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Dra. Beatriz Dorfman Lerner, Echeverrla 2296, 199 "A" (1428). Buenos Aires, Ar-
gentina.
BEATRIZ DOR.FMAN LERNER
(Bion). Estos rasgos trazan un perfil de contar con alternativas que le permitan
persona con bajo narcisismo patológico y superar situaciones conflictivas y cumphr
alta capacidad de empatía, tacto e intui- adecuadamente con las consignas del tera-
ción. peuta de cabecera.
2Qué instmcción formal previa se re-
quiere para ser A. T.? Hay terapeutas que Rol del A. T. No se precisa ser anti-
opinan que el A. T. debe ser necesaria- psiquiatra para admitir que algunos pa-
mente un psicólogo profesional. Conside- cientes se benefician con ciertas resresio-
ran que sólo una amplia y profunda for- nes. las que. sabiamente administradas y
mación en esta materia puede capacitar a hasta alentadas, pueden permitir al pacien-
alguien para acompañar a un enfermo te emerger de su crisis más enriquecido.
mentd. Otros terapeutas, en cambio, re- Pero los estados regresivos se acompañan
chazan a quienes hayan tenido formación a veces de estallidos de ansiedad y el A. T.
sistemática alguna, por conside~ar'que sólo debe estar en condiciones de contenerlos,
el sentido común debe privar en el desem- encauzar las apresiones sin reciprocarlas y,
peño de este rol: es él, dicen, quien orien- más allá, covivenciar situaciones desde
tará mejor que cualquier texto aprendido una posición de "inmersión completa" en
hacia la solución de los problemas con- la cotidianeida,d del pacient,e durante el
ductuales de los enfermos. Por mi parte, tiempo comprendido entre las sesiones
opino como B. Shaw, que el sentido co- psicoterapéuticas. Es desde la coparticipa-
' h ú n es el menos común de los senti- cibn observadora como se logrará del pa-
dos, ya que resulta de una síntesis de ciente una más inmediata y fluida comu-
múltinles impresiones y aquélla no es nicacibn: los datos recogidos por el A. T.
sencilla de lograr. Si bien la instrucción en el campo revertirán sobre el paciente
formal no la genera, la ignorancia tam- en la medida en que. oportunamente tras-
poco la alienta. Es cierto que el corsé mitidos al teraneuta, vuelvan a aqukl en
aue significan las teorías científicas ( espe- forma .d'e consignas tendientes a superar
cialmente cuando están mal aprendidas o 11 crisis. Al resnecto. dice Arietil: "El tera-
peor aplicadas) limita las posibilidades neuta puede no darse cuenta de (ciertos)
tkcnicas operativas de quien se en-castilla rasgos dismntivos (del paciente). va sea
en ellas. pero si ése fuera el caso. seríamos poraue no ocurren durante las sesiones o
los terapeutas los primeros perjudicados. norciiie Dasan dessn~rcihidos. I,os fami-
Por otro lado, ,las mejores disposiciones y 1;-res. Dor otra parte. están tan acostum-
aptitudes naturales pueden inactivarse h.nrlns a ellos y han aprendido de tal
m t e la inundación provocada Dor sitiia- modo a nasarlos por alto. que ni siauiera
ciones incomprensibles. inesperadas o difí- s l molestan en mencionarlos al terapeuta.
cilmente manejables si no se cuenta con E1 A. T. 109 observarh. los re~ortaráal
iin mínimo de conocimientos teórico-téc- ter.raiita. v los correqirá en foma ama-
nicos. Es por esta razón que creo que el .
'
a
y
.
' Y mA9 delante: "Muchos ternneutas
A. T. debe estar formado especialmente Fn s ~ h e ncuándo iin naciente esth por
n9.ra esta tarea, pues aún el psicólogo pro- n h c i n ~ ro nnr sctuar el contenido de sus
fesional no recibe una educación oficial alucinaciones. Pero el A. T. sabe, a veces
esnrcífica que lo capacite nara ello. En nor su familiaridad con las expresiones
~ s t esentido, por supuesto. el ser psic61oeo faciales o con la postura corporal del
no molesta más tampoco basta. Dentro de naciente. que en pocos minutos lo- hará en
la t a ~ e a formativa de un A. T. es su forma máq o menos impulsiva. El A. T.
sa!lid mental la que h a b ~ áde ser nreser- se acercará entonces suavemente al pacien-
vada por sobre todo. v no existirá peor te. lo distraerá y lo inducirá a otras activi-
política aue dejar librada al azar su inter- rlrdes. d e modo que la posibilidad de alu-
vpncióri iunto al enfermo. El A. T. dehe cinar disminuirá. Mientras el terapeuta
estar informado sobre las conductas espe- trata de interpretar los síntomas y hacer-
ra.bles. sobre el valor y significado cine los innecesarios, el A. T. ofrece al paciente
puedan tener para el paciente v su medio maneras de desviarlos. Esta terapia de des-
familiar, así como también debe poder vío no tiene nada que ver con el condicio-
BEATRIZ DOR.FMAN LERNER
tematización aceptable, sabemos algunas con otros individuos si los padres, por
cosas: el A. T. puede suministrar, en com- cualquier razón, no pueden ofrecer una
plementación con la provista por el tera- paternidad adecuada" (p. 204). No obs-
peuta, una experiencia correctora (French tante, aun en los casos ei que fuera acon-
'
y Alexander ) , experiencia que transita sejable un solo A. T. puede ocurrir que
por múltiples canales. entre los que ad- el tipo de patología haga imposible este
quieren privilegio los no verbales y pa- ideal, tanto por razones del paciente cuan-
raverbales, en contraposición a la labor to por protección del A. T.: la tarea puede
del terapeuta que es eminentemente ver- resultar extremadamente agotadora, sobre
bal. El prestar al paciente una atención todo en los casos en que el paciente pre-
sostenida y hacer de él e1 centro de in- sente gran ansiedad o en los que el des-
terés del A. T. provee una base firme para control de sus impulsos exija una ateilción
la apertura del ccln~ldesde el que e1 .4. T. absorbente o una permanente puesta de
podrá intervenir. La relación humana a límites.
nivel cuasi-simétrico forma parte de una Al cierre de este trabajo.
. creo innece-
,
m-fndología de trabajo diferente a la de1 sario aclarar que lo dicho es apenas una
terapeuta y apunta, además. a aspectos aproximación somera al teinn del A. T. y
diferentes del paciente y de la transfe- que de ninguna manera he pretendido dar
rencia. Se reproduce así, un vinculo trian- una visión exhaustiva del mismo. no s61o
aular nuevo en que en el "como si" de por razones de complejidad o amplitiid
la terapia el mkdico desempeñar6 el rol- sino también porque el- conocimiento del
furici6n paterna de discriminación y di- que disponemos todavía nos resulta insu-
qolución de la simbiosis materna, mientras ficiente. Es de esperar que
- posteriores
- in-
el A. T. se embarcará en una simbiosis vestigaciones por quienes se interesen en
~ i nriesgo, en su rol-función materna, en- este tipo de estudios. enriquezcan nuestro
tro cuyos cometidos está. en primer lugar. conocimiento y hagan factible una más
la reconstrucción -o construcción- del consciente, más Útil y más gratificante in-
narcisismo sano ("trófico". Rossolato e ) tervención terapéutica. para beneficio de
oue no acaba de conformarse nunca ade- pacientes y terapeutas O.
cuadamente en el paciente psicótico. -
Agradezco a los alumnos de E.D.A.T. (ES-
En cuanto al niímero de A. T. a incluir cuela de acon~pañantesterapéuticos) y a la Lic.
pn cada caso, ello dependerá do algunos Nora Stemberg, docente de la Escuela, miiclios
fnctores como los que siguen. Cuando re- de cuyos aportes inspiraron este trabajo.
siilte necesaria la internalización e jnte- REFERENCIAS BlBLlOGRAFlCAS
grnción de un objeto permanente (cons-
1 . ALEXANDER F. y FRENCH T. Terapcíii-
tancia de objeto, Hartmann), será conve- tica wsicoanalítica. Buenos Aires, Paidós,
niente la presencia del menor número PO- 11950.
sible de A. T. y, de preferencia, uno solo. 2. ARIETI S. Understanding and helping the
Cuando la pobreza del mundo afectivo, schizophrenic. Great Britain, Pelican, 1981.
cognitivo y relaciona] exijan una mayor 3. BAR D E NESIS L. El equipo terapéutico
en el tratamiento de pacientes adolescentes.
estimulación o cuando la c o n t e ~ i ó nsea Rev. Arg, de Psiq. y Psicol. de la Infancia
problemática, podrá convenir la inclusión y la Adolescencia (ASAPPIA) 1973, 4, 111.
d e varios A. T. Para citar otra vez a Arieti: 4 . BION W. R. Aprendiendo de la experiencin.
"En algunos casos es útil ampliar el círcu- Buenos Aires, Paidós, 1966.
5 . DORF,MAN LERNER B. Coterapia como
lo familiar. En la familia tradicional el instrumento docente. Acta psiquicít. psicol.
niño estaba expuesto a muchas influencias: Amdr. lat., 1981, 27, 107.
no sólo los padres y uno o dos hermanos 0 . ERIKSON E. H. Identidad, iuoentud y cri-
sino también varios hermanos y hermanas, sis. Buenos Aires, Paidós, 1971.
7 . HARTMANN H. Essays on Ego Psr~clzolo,s~.
abuelos, tíos, tías, primos y otras diversas London, Hogarth Press, 1964.
personas. Las familias actuales, especial- 8 . KLEIN M. Desarrollos en psicoaruílisis. Bue-
mente e n las grandes ciudades, se com- nos Aires, Hormé, 1962.
ponen d e los padres y uno o dos niños. 9 . ROSSOLATO C . E! narcisismo. Re~istade
psicoanálisis, 1979, XXSVI, 3 (1979).
De este modo no hay posibilidad de com- 10. SECHEHAYE M. A. Realiurcidn simbdlfca.
pensación para éstos o de identificación México, Fondo de Ciiltura, 1979.
Actl psiquidt psicol Amér lat 1984, 30, 29-40
El proceso de alcoholización en
América Latina. Análisis crítico de la
producción biomedica y sociológica,
1970-1988
(SEGUNDA .PARTE)
EDUARmDO L. MENENDEZ '
Palabras clave: Alcohoiismo - Sociologia - Biomedicina - America Latina.