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Carrera: Derecho
Asignatura: Seminario Mundo Contemporáneo
Profesor: Iván Ferrada Velásquez

DOCUMENTO COMPLEMENTARIO ÉPOCA DEL IMPERIALISMO

Causas de la expansión europea: El desarrollo industrial de Europa se


encuentra en crisis a finales del siglo XIX. Es el periodo conocido como la
«gran depresión», que hará tambalear las economías europeas
industrializadas de finales de siglo. Para tratar de superar esta crisis, los
países industrializados de Europa buscarán en todo el mundo mercados
privilegiados y zonas que les abastezcan de materias primas a precios
baratos. Se crea, así, una tensión entre el liberalismo, que propugna la
libertad de comercio, y el nacionalismo, que pretende proteger los
mercados.

Este es, también, un periodo de crecimiento demográfico, que se


caracteriza por ser el inicio de la transición demográfica o, incluso, su fase
de mayor crecimiento. Uno de los recursos para la superpoblación y el
paro será la emigración a las colonias.

Otra de las características de la época es el desarrollo de los transportes.


Se comienzan a construir trenes, barcos de vapor, etc. La marina recibe un
importante impulso, gracias al desarrollo de la marina de guerra. Otros
progresos técnicos, aportados por la industria, facilitarán, técnicamente,
los viajes y la exploración del mundo, que se convierte, en esta época, en
todo un reto internacional.

Los factores económicos: Las potencias europeas necesitan mercados


nuevos y exclusivos para su desarrollo económico. Estos territorios han de
ser, además, ricos en materias primas, que se puedan utilizar en la
industria del país. Es la teoría de los grandes mercados y el
autoabastecimiento de la economía. Nadie quiere depender de los
productos de la industria de otra nación europea.

La «gran depresión» provoca una ola de proteccionismo económico que


hace muy caro el comercio internacional. Estos nuevos mercados se
consiguen por medio de la guerra y la conquista. En el nuevo territorio se
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comprará la materia prima y se venderá el producto elaborado, en


contradicción con el pensamiento político y la teoría económica liberal.

Los factores políticos: A finales del siglo XIX, Europa se encuentra metida
en una carrera por el dominio del mundo, y por el predominio en el
continente. Surgen, en esta época, los pannacionalismos, en los que las
naciones se definen por la creación de un Estado y el dominio de un
territorio. Este tipo de nacionalismos pretenden conquistar una amplia
zona de territorio donde, se supone, que hay población asimilable a su
nación. Aunque en última instancia las naciones no se crearán con estos
criterios. Las naciones europeas, de la época, afirmarán el poder del
Estado conquistando territorios. Cuanto más grande es el territorio
conquistado mayor es el prestigio de la nación. Un gran Estado debe estar
presente en todo el mundo.

La colonización se iniciará por la conquista militar del traspaís de los


enclaves que cada metrópoli tiene en la costa. Las expediciones científicas
y las sociedades geográficas también ayudarán al progreso de la
colonización, incorporando al imperio los territorios explorados. Además,
son de gran importancia ideológica, ya que justifican ante la sociedad la
conquista de nuevos territorios. Sin embargo, no toda la opinión pública
de los países metropolitanos estará de acuerdo con la colonización de otros
territorios, los grupos de izquierda serán los que se muestren más
abiertamente combativos contra esta política.

El reparto del mundo: En 1873 hay formados dos grandes conjuntos


territoriales de carácter colonial: los de primera colonización, que surgen
en la época moderna, y los de colonización reciente, que surgen con la
revolución industrial. España, Francia y Portugal tienen grandes imperios
coloniales de la Edad Moderna que son muy difíciles de conservar, por ser
países poco industrializados. Esta es la época de la independencia de los
países americanos. Los imperios de la Edad Moderna están en decadencia,
y las sociedades creadas desean gobernarse así mismas.

El Mediterráneo: El mar Mediterráneo es un mar que perdió protagonismo


durante la Edad Moderna, pero con la apertura del canal de Suez se vuelve
a convertir en uno de los mares importantes del mundo, ya que pone en
contacto Asia y el África negra con Europa. Gran Bretaña es la gran
dominadora de la zona, y la dueña del canal, por lo que choca con los
franceses por el dominio de Argelia.
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El Imperio otomano está en crisis, pero continúa luchando por la


supremacía del Mediterráneo y del mar Rojo, en el que se enfrenta con
Gran Bretaña. Francia intentará dominar el Magreb. Estos
enfrentamientos llevan a continuas luchas coloniales por el asentamiento
en la zona. Inglaterra se hizo con el dominio de Egipto, y promovió la
instalación de Italia, Portugal y España en el Magreb, contra los intereses
de Francia.

El África negra: El África negra es un territorio prácticamente desconocido.


Su exploración será toda una aventura geográfica de descubrimiento. El
río, por excelencia, que comunicará a Europa con el interior del continente
será el río Congo. Aquí tratarán de imponer un imperio todos los grandes
países de Europa, para la colonización de África.

Extremo Oriente: Paralela a la expansión africana se realiza la conquista


del Extremo Oriente, que tomará fuerza desde 1850, y sobre todo tras la
apertura en 1869 del canal de Suez. Aquí tratarán de imponer un imperio
todos los grandes países de Europa, para la colonización de Asia.

América: América está en pleno proceso de reconocimiento de su


independencia, pero serán los EE UU los que lleven a cabo su proceso de
colonización comercial de los países americanos. No obstante, no faltan los
intentos de expansión a través de los territorios del oeste, Florida, Puerto
Rico y Cuba, causa por la que entrará en guerra con España.

Estados Unidos apoyará la independencia de los estados americanos, en


contra de los intereses de las potencias europeas, lanzando la doctrina
Monroe, América para los americanos, con la que se rechaza toda
intervención europea en América.

La Administración imperial y las transformaciones locales: La


Administración de los territorios coloniales no es uniforme en todos los
imperios. Las modalidades de Administración van desde el centralismo,
que controla un ministerio en el país metropolitano, hasta la autonomía
política y económica, más o menos amplias. No obstante, se exportarán las
instituciones de los países metropolitanos a las colonias en todos los
casos. En ocasiones, la integración de las colonias es tal que se les
permitía elegir representantes en el gobierno de la metrópoli, siempre que
los elegidos fueran europeos.

La colonización de un territorio supone la construcción de una importante


red de infraestructuras que permitiese la explotación económica del país.
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Se construyen, sobre todo, ferrocarriles y puertos, que permiten el


comercio con la metrópoli y el intercambio internacional. Muchas de estas
infraestructuras son de capital privado, como los grandes bancos o las
compañías monopolistas de plantación o comercio.

El comercio de las colonias está intervenido, ya que es libre con la


metrópoli y está prohibido con otros países. En ocasiones está prohibido el
comercio con las otras colonias del mismo imperio.

También se crean ciudades y asentamientos dignos para los europeos, a


los que se atraerá a los indígenas que trabajen para ellos. Esto supone, en
muchos casos, la sedentarización de los pueblos indígenas, la introducción
del trabajo asalariado y el comienzo de grandes migraciones, ajenas a los
pueblos autóctonos.

El impacto de la civilización occidental en las culturas y los territorios no


desarrollados fue enorme. Cambian, radicalmente y para siempre, la
sociedad y la geografía de estos territorios. Las transformaciones más
espectaculares, en un principio, se dan en las comunicaciones, ya que la
colonia es un territorio que se ha de explotar económicamente y ha de
estar bien comunicado con la metrópoli. El impacto es mayor, y más
inmediato, en la costa, desde donde parte la colonización, hacia el interior.

Pero no solo en el paisaje es donde se notan pronto las transformaciones.


La población autóctona comienza el proceso de transición demográfica
gracias a la tecnología sanitaria occidental. Esto tendrá como
consecuencia, en el siglo XX, grandes desequilibrios sociales y económicos,
para una población que no crece económicamente y que no tiene la
posibilidad de emigrar, como hará la población europea de la época.

Aparecen, también, nuevas formas de trabajo que nada tienen que ver con
la estructura económica tradicional, como el trabajo asalariado, la
propiedad privada, para la mayoría de los medios de producción, y la
economía especulativa de plantación.

También aparecen fenómenos migratorios hacia los nuevos centros de


trabajo, las ciudades, comenzando así la concentración y el gigantismo de
las urbes del Tercer Mundo; y el desequilibrio de la red urbana que se
mantiene hasta la actualidad. Estos desequilibrios marcan el comienzo del
subdesarrollo dentro del sistema capitalista.
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Estas transformaciones, para la explotación del territorio, no suponen la


industrialización del país, ya que dominan las industrias extractivas y las
empresas mercantiles, todas ellas con dinero extranjero, que detraen
capitales de la zona.

Se crea una nueva sociedad en la que la burguesía europea está en


cúspide (una burguesía capitalista), luego llega el proletariado europeo,
bastante cualificado, y compuesto, sobre todo, de funcionarios y
emigrantes que trabajarán en los puestos de mayor responsabilidad y más
cualificados. En lo más bajo de la escala social está el subproletariado
nativo, sin dedicación exclusiva, en principio, y con unas condiciones de
venta de su fuerza de trabajo muy precarias. Trabajan en las plantaciones
y en los puestos de menor responsabilidad y peor pagados. Contra la
población nativa es frecuente que aparezcan fenómenos racistas y de
segregación social, por parte de la población blanca, debido a su concepto
de civilización superior.

Todo esto lleva a la aculturación de las sociedades indígenas tradicionales


que se refuerza con la evangelización y la enseñanza oficial de la metrópoli.
La población indígena abandona los usos ancestrales de su economía
tradicional, y su relación con el medio, para asumir otros, extraños.

Los conflictos internacionales: La colonización generará diversos conflictos,


entre los países europeos, que se traducirán también en guerras en las
colonias. Los límites no están perfectamente definidos y la ocupación
militar es condición indispensable para que se reconozcan los derechos
sobre un territorio, así que serán frecuentes las pequeñas escaramuzas
fronterizas en las colonias.

En las colonias se vive casi en un permanente estado de guerra, tanto


contra los nativos como contra los intereses de otras potencias. Son, sobre
todo, conflictos fronterizos y guerras por dominar determinados territorios
como la guerra ruso-japonesa de 1890, las diversas guerras chino-
japonesas, la guerra de España contra EE UU en 1898 y las de la
independencia americana. Las tensiones europeas llevarán a la primera
guerra mundial, pero los conflictos más graves fueron la cuestión de
Oriente y la paz armada.

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