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Procedimientos no jurisdiccionales de arreglo:

La esencia de los procedimientos no jurisdiccionales reside en la aceptación por


las partes del resultado del arreglo de la controversia, ya se trate de una solución
convenida directamente por ellas en el curso de la negociación o determinada por un
tercero. Tanto las partes como el tercero no establecen una solución basada
exclusivamente en el Derecho, sino en el conjunto de circunstancias, jurídicas y de hecho,
presentes en la controversia. Los procedimientos no jurisdiccionales son los siguientes:
 La negociación.
 Los buenos oficios.
 La mediación.
 La investigación.
 La conciliación.

La Negociación:
Es un procedimiento no jurisdiccional de auto-solución, en el que el arreglo
pacífico se confía exclusivamente a las partes sin intervención de terceros. La negociación
diplomática es un excelente medio para el arreglo pacífico de las controversias y de
prevención del nacimiento de conflictos potenciales. El recurso a la negociación es una
exigencia de los hechos, ya que es difícilmente concebible que los Estados partes no
intercambien puntos de vista y manifiesten sus pretensiones, aunque sólo sea para
determinar en que discrepan. En la práctica suelen tener carácter previo al recurso a
cualquier otro procedimiento de arreglo.
La negociación es un medio flexible aplicable a cualquier tipo de controversia,
que permite exponer directamente y con entera reserva puntos de vista y las propuestas
de una parte y otra; y a través del compromiso, alcanzar con prontitud un resultado por el
cauce del acuerdo internacional. Como consecuencia, todo Estado se ve obligado a
aceptar el inicio de las negociaciones que otro Estado le propone para el arreglo de una
controversia existente entre los dos. Esto no quita que una de las partes manifieste que no
existe tal controversia, o que posea el alcance que la otra le atribuye.
Para que la negociación se desarrolle de buen modo es necesario que se cumplan
unos principios:
 En la negociación opera el principio de igualdad soberana de los Estados. De este
modo una parte no puede utilizar la amenaza ni la coerción sobre la otra parte, ni puede
imponer sus propuestas para que la otra parte las acepte.
 Cada una de las partes debe abstenerse, en el curso de la negociación, de realizar
cualquier acción unilateral que agrave la controversia o le haga obtener posiciones de
ventaja. Esto es consecuencia del principio de buena fe al que se refiere la Carta de
Naciones Unidas.
 La buena fe obliga a negociar con vistas a llegar a un acuerdo. Como mínimo
deben tener la intención de llegar a un acuerdo.

Los Buenos Oficios y la Mediación:


Este tipo de procedimiento se caracteriza por la intervención de uno o varios
Estados, con la finalidad de facilitar el diálogo entre las partes y encontrar fórmulas de
entendimiento que sean aceptables para una y otra. Intervención que puede iniciarse a
petición de ambas partes o por iniciativa de una potencia amiga que es aceptada por
aquellas.
En el caso de los buenos oficios, el tercer Estado trata de establecer o restablecer
el contacto entre las partes (bien mediante reuniones conjuntas o visitas a una y a otra) y
transmitir las propuestas de una a la otra, sin tomar parte en las negociaciones. Es por
tanto un cauce de comunicación entre las partes, aunque ejerce su influencia para que se
eliminen los puntos de divergencia entre ellas y puedan negociar un arreglo.
La función del tercer Estado en la mediación va mucho más lejos, pues se haya
facultado para proponer a las partes una base de acuerdo, sin carácter obligatorio para
estas. Es decir teniendo en cuenta las posiciones de las partes, presenta una propuesta para
el arreglo de la controversia sobre la que aquellas tendrán que pronunciarse; y a partir de
dicha propuesta, tratará de lograr el acuerdo entre estas. Aunque a nivel teórico la
distinción entre buenos oficios y mediación es clara, en la práctica es difícil separa uno y
otro medio de arreglo pacífico.
Es frecuente que el tercer Estado ejerza las dos funciones al mismo tiempo,
reuniendo a las partes a negociar, interviniendo en las conversaciones y proponiendo
soluciones de arreglo. Para evitar que el tercer Estado aproveche la ocasión para tutelar
sus propios intereses, los buenos oficios y la mediación no son llevados a cabo sólo por
los Estados sino también por personalidades distinguidas o representantes de instituciones
internacionales. Esta línea de cambio fue abierta por el Tratado de Buenos Oficios y
Mediación, hecho en Buenos Aires en 1936 y continuada por el Tratado Americano de
arreglo pacífico de o Pacto de Bogotá de 1948.

Un ejemplo de mediación, cabe señalar la del Papa León XII en el asunto de las
Carolinas, entre España y Alemania, habiendo sido la primera quien se inclinó por este
tipo de arreglo; la de Francia entre España y EE.UU tras la guerra de 1898. España
también ha actuado como mediadora. En lo que se refiere a la práctica más reciente,
tenemos que señalar dos casos en los que alcanzó éxito: la mediación de la Santa Sede
entre Chile y Argentina en el asunto del Canal del Beagle, convenida por las partes en el
asunto de Montevideo de 1979 y la de Argelia entre EE.UU. e Irán.

La Investigación:
Éste modo de arreglo de conflictos internacionales es denominado también
determinación de los hechos o encuesta. Es una creación original de la Conferencia de
Paz de La Haya, a partir de una iniciativa rusa. Y partiendo de los resultados de la
comisión de investigación creada en 1904 con ocasión del incidente del Dogger Bank, en
el que una escuadra rusa atacó a unos barcos de pesca británicos al confundirlos con
torpederos japoneses, la II Conferencia de Paz introdujo disposiciones más elaboradas,
que también encontramos en tratados más recientes como es el Pacto de Bogotá de 1948
o el Convenio Europeo para el arreglo pacífico de las controversias de 1957.
Tal como se estableció en el Convenio de La Haya, el procedimiento de
investigación posee las siguientes características. Su finalidad es la de esclarecer una
cuestión de hecho, en disputa entre las partes, mediante un examen completo, objetivo e
imparcial. Se trata de un procedimiento facultativo, pues las comisiones de investigación
se constituyen por medio de un convenio especial y su informe, tratándose de un
procedimiento no jurisdiccional, no tiene carácter obligatorio. Aunque es de señalar que
los EE.UU., a través de una serie de Tratados bilaterales denominados Bryan, concertados
a partir de 1913, intentaron perfeccionar el sistema estableciendo el carácter obligatorio
del procedimiento. El Tratado americano de soluciones pacíficas (Pacto de Bogotá) se
refiere igualmente a la investigación pero combinándola con la conciliación.

La Conciliación:
Es un procedimiento relativamente reciente en la solución de conflictos
internacionales. Aparece en la práctica internacional a partir de 1919, especialmente
después de que la Asamblea de la Sociedad de Naciones adoptara una resolución
recomendando a los Estados concluir tratados constituyendo comisiones de conciliación.
De este modo, en diversos tratados de arreglo de controversias concluidos en el periodo
ginebrino, la conciliación fue utilizada como un procedimiento previo, en combinación
con el arbitraje o con el arreglo judicial, en función de la distinción entre litigios políticos
o litigios jurídicos.
Mientras que el arbitraje y el arreglo judicial se consideraban como los
procedimientos más adecuados para las controversias jurídicas, la conciliación parecía
ser el procedimiento más idóneo para las controversias políticas.
La conciliación es un procedimiento dirigido a promover la solución de
controversias internacionales mediante el examen de la controversia por parte de una
comisión compuesta por individuos, la cual busca conducir a las partes a un
entendimiento proponiendo términos de acuerdo no vinculantes.
El recurso a la conciliación es facultativo, pero las partes pueden convenir en un
tratado o cláusula de un tratado en vigor entre ellas que tenga un carácter obligatorio. Por
lo que respecta a la composición de la comisión, la fórmula más comúnmente adoptada
es que esté compuesta por cinco miembros, de los cuales cada Estado parte designa uno
entre sus propios nacionales, siendo elegidos los tres restantes de común acuerdo entre
nacionales de terceros Estados. De todos modos, la práctica nos muestra muchas otras
fórmulas. En cuanto a las funciones de la comisión podemos señalar dos: dilucidar las
cuestiones en litigio, recabando a este fin la información adecuada y conciliar a las partes,
para que estas lleguen a un arreglo. El informe que la comisión debe presentar al finalizar
su trabajo es concebido como el instrumento para la conciliación.
Respecto a la utilidad de la conciliación, se estima que puede jugar un papel
especialmente importante en el sector tradicionalmente reservado al arbitraje y al arreglo
judicial - esto es respecto a las controversias jurídicas- al eliminar las reticencias de los
Estados ante los procedimientos jurisdiccionales y que terminan con una decisión de
carácter obligatorio. Lo que se evidencia, por ejemplo, en la inclusión de la conciliación
en ciertos convenios multilaterales generales, como el Convenio de Viena sobre Derecho
de los Tratados, el Convenio sobre representación de los Estados en sus relaciones con
las Organizaciones Internacionales, los convenios sobre sucesión de Estados o la
Convención sobre el Derecho del Mar de 1982. En cuanto a la práctica reciente sobre este
procedimiento, cabe citar, entre otros casos, la actuación de una Comisión de Conciliación
franco-marroquí y para la delimitación de la Plataforma Continental en el área entre Italia
y Jan Mayen (Islandia-Noruega), en 1981.
La conciliación opera hoy en un contexto diferente, el de las Organizaciones
Internacionales, universales y regionales, como veremos a continuación, y por
consiguiente en un marco institucionalizado de arreglo pacífico de controversias, como
muestran las competencias del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la
ONU, así como las de Organizaciones Internacionales regionales.

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