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“¡ALELUYA! ¡Ha resucitado el Señor!

Semana de oración, silencio y meditación

“Vivir a plenitud nuestra consagración, como


expresión de alianza de amor total a Dios y a los
hermanos; para continuar siendo propuesta
significativa en la construcción del Reino”

CUATRIENIO 2017-2021
LAUDES Y ORACIÓN DEL MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Monición:
Hermanas nos llenamos de gozo en el Señor por su Pascua gloriosa, esta es la fiesta
más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús
adquiere sentido toda nuestra religión. Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos
abrió las puertas del Cielo. Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos
celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de
la muerte. En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús
está vivo y está junto a nosotras, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar
seguras de que, después de nuestra vida en la tierra, llegaremos a una vida nueva y
eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

Martes: La Búsqueda

Señor abre mis labios


Y mi boca proclamará tu alabanza

Invocación al Espíritu Santo Escuchado. “El Espíritu del Señor está sobre mí”.

HIMNO: semitonado
¡Cristo ha resucitado! Cristo es nuestra esperanza,
¡Resucitemos con él! nuestra paz y nuestra vida.
¡Aleluya, aleluya! ¡Aleluya, aleluya!

Muerte y Vida lucharon, Vivamos vida nueva,


y la muerte fue vencida. el bautismo es nuestra Pascua.
¡Aleluya, aleluya! ¡Aleluya, aleluya!

Es el grano que muere ¡Cristo ha resucitado!


para el triunfo de la espiga. ¡Resucitemos con él!
¡Aleluya, aleluya! ¡Aleluya, aleluya! Amén.

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre.
Aleluya

Unidas en tu búsqueda (Meditado y recitado a coros)

1
Aquí estamos, Señor Jesús: Unidas en Queremos un corazón con aire fresco
tu búsqueda, aquí estamos en alas de de la mañana. Queremos un corazón al
libertad. Aquí estamos, Señor Jesús, soplo del Espíritu.
unidas como amigas.
Señor Jesús ábrenos el corazón a la
Señor Jesús estamos unidas y a pie escucha, ábrenos el corazón, desde la
descalzo. Unidas con ganas de hacer soledad, desde le silencio, ábrenos el
camino, de hacer desierto, unidas como corazón al contacto de tu Palabra,
un solo pueblo, como un racimo. ábrenos el corazón al soplo de tu
Espíritu.
Danos, Señor Jesús la fuerza de
caminar unidas, danos, Señor Jesús la Queremos Señor entrar dentro de
alegría de sabernos unidas. nosotras, queremos peregrinar al
interior de nuestras vidas, queremos
Danos Señor Jesús el gozo de la hacer camino hacia el desierto del
hermana al lado. Danos Señor Jesús, corazón, queremos poner la tienda en el
la paz de los que buscan el grupo. centro de nosotras mismas.

Es bueno Señor entrar en la aventura Buscamos, Señor el manantial de


de las manos dadas, es bueno para que nuestro rio, buscamos, Señor la vida
nadie se quede perdido en el camino, que alimente y anime nuestra vida.
es bueno compartir las ilusiones y Buscamos, Señor la raíz, la razón de
esperanzas. Es bueno dejarse guiar nuestra existencia. Buscamos, Señor el
por la presencia del Espíritu. amor, la fuerza para amar.

Nos has dado un deseo: el de buscarte, Señor Jesús, descúbrenos el rostro del
el de tenerte a ti, como busca la flor al Padre. Señor Jesús, descúbrenos la
sol y el agua al mar. fuerza arrolladora de tu Espíritu. Señor
Jesús, comunícanos tu presencia
Tú has puesto en nuestro corazón, resucitada. Señor Jesús, enséñanos a
deseos de más allá, has puesto caminar unidas a ti.
caminos de libertad, de trascendencia.
Unidas en tu búsqueda, Señor, Señor
Queremos Señor Jesús, recorrer la de los encuentros a pie descalzo, en
aventura de orar, de orar unidas, en una oración sincera. Señor de los caminos,
aventura apasionante. Señor de los misterios, aquí estamos
sabiendo que Tú estás con nosotras.
Señor Jesús: Queremos un corazón
vacío, desinstalado. Queremos un Porque Tú, Señor te manifiestas al que
corazón desnudo, despojado y pobre. te busca, porque Tú, Señor, eres la
fuerza del que te encuentra.
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Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre.
Aleluya

Ant. Infunde Señor el deseo de dar la vida por nuestros hermanos más débiles, como
tú la has dado. Aleluya.

Salmo para dar vida


Todas pausadamente

Señor, dame la valentía de arriesgar la servicio a los débiles. Como tú te has


vida por ti, el gozo desbordante de dado.
gastarme en tu servicio, como tú lo has
hecho. Señor, haznos constructoras de tu vida,
propagadoras de tu reino, ayúdanos a
Dame, Señor, alas para volar y pies poner la tienda en medio de los
para caminar al paso de cada persona. humildes para llevarles el tesoro
de tu amor que salva. Cómo tú lo has
Entrega, Señor, entrega para “dar la hecho.
vida” desde la vida, la de cada día.
Como Tú la has dado. Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidas a dar la vida desde
Infúndenos, Señor, el deseo de darnos la cruz, desde la vida que brota
y entregarnos, de dejar la vida en el cuando el grano muere en el surco.
Como tú la has dado.

Ant. Infunde Señor el deseo de dar la vida por nuestros hermanos más débiles, como
tú la has dado. Aleluya.

Del Evangelio de San Juan 20, 11-18

"Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó


hacia el sepulcro, y vio dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo
de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.»
Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús:
«Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del
huerto, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto.» Jesús le
dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» que quiere decir:
«Maestro». Jesús le dijo: «No me toques, porque todavía no he subido al Padre. Pero
vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro
Dios.»
María Magdalena se fue a ver a los discípulos y les anunció: “¡He visto al
Señor!”, y les contó lo que Jesús le había dicho.
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Preguntas bíblicas: Jesús le dijo: Mujer, ¿Por qué estás llorando?, ¿A quién buscas?
Momento de silencio contemplativo. (Contemplemos nuestras búsquedas, qué
busco en estos momentos de mi historia personal, congregacional, ambiental y
mundial)

Momento de silencio.

Preces existenciales (teniendo como referencia la búsqueda de Dios en todos los


ámbitos.)

Padre Nuestro.
Concluyamos nuestra oración con las palabras que Jesús enseñó a sus discípulos:

Oración final: (Todas)


Oh Espíritu Santo, que poco te invoco, sin ti las palabras suenan vacías, mis esfuerzos
son estériles, mis compromisos se quedan vacíos, hazme comprender interiormente
tu absoluta necesidad, y la necesidad que tengo de ti en mi comunidad y apostolado,
hazme comprender que siempre estás conmigo, Espíritu Santo acompaña estos días
de silencio y paz. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Ángelus:
Reina del cielo, alégrate, Aleluya,
porque el Señor a quien mereciste llevar. Aleluya,
Resucitó según su Palabra Aleluya,
ruega al Señor por nosotras Aleluyas.
Oración:
Oh Dios que, por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo te has dignado
alegrar al mundo, concédenos por la intercesión de la Virgen María, su madre, alcanzar
los gozos de la vida eterna. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Vivan Jesús, María, José y nuestras Madres Fundadoras.

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA DEL MARTES DE LA OCTAVBA DE PASCUA


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Monición de entrada:
“La tumba vacía quiere desafiar, movilizar, cuestionar, nos dice el Papa Francisco,
pero especialmente quiere animarnos a creer y a confiar que Dios «acontece» en
cualquier situación, en cualquier persona, y que su luz puede llegar a los rincones
menos esperados y más cerrados de la existencia”.

“Resucitó de la muerte, resucitó del lugar del que nadie esperaba nada y nos espera
al igual que a las mujeres para hacernos tomar parte de su obra salvadora”.

Y por ello invitó a tomar parte del anuncio de la resurrección porque “este sostiene
nuestra esperanza y la transforma en gestos concretos de caridad”. “Él resucitó y con
él resucita nuestra esperanza y creatividad para enfrentar los problemas presentes,
porque sabemos que no vamos solos”.

Hoy a nosotras consagradas nos pide vivir plenamente la fe pascual y proclamar con
la vida que Jesús está vivo en medio de nuestras comunidades y apostolados. Con
alegría y fe comencemos nuestra celebración Eucarística.

Monición primera lectura: Hechos de los Apóstoles: 2, 36-41

La experiencia de Jesús resucitado se va expresando en estos días, entre las vivencias


de los primeros cristianos narradas por el libro de los Hechos de los Apóstoles y las
apariciones a diferentes testigos contadas por los evangelios.

Salmo responsorial
En el Señor está nuestra esperanza. Aleluya.

Monición al Evangelio según San Juan 20, 11-18.

Magdalena descubre en el jardinero al Señor resucitado. Las apariciones de Jesús


transforman la vida de cada uno de sus discípulos. Hombres y mujeres que habían
conocido y seguido a Jesús en sus predicaciones, que habían contemplado sus
milagros, pero que se habían atemorizado frente a las dificultades y amenazas de
muerte, ahora se convierten en testigos valientes que proclaman su palabra.

Preces:
Oremos al Padre por medio del Espíritu Santo, que da fuerza a la Palabra para penetrar
en el corazón y realizar la conversión de vida que lleva a la comunión con Dios y con
los hermanos y digámosle:

Espíritu Santo, ilumínanos.

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 Espíritu Santo consolida nuestra fe en Jesús resucitado, ayúdanos a profundizar
en este misterio primordial que es fuente de salvación de todos los hombres y
mujeres. Oremos.

 Espíritu Santo que encuentres en nosotras Carmelitas Misioneras de Santa


Teresa colaboradoras que como Pedro estemos atentas a tus inspiraciones
para poder mover los corazones de nuestros hermanos que se encuentran
alejados del amor de Dios. Oremos.

 Espíritu Santo que en el trascurso de esta pascua valoremos tu actuar en


nuestra historia de salvación y en lo cotidiano de nuestra vida. Oremos.

 Espíritu Santo traspasa nuestro corazón con la Palabra de Jesús nuestro amigo
y Maestro, infunde en nosotras lo que necesitamos para ser verdaderas hijas
de Dios y proclamar su Reino. Oremos.

Oremos

Señor Dios nuestro, acepta las súplica que te hemos presentado, apiádate de nosotros
según tu gran misericordia, y derrama tus bondades sobre todo tu pueblo, que de ti
espera las riquezas de tu gran misericordia. Tu que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.

LAUDES Y ORACIÓN
MIERCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Monición: hermanas ¡Alabado sea Jesucristo! Es de gran gozo experimentar en


nuestra vida a Jesús Resucitado, que habita entre nosotras y que podemos decir con
los discípulos de Emaús, lo hemos reconocido al partir el pan. Esto nos motiva a que
también nosotras podamos compartir nuestro pan con los más necesitados y es donde
Jesús nos reconocerá como sus discípulas en camino.

Señor abre mis labios


Mi boca proclamara tus alabanzas

Invocación al Espíritu Santo: canto No. 231 libro de cantos

Himno: cantado

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Toda la tierra te alabe Señor Todos los reyes del mundo Señor
te alabe la luna y el sol se postren ante tu esplendor
toda la tierra te alabe Señor exulten el cielo, la tierra y el mar
las estrellas te rindan loor. y estallen en una canción.(2)

¡Aleluya, aleluya!
ha llegado ya el reino de Dios
¡ha vencido el cordero!
ha triunfado con armas de amor.(2)

Caminando unidas (a coros)

Ant. Cristo ha resucitado y camina con nosotras. Aleluya.

Señor Jesús, el camino está delante de deslumbrado, Tú estás vivo y toda vida
nosotras, a veces difícil e incierto, ahí encuentra en ti su fuente y su
Tú nos llamas, sean cuales realización, su sentido y su fecundidad.
sean nuestros estados de ánimo.
Ven Señor a compartir con nosotras la,
Sabemos que es más fácil el camino mesa, queremos tu presencia
cuando no estamos solas, nos regalas resucitada dentro de nuestras
tu presencia resucitada y la de nuestras comunidades.
hermanas.
Tenemos hambre de tú Palabra, de
Ven, Señor Jesús, a mezclarte en pan, de Vida, de alegría… Enséñanos a
nuestro camino, a enseñarnos a ser alimento para los demás, como tú
discernir los acontecimientos, a mismo lo eres para todos y todas.
profundizar en el significado de lo que
nos pasa, a dar impulso a nuestras Quédate con nosotras, camina con
vidas. nosotras, danos Vida para llevar la
Buena Noticia a nuestros hermanos, de
En la profundidad de nuestra noche, la que tú estás vivo y quieres quedarte
noticia de tu Resurrección nos ha entre nosotras.
Ant. Cristo ha resucitado y camina con nosotras. Aleluya.

Ant. Señor Tú eres la vida verdadera, el gozo de mi espera, se tu siempre mi


compañero de camino. Aleluya.
Todas.

SALMO AL GOZO DEL RESUCITADO

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Señor resucitado, Mi amor y mi Tú estás aquí, Resucitado y
esperanza, Danos el gozo de la vida en resucitador, lleno de vida desbordante.
ti. Íbamos de camino, Pensábamos en Buscarte a ti, no es encontrarte en el
quién nos movería la piedra del sepulcro, sino en la vida.
sepulcro.
No te buscamos para ponerte flores en
Pensábamos por el camino lo difícil de la tumba, sino para que resucites en
quitar obstáculos, Y llegamos al nosotras lo que está muerto.
amanecer. El sol parecía dentro del
sepulcro vacío, La sorpresa nos llenó y
nos encandiló de una alegría y gozo Tú eres amor, El amor que da la vida,
desbordantes. Resucitó de veras mi El amor que llena de gozo, Señor
amor y mi esperanza. resucitado y vivo, el gozo de nuestra
existencia, descúbrenos que la cruz es
Y te seguimos buscando entre los el camino, que la vida es el destino; y
muertos, y creemos que eres una haznos comprender que por el
tumba, cuando nadie jamás podrá bautismo todo ser humano está herido
atarte ya de manos y pies, pues tú eres de Resurrección y de vida.
la vida, La vida verdadera, el gozo de
mi espera.

Ant. Señor Tú eres la vida verdadera, el gozo de mi espera, se tu siempre mi


compañero de camino. Aleluya.

Resonancia al Evangelio de San Lucas 24, 13-35

Este pasaje nos muestra a dos seguidores de Cristo que han perdido el rumbo en su
vida. Habían seguido a Cristo con gran ilusión, pero después de ver al Maestro
crucificado, todas sus esperanzas se habían esfumado, dejando vacío su corazón.
Todos pasamos por momentos así en nuestra vida, crisis de fe, momentos en los que
no vemos con claridad lo que nos pasa. ¿Qué nos enseña el evangelio para esos
momentos?

Dos discípulos como yo

Con facilidad nos sentimos identificados con estos dos discípulos. Son muy
semejantes a nosotros, muy humanos: han visto el aparente fracaso de Cristo, y
reaccionan como hubiésemos reaccionado nosotros mismos: abandonando todo y
volviendo a su vida tranquila, cómoda, de Emaús. Habían visto los milagros de Cristo,
habían gozado de su presencia, habían saboreado sus enseñanzas, tal vez incluso
habían repartido los panes en la multiplicación de los panes. Pero ahora… Todo había
acabado. Cristo estaba muerto y bien muerto. Nosotros esperábamos… Regresan a
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su tierra, pero regresan vacíos, insatisfechos; en el fondo, saben que les falta algo, o
mejor, les falta Alguien por quien vivir. ¡Qué humano es el Evangelio! Y sobre todo,
¡qué bien conoce Cristo el corazón humano! Sabía que el desánimo, el cansancio en
nuestra vida, los momentos oscuros, nos asaltan en cualquier momento. Y quiso
enseñarnos que también en esas circunstancias Él sigue cerca de nosotros, nos habla,
nos anima, nos escucha y nos ama.

Cristo siempre sale al encuentro

Mientras van de camino, un desconocido se acerca a estos dos discípulos y empieza


a caminar con ellos. El camino es largo, y se hace más llevadero en compañía de
alguien. Pero no es un simple desconocido, es Jesucristo que se acerca, callado, y
comienza a escucharles, se interesa por sus preocupaciones. ¡Cuánta paciencia del
Señor! Conocía perfectamente, detalle a detalle, todo lo que le estaban contando, pero
quiere oírlo salido de las palabras de los dos discípulos. Es la mejor imagen de nuestra
oración: Jesucristo conoce mis necesidades, mis problemas, pero quiere que acuda a
él, que me queje con él, que me desahogue contándole mis problemas. A continuación,
comienza su obra. Les ha escuchado, ha ganado su confianza, y ahora empieza su
labor. Les explica las escrituras, y les repite lo que durante su vida mortal les había
dicho varias veces: el Mesías va a padecer y morir, y después va a resucitar. En todos
los anuncios de la pasión, Cristo siempre anuncia el binomio pasión-resurrección, pero
los hombres recordamos fácilmente la parte negativa (pasión) y nos olvidamos de la
positiva (resurrección). Paso a paso, palabra a palabra, va encendiendo la ilusión en
los corazones desanimados, hasta que…

Quédate con nosotros, Señor

El desconocido hace ademán de seguir adelante. No quiere imponerse a mi libertad;


se propone, y espera que yo dé el paso hacia Él: Quédate con nosotros, Señor. De
desconocido ha pasado a ser el invitado de honor; aún más, aquel que preside la cena.
Así actúa Jesucristo: sabe que le necesitamos, que es la luz para nuestra oscuridad,
y se nos acerca poco a poco, nos va iluminando, y suscita en nosotros esa hermosa
petición: Quédate con nosotros. El cambio de estos discípulos es sólo cuestión de
minutos: dejaron una rendija abierta a la esperanza, y la Esperanza entró, fue abriendo
la puerta y les invadió plenamente.

Preguntas ara reflexionar: ¿Qué conversación llevas por el camino?, ¿Eres tú el


único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?, ¿Acaso no
era necesario que el mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?

En estos momentos meditemos ¿Cuál es la conversación que necesitas en estos


momentos?, ¿Qué conversaciones tenemos en nuestras comunidades?, ¿Eres tu

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como los discípulos de Emaús, que descubres a Jesús cuando tú también partes el
pan con el necesitado?

Compartir en binas.

Oración final:
Señor, sabemos que siempre estás a nuestro lado, que caminas con nosotras, que tu
Palabra, las Escrituras y en nuestras buenas acciones y actitudes en comunidad, son
muestra de que nos hablas y te seguimos, y cuando reconocemos estas buenas
acciones y actitudes en nuestras hermanas es cierto que el corazón arde y se inflama
de alegría, ayúdanos a seguir este camino, a permanecer en el, que solo así
llegaremos a tu Reino. Amén.

ANGELUS PASCUAL
V./ Alégrate, Reina del cielo; aleluya.
R./ Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
V./ Ha resucitado, según predijo; aleluya.
R./ Ruega por nosotros a Dios; aleluya.
V./ Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R./ Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
Oremos: Oh, Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has
dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María,
alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre…

Vivan Jesús, María, José y nuestras Madres Fundadoras.

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA DEL MIERCOLES DE PASCUA

Monición de entrada:
Hermanas “Cuando una comunidad se muestra disponible a la escucha de la
Palabra de Dios, que está presente en la Escritura, y pone en la Eucaristía el centro
de su propia vida llega gradualmente a la fe y tiene la experiencia del Señor

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resucitado.” Vivamos este encuentro de amor con aquel que hemos reconocido en la
fracción del pan.

Monición primera lectura:


En esta lectura se narra el primer milagro de la Iglesia, el Espíritu Santo obra a
través de los apóstoles. El milagro ocurre en la hora de oración, Pedro y Juan fijan su
mirada en el cojo y él se llena de esperanza, espera una limosna, pero Pedro lo toma
de la mano y lo incorpora. Escuchemos con atención este relato que nos invita a ser
también incorporadas y sanadas.

Salmo responsorial
Cantemos al Señor con alegría. Aleluya.

Monición Evangelio:
La Pascua no es para los perfectos: fue Pascua para los discípulos
desanimados de Emaús. También nosotras podemos experimentar alguna vez la
desesperanza de los dos discípulos. Cristo Resucitado sigue haciendo camino con su
pueblo y con todos los pueblos, y siempre hace ademán de seguir adelante. Jesucristo
vive la comunión con el Padre Dios y también la vive con la humanidad, compartiendo
con nosotras nuestros gozos y esperanzas, nuestras tristezas y angustias. Se hace
compañero del toda persona para darle sentido a su caminar por la vida; ilumina los
acontecimientos con su Palabra y comparte su Pan.

Preces:

Oremos a Cristo Resucitado, que camina al lado de su pueblo, que entra en su vida y
le proporciona palabras que reconfortan y fortalecen su fe. Confiadamente digámosle:

Jesús Resucitado camina con nosotras.

 Ante la realidad de miedo, desconfianza y de las fuerzas de la muerte que se


han implantado en nuestra sociedad y ponen en crisis nuestra fe. Oremos.

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 Jesús, que con la ayuda de tu Palabra sepamos iluminar y transformar la cruz,
señal de muerte, en señal de vida y esperanza, así lo que impide ver, se
convierta en luz y fuerza a lo largo del camino. Oremos.

 Jesús que sepamos crear ambientes orantes de fe y fraternidad, donde tu


Espíritu pueda obrar y podamos compartir el pan y nos experimentemos
resucitadas y podamos reemprender el camino. Oremos.

 Jesús que experimentemos tu presencia resucitada en medio de nosotras y de


nuestros encuentros comunitarios. Oremos.

 Muestra el consuelo de tu Hijo Resucitado a los enfermos, su paz a los


atormentados, y la ayuda a los necesitados. Oremos.

 Otorga, por la presencia de Cristo resucitado, el gozo y alegría a las que


celebramos el gozo de tu Resurrección, para que toda la semana sea ofrecida
como una ofrenda de gozo y alabanza. Oremos.

Oremos
Señor y Dios nuestro fortalece, la fe de tu Iglesia, alienta su esperanza por la
Resurrección de tu Hijo y bendice su caridad, tu que vives y reinas ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén

LAUDES Y ORACION DEL JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Monición:
Este día nuestra comunidad se reúne para agradecer la presencia de Cristo vivo y
resucitado. Hoy, con los ángeles y los santos del cielo a través de nuestra alabanza
matutina aclamación con gozo todas juntas: “Eres digno, Señor y Dios nuestro de
recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza, y el honor, la gloria y la alabanza”
Con gran alegría de estar reunidas en torno al Señor resucitado, digámosle:

Señor abre mis labios


Y mi boca proclamará tu alabanza

Invocación al Espíritu Santo: Recitado por todas.

Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo de la


Resurrección y prepara nuestro espíritu para celebrarla con la fe, en la esperanza que

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no defrauda, en la caridad que no espera recompensa. Espíritu de verdad, que
conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la
Humanidad.

Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas
personales y congregacionales contribuya a la unidad por un mundo más fraterno. A
Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza,
honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén

Antífona del Invitatorio: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Aclama al Señor, tierra entera, servid al dándole gracias y bendiciendo su


Señor con alegría, entrad en su nombre.
presencia con vítores.
«El Señor es bueno, su misericordia es
Sabed que el Señor es Dios: que él nos eterna, su fidelidad por todas las
hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas edades.»
de su rebaño.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Entrad por sus puertas con acción de Santo. Como era en el principio, ahora
gracias, por sus atrios con himnos, y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Himno: JESUS HA RESUCITADO ALELUYA
Semitonado.

Cristo ya ha resucitado, aleluya; El que a muerte se entregó, aleluya,


de la muerte ha triunfado, aleluya. el que así nos redimió, aleluya,
El poder de su virtud, aleluya, hoy en gloria celestial, aleluya,
cautivó la esclavitud, aleluya. reina en vida triunfal, aleluya.

El que al polvo se humilló, aleluya, Cristo nuestro Salvador, aleluya,


vencedor se levantó, aleluya. de la muerte vencedor, aleluya;
Y cantamos en verdad, aleluya, pronto vamos sin cesar, aleluya,
su gloriosa majestad, aleluya. tus loores a cantar. Aleluya.

Ant. Se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo “La paz este con ustedes”.
Aleluya.
Danos tu paz: (A coros)

Danos, Señor aquella paz extraña, que Como un canto escondido; que llega en
brota en plena lucha, como una flor de plena muerte, como el beso esperado.
fuego; que rompe en plena noche.

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Danos la paz de los que andan siempre, Aquella paz del pobre, que ya ha
desnudos de ventajas, vestidos por el vencido el miedo. Aquella paz del libre,
viento de una esperanza madura. que se aferra a la vida. La paz que se
comparte en igualdad fraterna.

Ant. Se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo “La paz este con ustedes”.
Aleluya.

Salmo de las manos unidad (Meditado y proclamado por todas)

Ant. Vean mis manos y mis pies, soy yo en persona, tóquenme. Aleluya.

Que seamos, Señor, manos unidas en mundo. Unidas a tus manos ya


oración. Unidas a tus manos con las del gloriosas de Pascua.
Padre, unidas en las alas fecundas del
Espíritu, unidas en las manos de los Manos abiertas, sin fronteras, capaces
pobres, como Tú Señor lo hiciste. de estrechar el mundo entero, fieles al
tercer mundo, siendo fieles al Reino.
Manos del Evangelio, sembradoras de
Vida, lámparas de esperanza, vuelos de Tensas en la pasión por la justicia,
paz, unidas a tus manos solidarias, tiernas en el amor. Manos que dan lo
partiendo el pan de todos, unidas a tus que reciben, en la gratuidad
manos traspasadas en las cruces del multiplicada, siempre más manos,
siempre más unidas.

Ant. Vean mis manos y mis pies, soy yo en persona, tóquenme. Aleluya.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48

Los discípulos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo
habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y
les dijo: «La paz esté con ustedes.»
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: « ¿Por
qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy
yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo
tengo.»
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración
de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: « ¿Tienen aquí
algo para comer?» Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo
comió delante de todos.

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Reflexión:

Preguntas bíblicas: ¿Por qué se espantan?, ¿Por qué surgen dudas en su interior?
“Aterrados y llenos de miedo creían ver un fantasma”

Para discernir
 ¿Qué de nuevo le aporta a mi vida la experiencia de la resurrección de Jesús?
 ¿Necesito poner a prueba la veracidad de Dios pretendiendo ver para creer?
 ¿En qué cosas me doy cuenta que tengo que abandonarme a la fe porque los
criterios del mundo me ofrecen otra cosa?

Silencio contemplativo
Ángelus: cantado
Reina del cielo alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien mereciste llevar, aleluya.
Resucitó según su palabra, aleluya
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

Oración: Oh Dios que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo te has
dignado alegrar al mundo, concédenos por la intercesión de la Virgen María, su madre,
alcanzar los gozos de la vida eterna. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén

Vivan Jesús, María, José y nuestras Madres Fundadoras.

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA DEL JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Monición de entrada:
Hoy Jesús nos ofrece su paz, la paz autentica, nos ofrece vivir en armonía y es que no
puede haber mejor manera de construir la paz sino es a través de la entrega de la vida,
desde la convicción que vale la pena vivir, no solo de comportamientos buenos, sino
de actitudes evangélicas. Iniciemos nuestra celebración Eucarística

Monición primera lectura:


Pedro extiende la mirada al futuro de Dios con el optimismo de quien sabe que la
Resurrección es el hecho decisivo. La conversión a la que invita Pedro es la
trasformación de vida, es entrar en el interior, reflexionar y optar por lo diferente que
nos lleve a la comunión más estrecha con quien sabemos nos ama y ha dado su vida
por todos y resucito para que tengamos vida en Él. Escuchemos la lectura.
Salmo responsorial
¡Que admirable, Señor; es tu poder! Aleluya.

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Monición al Evangelio:
Jesús, el Resucitado, desea la paz a sus discípulos. La paz es el signo de la
reconciliación, de la amistad compartida. Jesús recuerda y explica una vez más las
Escrituras a sus discípulos y les confía la misión de la reconciliación. El Señor está hoy
en medio de nosotros, preside nuestra asamblea, y nos saluda con la paz.
Escuchemos la proclamación del Evangelio.
Preces:

Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su Iglesia, y supliquémosle,


que traiga la paz a nuestros corazones, a nuestras comunidades y al mundo entero
diciendo:

Señor concédenos la paz

 Cristo Salvador, que en tu resurrección anunciaste la alegría a las mujeres y a


los apóstoles y salvaste al universo entero, conviértenos en testigos de tu
resurrección. Oremos.
 Tú que has prometido la resurrección universal y has anunciado una vida nueva,
haz de nosotras mensajeras del Evangelio de la vida. Oremos.
 Tú que te apareciste repetidas veces a los apóstoles y les comunicaste el
Espíritu Santo, renuévanos por el Espíritu consolador. Oremos.
 Tú que prometiste estar con tus discípulos hasta el fin del mundo, quédate con
nosotras y sé siempre nuestro compañero en el camino. Oremos.
 Dador de la vida, te pedimos por todos los que han muerto, víctimas de los
ataques terroristas. Concédeles la recompensa y la alegría eterna, intercede
por el mundo, sacudido por la angustia y desgracias. Oremos.
 Santo Espíritu Consolador, visita a las familias que lloran la pérdida de sus
familiares, víctimas inocentes de la violencia y el terrorismo. Cúbreles con el
manto de tu divina misericordia. Oremos.
 Mueve los corazones de los terroristas para que reconozcan la maldad de sus
acciones y vuelvan a la senda de la paz y el bien, el respeto por la vida y la
dignidad de cada ser humano, independientemente de su religión, origen o
status social. Oremos.

Oración

Señor Dios, que nos has proporcionado el remedio de nuestros males por el misterio
pascual, colma a tu pueblo de tus dones celestiales, para que alcance la perfecta
libertad y llegue a gozar plenamente en el cielo de la alegría que ya ha comenzado a
gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

16
LAUDES Y ORACION DEL VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

El gran banquete de la Palabra y la Eucaristía


Monición:
Hermanas ¡Alabado sea Jesucristo! Agradecemos al Dios de la vida, su presencia
resucitada entre nosotras, que nos impulsa a seguir siendo signos creíbles de Jesús
Resucitado en nuestras comunidades y en los lugares donde nos encontramos, con
actitudes de solidaridad y fraternidad.

Invocación al Espíritu Santo: (recitada a coros)


Ven Espíritu Creador…

Himno: Escojo la Vida (Recitado por todas pausadamente)

Esta mañana enderezo mi espalda,


abro mi rostro, respiro la aurora. Escojo Esta mañana remanso de paz,
la vida. alimento el futuro, comparto alegría.
Escojo la vida.
Esta mañana acojo mi vida, acallo mis
límites, disuelvo mis miedos. Escojo la
Esta mañana, te escucho en silencio, te
vida.
dejo llenarme, te sigo de cerca. Escojo
la vida.
Esta mañana miro a los ojos, abrazo la
espalda, doy mi palabra. Escojo la vida.

Ant. Quiero proclamar tus grandezas de generación en generación. Aleluya. (Todas y


la parte negrita solo las salmistas)

Salmo de la gloria de Dios Tu esplendor, tu majestad, la grandeza


de tu gloria, quiero anunciar a todas las
Yo te alabo, oh Rey, Dios mío; yo te doy gentes, oh Dios nuestro.
gloria. Bendigo tu nombre con el
corazón lleno de gozo. Yo canto tus grandezas en mi vida, las
obras de tu amor. Mi corazón joven
Todos los días quiero ensalzarte porque sabe la ternura de tu corazón de Padre.
eres el Señor Resucitado. Eres grande,
eres digno de alabanza: ¡Bendito seas! Tu justicia, tu santidad han tocado mi
vida joven. Alabado seas, Señor, por lo
Quiero proclamar la grandeza de tu grande que has estado nosotras.
amor entre nosotras. Quiero pregonar
las proezas que has hecho con todos
los seres del mundo.

17
Eres clemente y compasivo con el que Mis ojos están fijos en ti y esperan tu
te busca, Señor; tardo a la cólera y salvación. Mis manos se alzan hacia ti y
grande en el amor; eres bueno. esperan tu alimento. Mi corazón está
abierto ante ti y espera tu ternura. Mis
Mi vida tiene experiencia de tus pies caminan hacia ti y busco llegar a
ternuras y tus caricias; tu perdón y tus brazos.
compasión han sido la delicia de mi
corazón. Tú eres justo, Señor, en todos tus
caminos y senderos; eres amoroso y
Yo te doy gracias, Señor, con todo lo entrañable con la persona que te
que has creado; me uno a tus quiere; estás cerca de los que te buscan
discípulos, Señor y te digo que eres y aún no te encuentran, y te manifiestas
entrañable; tus huellas de bondad a los que te invocan de verdad.
habitan en el corazón de nuestra tierra
y tu paciencia y mansedumbre son Tú realizas el deseo del corazón que te
prueba de tu amor. ama y cumple tu palabra; tú escuchas el
clamor del que confía y espera tu
Tu Reino, Señor, es Casa común para liberación; tú guardas la vida del ser
todo el que te ama; tu Reino, Señor, es humano que te escucha y ama; tú eres
Casa común para el ser humano que Dios de la gloria y das tu vida, tu amor y
ama a su hermano. lealtad.
Me siento feliz, Señor, al saberme Alabado seas, mi Señor, en mis
miembro de tu Familia; mi orgullo, noches y en mis pruebas;
Señor, es pertenecer a la Comunidad
de creyentes. Alabado seas, mi Señor, en los días
de luz y alegría;
Tú eres fiel en todas tus palabras;
¡gloria a ti, Señor! Alabado seas, mi Señor, cuando todo
me sale al revés;
Tú eres fiel en todas tus acciones:
¡gloria a ti, Señor! Alabado seas, mi Señor, cuando la
vida me sonríe.
Tú eres fiel en la alianza con los
hombres: ¡gloria a ti, Señor! ¡Amén, Aleluya: a ti la gloria y la
alabanza por siempre!
Tú eres fiel como un amigo
verdadero: ¡gloria a ti, Señor! ¡Amén, aleluya: a ti honor y la acción de
gracias!

Ant. Quiero proclamar tus grandezas de generación en generación. Aleluya.

18
LECTURA PARA LA REFLEXIÓN
¡ALELUYA. CRISTO RESUCITÓ. ALELUYA! Dentro de esta Octava de Pascua el
Evangelio de hoy, nos presenta uno de los encuentros del Resucitado con sus
discípulos; se trata de la “pesca milagrosa”, tercera aparición de Jesús a Pedro y otros
discípulos reunidos junto al lago de Tiberíades. Desde este relato, hoy fijamos la
mirada en estos “pescadores de hombres” que intentaron pescar toda la noche.
¿Cuántas veces en la vida nos empeñamos en hacer las cosas a nuestra manera?
¿Cuántas veces “tiramos las redes” y no obtenemos nada nada de lo verdaderamente
importante? Sin embargo, la historia no termina así… en algún momento llega Jesús
siempre llega y nos habla… Lo importante es acoger su Palabra y convertirse a ella;
así lo hicieron aquellos experimentados pescadores: que más allá de su lógica,
obedecen a un extraño que manda hacer algo que contrasta con su experiencia. El
resultado: Se encuentran con el mar de alegría, y con el alimento que reconforta. Jesús
sigue presente hoy como ayer al borde del lago de nuestra vida, de nuestra historia.

Preguntas bíblicas: Jesús te pregunta “Hermana, ¿Has pescado algo?”

¿Te aconteció alguna vez que te han pedido echar la red por el lado derecho del barco
de tu vida, contrariando toda tu experiencia, tu proyecto o planes? ¿Has obedecido?
¿Echaste la red?

Silencio contemplativo

ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.

Porque Cristo nuestro hermano, ha Porque en Cristo nuestro hermano,


resucitado: María, alégrate. (2) hemos renacido: María, alégrate. (2)

ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA. (2) ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA. (2)

Porque Cristo nuestro hermano, nos ha Porque en Cristo nuestro hermano,


redimido: María, alégrate. / (2) todos somos hijos: María, alégrate. (2)
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA. (2)
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA. (2)

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

CELEBRACIÓN EUCARISTÍCA DEL VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

19
Monición de entrada:
Celebremos unidas la alegría de ser invitadas al banquete de esta Eucaristía
que el mismo Jesús a preparado y nos lleva de la mano a través de cuatro pasos:
primero el de la reconciliación, romper el círculo vicioso de tirar las redes a la izquierda,
el segundo estar abiertas a la obediencia de la Palabra; el tercero estar dispuestas
para el gran banquete y el cuarto hacer el ambiente de convivencia que se presta para
que nosotras como sus discípulas nos sentemos al lado del Maestro que nos invita a
comer de lo que El mismo ha preparado.

Monición primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 4, 1-12:


Es significativo este texto para representar a la Iglesia en proceso de formación,
donde el Espíritu del Señor se hace presente como un nuevo pentecostés que sigue
influyendo en la vida de cada una de nosotras y así fortalece nuestra vida, para
anunciar y denunciar como verdaderas discípulas la Buena nueva de la salvación.

Salmo responsorial

La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Aleluya.

Monición al Evangelio según San Juan 21, 1-14:


El Señor Resucitado está en tu vida cotidiana. En varios textos de Resurrección el
Señor aparece convocando a los discípulos en Galilea. Hoy, es más, ya nos
encontramos justamente a orillas del Mar de Tiberíades, es decir en el corazón de
Galilea, por lo que podemos ver que el Señor ha venido a cumplir su promesa.
Recordemos que Galilea es para los discípulos el lugar de su vida familiar, de su vida
laboral (la pesca), el lugar de su cotidianeidad. Al convocarlos en Galilea, el Señor nos
está hablando también a nosotras, diciéndonos que nos espera Resucitado
precisamente en nuestras comunidades, en nuestro apostolado, en nuestra brega
cotidiana…

Oración de los fieles

Jesucristo, el Señor, vive para siempre he intercede por nosotros ante el Padre.
Oremos con toda confianza.

Señor Resucitado escúchanos

- Para que la fe en la resurrección de Jesucristo llene de gozo a toda la Iglesia.


Roguemos al Señor.

- Para que los gobernantes trabajen constante y eficazmente por la paz y la justicia.
Roguemos al Señor.

20
- Para que Cristo resucitado reavive la esperanza de todos los que sufren enfermedad,
pobreza o cualquier tipo de injusticia. Roguemos al Señor.

- Para que nuestra fe en la resurrección de Cristo haga de nosotras una verdadera


comunidad unida y apostólica.

- Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo, danos la paz a nosotros y a todos los
hombres del mundo. Roguemos al Señor.

A ti, Padre misericordioso, te suplicamos que acojas benigno las oraciones que te
presentamos unidos a Jesucristo Resucitado, Señor nuestro, que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos. AMÉN.

LAUDES Y ORACIÓN DEL SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Monición:
En estos días celebramos con alegría el gran misterio de la resurrección de
Cristo. Se trata de una alegría auténtica, profunda, que se basa en la certeza de que
Cristo resucitado ya no muere más, sino que vive y actúa en la Iglesia y en el
mundo. Con este gozo que nos inunda a cada una y por su presencia siempre amorosa
iniciamos nuestra alabanza.

Señor abre mis labios


Y mi boca proclamará tus alabanzas.

Invocación al Espíritu Santo: Escuchada

Himno:
Tú eres el que vives, el Hijo de Dios
vivo, bandera desplegada de la vida, Tú eres nuevo mundo y luz de mi
que llamas a vivir, oh Dios, contigo. destino; tú eres sacramento que se abre
y das el cielo al dar el Pan divino.
Tú eres el que amas y el Padre es tu
latido; envueltos en tu amor, que es Tú eres la alabanza, el gozo
nuestro triunfo, ¡oh!, déjame sentir que desmedido; enciende con el ósculo de
soy querido. amor a quien hiciste esposa en el
bautismo.
Tú eres el que estás y marcas el
camino; condúcenos, Pastor de la Tú eres paz y gloria, retorno y paraíso;
Alianza, tú que llevaste al pueblo tu Nombre con el Padre y el Espíritu
peregrino. santificado sea por los siglos. Amén.

21
Ant. Hermanas digamos llenas de alegría, ¡Jesús ha Resucitado!. Aleluya.

Salmo del apóstol: proclamado un verso por las salmistas y otro por la asamblea
alternado.

Vamos, amiga/ hermana, no te calles ni has caído en la cuenta de la semilla


te intimides, que has de brillar como que, en ti, crece poderosa y fértil, y
fuego nocturno, como faro en la darás frutos de vida y Evangelio? Si
tormenta, con luz que nace en la crees que verdaderamente Jesús ha
hoguera de Dios, porque Jesús ha Resucitado.
Resucitado.
Vamos, amiga/Hermana. Ama a todos
Vamos, amiga/hermana, no te rindas ni con amor único y diferente, déjate en el
te pares, que hay quien espera, anuncio la voz y las fuerzas, ríe con la
anhelante, que compartas lo que Otro te risa contagiosa de las personas felices,
ha regalado y es a Cristo que ha porque puedes decir a grito abierto
Resucitado. ¡Jesús ha Resucitado!

¿Aún no has descubierto que eres rica


para darte a manos llenas? ¿Aún no

Ant. Hermanas digamos llenas de alegría, ¡Jesús ha Resucitado!. Aleluya.

Ant. Bendita la mañana que anuncia gozosa tu Resurrección. Aleluya

CRISTO, ALEGRÍA DEL MUNDO

Cristo, alegría del mundo, Cristo, La mañana celebra tu resurrección y se


alegría del mundo, resplandor de la alegra con claridad de Pascua.
gloria del Padre. Se levanta la tierra como un joven
¡Bendita la mañana que anuncia tu discípulo en tu busca, sabiendo que el
esplendor al universo! sepulcro está vacío.

En el día primero, tu resurrección En la clara mañana, tu sagrada luz se


alegraba el corazón del Padre. difunde como una gracia nueva.
En el día primero, vio que todas las Que nosotras vivamos como hijas de
cosas eran buenas porque participaban luz y no pequemos contra la claridad de
de tu gloria. tu presencia.

Ant. Bendita la mañana que anuncia gozosa tu Resurrección. Aleluya.

Lectura personal del mensaje para su reflexión.

22
Mensaje de Resurrección del Papa Francisco a las consagradas

Hermanas:

Han nacido para dar testimonio de que la resurrección de Cristo está en la base de la
vida cristiana, para anunciar la necesidad de la resurrección personal y apoyar a la
comunidad en su misión al servicio del Reino de Dios. En estrecha relación con el
carisma del Instituto, Dios las ha elegido para ser «Testigos de la presencia del Señor
resucitado: de la comunidad al mundo». Quiero detenerme en tres expresiones.

1. Testigos de la presencia del Señor resucitado: es decir, misioneras, apóstoles del


Viviente. Por eso les propongo como icono a María Magdalena, la apóstola de los
apóstoles, que en la mañana de Pascua, después de encontrar a Jesús resucitado, lo
anuncia a los otros discípulos. Buscaba a Jesús muerto y lo encuentra vivo. Y esta es
la alegre Buena Nueva que lleva a los demás: Cristo está vivo y tiene el poder para
vencer la muerte y darnos la vida eterna.

De aquí recabamos una primera reflexión: la nostalgia de un pasado que ha podido


ser fructífero en vocaciones y grandioso en obras no les impida ver la vida que el Señor
hace brotar a su lado en el momento presente. No sean mujeres nostálgicas, sean
mujeres que, movidos por la fe en el Dios de la historia y de la vida, anuncian la llegada
del alba incluso en plena noche (cf. Isaías21, 11-12). Mujeres contemplativas que, con
la mirada del corazón fija en el Señor, saben ver lo que otros no ven, impedidos por
las preocupaciones de este mundo; consagradas que saben proclamar, con la audacia
que viene del Espíritu, que Cristo está vivo y es el Señor.

Una segunda reflexión es esta: María Magdalena y las otras que van al sepulcro
(cf. Lucas 24, 1-8) son mujeres “en salida”: abandonan su “nido” y se ponen en camino,
saben arriesgarse. El Espíritu las llama también a ustedes, hermanas de la
Resurrección, a ser consagradas en camino, un Instituto “en salida”, hacia las
periferias humanas, allí donde es necesario llevar la luz del Evangelio. Las llama a ser
buscadoras del rostro de Dios allí donde se encuentra: no en las tumbas “¿Por qué
buscan entre los muertos al que está vivo?" (v. 5), sino donde Él vive: en la comunidad
y en la misión.

2. De la comunidad al mundo. Como los discípulos de Emaús, déjense alcanzar por el


Resucitado, tanto individualmente como comunitariamente, especialmente a lo largo
de los caminos de la desilusión y el abandono (cf. Lucas 24, 11 y ss). Y este encuentro
les hará correr de nuevo, llenas de alegría y sin demora, a la comunidad, y de ella a
todo el mundo para anunciar: « ¡Verdaderamente el Señor ha resucitado!» (v. 34).

Los que creen en el Resucitado tienen el valor de “salir” a llevar la Buena Nueva de la
Resurrección, asumiendo los riesgos del testimonio, como hicieron los apóstoles.
¡Cuántos son aquellos que esperan esta alegre noticia! No es lícito privarles de ella. Si

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la Resurrección de Cristo es nuestra mayor certeza y el tesoro más preciado, ¿cómo
no correr a anunciarlo a los demás?

Y una forma concreta de manifestarla es la vida fraterna en comunidad. Se trata de


acoger a las hermanas que Señor nos dona: no a las que elegimos nosotras, a los que
el Señor nos dona. Puesto que Cristo ha resucitado ya no se nos permite, como dice
el apóstol Pablo, mirar a las hermanas a la manera humana (cf. 2 Corintios 5, 16). Les
vemos y les acogemos como un regalo del Señor. La otra es un don que no puede ser
manipulado ni despreciado; un don para acoger con respeto, porque en ella,
especialmente si es débil y frágil, Cristo sale a mi encuentro.

Les exhorto a ser constructoras de comunidades evangélicas y no meras


“consumidoras” de ellas; a asumir la vida fraterna en la comunidad como la primera
forma de evangelización. Las comunidades estén abiertas a la misión y huyan de la
autorreferencialidad, que conduce a la muerte. Que los problemas que siempre los hay
no las ahoguen, sino que puedan cultivar la “mística del encuentro” y buscar, junto
con las hermanas que el Señor les ha donado e iluminadas «por la relación de amor
que recorre las tres Personas Divinas» el camino y el método para ir adelante (cf. Carta
apostólica A todos los consagrados, 21 de noviembre de 2014, I, 2). En una sociedad
que tiende a nivelar y masificar, donde la injusticia contrapone y divide, en un mundo
lacerado y agresivo, ¡no dejen que falte el testimonio de la vida fraterna en comunidad!

3. Profetas de la alegría y la esperanza pascual. El Resucitado ha derramado sobre


sus discípulos dos formas de consuelo: la alegría interior y la luz del misterio pascual.
La alegría de reconocer la presencia del Resucitado los introduce en su Persona y en
su voluntad: por esto conduce a la misión. Y por otro lado, la luz del misterio pascual
hace recuperar la esperanza, una «esperanza fiable», como dijo el Papa Benedicto
XVI (Enc. Spe salvi, 2).

Resucitadas para hacer resucitar, liberadas para liberar, formadas a nueva vida para
generar nueva vida en todos los que encontramos en nuestro camino. Esta es su
vocación y la misión de todas las hermanas que han experimentado al Resucitado. «
¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?» (Lucas 24, 5). Que en sus
corazones resuene constantemente esta palabra. Les ayudará a salir de los momentos
de tristeza y les abrirá a horizontes de alegría y esperanza. Les permitirá volcar las
piedras de los sepulcros y les dará la fuerza para anunciar la Buena Noticia en esta
cultura tantas veces marcada por la muerte. Si tenemos el valor de bajar a nuestros
sepulcros personales y comunitarios, veremos cómo Jesús es capaz de hacernos
resucitar de ellos. Y esto nos hará redescubrir la alegría, la felicidad y la pasión del
primer amor al cual optamos.

Queridos hermanas, concluyo recordando lo que tantas veces he dicho a los


consagrados especialmente durante el Año de la Vida Consagrada: hacer memoria
agradecida del pasado, vivir el presente con pasión, abrazar el futuro con esperanza.
Recuerdo agradecido del pasado: no arqueología, porque el carisma es siempre una
fuente de agua viva, no una botella de agua destilada. Pasión para mantener siempre

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vivo y joven el primer amor, que es Jesús. Esperanza: sabiendo que Jesús está con
nosotros y guía nuestros pasos como guio los pasos de nuestros fundadores.

María, que de manera particular vivió y vive el misterio de la Resurrección de su Hijo,


vele como madre en su camino. Les acompañe también mi bendición. Y, por favor, no
se olviden de rezar por mí. ¡Gracias!

¿A qué te compromete éste mensaje que nos dirige el Papa Francisco? ¿Te
sientes verdaderamente portadora del mensaje de Resurrección?

Silencio contemplativo

Canto final
En la mañana de Resurrección
caminan al sepulcro donde está el Redentor.
Se preguntan al marchar: ¿Quién moverá,
quién abrirá la tumba donde está el Señor?

El Señor nuestro Dios resucitó.


Aleluya, aleluya, aleluya.

En la mañana de Resurrección
vivimos la esperanza de un futuro mejor.
Ser testigos del Señor exige cambiar, exige luchar,
por un mundo de justicia y paz.

El Señor nuestro Dios resucitó.


Aleluya, aleluya, aleluya.
El Señor nuestro Dios resucitó.
Aleluya, aleluya, aleluya.

Vivan Jesús, María, José y nuestras Madres Fundadoras

EUCARISTIA DEL SABADO DE LA OCTADA DE PASCUA

Monición:
Hermanas hoy concluimos nuestros Ejercicios Espirituales que nos han fortalecido
como a los discípulos en cada una de las apariciones de su Maestro y nos invitan a
ser portadoras de éste mensaje de salvación que hemos escuchado en el transcurso
de estos días. Han sido momentos de gracia donde el Señor se nos ha manifestado
de diferentes formas a través de su palabra y en los tiempos de meditación exhortados

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por las palabras del padre Juan Pablo Patiño, a quien en éste día de manera especial
ponemos en las manos del Señor para que siga derramando bendiciones en su vida.

Monición de los Hechos de los Apóstoles 5, 12-16


La confirmación de la Resurrección de Jesús por parte de los apóstoles, trajo consigo
el maravilloso crecimiento de la comunidad primitiva de los creyentes. Se nos relatan
los acontecimientos prodigiosos que Jesús obra en su pueblo por medio de los
apóstoles. EL Señor espera también de cada una de nosotras no acontecimientos
prodigiosos, sino una transformación personal y comunitaria de mujeres consagradas-
resucitadas, donde a través de nuestro testimonio surja el crecimiento de nuevos
miembros a su Iglesia.

Salmo responsorial

La misericordia del Señor es eterna. Aleluya

Monición de la segunda lectura del Apocalipsis del apóstol San Juan: 1, 9-11. 12-
13. 17-19

Las personas que escuchaban a los apóstoles, al principio les costaba creer, pero poco
a poco se iban uniendo a los apóstoles, formando cada vez un grupo más numeroso
de los que creían que Jesús era el Cristo, es decir, el Hijo de Dios, el que con su
Resurrección nos ha salvado, nos abre las puertas de una Vida Nueva. Escuchemos.

Monición del Evangelio según San Juan: 20, 19-31

Hoy el evangelio nos descubre a Jesús que aparece en el centro de la comunidad. Al


reconocerlo igual que los discípulos vuelve a nosotras la alegría, la fuerza, la
espiritualidad, el deseo de seguir adelante; encontramos la paz y la serenidad, y nada
nos detendrá porque sabemos que Él camina a nuestro lado. Qué Cristo vive y es el
centro de nuestra vida.

La Pascua nos lleva a ser personas nuevas, personas con la suficiente fuerza para
seguir trabajando junto a los más humildes y débiles de la sociedad; para salir de
nuestras comunidades como nos invita el Papa Francisco, de la comodidad para llevar
y acercar el amor de Dios a todos nuestros hermanos y hermanas.

Oración de los Fieles

Unidos como creyentes oremos a Dios, por intercesión de Aquel que ha resucitado de
entre los muertos, Cristo, nuestro Señor, diciendo:

Escúchanos Señor

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1. Por la Iglesia extendida por toda la tierra, para que siga anunciando la Gran Noticia
de la Resurrección de Jesús, oremos.

2. Por todos aquellos que en nuestra sociedad necesitan de nuestro auxilio en sus
necesidades, para que, movidos por la alegría de la Pascua, seamos nosotros los
instrumentos que Dios utilice para llevarles ese sustento, oremos.

3. Para que al compartir nosotros este día el Banquete Pascual, signo de unidad y
fraterno amor, establezcamos más esos lazos de hermandad, en nuestras
comunidades, oremos.

4. Por todas las personas que nos dan testimonio de tu bondad a pesar de sus
adversidades, dolores, soledades y enfermedad; míralos con bondad pues su ejemplo
nos llama a Resucitar.

4) Por nuestra comunidad de Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, en la que te


manifiestas como Señor de la vida y en la cual nos llamas a la santidad y a tu santo
servicio en la vocación a la que nos has llamado. Oremos.

5. Para que los pastores del Pueblo de Dios, los ministros de la Palabra, los
consagrados y los fieles laicos vivamos el Evangelio con espíritu profético y convicción
orante… Oremos

6. Otorga, por la presencia de Cristo resucitado, el gozo y alegría a las que celebramos
este domingo para que toda nuestra vida sea ofrecida como una ofrenda de gozo y
alabanza... Oremos

Celebrante:
Tú que eres el Viviente y el Resucitado, el que vive para siempre, mira a tu pueblo que
confía en Ti y que hoy te suplica, bendice sus intenciones y dale tu paz para que te
confiese como su Dios y Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén

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