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¿Cómo hacen las modelos para tener ese cuerpazo y tú no?, deberías ir al gimnasio para tener
el cuerpo de envidia, me gustan las chicas altas como las de la televisión, mientras más cuerpo
mejor, no hay nada como una mujer de 90-60-90, necesitas adelgazar un par de kilos para
encajar en ese atuendo… Son algunos de los tantos comentarios expresados cotidianamente por
los medios de comunicación o hasta escuchados en calles y plazuelas (por no mencionar su
ubicuidad). En la actualidad, los estereotipos de belleza se han visto especial y notoriamente
marcados en el estilo de vida de los jóvenes, acontecimiento que explica la frecuente apertura
de lugares asociados al mejoramiento de la estética corporal. Lamentablemente, ello implica un
mayor desarrollo de las equívocas perspectivas estéticas debido a la mayor predisposición de
múltiples herramientas que contribuyen a construir la vulnerabilidad de los jóvenes por el “qué
dirán los demás”. Queda claro entonces que los conceptos erróneos de la belleza, moldeados
por los estereotipos actuales, son un juego peligroso que sumerge cada vez más a la comunidad
juvenil en una incertidumbre existencial.
Los jóvenes somos los más influenciados por los medios masivos, aquellos que manejan
información estereotipada para captar de alguna u otra forma al receptor. En esta etapa de la
vida, la apariencia física juega un rol importante debido a todos los cambios físicos y biológicos
que entran a tallar, así como por la concepción y aceptación de la imagen corporal de nosotros
mismos y la de los demás. Esta notoria preocupación por la apariencia, la belleza y el atractivo
físico juega un papel determinante para la aparición de dos de los trastornos alimenticios con
mayor índice de prevalencia: la anorexia y la bulimia; ambos causados por la inagotable obsesión
juvenil de adoptar una apariencia ideal que se ajuste a la perfección a los estándares de la
sociedad ¿Te ha pasado alguna vez que dejas de comer o disminuyes tus raciones de comida
antes de una ceremonia para encajar en el traje? Si tu respuesta es sí, formas parte de ese 98%
que retumba en su cabeza el “qué dirán los demás”. No obstante, esa situación no se considera
problemática hasta que se torna en una obsesión de la que no se tiene escapatoria. Esto pondría
en riesgo la integridad de la persona, tanto física como emocionalmente.
Sin embargo, es sumamente vital el hecho de recalcar que los estereotipos de belleza
permiten el desarrollo de hábitos saludables. Ello debido a que los parámetros estéticos
establecidos por la sociedad obligan a la juventud a encaminarse en un cierto estilo de vida
saludable, incluyendo una dieta rica en proteínas y escasa en carbohidratos, así como la visita
constante al gimnasio y clubes deportivos. No obstante, algunos jóvenes adoptan estos hábitos
de extremo a extremo, suceso que provoca la aparición de los trastornos mencionados con
anterioridad.