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·1 Fundamentación:
Contenidos:
Objetivos:
Para llevar adelante esta actividad tendremos que trabajar en conjunto con la
docente de Educación Física. Proponemos que los niños y las niñas compartan
experiencias de juego mixto y valoren las posibilidades que este brinda para
conocerse y enriquecer sus universos lúdicos. Para comenzar, determinamos
distintos sectores en el patio. En cada uno, ofrecemos materiales que
tradicionalmente se relacionan con juegos de nenes o de nenas: arco y pelota,
sogas, elásticos, autitos, muñecas. La consigna es que “todos jueguen a todo”,
aunque sea aquello que no acostumbran a jugar. Para organizar la experiencia,
conformamos grupos de seis integrantes (tres niños y tres niñas), que irán
recorriendo y jugando las diferentes propuestas. Cada sector de juegos puede
ser una “estación”, y cuando el o la docente lo pide, los grupos cambian de lugar
para continuar jugando a otra cosa. No es necesario que todos los grupos pasen
por todos los juegos; lo importante es que tanto mujeres como varones tengan la
oportunidad de experimentar actividades que no acostumbran a realizar. Luego
de la experiencia, volvemos al aula y reflexionamos acerca de lo que nos pasó
en ese recreo especial que compartimos:¿Cómo se sintieron jugando juegos que
nunca juegan? ¿Pudieron jugar juntos chicos y chicas? ¿Hubo algún problema
mientras jugaban? ¿Cómo lo solucionaron? De esta experiencia, ¿qué les
gustaría repetir en los recreos de todos los días? ¿Podrían trasladarla al aula,
por ejemplo: sentarse mujeres y varones en las mismas mesas o formar grupos
mixtos de trabajo? Es importante reflexionar sobre cómo nos enriquecemos con
el juego compartido y sobre cómo las etiquetas de “juegos de mujer” y “juegos
de varón”limitan nuestra libertad y nuestro desarrollo integral.
Un grupo de niños y niñas se organiza para hacer la lámina del cuerpo humano.
Las nenas quieren dibujar, escribir, decidir el color de la cartulina… Uno de los
varones, enojado, expresa a su compañero: —Si tienen miedo de que las
láminas salgan desprolijas… ¡que las hagan ellas solas!
A Camila le encanta jugar con Federico… Se conocen desde que jugaban juntos
en el Jardín… Pero ahora, ella decidió que no va a jugar más con él, porque sus
amigas la cargan.
Una nena le cuenta a otra que, cuando sea grande, quiere tener un taller
mecánico y arreglar autos. La amiga le dice: — Julieta, eso es trabajo de
hombres… y te ensuciás toda. ¿No te gustaría ser maestra?
Unos nenes vienen corriendo y tiran al suelo a una compañera que estaba
charlando con otra. Mientras la amiga la ayuda a levantarse, le dice: —Tenían
que ser varones… ¡qué brutos que son!
Invitemos a los chicos y las chicas a reflexionar sobre lo que ocurre en cada
situación:¿Alguna vez pasaron por una situación así? ¿Con cuál de los actores
se identifican más? ¿Por qué? ¿Existen siempre esas características (bruto,
prolija, no llora, no sabe atajar…) en los varones y en las mujeres? ¿O será que
son cosas que alguna vez escuchamos y que, de tanto decirlas, nos
convencemos de que son así? ¿Qué podemos hacer para evitar pensar así?
¿Cómo se podría resolver la situación, si reconocemos estos prejuicios? A través
de cada situación, la idea es poner a prueba los argumentos que sustentan cada
preconcepto, a fin de revisar esas afirmaciones y obtener conclusiones más
críticas y desprejuiciadas. Para cerrar la actividad, podemos pedir que los niños
y las niñas se agrupen en parejas o tríos, y que elijan alguna tarjeta para
representar una situación, incluyendo, esta vez, una nueva resolución.
Proyecto final:
Evaluación:
Bibliografía: