
que citaron a menudo los apóstoles en el primer siglo E.C.) dice, egó eimí ho Ohn, “Yo
soy el Ser.” Esto es muy diferente del uso sencillo de las palabras egó eimí (yo soy) en
Juan 8:58. El verbo eimí, en Juan 8:58, evidentemente está en el presente histórico,
puesto que Jesús hablaba en cuanto a sí mismo en relación con el pasado de Abrahán.
Numerosos traductores indican esto en su modo de verter. Por ejemplo, An American
Translation dice: “¡Yo existía antes que naciera Abrahán!”
El que Jesús señalara a su existencia prehumana no debería haberles sorprendido a
los judíos. Siglos antes, la profecía de Miqueas dijo del Mesías: “Tú, oh Belén Efrata, el
demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que
ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los
días de tiempo indefinido.” (Miq. 5:2) Por lo tanto, aunque Jesús existió mucho antes de
Abrahán, él no es sin principio. Diferente de su Padre, que es “desde tiempo indefinido
hasta tiempo indefinido,” se dice del Hijo que tuvo “origen.”—Sal. 90:2.
El mismísimo hecho de que a Jesús se le llama el “Hijo de Dios” revela que fue
producido por el Padre y es, por lo tanto, su Hijo primogénito y unigénito. Jesús mismo
dijo: “Yo vivo a causa del Padre.” (Juan 6:57) Después de haber llegado a existir, el Hijo
fue usado en la creación de todo. (Juan 1:1-3; Col. 1:15-17; Heb. 1:2) Como Hijo
primogénito, éste disfrutó de intimidad especial con el Padre. Se dice de él en la
Escritura que está “en la posición del seno para con el Padre.”—Juan 1:18.
Tan perfectamente reflejó Jesús la imagen —la personalidad y modos de ser— de su
Padre que pudo decir a Felipe: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre.” (Juan 14:9)
Por eso la única manera en que uno puede llegar a conocer a Dios es por medio del Hijo.
Como Jesús lo expresó: “Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre, y nadie
conoce quién es el Hijo sino el Padre; y nadie conoce quién es el Padre sino el Hijo, y
aquel a quien el Hijo esté dispuesto a revelarlo.”—Luc. 10:22.
¡Qué magnífica unidad existe entre Jehová Dios y su Hijo primogénito! Siempre son
“uno” en propósito y actividad. Pero, como muestran claramente las Escrituras, no son
iguales. El Hijo siempre reconoce la posición superior de su Padre, sometiéndose a su
Padre como su Dios y deleitándose en hacer la voluntad de su Padre. “El que me envió.”
dijo Jesús, “está conmigo; no me dejó solo, porque yo siempre hago las cosas que le
agradan.” (Juan 8:29; 1 Cor. 11:3) Así Jesús verdaderamente es, no ‘Dios el Hijo’ o la
“segunda persona” de un Dios trino y uno, sino el “Hijo de Dios.”—Juan 20:31.
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Sobre esta expresión, el comentario de la edición de la Santa Biblia del Abbé Drioux
es: “Antes que Abraham fuese, yo soy, en realidad Dios eterno, antes de que Abraham
naciera.” En una nota al pie de la página en su traducción de la Biblia el monseñor
Renaldo A. Knox dice: “Versículo 58. ‘Yo soy’; aquí nuestro Señor parece reclamar
explícitamente un título Divino, compare Éxodo 3:14.” Por lo tanto vamos a Éxodo 3:14
(TA) y leemos: “Respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Hé aquí, añadió, lo que
dirás a los hijos de Israel: EL QUE ES me ha enviado a vosotros.” Pero la Versión Valera
dice: “Y respondió Dios á Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás á los hijos de
Israel: YO SOY me ha enviado á vosotros.”
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La expresión “YO SOY” se usa allí como un título o nombre, y en el hebreo esta
expresión es la sola palabra Ehyeh (‫)אהיה‬. Allí Jehová Dios estaba hablando a Moisés y
enviándolo a los hijos de Israel. Entonces, ¿estaba Jesús en Juan 8:58 alegando ser
Jehová Dios? No según muchos traductores modernos de la Biblia, como lo probarán
las siguientes citas: Nácar—Colunga: “Antes que Abraham naciese, era yo.” Moffatt: “He
existido antes de que Abrahán naciera.” Schonfield y Una Traducción Americana: “Existí
antes de que Abrahán naciera.” Stage (alemán): “Antes de que Abrahán llegara a ser, yo
era.” Pfaefflin (alemán): “Antes de que hubiera un Abrahán, ¡ya yo estaba allí!” Jorge
M. Lamsa, traduciendo de la Peshitta siríaca, dice: “Antes de que Abrahán naciera, yo
era.” El Dr. Jaime Murdock, también traduciendo de la Versión Peshitto siríaca, dice:
“Antes de que Abrahán existiera, yo era.” La Biblia Sagrada brasileña publicada por el
Centro de la Biblia Católica de São Paulo dice: “Antes de que Abrahán existiera, yo
existía.”-Segunda edición, de 1960, Bíblia Sagrada, Editora “AVE MARIA” Ltda.
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Debemos recordar, también, que cuando Jesús habló a aquellos judíos, les habló
en el hebreo de su día, no en griego. Por lo tanto la manera en que Jesús dijo lo de Juan
8:58 a los judíos nos la presentan así en sus traducciones modernas ciertos eruditos del
hebreo que tradujeron el griego al hebreo de la Biblia: el Dr. Franz Delitzsch: “Antes de
que Abrahán fuera, yo he sido.” Isaac Salkinson y David Ginsburg: “Yo he sido cuando
no había habido todavía un Abrahán.” En estas dos traducciones hebreas los
traductores usan para la expresión “Yo he sido” dos palabras hebreas, un pronombre y
un verbo, a saber, aní hayithi; no usan la una sola palabra hebrea: Ehyeh. Por lo tanto
ellos no piensan que en Juan 8:58 Jesús estaba tratando de imitar a Jehová Dios y
darnos la impresión de que él mismo era Jehová, el YO SOY.
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¿En qué idioma escribió Juan su narración de la vida de Jesucristo? En el idioma
griego, no en hebreo; y en el texto griego la expresión controversial es Egó eimí. Por sí
misma, sin materia introductoria alguna antes de ella, Egó eimí significa “Yo soy.” Ahora
bien, esta expresión Egó eimí aparece también en Juan 8:24, 28; y en esos versículos la
Versión Autorizada o del Rey Jaime y la Versión Douay y otras vierten la expresión al
inglés “Yo soy él,” poniendo el pronombre él en bastardillas para indicar que el
pronombre él está añadido o insertado. (VA; AN; Yg) Pero aquí, en Juan 8:58, esas
versiones no hacen que esta expresión diga “Yo soy él,” sino solo “Yo soy.”
Evidentemente quieren darnos la idea de que Jesús no estaba simplemente refiriéndose
a su existencia sino también dándose un título que pertenece a Jehová Dios, en
imitación de Éxodo 3:14.
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Al escribir Juan 8:58, el apóstol no estaba citando de la Versión de los Setenta
griega, una traducción de las Escrituras Hebreas hecha por judíos que hablaban griego,
en Alejandría, Egipto, antes del nacimiento de Cristo. Que todo el que pueda leer griego
compare Juan 8:58 en griego y Éxodo 3:14 en la Versión de los Setenta griega, y
descubrirá que la lectura de la Versión de los Setenta en Éxodo 3:14 no usa la expresión
Egó eimí para el nombre de Dios, cuando Dios le dice a Moisés: “YO SOY me ha enviado
a vosotros.” La Versión de los Setenta griega usa la expresión ho Ōn, que significa “El
Ser,” o, “El que es.” Este hecho se nos presenta claramente en la traducción de Bagster
de la Versión de los Setenta griega, en Éxodo 3:14, que dice: “Y Dios habló a Moisés,
diciendo: Yo soy EL SER [ho Ōn]; y él dijo: Así dirás a los hijos de Israel, EL SER [ho Ōn]
me ha enviado a ustedes.” Según la traducción de la Versión de los Setenta griega por
Carlos Thomson, Éxodo 3:14 dice: “Dios le habló a Moisés diciendo, Yo soy El Yo Soy
[ho Ōn]. Además dijo: Así dirás a los hijos de Israel: El Yo Soy [ho Ōn] me ha enviado a
ustedes.” Así esta comparación de dos textos griegos, el de la Versión de los Setenta y
el de Juan 8:58, quita toda base para que los trinitarios aleguen que Jesús, en Juan 8:58,
estaba tratando de ajustarse a sí mismo Éxodo 3:14, como si él fuera Jehová Dios.
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Oh, sí, la expresión griega ho Ōn si aparece en los escritos del apóstol Juan.
Aparece en el texto griego de Juan 1:18; 3:13, 31; 6:46; 8:47; 12:17; 18:37, pero no como
título o nombre. Así que en cuatro de esos versículos no aplica a Jesús, sino a otras
personas. No obstante, en el Apocalipsis o Revelación el apóstol Juan sí usa la
expresión ho Ōn como título o designación cinco veces, a saber, en Apocalipsis 1:4, 8;
4:8; 11:17; 16:5. Pero en los cinco casos la expresión ho Ōn se aplica a Jehová Dios el
Todopoderoso, y no al Cordero de Dios, la Palabra de Dios.
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Por ejemplo, Apocalipsis 1:4, 8 (Val) dice: “Juan á las siete iglesias que están en
Asia: Gracia sea con vosotros, y paz del que es [ho ōn] y que era y que ha de venir, y de
los siete Espíritus que están delante de su trono.” “Yo soy el Alpha y la Omega, principio
y fin, dice el Señor, que es [ho ōn] y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
Apocalipsis 4:8 aplica ho ōn al Señor Dios Todopoderoso en su trono celestial, y
Apocalipsis 5:6, 7 muestra que el Cordero de Dios viene a él después. Apocalipsis 11:17
aplica ho ōn al Señor Dios Todopoderoso cuando él toma el poder para gobernar como
Rey. Apocalipsis 16:5 aplica ho ōn al Señor Dios cuando él actúa como Juez. Por lo tanto
Juan 8:58 le falla al clero como prueba de que haya un “Dios trino,” pues en ese
versículo, como bien lo traducen el Dr. Jaime Moffatt, Una Traducción Americana, y
otros, Jesús solo estaba diciendo que él había tenido una existencia prehumana en el
cielo con su Padre y que su existencia prehumana empezó antes de que naciera
Abrahán.
“El Verbo”—¿quién es? Según Juan

JUAN el hijo de Zebedeo de la ciudad de Betsaida había conocido personalmente al


Verbo. Él nos dice que éste, la Palabra, había sido compañero de Dios en el cielo, pero
que “llegó a ser carne” al nacer de una virgen judía en la ciudad de Belén, hace casi dos
mil años. Juan lo identifica como Jesucristo el Hijo de Dios, y Juan llegó a ser uno de
sus doce apóstoles. Hoy hay hombres que usan los escritos de Juan acerca de la
Palabra para alegar que Jesucristo era más que el Hijo de Dios, que era Dios mismo y
que llegó a ser un Hombre–Dios. Uno de los dichos de Jesús que los que enseñan la
Trinidad usan para alegar que Jesús mismo afirmó que era Dios se halla en Juan 10:30, y
dice: “Yo y el Padre [“mi Padre,” TA] somos uno.” (Mod) No obstante, en la discusión
que siguió entre Jesús y los judíos él probó que él no había dicho de ninguna manera
que él era Dios. Jesús explicó: “Dije: Soy Hijo de Dios.” (Juan 10:36 Mod) Pero si él no
era Dios mismo, ¿cómo eran uno él y su Padre?
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Jesús acababa de dar una parábola o ilustración en que habló de sí como el Pastor
Excelente y de sus seguidores como ovejas. Entonces los judíos lo rodearon y le
dijeron: “¿Por cuánto tiempo vas a mantener en suspenso nuestra alma? Si eres el
Cristo, dínoslo francamente.”
3
Jesús respondió que sus obras hablaban por él: “Se lo dijo y no obstante ustedes
no creen. Las obras que estoy haciendo en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio
acerca de mí. Pero ustedes no creen, porque ustedes no son de mis ovejas. Mis ovejas
escuchan mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Y yo les doy vida eterna, y ellas de
ninguna manera serán destruidas jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi
Padre me ha dado es algo mayor que todas las otras cosas, y nadie puede arrebatarlas
de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.”—Juan 10:24-30.
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¿Cómo eran uno? ¿Uno en cuerpo, uno en identidad, uno en componer juntos un
solo Dios, uno como miembros de una Trinidad o Dios tres-en-uno, el tercer miembro del
cual fuera el Espíritu Santo? ¡No! Porque si pertenecieran a una Trinidad o Dios trino,
entonces los dos no eran uno sino solo dos terceras partes, puesto que la Trinidad tiene
tres Personas, a saber, “Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo.”
5
En vez de ser una Trinidad, Jesús y su Padre eran uno por estar de acuerdo
mutuamente como Padre e Hijo. Nunca hubo desacuerdo alguno entre ellos. El
testimonio que el Padre daba y el testimonio que el Hijo daba estaban de acuerdo. Jesús
el Hijo les dijo a los judíos: “El Padre que me envió está conmigo. También en la misma
Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero.’ Yo soy uno
que da testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de
mí.” (Juan 8:16-18) Jesús aquí habló acerca de sí mismo y de su Padre como de dos
individuos diferentes y distintos. Así que por ellos se proveía suficiente testimonio para
que los judíos creyeran, puesto que se exigía testimonio de por lo menos dos testigos.
Aunque eran dos individuos diferentes, aun así el Padre y el Hijo eran uno en su
testimonio, porque ambos testimonios concordaban.
6
El Padre y el Hijo eran también uno en su cuido de las ovejas. Mucho tiempo antes
Dios había prometido colocar un pastor fiel sobre su pueblo parecido a ovejas. En
Ezequiel 34:23, 24 (Mod) Dios dijo: “Levantaré sobre ellas un solo Pastor, para que él las
pastoree, es a saber, mi siervo David; él las apacentará, y será su Pastor. Y yo, Jehová,
seré el Dios de ellas, y mi siervo David será el Príncipe en medio de ellas: yo Jehová lo
he dicho.” Así que Jehová Dios levantó a su Hijo Jesucristo como descendiente del rey
David para cumplir su profecía acerca de “un solo Pastor” como el rey David.
7
Jesús como Pastor dijo que él no dejaría que ningún enemigo lobuno le arrebatara
de la mano las ovejas. Tampoco el Padre, quien entregó estas ovejas a su Hijo, dejaría
que un enemigo las arrebatara de su propia mano. El Padre y el Hijo estaban de acuerdo
en cuanto a esta protección y preservación de las ovejas. Tenían un propósito en común,
el de evitar que estas ovejas fueran destruidas, y salvarlas para vida eterna. De modo
que en este compartir intereses el Padre y el Hijo eran uno. Por eso Jesús dijo que él
estaba haciendo sus obras “en el nombre de mi Padre.” En sus obras él actuaba como
agente de su Padre, como representante de su Padre.
8
En prueba de que siempre estaban en unidad y nunca en desacuerdo, Jesús dijo:
“He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad de aquel que me
envió. Esta es la voluntad del que me envió, que no pierda nada de todo lo que me ha
dado, sino que lo resucite en el último día. Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que
todo el que ve al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último
día.” (Juan 6:38-40) Él no le falló a esa voluntad de Dios, sino que justamente vivió
haciéndola. Dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió y terminar su
obra.”—Juan 4:34.
9
Jesús nunca hizo nada independientemente de su Padre, sino que siempre se
mantuvo en unidad con su Padre. Dijo: “No puedo hacer ni una sola cosa de mi propia
iniciativa; así como oigo, juzgo; y el juicio que yo dicto es justo, porque yo no busco mi
propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 5:30) ¿No habla eso de
perfecta unidad entre Padre e Hijo? Pero esa unidad no exigió que Jesús dijera: Yo soy
Dios; Yo soy mi Padre.
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La propia oración de Jesús a su Padre celestial a favor de las ovejas prueba que
ésta es la clase de unidad que existe entre Jesucristo y Jehová Dios. En esta oración
Jesús no habla de sí como Dios, sino que dice a su Padre:
11
“Y ésta es la vida eterna, que te conozcan a ti, solo Dios verdadero, y a Jesucristo a
quien tú enviaste. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste del mundo;
tuyos eran, y a mí me los diste; y ellos han guardado tu palabra. Mas no ruego solamente
por éstos, sino por aquellos también que han de creer en mí por medio de la palabra de
ellos; para que todos ellos sean uno; así como tú, oh Padre, eres en mí, y yo en ti, para
que ellos también sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Y
la gloria que me has dado a mí, yo se la he dado a ellos: para que ellos sean uno, así
como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que ellos sean hechos perfectos
en la unidad; para que conozca el mundo que tú me enviaste, y que los has amado a
ellos, así como me has amado a mí. ¡Padre! yo quiero que aquellos también que me has
dado, estén conmigo en donde yo estoy, para que vean mi gloria, que tú me has dado:
porque me amaste antes de la fundación del mundo.”—Juan 17:3, 6, 20-24, Mod.
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En esta oración a su Padre celestial, Jesús lo llamó el “solo Dios verdadero” y dijo:
“Tú, oh Padre, eres en mí, y yo en ti,” y “nosotros somos uno.” ¿Quiso decir Jesús que
él y su Padre eran un solo Dios, o dos Personas de un Dios trino, sin que se mencione
siquiera el tercer miembro de ese Dios? ¿Quiso decir Jesús que él y su Padre eran,
como dicen los trinitarios, “uno en sustancia”? ¿Cómo pudiera ser eso en vista de lo
demás que Jesús, que entonces era de sustancia carnal, dijo en esta oración a Dios
quien es espíritu? (Juan 4:24) Al llamar a su Padre “solo Dios verdadero” se cerró las
puertas a sí mismo en cuanto a ser Dios o aun una parte o una Persona de Dios. De otro
modo, el Padre no pudiera ser el “solo Dios verdadero.” La palabra “solo” quiere decir,
según el diccionario, “único en su especie”; “que está sin otra cosa o que se mira
separado de ella.” Según Jesús, su Padre era, no solo el “Dios verdadero,” sino también
el que lo era “solo.” Según sus propias palabras, Jesús no se clasificó como igual a
Dios.
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Cuando Jesús dijo que su Padre el “solo Dios verdadero” le dio discípulos sacados
de este mundo, Jesús no quiso decir que él como Dios se dio algo a sí mismo. Algunos
de los apóstoles de Jesús que estaban escuchando su oración habían sido
anteriormente discípulos de Juan el Bautista, pero Juan los pasó a Jesús como el Novio
que tenía derecho a la clase de la Novia. Pero Jesús habló de todos sus discípulos, no
como de un regalo que se hiciera él a sí mismo, sino como de un regalo que le hiciera el
“solo Dios verdadero,” su Padre celestial. “Me los diste.”
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Además, Jesús no habló de que meramente él y su Padre fueran uno sino que
también habló de todos sus discípulos como siendo uno: “Para que todos ellos sean
uno; así como tú, oh Padre, eres en mí, y yo en ti, para que ellos también sean uno en
nosotros; . . . para que ellos sean uno, así como nosotros somos uno.” Al orar que sus
discípulos “sean uno en nosotros” Jesús ciertamente no quiso decir que sus discípulos
habían de ser incorporados en una Trinidad, de modo que la Trinidad fuera a aumentar
su número de miembros o Personas de tres hasta ciento cuarenta y cuatro mil y tres, de
modo que no fuera más un Dios tres-en-uno sino de entonces en adelante un Dios
muchos-en-uno. ¡Eso es absurdo! Jesús dijo que, tal como él y su Padre eran uno, así se
había de hacer uno a sus discípulos. ¿Cómo se hace uno a sus discípulos? No como un
solo Dios; no como un solo individuo de muchas Personas. No, sino uno en creencia en
el un solo Dios y en el nombre de aquel a quien Dios envió; uno en la clase de fruto que
producen por el mismo espíritu; uno en la clase de obra; uno en armonía y acuerdo entre
sí; uno en el mismo propósito y objetivo, que es la vindicación de Jehová como el “solo
Dios verdadero” y la salvación de la familia humana por Jesucristo para la gloria de Dios.
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También son un grupo de familia, puesto que todos estos discípulos son
engendrados por Dios para llegar a ser hijos espirituales de Dios y así llegar a ser los
hermanos de Jesucristo. Puesto que la manera en que todos estos discípulos son uno
es la manera en que el Padre celestial y su Hijo Jesucristo son uno, entonces el Padre y
el Hijo no son los dos un solo Dios de más de una Persona. El Padre celestial queda
como “solo Dios verdadero,” y Jesucristo a quien él envió queda el Hijo del “solo Dios
verdadero.” Todos los 144,000 discípulos de Jesucristo engendrados por espíritu son
uno en el Padre y en el Hijo al estar en unión con ellos, en una especial relación
armoniosa de familia.
PARECIDO, PERO SUBORDINADO
24
Pero, objeta un trinitario, ¿no se están olvidando de lo que Jesús le dijo al apóstol
Felipe? ¿Qué fue eso? Esto: “¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has
conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre.” (Juan 14:9, Val) Ah, sí, pero eso
es muy diferente a que Jesús dijera: ‘Yo soy el Padre.’ Jesús acababa de decirle a Felipe
y los otros apóstoles fieles que él se iba a Dios su Padre; y por lo tanto, ¿cómo podía
Jesús decir al mismo instante que Felipe, cuando miraba a Jesús, estaba mirando al
Padre? Jesús no pudo haber querido decir eso, porque él separó a Dios su Padre de sí,
como cuando dijo: “Creéis en Dios, creed también en mí.” (Juan 14:1, Val) ¿Por qué la
expresión “también en mí,” si Jesús fuera Dios mismo? Felipe le preguntó a Jesús:
“Señor, muéstranos el Padre,” y Jesús contestó que eso era lo que había estado
haciendo todo el tiempo, a saber, mostrándoles el Padre. Él había estado explicando
quién era su Padre celestial. Había estado mostrándoles cómo era su Padre celestial.
Imitaba a su Padre. Era como él, tanto que cuando uno veía a Jesús era como ver a su
Padre.
25
Al decir: “El que me ha visto, ha visto al Padre,” Jesús no podía haber querido decir
que los apóstoles estaban viendo a Dios, Aquel a quien Jesús se dirigía o de quien
hablaba llamándolo Padre. Muchos años después que Jesús dijo esas palabras, el
apóstol Juan escribió: “Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. . . . la gracia y
la verdad por Jesucristo fué hecha. A Dios nadie le vió jamás: el unigénito Hijo, que está
en el seno del Padre, él le declaró.” (Juan 1:14, 17, 18, Val) Al declarar así a Dios su
Padre, al explicarlo, al darlo a conocer, al ser y actuar como él, Jesús producía el efecto
de que los apóstoles, al ver a Jesús, veían también a Dios su Padre.
26
Por lo tanto Jesús dijo a los judíos: “Y el que me envió, el Padre, él ha dado
testimonio de mí. Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer.” (Juan 5:37,
Val) Pero aquellos judíos si vieron el parecer de Jesús y oyeron su voz. También, Jesús
les dijo que si ellos le hubieran creído al profeta Moisés le hubiesen creído también a él;
y Jesús sabia por los escritos de Moisés que Dios le había dicho a Moisés arriba en la
montaña: “No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá.” (Éxo. 33:20,
Val) Pero aquellos judíos sí vieron a Jesús y vivieron, lo que probó que Jesús no era
Dios. Por consiguiente Juan 14:9 tampoco prueba que Jesús sea Dios.
27
De modo que otra vez notamos que Jesús nunca habló de sí como Dios ni se llamó
Dios. Siempre se puso inferior a Dios más bien que en igualdad con Dios. Se puso en la
posición de discípulo de Dios, cuando Jesús dijo: “Nada hago de mí mismo; mas como
el Padre me enseñó, esto hablo.” (Juan 8:28, Val) Dios era el Maestro de Jesús, y Jesús
como discípulo no estaba sobre su Maestro, Dios, ni era igual a él. Jesús así se clasificó
junto con los demás hijos de la organización de Dios, Sion, concerniente a la cual Jesús
dijo: “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel
que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí.” (Juan 6:45, Val; Isa. 54:13) Como discípulo de
su Padre, Jesús aprendía cosas de él continuamente.
28
Indicando esto, Juan 8:25-27 (Val) dice: “Jesús les dijo: . . . el que me envió, es
verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo. Mas no entendieron que él
les hablaba del Padre.” Después Jesús dijo a aquellos judíos: “Ahora procuráis
matarme, hombre [griego: ánthropos] que os he hablado la verdad, la cual he oído de
Dios [ho Theós].” A sus apóstoles fieles dijo: “Os he llamado amigos, porque todas las
cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias.”—Juan 8:40; 15:15, Val.
29
Como uno que oía, como uno que recibía enseñanza, Jesús repetidamente habló de
sí mismo como siendo enviado por su Padre celestial. Por ejemplo, Juan 12:44, 45, 49, 50
(Val) dice: “Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;
y el que me ve, ve al que me envió. Porque yo no he hablado de mí mismo: mas el Padre
que me envió, él me dió mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y
sé que su mandamiento es vida eterna: así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha
dicho, así hablo.” El mismo hecho de que se le envió prueba que no era igual a Dios sino
que era menos que Dios su Padre.
30
Esto resulta de la propia regla de Jesús que declaró a sus apóstoles: “El siervo no
es mayor que su señor, ni el enviado mayor que aquel que le envió.” (Juan 13:16, Mod)
Como Dios era mayor que Jesús al enviarlo, así Jesús era mayor que sus discípulos al
enviarlos. Jesús hizo esta comparación cuando les dijo: “Paz á vosotros; como me envió
el Padre, así también yo os envío.” (Juan 20:21, Val) De modo que el Mayor envía al que
es menos.
31
Jesús, por haber sido enviado en un mandado, no vino a hacer su propia voluntad o
a complacerse a sí mismo según la carne. Vino para hacer la voluntad del Mayor que lo
envió. Hizo la voluntad de Dios aunque tuvo hambre físicamente, diciendo: “Mi comida
es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.”—Juan 4:34, Val.
32
No fue por primera vez cuando estuvo en carne sobre la Tierra que Jesús fue
enviado, sino que fue enviado desde el cielo. En prueba de esto dijo: “He descendido del
cielo, no para hacer mi voluntad, mas la voluntad del que me envió. Y ésta es la voluntad
del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello.” (Juan 6:38, 39,
Val) De manera que aun en el cielo Jesús era menos que su Padre. Durante el tiempo que
tuviera para ello Jesús se mantuvo constantemente en el trabajo de su Padre, su
Enviador. Dijo: “Conviéneme obrar las obras del que me envió, entre tanto que el día
dura: la noche viene, cuando nadie puede obrar.” (Juan 9:4, Val) Todo esto añade prueba
al hecho de que Jesús no era Dios cuya voluntad tenía que hacerse, sino que era inferior
a Dios, y estaba haciendo la voluntad de Dios.

Por ejemplo, en JUA 6:35, Jesús dice, "Yo soy el pan de la vida."
JUA 6:41, "Yo soy el pan que descendió del cielo."
JUA 6:51, "Yo soy el pan vivo."
JUA 8:12, "Yo soy la luz del mundo."
JUA 8:18, "Yo soy el que doy testimonio de mí mismo."

Jesucristo mismo dependía del testimonio de Dios más bien que del testimonio de los
hombres. A los judíos que no se habían convencido de que él era el Mesías, Jesús dijo:
“Si yo solo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro
que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da acerca de mí es verdadero.
Ustedes han despachado hombres a Juan [el Bautista, que entonces estaba en prisión],
y él ha dado testimonio a la verdad. Sin embargo, yo no acepto el testimonio de parte de
hombre, mas digo estas cosas para que ustedes sean salvos. . . . Mas yo tengo el
testimonio mayor que el de Juan, porque las obras mismas que mi Padre me asignó
realizar, las obras mismas que yo hago, dan testimonio acerca de mí de que el Padre me
despachó. También, el Padre que me envió ha dado testimonio él mismo acerca de
mí. . . . Ustedes escudriñan las Escrituras, porque piensan que por medio de ellas
tendrán la vida eterna; y éstas son las mismas que dan testimonio acerca de mí.” (Juan
5:31-39) Así Jesús dependía del testimonio más poderoso e irrefutable, a saber, del de
Jehová Dios y de su Palabra inspirada, la Biblia inspirada.
10
En los tribunales de derecho de hoy los jueces y el jurado se inclinan a aceptar el
testimonio que dan simples hombres y mujeres imperfectos. ¿Por qué no deberíamos
aceptar más bien el testimonio del perfecto e infalible Dios Todopoderoso, Jehová?
Existe toda razón legal para que aceptemos su testimonio infalible. Si no lo hacemos,
significa que estamos rechazando su testimonio y estamos haciendo de él un mentiroso.
Éste es el argumento que presenta el apóstol Juan, en 1 Juan 5:9-12:
11
“Si recibimos el testimonio que los hombres dan, el testimonio que Dios da es
mayor, porque éste es el testimonio que Dios da: el hecho de que él ha dado testimonio
respecto a su Hijo. La persona que pone su fe en el Hijo de Dios tiene el testimonio dado
en su propio caso. La persona que no tiene fe en Dios lo ha hecho mentiroso, porque
no ha puesto su fe en el testimonio dado, el cual Dios como testigo ha dado respecto a
su Hijo. Y éste es el testimonio dado: que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en su
Hijo. El que tiene al Hijo tiene esta vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene esta
vida.”
12
¿Qué hay si el testimonio que Dios da sobrepasa por mucho al testimonio que
pudiera dar el hombre? Eso no indica que Dios sea mentiroso y que su testimonio sea
imposible. Es de esperarse que Dios hiciera algo que fuera imposible que el simple
hombre hiciera; como el ángel Gabriel le dijo a la virgen judía María respecto al
nacimiento de su Hijo, Jesús, por parto virginal (cosa que cada vez más clérigos de la
cristiandad alegan que es imposible creer): “Con Dios ninguna declaración será una
imposibilidad.” (Luc. 1:26-37) Y no resultó ser una imposibilidad. La vida eterna futura de
toda la humanidad en una Tierra paradisíaca en felicidad perfecta dependía de aquel
nacimiento del Hijo de Dios por parto virginal. De modo que se trata de vida eterna o
muerte eterna para nosotros según aceptemos o rechacemos el testimonio dado por
Dios.
13
Jesucristo el Hijo de Dios señaló la ley de Dios que el profeta Moisés dio a los
judíos y dijo: “En la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres
es verdadero.’ Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió
da testimonio acerca de mí.” (Juan 8:17, 18) Aquí tenemos la base más poderosa para
creer, a saber, el testimonio concordante de los dos Personajes más grandes de toda la
existencia, Jehová Dios y Jesucristo.
14
Ciertamente puesto que Jesucristo aceptó el testimonio dado por su Padre
celestial, el Dios Todopoderoso, y dependió de él, todos los que quieren ser cristianos
verdaderos también deben aceptar el propio testimonio de Dios, a fin de imitar a
Jesucristo. Además, Jesucristo dio testimonio acerca de la verdad porque Dios su Padre
lo hizo: de tal Padre tal Hijo. (Juan 18:37) Y puesto que Jehová Dios mismo ha dado
testimonio fiel tocante a Jesucristo, entonces todos los que quieren imitar a Dios, todos
los que alegan ser testigos de Jehová, todos los que alegan ser seguidores del Hijo
unigénito de Jehová, también deben y tienen que hacer lo que Jesucristo dijo a sus
discípulos judíos en el monte de los Olivos que hicieran: Ser “testigos de mí.”

JUA 10:7, "Yo soy la puerta de las ovejas."


JUA 10:14, "Yo soy el buen pastor."
JUA 11:25, "Yo soy la resurrección y la vida."
JUA 14:6, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida."
JUA 15:1, "Yo soy la vid verdadera."

Estos son los diez "yo soy" del Evangelio de Juan, y, por supuesto, diez representa el
numero de conclusión del orden divino. El Señor Jesucristo se identificó completamente
como el gran "Yo soy." Algunos dicen que Jesucristo nunca dijo que Él era Dios, pero
esto no es verdad. Durante su juicio, el sumo sacerdote le preguntó sobre Su misión
como Mesías. Miren a MAR 14:60-64, "Entonces el sumo sacerdote levantándose, se
puso en medio y preguntó a Jesús, diciéndole: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican
éstos contra ti? Mas Él callaba y nada respondía. Le volvió a preguntar el sumo
sacerdote, diciéndole: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús dijo: Yo soy; y
veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo con las nubes del
cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus ropas, dijo: ¿Qué necesidad tenemos
de más testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos le condenaron,
diciendo que era reo de muerte."

Él sabe que a los judíos les irrita que alguien afirme ser el Hijo de Dios. En ocasiones
anteriores, cuando Jesús ha expresado que Dios es su Padre, los judíos han querido
matarlo, alegando que estaba “haciéndose igual a Dios” (Juan 5:17, 18; 10:31-39). Caifás,
consciente de lo que piensan, actúa con astucia y le manda a Jesús: “¡Te ordeno que
nos digas bajo juramento delante del Dios vivo si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!”
(Mateo 26:63). Por supuesto, Jesús ha reconocido antes que su Padre es Dios (Juan
3:18; 5:25; 11:4). Y, si no lo admitiera ahora, podría dar a entender que él niega ser el
Cristo y el Hijo de Dios. Así que responde: “Lo soy. Y ustedes verán al Hijo del Hombre
sentado a la derecha del poder y viniendo con las nubes del cielo” (Marcos 14:62).

Muchas escrituras demuestran que el Señor Jesucristo es Dios. En ISA 45:22-23, Dios
dice de si mismo (a través del profeta), "Volveos a mí y sed salvos, todos los términos
de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. Por mí mismo he jurado, ha
salido de mi boca en justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se
doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad."
En FIL 2:10-11, Pablo dice, "al nombre de Jesús se doble toda rodilla . . . y toda lengua
confiese que Jesucristo es Señor."

El Reino de Dios en las manos de Cristo

¿De quién es el reino—de Dios o de Cristo? ¿Por qué es hecho Cristo su


rey?

“VENGA tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—


Mat. 6:10.
Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar de esta manera les estaba enseñando a
orar por el reino de Dios, el reino de su “Padre . . . en los cielos.” (Mat. 6:9) Aunque en el
libro bíblico de Mateo repetidamente se habla de este reino como “el reino de los cielos,”
a través de los libros de Marcos y Lucas por lo regular se llama “el reino de Dios.” No
obstante, cuando Jesús nació en la Tierra, se predijo de él que ‘él gobernaría como rey
para siempre, y que de su reino no habría fin.’ (Luc. 1:33) Jesús personalmente se refirió
al Reino como suyo cuando le dijo al gobernador Pilato: “Mi reino no es parte de este
mundo. . . . mi reino no es de esta fuente.” (Juan 18:36) Quizás usted pregunte: ¿Puede
ser el Reino tanto de Dios como de Cristo al mismo tiempo?
Es evidente que sí, puesto que en Efesios 5:5 el apóstol, hablando de personas
indignas, dijo que no tendrían “herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.” ¿Cómo
es esto?
No quiere decir que Cristo es Dios y por lo tanto coigual con su Padre. La Biblia
registra la propia declaración de Jesús de que “el Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28)
De hecho, mientras más cuidadosamente consideramos el asunto más patente llega a
ser que Cristo, aunque rey, ocupa una posición subordinada a su Padre, Jehová Dios.
JEHOVÁ EL GOBERNANTE SOBERANO
Después de la muerte de Jesús, los mismos apóstoles a quienes había enseñado a
orar, más tarde se dirigieron al Padre de él de esta manera: “Soberano Señor, tú eres El
que hiciste el cielo y la tierra.”—Hech. 4:24, NM; Mof; NR.
Como lo reconocieron ellos, Jehová es el Soberano Universal. ¿Qué significa esto?
“Soberano” significa mucho más que meramente el gobernante o cabeza de un
gobierno. Significa el que es la fuente de todo derecho para gobernar, aquel en quien
reside justamente toda autoridad. Jehová legítimamente ocupa esta posición sobre
todos los demás en virtud de su Divinidad y debido a que él es el Creador de todo lo que
existe. El salmista cantó acerca de él: “Jehová mismo ha establecido firmemente su
trono en los mismísimos cielos, y su propia autoridad real ha mantenido dominio sobre
todo.” (Sal. 103:19) Desemejante a los cabezas de gobiernos terrestres hoy en día cuyo
poder ejecutivo está equilibrado y limitado por medio de una legislatura separada y una
judicatura separada, Jehová no está limitado en su autoridad. Por esa razón el profeta
escribió acerca de él: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de Estatutos,
Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.”—Isa. 33:22.
Sin abdicar ni de ninguna manera disminuir su propio puesto como el Gobernante
Soberano, Jehová puede, no obstante, delegar autoridad y conceder poder a otros,
asignándolos a llevar a cabo su voluntad. Debido a que siempre sigue siendo Rey sobre
todos ellos, se le puede decir: “Tu autoridad real es autoridad real de todos los tiempos
indefinidos, y tu dominio dura por todas las generaciones sucesivas.”—Sal. 145:13.
Un ejemplo de tal autoridad real que autorizó Jehová se encuentra en el caso de la
nación de Israel. Principiando más de mil años antes de nacer Cristo, Jehová delegó
autoridad a hombres para que sirvieran como reyes en esa nación, entre ellos a Saúl,
David, Salomón y otros. Se dijo de ellos que se sentaban en “el trono de Jehová.” (1 Cró.
29:23) ¿Por qué? Porque servían como reyes diputados ungidos, representando a
Jehová en la Tierra. Por eso, aunque leemos acerca del ‘reino de David’ como si fuese su
reino, hallamos que David mismo en oración reconoce a Jehová como el gran
Gobernante Soberano, al decir: “Tuya, oh Jehová, es la grandeza y la potencia y la
belleza y la excelencia y la dignidad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es
tuyo. Tuyo es el reino, oh Jehová, El que también te levantas como cabeza sobre
todo.”—1 Cró. 29:11.
EL HIJO RECIBE AUTORIDAD REAL
La autoridad real por hombres de la nación de Israel sirvió su propósito y eso fue,
principalmente, para prefigurar la autoridad real de aquel a quien Dios haría el Rey de un
reino eterno. Después de ser derrocado el último rey que se sentó en el trono de Jehová
en Jerusalén, el profeta Daniel recibió una visión que describió la asignación futura del
propio Hijo de Dios para servir como Rey. Al leerla usted en Daniel 7:13, 14, note cuán
claramente resalta el puesto de Jehová como Soberano cuando él, como el Anciano de
Días, concede la gobernación a su Hijo. El relato dice:
“Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡vea allí! con las nubes de los
cielos sucedía que venía alguien semejante a un hijo de hombre; y consiguió acceso al
Anciano de Días, y lo hicieron subir cerca aun delante de Aquél. Y a él le fueron dados
gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguas,
todos, le sirvan aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera
que no pasará, y su reino uno al que no se le reducirá a ruinas.”
Una comparación de este texto con Mateo 26:63, 64 no deja duda alguna de que el
“hijo de hombre” de la visión de Daniel es Cristo Jesús. Note cuán claramente se
manifiestan en esa visión los puestos respectivos de Jehová y de su Hijo Cristo Jesús.
El cuadro profético muestra que Cristo Jesús ‘consigue acceso’ hasta la presencia de
Jehová y luego Jehová, como el Soberano y por lo tanto la Fuente de todo derecho para
gobernar, le da a su Hijo “gobernación y dignidad y reino.” ¿Coigualdad? ¡No hay ni la
más leve señal de ello aquí!
LA AUTORIDAD DEL REY
¿Qué, entonces, es este reino que Cristo recibe de su Padre? ¿Es meramente un
“gobernante títere,” muy semejante a muchos reyes hoy en día que en realidad no tienen
poder para gobernar? O, ¿es él un “monarca absoluto,” es decir, uno que no rinde
cuentas a otros y cuya gobernación no está sujeta a limitación?
Que Cristo no es ningún “gobernante títere” se puede discernir de sus propias
palabras, después de su resurrección y justamente antes de ascender a las cortes
celestiales de Jehová, cuando dijo a sus discípulos: “Toda autoridad me ha sido dada en
el cielo y sobre la tierra.” (Mat. 28:18) Es por eso que se manda en la visión de Daniel que
“los pueblos, grupos nacionales y lenguas, todos, le sirvan aun a él.” Cristo, por lo tanto,
no recibe nada de su poder del “consentimiento de los gobernados,” como en una
democracia o en una monarquía limitada terrestre, sino que lo recibe directamente de la
verdadera Fuente de Autoridad, Jehová Dios. Él obtuvo esta autoridad al solicitarla de su
Padre, en cumplimiento de la invitación de Dios que se expresa en el Salmo 2:8, 9:
“Pídeme, para darte naciones como herencia tuya y los cabos de la tierra como posesión
tuya propia. Las romperás con un cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las
harás añicos.”
En una de sus parábolas Jesús se representó como “cierto hombre de noble
nacimiento [que] viajó a una tierra lejana [es decir, al cielo] para conseguir para sí poder
real y volver.” (Luc. 19:12) Sin embargo, mostró que la mayoría de los habitantes de la
Tierra rechazaría su autoridad real cuando agregó: “Pero sus ciudadanos lo odiaban y
enviaron tras él un cuerpo de embajadores a decir: ‘No queremos que éste llegue a ser
rey sobre nosotros.’” (V. 14) A causa de tal oposición a su autoridad conferida
divinamente, el Rey Cristo Jesús se verá obligado a hacer añicos gobiernos terrestres en
la venidera guerra del Armagedón.—Dan. 2:44; Rev. 16:14-16.
Pero Jesús dijo que toda autoridad le había sido dada, no solo sobre la Tierra, sino
también “en el cielo.” (Mat. 28:18) ¿Qué significa esto? ¿Lo hace el Monarca Absoluto de
todo el universo?
La autoridad de Cristo en los cielos se muestra en la declaración de Filipenses 2:10
de que “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los
que están sobre la tierra y de los que están debajo de la tierra.” Como sucede con todos
los habitantes de la Tierra, así, también, todos los millones de hijos angelicales de Dios
están sujetos al dominio de Cristo. (Vea también Hebreos 1:4-6, 13, 14.) No obstante, está
exceptuado Uno en los cielos, y esto impone la única limitación a la autoridad real de
Cristo. Por esta razón agrega el siguiente versículo de Filipenses, capítulo dos: “Y
reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el
Padre.”—Fili. 2:11.
Sí, aunque todos los demás del universo de Dios están sujetos al dominio del Hijo,
Cristo Jesús mismo sigue estando sujeto a su Padre y Dios, el único Monarca Absoluto.
Como explica el apóstol Pablo: “Dios ‘sujetó todas las cosas debajo de sus pies [de
Cristo].’ Mas cuando dice que ‘todas las cosas han sido sujetadas,’ es evidente que esto
es con la excepción de aquel que le sujetó todas las cosas a él. Pero cuando todas las
cosas hayan sido sujetadas a él, entonces el Hijo mismo también se sujetará a Aquel que
le sujetó todas las cosas a él, para que Dios sea todas las cosas para con todos.”—1
Cor. 15:27, 28.
A través de todo el tiempo y el espacio Jehová Dios continuará siendo el único y
legítimo Gobernante Soberano. ¿Qué buen propósito, entonces, hay en que tenga su
Hijo y que lo represente y sirva como el Ejecutor ungido de la voluntad de Dios?
Ciertamente no es para aligerar a Jehová de responsabilidad ni para reducir su trabajo
de alguna manera. ¿Cómo pudiera ser eso, cuando continúa siendo la mismísima Fuente
de todo el poder de su Hijo? (Isa. 40:28; Heb. 1:8) Evidentemente, entonces, este arreglo
es una expresión del maravilloso amor de Jehová mediante el cual extiende este
magnífico privilegio a su Hijo. Su Hijo ha sido enseñado a la diestra de su Padre; ha sido
probado hasta el límite, ha sido perfeccionado para el puesto; tiene la habilidad y la
sabiduría que se requieren para la tarea. Ahora su Padre amorosamente lo ensalza a un
puesto que permite que este Hijo use estos haberes al grado más amplio que sea posible
y para el mayor bien de todos. Despliega absoluta confianza en él, sabiendo que la
actitud probada de su Hijo es: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu
ley está dentro de mis entrañas.”—Sal. 40:8; vea también Hebreos 5:7-9; 10:5-7.
Al mismo tiempo este arreglo vindica la posición de Jehová como el Soberano
verdadero, la cual desafió Satanás desde el tiempo de la rebelión histórica en Edén.
¡Cuán falsa la pretensión del Opositor de que podría alcanzar y mantener legítimamente
la posición de un soberano rival al incitar a los hombres a obrar independientemente de
Dios y hasta por medio de crear deslealtad entre algunos de los hijos celestiales de Dios!
¡Qué aplastante derrota sufrió aquél cuando el Hijo de Dios en la Tierra rechazó cada
tentación suya y aguantó todos los esfuerzos insidiosos de Satanás por romper su
integridad, muriendo leal a la soberanía de su Padre! Aunque Satanás mismo se ha
establecido como el “gobernante de este mundo,” Cristo Jesús por medio de su
derrotero de retener su integridad ‘venció al mundo’ y ha probado que su gobernante
solo es digno de destrucción.—Job 1:6-11; Rev. 12:3, 4; Juan 12:31; 16:33.

JUA 5:18, "Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque
no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndole igual a Dios." Dios efectivamente se estaba haciendo "igual a Dios" como
leímos en el evangelio de Juan. Estaba comenzando a enseñar que la "unidad" de Dios
incluye una verdadera unidad de tres "personas" en la deidad o en la naturaleza divina; y
él estaba diciendo que Él era uno de esos tres. En COL 2:9, Pablo escribe, "Porque toda
la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Cristo." La Biblia claramente enseña
sobre la deidad de Jesucristo.

¿Qué significa Juan 5:18?


Juan 5:18, VM: “A causa de esto los judíos procuraban con mayor empeño
matarle; porque no solamente quebrantaba el sábado, sino que también
llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.”
Fueron los judíos que no creían quienes razonaron que Jesús estaba
tratando de hacerse igual a Dios al afirmar que Dios era su Padre. Aunque
Jesús debidamente se refirió a Dios como Padre suyo, nunca afirmó que él
fuera igual a Dios. Respondió de manera directa a los judíos: “En verdad, en
verdad os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve
hacer al Padre” (Juan 5:19, VM; véanse también Juan 14:28 y Juan 10:36).
Aquellos judíos no creyentes fueron los que también afirmaron que Jesús
quebrantaba el sábado, pero estaban equivocados en cuanto a esto también.
Jesús observó la Ley perfectamente, y declaró: “Es lícito hacer bien en día
de sábado”. (Mat. 12:10-12, VM.)
“Haciéndose igual a Dios”
OTRO texto bíblico que se da como apoyo para la Trinidad es Juan 5:18. Este dice
que los judíos (como en Juan 10:31-36) querían matar a Jesús porque “también llamaba
a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios”.
Pero ¿quién dijo que Jesús estaba haciéndose igual a Dios? No fue Jesús. Él se
defendió de aquella acusación falsa en el mismísimo versículo siguiente (19): “Jesús,
pues, tomando la palabra, les decía: ‘[...] el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino
lo que ve hacer al Padre’” (BJ).
Al decir eso, Jesús mostró a los judíos que no era igual a Dios y, por lo tanto, no
podía obrar por su propia iniciativa. ¿Podemos imaginarnos que alguien que fuera igual
al Dios Todopoderoso dijera que ‘no podía hacer nada por su cuenta’? (Compárese con
Daniel 4:34, 35.) Es interesante que el contexto de Juan 5:18 y 10:30 muestra que Jesús
se defendió de acusaciones falsas de judíos que, como los trinitarios, ¡habían llegado a
conclusiones equivocadas!
No era igual a Dios
16
Otro texto bíblico que las iglesias usan es Juan 5:18. Este dice que los judíos
querían matar a Jesús porque “también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose
igual a Dios”. ¿Quién decía que Jesús se hacía igual a Dios? No era Jesús. Él aclara esto
en el mismísimo versículo siguiente (19), al decir: “El Hijo no puede hacer ni una sola
cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre”. De modo que
Jesús no alegó que fuera el Dios Todopoderoso ni igual a Él. Indicaba a los judíos que
ellos estaban equivocados, que él no era Dios, sino que era el Hijo de Dios, y como
vocero de Dios no podía obrar por iniciativa propia. ¿Podemos imaginarnos al Dios
Todopoderoso del universo diciendo que no podía hacer nada por su propia iniciativa?
Así que los judíos presentaron una acusación, y Jesús la refutó.
17
De modo que por el testimonio de Dios en su propia Palabra inspirada, por el
testimonio de Jesús y por el testimonio de los discípulos de Jesús, la evidencia
arrolladora muestra claramente que el Dios Todopoderoso y Jesucristo son dos seres
distintos, Padre e Hijo. Esa evidencia también muestra con claridad que el espíritu santo
no es la tercera persona de ninguna Trinidad, sino que es la fuerza activa de Dios. Es
inútil sacar de contexto unos textos bíblicos o tratar de torcerlos para apoyar la Trinidad.
Cualquiera de esos textos tiene que ser armonizado con el resto del testimonio claro que
da la Biblia.

Luego, en Colosenses 2:9 Pablo dijo que en Cristo “mora corporalmente toda la
plenitud de la cualidad divina [genitivo de the·ó·tēs]”. Aquí, como en los casos
anteriores, hay traducciones que optan por “Deidad”, “Dios” y “Ser Divino”, dando pie a
la interpretación trinitaria de que Dios en persona mora en Cristo (BAS, Str, Val, PNT, RH,
Sd). Sin embargo, Liddell y Scott definen the·ó·tēs en su léxico prácticamente igual que
thei·ó·tēs: “divinidad, naturaleza divina” (pág. 792), y tanto la Versión Peshitta siriaca
como la Vulgata latina la traducen “divinidad”. Por consiguiente, es coherente y bien
fundado traducir the·ó·tēs en tanto cualidad, no personalidad.
Un estudio del contexto de este pasaje permite apreciar que el que Cristo goce de
“divinidad” o “naturaleza divina” no le hace igual al Dios Todopoderoso. En el capítulo
anterior Pablo había dicho: “Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él”. (Col
1:19.) Por consiguiente, toda la plenitud mora en Cristo porque le “agradó al Padre” que
así fuese (BAS; Val, 1960) “porque así quiso Dios” (RH), lo que significa que Cristo tiene
en él la plenitud de la “divinidad” por decisión del Padre. Además, en prueba de que
dicha “plenitud” no le confiere a Cristo la misma identidad del Dios Todopoderoso, está
el comentario que el propio Pablo hace un poco más adelante, al decir que “Cristo está
sentado a la diestra de Dios”. (Col 3:1.)
Al reparar en el contexto inmediato a Colosenses 2:9, se observa que en el versículo 8
se advierte a los cristianos que no se dejen engañar por aquellos que se apoyan en la
filosofía y en la tradición humana. También se les dice que en Cristo están
“cuidadosamente ocultados [...] todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”, y
se les insta a seguir “andando en unión con él, arraigados y siendo edificados en él y
siendo estabilizados en la fe”. (Col 2:3, 6, 7.) Luego, en los versículos 13 al 15 Pablo
explica que se les ha vivificado por medio de la fe y liberado del pacto de la Ley. En
definitiva, el argumento de Pablo es que los cristianos no necesitaban la Ley (que Jesús
había quitado del camino) ni la filosofía y tradiciones humanas, pues ya tenían cuanto
les hacía falta: una preciada “plenitud” en Cristo. (Col 2:10-12.)
Colosenses 2:9:
VV (1934) dice: “En él [Cristo] habita toda la plenitud de la divinidad [griego:
the·oʹte·tos] corporalmente”. (Un pensamiento parecido se transmite por la
traducción del versículo en NBE, VM, BJ, NC y BC.) NM dice: “Es en él que
mora corporalmente toda la plenitud de la cualidad divina”. (CI dice:
“esencia divina”; VP [Nuevo Testamento, 1966]: “la naturaleza de Dios”.
Compárese con 2 Pedro 1:4.)
Obviamente no toda traducción ofrece la misma interpretación de
Colosenses 2:9. Pero, ¿cuál está de acuerdo con el resto de la carta
inspirada a los Colosenses? ¿Tenía Jesús en sí mismo algo que fuera de él
por ser él Dios, parte de una Trinidad, o es la “plenitud” que mora en él algo
que llegó a ser de él por decisión ajena? Colosenses 1:19 (VV [1977], BC)
dice que toda la plenitud moraba en Cristo porque “tuvo a bien el Padre” que
así fuera. LT dice que fue porque “Dios quiso”.
Considere el contexto inmediato de Colosenses 2:9: En el versículo 8 se
advierte a los lectores que no vayan a dejarse extraviar por los que abogan
por la filosofía y las tradiciones humanas. Se les dice en cuanto a Cristo que
“ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”
y se les insta a ‘andar en él’ y a estar “arraigados y siendo edificados en él y
siendo estabilizados en la fe” (versículos 3, 6, 7). Es en él, y no en los
originadores o maestros de la filosofía humana, en quien mora cierta
“plenitud” preciosa. ¿Estaba el apóstol Pablo diciendo aquí que la “plenitud”
que habría en Cristo convertía a Cristo en Dios mismo? No de acuerdo con
Colosenses 3:1, donde se dice que Jesucristo está “sentado a la diestra de
Dios”. (Véanse VV, TA, BJ, VM.)
Conforme al Greek-English Lexicon, de Liddell y Scott, the·oʹtes (la forma
nominativa de la cual se deriva the·oʹtetos) significa “divinidad, naturaleza
divina” (Oxford, 1968, pág. 792). El que en verdad sea “divinidad”, o de
“naturaleza divina”, no hace a Jesús, como Hijo de Dios, coigual ni coeterno
con su Padre, tal como el hecho de que todos los humanos compartan
“humanidad” o “naturaleza humana” no los hace coiguales ni hace que
tengan la misma edad.

Dios es omnipotente (todo poderoso) según las Escrituras, 1CR 29:11. En FIL 3:21,
Jesucristo es todo poderoso, Él ejerce el poder que tiene aun para sujetar todas las cosas
a sí mismo.
En GEN 2:3, Dios es el Señor del sábado. En MAT 12:8leemos, "Porque el Hijo del
Hombre es Señor del día de reposo."

2:28. ¿Por qué se llama a Jesús “Señor hasta del sábado”? El apóstol Pablo escribió
que “la Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir” (Heb. 10:1). Tal como
estipulaba la Ley, el sábado venía al cabo de seis días de trabajo, y Jesús realizó muchas
de sus curaciones en sábado. Aquello prefiguró el descanso pacífico y otras
bendiciones que la humanidad disfrutará bajo el Reinado de Mil Años de Cristo una vez
termine la opresiva dominación de Satanás. Por lo tanto, el Rey de ese Reino es también
“Señor del sábado” (Mat. 12:8; Luc. 6:5).
“Señor del sábado.” Durante su ministerio terrestre, Jesús dijo de sí mismo que era
“Señor del sábado”. (Mt 12:8.) El sábado semanal, que había tenido el propósito de
proporcionar a los israelitas alivio de sus ocupaciones cotidianas, era “una sombra de
las cosas por venir, pero la realidad [pertenecía] al Cristo”. (Col 2:16, 17.) Una de esas
“cosas por venir” es el sábado del que Jesús será Señor. En calidad de Señor de
señores, Jesucristo regirá sobre toda la Tierra por un período de mil años. (Rev 19:16;
20:6.) Algunos de los milagros más impresionantes que realizó durante su ministerio
tuvieron lugar en sábado. (Lu 13:10-13; Jn 5:5-9; 9:1-14.) Esos ejemplos ofrecen una
vislumbre de la clase de alivio que Jesús traerá a la humanidad a medida que la
conduzca hacia la perfección física y espiritual durante su reinado milenario, un período
que será semejante a un descanso sabático tanto para la Tierra como para la humanidad
que la habita. (Rev 21:1-4.)

Leemos que Jehová juzgará a la humanidad en ISA 3:13, "El Señor se levanta para
contender, está de pie para juzgar a los pueblos." 2CO 5:10, "Porque todos nosotros
debemos comparecer ante el tribunal de Cristo."

Identidad de los jueces. En las Escrituras Hebreas se identifica a Jehová como el “Juez
de toda la tierra”. (Gé 18:25.) De manera similar, en las Escrituras Griegas Cristianas se
le llama “el Juez de todos”. (Heb 12:23.) Sin embargo, Él ha comisionado a su Hijo para
que juzgue por Él. (Jn 5:22.) La Biblia dice que Dios ha “decretado” que Jesús sea juez,
una función para la que ha sido “nombrado” y “destinado”. (Hch 10:42; 17:31; 2Ti 4:1.) El
que Dios haya dado esa autoridad a Jesús resuelve cualquier aparente contradicción
entre el texto que dice que los individuos estarán “de pie ante el tribunal de Dios” y el
versículo que dice que “[serán] puestos de manifiesto ante el tribunal del Cristo”. (Ro
14:10; 2Co 5:10.)

ISA 44:6 dice, "Así dice el Señor, el Rey de Israel, y su Redentor, el Señor de los
ejércitos: "Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios." APO
1:17, "Cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y Él puso su mano derecha sobre mí,
diciendo: No temas, yo soy el primero y el último."

Ahora bien, aunque Revelación 22:13 llama a Jehová “el primero y el último” —pues
no hay nadie antes ni después de él—, el título “el Primero y el Último” que aparece en el
capítulo 1 se refiere a Jesucristo, tal como lo demuestra el contexto. Él fue el primero y
el último ser humano a quien Jehová resucitó personalmente para vivir como espíritu
inmortal (Col. 1:18).

En 1CR 29:11leemos, "Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la


victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra." MAT
28:18, "Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el
cielo y en la tierra."

En 2CR 7:14 leemos, "y me humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y
oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los
cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra." MAT 9:6, "Pues para que sepáis que el
Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (entonces dijo al
paralítico): Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa."

JEHOVÁ PROVEE EL RESCATE


9
El rescate para liberar a la humanidad debía tener el mismo
valor que la vida que Adán perdió. Por eso se le llama “rescate
correspondiente” o equivalente (1 Timoteo 2:6). Así que se
necesitaba otra vida humana perfecta. Pero, como
mencionamos antes, ninguno de nosotros podía pagar el
rescate. ¿Por qué no? Porque todos somos imperfectos (Salmo
49:7, 8).

¿Qué hizo Jehová para proveer el rescate? Envió a la Tierra a


Jesús, su Hijo más querido (1 Juan 4:9, 10). Jesús estuvo
dispuesto a dejar a su Padre y su vida en el cielo (Filipenses
2:7). Jehová pasó la vida de Jesús al vientre de María. De este
modo, Jesús nació en la Tierra como humano perfecto y sin
pecado (Lucas 1:35).

11
Como hemos visto, el primer hombre desobedeció a Jehová
e hizo que todos perdiéramos la vida perfecta. ¿Podía un solo
hombre rescatar a todos los humanos? Sí. ¿Cómo lo sabemos?
La Biblia nos da la respuesta en Romanos 5:19(léalo). Jesús
nunca pecó, así que podía dar su vida humana perfecta como
rescate para liberar de la muerte a todos los descendientes de
Adán (1 Corintios 15:21, 22, 45).

12
La Biblia explica todo lo que sufrió Jesús antes de morir.
Lo azotaron sin compasión, lo clavaron en un madero, y tuvo
una muerte lenta y dolorosa (Juan 19:1,16-18, 30;
vea la nota 15). ¿Por qué tuvo Jesús que sufrir tanto? Porque
Satanás había dicho que ningún humano sería leal a Dios si se
le hacía pasar por pruebas muy duras. Pero Jesús demostró
que un hombre perfecto puede ser leal a Dios incluso si tiene
que sufrir hasta el límite. ¡Qué orgulloso estaba Jehová de su
Hijo! (Proverbios 27:11).

13
¿Qué implicó el pago del rescate? El día 14 del mes judío de
nisán del año 33, Jehová permitió que los enemigos de Jesús
lo mataran (Hebreos 10:10). Tres días después, Jehová le
devolvió la vida a Jesús. Lo resucitó como un espíritu,
no como un humano. Como último paso para pagar el rescate,
Jesús regresó al cielo y le presentó a su Padre el valor de su
vida humana perfecta (Hebreos 9:24). Una vez pagado el
rescate, tenemos la oportunidad de librarnos del pecado y la
muerte (lea Romanos 3:23, 24).
Regresando a nuestro versículo principal, GEN 16:13, nuestra traducción corregida
dice, "Y Agar llamó el nombre del Señor que le había hablado: Tu eres un Dios de la
visión o de la doctrina o de la revelación; ¿Estoy todavía con vida después de
verle?" El hecho que es tan importante es que Agar reconoció que Dios le estaba
hablando. La pregunta más importante que cualquier persona tiene que contestar se
encuentra en MAT 22:42, "¿Cuál es vuestra opinión sobre el Cristo? ¿De quién es
hijo?" ¡Recuerden que el Señor Jesucristo (SJC) dijo, "Yo soy el Señor!" Él dijo esto
en DTN 32:39; ISA 41:4, ISA 43:10, ISA 43:13, ISA 48:12; JER 29:23; JUA 8:18, JUA
8:24, JUA 8:28, JUA 13:19, JUA 18:6, JUA 18:8; y APO 2:23.

Así que en MAT 16:16-17, "Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos."
Aquí esta el hecho, a menos que una persona cree que Jesucristo es el Señor y Dios,
ellos no pueden ser salvos. Esta es la razón por la cual es tan importante entender esta
doctrina.

Punto 5 trata con los versículos bíblicos que dicen que Jesús es Dios.

MAT 1:23, "He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros." JUA 1:1-4, "En el principio
existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el
principio con Dios. Todas las cosas fueron hechos por medio de Él, y sin Él nada de
lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres." JUA 1:9-10, "Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a
todo hombre. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no
le conoció." Entonces debemos correlacionar JUA 1:1,"En el principio existía el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios," conJUA 1:14, "Y el Verbo se hizo
carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad." JUA 5:18, "Entonces, por esta causa, los judíos aún más
procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba
a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios." Entonces en JUA 5:21-23, "Porque
así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, asimismo el Hijo también da vida
a los que Él quiere. Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha
confiado al Hijo." JUA 10:30, "Yo y el Padre somos uno." Quienquiera que sea el
verdadero Dios también es la vida eterna. El Por lo tanto, si identificamos el que es la
vida eterna, también identificamos el verdadero Dios.

Punto 6. El trabajo de Jesús antes de Su encarnación indica que Él es Dios.

El trabajo antes de Su encarnación más obvio es el hecho que el Señor Jesucristo es el


Creador del universo, JUA 1:3, COL 1:16, y HEB 1:10. JUA 1:3, "Todas las cosas
fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho." Él
tuvo que ser Dios para existir antes de todas las criaturas. Tenemos mucha
documentación bíblica con respecto a Su persona antes de Su carnación. JUA 1:14-
15, JUA 3:13, JUA 8:23, JUA 3:56-59, JUA 17:4-5, JUA 17:14, y JUA 17:18 son
ejemplos. Así que el hecho que Él existió antes que Él llegó a ser un hombre humano
señala Su deidad.

Punto 7. El SJC también está identificado como Dios por las teofanías del Antiguo
Testamento.

En el Antiguo Testamento, El Señor Jesucristo frecuentemente vino como un hombre.


Por ejemplo, Él fue el que luchó con Jacobo en GEN 32:24-30. Él también le vino a
Moisés como una zarza ardiente enEXO 3:1-6. En el Antiguo Testamento, Él apareció
como el ángel del Señor o el ángel de Jehová. Y hay pasajes a donde el Señor Jesucristo
no solo se llama el ángel de Jehová, sino al mismo tiempo se llama Jehová, GEN 22:11-
18, GEN 31:11-13; EXO 3:1-6; HCH 7:31-35; EXO 13:21, EXO 14:19; Jue 11-23
y JUE 13:9-22. En todos estos pasajes, ustedes encontraran mencionado al Señor
Jesucristo en el contexto como el ángel de Jehová. También hay otra cosa que es muy
interesante, el ángel de Jehová también se distingue como siendo diferente de Jehová
porque el ángel de Jehová siempre es Jesucristo. Hay veces cuando Jehová puede referir
a Dios el Padre, Dios el Hijo, o Dios el Espíritu Santo. La palabra Elohim es plural, y
como una palabra plural traducida "Dios" en el Antiguo Testamento, refiera a la
Trinidad entera. Está usada así en GEN 1:26 y 3:22.GEN 1:26, "Y dijo Dios: Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza." GEN 3:22, "Entonces el
Señor Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo
el bien y el mal." Cada vez que una o mas personas van a ser mencionadas, tenemos la
palabra Jehová. Se usa para Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Sin
embargo, solamente es el Hijo quien es "el ángel de Jehová." El Señor Jesucristo es el
único miembro de la Trinidad que es visible. Jesucristo es la única persona de la deidad
que es manifestada . . . pero Él todavía es Dios. Él es la única persona de la deidad que
fue manifestado al hombre o a las criaturas en la forma de una criatura or en alguna
otra forma, como la zarza ardiente o la columna de fuego durante la noche o la nube
durante el día.

Jesucristo fue el ángel de Jehová en el Antiguo Testamento, pero ya que también es


Jehová, el pasaje dirá en algún lugar que "Jehová dijo," indicando que el ángel de
Jehová es Jehová y que Jehová también es el ángel de Jehová. El ángel de Jehová es una
teofanía y Jehová es Dios. Así que, obviamente, cuando algún otro miembro de la
deidad está mencionado en el pasaje a donde el ángel de Jehová está funcionando,
siempre dirá "Jehová dijo al ángel de Jehová," porque el Padre tambiénes Jehová. Esto
es verdad en GEN 24:7, "El Señor, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi
padre y de la tierra donde nací, y que me habló y me juró, diciendo: ‘A tu descendencia
daré esta tierra,' Él mandará su ángel delante de ti, y tomarás de allí mujer para mi
hijo." O GEN 24:40, "Y él me respondió: El Señor, delante de quien he andado,
enviará su ángel contigo para dar éxito a tu viaje, y tomarás mujer par mi hijo de entre
mis parientes y de la casa de mi padre." Noten que en este pasaje el ángel de Jehová se
distingue de Jehová. Y otro principio se presenta que es el hecho que el ángel de Jehová
es la segunda persona de la Trinidad. Siempre se dice que Jesucristo es el Dios visible.
El único miembro de la trinidad que ha sido visible es Jesucristo (JUA 1:18; JUA
6:46; 1TI 6:15-16; 1JUA 4:12) y después de la encarnación de Jesucristo, el ángel de
Jehová nunca aparece de nuevo.

Punto 8. La esencia de Dios está atribuido a Jesucristo.

1. Salvador, SAL 2:6; MAT 28:18; HCH 2:36; 2PE 1:11; APO 19:16.
2. La rectitud y la justicia perfecta = santidad, LUC 1:35; JUA 6:69; HEB 7:26.
3. Amor, JUA 13:1 y JUA 13:34; 1JU 3:16.
4. Vida eterna, ISA 9:6; MIQ 5:2; JUA 1:1 y JUA 8:58; COL 1:16-17; EFE 1:4; APO
1:11.
5. Omnisciencia, MAT 9:4; JUA 2:25; 1CO 4:5; COL 2:3; APO 2:23.
6. Omnipresencia, MAT 28:20; EFE 1:23; COL 1:27.
7. Veracidad, JUA 14:6; APO 3:7.
8. Omnipotencia, APO 1:8.

¡Él es el ser supremo del universo, el rey del cielo y la tierra! Él tiene la autoridad y la
volición total. Jesucristo también es el soberano del universo, según GEN 1:1, APO
17:14, APO 1:5-6 y APO 19:16. Así que, Dios es soberano, y Jesucristo es soberano, y,
por lo tanto, Jesucristo es Dios. Dios también es inmutable. Él no es capaz de cambiar y
no es susceptible al cambio. Él es la estabilidad completa. Su palabra y Sus obras son
inmutables. Y, por lo tanto, la Biblia nos dice que el SJC es el mismo ayer y hoy y por
los siglos, HEB 13:8. Diciendo que Jesucristo es Dios quiere decir que podemos
conocer la verdad con respecto a Dios, o podemos saber como es Dios. En hecho, aparte
de Jesucristo, realmente no podemos conocer a Dios. No hay ningún conocimiento de
Dios sin un conocimiento del Señor Jesucristo.

La segunda aplicación práctica de la verdad que Jesucristo es Dios es que Dios siempre
fue como es Jesús. A veces pensamos que Dios es justo, santo y rígido y que el SJC lo
cambió a Dios. Sin embargo, cuando el Señor Jesucristo estuvo en la tierra, Él abrió una
ventana así nosotros podamos ver el amor eterno e inmutable de Dios.

En tercer lugar, debido al hecho que Jesucristo es Dios, esto significa que Él está
disponible y puede satisfacer todos los deseos de nuestros corazones. Dios es infinito y
tiene recursos inagotables.

Así que, en nuestro pasaje de Génesis 16:13 tenemos suficiente evidencia que Agar
estaba hablando con Dios en la persona de Jesucristo, llamado el ángel de Jehová.

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