Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
EL TOMISMO
INTRODUCCION A LA FILOSOFIA
DE SANTO TOMAS DE AQUINO
PAGINA
Prólogo.......................................................... 9
PRIMERA PARTE
DIOS
SEGUNDA PARTE
LA NATURALEZA
TERCERA PARTE
LA MORAL
8
PROLOGO
11
INTRODUCCION
NATURALEZA DE LA FILOSOFIA TOMISTA
i
En tres de sus aspectos más importantes, la persona
lidad de Santo Tomás desborda el marco de nuestro es
tudio. Como santo que fue depende propiamente de la
hagiografía; el teólogo exigiría un estudio especial, rea
lizado con método apropiado, y cuyos resultados ocupa
rían, por derecho propio, el primer lugar en un estuciio
de conjunto sobre Santo Tomás; el místico y su vida ín
tima escapan en gran medida a nuestras posibilidades;
únicamente la reflexión filosófica que pone al servicio
de la teología nos concierne directamente. Por fortuna,
acontece también que uno de los aspectos del curso de
su vida interesa casi por igual a todas las facetas de
esta múltiple personalidad y parece corresponder al pun
to de vista más nuclear que pudiéramos adoptar sobre
ella. Lo más aparente y constante que hay en la perso-
nalidad'''^e~SantTr-Tüigas^^imagen. eñlddFi^^
TJTjTT^TmvTriárprQbabih(kdés~'de~que^haya ispresant^
3o~a~sí mIsiSp7~es la d e Poctor^ El santo fue esencial-
méñfF'^IDOCtornteTa'TglesSr^l hombre fue un Doctor
en Teología y en Filosofía; por último, el místico no sepa
ra nunca completamente sus meditaciones de la enseñan
za que se inspira en ellas. Así pues, apenas corremos el
13
IN T R O D U C C IO N
1. El marco doctrinal
14
E L MARGO D OC TRINA L
4. "Sic ergo dicendum est, quod opus vitae activae est dú
plex: unum quidem, quod ex plenitudiné contemplátionis: sicut
doctrina et praedicatio...; et hoc praefertur simplici contempia-
tioni: sicut enim majus est illuminare quam lucere solum, ita
majus est contemplata aliis tradere, quam solum contemplar!",
Sum: Theot, 11% IPe, 188, 6 ad Resp.
5. Sum Theol., 11% IPe, 182, art. I, ad Resp. y ad 3”. Ver es
pecialmente la conclusión del artículo: “Et sic patet quod cum
aliquis a contemplativa vita ad activam vocatur, non hoc fit per
modum substractionis, sed per modum additionis”.
6. Acerca de la diversidad de aptitudes naturales para la
vida activa o contemplativa, ver Sum. Theol., lY, Il^e, qu. 182,
art. 4, ad 3”.
15
IN T R O D U C C IO N
16
EL MARCO D O CTRINAL
17
IN T R O D U C C I O N
18
E L MARCO D OCTRINAL
19
IN T R O D U C C I O N
20
EL MARCO DOCTRINAL
21
INTRODUCCION .
23
IN T R O D U C C IO N
24
EL MARCO D OCTRINAL
25
INTRODUCCION
26
EL MARCO DOCTRINAL
27
IN T R O D U C C I O N
29
IN T R O D U C C IO N
31
IN T R O D U C C I O N
32
E L MARCO D OCTRINAL
33
INTRODUCCION
34
E L MARCO D OCTRINAL
35
INTRODUCCION
36
E L MARCO DOCTRINAL
37
INTRODUCCION
38
EL MARCO D OCTRINAL
41. Mucha más, puesto que toda ciencia humana recibe sus
principios de una ciencia superior, acepta estos principios "por
la fe" en esta ciencia superior. Así el físico, considerado en tan
to que tal, se fía del matemático, o, si se prefiere, el Músico cree
al Aritmético. La misma teología cree a una ciencia superior,
la que Dios y los bienaventurados poseen. Ella es, pues, subal
terna de un saber que trasciende todo saber humano: el saber
de Dios. En el orden del conocimiento natural, cada ciencia está
“subalternada” a aquella de la que recibe sus propios principios,
aunqu estos principios sean racionalmente cognoscibles por tal
ciencia superior. Finalmente, entre individuos, la ciencia de uno
depende a menudo de un acto de confianza en la ciencia de
otro, del cual estimamos que sabe algo que no comprendemos,
pero que creemos verdadero: Sum. TheoL, I, 1, 2, Resp. Cont.
Gent., I, 3, Adhuc ex intellectuum gradihus.
42. Cont. Gent., I, 4, La fuente de Santo Tomás es aquí
Maimónides, según se desprende del De Verit. qu. XIV, art. 10,
ad Resp. Ver acerca de este punto el excelente estudio del P. P.
S y n a v e , La révélation des vérités divines naturelles d’aprés Saint
Thomas d’Aquin, en Mélanges Mandonnet, París, J. Vrin 1930,
t. I, pp. 327-370. Observar particularmente esta conclusión: las
mismas razones conducen, en los dos teólogos, a dos conclusiones
diferentes. Maimónides prueba que no hay que entregar al hom
bre vulgar verdades metafísicas que no puede comprender; San
to Tomás argumenta de otro modo: el hombre vulgar tiene de
recho a las verdades metafísicas necesarias para la salvación; aho
ra bien, él no puede comprenderlas: así pues, deben serle pro
curadas por la revelación: p. 348. Cf. L e o S t r a u s s , Philosophie
und Gesetz. Beitrdge zum Verstdndnis Mdimunis und seiner Vor~
Idufer, Berlin Schocken, 1935, pp. 87-122.
39
IN T R O D U C C I O N
40
EL MARCO D OCTRINAL
41
INTRODUCCION
42
EL MARCO DOCTRINAL
43
IN T R O D U C C I O N
44
EL MARCO D OCTRINAL
45
IN T R O D U C C I O N
46
E L MARCO DOCTRINAL
47
IN T R O D U C C IO N
48
E L MARCO D OCTRINAL
49
INTRODUCCION
50
EL MARCO DOCTRINAL
52
E L FIL OSO F O Y E L C R E Y E N T E
2. El filósofo y el creyente
Una filosofía es, en primer lugar, un filósofo, y esta
evidencia no cambia cuando el filósofo es, ante todo,
un teólogo. No se comprende verdaderamente el tomis
mo hasta tanto no se siente en él la presencia del mis
mo Santo Tomás, o más bien, del hermano Tomás antes
de ser un santo festejado en el calendario, en una pala
bra, del hombre con su temperamento, su carácter, sus
sentimientos, sus gustos y hasta sus pasiones. Pues en
él hubo al menos una. A nivel de la naturaleza humana
pura y simple, Tomás tuvo la pasión de la inteligencia.
Sabemos todos que el hombre es un animal dotado de
razón, pero dicho esto, no pensamos más en ello. Esto
es evidente, no hace falta hablar más de ello.
Si el asombro es el comienzo de la filosofía, puede
decirse que este fue, por el contrario, para Santo Tomás el
primer y fundamental asombro, origen de todos los de
más, aquel del que es literalmente verdad decir que nun
ca salió. Que haya seres inteligentes y, como él dice, in
telectos, esto fue siempre, para él, un motivo de admi
ración. No se puede avanzar un paso en su doctrina si
se pierde de vista que su autor vive en una perpetua ad
miración por estar dotado de inteligencia y razón. Sabe
también que los filósofos se asombraban de ello, y en
esto, por lo menos, no experimenta ninguna admiración.
Por el contrario, considera natural que Aristóteles haya
concebido el intelecto agente como quasi-divino por na
turaleza, y que Alejandro de Afrodisia, Avicena y Ave-
rroes hayan hecho de él, cada uno a su modo, una Sus
tancia Separada de la que el hombre puede participar,
pero no poseer. Se asombra menos todavía de que San
Agustín haya hecho de Dios el Sol de los espíritus, ni
incluso de que, por un artificio más ingenioso que sóli
do, discípulos cristianos de Aristóteles, como el obispo
Guillaume de París, hayan enseñado que es Dios mismo
53
IN T R O D U C C I O N
56
E L FIL OSO F O Y E L C R E Y E N T E
57
INTRODUCCION
69. In Job, cap. 13, lect. 2; ed. Fretté, vol. 18, p. 90; los pasa
jes de la Escritura que especialmente aluden a ello son Job XlII,
3 y 13-22.
58
E L FIL OSO F O Y E L C R E Y E N T E
70, Contra gentiles, III, 40: "Quod felicitas humana non con-
sistit in cognitione Dei quae liabetur per fidem”.
71. In I Sent., Prolog., q. I. a. 3, quaestiuncula 3, Sol.
59
IN T R O D U C C I O N
72. S u m . t h e o l , II-II, q. 2, a. 4, ad Im .
60
E L FIL OSO F O Y E L C R E Y E N T E
73. S u m a theol., I, 2, 1, ad 2m .
61
IN T R O D U C C I O N
62
E L F IL O SO F O Y E L C R E Y E N T E
63
IN T R O D U C C I O N
64
E L FILOSO F O Y E L C R E Y E N T E
65
IN T R O D U C C IO N
66
PRIMERA PARTE
DIOS
DIOS
70
CAPITULO I
E L P R O B L E M A D E LA E X I S T E N C I A D E D IO S
71
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
72
S U P U E S T A E V I D E N C I A D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
73
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E DTOS
7. Esto resulta tanto más cierto cuanto que Santo Tomás to
ma de su propia doctrina argumentos de los que se podría, aun
que sin razón, inferir que la existencia de Dios no tiene que ser
demostrada; por ejemplo; todos los hombres desean naturalmen
te a Dios (como se probará en Cont. Gent., III, 25), pues saben
por naturaleza que Dios es {Cont. Gent., I, 10, Amplius...); o in
cluso, Dios es su esencia, pues, en la proposición Dios es, el pre
dicado es está incluido en el sujeto (op. cit. I, 10 Adhuc...). To
das estas premisas son verdaderas según Santo Tomás, pero la
conclusión que se obtiene de ellas es falsa.
8. A l e j a n d r o d e H a l e s , Summa Theologica, t. I, Quaracchi,
1924. Argumento sacado de Juan Damasceno, op. cit., n. 26, p, 43,
b; argumento sacado de San Anselmo, n. 26, p. 42, a; argumento
sacado de la verdad, n. 25, p. 41, III.
9. S. B uenaventura, Opera theologica selecta, t. I, Líber I,
Sententiarum, Quaracchi, 1934; dist. 8, p. 1, art. 1, qu. 2, pp.
118-121.
74
L A S T E O L O G IA S D E L A E S E N C I A
manera de ser. Para él no hay ser, sino allí donde hay po
sibilidad de inteligibilidad ¿Cómo podría decirse de
una cosa que es, si no puede decirse qué es? Ahora bien,
para que cualquier cosa sea es preciso que continúe sien
do. Admitir que una cosa cambia es constatar que no es
ya lo que era y que se va a convertir en algo que no es
todavía. ¿Cómo conocer como existente lo que no acaba
nunca de llegar a ser otra cosa? Las nociones de ser, de
inteligibilidad y de inmutabilidad están, pues, íntimamen
te ligadas en la doctrina de Platón. Solamente merece el
nombre de ser lo que, porque permanece simpre idén
tico, es objeto de intelección posible. «¿Cuál es el ser eter
no que no nace jamás y cuál es aquel que nace siempre
y no existe nunca», pregunta Platón en el Timeo (27d)? El
mismo principio permite comprender la respuesta de Pla
tón a la pregunta planteada por el Sofista: ¿qué es ser? “
Lo que permanece constante a través de los meandros
de su dialéctica, es que las expresiones tlvai, ser; slvat, -rt,,
tlvai 'TI, Twv ovTTwv, scr algo, ser uno de los seres, son equiva
lentes en el pensamiento de Platón. Por esta razón el
término oíio-ía es tan difícil de traducir en sus escritos.
Se vacila, con razón, al traducirlo por «esencia» o por
«substancia», pues ninguno de estos dos términos haría
sentir su fuerza y alcance verdadero: la oúcría es lo que
posee verdaderamente el ser, porque permanece siempre
siendo lo que es Aquí, como en otros pasajes, el tó 6v
platónico se define por oposición al 'tó el ser
es lo contrario del devenir
En una doctrina en la que el ser se reduce de este
modo a la estabilidad de la esencia, ¿cómo determinar
lo que es, para distinguirlo de lo que no es? Ahí está, res-
75
E L P R O B L E M A DE. L A E X I S T E N C I A D E D IOS
76
L A B T E O L O G IA S D E L A E S E N C I A
77
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
78
L A S T E O L O G IA S D E L A E S E N C I A
79
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
80
L A S T E O L O G IA S D E L A E S E N C I A
81
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
82
L A S T E O L O G IA S D E L A E S E N C I A
83
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IO S
84
L A E X I S T E N C I A D E D IOS COMO P R O B L E M A
85
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
86
L A E X I S T E N C I A D E D IOS COMO P R O B L E M A
87
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IO S
88
L A E X I S T E N C I A D E D IOS COMO P R O B L E M A
89
E L P B b B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
90
L A E X I S T E N C I A D E D IOS COMO P R O B L E M A
91
E L P R O B L E M A D E L A E X I S T E N C I A D E D IO S
92
CAPITULO II
L A S P R U E B A S D E LA E X I S T E N C I A D E D IO S
93
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
94
P R U E B A P O R E L M O V IM IE N T O
95
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
96
P R U E B A P O R E L M O V IM IE N TO
97
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
98
P R U E B A P O R E L M O V IM IE N T O
99
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
100
P R U E B A P O R E L M O Y IM IE N T O
101
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
102
P R U E B A P O R E L M O V IM IE N TO
103
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
104
P R U E B A P O R E L M O V IM IE N TO
105
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
107
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
108
P R U E B A POR L A CAUSA EFICIENTE
109
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
lio
L A P R U E B A P O R LO N E C E S A R I O
111
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
112
LA\ P R U E B A P O R LO N E C E S A R I O
113
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IO S
114
L A P R U E B A POR LOS GRADOS D E SER
115
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
116
LA P R U E B A PO R LOS ORADOS D E SER
117
L A B P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
118
L A P R U E B A PO R LOS ORADOS D E SER
119
L A B P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
63. De civitate Dei, lib. VIII, c. 6, Pat. lat., t. 41, col. 231-232.
Cf. Platón, Banquet, 210 e- 211 d.
64. Grunwald, op. cit., p. 157.
120
luA P R U E B A P O R L O S G R A D O S D E S E R
121
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
122
LA PRU EBA POR L A CAUSA F IN AL
123
L A B P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
124
LA PRU EBA POR LA CAUSA FINAL
125
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
126
S E N T ID O Y A L C A N C E D E L A S CIN CO V IA S
127
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
128
S E N T ID O Y A L C A N C E D E L A S CINCO V IA S
129
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
130
S E N T ID O Y A L C A N C E D E L A S CINCO V IA S
131
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
132
S E N T ID O Y A L C A N C E D E L A S CINCO V IA S
133
IjA S p r u e b a s d e l a e x i s t e n c i a d e d i o s
135
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E DIOS
136
S E N T ID O Y A L C A N C E D E L A S CINCO V IA S
137
L A S P R U E B A S D E L A E X I S T E N C I A D E D IOS
138
CAPITULO III
EL SER DIVINO
140
H A E G S U B L IM IS V E B I T A S
141
E L S E R D IV IN O
142
E A E O S V B L IM IB Y E R I T A S
143
E L BER D IV IN O
144
H A E C 8 U B L IM IB V E B IT A B
145
E L S E R D IV IN O
146
H A E C 8 U B L I M I 8 Y E M IT A S
147
E L 8 E B D IV IN O
148
H A E C S U B L IM IS V E B I T A 8
149
E L S E R D IV IN O
150
HA E C 8U B L IU I8 V E B ITA 8
151
E L S E R D IV IN O
152
H A E C S U B L IM IS V E B I T A S
24. "Unumquodque est per suum esse. Quod igitur non est
suum esse non est per se necesse esse. Deus autem est per se
necesse esse; ergo Deus est suum esse”, Cont. Gent., I, 22.
153
E L S E R D IV IN O
154
H A E C 8 U B L IM IS V E R I T A 8
155
E L S E R D IV IN O
156
H A E G BÜBLIM ÍE V E B I T A S
31. Cont. Gent., II, 52, fin del capítulo. Esta fórmula no es
absolutamente perfecta, puesto que parece presentar a Dios co
mo compuesto de Qui y est, pero es la menos imperfecta de to
das, siendo la más simple que un entendimiento humano pueda
concebir para designar a Dios. Todas las demás, como El que
es uno, el que es bueno, añaden a la composición de qui con est
su composición con un tercer término. Cf. In I Sent., dist. 8,
q. 1, art. 2, ad 3m y ad 4m. Decir que es la menos imperfecta
no quiere decir por otra parte que no sea propia de Dios. Este
nombre, qui est, le es máxime proprium; en este sentido absolu
to, solamente conviene a Dios {Sum. theol., I, 13, 11, Sed contra)',
pero no es todavía una designación perfectamente simple del
Ipsum esse; más aún,. tomados separadamente, los términos de
los que se compone pueden atribuirse a las criaturas, puesto
que es a partir de ellas como nuestro intelecto las ha formado.
157
E L S E R D IV IN O
2. El conocimiento de Dios
Un estudio completo de los problemas que se refieren
a Dios, una vez demostrada su existencia, debiera pro
ponerse tres objetos principales: en primer lugar, la uni
dad de la esencia divina; a continuación, la trinidad de
las personas divinas; y finalmente, los efectos producidos
por la divinidad De estas tres cuestiones, la segunda
no depende del conocimiento filosófico en ningiiTi sen
tido. Aunque no está vedado al hombre aplicar su pensa
miento a este misterio, no se puede pretender, a menos
precisamente de destruirlo como misterio, demostrarlo
por medio de la razón. Conocemos la Trinidad únicamen
te por la Revelación, pues es un objeto que escapa a las
posibilidades del entendimiento humano Los dos úni
cos objetos que puede examinar la teología natural son,
pues, la esencia de Dios y las relaciones que tienen con
El sus efectos.
159
E L S E R D IV IN O
160
E L C O N O C IM IE N T O D E D IOS
161
E L S E R D IV IN O
163
E L S E R D IV IN O
164
E L C ON OC IM IE NT O D E D IOS
165
E L S E B D IV IN O
166
E L C O N O C IM IE N T O D E D IOS
167
E L S E R D IV IN O
168
E L C O N O C IM IE N T O D E D IOS
169
E L S E R D IV IN O
170
E L C O N O C IM IE N T O D E D IOS
171
E L S E R D IV IN O
172
E L C O N O C IM IE N T O D E D IO S
173
E L 8 E B D IV IN O
174
E L C O N O C IM IE N T O D E D IOS
175
E L 8 E B D IV IN O
176
E L C O N O C IM IE N T O D E D IOS
177
E L BEB D IV IN O
178
E L C O N O C IM IE N T O D E D I O 8
179
E L 8 E B D IV IN O
180
E L CON OC IM IE NTO D E D IOS
181
E L S E R D IV IN O
designaciones nos hagan concebir lo que ella es, puesto que con
cebimos cada una de ellas por un concepto distinto, mientras
que la sustancia divina es la unidad simple de su existir.
80. Sum. theol., I, 13, 2, ad Resp.
81. De potentia, q. VII, a. 2, ad Im.
82. De potentia, loe. cit., ad llm .
83. Sum. theol., I, 13, 2, ad Sed Contra.. Habiendo escrito el
P. SertillangeS que “El que es... no es más que un nombre de
criatura", M. J. Maritain califica esta fórmula de "completamen
te equívoca" {Les degrés du savoir, p. 841). Digamos, a lo sumo,
provocadora, pues no tiene otro error que suponer que se ha
comprendido la doctrina de Santo Tomás. Las tres palabras, "el
que es", están sacadas de la lengua común: han sido hechas para
182
L A S P E R F E C C IO N E S D E D IOS
183
E L S E R D IV IN O
184
L A S P E R F E C C IO N E S D E DIOS
185
E L S E R D IV IN O
88. De Verit., qu. II, art. 2, ad Resp. Cont. Gent., I, 47. Sum.
theol, I, 14, 3 ad Resp.
89. Cont. Gent., I, 48.
186
L A B P E R F E C C IO N E S D E D I 0 8
187
E L 8 E B D IV IN O
188
L A S P E R F E C C I O N E S D E D IOS
189
E L 8 E R D IV IN O
98. Sum. theol., I, 14, 13, ad Resp. Cont. Gent., I, 67. De Ve-
rit., qu. II, art. 12, ad Resp.
99. Sum. theol., I, 14, 13, ad Im.
100. M andonnet, op. cit., t. I, pp. 164-167; t. II, pp. 122-124.
190
L A 8 P E R F E C C IO N E S D E D IOS
191
E L 8 E B D IV IN O
192
LAB PERFECCIONES DE DIOS
193
E L SER DIVINO
194
L A S P E R F E C C I O N E S D E D IOS
195
E L 8 E B D IV IN O
196
L A 8 PERFECCIO NES D E D I 0 8
115. Ibid., 2.
116. Ibid., 3.
117. Ibid., 4.
197
E L S E R D IV IN O
198
L A S P E R F E C C I O N E S D E D IO S
199
E L S E R D IV IN O
4. El Creador
Hemos visto que, según Santo Tomás, el único objeto
de la filosofía como revelable es Dios, cuya naturaleza
200
E L OBEADOR
201
E L S E B D IV IN O
202
EL CREADOR
131. “Creatio non est factio quae sit mutatio proprie loquen-
do, sed est quaedam acceptio esse”. In II Sent., d. 1, q. 1 art 2
ad Resp., y ad 2m. Cf. Cont. Gent., 11, 17. De potentia, ’ q. í l l ’
art. 12, Sum. theol, I, 45, 2, ad 2m y ad 3m.
132. Sum. theol, I, 45, 2 ad Resp. Se trata aquí de la crea
tio como acto divino; pero se puede tomar este término como
203
E L S E R D IV IN O
204
E L OREADOB
205
E L S E R D IV INO
206
E L CREADOR
207
E L S E R D IV IN O
208
ML C R E A D O R
209
E L BEB D IV IN O
145. Sum. theoL, I, 15, 2, ad Resp. Cf. De Verit., qu. III, art. 1,
ad Resp.
146. De Verit., III, 5, ad Sed contra, 2. "Sicut sol radios suos
amittit ad corporum illuminationem, ita divina bonitas radios
210
EL CREADOR
211
E L 8 E B D IV IN O
212
EL CREADOR
213
E L S E R D IV IN O
214
E L OBEADOB
215
CAPITULO IV
LA REFORMA TOMISTA
217
L A R E F O R M A T O M IS T A
219
L A R E F O R M A T O M IST A
220
U N A N U E V A T EO L O G IA
Ir f H
íd e te á s S a ^ es“°de^<5r!“?aS
221
L A R E F O R M A T O M IST A
222
U N A N U E V A T EO L O G IA
223
L A R E F O R M A T O M IS T A
224
U N A N U E V A T EO L O G IA
226
U N A N U E V A T E O L O G IA
Wo°s
Dios aue
(j^ue *,f
la transciende: Tu autem in m
erasi Sinterior
a a? ¿ mintimo
a le i
r ¿ s t t o S a ™ , r h '”° verdad q^e
k ? ra sL n d S c if^ petrechado para determinar
cia Lo S e n rfíl» justificar su inmanen-
npr+^ patético de las Confesiones se debe quizá por una
por ¿ de un alma poseída
de Dios y que no alcanza a concebirla
él añ aS atreve a decir que Dios está en
nh n?^c ^"^^‘^latamente un An potius... «Yo no sería
S, mmasS b?erno°ser""
bien, no sena si•“no estuviera en vos
estuvierais en r.nr
de aiiien mL
quien y en quien todas las cosas son» «. Por esta r¿zón
tanfaVií^ Pruebas de la existencia de Bios, que son otras
tantas búsquedas apasionadas de la divina presencia le
llevan siempre a situar a Dios mucho m e ¿ > re fS a W
misma que fuera «. Cada prueba tiende, p u ^ a c o n lu m r
se en experiencia mística, en la que e alma Lcue”
11 o / r f f ' l ’ III. 6, I I ; e d . L a b r i o U e , t. I , p. 5 4 .
R o m . , X I , ’S6. u lt im a s p a la b r a s r e m ite n a
¿s s S s ° tStá
227
L A R E F O R M A T O M IS T A
228
UNA N UEV A t e o l o g í a
229
L A R E F O R M A T O M IST A
230
U N A N U E V A T EO L O G IA
231
L A R E F O R M A T O M IST A
m
TINA N U E V A T EO L O G IA
30. Op. cú., cap. V; col 1148 D-1149 A. A este texto siguen otros
en lo que Dios esta establecido, con un notable risor^comn nn
m ndum A), el cual, pirque él S o n o ® S S s e ?
de todo lo que existe; en resumen, un Dios que, en tanto oue
principio y causa del ser, lo trasciende (1148B) ^
3 1 . S t o . T o m a s d e A q u i n o , In II Sent., dist. s ’, Divisio nrimae
partís textus; ed. Mandonnet, t. I , p. 88. pnmae
3 2 . J . D u r a n t e l , S . Thomas et le Pseudo-Denis, p. 1 8 8 e n e l
^oetium de frinita-
le, qu. 1, art. 2, ad Resp., esta corregido en el sentido tomista
L A R E F O R M A T O M IST A
236
U N A N U E V A T E O L O G IA
237
L A B E F O B M A T O M IST A
238
U N A N U E V A T EO L O G IA
239
L A R E F O R M A T O M IST A
240
U N A N U E V A O N T O L O G IA
241
L A R E F O R M A T O M IS T A
242
U N A N U E V A O N T O L O G IA
243
L A R E F O R M A T O M IST A
244
U N A N U E V A O N T O L O G IA
246
U N A N U E V A O N T O L O G IA
247
-LA R E F O R M A T O M IST A
248
U N A N U E V A O N T O L O G IA
249
L A R E F O R M A T O M IST A
51. "Omne ens, inquantum est ens, est bonum”. Sum. theoL,
I, 5, 3, Resp. “lísse est actualitas omnis formae, vel naturae;
non enim bonitas, vel humanitas significatur in actu, nisi prout
significamus eam esse; oportet igitur, quod ipsum esse compa-
retur ad essentiam, quae est aliud ab ipso, sicut actus ad poten-
tiam, quae est aliud ab ipso, sicut actus ad potentiam". Sum.
theol, I, 3, 4, ad Resp. "Intantum nest autem perfectum unum-
quodque, inquantum est in actu: unde manifestum est, quod in
tantum est aliquid bonum, inquantum est ens; esse enim est
actualitas omnis rei". Sum. theol., I, 5, 1, ad Resp.
52. “Esse actum quemdam nominat". Cont. Gent., I, 22, ad
Amplius, p, 24.
53. "Nam cum ens dicat proprie esse in actu”. Sum. theol.,
I, 5, 1, ad Im. Unicamente en este sentido es verdad decir, con
los platónicos, que Dios está por encima del ens; pero no lo
está en tanto que bonum, o unum, lo está en tanto que esse:
"Causa autem prima secundum Platónicos quidem est supra ens,
in quantum essentia bonitatis et unitatis, quae est causa prima,
excedit etiam ipsum ens separatum...: sed secundum rei veri-
tatem causa prima est supra ens inquantum est ipsum esse in-
finitum: ens autem dicitur id quod finite participat esse et hoc
est proportionatum intellectui nostro". In lib. de causis, lect. VII;
en Oposcula Omnia, ed. P. Mandonnet, t. I, pp. 230.
250
U N A N U E V A O N T O L O G IA
54. Sum. theol, I, 4, 1, ad 3m. Cf. "Hoc quod dico esse est
Ínter omnia perfectissimum... Unde patet quod hoc quod dico
esse est actualitas omnium actuum, et propter hoc est perfec-
tio omnium perfectionum. Nec intelligendum est quod ei quod
dico esse, aliquid addatiir quod sit eo formalius, ipsum determi
naos sicut actus potentiam; esse enim quod hujusmodi est {sctt.
el acto de existir, el cual es cuestión aquí) est aliud secunduni
essentiam ab eo cui additur determinandum". Qu. disp. de Po-
tentia, qu. VII, art. 2, ad 9m. Se observará aquí la energía de
la expresión: "El existir en cuestión es esencialmente distinto
que aquello a lo que se añade para ser determinado".
55. In II Sent., dist. I, q. 1, art. 4, Solutio; ed. P. Mandonnet,
t, II, p. 25.
251
L A R E F O R M A T O M IS T A
253
L A REFORMA. TOM IBTA
254
U N A N U E V A O N T O L O a iA
255
L A R E F O R M A TOMISTA^
256
UNA. NU EVA ONTOLOGIA
257
L A R E F O R M A T O M IS T A
258
U N A N U E Y A O N T O L O G IA
62. “Esse enim rei quamvis sit aliud ab ejus essentia, non
tamen est intelligendum quod sit aliquod superadditum ad mo-
dum accidentis, sed quasi consituitur per principia essentiae.
Et ideo hoc nomen ens, quod imponitur ab ipso esse, significat
Ídem cum nomine quod imponitur ab ipsa essentia”. In IV. Me-
taph., lect. 2, n. 558, p. 187. La expresión quasi constituitur in
dica que, propiamente hablando, el esse no está constituido por
los principios de la esencia; no lo' es porque el esse es siempre
el de un ens, luego de xma esencia. Es en tanto que acto de
esta esencia por lo que está constituido por sus principios.
259
LA REFORMA TOMIBTA
63. Esse autem est illud quod est magis intimum cuiiibet et
quod profondius ómnibus est, cum sit fórmale respecta omnium
quae in re sunt”. Sum. theol, I, 8 , 1 ad 4m.
64. Die Epitome der Metaphysik des Averroes, trad. alema
na por S. VAN DEN B ergh, E. J., Brill, Leiden, 1924, pp. 8-p. Cf. el
comentario de Maimónides {Cuide des égarés, trad. S. Munk,
L I, p. 231, nota 1) citado por A. F orest, La estructure métaphy-
sique du concret, pp. 142-143. Acerca de la accidentalidad de la
260
U N A N U E V A O N T O L O G IA
261
L A R E F O R M A T O M IS T A
262
U N A N U E V A O N T O L O G IA
263
L A R E F O R M A T O M IS T A
264
U N A N U E V A O N T O L O G IA
71. "Ideo autem dicit {se. Aristóteles) quod hoc verbum EST
consignificat compositionem, quia non eam príncipaliter signi-
ficat, sed ex consequenti. Signifícat enim primo illud quod cadit
in mtellectu per modum actualitatis absolute; uam EST, sim-
pliciter dictum, significat in actu esse¡ et ideo significat per mo
dum verbi. Quia vero actualitas, quam príncipaliter significat
noc verbum EST, est commxmiter actualitas omnis formae, vel
actus substantialis vel accidentalis, inde est quod cum volumus
significare quamcumque formam vel actum actualiter inesse ali-
cui subjecto, significamus illud per hoc verbum EST". Loe eit.
n. 22, p. 28. Cf. J. M aritain, Eléments de phüosophie: París, Té-
qui, 1938 (8 .'' ed.); t. II, pp. 66-68 . No se podría recomendar de
masiado la lectura de estas páginas tan lúcidas y tan plenas que
por im sesgo apenas diferente, conduce a esta conclusión lapi
daria: "Así el verbo ser, tanto en una proposición con verbo-
cópula como en una proposición con verbo predicado (por ejem
plo: Yo soy), significa siempre la existencia”, p. 67.
265
L A R E F O R M A T O M IS T A
266
U N A N U E V A O N T O L O G IA
267
L A R E F O R M A T O M IS T A
268
UNA N U EVA O N TO LO aiA
269
L A R E F O R M A T O M IS T A
270
Ü N A N U E V A O N T O L O G IA
271
SEGUNDA PARTE
LA NATURALEZA
CAPITULO I
LA CREACION
275
LA NATURALEZA
276
L A C R E A C IO N
277
LA NATURALEZA
278
L A C R E A C IO N
279
LA NATURALEZA
280
L A C R E A C IO N
281
LA NATURALEZA
282
L A C R E A C IO N
283
LA NATURALEZA
284
L A C R E A C IO N
i
mostrar la razón de conveniencia que invitaba al creador
a producir una multiplicidad de criaturas. Todo ente que
obra tiende a inducir su parecido en el efecto que produ
ce y lo logra tanto más perfectamente cuanto más per
fecto es el propio ente considerado. Efectivamente, es
evidente que cuanto más calor posee un ente, más lo da,
y que cuanto más excelente artista se muestra un hom
bre, más perfecta es la forma de arte que introduce en
la materia. Ahora bien. Dios es el ser activo soberanamen
te perfecto; es, pues, conforme a su naturaleza introducir
su parecido en las cosas tan perfectamente como lo per
mita su naturaleza finita. Es evidente que una única
especie de criaturas no lograría expresar el parecido del
creador. Como aquí el efecto —de naturaleza finita— no
es del mismo orden que la causa —de naturaleza infini
ta— un efecto de una sola y única especie no expresaría
sino de modo oscuro y deficiente la causa de la que pro
cede. Para que una criatura representara tan perfectamen
te como es posible a su creador, sería preciso que le fue
ra igual; ahora bien, esto es contradictorio. Conocemos
un caso, y uno sólo, en el que procede de Dios una única
persona de la que se puede decir, sin embargo, que lo
expresa total y perfectamente: es el Verbo; pero en este
caso no se trata de una criatura ni de una relación de
causa a efecto, permanecemos en el interior de Dios mis
mo. Si se trata, en cambio, de entes finitos y creados,
hará falta una multiplicidad de tales entes para expresar
bajo el mayor número de aspectos posible la perfección
simple de la que proceden. La razón de la multiplicidad
y de la variedad de las cosas creadas, es, pues, que esta
multiplicidad y esta variedad eran necesarias para expre
sar, tan perfectamente como pueden hacerlo las criaturas,
la semejanza al Dios creador
Pero poner en la existencia a criaturas de especies di
ferentes es hacer que existan criaturas necesariamente de
perfección desigual. ¿Por dónde pueden distinguirse las
múltiples y distintas cosas que expresan la semejanza di
vina? No puede ser más que por su materia o por su
forma. La distinción que les sobreviene por una diferen-
28. Cont. Gent., II, 45, ad Quum enim, y Sum. theol., I, 47,
1, ad Resp.
285
LA NATURALEZA
286
L A C R E A C IO N
287
LA NATURALEZA
288
L A C R E A C IO N
289
LA N ATURALEZA
290
L A C R E A C IO N
291
LA NATURALEZA
292
L A C R E A C IO N
293
LA NATURALEZA
294
L A C R E A C IO N
295
CAPITULO II
LOS ANGELES
297
LA NATURALEZA
2. C f. A l . S c h m i d t , o u v r . c ité , p . 5 4 9 y s i g . C l . B a e u m k e r ,
o u v r . c ité , p . 5 2 3 y s i g .
298
LOS AN G ELES
299
LA NATURALEZA
300
LOB A N G E L E S
301
LA. N A T U R A L E Z A
302
LOS ANGELES
303
LA NATURALEZA
304
LOS AN G ELES
305
LA NATURALEZA
306
LOS AN G ELES
307
LA NATURALEZA
308
LOS ANGELES
309
LA NATURALEZA
310
LOS ANGELES
311
LA NATURALEZA
31. Sum. theol., I, 50, 3 ad Resp. Cont. Gent., I, 92, per tot.
De votentia, qu. VI, art. 6, ad Resp. sub fin.
32. Para el trabajo de síntesis que se operó progresivamente
en el pensamiento de Tomás de Aquino acerca de este punto, ver
J. D ui^ntel, La notion de la création dans saint Thomas, en Ann,
de philosophie chrétienne, abril 1912, p. 19, nota 2.
33. De spirit. creat., qu. I, art. 8, ad 2m.
34. Sum._ theol., I, Í08, 3 ad Resp.
312
LOS AN G ELES
313
LA NATURALEZA
314
LOS AN G ELES
315
LA NATURALEZA
317
LA NATURALEZA
318
LOB A N & E L E B
319
CAPITULO III
EL MUNDO DE LOS CUERPOS Y LA EFICACIA
DE LAS CAUSAS SEGUNDAS
321
LA NATURALEZA
322
E L MUNDO D E LOS CUERPOS
323
LA NATURALEZA
324
EL MUNDO D E LOS CUERPOS
325
LA NATURALEZA
326
E L MUNDO D E LOS CUERPOS
327
LA NATURALEZA
328
EL MUNDO D E LOS CUERPOS
329
LA NATURALEZA
330
E L MUNDO DE LOS CUERPOS
331
LA NATURALEZA
eis continué influit esse; sicut ergo antequam res essent, potuit
eis non communicare esse, et sic eas non facere; ita postquarn
jam factae sunt, potest eis non influere esse, et sic esse desi-
nerent, quod est eas in nihilum redigere”. Sum. theol., I, 104, 3,
ad Resp.
19. Cont. Geni., III, 66.
20. “Causa autem actionis magis est id cujus virtute agitur,
quam etiam illud quod agit, sicut principale agens magis agit
quam instrumentum. Deus igitur principalius est causa cujus-
libet actionis quam etiam secundae causae agentes". Cont. Geni.,
III, 67.
332
E L MUNDO D E LOS CUERPOS
333
LA NATURALEZA
334
EL MUNDO D E LOS CUERPOS
335
LA NATURALEZA
336
EL MUNDO DE LOS CUERPOS
337
LA NATURALEZA
338
EL MUNDO D E L 0 8 CUERPOS
339
LA NATURALEZA
340
E L M U N D O D E L O S O U E B PO S
341
LA NATURALEZA
342
CAPITULO IV
EL HOMBRE
343
LA NATURALEZA
344
EL HOMBRE
345
LA N ATURALEZA
346
EL HOMBRE
347
LA NATURALEZA
348
EL HOMBRE
350
EL HOMBRE
351
LA NATURALEZA
352
EL HOMBRE
353
h A N A T U R A LE Z A
354
EL HOMBRE
355
LA NATURALEZA
356
EL HOMBRE
357
LA NATURALEZA
358
EL HOMBRE
359
LA NATURALEZA
360
EL HOMBRE
361
LA N ATURALEZA
39. Qu. de Anima, qu. un. art. 1, ad Resp. Sum. theoL, 1, 76,
1, ad Resp.
40. Qu. de Anima, qu. un. art. 1, ad Resp.
362
EL HOMBRE
365
LA NATURALEZA
1. Cont. Gent., II, 72, ad Non est autem y Stini. theol., I, 77,
2, ad Resp.
2. Swm. theol., I, 77, 2, ad Resp.
3. De anima, qu. un., art. 13, ad Resp.
366
L A V ID A Y L O S S E N T ID O S
367
LA NATURALEZA
368
L A V ID A Y LOB S E N T ID O S
369
LA NATURALEZA
370
L A V ID A Y LOB S E N T ID O S
371
LA NATURALEZA
372
L A V ID A Y L O S S E N T ID O S
18. De anima, qu. única, art. 13, ad Resp. Sum. theol., I, 78,
4, ad 2m. In II de Anima, lect. 13, ed. Pirotta, n. 390, p. 137.
19. Sum. theol., I, 78, 4, ad 2m. El sentido común es como la
fuente de donde la facultad de sentir se difunde a través de
los órganos de los cinco sentidos (In II de Anima, lect. 3; ed. Pi
rotta, n. 602, p. 206, y n. 609, p. 208). Su órgano propio se loca
liza en la raíz misma del sentido del tacto, aquel de los cinco
sentidos particulares que está extendido por todo el cuerpo. Cf.
In III de Anima, lect. 3; ed. Pirotta, n. 611, p. 208. Cf. Bemard
J. M uller -T h y m , The Common Sense, Perfection of the Order
of Puré Sensibility, en The Thomist, 2 (1940), 315-343.
373
LA NATURALEZA
374
L A V ID A Y L O S S E N T ID O S
375
LA NATU RALEZA
376
CAPITULO VI
EL INTELECTO Y EL CONOCIMIENTO RACIONAL
377
LA NATURALEZA
379
LA NATURALEZA
380
IN T E L E C T O Y R A Z O N
381
LA NATURALEZA
382
IN T E L E C T O Y R A Z O N
383
LA NATURALEZA
384
IN T E L E C T O Y R A Z O N
385
LA NATURALEZA
386
IN T E L E C T O Y R A Z O N
388
IN T E L E C T O Y R A Z O N
389
LA N A T U R A LE Z A
390
IN T E L E C T O Y R A Z O N
391
LA NATURALEZA
392
IN T E L E C T O Y R A Z O N
28. Cont. Gent., III, 47, ad Quamvis autem. Sobre todo, Com-
pendium theologiae, c. 129. De Veritate, X, 6, ad Resp., fin.
29. Ver anteriormente, pp. 253-254.
30. Ver pp. 259-260.
L A N AT U R A LE Z A
394
IN T E L E C T O Y R A Z O N
395
LA NATURALEZA
396
IN T E L E C T O Y R A Z O N
397
h A NATURALEZA.
398
IN T E L E C T O Y R A Z O N
399
LA NATURALEZA
400
IN T E L E C T O Y R A Z O N
401
LA NATURALEZA
402
CAPITULO VII
CONOCIMIENTO Y VERDAD
403
h A 'N A T U R A L E Z A
404
C O N O C IM IE N T O Y V E R D A D
40{
LA NATURALEZA
406
C ON OC IM IE NT O Y V E R D A D
407
LA N A T U R A LE Z A
408
CON OC IM IE NTO Y V E R D A D
8. In Ub. de Anima, II, lect. 15_, ed. Pirotta, nn. 437-438. Ver
M. D. R oland-Gosselin, Ce que saint Thomas pense de la sen-
sation immédiate et de son organe, en Rev. des Sciences philos.
et théolog., 8 (1914), 104-105.
409
LA NATURALEZA
410
C ON OC IM IE NT O Y V E R D A D
411
LA NATURALEZA
412
CON O C IM IE N T O Y V E R D A D
12. In lib. de Anima, II, lect, 24, ed. Pirotta, nn. 552 y 553.
13. “Dico autem intentionem intellectam {sive conceptum) id
quod intellectus in seipso concipit de re intellecta. Quae quidem
in nobis ñeque est ipsa res quae intelligitur ñeque est ipsa subs-
tantia intellectus, sed est quaedam similitudo concepta intellec-
tu de re intellecta, quam voces exteriores significant; unde et
ipsa intentio verbum interius nominatur, quod est exteriori ver
bo significatum”. Cont. Geni., IV, 11.
14. In tib. de Aninia, II, 12, ed. Pirotta, nn. 378-380, Sum.
theoL, I, 88, 2 ad 2m.
413
LA NATURALEZA
414
a O N O O IM IE N T O Y V E R D A D
415
LA NATURALEZA
416
CON O C IM IE N T O Y V E R D A D
417
LA NATURALEZA
418
CON O C IM IE N T O Y V E R D A D
419
LA NATURALEZA
420
C ON OC IM IE NT O Y V E R D A D
421
LA NATURALEZA
422
CON O C IM IE N T O Y V E R D A D
423
LA NATURALEZA
424
CAPITULO VIII
EL APETITO Y LA VOLUNTAD
425
LA NATURALEZA
426
EL APETITO Y L A VOLUNTAD
427
LA NATURALEZA
428
el a p e tito y la voluntad
429
luA N A T U R A L E Z A
430
EL APETITO Y L A VOLUNTAD
431
LA NATURALEZA
432
E L A PETITO Y L A VOLU NTAD
433
LA NATURALEZA
434
EL APETITO Y LA VOLUNTAD
435
LA NATURALEZA
436
EL APE TITO Y LA VOLU NTAD
437
LA NATURALEZA
438
EL A PETITO Y L A VOLUNTAD
439
LA NATURALEZA
440
EL A PETITO Y LA VOLU NTAD
441
LA NATURALEZA
442
EL APETITO Y L A VOLUNTAD
443
LA NATURALEZA
444
TERCERA PARTE
LA MORAL
CAPITULO I
^ EL ACTO HUMANO
447
LA MORAL
448
L A E STR U C T U R A D E L ACTO H U M AN O
449
Ij A m o r a l
450
L A E S T R U C T U R A D E L A CT O H U M A N O
451
LA MORAL
452
L A E S T R U C T U R A D E L A CT O H U M A N O
454
L O S H A B IT O S
2. Los hábitos
Acabamos de definir los actos humanos en sí mismos
y como en abstracto, pero no es en lo abstracto donde
éstos se plantean. Son hombres reales los que los reali-
455
LA MORAL
456
L 0 8 H A B IT O S
457
LA MORAL
458
L O S H A B IT O S
459
LA MORAL
460
E L B I E N Y E L M A L . L A 8 V IR T U D E S
27. Be malo., qu. II, art. 4, ad Resp. Sum. theol, P IPe, 18,
1, ad Resp.
28. Sum. theol, I^ IP, 18, 2, ad Resp., y 19, 1, ad Resp.
29. Sum. theol, P Il^e, 18, 3, ad Resp. Para el estudio de las
circunstancias, ver Ibid., 7, 1-4.
461
LA MORAL
462
E L B I E N Y E L M AL. L A 8 V IB T Ü D E B
463
LA MORAL
464
E L B I E N Y E L M A L . L A S V IR T U D E S
465
LA MORAL
466
E L B I E N Y E L M AL. L A S V IR T U D E S
467
I/A MORAL
468
LAS LEYES
4. Las leyes
469
LA MORAL
470
LA8 LEYES
471
LA MORAL
48. Cont. Gent., III, 115, Sum. fheoL, P IPe, 91, 1 y 93,3.
49. Sum. theol., P IPe, 91, 2 ad Resp.
472
LAS LEYES
473
LA MORAL
474
las leyes
52. Act., IV, 19. Sum. theol., I" IPe, 96, 4, ad Resp.
475
LA MORAL
476
LA8 LEYES
477
LA MORAL
478
CAPITULO II
EL AMOR Y LAS PASIONES
479
LA MORAL
480
EL AMOR Y L AS PASIONES
481
LA MORAL
482
EL AMOR Y LAS PASIONES
483
LA MORAL
484
EL AMOR Y LAS PASIONES
485
LA MORAL
486
EL AM OR Y L A S PASION ES
487
LA MORAL
488
E¡L A M O R Y L A S P A S I O N E S
489
LA MORAL
celos del ambicioso, que los dirige contra todo rival capaz
de disputarle su lugar. Pero incluso la amistad conoce
los celos. ¿Quién no se ha dirigido con indignación contra
aquellos cuyos actos o palabras amenazaban la repu
tación de un amigo? Y cuando leemos en San Juan
(II, 17): Zelus domus tuae comedit me, ¿quién no com
prende que este celo es un santo celo, ocupado sin cesar
en corregir el mal que se comete contra Dios, o, si fra
casa en ello, en deplorarlo?
Considerado en sí mismo, el amor no es necesaria
mente la pasión destructiva que tan a menudo han des
crito los poetas. Muy por el contrario, es natural, es
beneficioso desear lo que nos falta para alcanzar nuestra
perfección. El amor de un bien sólo puede mejorar al
que lo ama. Los estragos causados por el amor se deben
a dos causas, de las cuales ninguna es una consecuencia
necesaria de él. A veces, el amor se equivoca de objeto,
toma un mal por un bien; otras veces, incluso si se trata
de un amor recto, su violencia es tal que los trastornos
de los que se acompaña amenazan el equilibrio del cuer
po. Normalmente no es así. De ordinario, el amor en
gendra la ternura de un corazón que se ofrece al amado,
la alegría de su presencia, la languidez y el fervor del
deseo en su ausencia. La naturaleza del amor pasión
exige que modificaciones orgánicas acompañen estos di
versos sentimientos, pero su intensidad sigue a la de la
pasión, no tienen, pues, nada de patológico a menos que
ella misma sea desordenada^^.
Tal es el amor, esa fuerza universal que en la obra
de la naturaleza se encuentra por doquier, puesto que
todo lo que obra, solamente obra con miras a un fin,
y este fin es, para cada ser, el bien que ama y que desea.
Luego es manifiesto que, cualquier acción que realice un
ente, está movida por un cierto amor que perfecciona
a este ente^”.
Lo contrario del amor es el odio. Lo mismo que el
amor es la armonía del apetito y de su objeto, el odio
490
EL AMOR Y L AS PASION ES
491
LA MORAL
492
EL AMOR Y LAB PASIONES
493
LA MORAL
494
E L AM O ^ Y L A S PASIONES
495
LA MORAL
496
E L AMOR Y LAS PASIONES
497
LA MORAL
498
EL AMOR Y LAS PASIONES
499
LA MORAL
500
E L AM OR Y L AS PASION ES
501
LA MORAL
502
EL AMOR Y LAS PASIONES
503
CAPITULO III
LA VIDA PERSONAL
505
LA MORAL
506
L A V ID A P E R S O N A L
507
LA MORAL
508
L A V ID A P E R S O N A L
509
LA MORAL
15. Sum. theol., II^ IPe, 123, 5, ad Resp., y 124 por entero.
16. Sum. theol., IP IPe, 123, 7, ad Resp.
510
L A V ID A P E R S O N A L
511
LA MORAL
512
L A V ID A P E R S O N A L
513
LA MORAL
514
L A V ID A P E R S O N A L
515
LA MORAL
516
L A V ID A P E R S O N A L
517
LA MORAL
518
L A V ID A P E R S O N A L
519
LA MORAL
520
L A V ID A P E R S O N A L
41. Sum .theol., IP II"e, 142, 1, ad Resp. Cf. II" IPe, 152, 2, ad
Im.
42. Sum. theol., II" II"e, 142, 4, ad Resp.
43. Sum. theol., II" IPe, 145, 4, ad Resp.
44. Acerca de la impureza (immunditia), ver II" II"e, 148, 6
ad Resp., y 154, 11, ad Resp.
521
LA MORAL
522
L A V ID A P E R S O N A L
524
L A V ID A P E R S O N A L
525
LA MORAL
526
L A V ID A P E R S O N A L
527
LA MORAL
528
L A V ID A P E R S O N A L
529
LA MORAL
530
L A V ID A P E R S O N A L
531
LA MORAL
532
L A V ID A P E R S O N A L
533
LA MORAL
534
L A V ID A P E R S O N A L
72. Sum. theol., II® II®e, 161, 1 ad 4m. El texto análogo sobre
la virtud de la paciencia (IP II®e, 136, 3, ad 2m) plantea un pro
blema de naturaleza específicamente teológica y pone en cues
tión la posibilidad misma de la paciencia como virtud natural.
Como no se ve a priori por qué razón únicamente la paciencia
estaría en este caso, es el problema de la posibilidad misma
de una moral natural el que se encuentra aquí para ser anali
zado. Nosotros llegaremos a él a propósito de la virtud de la
caridad.
535
LA MORAL
536
CAPITULO IV
LA VIDA SOCIAL
537
LA MORAL
538
L A V ID A S O C IA L
lit., lect, 4” (JLoc. cit., ad 2m). Santo Tomás está muy lejos de
considerar la condición de esclavo como natural; desde que ésta
cesa de ser útil a las dos partes, pierde todo carácter de dere
cho. Sobre el valor actual de la noción tomista de derecho, con
sultar A. PiOT, Droit naturel et réalisme. Essai critique sur quel-
ques doctrines frangaises contemporaines, París, Librairie géné-
rale de Droit et de Jurisprudence, 1930.
539
LA MORAL
5. Sum. theoL, II^ II“e, 57, 4. Santo Tomás asimila a las re
laciones de padre a hijo las de señor a siervo, porque "servus
est aliquid domini, quia est instrumentum ejus" loe. cit., ad
Resp. La interpretación histórica de este texto presupondría un
estudio de la servidumbre en la Edad Media. Se encontrarán
los elementos en M. B loch ,i La société féodale, la formation
des liens de dépendance, París, Albin Michel, 1939. Del mismo
autor: La société féodale, les classes et le gouvernement des
hommes, París, Albin Michel, 1940.
6. Según Dig., I, 1, De justitia et jure: definición retomada
y comentada, en Sum. theol., IP II“e, 58, 2, ad Resp., y 4, ad
Resp.
7. Sum. theol., IP Il^e, 58, 3, ad Resp.
8. Ethic. Nic., V, 3, 1130 a 9-10.
540
L A V ID A S O C I A L
541
LA MORAL
542
L A V ID A S O C I A L
543
LA MORAL
16. Sum. theol.,^ Il^e, 59, 2, ad Resp. Por otro lado, se ob
servará que lo injusto no es necesariamente un mal, pues se
puede faltar al justo medio tanto por exceso como por defecto,
por ejemplo, dar voluntariamente a alguien más de lo que es
debido {loe. cit., 3, ad Resp., fin de la respuesta). El sentido ha
bitual del término no es menos peyorativo, incluso en la lengua
de Santo Tomás.
17. Por esta razón, sin duda, Santo Tomás evita generalmen
te el término judicium para designar lo que hoy denominamos,
en lógica por ejemplo, el juicio. Judicium continúa connotando
fundamentalmente, en su pensamiento, el juicio del príncipe que
define la justicia o del juez que la aplica.
544
L A V ID A S O C IA L
545
LA MORAL
546
L A V ID A S O C I A L
547
LA MORAL
548
L A V ID A S O C I A L
549
LA MORAL
550
L A V ID A S O C IA L
31. Sum. theol, II.® II®e, 64, 7, ad Resp. Aquí no se trata más
que de ima relación entre personas privadas. En los casos en
que matar se convierte en una fimción pública (soldados en
tiempo de guerra, policía en persecución de tm criminal), la
intención se hace legítima, pero solamente en virtud de una de
legación de la autoridad pública, y siempre que aquellos que es
tán encargados de estas funciones las realicen como tales, sin
dejarse ganar por el deseo personal de matar ni aprovechar
la ocasión para saciarse. Los homicidios involuntarios, y com
pletamente limpios de toda sospecha de homicidio por impru
dencia, de hecho no son más que accidentes, no faltas: II® II®e,
64, 8, ad Resp.
551
LA MORAL
554
L A V ID A S O C IA L
556
L A V ID A S O C I A L
557
LA MORAL
558
L A V ID A S O C IA L
559
LA MORAL
560
L A V ID A S O C IA L
561
LA MORAL
562
L A V ID A S O C I A L
563
LA MORAL
564
L A V ID A 8 0 G I A L
565
LA MORAL
566
L A V ID A S O C I A L
567
LA MORAL
568
L A V ID A S O C I A L
569
LA MORAL
570
L A V ID A S O C I A L
75. Sum. theoL, 11“ II“e, 78, 1, ad Resp. y ad 5m. Toda la dis
cusión que sigue no hace más que resumir este artículo. La ob
jeción sacada del hecho de que la ley autoriza el préstamo a
interés es eliminada por Santo Tomás todas las veces que se
le presenta: la ley humana deja pasar la usura, como muchos
otros pecados: cf. Sum. theol., 11“ II“e, 78, 1, ad 3m, en donde
Aristóteles es alabado por haber visto, naturali ratione ductus,
que esta manera de ganar dinero es máxime praeter naturam.
571
LA MORAL
572
L A V ID A S O C IA L
573
LA MORAL
574
L A V ID A S O C I A L
575
LA MORAL
576
L A V ID A S O C I A L
577
LA MORAL
578
L A V ID A S O C I A L
579
LA MORAL
580
L A V ID A S O C I A L
581
LA MORAL
582
L A V ID A S O C I A L
583
CAPITULO V
LA VIDA RELIGIOSA
585
LA MORAL
586
L A V ID A R E L IG IO S A
587
LA MORAL
588
L A V ID A R E L IG IO S A
589
LA MORAL
10. Sum. theol, IP IPe, 81, 7, ad Resp. Cont. Cent., III, 119.
Santo Tomás no ignora el texto de San Juan: Spiritus est Deus,
et eos qui adorant eum, in spiritu et veritate oportet adorare
(IV 24), pero concluye de él “quod Dominus loquitur quanturn
ad id quod est principale et per se intentum in cultu divino
(Loe. cit., ad Im).
590
L A V ID A R E L IG IO S A
591
LA MORAL
592
L A V ID A R E L IG IO S A
593
LA MORAL
594
L A V ID A R E L IG IO S A
595
LA MORAL
596
L A V ID A R E L IG IO S A
597
LA MORAL
23. Sum. theol., II^ Il^e, 23, 7, ad Resp. Santo Tomás no sos
tiene otra cosa, incluso en los pasajes en los que declara que
"solae virtutes infusae sunt perfectae, et simpliciter dicendae
virtutes” {Sum. theol., I® Il^'e, 65, 1, ad Resp.). De ninguna virtud
moral, sin la caridad, se puede decir simplemente: es una vir
tud. Hay que añadir, o sobreentender: imperfecta. No obstante,
por imperfecta que sea, una virtud continúa siendo una virtud.
Para que un hábito pierda el derecho a este título, es preciso
que su objeto sea un falso bien, un bien que no es tal más que
en apariencia; entonces ya no es una "vera virtus, sed falsa si-
militudo virtutis". Sum. theol., IP II“e, 23, 7, ad Resp.
599
LA MORAL
600
L A V ID A R E L IG IO S A
603
LA MORAL
604
L A V ID A R E L IG IO S A
28. Sum. theol.,^ 11“ IPe, 161, 4, ad Im. Se podría objetar que
oaiito loinas considera aquí la humildad como una virtud mo-
ral infusa. Es posible, pero de ahí resultaría entonces que la
humildad debería ser borrada del catálogo de las virtudes na
turales y excluida de la moral. O es una virtud cristiana o cesa
de existir.
29. Sum. theol., 11“ IPe, 136, 4, ad Sed Contra.
605
LA MORAL
606
L A V ID A R E L IG IO S A
607
LA MORAL
608
LA V ID A R E L IG IO S A
609
L A MORAL
610
L A VIDA RELIGIOSA
611
L A MORAL
612
la v id a r e lig io sa
613
LA MORAL
614
L A VIDA RELIGIOSA
615
L A MORAL
616
CAPITULO VI
EL FIN ULTIMO
617
L A MORAL
618
EL FIN ULTIMO
6. Cont. Geni., III, 32. Comp. theol, II -9. Sum. theol I" IPe
2, 5, ad Resp. ’ ’
7. Sum. theol, P IPe, 2, 7, ad Resp.
619
L A MORAL
620
E L F I N ULTIM O
621
L A MORAL
13. Cont. Geni., III, 26, Sum. theoL, I, 26, 2, ad 2m, y I^ IPe,
3, 4, ad Resp. Quodlib., VIII, 9, 1.
14. Sum. theol., P IPe, 3, 5, ad Resp.
622
BL FIN ULTIMO
15. Cont. Gent., III, 48, Sum. theol, I" IPe, 3, 6, ad Resp.
623
LA MORAL
624
E L F I N ULTIM O
625
L A MORAL
626
E L F I N ULTIM O
627
CAPITULO VII
EL ESPIRITU DEL TOMISMO
629
LA MORAL
631
LA MORAL
632
E L E S P I R I T U D E L TOMISMO
633
LA MORAL
634
E L E S P I R I T U D E L TOMISMO
637
Tj A HIO RÁ-I j
638
E L E S P I R I T U D E L TOMISMO
639
LA MORAL
640
EL ESPIRITU DEL TOMISMO
641
LA MORAL
642
EL ESPIRITU DEL TOMISMO
645
LA MORAL
647
LA MORAL
648
E L E S P I R I T U D E L TOMISMO
649
LA MORAL
650
E L E S P I R I T U D E L TOMISMO
1 6 . Op. cit., I, 2 1 , a d E x h is a u te m .
17. O p. cit., II, 2i, ad A d h u c, e ffe c tu s.
18. Op. cit., II, 22, ad I te m , o m n is v irtu s.
1 9 . S t o . T o m á s d e A q u i n o , S u m . th e o l, I, 8 , 1 a d R e s p
20. S t o . T o m á s d e A q u i n o , C on t. C en t., II, 22, ad M ullo a u te m
Assimüiatio autem cujuslibet substantiae creatae ad Deum est
per ipsum esse". O p. cit., II, 53.
651
LA MORAL
652
EL ESPIRITU DEL TOMISMO
653
L A MORAL
655
L A MORAL
656
E L E S P I R I T U D E L TOM ISMO
657
LA MORAL
659
LA MORAL
660
E L E S P I R I T U D E L TOMISMO
661
INDICE ANALITICO DE CUESTIONES TRATADAS
663
IN D I C E A N A L I T I C O
664
IN D IC E A N A L IT IC O
665
IN D I C E A N A L IT IC O
666
IN D I C E A N A L I T I C O
667
IN D I C E A N A L IT IC O
668
IN D IC E A N A L IT IC O
669
IN D I C E A N A L IT IC O
670
IN D IC E A N A L IT IC O
671
I N D I C E A N A L IT IC O
672
PUBLICACIONES DE LA FACULTAD DE FILOSOFIA Y
LETEAS DE LA UNIVEESíDAD DE NAVARRA
COLECCION FILOSOFICA
y realidad en Descartes.
d escM ch tlich en W a h rh eit
A rellano, F ilo so fia de la s r e l a c i o Z t i u Z i c a s
Ze Z e r Z Z l so ciales, la s relacion es
13.
14. eiu ropean Thought.
15.
16. ™ T- conocimiento sensm e.
existencial de la interZb^U vidZ^'^^'''^^^ (Análisis de una teoría
17.
A ra¡Z K o d e íg u e e , E l ente de rasen en FrancUco de
18.
19. y trascendencia en Kant.
ü ™ ® teorema de Godel (Exposición y orl-
20.
m r ”de I q u L t “ - t o a r lo de Santo To-
21 .
22 .
23. JeS s ^ A u r t n, ^ttttticimiento de Dios en Descartes.
24. W oS gmo P K n ^ , - f 'í- ** ”‘^*<rttcica tomista.
W o l f g a n g R od , La filosofía dialéctica moderna
25.
J D ^ JOSE SANGO,EETI, La tilosofia de la ciencia segün Santo To-
26.
27.
J M ^ CH02A, Conciencia y afectividad (Aristóteles, Nletesche.
28.
PABEO, Percepción y pensamiento.
29. E t ie n n e G il s o n , E l tomismo.
El Tomismo
Introducción a la filosofía de Santo Tomás de Aquino
C O L E C C IO N F IL O S O F IC A