FLUSSER, Vilém. Para una filosofia de la fotografia.
Buenos Aires: La Marca Editora, 2014.1
La imagen
Las imagenes son superficies significantes. Sefialan —la mayoria
de las veces— algo en el espacio-tiempo “all4 afuera” que ellas, en
tanto abstracciones (en tanto abreviaturas de las cuatro dimen-
siones del espacio-tiempo a las dos dimensiones de la superficie),
deben hacer representable. Esta capacidad especifica de abstraer
superficies a partir del espacio-tiempo y de volver a proyectarlas
en el espacio-tiempo ha de Ilamarse “imaginacién”. Esta ultima es
el supuesto para la produccién y el desciframiento de imagenes.
En otras palabras: la capacidad de ciftar fendmenos en simbolos
bidimensionales y de leer estos simbolos.
. Podemos
EI significado de las imagenes est en su superfici
captarlo en una sola mirada, pero entonces seguird siendo super-
ficial. Si uno quiere profundizar el significado, esto es, reconstruir
las dimensiones abstrafdas, hay que permitir a la mirada que vague
palpando por sobre la superficie de la imagen. Este vagabundeo ha
de Ilamarse scanning. Alli la mirada sigue un camino complejo que
estdé formado, por una parte, por la estructuea de la imagen, y por
la otra por las intenciones del observador. El significado de la ima-
gen, tal como se pone en evidencia en el curso del scanning, presenta
por lo tanto una sintesis de dos intenciones: de aquella que se ma-
nifiesta en la imagen y de aquella del observador. De esto se sigue
que las imagenes no son (como por ejemplo los ntimeros) com-
plejos de simbolos “denotativos” (univocos), sino complejos de
simbolos “connotativos” (ambiguos): dan lugar a interpretaciones.14 Para una filosofia de la fotografia
Mientras que la mirada que vaga por la superficie de la imagen
va captando un elemento tras otro, produce relaciones temporales
entre estos. Puede regresar a un elemento ya visto, y entonces un
“antes” se convierte en un “después”. El tiempo reconstruido a
través del scanning es aquel del eterno retorno de lo mismo. Pero al
mismo tiempo la mirada produce también relaciones significativas
entre los elementos de la imagen; puede volver una y otra vez a
un elemento especifico, elevandolo asi a portador del significado
de la imagen. Entonces surgen complejos de significado en que
un elemento le confiere significado al otro y obtiene su propio
significado a través de aquel: el espacio reconstruido por el scan-
ning es el espacio del significado reciproco.
Este espacio-tiempo propio de la imagen no es otra cosa que
el mundo de la magia, un mundo en donde todo se repite y todo
participa de un contexto pleno de significado. Un mundo seme-
jante se diferencia estructuralmente de la linealidad histérica,
donde nada se repite y todo tiene causas y tendrd consecuencias.
Por ejemplo, en el mundo histérico, el amanecer es causa del can-
to del gallo, mientras que en el mundo magico el amanecer signi-
fica el canto y el canto significa el amanecer. El significado de las
imagenes es magico.
El cardcter magico de las imagenes debe ser tenido en cuenta
cuando estas son descifradas. De modo que es falso querer ver en
las imagenes “acontecimientos congelados”. Mas bien, las image-
nes suplantan a los acontecimientos por estados de cosas y los
traducen en escenas. El poder magico de las imagenes estd basado
en su superficialidad, y la dialéctica que les es inherente, la contra-
diccién propia a ellas, debe ser vista a la luz de esta magia.
Las imagenes son mediaciones entre el mundo y el hombre.
El hombre “ex-siste”, esto es, el mundo no le es accesible sin me-
diacién, de modo que las imagenes deben hacérselo representable.
Pero tan pronto como lo hacen, se ponen entre el mundo y el hom-
bre. Debfan ser mapas y se convierten en mamparas: en lugar de