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Un Mundo distorsionado estéticamente

¿Cómo hacen las modelos para tener ese cuerpazo y tú no?, deberías ir al gimnasio para tener
el cuerpo de envidia, me gustan las chicas altas como las de la televisión, mientras más cuerpo
mejor, no hay nada como una mujer de 90-60-90, necesitas adelgazar un par de kilos para
encajar en ese atuendo… Son algunos de los tantos comentarios expresados cotidianamente por
los medios de comunicación o hasta escuchados en calles y plazuelas (por no mencionar su
ubicuidad). En la actualidad, los estereotipos de belleza se han visto especial y notoriamente
marcados en el estilo de vida de los jóvenes, acontecimiento que explica la frecuente apertura
de lugares asociados al mejoramiento de la estética corporal. Lamentablemente, ello implica un
mayor desarrollo de las equívocas perspectivas estéticas debido a la mayor predisposición de
múltiples herramientas que contribuyen a construir la vulnerabilidad de los jóvenes por el “qué
dirán los demás”. Queda claro entonces que los conceptos erróneos de la belleza, moldeados
por los estereotipos actuales, son un juego peligroso que sumerge cada vez más a la comunidad
juvenil en una incertidumbre existencial.

A pesar de que la expresión de los estereotipos de belleza sea necesaria para


estandarizar parámetros y bases de las que se rige la sociedad juvenil, el modelo de belleza
actual, construido y difundido por los medios de comunicación, debería dar no un giro de 360°
(puesto que ello significaría retornar a las mismas coordenadas), sino un giro de 180° que
implique visualizar la otra cara de la moneda en la que se construya un nuevo panorama que
incluya estereotipos enfocados en el crecimiento individual y colectivo del ser humano. En vez
de que los estereotipos estéticos permitan que la personalidad y autoestima formen un binomio
cuadrado perfecto, interfieren directamente en la prevalencia de aquella esencia que le adhiere
al individuo unos gramos de peculiaridad para concebirlo único e inigualable. Esto conlleva a
que la persona parezca valer más por lo que tiene o por cómo se ve que por lo que realmente
es. Entonces, ¿cómo y dónde surgió esta ideología desatinada de la belleza? ¿cuáles son las
consecuencias del seguimiento de este modelo planteado?

Antes de ahondar en la temática presenciada, es fundamental aclara que un estereotipo


es aquel que define a una imagen o idea aceptada, por lo general, por un grupo o sociedad con
carácter inmutable (RAE). ¿Por qué afirmamos que los estereotipos de belleza tienen un efecto
negativo en la juventud? Debido a dos sencillas razones: la generación de trastornos alimenticios
y la autodegradación del pensamiento individual por la disminución progresiva de la autoestima.

Los jóvenes somos los más influenciados por los medios masivos, aquellos que manejan
información estereotipada para captar de alguna u otra forma al receptor. En esta etapa de la
vida, la apariencia física juega un rol importante debido a todos los cambios físicos y biológicos
que entran a tallar, así como por la concepción y aceptación de la imagen corporal de nosotros
mismos y la de los demás. Esta notoria preocupación por la apariencia, la belleza y el atractivo
físico juega un papel determinante para la aparición de dos de los trastornos alimenticios con
mayor índice de prevalencia: la anorexia y la bulimia; ambos causados por la inagotable obsesión
juvenil de adoptar una apariencia ideal que se ajuste a la perfección a los estándares de la
sociedad ¿Te ha pasado alguna vez que dejas de comer o disminuyes tus raciones de comida
antes de una ceremonia para encajar en el traje? Si tu respuesta es sí, formas parte de ese 98%
que retumba en su cabeza el “qué dirán los demás”. No obstante, esa situación no se considera
problemática hasta que se torna en una obsesión de la que no se tiene escapatoria. Esto pondría
en riesgo la integridad de la persona, tanto física como emocionalmente.

Cuando los jóvenes empiezan a comparar la imagen perfecta e idealizada de la


publicidad con su real imagen corporal, se produce un impacto negativo en la autoestima del
individuo; la que cae rotundamente por los suelos al reconocer sus cientos de kilómetros de
lejanía con este utópico modelo establecido. Imaginémonos que existen dos caminos que
conllevan a dos destinos distintos, la autoestima por el lado izquierdo y la estética por el
derecho. A medida que el joven se esfuerza por disminuir la distancia que existe hacia la
excelencia de la belleza física tratando de imitar copias baratas de la televisión, mayor será la
distancia hacia su autoestima y, por ende, menor será su cuidado, consideración e importancia
para el individuo. Esta escasa autovaloración provoca una autodegradación del pensamiento
individual, puesto que, en el objetivo de introducir solamente el estereotipo y sus estándares
opresores, queda destituida toda posición crítica hacia estos por parte de los individuos que se
limitan a ser fieles seguidores de lo estipulado. En efecto, los estereotipos de belleza han influido
directamente en el aumento de víctimas de apodos, insultos, agresiones o bullying; llegando
incluso a la muerte a través del suicidio.

Sin embargo, es sumamente vital el hecho de recalcar que los estereotipos de belleza
permiten el desarrollo de hábitos saludables. Ello debido a que los parámetros estéticos
establecidos por la sociedad obligan a la juventud a encaminarse en un cierto estilo de vida
saludable, incluyendo una dieta rica en proteínas y escasa en carbohidratos, así como la visita
constante al gimnasio y clubes deportivos. No obstante, algunos jóvenes adoptan estos hábitos
de extremo a extremo, suceso que provoca la aparición de los trastornos mencionados con
anterioridad.

En base a todo lo expuesto, se afirma que los estereotipos de belleza imponen


parámetros capaces de generar efectos negativos en la comunidad juvenil al desarrollar
trastornos alimenticios y generar una autodegradación del pensamiento individual causada por
la disminución de la autoestima. La posición que tenemos que adoptar todos con respecto a los
estereotipos, sería la de asimilar y analizar la información que recibimos de los medios de
comunicación, con el objetivo de discernir entre lo justo y necesario y lo aparente e irrelevante.
Se deben valorar a las personas por lo que son, más no por lo que intentan o aparentan ser.
Recuerda que siempre existirá una jerarquía liderada por la belleza interior, y eso estimado
lector, debes tener siempre presente cuando la gente intente juzgarte por demostrar quién eres
en realidad. No permitas que una talla XL valorice tu presencia, que una publicidad o un
comentario ofensivo limite las exigencias de tu paladar, no dejes nunca que un simple medio de
comunicación modifique tu verdadera esencia; sino tan solo serás como un reloj de arena; ese
reloj que, a pesar de su admirable silueta, no cesa de quitarte minuto a minuto cada pizca de
arena que te pertenece hasta llegar a ser disfuncional si no te atreves a darle un giro a las cosas.
Tú, ¿siendo un reloj de arena?; no sé, tan solo piénsalo…

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