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“La Confianza Legitima ante los desalojos del espacio público de los vendedores estacionarios en

condición de vulnerabilidad por desplazamiento forzado del conflicto armado colombiano”

“LA CONFIANZA LEGÍTIMA ANTE LOS DESALOJOS DEL ESPACIO PÚBLICO


DE LOS VENDEDORES ESTACIONARIOS”.

("THE LEGITIMATE TRUST TO THE EVALUATIONS OF THE PUBLIC SPACE OF THE


STATIONARY SELLERS".)
“LA CONFIANZA LEGÍTIMA ANTE LOS DESALOJOS DEL ESPACIO
PÚBLICO DE LOS VENDEDORES ESTACIONARIOS”.

RESUMEN-ABSTRACT.
Es un trabajo monográfico de revisión de literatura jurídica; pero, igualmente, de
estudio de caso desde la perspectiva socio-jurídica, en el tema del análisis de cómo
opera el principio general del Derecho Administrativo, la confianza legítima, ante los
desalojos del espacio público de los vendedores estacionarios de la ciudad de
Barranquilla-Atlántico, que sin dejar a un lado ciertos aspectos históricos de la
fundación, la naturaleza de la economía adoptada desde sus inicios y decaimiento
de la industria de la ciudad, que de una u otra manera incidieron dentro del
fenómeno social de la invasión del espacio público por una determinada economía
informal, se trata de ceñirse al análisis de la figura del Derecho Administrativo, la
confianza legítima, que, como principio general, entra a dirimir la situación
problemíca de la confrontación histórica de derechos colectivos, como es el espacio
público, y derechos e intereses individuales, como es el derecho al trabajo, la vida
ligada a un mínimo vital y móvil, para la subsistencia de numerosas familias, que
viven de una economía centrada en el rebusque diario.
Desde esas perspectivas, se busca establecer en el análisis, una mirada, desde el
derecho Constitucional y Administrativo, y, otra, legal, desde las perspectivas de las
regulaciones jurídicas en lo local del fenómeno analizado, y cómo, desde la misma
constitucionalización del tratamiento del fenómeno social, económico y jurídico de
la invasión del espacio público por el vendedor estacionario, se estableció un
tratamiento más integral a la situación, desde las perspectivas de los precedentes
judiciales de la jurisprudencia, hasta ver la prevalencia de posturas salomónicas,
que llevaron a cambiar las políticas públicas locales de distritos y municipios,
represivas y violatorias en un momento determinado de derechos fundamentales de
un cierto grupo de administrados, que ahondaban más aún la crisis del fenómeno
social tratado.
Por ende, busca este trabajo con meridiana claridad, cuáles fueron las directrices
de la Honorable Corte Constitucional para utilizar (y ¡de qué manera!) la Confianza
Legítima, para la solución de la problemática, haciendo prevalecer el derecho
colectivo del respecto del espacio público, sin desconocer los derechos individuales
fundamentales de los vendedores estacionarios. Pero eso sí, sólo si desde un
principio, las situaciones, estaban mediadas por actuaciones de la administración
pública, que generaban los elementos constitutivos de la configuración de la
Confianza Legítima.
_________________________
"THE LEGITIMATE TRUST TO THE EVALUATIONS OF THE PUBLIC SPACE
OF THE STATIONARY SELLERS".

It is a monographic work of reviewing legal literature; But also a case study from the
socio-legal perspective, on the subject of the analysis of how the general principle
of administrative law operates, legitimate expectations, before the evictions of the
public space of the stationary sellers of the city of Barranquilla- Atlantic, that without
leaving aside certain historical aspects of the foundation, the nature of the economy
adopted from its beginnings and decay of the industry of the city, that in one way or
another influenced within the social phenomenon of the invasion of the public space
By a certain informal economy, it is a matter of adhering to the analysis of the figure
of Administrative Law, the legitimate expectation that, as a general principle, comes
to settle the problematic situation of the historical confrontation of collective rights,
as is the public space, and Rights and interests, such as the right to work, life linked
to a vital and mobile minimum, for the subsistence of numerous families, who live
from an economy centered on daily search. From these perspectives, it is sought to
establish in the analysis, a look, from the Constitutional and Administrative law, and
another, legal, from the perspectives of the legal regulations in the local of the
analyzed phenomenon, and how, from the same constitucionalización of the
treatment Of the social, economic and juridical phenomenon of the invasion of the
public space by the stationary vendor, a more comprehensive treatment was
established to the situation, from the perspectives of the judicial precedents of the
jurisprudence, until seeing the prevalence of salomónicas positions, that took to To
change the local public policies of districts and municipalities, repressive and
violating in a certain moment of fundamental rights of a certain group of
administered, that further deepened the crisis of the social phenomenon treated.
Therefore, it seeks this work with meridian clarity, what were the guidelines of the
Honorable Constitutional Court to use (and in what way!) The Legitimate Confidence,
for the solution of the problem, prevailing the collective right to respect public space
, Without ignoring the fundamental individual rights of stationary sellers. However,
only if, from the outset, the situations were mediated by actions of the public
administration, which generated the constituent elements of the configuration of
legitimate expectations.

(Palabras clave-Keyword/ Espacio público, vendedor estacionario, jurisprudencia,


confianza legítima, administración pública y Corte Constitucional/ public space,
steady seller, law, legitimate expectations, government and Constitutional Court).
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN-ABSTRACT.
INTRODUCCIÓN
1. “LA CONFIANZA LEGÍTIMA ANTE LOS DESALOJOS DEL ESPACIO
PÚBLICO DE LOS VENDEDORES ESTACIONARIOS”.

1.1.1. Referentes históricos de la ciudad de Barranquilla.


1.1.2. El decaimiento del dinamismo industrial de Barranquilla y otras causas
históricas del surgimiento del vendedor estacionario en el espacio público.
1.1.3. Regulación jurídica local sobre la recuperación del espacio público.
1.1.4. La hegemonía de una visión policiva como principal característica del
control social y jurídico del espacio público.
1.1.5. Del antiguo Código Nacional de Policía (Decreto 1355 de 1970) al
urbanismo y cuidado e integridad del espacio público en el nuevo Código
Nacional de Policía y Convivencia (L. 1801 de julio 29 de 2016).

2. LA LITERATURA DEL ANALISIS JURISPRUDENCIAL DE LA


PROBLEMÁTICA ENTRE EL ESPACIO PÚBLICO, EL DERECHO AL
TRABAJO Y LA OBLIGACIÓN ADMINISTRATIVA DE LA
RECUPERACIÓN DE LA GOBERNABILIDAD.

2.1.1. Regulación constitucional y administrativa del espacio público.


2.1.2. Los precedentes jurisprudenciales del amparo de los derechos
fundamentales individuales de los vendedores estacionarios.
2.1.3. La utilización jurisprudencial de la Confianza Legítima para dirimir el
conflicto jurídico entre espacio público, vendedores estacionarios y las
administraciones públicas locales.
2.1.4. Estudio de caso: Desalojo y reubicación de ochenta y seis vendedores
estacionarios de libro nuevos y usados, ubicados alrededor de la plaza de
San Nicolás, Paseo Bolívar, entre las carreras 41 y 42, año 2013.

3. LA RATIO DECIDENDI O EL PRECEDENTE VINCULANTE DE LAS


SENTENCIAS UNIFICADAS SOBRE LA RECUPERACIÓN DEL ESPACIO
PÚBLICO FRENTE A LOS VENDEDORES ESTACIONARIOS.

3.1.1. Desglose de la Sentencia Unificada N° 601 A del 18 de agosto de1999.


3.1.2. Desgloses de la Sentencia Unificada N° 360 del 09 de septiembre de
1999.

4. CONCLUSIONES
1.1.1. INTRODUCCIÓN

De acuerdo a la información registrada por la Honorable Corte Constitucional, en la


Sentencia S. U. 360 de 1999, las peticiones denunciantes de la problemática social,
económica y jurídica, sobre la conflictividad entre la ocupación de los espacios
públicos y el derecho al trabajo y de conteras de la subsistencia de muchas familias
que se vieron avocadas a optar por la economía informal para sobrevivir en nuestras
ciudades, data desde 1992, por las múltiples acciones de tutelas que fueron
presentadas por los mismos ciudadanos afectados por la problemática y de acuerdo
a la reciente vigencia del Art. 86 de la Constitución Política de Colombia, que había
entrado a regir a partir del año anterior de 1991.

Sin embargo, la realidad de la problemática de la ocupación del espacio público por


el vendedor estacionario, en el caso de Barranquilla, data de los años 60 y 70, donde
se expresa de manera más sólida el declive del sector industrial de la ciudad, que
de una u otra forma incidió en esta clase de fenómeno social, como lo veremos en
el desarrollo de esta monografía. Igualmente, Castañeda, Alberto y García, Jon
(Habitad y espacio público.2007: 85-87), manifiestan que, en Bogotá, el fenómeno,
históricamente, ha sido impactante, en donde, para el año de 2007, aunque ha ido
decreciendo, existía 39.005 vendedores informales en los espacios públicos de la
capital, cuando se registraba en el año 2004, en una carencia de estadísticas y con
márgenes de error, al inicio de la administración del alcalde Luis Eduardo Garzón
(2004-2007), unos 280 mil vendedores que ocupaban el espacio público de manera
desmedida. Sin embargo, en los actuales momentos, entre las dos capitales más
congestionadas por la ocupación del espacio público por el fenómeno de los
vendedores estacionarios, como es Bogotá y Barranquilla, tienen de acuerdo a
resientes registros estadísticos, 47.000 vendedores informales, en el caso de la
capital del país, de los cuales 14.666 se encuentran en el centro, y 9.180
vendedores informales1, para el caso de Barranquilla, como capital del
departamento del Atlántico.

1
Es necesario hacer la aclaración, que para muchas investigaciones sobre el tema, denominan vendedor
informal, para las situaciones indistintas del caso del vendedor estacionario y el ambulante; sin embargo,
nosotros para el caso de esta monografía, nos quedaremos en el análisis de la situación del vendedor
estacionario, por razones que entraremos a explicar dentro del cuerpo del trabajo en sí, pero que no son otras
distintas a la consideración particular de que el vendedor estacionario genera más crisis en la ocupación
permanente del espacio público. (Cf. Periódico El Tiempo-Digital/ Nación/Bogotá de fecha 13 de marzo de
2015. http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/espacio-publico-vendedores-informales-invaden-
el-centro-de-las-ciudades-/15393679)
Esta problemática de la ocupación del espacio público por el vendedor estacionario,
desde antaño tenía sólo una respuesta represiva-policiva desde decretos2
expedidos por los despachos de los alcaldes, que no conllevaban a aplicar una
política pública integral adecuada para resolver el problema de manera definitiva.
Eran pañitos tibios para una problemática compleja y de hondo calado social.

A pesar de los diferentes pronunciamientos que había tenido la Corte Constitucional


ante la referenciada problemática, es apena en el año de 1999, en que aparece, por
parte de la Corte Constitucional, la necesidad de unificar criterios al respecto,
pronunciándose a través de dos Sentencias Unificadas N° 601 A del 18 de agosto
y 360 del 09 de septiembre de 1999, las cuales establecieron unos criterios más
integrales para analizar la problemática referenciada, dejando sin piso las
actuaciones policivas-administrativa, de contenido netamente correctivas-
represivas, que no generaba una confiabilidad de los ciudadanos en la
administración pública determinada, dentro de los contextos de desalojos que
pueden ser calificados, dependiendo del caso, en desalojos forzados.

En el momento en que se da la posibilidad de ver otras aristas de la problemática


social de la ocupación del espacio público por el vendedor estacionario a través de
la resolución jurisprudencial de la conflictividad social, económica y jurídica del
fenómeno a través de los precedentes judiciales de la Honorable Corte
Constitucional, aplicando el principio general del Derecho Administrativo, como es
la Confianza Legítima, comienza a verse a otros y mejores caminos, no sólo en la
construcción del Derecho dentro de esta problemática, sino del tratamiento integral
de la misma por parte de la Administración Pública, para que tuviera en cuenta no
sólo que la recuperación del espacio público es un imperativo constitucional y de
ley, sino también como exigencia ética de amparo jurídico, el manejo de la
problemática desde el principio de la concertación, cuando la administración pública
(Alcaldías Distritales, municipales y de localidades) han dado pauta de seguridad
jurídica, permitiendo tácitamente las actividades de economía informal de los
vendedores estacionarios, al ser normativizados con censos3, reglamentaciones
espaciales y caracterizaciones sociales, y en la mayorías de los casos, con
controles sociales de identificación numérica, dentro de una política pública de

2
Desde estas perspectivas de manejar solamente la problemática con un carácter represivo-policivo, por
parte de la alcaldía del distrito de Barranquilla, se expidió el siguiente decreto: Decreto 0909 de septiembre
de 2009, por medio del cual se ha establecido procedimiento policivos administrativos represivos, sin estar
acorde con la línea jurisprudencial garantista que ha establecido la Corte Constitucional desde el año de 1992,
muy a pesar que el mencionado decreto contempla a medias esas garantías concebidas por la línea
jurisprudencial de la H. Corte Constitucional; pero en la practica el procedimiento se hace meramente
represivo.
3
Especialmente, nos referimos al censo realizado por la administración distrital, como es el del año de 2005,
realizado por Promocentro S. A..
regulación del espacio público, las cuales no pueden ser cambiadas de la noche a
la mañana, como había venido sucediendo de manera histórica, aplicándose,
únicamente, medidas correctivas-represivas, dentro de facultades policivas de la
Administración Pública o de las Alcaldías de turnos.

En ese sentido, el presente trabajo monográfico, busca revisar no sólo la


normatividad jurídica local, sino también la literatura de la línea jurisprudencial del
caso, proporcionada por la Honorable Corte Constitucional, desde 1992, para efecto
de establecer el recorrido histórico de cómo fue regularizado y tratado este
fenómeno social y urbano de la ocupación del espacio público por los vendedores
estacionarios, y cómo después de los precedentes jurisprudenciales, cambió la
mirada jurídica sobre el tratamiento de la problemática plurimencionada, incidiendo,
igualmente, en esta problemática, desde la perspectiva social y económica, por la
recuperación del espacio público y el cumplimiento de las órdenes impartidas por la
jurisprudencia que propenden por la reinserción laboral dentro de relaciones
subordinadas y en economías formales, a los vendedores estacionarios.

De tal manera, que es un trabajo de revisión de literatura y de estudio de caso desde


las perspectivas del análisis socio-jurídico, para centrarnos conceptualmente de
cómo el Derecho a través de una de sus fuentes formales, le dio pautas de solución
a las administraciones públicas y los administrados, para resolver una problemática
histórica de la ocupación del espacio público por el vendedor estacionario, y cómo
una figura del Derecho Administrativo, como la Confianza Legítima, entró a
reconciliar o mediar, poderosamente, entre intereses particulares y públicos, para
encausar de nuevo la convivencia y la calidad de vida, en el desarrollo urbano de
las ciudades colombianas.
1. “LA CONFIANZA LEGÍTIMA ANTE LOS DESALOJOS DEL ESPACIO
PÚBLICO DE LOS VENDEDORES ESTACIONARIOS”.

1.1.1. Referentes históricos de la ciudad de Barranquilla.

La adquisición de una conciencia individual, grupal o colectiva, sobre la historia de


Barranquilla, por parte de los ciudadanos raizales, vinieron a obtenerla de manera
muy tardía, a finales de la década de los ochentas del siglo pasado, como lo
manifiesta el Historiador chileno, radicado hace más de veinte años en la ciudad de
Barranquilla, Jorge Villalón (Historia de Barranquilla, 2000: 1-78), especialmente, a
partir de los diversos estudios que surgieron en estos años, los cuales abarcaron
por primera vez diversos aspectos de la ciudad de Barranquilla, desde la perspectiva
de la Historia como disciplina; sin embargo, es de connotar que en la década de los
veintes aparece el primer libro de Historia, titulado: Barranquilla: Su pasado y su
presente (1922) de José Ramón Vergara y Fernando E. Baena, que tuvo una
reedición en el año de 1946, como lo sostiene Villalón (Ibídem).

En éste libro, Vergara y Baena, habrían de recoger lo que el abogado cartagenero


Domingo Malabet había manifestado en sus informes elaborados para el Concejo
de Barranquilla en 1875, bajo el título de Resumen histórico de los terrenos del
distrito de Barranquilla, el cual se basaba en una tradición a falta de documentos
auténticos sobre la fundación de Barranquilla, el cual manifiesta lo siguiente:

“Allá por los años de 1620, los pobladores de Galapa, que se ocupaban con buen
éxito en la agricultura y en la cría de toda clase de ganados, porque aquellos
terrenos estaban cubiertos de pastos, y tenían abundancia de aguas, comenzaron
a notar que éstas disminuían gradualmente, año tras año, hasta que los vecinos
tuvieron que adoptar el único recurso que les quedaba para conservar sus ganados,
que era pasarlos a la ribera del Magdalena en la estación veraniega […] La mayor
parte del ganado que salió de los montes de Galapa, tomó rumbo hacia el norte,
transmontó la sierra y descendió hasta el lugar llamado entonces las <<Sabanitas
de Camacho>> [...] Así comenzó la existencia del lugar llamado Camacho>> […]
Decididos los primeros ocupantes del terreno a fijar en él su residencia definitiva,
invitaron a sus amigos ausentes, llamaron a sus parientes y allegados y
comenzaron los desmontes y la demarcación de solares, sin atender a reglas de
ninguna especie y cada uno obró según su leal saber y entender. Esto sucedía en
el año de gracia de 1629, según lo afirma el señor Juan José Nieto en su Geografía
histórica, estadística y local de la provincia de Cartagena, República de la Nueva
Granada, publicada en 1839…” (Bastardillas y subrayado fuera de texto) Villalón
(Ibídem).
De tal manera, que Malabet, en el año de 1875, al igual que Vergara y Baena en el
año de 1922, recogía a lo sumo lo que había hecho Juan José Nieto en su Geografía
histórica, estadística y local de la provincia de Cartagena, República de la Nueva
Granada, publicada en 1839, quienes estaban dando fundamentos a una versión de
los orígenes de Barranquilla, sin ninguna rigurosidad histórica y sin
documentaciones auténticas de primera mano, lo que al parecer terminó
convirtiéndose en un mito o en una leyenda de circunscribir los orígenes de
Barranquilla, al descubrimiento inesperado del sitio, por unos ganaderos de Galapa,
para saciar a las orillas del rio, los caños y ciénaga del lugar de Camacho, la sed de
sus reses.

Sin embargo, como una muestra probatoria de las ligerezas del mito o leyenda
afianzada en el imaginario colectivo por Juan José Nieto y Domingo Malabet, sobre
los orígenes de Barranquilla, es el hallazgo de documentos más antiguos que
registra la existencia del sitio que posteriormente se iba a conocer como la ciudad
de Barranquilla: en marzo del año de 1533 el cronista Gonzalo Fernández de
Oviedo, quien acompañó a Pedro de Heredia en su recorrido por Tierradentro, que
era el nombre de lo que hoy es el departamento del Atlántico, y de acuerdo a la
reseña que hace del documento Villalón (Ibídem), se manifiesta de ésta manera la
existencia del mencionado sitio:

“… De allí se partió el gobernador el mismo día, e llegó a dormir en la costa del río
Grande: no halló allí pueblo sino un varadero de canoas, y estaban allí unos indios
mercaderes de la gobernación de Sancta Marta, que tenían dos canoas llenas de
camarones secos que traían por mercadería, é yban á aquel río Grande á tractar
con aquella mercadería, é con sal é otras cosas…”. 4 (Bastardillas fuera de texto).

Igualmente, tres años después de la expedición de Heredia, en semana santa de


1536, el cronista Fray Pedro Aguado, reseña el hecho en que unos bergantines
pertenecientes a Gonzalo Jiménez de Quesada, intentaron entrar al rio Magdalena
por la desembocadura:

4
En su libro de compilación: Historia de Barranquilla, Jorge Villalón, aunque importante el trabajo de hacer
una historiografía sobre los historiadores y la Historia de Barranquilla, haciendo un paréntesis, cae en los clisé
de algunos imaginarios impuestos por la dirigencia y las instituciones estatales de la ciudad de Barranquilla,
como los que aparecen al final de la página 77 del libro, asimilando a la ciudad a una vocación inexistente:
“Barranquilla[…] ciudad educadora, centro político y de comunicaciones, centro de divulgación tecnológico,
ciudad amable y ecológica y con una población pacífica y alegre”; reseña en su texto: Barranquilla y sus
historiadores, de esta manera el pasaje de la crónica del español Gonzalo Fernández de Oviedo: “Durante ésta
travesía, la tropa de Heredia pasó por el pueblo de indios de Galapa y luego se dirigió hacia el río Grande,
donde se alojó una noche en un atracadero de canoas. Todo indica que se trataba del lugar donde
posteriormente surgió el caserío a orillas de la ciénaga y del río llamado Barrancas de San Nicolás.
[…] y otro día, Jueves Santos, madrugaron antes que amaneciese y comenzaron a
navegar su viaje al río Grande; y al tiempo que llegaron a la boca del rio que estaba
más concjunta a ellos, queriendo embocar por ella para subir el río arriba, les
sobrevino una tan repentina y recia tormenta, que los cuatros de los barcos ni les
bastó alijar lo que llevaban para su mantenimiento a la mar, ni usar de todos los
otros remedios que los navegantes en semejantes tormentas suelen usar, y ansí
fueron rebatados de ímpetu y furor del viento, y con diversas fortunas que cada cual
padeció, fueron arrojados a diversos lugares y playas[…]. (Bastardillas fuera de
texto)

En ese sentido, de 1533 a 1536, en pleno periodo de la conquista, aparecen


crónicas como documentos que evidencian no sólo la existencia del sitio como
atracadero de canoas, sino los rasgos antropológicos de sus habitantes, dentro del
contexto, como antropófagos:

[…] tierra poblada de gente caribe y que en esta sazón estaba de guerra; y como lo
españoles saliesen mareados y mojados y atormentados de la mar y sin armas
ningunas […] y sin que se escapase ninguno con la vida, fueron miserable y
cruelmente muertos por manos de aquellos bárbaros y sepultados en sus vientres
[…]. (Bastardillas fuera de texto).

De tal forma, indican éstas crónicas, que las versiones de Juan José Nieto y
Domingo Malabet, sobre el origen de Barranquilla, eran vaporosas desde el punto
de vista de la rigurosidad que exige la misma realidad histórica por su complejidad
y el espectro que abarcaba. De tal manera, con el tiempo, la Historia de Barranquilla,
tendría otras miradas, que nos iban a sacar del mito o la leyenda de circunscribir los
orígenes de Barranquilla al accidentado hecho de buscarle, en época de sequía,
agua al ganado sediento por parte de unos galaperos.

El primero en buscar, aunque no fue su propósito, pero indujo otras miradas más
profunda sobre nuestros orígenes como ciudad, fue el arqueólogo Carlos Angulo
Valdés, quien en 1954 publica un artículo titulado: “Colecciones arqueológicas
superficiales de Barranquilla y Soledad”, donde refuta que la fundación o los
orígenes de Barranquilla date de 1629, como lo habían manifestado Juan José Nieto
y Domingo Malabet, cuando los hallazgos arqueológicos de Valdés demuestran que
existió una cultura indígena precolombina; es decir, mucho antes de la llegada de
los españoles, cuyos hallazgos fueron encontrados en varios lugares de la ciudad
de Barranquilla, como el Country Club, el barrio Nuevo Horizontes, Granadillo y Los
Alpes.

Pero al parecer, el más importante, según Villalón (Ibídem), fueron los restos de un
cementerio indígena encontrado en el lugar conocido como el barrio Abajo por el
ingeniero Antonio Luis Armenta a fines del siglo XIX, cuando estaba a cargo de los
trabajos de excavación para construir el tranvía de la calle 37 o de Jesús.

De tal manera, las evidencias arqueológicas demuestran que el sitio de Barranquilla,


se hallaba poblado con anterioridad a la llegada de los españoles, y sin la menor
duda, existía una civilización o cultura indígena inaugural del sitio en comento.

Lo que había de averiguarse como ese sitio que inicialmente es poblado por la
cultura indígena de Camacho, la cual existió hasta el año de 1559 de acuerdo a la
investigación realizada por el profesor de Historia, Alexander Vega Lugo, en “Los
orígenes de Barranquilla”, compilado por Villalón (Ibídem 2000: 96), que habitaban
alrededor de la ciénaga de Camacho, se convirtió, primero, en una encomienda
alrededor de la hacienda de San Nicolás en 1629, manejada por el terrateniente
español Nicolás de Barros y Guerra, segundo, en la Barrancas de San Nicolás y
después en el sitio de Libres; es decir, de mestizos que no obedecían a ninguna
autoridad de la época, hasta constituirse en una unidad urbana y de expansión
incalculable en referencia al sitio inicial, manteniendo su vocación primigenia y
natural al comercio.

José Gregorio Stevenson Díaz5 (2016, 77-88) así lo manifiesta, en los capítulos
titulados: “ANOTACIONES SOBRE EL NORTE DE TIERRADENTRO Y DE OTROS
MATERIALES, José Agustín Blancos Barros”, “SAN NICOLAS DE TOLENTINO DE
HACIENDA GANADERA A SITIO DE VECINO LIBRES” y “OTRAS
APRECIAICONES PARA TENER EN CUENTA” quien fuera éste, José Agustín
Blancos Barros, uno de los pioneros en manejar los estudios sobre la historia de
Barranquilla desde la perspectiva de la disciplina de la Historia

Sin embargo, para efecto de este trabajo monográfico, que tiene que ver con el goce
del espacio público y una problemática traumática y compleja como es el
aparecimiento del vendedor estacionario en el escenario urbano de Barranquilla,
encontramos varios aspectos fundamentales que incidieron de manera directa e

5
El libro: “Origen de Barranquilla. Una visión crítica acerca del origen de Barranquilla 1533-1715/ Re-
interpretación de la Historia local” de José Gregorio
indirectamente, no sólo con la inexistencia de una planificación urbana, la cual duró
por muchos años, hasta el punto que la primera

1.1.2. El decaimiento del dinamismo industrial de Barranquilla y otras causas


históricas del surgimiento del vendedor estacionario en el espacio público.

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