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¿Considera usted que el Trabajo Social Comunitario realmente puede producir

cambios en el país?

El trabajo social comunitario se ha convertido con el pasar de los años en una de las
herramientas sociales más efectivas para la intervención y resolución de problemáticas,
partiendo de que este ha ido transformando el imaginario de ser cooperativo a realizar
intervenciones de carácter colectivo, en donde el actor principal es la comunidad. Se
denomina a la comunidad como el conjunto de personas que habitan en un espacio físico
concreto y que se rigen además por una dinámica social definida por las interacciones que
se dan entre unas personas y otras. Dando por entendido esto, lo que se pretende desde el
trabajo social comunitario es potenciar desde las comunidades el desarrollo local para
luego, en conjunto, propiciar el desarrollo integral de un país. En este sentido se consigue
trabaja bajo tres ejes de intervención propuestos por Julio Alguacil Gómez, los cuales son
el eje medioambiental, el eje socioeconómico y el eje social. Al momento de integral estos
ejes se conforma una red que fortalece las relaciones existentes al interior de la
comunidad, ya que se trabaja por disminuir las necesidades socioculturales existentes al
interior de esta (donde se podría implementar el método de intervención: animación
sociocultural), se aprovechan los recursos humanos locales y se realizan intervenciones
integrales que permeen la vulnerabilidad social que se presenta comúnmente en estas
poblaciones.

Resulta favorecer trabajar este tipo de intervenciones puesto que se abarca a


generalidad aquellos ámbitos esenciales para la consecución, no solo de un nivel de vida
óptimo, sino de la calidad de vida. Las bases para una intervención comunitaria eficaz
dependerán, casi en su totalidad, del estudio-diagnóstico que se haga. Este juega una parte
fundamental de la intervención debido a que durante esta etapa es que se recolectan los
datos y la información correspondiente a la situación actual de la problemática y las
consecuencias que esta trae consigo. Es necesario que las técnicas de recolección de
información que se implementen den a conocer aquellas inconformidades que tiene la
población objeto, para de este modo lograr consolidad una buena estrategia de
intervención. Si en determinado caso no se llegase a estructurar un buen diagnóstico, es
probable que la problemática a tratar no sea la prioritaria y que esto impida un buen
tratamiento a la comunidad; prolongando así el alcance del objetivo, mejorar el entorno
social.
Los trabajadores sociales, y todo actor social, están llamados a construir y consolidar
herramientas de empoderamiento, no solo a brindar soluciones. Lo que se pretende desde
los proceso de intervención comunitaria es diseñar, desarrollar y evaluar las acciones
desde la propia comunidad, ya sea mediante la investigación acción participativa (IAP) o
también la animación socio cultural (ASC). La IAP es un enfoque investigativo y una
metodología de investigación, aplicada a estudios sobre realidades humanas, la ASC es
“una tecnología que, basada en una pedagogía participativa, tiene por finalidad actuar en
diferente ámbitos de la calidad de vida, promoviendo, alentando y canalizando la
participación de las personas en su desarrollo socio-cultural” (Ander-egg, 1988, pág. 42).
Es importante que dentro del plan estratégico se incluyan actividades de sensibilización y
fortalecimiento de la comunidad ante la problemática a tratar, así mismo incitar a la
participación democrática de todos los actores. Durante el proceso operacional se le debe
permitir y motivar a la comunidad para que se vuelva participe de la gestión y del proceso,
esto los llevaría al apropiamiento del caso y enriquecería sus conocimientos con la
experiencia recolectada durante la intervención, además, sería el punto de partida para
generar liderazgo y construir nuevos gestores sociales. Este tipo de metodologías sacan a
relucir las garantías de la intervención comunitaria que brinda el trabajo social puesto que
sus beneficios no son sólo instantáneos o materiales, si no que fomentan la calidad humana
y son trascendentales.

Como se mencionó anteriormente, las nuevas realidades sociales demandan acciones


integradas en “estrategias del desarrollo del territorio, del desarrollo local” (MARTINEZ,
2000, pág. 336). La construcción de una sociedad estable debe iniciar desde la
organización de estrategias confiables en donde se analice la realidad y el contexto del
territorio focalizado, así mismo como integrar factores de sostenibilidad que garanticen el
bienestar de la comunidad. Se debe tener en cuenta a todas las personas, hacer uso del
enfoque diferencial, ya que las comunidades son diversas y debemos contar con la
participación de todos.

La participación se encuentra profundamente vinculada con el


desarrollo humano sostenible y social, siendo una de las claves
en las que se sustentan las Políticas Sociales vinculadas con la
integración social. El carácter interdependiente de los
problemas y las transacciones entre actores requiere de la
implementación y gestión de programas y proyectos
estratégicos, integrales, transversales y participados, cuyos
propietarios y protagonistas sean los ciudadanos. (PASTOR
SELLER, 2004, pág. 104).

Ahora bien, para la consecución de este bienestar social debe vincularse otro actor:
los gobiernos locales, ya que la reestructuración de la sociedad no dependerá sólo de los
gestores sociales, esto es un desafío colectivo. Por lo tanto es necesario que desde el
trabajo social comunitario se consoliden vínculos y estrategias de apoyo entre los entes
gubernamentales y el actuar comunitario. La democracia permite posicionar a los
representantes y estos están en la responsabilidad de escuchar y velar por el bienestar de
las ciudadanías. Los grupos locales, las familias y las organizaciones sociales, están en el
derecho y el deber de exigir que se tomen en cuenta, se debatan y se negocien sus
peticiones; por lo tanto, el trabajo social comunitario está a disposición de hacer saber esto
y hacer que sea posible. Es así como este genera aportes al país, ya que desarrolla intelecto
humano y desarrollo social. Se encarga no sólo de apoyar, sino también de educar a la
comunidad. Induce el valor participativo en las comunidades y transforma realidades.

El trabajo social comunitario ha estado presente en todo tipo de procesos comunitarios,


los sociales, los educativos, los del ámbitos de la salud y lo cultural; ha llegado a todas las
poblaciones, las más vulneradas, las poblaciones en riesgo, incluso aquellas de difícil
acceso; ha permeado en niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos; trabaja con
personas discapacitadas, comunidades LGTBI, comunidades indígenas y afro; se apoya y
respalda interdisciplinarmente con médicos, abogados, psicólogos y licenciados; posee las
técnicas para enfrentarse a cualquier realidad social y transformarla para su bienestar. En
la actualidad su inmersión en las políticas sociales ha permitido alcanzar grandes logros,
ya que se ha abierto paso a nuevas fronteras. Al trabajador social comunitario se le han
abierto nuevas puertas, muchos más ámbitos de aplicabilidad, pero de este mismo modo
enfrenta nuevos retos. El profesional debe estar preparado para indagar, empoderarse de
nuevos conceptos y estar dispuesto a afrontar el dinamismo al que las sociedades
globalizadas se encuentran expuestas. Es posible entonces afirmar que el trabajo social sí
ha incidido en cambios y mejoras al país, que se encuentra en proceso de mejoramiento y
que tiene mucho más para aportan aún. El país necesita seguir ejerciendo procesos de
inclusión, donde primen los espacios de reflexión, argumentación y pensamiento crítico,
se necesita confiar en el recurso y las potencialidades de las personas, darles valor y
autonomía y sobre todo asegurar el cumplimiento de los derechos sociales, laborales y
económicos de todos los habitantes. Cabe resaltar también el avance de empoderamiento
de la mujer que se ha tenido gracias a la intervención comunitaria, se han aminorado las
brechas de desigualdades y se ha conseguido abrir procesos de participación y decisión
para las personas.
Referencias
Ander-egg, E. (1988). ¿que es la animación socio cultural? Santa Cruz de Tenerife: Centro De Cultura
Popular.

MARTINEZ, R. (2000). "pobreza, exclusion social y cultura de paz". Madrid: UNED.

PASTOR SELLER, E. (2004). la participacion ciudadana en el ambito local, eje transversal del trabajo
social comunitario. San Vicente de Raspeig: Alternativas. Cuaderno de trbajo social.

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