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4 TJSC, 1ª C., Ap. 26.034, v.u., En: Arruda ALVIM y PINTO, Nélson Luiz. Repertório de Jurisprudência e
Doutrina sobre Processo Cautelar, pp. 164-165.
5 RT 673/85.
6 MARINONI, Luiz Guilherme. Tutela Cautelar e Tutela Antecipatória. RT, São Paulo, 1992.
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se regirá por las normas y leyes del mandato de seguridad”8. Esa norma,
sin embargo, fue vetada, bajo la siguiente argumentación: “las acciones
de mandato de seguridad y de hábeas data se destinan, por su natura-
leza, a la defensa de derechos subjetivos públicos y tienen, por tanto,
como objetivo principal, los actos de agentes del Poder Público. Por eso,
su extensión o aplicación a otras situaciones o relaciones jurídicas es in-
compatible con su índole constitucional. Los artículos vetados, así, con-
trarían las disposiciones de los incisos LXIX y LXXII del artículo 5 de la
Carta Magna”. El argumento del veto es risible y, así, solamente puede
ser comprendido a partir del momento en que revelamos su compromi-
so ideológico. La proposición que admite el uso de un procedimiento,
como el del mandato de seguridad, solamente contra los actos del Poder
Público, únicamente puede jar como premisa la tesis absurda de que
solo los agentes del Poder Público son capaces de cometer actos que jus-
tiquen el empleo de dicho procedimiento. Imaginar que el proceso es
un arma contra el Estado constituye una idea reaccionaria, de la peor
calidad, sin ninguna coherencia con las preocupaciones de la doctrina
moderna, tan pendiente de las tutelas diferenciadas, aptas a permitir la
efectiva tutela de los derechos. En verdad, faltó voluntad política para
premunirse al consumidor de un instrumento efectivo para la tutela de
sus derechos, y, de esa forma, podemos decir que el veto constituyó una
artimaña conservadora9.
Ya se dijo que, cuanto más fuertemente una ley protege los intere-
ses populares y emergentes, mayor es la probabilidad de que ella no sea
aplicada10, y no hay razón para esconder que una ley material compro-
metida con los deseos populares no tiene valor alguno cuando sus obje-
tivos no pueden ser efectivamente alcanzados.
8 Cabe recordar, entretanto, que ya en 1983, en el Congreso Nacional de Proceso Civil, realizado en Porto
Alegre, Ovídio Baptista da Silva propuso que se agregue al artículo 285 del Código de Proceso Civil el si-
guiente párrafo: “Parágrafo único. Siempre que el juez, por el examen preliminar de los fundamentos de la
demanda por las pruebas constantes de la inicial, se convenza de la plausibilidad del derecho invocado, podrá
conceder medida liminar anticipando los efectos de la sentencia de mérito, si la naturaleza de tales eficacias
no fuera incompatible con dicha providencia”.
9 MARINONI, Luiz Guilherme. Efetividade do Processo e Tutela de Urgência, p. 6.
10 SANTOS, Boaventura de Sousa. “Introdução à sociologia da administração da justiça”. En: Revista de
Processo, 37/133.
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11 En varios países de América Latina se discute, intensamente, respecto de la tutela anticipatoria, Como
ejemplo, es posible citar: MORELLO, Augusto. Anticipación de la Tutela, Platense, La Plata, 1996;
BERIZONCE, Roberto; BERMEJO, S. Patricia y AMENDOLARA, Zulma. Tribunales y Proceso de
Familia, Platense, La Plata, 2001, pp. 50-59; PEYRANO, Jorge W. “Reformulación de la teoría de las medi-
das cautelares: tutela de urgencia - medidas autosatisfactorias”. En: Revista de Direito Processual Civil, N° 9;
PEYRANO, Jorge W. “Régimen de las medidas autosatisfactivas, nuevas propuestas”. En: Revista de Direito
Processual Civil, N° 7; PÉREZ RAGONE, Álvaro. “Introducción al estudio de la tutela anticipatoria”. En:
Revista de Direito Processual Civil, N° 5, y “Concepto estructural y funcional de la tutela anticipatoria”. En:
Revista de Direito Processual Civil, N° 13; CARBONE, Carlos Alberto. “Los procesos urgentes y la anticipa-
ción de la tutela”. En: Revista de Direito Processual Civil, N° 21; VARGAS, Abraham Luis. “Teoría general
de los procesos urgentes”. En: Medidas Autosatisfactivas, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires, 1999;
ROJAS, Jorge. “Los límites de la tutela anticipada”. En: Sentencia Anticipada, Rubinzal-Culzoni Editores,
Buenos Aires, 2001; MONROY PALACIOS, Juan José. “Cinco temas polémicos en el proceso civil perua-
no”. En: Revista de Direito Processual Civil, N° 21; GREIF, Jaime. “Las medidas anticipativas”. En: Temas
de Derecho Procesal Civil. Cauce Editorial, Montevideo, 2000.
12 Como afirmaba Donaldo Armelin, una de las formas de distorsión del uso de la tutela cautelar “se verifica
siempre que se da el resultado de una prestación de tutela jurisdiccional cautelar una satisfactividad que no
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puede tener” (“A tutela jurisdicional cautelar”. En: Revista da Procuradoria-Geral do Estado de São Paulo
23/129).
13 CARPI, Federico, La provvisoria esecutorietà della sentenza, p. 47.
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14 RENGEL ROMBERG, Arístides. “Medidas cautelares innominadas”. En: Informe presentado en las XI
Jornadas Iberoamericanas de Derecho Procesal. Río de Janeiro, 1988, pp. 37-38.
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25 Ídem.
26 SILVA, Ovídio Baptista da. A ação cautelar inominada no Direito brasileiro, p. 67.
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29 MARINONI, Luiz Guilherme. Tutela cautelar e tutela antecipatória, p. 2 y ss.; Efetividade do processo e
tutela de urgência, p. 51 y ss.
30 “Todos conoce el pensamiento de Carnelutti sobre el fin del proceso. Cuando él dice que este existe para la
justa composición de la lid, presupone naturalmente que las normas jurídicas sustanciales contenidas en la
ley no tengan por sí solas aptitud para componerla (esto es: para regular, cual regla concreta, el conflicto de
intereses). Esa idea, que está en la base de todo sistema de Carnelutti, fue manifestada por él en uno de sus
más antiguos escritos, un trabajo sobre la sentencia condicional. El efecto de la sentencia, dice él, es volver
concreto o particular el precepto abstracto o genérico contenido en la norma legal; el comando abstracto es
representado por un arco, el cual solo se cierra en círculo cuando hubiera el comando complementario, este
reside en la sentencia (no dispositiva) y en el negocio jurídico. Es, como se ve, una derivación de la teo-
ría de Kelsen” (DINAMARCO, Cândido Rangel. “Direito e processo”. En: Fundamentos do Processo Civil
Moderno, p. 20).
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(...).
38 Mandrioli, por ejemplo, percibió la función cautelar en la ejecución provisoria contra el pericolo nel ritardo
(Corso di Diritto Processuale, v. 3/221).
39 Teoría de la Acción Cautelar, p. 79.
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40 BEDAQUE, José Roberto dos Santos. Tutela Cautelar e Tutela Antecipada: Tutelas Sumárias e de Urgência,
p. 396.
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43 “Mientras tanto, puede ocurrir la figura de una sentencia no definitiva, sino ejecutoria, y, pues, la separación
entre la definitividad de la cognición y la ejecutoriedad. Es lo que sucede, en primer lugar, cuando la conde-
nación es confirmada o proferida en grado de apelación, y ello porque la sentencia de apelación, si bien no
es definitiva, por esta sujeta a casación, es sin embargo ejecutoria, una vez que la casación no suspende la
ejecución de la sentencia (artículo 520 del Código de Proceso Civil), y lo mismo se dirá del pedido de revo-
cación (artículo 503). A pesar de que esa sea una figura anormal, porque nos presenta una acción ejecutoria
no coincidente, de hecho, de la certeza jurídica (...)” (Instituições de Direito Processual Civil, v. 1/235).
44 Es inconcebible que se piense que la distinción entre tutela anticipatoria y tutela cautelar pueda no tener relevancia.
Además de la teorización del tema de la tutela anticipatoria es fundamental para que sea revelada la ideología del
“proceso civil clásico”, es evidente que la tutela anticipatoria stricto sensu, justamente por la razón de conferir un
bien de la vida al actor sin la realización plena del contradictorio, posee una repercusión en la esfera jurídica de
demandado mucho mayor que la simple tutela cautelar. Más que esto: es conveniente recordar que el Código de
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Proceso Civil fue corregido al final de 1994, confiándose al juez la oportunidad de conferir tutela anticipatoria,
exactamente por la razón de que la gran mayoría de los doctrinarios y de los tribunales, antes de la mencionada
reforma, no admitían que la tutela sumaria satisfactiva pudiese ser prestada bajo el manto protector de la tutela
cautelar innominada. Por tanto, es curioso que después de introducida la tutela anticipatoria en el Código de
Proceso Civil se diga que justamente aquella tutela que no podía ser conceptuada como “cautelar”, y que por esta
razón condujo a una reforma procesal, deba ser definida como “cautelar”.
45 “La tutela d’urgenza ha assunto una importanza crescente di fronte al fenomeno della dilatazione dei tempi
della giustizia civile, da un lato, e dell’es-pandersi della difesa di situazioni soggettive che richiedono un
intervento immediato del giudice, e rispetto alle quali l’urgenza finisce con l’apparire la modalità essenziale
di protezione. Si pensi, ad esempio, alla incidenza che sulla sfera individuale possono esercitare i mezzi di
comunicazione di massa, ed al fatto che il ritardo della tutela ordinaria può ledere irreparabilmente i diritti
della persona. In queste situazioni, la tutela d’urgenza si identifica con la tutela “tout court”, e perde rillevo
il carattere della strumentalità rispetto all’esercizio della funzione giurisdizionale di merito, che era proprio
delle misure cautelari” (DENTI, Vittorio. La Giustizia Civile, pp. 129-130).
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processo non debe andare a danno dell’attore che ha ragione” 50, no ha-
bría sido observado.
50 Sobre la actualidad y la importancia del principio, v. DENTI, Vittorio. La Tutela d’Urgenza, p. 164.
51 Esa es también la opinión de Roger Perrot: “Mais pour cette raison, la philosophie même de la mesure
provisoire a changé. Au siècle dernier, elle avait surtout pour rôle d’assurer la conservation des biens
litigieux ou d’aménager temporairement une situation contentieuse en attendant le jugement définitif.
De nos jours, ce rôle premier n’a pas disparu. Mais une autre fonction s’est développée qui gagne en
importance et qui consiste moins en une mission de sauvegarde qu’en une anticipation sur la décision
définitive” (“Les mesures provisoires en Droit français”. En: Les Mesures Provisoires en Procédure
Civile, p. 153). En el mismo sentido, Michelle Aiello: “ulteriore ed indiretta conseguenza della ravvisata
inadeguatezza degli strumenti della cognizione ordinaria è stata però anche quella di snaturare la finalità
e l’efficacia dei medesimi provvedimenti di urgenza” (“l provvedimenti di urgenza nell’attuale momento
legislativo italiano”. En: Les Mesures Provisoires en Procédure Civile, p. 265). V. también, ARIETA,
Giovanni. “Comunicazione”. En: Les Mesures Provisoires en Procédure Civile, cit., p. 269-270; DENTI,
Vittorio. La Giustizia Civile, pp. 129-130.
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que el único resultado útil que el actor espera del proceso es obtenido
precisamente en el momento en que es efectivizada la tutela55.
55 No hay más razón para sustentarse que la satisfacción de un derecho, con base en cognición sumaria, confi-
gura solamente la tutela cautelar, precisamente por el hecho de que todos saben, en la actualidad, que la satis-
facción de un derecho mediante cognición sumaria, cuando fuera necesaria, es indispensable para su efectiva
tutela, y esta tutela, como es evidente, no puede significar una simple seguridad para la obtención del resulta-
do útil objetivado por la parte. Por tal razón, no es posible concordar con Antônio Cláudio da Costa Machado
(Tutela Antecipada. Oliveira Mendes, São Paulo, 1998), José Roberto dos Santos Bedaque (Tutela Cautelar e
Tutela Antecipada: Tutelas Sumárias e de Urgência, cit.) ni con Marcelo Lima Guerra (Estudos sobre o
Processo Cautelar. Malheiros, São Paulo, 1997, p. 98), que sustentan la naturaleza cautelar de la tutela anti-
cipatoria, suponiendo que la satisfacción de un derecho con base en cognición sumaria no importa, siendo re-
levantes únicamente las clásicas ideas de que solo la sentencia –y no la decisión que concede la tutela antici-
patoria– es capaz de componer la lid (Carnelutti) o puede significar la actuación concreta del derecho
(Chiovenda). Ahora, nadie niega que, en los términos de las teorías de Carnelutti y Chiovenda, la decisión
fundada en cognición sumaria no pueda componer la lid o actuar el derecho, sino solamente puede contribuir
a la composición de la lid (Carnelutti habla de composición provisoria de la lid) o para la actuación concreta
del Derecho. Sin embargo, dejándose tales teorías y los criterios que las caracterizan, y mirando a la teoría de
la tutela de los derechos, queda claro que la decisión visualizada en la perspectiva procesal de la provisorie-
dad puede ser vista a través del ángulo de la tutela del derecho material, cuando se vuelve evidente la distin-
ción entre tutela cautelar y tutela anticipatoria. La mayoría de los doctrinarios brasileños ya detectó dicho
fenómeno. Dice Flávio Luiz de Oliveira: “La tutela sumaria satisfactiva visa, aunque esté fundada en juicio
de probabilidad, a la realización del derecho” (La Anticipación de la Tutela de los Alimentos Provisorios y
Provisionales Acumulados a la Acción de Investigación de Paternidad. Malheiros Editores, São Paulo, 1999,
p. 20). Rogério Aguiar Munhoz Soares, por su parte, dice: “Cuando se afirma que la anticipación de tutela
tiene naturaleza satisfactiva, se tiene en la mira el logro anticipado del goce de algo que solo en un momento
posterior sería alcanzado, de modo que los actos satisfactivos practicados anticipadamente no se repiten una
vez confirmada la decisión anticipatoria por sentencia. Se vuelve, por ello, sin sentido detenerse en el aspecto
de la provisoriedad de la decisión que concede el pedido una vez que es definitivo el goce del bien postulado,
aunque sea provisoria la decisión que la concede. Si la concesión de la ejecución provisoria de la tutela anti-
cipada tiene como base la alegación de ‘periculum in mora’ (‘rectius’: ‘damnum irreparabile’), esto no la con-
vierte en tutela cautelar” (Tutela Jurisdicional Diferenciada. Malheiros, São Paulo, 2000, pp. 181-182). Teori
Albino Zavascki: “Hay casos en que, aunque no la certificación ni la ejecución estén en peligro, la satisfac-
ción del derecho es, sin embargo, urgente, dado que la demora en el goce constituye, por sí, un elemento des-
encadenante de daño grave. Esa última es la situación de urgencia legitimadora de la medida anticipatoria”
(Antecipação da Tutela. Saraiva, São Paulo, 1997, p. 48). Joel Dias Figueira Júnior: “Cautelar una determina
situación fáctica o jurídica concreta significa protegerla, prevenirla, resguardarla, defenderla; lógicamente,
una medida cautelar es una medida que cautela, y no que anticipa. En forma diversa, si la medida anticipa los
efectos materiales de la sentencia de mérito (definitiva), ella la está ejecutando (...); si ejecuta, no cautela,
sino satisface la pretensión del interesado” (Liminares nas Ações Possessórias. RT, São Paulo, 1999, pp. 158-
159). Araken de Assis: “Corresponde establecer, precisamente, si el acto del juez entregó el bien a uno de los
litigantes o apenas previno a su entrega, colocándolo a salvo de ambos, a ejemplo de lo que ocurre en el em-
bargo y en el secuestro: en el primer caso, hay satisfacción del derecho material, aunque reversible; en el se-
gundo, hay simple cautela” (Doutrina e Prática do Processo Civil Contemporâneo. Ed. RT, São Paulo, 2001,
p. 438). Nélson Nery Júnior y Rosa Maria de Andrade Nery: tutela anticipatoria “es tutela satisfactiva en el
plano de los hechos, ya que realiza el derecho, dando al requirente el bien de la vida por él pretendido con la
acción de conocimiento” (Código de Processo Civil Comentado e Legislação Processual Civil Extravagante
em Vigor. RT, São Paulo, 2001, p. 730). Luiz Orione Neto: “Para obviar ese fenómeno de las medidas caute-
lares satisfactivas y adaptar el proceso civil a las exigencias de nuestra civilización industrializada y de masa,
con auténtica multiplicación de situaciones de urgencia, el legislador ordinario decidió afrontarlo sin rodeos.
Y lo hizo a través de las reglas establecidas en el artículo 273 del CPC. Efectivamente, ese precepto legal
vino a establecer un divisor de aguas, alterando sustancialmente ese fenómeno. De ahora en adelante, las ac-
ciones cautelares –sean nominadas, sean innominadas– se destinarán exclusivamente a salvaguardar el resul-
tado útil y eficaz del proceso principal, manteniendo su naturaleza conservativa y aseguratoria de derecho; las
pretensiones de naturaleza satisfactiva de derecho material solamente podrán ser deducidas en la propia
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acción de conocimiento, a través de la técnica anticipatoria” (Liminares no Processo Civil. Lejus, São Paulo,
1999, p. 110). Carlos Augusto de Assis: “De hecho, como dejamos traslucir en los parágrafos arriba, somos
de la opinión de que la actividad cautelar no se coaduna con la satisfacción. Quien cautela, asegura, no satis-
face. Aunque, para efectos del razonamiento, se admita, como entienden ciertos autores, la posibilidad de un
proveimiento cautelar acaba por revelarse satisfactivo (lo que, según nos parece, desnaturalizaría la actividad
cautelar), estaríamos, cuando mínimo, frente a una actividad cautelar atípica” (A Antecipação da Tutela.
Malheiros, São Paulo, 2001, pp. 129-130). Adroaldo Furtado Fabrício: “Al paso que la función cautelar se
agota en la aseguración del resultado práctico de otro pedido, sin solucionar siquiera provisoriamente las
cuestiones pertinentes al mérito de este, la anticipación de tutela supone necesariamente una solución tal, en
el sentido de toma de posición del juez, aunque sin compromiso definitivo, relativamente a la postulación del
actor en lo que se acostumbra denominar ‘proceso principal’ (en el caso, el único existente). En sede cautelar
ciertamente se hace algún examen de esa pretensión, pero con la única intención de investigar si ella es plau-
sible (presencia del fumus boni iuris) y si la demora inherente a la actividad estatal puede poner en riesgo su
resultado práctico (periculum in mora). No ocurre así en la hipótesis de anticipación de tutela: allí, el sopeso
de la probabilidad de suceso de la postulación ‘principal’ (y única) se hace para otorgar desde luego al postu-
lante el bien de la vida, que, de no ser así, solo le podría ser atribuido por la sentencia final” (“Breves notas
sobre os provimentos antecipatórios, cautelares e liminares”, Ajuris 66/16-17). Athos Gusmão Carneiro:
“Una cosa es proteger, mediante proceso autónomo, la eficacia de la sentencia a ser proferida en otro proceso,
llamado ‘principal’. Cosa sustancialmente diversa es realizar desde luego, aunque provisoriamente, la preten-
sión en la acción de conocimiento. La satisfacción se da a través del adelantamiento de los efectos, en todo o
en parte, del proveimiento postulado. Ya en la tutela cautelar, según la doctrina dominante, hay solamente la
concesión de medidas colaterales que, frente a la situación objetiva de peligro, procuran preservar las pruebas
o asegurar la fructuosidad del proveimiento de la ‘acción principal’. No está dotada, así, de carácter satisfac-
tivo, a menos que se acepte, como hacemos, la existencia de un derecho sustancial de cautelar, que es satis-
factivo por el proveimiento concesivo de la tutela cautelar” (“Tutela antecipatória e tutela específica das obri-
gações de fazer e não-fazer”. En: Reforma do Código de Processo Civil, (coordenado pelo Ministro Sálvio de
Figueiredo Teixeira), Saraiva, São Paulo, 1996, p. 38). En el mismo sentido Ovídio Baptista da Silva (Curso
de Processo Civil. Vol. 3, RT, São Paulo, 2000), Donaldo Armelin (“A tutela jurisdicional cautelar”, Revista
da Procuradoria-Geral do Estado de São Paulo 23) y Luiz Fux (Tutela da Segurança e Tutela da Evidência.
Saraiva, São Paulo, 1996). Los tribunales también ya mostraron la distinción entre la tutela anticipatoria y la
tutela cautelar. El TJPR así ya lo decidió: “El proceso cautelar no se presta para la anticipación de la eficacia
del proveimiento jurisdiccional que será objeto de la futura acción principal, vale decir, el proceso es inade-
cuado para la anticipación de tutela” (1ª C. Cível, Ap. Cível 44.106-5 (12.273), Rel. Des. Pacheco Rocha). En
esta misma línea, y solo para ejemplificar: TJDF, 3a C. Cível, AI 556.495, Rel. Des. Mário Machado, DJU
28.2.96, p. 2.353. O sea, los tribunales y casi la totalidad de la doctrina entienden que hay una inocultable
distinción entre tutela anticipatoria y tutela cautelar.
56 Carlos Alberto Alvaro de Oliveira (“Perfil dogmático da tutela de urgência”, Revista de Direito Processual
Civil 5/324-342) y José Roberto dos Santos Bedaque (Tutela Cautelar e Tutela Antecipada: Tutelas Sumárias
e de Urgência) entienden que la tutela anticipatoria es caracterizada por la instrumentalidad. Cabe recordar,
sin embargo, que la tutela cautelar se transformó en tutela anticipatoria justamente por la razón de que per-
dió su carácter instrumental. Si una liminar concede alimentos al actor, la pretensión de obtener alimentos
está realizada, y por tanto no puede ser definida como instrumental. Como señala la mejor doctrina italia-
na (Edoardo Ricci, “A tutela antecipatória brasileira vista por um italiano”, Revista de Direito Processual
Civil 6/708), si la tutela concedida anticipadamente se identifica con la tutela que puede ser concedida al
final, no puede haber instrumentalidad. Parte de la doctrina italiana, en que se basa la doctrina brasileña di-
vergente, afirma que la tutela anticipatoria debe ser considerada como cautelar solamente para viabilizar la
utilización de la tutela anticipatoria en la práctica forense. Cuando se dice, en Italia, que la tutela anticipa-
toria debe ser comprendida como cautelar, esto es hecho solo para que sea posible la conclusión de que los
operadores del Derecho pueden solicitar la tutela anticipatoria con base en la norma legal que consagra la
tutela cautelar innominada (el artículo 700 del CPC italiano). Es que en Italia, al contrario de lo que ocurre
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cautelar, que fue hecha para dar tutela al derecho material que puede
ser postulado por medio de la “acción de conocimiento”, fue objeto de
gran expansión. La acción cautelar innominada, por necesidades emer-
gentes de la práctica forense, pasó a ser utilizada de forma distorsiona-
da, habiendo sido manipulada como técnica de sumarización del proce-
so de conocimiento.
en Brasil, no hay previsión legal de tutela anticipatoria. La práctica forense italiana distorsionó el uso de la
tutela cautelar innominada (como sucedió en Brasil) para admitir que el referido artículo 700 fuese utilizado
como fundamento de la tutela anticipatoria. Como esa última especie de tutela es fundamental para la efecti-
vidad del proceso –que, según la propia doctrina italiana (por ejemplo, Luigi Paolo Comoglio, La Garanzia
Costituzionale dell’Azione ed il Processo Civile. CEDAM, Padova, 1970), tiene fundamento en el artícu-
lo 24 de la Constitución de la República– los doctrinarios italianos (como Proto Pisani, Lezioni di Diritto
Processuale Civile. Jovene, Napoli, 1994) pasaron a sustentar la naturaleza cautelar de la tutela anticipatoria.
O sea, la tutela anticipatoria frente al peligro de daño irreparable pasó a ser admitida en el derecho italiano
en razón de las presiones sociales por tutela jurisdiccional adecuada y mediante una interpretación de la
palabra “assicurare”, presente en el artículo 700, a la luz del mencionado artículo 24 de la Constitución ita-
liana. Tanto es verdad que un reciente proyecto, elaborado por la “Comisión Tarzia”, tiene como fin corregir
el referido artículo 700, colocando la palabra “anticipar” al lado de la expresión “asegurar”, con la inten-
ción de esclarecer que, actualmente, en vista de las nuevas exigencias de la sociedad contemporánea, no hay
como negar la posibilidad del uso de la tutela anticipatoria, que antes era prestada bajo el manto protector
de la tutela cautelar. Varios doctrinarios brasileños entienden que la instrumentalidad no es característica de
la tutela anticipatoria. Así, por ejemplo, João Batista Lopes: “El primer punto a ser enfatizado es la distinción
entre tutela anticipada y tutela cautelar: la primera tiene carácter satisfactivo y la segunda es provisoria e
instrumental” (“Tutela antecipada e o art. 273 do CPC”. En: Aspectos Polêmicos da Antecipação da Tutela,
RT, São Paulo, 1997, p. 206). Arruda Alvim, a propósito, al distinguir tutela anticipatoria de tutela cautelar,
afirma perentoriamente que “las medidas cautelares son marcadas por la idea-función de ser instrumentos del
proceso principal” (“Tutela antecipatória”. En: Reforma do Código de Processo Civil. Saraiva, São Paulo,
1996, pp. 105-106).
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57 RICCI, Edoardo. “A tutela antecipatória brasileira vista por um italiano”. En: Revista de Direito Processual
Civil. Ob. cit., 6/708.
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58 BEDAQUE, José Roberto dos Santos. Tutela Cautelar e Tutela Antecipada: Tutelas Sumárias e de Urgência.
Ob. cit., p. 341.
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