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Mitos

Mitos comunes
Los mitos sobre el incesto y el abuso sexual solo han contribuido a oscurecer el conocimiento,
desproteger a las víctimas y brindarles impunidad a los ofensores. Aún publicados en la más
reciente literatura (Hyman, 1994) aparecen muchos mitos sobre la forma en cómo ocurre el
incesto.

Estos mitos deben ser erradicados; han contribuido a que las víctimas sigan sintiéndose
culpables, haciéndolas (os) más vulnerables, que los ofensores y sus apologistas sigan utilizando
racionalizaciones para minimizar su responsabilidad y así la terapia no sea eficaz.

Los mitos más frecuentes acerca del incesto son:


• Los niños y las niñas mienten o inventan sobre el incesto.
• El incesto es poco frecuente.
• El incesto solo ocurre entre gente pobre o enfermos mentales.
• La madre es cómplice o culpable del incesto.
• Algunos tipos de incesto no causan gran daño.
• Las víctimas son usualmente adolescentes.
• Las niñas (os) provocan el incesto.

En contraposición a estos mitos se encuentran las siguientes realidades:

• Lo primero que debemos saber es que las niñas (os) no mienten sobre el incesto, mienten
para decir que no ocurrió cuando se sienten intimidadas (os).
• El incesto es el abuso sexual infantil más común entre las niñas víctimas de abuso sexual tal
como lo reportan estudios en Norteamérica (Russell 1986) y en Costa Rica (Batres, 1995)
• La mayoría de los abusadores no tienen antecedentes criminales ni son enfermos mentales.
El incesto ocurre en todos los estratos sociales.

Mi experiencia en este aspecto concuerda con hallazgos clínicos de otras estudiosas (os) del
problema y coincide con la experiencia judicial.

• La responsabilidad total del incesto la tiene la persona que abusa sexualmente de la niña
(o), dado que es una persona adulta en posición de poder, de quien la niña (o) depende.

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Definiciones y estadísticas

• La evidencia demuestra que todo tipo de incesto es destructivo. La severidad de las secuelas
tiene que ver con otros factores asociados.
• Estudios nacionales, como los citados en los cuadros demuestran que las víctimas de incesto
son agredidas desde temprana edad, lo cual he confirmado en mi experiencia clínica.
• Toda la responsabilidad del abuso recae en el agresor, no importa qué edad tenía la niña (o)
cuando el abuso ocurrió. Esto es claro por la diferencia de poder entre un adulto y una niña
(o).

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Referencias
• Méndez G.B, (1997). Del ultraje a la esperanza. Tratamiento de las secuelas del incesto. ILANUD.
34-35

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