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Marco Palacios

La guerra peninsular marcó el paso del imperio a la nación. Para el territorio de la América
española este caso se produjo de manera plural, pues no se manejó una sola jurisdicción
la cual englobara todo este magno territorio, sino que se usó una división para el manejo
administrativo y social de América. Así, se tiene como ejemplos los virreinatos del Perú y la
Nueva España, siendo las instituciones más antiguas en comparación de la Nueva
Granada, el Río de la Plata y las capitanías generales.
Se menciona la nueva geopolítica imperial europea que se produce a mediados del XVIII y
se acelera con la Guerra de los Siete Años (1756-1763), la cual generó para el mundo
hispánico la reorganización de la fiscalidad para proteger fundamentalmente el ámbito
militar. (Nueva España, las Antillas y el Perú)
Una manera hipotética de haber podido frenar el movimiento juntista era la combinación del
conservadurismo criollo y un aparato militar moderno. No obstante, estas elites no tenía tal
grado de sedimentación y el ejercito de esta parte era relativamente débil lo cual no daba
las garantías suficientes para hacer frente al movimiento juntista que ya estaba en auge
debido al espíritu autonomista.
Entre el periodo de 1808 hasta 1825 se encuentran zonas particularmente delimitadas:
Cuba y Puerto Rico se mantienen en el estatus colonial; Suramérica tempranamente
independiente y republicana; y México y Centroamérica que se acogen a la Constitución de
Cádiz hasta su independencia en 1821. (Efímero imperio mexicano, intento de régimen
monárquico con príncipe europeo 1864-67)
La historia latinoamericana presenta una gran cuestión que es, ¿pueden desarrollarse el
Estado nacional, el capitalismo industrial y la democracia a la par o una se desarrolla
primero que la otra? Se tiene que los países latinoamericanos parecen estar condenados
a padecer la lógica circular de la trampa 22. (aquella situación en la que una persona se ve
afectada por una regla en la que cualquier alternativa que elija le acaba perjudicando.) o
(La frase define una paradoja de lógica que surge de una situación donde un individuo
necesita algo que solo puede obtener al no estar en la situación en cual se encuentra.)
Después de la independencia, en una primera fase (1825-1870) las nuevas naciones
debían alcanzar simultáneamente el crecimiento económico y la integración política
nacional. Para esto era necesario una legitimidad política, ingresos fiscales estables y una
administración pública eficiente. Pero esto era difícil por la diferencia nacional de los nuevos
estados en Hispanoamérica. De igual manera era obligatorio la superación de condiciones
estructurales como los altos costos internos de transporte, la fuga de empresarios y
capitales, las secuelas de la devastación económica, la desorganización político-
institucional, el faccionalismo político de las elites criollas, la bancarrota fiscal y una
profunda crisis de legitimidad política, originadas en las guerras de independencia.
El periodo de 1808-25 fue un periodo de desorden que se manifestó en guerras civiles. Para
el orden de tal situación se urgía de instituciones legales para el regulación de las
actividades de los Estados que se caracterizaban por poseer una ciudadanía novata. Estas
instituciones estuvieron influenciadas por el constitucionalismo europeo y norteamericano
y del código civil de los franceses y se suma la influencia del pasado colonial sistema
jurídico indiano.
Una segunda fase (1870-1914) donde fue evidente el cambio de las condiciones de
interdependencia mundial. En los países del Atlantico Norte, el estado nacional se había
fortalecido sobre una base industrial y después de 1870 la competencia por el mercado
mundial generó un nuevo tipo de imperialismo que algunos han llamado “liberal”. Para esta
exigencia se exigía un fuerte Estado centralizado, en algunos casos tuvieron que acelerar
este proceso de modernización mediante la adopción de ideas e instituciones, Italia,
Alemania e incluso Japón adoptaron modelos de industrialización acelerada inspiradas en
teorías nacionalistas de Friederich List (El sistema nacional de economía política, 1841)
opuestas a las internacionalistas de Adam Smith y David Ricardo.
En esta segunda fase latinoamericana las reglas de juego mundial derivaron del principio
de la división internacional del trabajo, o sea, el comercio de bienes ricardianos con base
en la baja generalizada de las barreras arancelarias y la cláusula de la nación más
favorecida y la creciente migración europea hacia las zonas templadas del planeta aún
vacías.
De esta manera, casi todos los gobiernos latinoamericanos optaron por la apertura
comercial, financiera y de inversiones. Al abrirse al laissez-fuire internacional debilitaron las
bases institucionales y las ideologías propias de la constitución estatal. Tuvieron que minar
las bases del Estado que hubiera podido proteger los incipientes mercados internos en
formación.
El bicentenario: reflexión política u objeto Kitsch.
En las celebraciones oficiales ya programadas en todos los países latinoamericanos, las
ideologías políticas que movieron la era revolucionaria habrán de ser remplazadas “por
declaraciones moralizadoras que conmueven un instante, per pronto aparecen como
irrisorias, hipócritas, en incluso manipuladoras…” En Francia sucedió lo mismo, cuando se
celebraba el segundo centenario de la Revolución Francesa a manos de publicitarios, con
esto se perdió el sentido de tal manifestación se ha convertido en un objeto Kistch. Quienes
apelaron a darle de nuevo un sentido histórico a estos actos pasaron por simples ideólogos
atrasados frente a la reducción oficial de lo que había sido un acontecimiento fundador a
un simple espectáculo, cuyo contenido es tan diverso y se renueva tan rápidamente como
los programas de televisión. Aun así, con todo eso, los franceses alcanzaron los frutos
prometidos por la revolución: la soberanía popular y nacional; gobierno representativo y
laico; ciudadanía dentro de la igualdad republicana y bienestar material.
En Hispanoamérica se dirigen a concelebrar dos centurias del hito histórico ineludible, es
necesario recordar que tal hito fundamental quedó petrificado, generador de héroes y
modelos sociales que han devenido en verdaderos fósiles que han impedido la
identificación, el conocimiento y el protagonismo de nuevos modelos y valores sociales. Así,
el autor se pregunta, ¿qué podemos celebrar los ciudadanos hispanoamericanos.
Sin importar que lo niveles de ingreso per cápita hayan aumentado considerablemente en
estos dos siglos los datos sobre la desigualdad siguen siendo apabullantes.
El autor hace un abrebocas mediante una critica o cuestiona el resultado respecto a la
capacidad hispana que tiene para suplir necesidad poblacionales. Aspectos como el poco
sustento económico que percibe una familia, la salud publica que desencadena el fenómeno
de mortandad infantil por ineficacia, los índices de marginalidad, pobreza e insatisfacción
de necesidades básicas en países como México, Perú, Bolivia, Ecuador, Paraguay,
Guatemala donde tienen los índices de mayor población indígena respecto al caso hispano.
Empieza por tomar ejemplos de los hechos posindependencia y los relaciona con hechos
sucedidos un siglo después.
Abre con el Dr. Francia en Paraguay, durante su periodo de 1811-40, el cual lo hace para
reflejar la realidad hispanoamericana. la cual estuvo azotada por la desigualdad política y
las pugnas por el mismo motivo que llevaron al derramamiento de sangre.
Ejemplo de la polaridad social y cultural que enfrentó en la época colonial y enfrenta aún
Hispanoamérica, toma como referente a Perú y el Alto Perú (actualmente Bolivia) que en
su pasado colonial enfrentaba la polaridad españoles-indios, que coincide con oligarquía-
pueblo o ricos-pobres. “La desigualdad y el hambre también se habían urbanizado en el
siglo XX.”
Ejemplo de Argentina y Chile, en donde retroceden a la tradición de elegir o apoyar como
gobernantes a referentes de las Fuerzas Armadas. Hecho sucedido en las décadas del 60
y 70 del siglo XX, se puede hacer una semejanza pensando en Portales y Rosas en Videla
y Pinochet. Estos periodos se caracterizaron por la represión, tortura y fusilamiento.
Ejemplo de la inestabilidad u oscurecimiento de la democracia, el autor toma como
referencia a Colombia y Venezuela, donde su aparato democrático como a su vez los
representantes gubernamentales no dejan de ser polémicos en su labores políticas, ya sea
la parapolítica de Uribe o la tiranía de Chávez.
El tiempo de las independencias
Si bien el arco de las luchas de independencia se extiende de 1808 a 1825, los historiadores
debaten diferentes temporalidades del fenómeno según la perspectiva de interpretación
adoptada. Entonces las retiradas de Gran Bretaña. Francia, España y Portugal obedecen a
que comparten un mismo origen respecto a la competencia entre Estados europeos por el
territorio y comercio en la última parte del siglo XVIII. (McFarlane)
Entonces, la historiografía de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, puso el acento
en el rezago económico español en el concierto europeo. Se hace necesario estudiar el
fenómeno a largo plazo, así nos encontramos que a comienzos del siglo XVII ya era
evidente el puesto cada vez más subalterno de la monarquía española en la rivalidad de
Francia e Inglaterra.
El atraso económico y tecnológico español se traducía en debilidad fiscal y administrativa
y, sobre todo, militar, en el frente más exigente en recursos e innovaciones; el naval.
La debilidad de España se manifestó en la Guerra de Siete Años (1756-63) que
principalmente era un conflicto entre franceses y británicos en el cual España ingresaría
tarde y del lado perdedor. Esta derrota propulsó en los ministerios de Madrid una fiebre de
gobernar el imperio bajo pautas modernas.
La necesidad reformista del imperio español se evidenciaba en los informes de los
funcionarios desde el siglo XVII y XVIII, que denunciaban la corrupción latente y la ineficacia
del sistema. Símbolo de un espíritu reformista es el cambio de titulo del monarca de “Rey
de las Españas y de las Indias” a “Rey de España y emperador de América”. Esto se debe
observar no bajo un simbolismo del antiguo régimen sino como la modernización del
discurso en centralizar el poder.
La modernización ganó más fuerza después de la aparatosa Guerra de los Siete Años y
catapultó proyectos como las expediciones científicas y con carácter urgente reformas
fiscales, militares, comerciales que aseguraran la incorporación de América en un Estado
español centralizado; a esto se le suma el control del clero (que se materializa con la
expulsión de los jesuitas) siendo estos tópicos la importancia de las reformas borbónicas.
Con esto se fijó dar unidad administrativa a los reinos americanos; pero todo esto se vendría
abajo con la vacatio regis de 1808, en este momento se dilucidó todos los agravantes
producidos por esta reforma y la complejidad social basado en las variedades regionales.
Se ubica una sucesión de fechas importantes:
1808: se desata la crisis imperial y la guerra patria en la Península.
1809-1810: convocación de los americanos a participar en los cuerpos políticos respecto la
soberanía regia.
1810-12: Corte de Cádiz y su constitución
1814: Vuelta al trono de Fernando VII, donde se agrava y se refuerza el imaginario
independentista.
Venezuela, la Nueva Granada, Chile o el Río de la Plata vieron en la Constitución una
prorroga del proyecto borbónico. Perú recibió de buena manera la Constitución. Cuba y
Puerto Rico, dado sus condiciones representadas en el binomio esclavitud y azúcar afianzó
la lealtad criolla a la Corona.
En el caso de la Capitanía General de Guatemala se produce una excepción, pasaron de
manera desapercibida en la década de 1810 para que en los años concurridos entre 1821
y 1823, a través de actas y acuerdos afrontaron el proceso de Independencia sin el uso de
armas.
Entonces, se tiene, depende del espacio, diferentes fechas respecto al inicio y el fin del
proceso. Esto obedece al carácter fragmentado de Hispanoamérica.
La proclamación de nuevas naciones en el modelo Estado-nacional representó un profundo
cambio institucional, se pasó de la exacción fiscal y el mercantilismo comercial al libre
comercio, la extinción o debilitamiento del tributo indígena, la abolición gradual de la
esclavitud que conllevaron a realidades más complejas como el déficit fiscal, el peso de la
deuda pública y los costos de las nuevas guerras civiles.
Se produce la figura del gatopardismo: el poder quedó en los blancos, siendo en algunos
casos en las mismas familias las cuales entablaron alianzas a través del matrimonio con lo
nuevos caudillos.
Entonces visto por sus secuelas directas este proceso se produjo entre mediados del siglo
XVIII y mediados del siglo XIX con el fin de la Independencia.
¿Era suficiente la magnitud relativa de los recursos económicos y fiscales para armar
Estados modernos conforme a los estándares del siglo XIX?
Las interpretaciones de la independencia
El aparato constitucional hispanoamericano resultó siendo pobre respecto al liberalismo
ingles y el radicalismo francés. Las juntas americanas se caracterizaron por carecer de
sentido nacional puesto que se veían representadas en base a intereses regionales y
localistas. Entonces, se tiene, en lo que el autor llama la revolución jurídica, luchas
referenciadas en la autonomía local o en la construcción de ciudades-Estados. A esto se
suma actitudes confusas del liderazgo criollo respecto al uso de palabras y arengas como
¡Viva Fernando y mueran los franceses! y la adulación al mismo; también se destaca el
teatro político de la máscara de Fernando VII.
Se destaca el papel de Bolívar por su presencia en todas las etapas de la Independencia,
este actor no fue sujeto de la ambigüedad y se caracterizó por su postura radical y más con
la elocuencia que usó para decretar la lucha a muerte entre españoles y americanos y no
entre partidarios realistas e independentistas.
Los significados relativos a palabras como federalismo y centralismo son cambiantes en las
décadas de 1820 y 1830 dependiendo a las circunstancias políticas y de la escala en que
se apliquen. No es lo mismo “federalismo’’ como municipalismo dentro del Ecuador o de
Centroamérica que el “federalismo” usado por los caraqueños desde 1821 y que parece
oponerse a la monarquía bolivariana en el contexto de la crisis de la Gran Colombia entre
1825-27.
Los estudios de Breña de la revolución criolla y de Van Young de la insurrección,
mayoritariamente indígena y contenida en los pueblos, dan cuenta de otras sociedades, de
otras comunidades dentro del imperio.
Entonces, se trataba de la percepción criolla de un “tiempo diferente” en el que las
“contiendas por el sentido” se inscribieron en “cambios de significado”.
Aplicada al lenguaje público y constitucional que brota del tropel de acontecimientos de la
independencia, puede mostrar esa "combinación" peculiar del lenguaje individualista y
liberal de los derechos y "el lenguaje de privilegios, propio de la sociedad constituida por
cuerpos con fueros y del pensamiento tradicionalista en el que el "honor" adquiere
centralidad ('V. Garrido 93-95).
El vocabulario sobre la nación como unidad política está lleno de trampas, ya que el termino
nación se ha venido usando desde los siglos XVI y XVII para hacer referencia a la unidad
política mayor y con esto se evidencia la escasez de derivados del termino Estado dando
uso a palabras como nacional o nacionalización. En Europa central y oriental el vocablo
nación y sus equivalentes denotan un grupo racial o lingüístico y no tienen un significado
político antes del siglo XIX. Del mismo modo, posteriormente fue usual hablar de
nacionalismo escocés, galés o indio aunque fuese muy raro decir nación escocesa, galesa
o india. También en Estados Unidos se presenta otra noción, nación se reserva para la
unidad mayor de la cual los Estados son componentes que no son sujetos del derecho
internacional.
¿A partir de qué condiciones podían construirse Estados? A partir de formas localistas,
personalistas y difusas de poder. Unidos primariamente por lazos de sangre, pertenencia a
un lugar y clientela, los criollos americanos pudieron apoyarse en redes formales e
informales de poder, en los entramados del latifundio-hacienda-plantación, el comercio legal
e ilegal, la Iglesia, la universidad, el municipio, el tribunal, los nuevos ejércitos.
En base a la familia y la localidad, la cooptación y la clientela, los criollos se lanzaron al
gran proyecto de construir naciones liberales. Sobre esta traza abigarrada de sociedades
locales y provinciales extraordinariamente desiguales y heterogéneas se construyó una
fachada constitucional y constitucionalista.
El pionero fue el ilustrado José Gaspar de Rodríguez de Francia, en un Paraguay remoto
que salió despedazado en la llamada Guerra de la Triple Alianza.
En el plano económico, mineros, comerciantes y terratenientes exportadores prevalecieron
políticamente sobre los latifundistas, quienes estuvieron destinados a la producción de los
mercados internos.
Después de la independencia la política se ruralizó, resultado de la sumatoria entre
caciquismo y latifundio tradicional. El sufragio y la guerra civil convirtieron el número de
habitantes en fuente de poder, ya que el sufragio se convirtió en la base de la adquisición
de la legitimidad, se optó por el campesinado como recurso indispensable en la formación
de poder político nacional.
En el vacío de legitimidad política que había dejado la abdicación del rey y sin que fuera
claro quién o cómo podría ser reemplazado, se consolidaron esos y poderes hubo la
pretensión de establecer sobre ellos consensos para construir instituciones nacionalistas y
liberales. En este ejercicio el carisma y la clientela pudieron contar más que decenas de
documentos constitucionales y legales.
Los criollos debían domesticar la republica y mantener el orden público liberal. Debían
construir Estado moderno, nación, democracia electoral y promover el crecimiento
económico. Sin embargo, no habían bases materiales suficientes ni tradiciones fuertes para
erigir una administración nacional jerarquizada y profesional, abolir las tiranías de la
ignorancia y la distancia, garantizar la moneda sana y el crédito interno y externo, dislocado
por las guerras, y organizar un sistema electoral creíble. Esto sólo era posible si había una
economía capaz de tributar, en este bucle vivió Hispanoamérica hasta la década de 1870.
La historia de las instituciones de la igualdad civil fue protagonizada por los liberales contra
los conservadores.
La ficción de estas nuevas instituciones políticas consistía en que en las estructuras
sociales no había un lugar preciso, mucho menos propicio, para que los blancos y mestizos
pobres, los ex esclavos o los indígenas más o menos liberados de las cargas corporativas,
pudieran transformarse en los sujetos políticos autónomos del gobierno civil de Locke o en
los sujetos libres la para concurrir a formación de la voluntad general de Rousseau. Con
esto, se manifiesta la precariedad de las libertades recién otorgadas.
Las guerras civiles ralentizaron el efecto de los privilegios de la minería y la expansión del
comercio, esto se le suma los costos internos de transporte. En la década de 1870 se pudo
pacificar el cambio institucional, esto fue gracias al estimulo que provino de las posibilidades
de acumulación de capital mediante la incorporación comercial al Atlántico norte.
¿generó la nueva incorporación al mercado mundial una ruptura en el poder político?
¿Promovió el ascenso de grupos cuyos intereses se orientaran al establecimiento de
instituciones políticas liberales?
Es dudoso. Aunque en e! período de "desarrollo hacia fuera" (e, 1870-1930) las economías
latinoamericanas crecieron y aumentó el nivel de bienestar promedio de la población. Aun
en los países más avanzados y con mayor grado de apertura al comercio internacional, la
abrumadora mayoría de la población era rural y la agricultura y la minería la primera fuente
de empleo y riqueza.
La modernización económica después de 1870 se daba a largo de la línea de continuidad
de! poder político de élites que ya habían rotado bastante en el carrusel de sus luchas
internas.
La prueba del ácido fue la industrialización, En el siglo XIX los países latinoamericanos no
tenían condiciones para industrializarse.
En suma, el desorden y destrucción material de las guerras, la discordia entre las élites, la
perturbación y devaluación social de las creencias populares, la movilización militar de los
esclavos (con la promesa de la libertad), el reconocimiento político de los mestizos, una
cierta indiferencia ante los indios, amparados en el vocablo de ciudadanos, pasó una factura
de difícil pago en términos de construir naciones modernas, liberales y democráticas.

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