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ACTIVO FINANCIERO

Un activo financiero es un instrumento financiero que otorga a su comprador el derecho a


recibir ingresos futuros por parte del vendedor. Es decir, es un derecho sobre los activos reales del
emisor y el efectivo que generen. Pueden ser emitidas por cualquier unidad económica (empresa,
Gobierno, etc).

Otro concepto es ….. Un activo es un recurso con valor económico que posee o controla un individuo o
entidad, que es intercambiable y del que se espera obtener beneficio futuro. La emisión de un activo
genera una deuda a la parte emisora (vendedor) y un derecho en el títular (comprador).

Al contrario que los activos tangibles (un coche o una casa por ejemplo), los activos financieros no
suelen tener un valor físico. El comprador de un activo financiero posee un derecho (un activo) y el
vendedor una obligación (un pasivo).

Para los emisores de activos estos suponen una forma de financiación de su actividad económica, reciben
dinero del comprador del título y generan la obligación de un pago futuro (genera una deuda en el
emisor). A nivel de contabilidad nacional los activos financieros no se contabilizan en los cálculos
del Producto Interior Bruto y, por tanto, se considera que no generan riqueza en el país aunque
contribuyen al crecimiento económico al facilitar el movimiento de los recursos.

Un activo financiero obtiene su valor de ese derecho contractual. Gracias a estos instrumentos las
entidades que poseen deuda se pueden financiar y, a su vez, las personas que quieren invertir sus ahorros
consiguen una rentabilidad invirtiendo en esa deuda. Los activos financieros se representan mediante
títulos físicos o anotaciones contables (por ejemplo, una cuenta en el banco).

TIPOS DE ACTIVOS FINANCIEROS


Entre los tipos de activos financieros más frecuentes podemos encontrar el propio dinero, los depósitos
bancarios, los préstamos, bonos, letras y las acciones de empresas. En la clasificación de los activos
financieros se pueden utilizar distintos criterios y según el criterio que se emplee se pueden describir
distintos tipos.
Según liquidez
 Dinero en circulación legal
 Dinero en bancos: depósitos bancarios, cuentas corrientes, cuentas de ahorro, etc.
 Pagarés: los pagarés son emitidos por empresas privadas
 Deuda pública: a corto, medio y largo plazo. Los bonos y letras del tesoro público son activos financieros
emitidos por el gobierno como medio de financiación.
 Renta fija: es similar a la deuda pública pero son activos emitidos por empresas privadas.
 Acciones: las acciones son activos financieros de renta variable emitidos por empresas privadas cuyos
dividendos se ven afectados, entre otros factores, por el entorno social, económico y político.
Según el emisor
 Bancos Centrales
 Tesoro Público
 Bancos privados y entidades financieras
 Empresas privadas de sectores diferente al sector bancario y financiero

LOS ACTIVOS EN LOS MERCADOS FINANCIEROS


Los mercados financieros se pueden catalogar en mercado primario y mercado secundario.
En el mercado primario es dónde se crean los activos financieros y en él los activos se intercambian
directamente entre el emisor y el comprador.
En el mercado secundario los activos financieros son vendidos y comprados sin la intervención del
emisor primario. Es decir, se intercambian activos financieros que fueron creados con anterioridad. En
el mercado secundario los titulares de activos pueden venderlos a un tercero así como comprar otros
activos existentes. Por ejemplo, en el mercado bursátil los activos son las acciones de empresas y en
el mercado de divisas el activo es el propio dinero.

Emisión y negociación de un activo financiero


Dado que se trata de un título, un activo financiero pasa por tres etapas. La primera de ellas es su emisión.
Es decir, el título no existe y se crea. La segunda etapa, es la negociación en los mercados financieros.
Por último, en la tercera etapa, el título desaparece.
No todos los activos tienen que pasar por las tres etapas, pero en algunos casos sí suele ser así. En
cualquier caso, las dos etapas sí son comunes a todos los activos financieros. Desde otra perspectiva,
podemos distinguir dos tipos de mercado según la etapa por la que pasa el activo financiero:
 Mercado primario: Es aquel mercado en el que se negocian por primera vez los títulos de nueva
emisión.
 Mercado secundario: Se trata del mercado en el que se intercambian los títulos.
Un activo financiero se emite, es adquirido por un inversor y, a partir de ese momento, pasa a negociarse
en el mercado secundario. Cómo hemos indicado anteriormente, podría ocurrir que el activo financiero
pase por una tercera etapa, su desaparición o extinción. Por ejemplo, una letra del tesoro a 1 año:
La letra del tesoro es emitida y alguien la adquiere. A partir de ese momento, si el inversor que le
adquirió en su emisión, quisiera venderla, tendría que hacerlo al precio que dicta el mercado secundario.
Por último, pasado ese año, el Estado que emitió esa letra, devuelve el dinero al inversor que tenga el
título en su poder. En ese momento, el título en particular, desaparece.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS ACTIVOS FINANCIEROS


Los activos financieros tienen tres características fundamentales; liquidez, rentabilidad y riesgo. Cada
una de ellas puede variar según el tipo de activo financiero. Además, existe una fuerte relación entre
rentabilidad, riesgo y liquidez. Según la magnitud de una afectará a las otras. Por ejemplo, un activo
financiero menos líquido tendrá más riesgo y por tanto exigirá una mayor rentabilidad.
 Rentabilidad: Cuanto más interés aporta el activo mayor es su rentabilidad.
 Riesgo: Probabilidad de que el emisor no cumpla sus compromisos. Cuanto mayor sea el riesgo,
mayor será la rentabilidad.
 Liquidez: Capacidad de convertir el activo en dinero sin sufrir pérdidas.
Las monedas y billetes, por ejemplo, son títulos de deuda emitidos por el Banco Central del país (Banco
Central Europeo en el caso del euro). Los activos financieros se representan cada vez más por
anotaciones contables en vez de títulos. Un ejemplo de ello podrían ser las cuentas bancarias.
En este sentido, se está reduciendo el riesgo de solvencia de los bancos y por tanto están pasando a ser
activos más líquidos, provocando que la gente pague más con tarjetas bancarias en vez de con monedas
o billetes. Esto provoca que los bancos tengan cada vez más masa monetaria en sus manos y por tanto,
más poder.
La deuda pública, las acciones y los derivados financieros también se representan mediante anotaciones
contables, aunque antiguamente se representaban mediante títulos. Actualmente, prácticamente los
únicos activos que se representan mediante títulos es el dinero efectivo y algunos pagarés de empresa.

EL RIESGO DE LAS INVERSIONES EN ACTIVOS FINANCIEROS


Asumir un determinado grado de riesgo no es intrínsecamente malo si se hace conscientemente y queda
compensado por la posibilidad de obtener beneficios más elevados que si nos mantuviésemos en zonas
estables.
Cualquier actividad implica asumir riesgos, fuentes de potenciales daño. Como dice Alejandro Sanz,
«vivir es lo más peligroso (y riesgoso añadiría yo) que tiene la vida». La inversión en activos financieros
obviamente, también genera riesgos. En este ámbito riesgo es la posibilidad de sufrir un quebranto
patrimonial o una disminución del beneficio esperado, debido a sucesos desfavorables.
La inversión en activos financieros se focaliza en las acciones, activos de renta fija como los bonos y
los depósitos bancarios. Podemos ser inversores directos en estos activos, o indirectos, por medio de
activos como los fondos de inversión. La adquisición de activos financieros supone siempre asumir un
determinado grado de riesgo, lo que no es intrínsecamente malo si se hace conscientemente y queda
convenientemente compensado por la posibilidad de obtener beneficios más elevados que si no se
asumen dichos riesgos.
El riesgo de mercado es el principal riesgo de las acciones y consiste en que sus cotizaciones pueden
bajar (y mucho) en poco tiempo, por la ley de la oferta y la demanda. Este riesgo es menor en los bonos,
para los que se acota esencialmente a las fluctuaciones de los tipos de interés (riesgo de interés); y es
inexistente en los depósitos bancarios. Cuando asumimos este riesgo esperamos beneficiarnos de que
los precios de los activos sujetos al mismo suben con más y con más facilidad que bajan.
Los bonos están sujetos al riesgo de crédito, que consiste en que el emisor empeore su solvencia para
hacer frente a los pagos de los activos de renta fija emitidos, depreciándose en consecuencia éstos. El
caso extremo de riesgo de crédito es el riesgo de insolvencia. El emisor pasa a ser insolvente y no es
capaz de hacer frente a todas las deudas contraídas. Los depósitos bancarios, aunque en menor grado,
también sufren este riesgo, ya que el fondo de garantía de depósitos únicamente garantiza 100.000 euros
por titular y entidad.
Un claro ejemplo de este riesgo es el caso de las participaciones preferentes emitidas por determinadas
Cajas de Ahorro a principios de esta década. La actuación de los emisores fue fraudulenta porque este
producto se comercializó entre clientes de depósitos bancarios como si fueran el mismo activo y,
realmente, las preferentes tenían muchísimo más riesgo, entre otras razones, porque no tienen protección
del fondo de garantía de depósitos.
Si se adquieren activos nominados en una divisa que no es la propia se sufre el riesgo de cambio; es
decir, de que la moneda en que se invirtió pierda valor respecto a la propia. La inversión en activos
financieros emitidos por empresas de países con problemas económicos o políticos de cierta importancia
genera el riesgo país. Éste viene de la mano del riesgo soberano, consistente en que el estado en que
tiene su actividad el emisor tenga dificultades para pagar sus créditos.
Otro riesgo común es el riesgo operativo, imputable a errores humanos, organizativos o tecnológicos.
Sistemas automáticos de órdenes de compra-venta, ‘dedos tontos’ que ponen un cero de más en el
número de contratos a comprar/vender, etc. generan con cierta frecuencia pánico en los operantes de los
mercados.
También es remarcable el riesgo de liquidez, consistente en no poder convertir el activo financiero en
que hemos invertido en dinero, inmediatamente y sin sufrir pérdidas respecto al valor de mercado.
Un ejemplo activo sin riesgo de liquidez sería una cuenta bancaria: de forma inmediata (no más de un
día) puede cancelarse y ser convertida en dinero por su saldo. Un inmueble sería el caso radicalmente
opuesto ya que difícilmente puede ser vendido en un día, y mucho menos sin sufrir pérdidas respecto a
su valor de mercado.
Así, ¿es bueno asumir riesgos en la inversión financiera? Como diría Pau Donés, «depende». Sí cuando
somos conscientes de los tipos de riesgos asumidos y en qué grado; y si hemos calibrado correctamente
el beneficio adicional que podemos obtener respecto al asociado a menores niveles de riesgo. Desde
luego, rentabilidades potenciales superiores son siempre imputables a una asunción de riesgo mayor.

PERFIL DE RIESGO Y TIPOS DE ACTIVO

Todos los inversores tienen en común su intención de ganar dinero, pero sus orígenes son diversos y
tienen diferentes necesidades. Lo que apunta a que diferentes vehículos y métodos de inversión sean
adecuados para determinados tipos de inversores. Aunque hay muchos factores que determinan la ruta
óptima a seguir por un inversor, podemos centrarnos en las tres categorías principales de objetivo,
horizonte de inversión y personalidad.
De forma general, los inversores tienen unos cuantos objetivos básicos: conservación del capital,
obtención de rentas periódicas o apreciación del capital. Estos objetivos dependen de la edad, la posición
y estatus y de las circunstancias personales. Una viuda de 65 años que viva de sus ahorros está mucho
más interesada en preservar el valor de sus inversiones que un ejecutivo de 33 años. Puesto que la viuda
necesita mantener una renta, a partir de sus inversiones, para sobrevivir, no puede arriesgarse a perder.
El joven ejecutivo, por el contrario, puede arriesgarse a perder su dinero porque cuenta con tiempo para
recuperarlo e incluso para generar ganancias notables.
La posición financiera de un inversor puede afectar también a sus objetivos. Un multimillonario
obviamente tendrá objetivos muy diferentes a los de una joven pareja de recién casados.

Como regla general, cuanto más corto sea el horizonte de inversión, más conservador debería ser el
inversor. Si se trata de una inversión a largo plazo, como puede ser la planificación de la jubilación
cuando la edad del inversor es de alrededor de 20 años, queda aún tiempo para recuperar pérdidas y, por
tanto, se puede permitir invertir en vehículos más agresivos, como las acciones. Al mismo tiempo, al
empezar a una temprana edad, se contaría con la ventaja nada desdeñable del interés compuesto. Por el
contrario, si está usted a punto de jubilarse, la oportunidad de recuperar pérdidas es limitada, por lo que
resultaría crítico invertir aplicando un estilo conservador a su inversión.

Peter Lynch, uno de los grandes inversores de todos los tiempos, ha dicho que ‘el órgano más importante
para invertir es el estómago, no el cerebro’. Dicho de otro modo, un inversor necesita saber cuánta
volatilidad está dispuesto a soportar. Averiguar esto es difícil, pero hay un viejo adagio de la inversión
que encierra algo de verdad: ‘puede averiguar si ha aceptado un riesgo demasiado alto cuando no pueda
dormir por la noche a causa de la preocupación por sus inversiones. Este es un indicador de su
personalidad inversora.

Su tolerancia al riesgo viene por tanto determinada por su capacidad para tomar riesgos, siendo
objetivos, horizonte de inversión y personalidad los principales factores que definen esta tolerancia al
riesgo
Dependiendo de esta tolerancia al riesgo, sería aconsejable invertir en diferentes vehículos de inversión.
Veamos los cuatro grandes grupos de vehículos de inversión.

Agrupados bajo la categoría de valores de ‘renta fija’, el término bono se usa comúnmente para referirse
a cualquier activo basado en deuda. Cuando usted adquiere un bono, está prestando dinero a una empresa
o a un gobierno. Como recompensa por este préstamo, están de acuerdo en pagarle un interés y, en la
fecha de vencimiento, devolverle el capital prestado.

El principal atractivo de los bonos es su relativa seguridad. Si adquiere bonos emitidos por un gobierno
estable, sus inversiones están virtualmente garantizadas o, de ahí la expresión ‘libres de riesgo’. La
seguridad y estabilidad, sin embargo, tienen un coste. Si el riesgo es bajo, el retorno potencial también
lo es. Como resultado, la tasa de retorno de los bonos generalmente es menor que la de otro tipo de
valores.

En el caso de las acciones - renta variable o valores bursátiles – el inversor se convierte en dueño parcial
del negocio. Esto le autoriza a votar en las juntas de accionistas y le permite recibir cualquier beneficio
que la empresa asigne a sus dueños, es decir, dividendos.

Así como los bonos proporcionan un flujo de ingresos estable, las acciones son volátiles, su valoración
puede fluctuar diariamente. Cuando se adquiere una acción, nada está garantizado. Muchas acciones ni
siquiera pagan dividendos, con lo que la única fuente de aumento del capital invertido vendría de un
aumento de su valor y de una subida de precio, que puede o no ocurrir.

Comparadas con los bonos, por tanto, las acciones ofrecen un alto potencial de retornos. Por supuesto,
hay que pagar un precio por este potencial: es necesario asumir el riesgo de perder parte o toda la
inversión.

Los fondos de inversión invierten en acciones e invierten en bonos. Cuando se suscribe un fondo de
inversión, su dinero pasa a formar parte de un patrimonio global aportado por diversos inversores que,
a su vez le permite, como parte de ese grupo, contratar los servicios de un gestor profesional que
seleccione valores específicos para usted.

Los fondos se diseñan teniendo en cuenta una estrategia definida y su enfoque particular puede ser casi
cualquier combinación de valores: acciones de empresas de gran capitalización o de pequeña
capitalización, bonos emitidos por gobiernos o por empresas, acciones y bonos, acciones de
determinados sectores o países, por nombrar algunos de ellos.

La primera ventaja de un fondo de inversión es que puede invertir su dinero sin necesidad de tener
experiencia en seleccionar sus inversiones. Pero, además le permite encontrar una cartera adaptada a su
objetivo, horizonte de inversión y personalidad, en base a la combinación de activos de mayor o menor
riesgo en la cartera del fondo.

Como hemos visto, los dos valores básicos de inversión son acciones y bonos, o renta variable y renta
fija. Aunque la mayoría de las inversiones puede encuadrarse en una de estas dos categorías, hay
numerosos vehículos alternativos que representan tipos de valores y estrategias de inversión más
complejas.

Podríamos decir que, generalmente, las inversiones alternativas son valores de alto riesgo y alto retorno,
con un carácter mucho más especulativo que simples acciones o bonos. Ofrecen, desde luego, la
oportunidad de obtener grandes ganancias, pero requieren de un conocimiento especializado. Si no sabe
lo que está haciendo, podría verse metido en un buen apuro, por lo que es recomendable que comience
poniendo su patrimonio a invertir en las expertas manos de un gestor de fondos, apoyándose en los
consejos de un asesor financiero.

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