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l trastorno pedófilo se caracteriza por la presencia de fantasías, impulsos o comportamientos

sexualmente excitantes recurrentes e intensos relacionados con los niños (por lo general hasta
los 13 años de edad).

La pedofilia es una forma de parafilia. Como causa daño a terceros se considera un trastorno.

El hecho de que el interés sexual o las relaciones entre dos personas se considere un trastorno
pedófilo depende de la edad de las personas involucradas. En las sociedades occidentales, la
consideración de trastorno pedófilo requiere que la persona que lo padece sea mayor de 16 años y
al menos 5 años mayor que el niño que es objeto de las fantasías o actividades sexuales. Sin
embargo, la implicación sexual entre un adolescente de más edad (17 a 18 años) y un niño de 12 o
13 años no se puede considerar un trastorno. Los criterios de edad que se utilizan para identificar
cuándo tal actividad se considera un delito pueden ser variables.

Aunque las leyes varían de un país a otro, en líneas generales la ley considera que una persona
mayor de 18 años comete estupro cuando mantiene relaciones sexuales con una persona de 16
años de edad o menos. Los casos de estupro a menudo no cumplen los criterios de pedofilia, lo
que hace destacar la naturaleza un tanto arbitraria de establecer un punto límite de edad en una
definición médica o legal. En muchos otros países y culturas, niños incluso de 12 años de edad
pueden casarse legalmente, lo que hace aún más compleja la definición de pedofilia y de estupro.

La pedofilia es mucho más frecuente en varones que en mujeres.

Algunos pedófilos se sienten atraídos solo por niños, a menudo de un grupo de edad o en una
etapa de desarrollo determinado. Algunos se sienten atraídos sólo por niños que pertenecen a su
propia familia (incesto), mientras que otros se sienten atraídos tanto por niños como por adultos.
Los pedófilos pueden sentirse atraídos por niños, niñas o por ambos sexos, aunque la mayoría
prefieren niños del sexo opuesto. Por lo general, el adulto suele ser una persona que el niño
conoce, como un familiar, un padrastro o una persona con autoridad (como un profesor).

Las actividades consistentes en observar o tocar a los niños parecen ser más frecuentes que los
tocamientos genitales o las relaciones sexuales. Los depredadores pedófilos pueden utilizar la
fuerza o la coacción para someter sexualmente a los niños, así como amenazarles con hacerles
daño a ellos o a sus mascotas si se lo cuentan a alguien. Muchos de estos pedófilos
tienen trastorno de personalidad antisocial.

Muchos pedófilos tienen o desarrollan abuso o dependencia de sustancias y depresión. A menudo


proceden de familias disfuncionales, y es muy frecuente que tengan conflictos matrimoniales.
Muchos han sido víctimas de abusos sexuales cuando eran niños.

Tratamiento de la pedofilia

 Psicoterapia

 Fármacos o sustancias

La pedofilia se puede tratar con psicoterapia individual o grupal a largo plazo y con fármacos que
alteran el impulso sexual y reducen los niveles de testosterona.
Los resultados del tratamiento son variables. Las posibilidades de éxito son mayores cuando la
participación es voluntaria y la persona recibe entrenamiento en habilidades sociales y
tratamiento de los otros problemas existentes, como la drogadicción o la depresión. El
tratamiento que se solicita solo después de la detención y de la acción legal es por lo general
menos efectivo. La simple encarcelación, incluso durante un largo tiempo, no produce cambios en
las fantasías o en los deseos del pedófilo. Sin embargo, algunos pedófilos encarcelados que se
comprometen a seguir un tratamiento supervisado y de larga duración (por lo general incluyendo
el empleo de fármacos), pueden abstenerse de sus actividades pedófilas y reintegrarse en la
sociedad.

Fármacos o sustancias

En Estados Unidos los médicos por lo general utilizan los medicamentos siguientes:

 Acetato de medroxiprogesterona, mediante inyección intramuscular

Este fármaco (una progestina) es similar a la hormona femenina progesterona.

Las alternativas son fármacos como la leuprorelina y la goserelina, que inhiben la secreción
testicular de testosterona actuando sobre la hipófisis (glándula pituitaria). Los médicos hacen
periódicamente análisis de sangre para controlar los efectos del fármaco sobre la función
hepática, así como otras pruebas (incluyendo pruebas de densidad ósea y análisis de sangre para
medir los niveles de testosterona). No está clara la utilidad de estos fármacos en mujeres
pedófilas.

Los antidepresivos conocidos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina


(ISRS) también pueden ser de ayuda. Pueden contribuir a controlar los impulsos y las fantasías
sexuales. También disminuyen el deseo sexual y pueden causar disfunción eréctil.

El tratamiento con fármacos es más eficaz cuando se combina con psicoterapia y formación en
habilidades sociales.

Última revisión completa octubre 2015 por George R. Brown, MD

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