Vous êtes sur la page 1sur 6

Temas de Actua/idad

Embolismo gaseoso
Des. E. O'FLAH8RTY y F. MORDEGLIA

En las siguientes consideraciones se re- atravesar la barrera de los capilares pul-


serva el nombre de embolismo gaseoso monares, y son retenidas 0 reabsorbidas
(EG) a la obstrucción de cualquier sector en dichos vasos 0, sobre todo, en las ar-
del aparato circulatorio por material ga- teriolas de 30 a 40 micrones (12). Pero
seoso cuya constitución físico-química en presencia de amplias comunicaciones
puede ser muy diversa, y que se intro- interauriculares, interventriculares 0 aor-
duce en el torrente sanguíneo a través topulmonares, y más aún si se desarrolla
de una puerta de entrada directa, acci- hipertensión pulmonar por el súbito en-
dental y traumática. Quedan así exclui- clavamiento de émbolos gaseosos en el
das ciertas condiciones también capaces circuito menor, el gas puede alcanzar con
de determinar obstrucción vascular por facilidõd la circulación sistémica. Por el
sustancias gaseosas, pero que no cum- contrario, cuando existe una simple
plen los requisitos enumerados, como son foramen oval persistente con váJvula de
la producción de gas por gérmenes anae- Vieussens permeable parece muy impro-
robios 0 los fenómenos debidos a la bable la existencia de EG paradojal, ex-
brusca descompresión. Estos últimos han cepto en presencia de la mencionada hi-
sido objeto de renovado interés en la ac- pertensión pulmonar concomitante, 0 en
.
tualidad, sobre todo en relación con la condiciones previas que determinen hi-
medicina aeroespacial. Por el contrario, pertensión auricular derecha 0 gran di-
el EG tal como ha sido definido, y a pe- latación auricular izquierda. La hiperten-
sar de que su conocimiento clínico y ex- sión auricular derecha, de cualquier ori-
perimental data de muchos años atrás, g.en, puede desplazar la válvula de
rara vez es tenido en cuenta al indicarse Vieussens hacia la izquierda, permitien-
procedimientos diagnósticos 0 terapéuti- do que se establezca un shunt de dere-
cos que constituyen un riesgo evidente. cha a izquierda. Las grandes dilataciones
La bibliografía que versa sobre el tema .
auriculares izquierdas pueden transfor-
no es muy numerosa ni, en general, muy mar el virtual y no funcionante foramen
reciente (:1-40). oval en un orificio real, capaz de perm i-
Es clásico (12) diferenciar dos tipos de tir la mezcla de sangres 0 el paso de
EG, según que el gas haya sido introdu- cantidades importantes de gas. Este con-
cido en el circuito venoso (venas perifé- cepto es de interés, puesto que la per-
sistencia del foramen oval permeable
ricas, corazón derecho, árbol arterial pul-
monar) 0 en el circuito arterial (venas ocurre en el 20 % al 25 % de los adul-
tos (41), y llama la atención que no haya
pulmonares, corazón izquierdo, arterias
sistémicas). En el primer caso se habla sido analizado con más cuidado en la bi-
indistintamente de EG venoso 0 pulmo- bliografía.
nar, y en el segundo de EG arterial 0 sis- De cualquier manera, cuando el EG es
témico. A ello debe agregarse el posible masivo, quedarán retenidas grandes bur-
compromiso de las dos circulaciones, mer- bujas en los vasos mayores 0 en las cá-
ced al EG paradojal (34, 35). maras cardíacas (como ocurre, sobre to-
admite que las burbu-
En realidad, se do, en elEG venoso 0 pulmonar), difi-
jas gaseosas de cualquier naturaleza, da- cultándose la eficacia de la contracción
do el diámetro que tienen, no pueden miocárdica y el flujo de la sangre. Si la
cantidad de gas es menor, 0 la introduc-
ción del mismo más lenta, puede pasar
*
Prof. Reg. Adjunto de Medicina. Fac. Medicina por las válvulas sigmoideas y Ilegar, co-
de Buenos Aires. mo se dijo, alas arteriolas de 30 a 40

Recibido 22-9-75. Aceptado setiembre 1975 -

Rev. Arg. de Card., Tomo 43 -


NC?
5. 323
micrones y quizá a 105 capilares (5,9, 10, por el enfermo en el momenta de pro-
12). Pero se admite que el EG venoso no ducirse la embolia. 5) Rapidez con que
logra atravesar la barrera pulmonar, sino logran iniciarse 105 procedimientos de re-
que se reabsorbe 0 elimina localmente, cuperación. .

mientras que en el territorio sistémico la 1) Puerta de entrada y territorio de


oclusión de vases de pequeño calibre, atrapamiento de 105 émbolos. Las man i-
aún por tiempo más 0 menos breve, pue- festaciones clínicas corresponden a la is-
de producir alteraciones focales de im- quemia de 105 territorios ocupados por
portancia (5, 9, 10, 12). 105 émbolos.

No es fácil apreciar la verdadera inci- A) Cuando el gas penetra directamen.


dencia del EG. A juzgar por la literatura, te en el circuito arterial 0 sistémico':' 0
10 hace en forma paradojal, se observan
su frecuencia parece relativamente baja
y su aparición impresiona como esporá- súbitamente alguno 0 muchos de 105 si.
dica y dispersa, debido a 105 innumera- guientes síntomas y signos de insuficien-
.
bles procedimientos diagnósticos y tera- te perfusión de 105 tejidos (5, 8, 9, 12,
péuticos capaces de originarlo (5, 9, 13, 21): a) Hipotensión sistémica brusca con
14, 18, 23, 31, 33). Sin embargo, hay taquicardia 0 bradicardia extremai apnea
que tener en cuenta que su reconoci- o dificultad respiratoria
y, algo más tar-
miento clínico puede ser difícil, y que la díamente, cianosisi palidez, mareos, des-
necropsia rara vez se realiza empleando orientación psíquica, alucinaciones, con-
técnicas de evisceración que impidan la vulsiones, relajación de esfínteres o co'.
entrada de aire postmortem, con aper- mai 0 bien afasia, distintos tipos de
tura del corazón, grandes vases y otros paresias y, en especial, hemiplejía. Es-
órganos sumergidos en agua, para evi- tos hechos evidencian el déficit de irri-
denciar la presencia de burbujas (9). Ade- gación del sistema nervioso y tienen una
más existe escasa tendencia a la publi- evolución impredecible, pudiendo Ilevar
cación de casas cuyo desenlace fatal de- rápidamente a la muerte, mejorar con
pende de una causa iatrogénica. Por todo lentitud 0 quedar como secuelas. Pero
ello es probable que el número de EG si el enfermo sobrevive la recuperación
publicados represente sólo una pequeña neurológica es much as veces total.
parte de los que en realidad ocurren (la, b) Amaurosis repentina, con iguales po-
31). sibilidades evolutivas, y que puede co-
Según diversos autores, la mortalidad rresponder a la isquemia de los centros
del EG varía entre 15 % y 98 % (9, 13, cerebrales 0, con más constancia, como
24). Pero 105 hechos arriba mencionados 10 han demostrado estudios experimen-
y los factores que más adelante se enu- les y oftalmoscópicos, a EG localizada en
meran hacen que estas cifras, tan varia- arterias retitnianas (8, 24, 36, 38)i c) Fi-
bles, debeJ1 ser interpretadas con escep- brilación ventricular y muerte súbitai 0
fcismo. Lo que parece indudable es que, manifestaciones clínicas 0 electrocardio-
una vez comprobado clínicamente, el EG gráficas de insuficiencia coronaria agu-
constituye casi siempre una emergencia da, con patente de isquemia, lesión 0 in-
médica de difícil solución, mientras que, farto agudo, 0 desarrollo de arritmias
a pesar de ello. si el paciente sobrevive
severas, siendo todos estos hechos de
más de media hora el pronóstico tiende pésimo pronóstico. Tales complicaciones
a ser bueno. aún en presencia de impor- se hacen presentes si los émbolos pene-
tantes manifestaciones neurológicas (9). tran en las arterias coronarias, y son aún
EI carácter y la magnitud del cuadro más graves si existe una cardiopatía co-
clínico dependen de numerosos factores ronaria subyacente (7, 14, 25). La ocu-
que también incidirán sobre la severidad rrencia de patentes de isquemia, lesión
del pronóstico. Ellos son: 1) Puefta de en- o infarto de miocardio por EG introdu-
trada del gas y territorio cardiovascular cido directamente en el árbol coronario
de atrapamiento de 105 émbolos. 2) Can- se ha demostrado experimentalmente (3,
tidad, velocidad y características físico- 5, 6)i d) Aparición brusca de zonas cu-
químicas del gas introducido. 3) Coexis- táneas isquémicas y de palidez marmó-
tencia de afecciones previas, en especial rea, habitualmente localizadas en las ex-
enfermedad coronaria importante 0 car- tremidades y que significan EG en arte-
diopatías con shunts, alteraciones vascu- rias pequeñas de la piel (3, 8, 9). La
lares cerebrales, bronconeumopatías cró- posibilidad de que otros territorios isqué-
nicas y anemia. 4) Decúbito mantenido micos se hallen también comprometidos

324
!t ~.
es evidente, pero por 10 común no se terior (5, 10). EI electrocardiograma, con
dectetan manifestaciones semiológicas, ya derivación unipolar y electrodo explora-
sea por su difícil exteriorización, 0 por dor en la zona afectada, permite obser-
la mayor re:sistencia de otros tejidos a la var una secuencia invariable: patente de
isquemia transitoria, 0 por su imposible isquemia casi inmediata a la introducción
constatación ante un cuadro de tanta se- del gas en las venas periféricas; progre-
veridad. siva patente de lesión pocos segundos
B)Aun cuando el gas penetra directa. después, lIegando el segmento ST a so-
mente en el circuito venoso 0 pulmonar brepasar la altura de la onda R; Y final-
mente cambios del QRS con trastornos
puede ocurrir una sintomatología pare-
c;da. En primer lugar, porque la masiva de conducción intraventricular (5). En au-
sencia del embolismo paradojal, estos he-
y sobreaguda obstruceión del árbol arte-
chos se explican por la disminución del
rial pulmonar 0 de las cavidades dere-
chas determina una extrema reducción
gradiente de presión en el árbol corona-
del fl ujo que va hacia el circuito sisté- rio, con hipotensión sistémica e hiper-
tensión auricular y ventricular derechas
mico; y en segundo término, porque es
posible la aparición, en ciertos pacien- (5, 10). La localización electiva de la le-
sÎón en ef ventrículo derecho quizá pue-
tes con h ipertensión auricular derecha 0
da explicarse admitiendo que la irriga-
shunts centrales, del EG paradojal (34,
ción del mismo se debe en gran parte al
35). En general, el cuadro es atribuible
al corazón pulmonar agudo, con intensa sistema arterias coronarias-venas de The-
besio, cuyo drenaje en la cavidad ven-
taquipnea, cianosis precoz, marcada hi-
tricular derecho 10 haría particularmente
pertensión venosa 0 h'potensión sistémi-
sensible a los cambios del gradiente aor-
mica, importante taquicardia 0 bradicar- .

dia refleja, cambios electrocardiográficos topulmonar (5). En el hombre las carac-


terísticas anatómicas y la coexistencia de
típicos y muerte repentina 0 a breve pla-
afecciones coronarias pueden determinar
zoo Si la sobrevida 10 permite pueden
localizaciones muy diversas del daño miQ-
aparecen otras complicaciones neurológi-
cárdico, dependiendo en gran parte de
cas 0 coronarias similares alas relatadas
los vasos afectados. Tanto en forma clí-
al hablar del EG sistémico, pero que son
nica como experimental se han observa-
aquí más tardías y debidas a la caída del
gasto sistólico. do, en el EG venoso, la aparición fre-
cuente de distintos grados de bloqueo
que enel EG
Es interesante destacar
auriculoventricular y de ritmo nodal (5).
venoso el gas puede, total 0 parcialmen-
.

La penetración del gas en el circuito


te, no sobrepasar las sigmoideas pulmo-
arterial 0 sistémico puede ocurrir luego
nares, puedando atrapado en el ventrícu-
10 d:!recho. Y esto es capaz de dar lugar de traumatismos torácicos 0 intervencio-
a la auscultación casi inmediata de un nes pleuropulmonares que permitan la
típ:co ruido de "batido" 0 de "molino de apertura de vasos tributarios del sistema
venoso pulmonar (1, 5, 8-10, 14, 17, 19-
agua", que puede detectarse a distancia
y que se considera de valor diagnóstico 21, 36). Incluso se ha descripto como
(5, 12, 15. 28, 37). Se interpreta como consecuenciha de lavados pleurales, en
debido a la mezcla de sangre con aire casos de empiema crónico (9).
v formación de grandes burbujas que di- EI EG arterial sistémico sucede con
0

ficultan la contracción ventricular e im- más facilidad si hay alteraciones pleura-


piden la eyección hacia la pulmonar. En les importantes, con fibrosis y adheren-
estos casos pueden faltar el reforzamien- cias que favorecen el desarrollo de co-
to del 29 ruido pulmonar V la ausculta- municaciones venosas y dificultan el co-
ción del ritmo de galope derecho. lapso de los vasos (2, 9).
En los trabajos experimentales que Años atrás, el neumotórax terapéutico
provocan EG venoso 0 pulmonar, efec- era la causa más común de EG sistémi-
tuados en perros con tórax abierto, se ha co, ocurriendo una vez cada 500 a 1.000
demostrado la grosera dilatación auricu- aplicaciones, y desarrollándose sobre to-
lar y ventricular derecha y la rápida apa- do al inic:ar la punción, dada la proximi-
rición de una zona isquémica, claramente dad del pulmón a la jaula torácica, 0 bien
visible, en la región epicárdica del ven- en enfermos con grave compromiso pleu-
trículo derecho próxima alas ramas in- .
ral (1, 2, 4, 9). Han sido referidos casos
feriores de la coronaria descendente an- con sintomatología intermitente, como

329
consecuencia de la entrada también in- ciones vaginales y duchas uterinas. Asi-
termitente del aire, según las variaciones mismo, distintos métodos de diagnóstico
respiratorias de la presión pleural (20). y tratamiento presentan riesgo de EG ha-
Sin duda, la inyección de aire a pre- cia el territorio venoso, y entre ellos se
sión facilita el accidente, pero éste puede destacan el neumoperitoneo y retroneu-
suceder también luego de la simple pun- moperitoneo, la insuflación tubaria, la
ción 0 de la biopsia pleural (9). La ob- histerosalpingografía, la uretroscopia, la
servación de hemoptisis 0 de drenaje de angiocardiografía, el catetrismo cardíaco,
la encefalografía y aún el simple lavado
sangre por la aguja son hechos que de-
ben hacer temer esta severa complica- de los senos paranasales (5, 9, 10, 12-14,
ción. La EG sistémica puede explicar mu- 19, 22, 27).
chos de los cuadros del denominado También se conoce la importancia de
"shock pleural", de presunto origen re- las transfusiones sanguíneas a gran ve-
flejo (1, 2, 9). Los episodios más leves,
locidad y presión, mediante el empleo
a veces atribu:dos a este último meca- de per a de Richardson; y más reciente-
nismo, pueden ser simplemente resultado mente se ha destacado el riesgo de EG
de hipersensibilidad al dolor 0 de la exis-
durante la diálisis con riñón artificial (5,
tencia de una personalidad neuropática. 12, 26, 40).
Es probable que sólo ante la reiteración
de episodios similares, en personas psí- Como en el càso del E.G. arterial 0
quicamente estables, sin groseras altera- sistémico, la inyección del aire a presión
ciones pleurales y sin evidencia de he- es una causa favorecedora pero no im-
moptisis 0 trauma significativo durante prescindible, ya que puede ocurrir el
la punción, pueda sugerirse el diagnó- E.G. pulmonar por la simple presión ne-
tico de "shock pleural" de origen re- gativa intravenosa ante la sección iñcom-
flejo (9). pleta del vaso; y esto puede ponerse de
En el momento actual, una circunstan-
manifiesto por la inmediata percepción
de un fenómeno acústico, con carácter
cia favorecedora esencial de EG, tanto
de silbido, que corersponde a la asp ira-
sistémico como pulmonar, está consti-
ción del gas hacia el torrente circulato-
tuida por la cirugía a cielo abierto y con
rio (5, 9, 10).
circulación extracorpórea. Y son conoci-
das las precauciones que deben extre- 2) Cantidad, velocidad y carácfer del
marse en este tipo de intervenciones gas introducido. De fundamental impor-
para lograr la expulsión completa de todo tancia es la cantidad total del gas y la
residuo de gas antes de suturar las cá- velocidad a la cual se 10 inyecta. La pri-
maras cardíacas 0 desclampear los va" mera conclusión que surge de la litera-
~os (29-32). tura es que el E.G. venoso 0 pulmonar
La entrada directa de aire en la circu- requiere, para dar manifestaciones clí-
lación venosa 0 pulmonar es probable- nicas, que penetre una cantidad conside-
mente más común que en la sistémica. rable de gas en forma más 0 menos sú-
Es frecuente en la cirugía de cabeza y bita (1, 5, 9, 10, 14). Por el contrario, en
el E.G. arterial
cuello, en especial en intervenciones neu- sistémico, son suficien-
0

rológicas con apertura de los senos ve- tes cantidades muy pequeñas para pro-
nosos de la duramadre, y en las que se ducir obstrucción de arterias coronarias 0
efectúan sobre la glándula tiroides (5, 8, cerebrales, con grave déficit funcional 0
9, 12, 14, 17, 19,22, 23, 26, 27, 36). En anatómico y. muerte repentina (2, 6, 9,
estas zonas las venas se colapsan mal, 12).
debido a la resistencia opuesta por las Si bien el volumen letal del gas In-
fascias y tejidos perivenosos; y a ello se
.

yectado varía mucho en los distintos ca-


agrega la ocasional acción de la grave- sos y no puede predecirse con exactitud
dad, como en las operaciones de la fosa (5, 10, 28), se admite que 5 cm3 por kilo
posterior, que se realizan en posición de peso, introducidos en 5 segundos en
sentada. algún sector del territorio venoso perifé-
Otras causas comunes del EG venoso rico son capaces de provocar la muerte
o pulmonar son las intervenciones y ma- por corazón pulmonar agudo; y, por el
niobras ginecológicas, incluyendo el cu- contrario, menos de 0,5 cm3 de aire que
retaje uterino, el parto en presencia de entren directamente en territorio corona-
placenta previa y aún las simples insLlfla- rio pueden determinar la muerte por fi-

330
brilación ventricular 0 la producción de vedad y como medida terapéutica del
infarto agudo de Imiocardio (1, 2, 5, 6, E.G. (5, 6, 10, 12, 13, 16, 18, 19,21).
9, 10, 12). EI decúbito dorsal, el decúbito lateral
Sin embargo, la cantidad de gas re- y la posición sentada permitencon faci-
querida para ocasionar serios trastornos lidad el atrapamierÏto del gas en el co-
hemodinámicos también varía en función razón derecho, impidiendo el fluio de
de 105 otros facto res considerados aquí: sangre hacia la arteria pulmonar. En esas
naturaleza de dicho gas, posición del pa- posiciones el tracto de salida se halla si-
ciente, afecciones previas, y, en parte, de tuado más arriba que el resto de la cá-
las características anatómicas del corazón mara del ventrículo derecho, el aire tien-
y grandes vases (7, 10). de a acumularse alii, y por su compresi-
Si la inyección es lenta, considerable bilidad dificulta la eficacia de la contrac-
c;ón ventricular y el movimiento de la
cantidad de gas puede ser tolerada. Ex-
válvula sigmoidea. Por el contrario, al
perimentalmente, se ha conseguido la
sobrevida en perros que recibieron la adoptarse el decúbito lateral izquierdo,
inyección de 1 litro de aire endovenoso el tracto de salida se hace más inferior y
en dosis divididas de 100 cm3 cada 5 a permite la mezcla gradual del aire con
la; sangre en la cavidad del ventrículo
10 minutos (5).
derecho, restableciéndose la efectividad
EI tipo de gas inyectado, de acuerdo
de la contracción y el fluio de sangre y
a su solubilidad en la
sangre, hace tam- de burbujas de aire de menor diámetro
bién variable la peligrosidad del E.G. En
hacia adelante (5, 9, 10, 12).
este senti do, la menor solubilidad del
En 105 casos de E.G. arterial 0 sisté-
aire con respecto al oxígeno puro 10
hace más peligroso (5, 9, 10). Y se ha mico, el gas tiende a enclavarse en terri-
propuesto el empleo del anhídrido car- torios arteriales ubicados en las regiones
bónico, gas muy soluble, para cualquier más elevadas del cuerpo afectando con
método diagnóstico que implique riesgo frecuencia 105 vases cerebrales ,retinia-
de E.G. (10). nos y coronarios. Ello se ve favorecido
si el enfermo se halla en posición sen-
3) Afecciones previas. La coexistencia
tada, y por ello la maniobra de Trende-
de afecciones previas pulmonares, car-
lenburg tiende a evitar la embolización
díacas 0 cerebrales, 0 la presencia de
en dichas zonas (2, 6, 8, 9).
anemia, empeoran el pronóstico y per-
5) Rapidez del tratamiento. La posibi-
miten la aparición de síntomas con vo-
lúmenes menDs importantes (10). Ello se lidad de sobrevivir a un episodio de E.G.
debe, en parte, a la reducción del lecho se debe, en gran parte, a la rapidez con
arterial pulmonar 0 sistémico que reci- que se tomen las medidas adecuadas de
birá 105 émbolos; y también a la dismi- recuperación. Y ello, a su vez, está rela-
nución de la capacidad funcional de 105 cionado con el diagnóstico inmediato. Es-
mecanismos compensadores, sobre todo te último se simplifica ante la evidencia
circulatorios y respiratorios, que deben de una causa predisponente: y como tal
adaptarse en forma brusca a la nueva si- causa casi siempre es obvia, 10 funda-
tuación fisiopatológica creada. mental es conocer la existencia del E.G.
Es
como entidad nosológica y sus manifes-
probable que pequeñas cantidades taciones clínicas. De 10 contrario muchas
de aire, alrededor de 40 cm3, inyectadas
son las probabilidades de confusión con
en forma súbita, puedan ser fatales en 105 distintos cuadros del infarto de mio-
personas con severa restricción de su ca-
cardio, embolismo pulmonar, accidente
pacidad funcional cardio-pulmonar (10).
cerebro-vascular 0 shock de diversas etio-
Por ello, no debe sentirse una falsa se-
logías. Entre las medidas terapéuticas in-
guridad ante algunos resultados experi-
dicadas (5, 9, 10, 12, 14, 18, 13,99) se,
mentales que señalan la dificultad exis-
destacan: la inmediata adopción del de-
tente para matar a 105 animales de labo- cúbito lateral izquierdo para el E.G. ve-
ratorio co~ inyecciones de aire (10).
noso 0 pulmonar y de laposición de
4) Posición del paciente. La experimen- Trendelenburg para el E.G. arterial 0 sis-
tación animal y la casuística publicada témico; el masaje cardíaco externo, apli-
demuestran que la posición adoptada por cable aún en situaciones que dificultan
el paciente es de importancia fundamen- el cambio de posición del enfermo; la
tal, como causa determinante de la gra- respiración artificial y la inhalación de

332
oxígeno al 100 %; el tratamiento eléc- 17. Martland, H.: Air embolism: with special re+e-
rence to its surgical importance. Am. J. Surg.,
trico de la fibrilación ventricular y otras 68: 281, 1945.
arritmias; la infusión de aminas preso- 18. Musgrave, J.; Mac Quigg, R.: Succesful treat-
ras; y, cuando se sospeche el atrapamien- ment of air embo:ism. JAMA, 150: 28, 1952.
to del gas en el ventrículo derecho, la 19. Hamby, W.; Terry, R.: Air embolism in opera-
tions done in the sitting position: a report of
punción co naguja del mismo, puesto que 5 fatal cases and 1 of rescue by a simple
la eliminación directa del contenido ga- maneuvre. Surgery, 31: 212, 1952.
seoso puede resultar salvadora de la 20. Maeud, H.: Die Kallapstherapie der lungentu-
vida (9, 13, 39). Ha sido también pro- berkulose. Julius Springer. Viena, 1927 (cit.
por 4).
pues (26) el tratamiento de estos enfer- 21. Chiu, C.; Golding, M.; linde, J.: Pulmonary
mos con cámara hiperbárica a una 0 dos venous air embolism: a hemodynamic reappraisal.
atmósferas, 10 que, .dadas las condicio- Surgery, 61: 816, 1967.
22. Allen, J.; Carrera, G.; Weed, 0.: Neonatal death
nes en que habitual mente ocurre el E.G., . due to embolism. JAM A, 207: 756, 1959.
rara vez es aplicable. 23. Gotlieb, J.; Ericsson, J.; Sweet, R.: Venous air
embolism: a review. Anesth. and Analg., 44: 778,
1965.
24. 'Fries, C.; levowitz, B.; Adler, S.; Cook, A.;
BIBLIOGRAFIA Karlson, K.; Dennis, C.: Experimental cerebral
gas embolism. Ann. Surg., 145: 461, 1957.
1. Graham, E.; Singer, J.; Bailon, H.: Surgical di. 25. Goldfarb, D.; Bahnson, H.: Early and late ef.
seases of the chest. lea and febiger. Philadel, fects on the heart of small amounts of air
phia, 1935. in the coronary circulation. J. Thoracic and

2. Schaepfer, K.: Co:lateral circulation in chronic Cardiovasc. Surg., 46: 368, 1963.
obstruction of the pulmonary veins and its 26. Ward, M.; Shadforth, M.; Hill, A.; Kerr, D.:
relation to air embolism fol!owing various Air embolism during haemodialysis. Brit. Med.
diagnostic and therapeutic procedures. Surg. J., 3: 74, 1971.
Gynec. Obst., 37: 510, 1923. 27. Corrigan, G.: Fatal air embolism after yoga.
breathing excercises. JAMA, 210: 1923, 1969.
3. Durant, T.: The recurrence of coronary air
embolism in artificial pneumothorax. Ann. Int. 28. Maroon, J.; Goodman, J.; Horner, T.: Detection
Med., 8: 1625, 1935. of min.ute air embolism with ultrasound. Surg.
4. Alexandre, J.: The Col:apse Therapy of Pul- Gynec. and Obst., 127: 1236, 1968.
monary Tuberculosis. Charles P. Thomas. Spring- 29. Fishman, N.; Carlsson, E:; Roe, B.: The impor-
field, 1937. tance of the pulmonary in systemic air embo-
5. Durat}t, T.; long, J.; Oppenheimer, M.: Pulmo. lism following open htart surgery. Surgery,
nary (venous) air embolism. Am. Heart J., 33: 66: 655, 1969.
269, 1947. 30. Starr, A.: The mechanism and prevention of
6. Durant, T.; Oppenheimer, M.; Welster, M.; air embolism during correction on congenital
long, J.: Arterial air embolism. Am. Heart J., cleft mitral valve. J. Thoracic and ardiovasc.
38: 481, 1949. Surg., 39: 808, 1960.
7. Rustinak, G.: Experimental air embolism of 31. Groves, l.; Effer, D.: A neddlevent safeguard
the coronary arteries. JAMA, 96: 26, 1931. against air embolism in open heart surgery.
8. Van Allen, c.; Clark, H.: Air embolism from J. Thorac.ic and Cardiovasc. Surg., 47: 349,
the pulmonary veins: a clinical and experimen- 1964.
tal study. Arch. Surg., 19: 567, 1949. 32. Merendino, K.; Thomas, G.; Jesseph, J.; Herron,
9. Hamilton, C.; Rothstein, E.: A-!r embolism. P.; Winterscheid, l.; Velto, R.: The open correc-
JAMA, 109: 2226, 1935. tion of reumatic regurgitation and/or stenosis..
10. Durant, T.; Oppenheimer, M.; lynch, P.; Asca- Ann. Sur g., 150: 5, 1959.
nio, G.; Weber, D.: Body position in relation 33. Michenfelder, J.; Martin, J.; Altensul, B.; Rehder,
to. venous air embolism: a roentgeno:ogic stu. K.: Air embolism during neurosurgery. JAMA,
dy. Am. J. Med. Sc., 227: 509, 1954. 208: 1353, 1969.
11. Hurst, J.; logue, 'R.: The Heart. McGraw-Hili 34. Corrin, B.: Paradoxical embolism. Brit. Heart. J.,
Company. New York, Toronto, Sydney, lon- 26: 549, 1964.
don, 39 ed., 1966. 35. Bigelow, N.: Paradoxical embolism. Am. J.
12. Friedberg, C.: Diseases of the Hart. W. B. Med., 14: 648, 1953.
Saunders Company. Philadelphia and london, 36. Reyer, G.; Kohl, H.: Air embolism complicating
3a ed., 1966. thoracic surgery. JAMA, 87: 1626, 1926.
13. Ericsson, J.; Gottlieb, J.; Sweet, R.: Cloud-chest 37. Hirsh, E.; Saucer, G.: Water-wheel murmur as
cardiac massage in the treatment of venous symptom' of air embolism of right heart in ar-
air embolism. New Eng. J. Med., 270: 1353, tificial pneumothorax. Wiener Klinisq,e Wo-
1964. chenschrift, 48: 229, 1935. (Abst. JAMA. 104:
14. Domette, W.; Orth, 0.: Death in operating 1567, 1935.)
room. Anesth. and Analg., 35: 545, 1956 (cit. 38. Wever, E.: Cerebral air embolism. Beitr. Klin. d.
por 13). Tuberk., 31: 159, 1914 (cit. por 5).
15. Shivpuri, D.; Viswanathan, R.; Sharma, M.; 39. Taber, R.: Intracardiac air aspiration. Ann. Tho-
Sing, P.: Presyntomatic diagnosis of venous rac. Surg., 14: 79, 1972.
air embolism. Indian M.A.J., 33: 545, 1956 40. Baker, .R: Transfusion reaction: a reappraisal of
(cit. por 13). surgical incidence and significance. Ann. Surg.,
16. Stallworth, J.; Martin, J.; Postlethwait, H.: As- 169: 684, 1969.
piration of heart in air embolism. JAMA, 143: 41. Soulié, P.: les cardiopathies congenitales. l'Ex-
1250, 1950. pansion cSientifique Française. Paris, 1952.

Vous aimerez peut-être aussi