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INDICE

Introducción

Experiencia estética

Hierro fundido

Historia de la zona geográfica

La llegada de los artistas

La salida de los artistas y la llegada del diseño

Conclusiones

Natalia Solano

201016094
SOHO: UN BARRIO QUE SE CONSTRUYE Y DEFINE A PARTIR DE SU EXPERIENCIA

ESTÉTICA

“ Si reflexionamos sobre la postura de


distanciamiento que nos permite calificar de bello un
bien que no suscita en nosotros deseo, nos damos
cuenta de que hablamos de belleza cuando
disfrutamos de algo por lo que es en sí mismo,
independientemente del hecho de que lo poseamos.”
Umberto Eco

INTRODUCCIÓN

Recuerdo la primera vez que me paré frente a un Pollok. La magnitud del cuadro

me hacia sentir como la cosa mas pequeña en el universo. Sus trazos desordenados

hacían que mis ojos recorrieran la obra en un particular desorden y no podía parar
de imaginarme el momento en el que mismo Pollok se encontraba colgando sobre

el lienzo, lanzando latas de pintura chorreante. A la vez, no tenia, y aun no tengo,

palabras para describir la hermosa sensación que recorría todo mi cuerpo. En mi

cara se inscribió una sutil sonrisa y mis ojos no se atrevían a parpadear. Tras un

largo tiempo de quedarme parada frente a la grandiosa obra, nació en mi la gran

interrogante de cómo, o por qué, la estética afectaba nuestra percepción y

generaba un sin fin de sensaciones que a su vez eran capaces de controlar nuestras

propias acciones. En otras palabras, nació mi interés por la experiencia estética.

Durante esta monografía, me dedicaré a entender y analizar la experiencia estética

a través del efecto que la misma ha tenido en el barrio Soho de Nueva York. Este

barrio ha sido elegido debido a su evidente cambio de dinámicas y significados

durante los últimos 70 años y su constante relación con el mundo del arte, el

diseño y la moda.

EXPERIENCIA ESTETICA

La experiencia estética se define como la satisfacción consecuente de la pura

contemplación de la realidad. Esta definición, ata de forma inmediata a la

experiencia estética junto a aquello que consideramos bello. La belleza esta

directamente ligada al gusto razón por la cual definir la belleza se torna un

problema amplio y complejo. Sin embargo, parece evidente la conexión entre

aquello que consideramos bueno, junto con aquellos que consideramos bello. Así lo

describe Umberto eco en la introducción de su libro Historia de la belleza:


Bello- al igual que gracioso, bonito, o bien sublime, maravilloso,

soberbio y expresiones similares – es un adjetivo que utilizamos a

menudo para calificar algo que nos gusta. En este sentido, parece

que ser bello es equivalente a ser bueno y, de hecho que en

distintas épocas históricas se ha establecido un estrecho vinculo

entre lo Bello y lo Bueno. Pero si juzgamos a partir de nuestra

experiencia cotidiana, tendemos a considerar bueno no solo

aquello que nos gusta, sino que además querríamos poseer. Son

infinitas las cosas que nos parecen buenas – Un amor

correspondido, una fortuna honradamente adquirida, un manjar

refinado- y en todos estos casos desearíamos poseer ese bien. Es

un bien aquello que estimula nuestro deseo. Asimismo, cuando

juzgamos buena una acción virtuosa, nos gustaría que fuera obra

nuestra, o esperamos llegar a realizar una acción de merito

semejante, espoleados por el ejemplo lo que consideramos que

esta bien.

Mas adelante continua:

Si reflexionamos sobre la postura de distanciamiento que nos

permite calificar de bello un bien que no suscita en nosotros

deseo, nos damos cuenta de que hablamos de belleza cuando

disfrutamos de algo por lo que es en sí mismo,

independientemente del hecho de que lo poseamos.


En varios momentos tanto de la historia de la arquitectura como en la del arte, se

ha presentado a la belleza como el resultado de la creación de un espacio, una

imagen u objeto, que responde de manera acertada a las proporciones y la

armonía. Esta moción proviene de Platón, para quien la belleza era autónoma al

cuerpo solido y quien afirmaba que la única forma de acercarse a la belleza era

mediante el aprendizaje del arte dialectico, la filosofía. En este orden de ideas,

afirmaba también que el arte, no correspondía a la belleza, por el contrario la

falsificaba y por consiguiente no era educativa para los jóvenes. En oposición a lo

anterior, la belleza de las formas geométricas, mostraban una visión basada en la

proporción y en una concepción matemática del universo, lo que la hacia educativa

y útil. Esta percepción de belleza, fue adoptada nuevamente por los renacentistas,

quienes dedicaron gran parte de si vida al estudio de las proporciones en

diferentes campos que abarcan desde la tipografía, hasta la arquitectura , la

naturaleza y el cuerpo humano.

Con la llegada de la revolución industrial y el exponencial aumento de maquinas y

mecanismos en la vida cotidiana de las ciudades , nuevos lenguajes estéticos se

abrieron campo. Es importante aclarar que las maquinas no fueron un invento de

este periodo histórico, por el contrario, las maquinas han existido y acompañado al

ser humano a lo largo de toda su historia. Una maquina es cualquier extensión del

cuerpo que amplifica las posibilidades del mismo. ( Eco 381) Bajo esta definición

podemos decir que las maquinas abarcan objetos tan diversos como desde la ropa,

la rueda a la locomotora. A pesar de que las maquinas han estado junto al ser

humano durante tanto tiempo, es durante el siglo XVII que estas comienzan a

mostrarse cada vez mas autónomas del ser humano, maquinas complejas, y a
hacerse evidente su uso en las practicas cotidianas. Esta nueva convivencia con

entre el ser humano y la maquino creo grandes malestares dentro de la sociedad:

anteriormente las personas estaban acostumbradas a hacer uso de maquinas

simples que dependían del manejo humano para moverse, con algunas

excepciones como los molinos de viento, los cuales se encuentran ilustrados en la

obra maestra del escritor Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha como

monstruos.

…así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero: la ventura va

guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear;

porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o

poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y

quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a

enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios

quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

Esta monstruosa percepción ante la maquina compleja se mantuvo durante

muchos años debido a su movimiento autónomo y características físicas. Eran

objetos grandes, ruidosos, fuertes y capaces de dañar el cuerpo humano. Por esta

razón, si bien las maquinas hacían parte de la cotidianidad urbana, tanto estas,

como su expresión estética, se encontraban marginadas a los confines de la

fealdad. En consecuencia todos los procesos que dieran como resultado una

estética propia de la industria, eran escondidos al interior de los objetos. La

validación de las maquinas como objetos bellos es una historia poco lineal. Sin

embargo, para 1889, la estética industrial se abrió un gran paso en el imaginario


colectivo con la construcción de la Torre Eiffel sin ser esta excepta de criticas

alrededor de todo el mundo pues muchos la consideraban poco estética. Es

importante aclarar que si bien muchos la criticaron, el simple acto de su

levantamiento ya hace muestra un gran avance en la percepción que se tiene sobre

la maquina. Si bien el carácter antropomórfico de las maquinas era objeto de temor

en la sociedad, la maquina compleja en si misma también representaba el triunfo

de la razón frente al oscurantismo. (Eco 393) Para principio s del siglo XX la

estética de las maquinas, la estética industrial, fue ampliamente aceptada y mas

que eso fue adulada por numerosos movimientos artísticos de vanguardia, en

particular el futurismo. La maquina finalmente logró abrir su lugar en la historia de

la belleza.

HIERRO FUNDIDO

El hierro fundido, no fue un método desarrollado durante la revolución industrial.

Esta técnica es conocida desde la dinastía China Tang. Sin embargo, el uso de la

técnica en forma masiva si tiene sus comienzos durante el siglo XVIII, momento en

el la producción de listones de hierro se hizo mas económica y por consiguiente

viable en términos de costos para la construcción. Durante el año de 1850, James

Bogardus implementó esta técnica de construcción en Nueva York con el fin de

crear viviendas de clase medio y establecimientos comerciales. Este método se

caracterizaba por ser practico y económico, en comparación a su predecesor, el

hierro forjado. La gran diferencia que presentaban los métodos anteriormente

nombrados era el estado al que se llevaba el material durante la factura de los

objetos. En el caso del hierro forjado, el material se manipulaba mientras estaba


en un estado flexible pero solido. Dicho estado dificultaba la extracción de

impurezas que contiene el material y obligaba a crear cada pieza a mano. Por otro

lado el hierro fundido se manipulaba en estado liquito. Lo anterior permitía sacar

con gran facilidad las impurezas que contenía la materia y aceleraba la producción

de objetos pues, haciendo uso del estado liquido, se podía sacar piezas a partir de

moldes.

El uso de las columnas en hierro fundido permitió crear espacios mucho mas

amplios en comparación a los que los métodos de construcción anteriores, como el

ladrillo o la piedra, eran capaces de tolerar. Las fachadas de los edificios

construidos durante 1860 y 1870 muestran variaciones muy leves en

comparación a aquellas creadas con métodos de construcción anteriores ya que la

estructura de hierro era cubierta con fachadas que imitaban la estética románticas

o neoclásicas. Sin embargo, las ventanas de los edificios levantados con columnas

de hierro fundido, son notablemente mas grandes que las que se lograban hacer

bajo el método de la albañilería. ( Nueva York 1973)

Durante la segunda guerra mundial, las industrias localizadas para este entonces

en Lower Manhattan, comenzaron a desocupar los inmuebles en los que se

encontraban y a trasladarse hacia la periferia de la ciudad. Esto condujo a un

amplio incremento de lugares desocupados que se caracterizaban por su estética

industrial, proveniente del novedoso método de construcción conocido como cast

iron o hierro fundido.


HISTORIA DE LA ZONA GEOGRAFICA

Lower Manhatan, mucho antes de ser ocupado por la industria textil, era ocupado

por la industria textil, era habitado por la comunidad indígena Lenape. En 1626, la

compañía Dutch West India, le compró estas tierras a los Lenape. Por razones

practicas, la compañía comienza con la construcción de vivienda para sus

empleados los cuales se veían beneficiados de vivir no solo cerca de su lugar de

trabajo sino también cerca al puerto, lugar donde podían tener fácil acceso las

mercancías provenientes del viejo continente y a su vez podían hacer envíos a su

tierra natal.
Años mas tarde, Dutch West India, bajo la dirección de Kieft, otorga libertad a las

negritudes que trabajaban como esclavos para la compañía. Es importante aclarar

que dicha libertad no correspondía a la igualación de los negros con los colonos

blancos, pero se les permitía contraer matrimonio y tener bienes, lo cual

representaba amplios niveles de libertad para la época.

Con los años, las tierras antes pertenecientes a la compañía, fueron heredadas y

compradas por múltiples terratenientes los cuales dividieron la zona y le dieron

diferentes usos como vivienda, pequeñas fabricas y haciendas.

Se considera que el verdadero desarrollo de la zona geográfica comienza durante

la primera década del siglo XIX tras la aprobación del consejo comunal de drenar y

rellenar el estanque Collect, cuya corriente tendría salida directa al rio Hudson. En

esta área, se desarrollaron múltiples proyectos de vivienda que no contaban con

un plan de basuras. Esto condujo a la contaminación de la zona convirtiéndose así

en un foco de enfermedades e infecciones para los habitantes de los alrededores.

Para 1811, los nuevos propietarios de las tierras, pidieron un nuevo permiso a la

ciudad de Nueva York, en el cual solicitaban cavar un canal que funcionara como

alcantarilla. Para este entonces el barrio era conocido como Hell's Hundred Acres.

A medida que el barrio iba creciendo en población, se iban drenando cada vez mas

terrenos para ser construidos. Debido a su cercanía al puerto, las construcciones

que se llevaban a cabo eran pensadas para comercio y factura de productos. La

zona gozo de gran prosperidad, hasta la gran depresión en 1929, momento en el

que las industrias abandonaron el sector o serraron sus puertas de forma


definitiva. En ese momento, las edificaciones industriales fueron abandonas y su

uso fue bastante bajo durante los siguientes 30 años.

LLEGADA DE LOS ARTISTAS

Los espacios abiertos y la mayor cantidad de luz, junto con la baja renta necesaria

para pagar estos espacios, llamaron la atención de la comunidad artística de Nueva

York. Sin embargo, cabe recalcar que para este entonces, finales de la Segunda

Guerra Mundial, la zona geográfica que hoy conocemos como Soho, Nueva York la

tenia reglamentada como zona industrial y no se permitía el establecimiento de

viviendas en dicho lugar. Sin embargo, los beneficios que presentaban los

inmuebles de Lower Manhattan eran sumamente atractivos para la comunidad

artista. Lo anterior dio paso a una migración ilegal del gremio hacia la zona. Dicha

ilegalidad bajo la cual se establecieron las viviendas y talleres de artistas logró

mantenerse oculta alrededor de diez años, dice Maureen Lynch en su tesis

magistral, Soho: From Boho To Bobo.

El poco conocimiento que tenían las masas sobre las dinámicas que estaban

sucediendo en Soho durante 1950, protegió y extendió la estadía de los artistas en

el distrito. Sin embargo también alargo las incomodidades consecuentes de vivir

en un área no adaptada para la vivienda ( lejanía con respecto a todos los lugares

que suplen necesidades básicas como supermercados y tiendas de víveres).

En 1960, cuando las residencias y talleres de artistas localizados en Lower

Manhattan comenzaron a ser parte del saber publico, las incomodidades

nombradas anteriormente comenzaron a desaparecer. Por un lado, la ciudad de


Nueva York cambio la reglamentación de la zona, legitimando las viviendas ya

existentes. Por otro lado, a sabiendas de la cantidad de personas establecidas en

este lugar, pequeños negocios empezaron a colonizar las plantas bajas de los

edificios comenzando así la transformación del paisaje urbano. Estos negocios se

caracterizaban por su naturaleza humilde y precios bajos, acorde con los ingresos

que tenían los residentes del barrio. De la misma forma, las galerías de arte no

tardaron en llegar al barrio.

La década de los sesenta fue entonces la época del arte para Soho. Toda la “cadena

de producción y comercialización ” de la obra de arte se encontraba en el mismo

lugar: los artistas vivían y trabajaban ahí, las galerías exponían y comercializaban

las obras a pocas cuadras y los compradores no tenían ninguna duda en visitar el

barrio cuando ver arte de vanguardia era lo que buscaban.

A pesar de ello, el barrio continuaba padeciendo de la carencia de un nombre y no

fue sino hasta el año de 1968 que se le bautizo como Soho. El nombre nace de la

abreviación de su lugar geográfico: South of Houston.

LA SALIDA DE LOS ARTISTAS Y LA LLEGADA DEL DISEÑO

Una vez Soho había sido nombrado, el barrio se convirtió en epicentro del arte y

las nuevas tendencias estéticas en la ciudad. Los diseñadores de interiores

empezaron a mostrar los talleres y viviendas de los artistas en aclamadas revistas,

poniendo así de moda tanto los loft como el barrio para vivir. Aquellas personas un
poco mas adineradas empezaron a comprar y arrendar apartamentos en Soho, lo

cual da paso a la segunda gran transformación del barrio.

Los negocias que antes se caracterizaban por ser económicos, empezaron a salir

para dar paso a finos restaurantes y una que otra boutique de vanguardia. Los

supermercados subieron sus precios al igual que los arriendos, expulsando de esta

manera tanto a los artistas como a las galerías. La mayor parte de las galerías

encontraron refugio en Chelsea, mientras que los artistas se distribuyeron a lo

largo de toda la ciudad.

Para los noventa Soho se había convertido en el barrio de vanguardia neoyorkino y

las dinámicas que en él se desarrollaban se habían transformado por completo.

CONCLUSIONES

La identidad de Soho se construye en torno a las necesidades de los artistas,

quienes lejos de estar buscando bellos apartamentos, se sitúan en este sector por

el bajo precio de alquiler y los amplios espacios que dichos apartamentos

muestran. Con la aprobación de la ciudad de Nueva York para el desarrollo de

vivienda en esta zona, se hace publica una nueva aplicación de estética industrial.

Este hecho junto con la aceptación de la maquina como objeto bello, conduce al

diseño, tanto de interiores como de moda, a poner sus ojos sobre Soho como nuevo

referente visual. Este hecho termina por desplazar a los artistas del sector, pues los

precios suben y dejan de encontrarse al alcance de los creadores, pero dejan

abiertas las puertas a una nueva forma de experiencia estética.


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