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La experiencia del Insight, suele ser entendida como un fenómeno cognitivo en el que
se llega a la solución o comprensión de un conflicto en asociación con una vivencia
afectiva de sorpresa y certeza ante el descubrimiento.
En el contexto psicoterapéutico y psicoanalítico, se alude al acto de devenir conscientes
algo que resulta clave para el proceso de transformación, a través de conocer mediante
una mirada hacia dentro, en profundidad. Hacer insight implica que ese conocimiento
nos cala, toca, nos lleva a algún plano de la acción (que no de acting) que resulta así
transformador, al condensar emoción, comprensión y acción. Esa comprensión evitaría
que en el futuro se volviera a actuar de la misma manera en situaciones parecidas. Con
ellos el Psicoanálisis podría ser una experiencia emocional correctora.
El insight y la experiencia emocional son las dos caras de un mismo proceso, en cierto
sentido tan necesarias que el avance del psicoanálisis no sería posible sin el concurso de
ambas.
¿Qué diría Aristóteles de la proliferación de los trastornos psicológicos?
1.- Causa material: ¿De qué están hechos los trastornos psicológicos?
Cada especialista en su perspectiva tendría una respuesta “racional”.
Un psiquiatra de orientación biológica diría que están hechos de desequilibrios
neuroquímicos, defectos en los circuitos neuronales, …
Un clínico cognitivo-conductual respondería que están hechos de ideas irracionales, de
creencias, de maneras de procesar la información, …
Un terapeuta de conducta diría que están hechos de conductas que no responden
adecuadamente a las situaciones en las que se dan, …
Nosotros responderíamos así: probablemente de ninguna de las anteriores formas de
respuesta. Los trastornos psicológicos están hechos de problemas de la vida. Estos
pueden ser pérdidas, frustraciones, conflictos, decepciones, estrés, …
La ACT ofrece un modelo general de cómo el aprendizaje relacional puede dar lugar a
problemas en el funcionamiento humano. Por tanto, el objetivo de ACT no será
necesariamente la regulación emocional y el contenido cognitivo, sino la persistencia o
cambio de la conducta al servicio de los valores elegidos. Los valores son consecuencias
libremente elegidas y verbalmente construidas de patrones de actividad en curso,
intrínsecos a la implicación en el propio patrón conductual valioso.
En general, la ACT propone a los clientes aceptar y experimentar los eventos privados
sin someterlos a un ‘juicio valorativo’, a la vez que les propone perseguir los valores y
objetivos relevantes para su vida. No se centra en el cambio de la experiencia privada ni
de los síntomas presentados, sino en su aceptación y al mismo tiempo en la orientación
de la persona hacia objetivos valiosos a pesar de tal experiencia y demás síntomas.
Esta filosofía terapéutica es relativamente diferente de la filosofía de la terapia de
conducta de la segunda generación, representada por la terapia cognitivo-conductual, en
la medida en que ésta se propone el cambio de la experiencia y de los síntomas
presentados. Si este cambio de la terapia cognitiva o cognitivo-conductual se concibe
como un ‘cambio de primer orden’, el de la ACT sería un ‘cambio de segundo orden’,
centrado en el contexto y en la función de los síntomas y no en los síntomas mismos.
De acuerdo con el primero, los síntomas resultarían del conflicto entre los impulsos que
tienden a su satisfacción, y las defensas que impiden su acceso a la conciencia. Freud
empezó viendo su origen en ciertos acontecimientos traumáticos del niño, terminando
por situarlo en determinadas fantasías universales. El conflicto nuclear sería el complejo
de Edipo. El factor clave es el continuo esfuerzo del yo en tratar de impedir el acceso de
las pulsiones conflictivas.
De acuerdo con la explicación del desarrollo detenido, los síntomas resultarían de fallos
en la crianza, debidos a la ausencia de prestaciones cruciales, como identificaciones
parentales, seguridad básica, proceso de individuación… No se trata necesariamente de
un acontecimiento traumático, sino más bien de un trauma acumulativo. Si bien son
propios de la infancia estos traumas pueden dejar huellas en otras edades del desarrollo.
Si:
La empatía, la mirada positiva y la congruencia nunca faltan entre los elementos de las
relaciones que funcionan.
Entonces:
- Auto-aceptación: reconocimiento de las propias cualidades.
- Auto-cumplimiento: tendencia a estar actualizado con respecto a lo que él es.
Psicoterapia existencial, de Yalom.
Esta terapia tiene influencias muy variadas, entre ellas la fenomenología, aunque no es
la más importante. Toma su nombre del movimiento de la Gestalt o Forma, pero lo
utiliza a su manera. Quiere destacar un carácter holista, de totalidad para referirse al
organismo como un todo, y no entendido por sus partes o mecanismos internos. Así,
esta terapia ha desarrollado técnicas de “teatro” como la silla vacía que ha sido recogida
por los humanistas.