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El lenguaje

En el ser humano se da, con la evolución (que no es el simple paso del tiempo) un crecimiento de
complejidad tanto en el comportamiento como en el sustrato cerebral que lo sustenta: luego
también el lenguaje es cada vez más complejo. El lenguaje es un método exclusivamente humano
(hasta donde sabemos) no instintivo, de transmitir ideas, emociones y deseos por medio de un
sistema de símbolos producidos de manera deliberada. Es a propósito y con un fin muy específico
que el humano crea en el lenguaje. Ahora bien, el lenguaje no sólo sirve para comunicar las ideas
sino también para producirlas, ya que en cuanto es en sí mismo una estructura, el lenguaje sirve de
molde al pensamiento.

La psicología considera el lenguaje como el código de que se vale el habla que es a su vez un medio
de comunicación: “El lenguaje es el conjunto de signos fonéticos, visivos u otros que sirven para la
comunicación del pensamiento o la indicación de la conducta”.

Se destaca, pues, que además de un instrumento para la comunicación el lenguaje es un


instrumento para el pensamiento, para la actividad mental o intelectual y un método de regulación
de los procesos mentales humanos. Regula la conducta, facilita la generalización, la abstracción y
casi toda la actividad humana. A partir de la adquisición de lenguaje, se hace imposible no hacer la
relación de lenguaje y pensamiento. Se convierten en un par que va por lo general unido. Así
entonces, una de las preocupaciones de la psicología incluye el lenguaje, la formación de conceptos,
la resolución de problemas y la creatividad, todos ellos relacionados entre sí y complementarios en
sus elementos o sus fines.

El lenguaje se basa símbolos, pero también de una manera fuerte en sonidos (asociados). La
gramática es la forma como los símbolos y los sonidos se estructuran para formar el lenguaje
específico. Cada lengua (o cada lenguaje) tienen sus propias reglas, su propia gramática e inclusive
sus propios fonemas.

Bion (1897-1979) fue un psicoanalista inglés, nacido en India. Participó en la Primera y en la Segunda
Guerra Mundial. Llevó a cabo su análisis con Melanie Klein mientras se formaba como psicoanalista
en la Clínica Tavistock. Ambas experiencias, aunadas a su capacidad de observación, sensibilidad e
inteligencia, fueron fundamentales para que posteriormente teorizara sobre la génesis del
pensamiento y sus alteraciones.

Para Bion, pensar no es un acto cognitivo sino que implica el trabajo de dar sentido y significado a
la experiencia emocional. Para lograr esto es indispensable poseer la capacidad de tolerar la
frustración, pero sobre todo de soportar el dolor mental que invariablemente surge cuando nos
encaminamos a buscar nuestra propia “verdad”.

Según Bion, el pensamiento se genera de dos maneras: en la primera, los pensamientos aparecen
primero en forma primitiva y posteriormente se creará una especie de “máquina para pensar”, la
cual transformará ese cúmulo de experiencias, sensaciones y percepciones rudimentarias en
pensamientos como tal. En la segunda, Bion plantea su teoría sobre el “continente-contenido”: el
bebé experimenta una serie de sensaciones y emociones que no puede tolerar y que “expulsa” hacia
afuera; la madre -o la persona que cumple la función materna- toma dichas emociones, las modifica
y elabora dentro de sí misma; luego, las devuelve al bebé de forma manejable para él. El pequeño
toma esos “pensamientos ya pensados” y forma dentro de sí mismo su propio sistema de
pensamientos. Con el tiempo, el bebé no solo internaliza los pensamientos, sino la función misma
de pensar y, así, comenzará poco a poco a “digerir” y dar significado a sus propias experiencias
emocionales. Esto da pie al crecimiento y el desarrollo psíquico.

No obstante, si el bebé o la persona no logran tolerar la frustración y el dolor mental que implica
dar significado a las cosas, los elementos primitivos dentro de la mente se quedarán ahí como una
especie de basura o cascajo, los cuales tenderán a ser expulsados en forma de somatizaciones,
discursos sin sentido, alucinosis, ideas fanáticas o comportamientos grupales no sanos.

Otro factor fundamental en la teoría del pensamiento de Bion es el conocimiento, pues dice que
todos los humanos nacemos con el deseo innato de “conocer”, de saber más tanto de nosotros
mismos como de los demás y de aprender nuevas cosas. No obstante, aquí nuevamente puede
resultar doloroso saber más sobre nuestra propia “verdad” y lo que somos. Ante esto surgen una
serie de fenómenos mentales que procurarán evitar el pensamiento, es decir, irán en contra suya a
fin de librarse del sufrimiento.

Los ataques al pensamiento pueden manifestarse a través de conductas como la arrogancia o la


omnisciencia, la estupidez, la curiosidad enfocada al morbo (no realmente a descubrir significados),
la falta de creatividad, la creación de dogmas o ideas fanáticas que no permiten cambios en las
nociones establecidas, la falta de capacidad de correlación y construcción coherente de
pensamientos dentro de la mente, lo cual da origen a discursos verbales sin sentido y poco
entendibles o a la creación de pensamientos raros o confusos de tipo psicótico.

La teoría de pensamiento de Bion dio pie a que otros psicoanalistas importantes conformaran sus
propias propuestas en torno a problemas distintos o trastornos específicos, como sería el caso de
Meltzer y Tustin sobre el autismo; D’Muzan, Marty, Sifneos y McDougall sobre psicosomática; Green
sobre la llamada “clínica del vacío”; y otros psicoanalistas americanos sobre las áreas psicóticas de
la mente y los problemas de la mentalización.

Bion aportó una teoría sólida desde una perspectiva innovadora, a partir de la cual se abrieron
innumerables líneas de investigación para profundizar en la comprensión de la mente humana.
¿Que es Pensamiento y Lenguaje?

El lenguaje y el pensamiento están íntimamente relacionados, ya que se influyen mutuamente y se


desarrollan paralelamente.

El lenguaje depende del pensamiento y el pensamiento depende, hasta cierto punto, del lenguaje.

El lenguaje es el indicador más tangible de nuestro poder pensante y participa en muchos procesos
psicológicos que el hombre posee.

En la interacción constante entre pensamiento y lenguaje, la correlación entre desarrollo lingüístico


e intelectual es muy importante. La inteligencia es necesaria en el desarrollo del lenguaje ya que se
presupone la capacidad de representación mental para su aparición. El lenguaje, por su parte, se
enriquece con la maduración intelectual y, a su vez, es básico para el desarrollo intelectual, ya que
constituye un medio de adquisición y aporta precisión al pensamiento.

Para dominar una lengua, es necesario representarse algo mentalmente, mediante un sonido, una
imagen o una señal.

El lenguaje, a su vez, influye en el pensamiento. Las palabras actúan como signos taquigráficos
oportunos para representar nuestras experiencias y nos ayudan a pensar, sobre todo acerca de
personas y cosas que no están presentes, acerca del pasado y del futuro, de lugares que van desde
el cuarto de al lado hasta un continente lejano, y acerca de ideas abstractas.
Esto quiere decir, que puede haber pensamiento sin lenguaje, pero no puede haber lenguaje sin
pensamiento.

La psicolingüística se plantea cuáles son los procesos psicológicos que intervienen en la producción
y comprensión del lenguaje.

¿Primero está el lenguaje o el pensamiento?

Si para el polémico Noam Chomsky, el idioma es una especie de computadora que funciona de
manera automática, como los procesos de asociación antes de pensar, entonces habría que suponer
que el lenguaje está primero. La "teoría reguladora" explica que la acción y el pensamiento
dependen de la capacidad lingüística de la persona, en tanto el psicólogo suizo Jean Piaget, cuyas
teorías cognitivas son ampliamente conocidas, sostiene que el lenguaje es, en gran medida, el
producto del desarrollo de la acción y el pensamiento, ya que tanto la palabra como la idea son
imágenes observadas y no a la inversa. Pero, no faltan quienes aseveran que durante el desarrollo
intelectual del individuo hay una interrelación dialéctica entre el lenguaje y el pensamiento. De
modo que responder a la pregunta si primero está el lenguaje o el pensamiento, es lo mismo que
responder a la pregunta si primero está el huevo o la gallina.

De cualquier modo, las tres teorías fundamentales que responden a la pregunta de si primero está
el lenguaje o el pensamiento se pueden sintetizar así:

La teoría de: "el lenguaje está antes que el pensamiento" plantea que el idioma influye o determina
la capacidad mental (pensamiento).

En esta corriente lingüística incide la "gramática generativa" de Noam Chomsky, para quien existe
un mecanismo idiomático innato, que hace suponer que el pensamiento se desarrolla como
consecuencia del desarrollo idiomático.

Por lo tanto, si se considera que el lenguaje es un estado interior del cerebro del hablante,
independiente de otros elementos adquiridos del entorno social, entonces es fácil suponer que
primero está el lenguaje y después el pensamiento; más todavía, si se parte del criterio de que el
lenguaje acelera nuestra actividad teórica, intelectual y nuestras funciones psíquicas superiores
(percepción, memoria, pensamiento, etc.).

La teoría de: "el pensamiento está antes que el lenguaje" sostiene que la capacidad de pensar influye
en el idioma. No en vano René Descartes acuñó la frase: "pienso, luego existo". Asimismo, muchas
actitudes cotidianas se expresan con la frase: "tengo dificultad de decir lo que pienso". Algunos
psicolingüistas sostienen que el lenguaje se desarrolla a partir del pensamiento, por cuanto no es
casual que se diga: "Una psiquis debidamente desarrollada da un idioma efectivo". En esta corriente
lingüística esta la llamada "The cognition hypothesis" (La hipótesis cognitiva), cuya teoría se resume
en el concepto de que el "pensamiento está antes que el lenguaje". Pero quizás uno de sus mayores
representantes sea Jean Piaget, para quien el pensamiento se produce de la acción, y que el lenguaje
es una más de las formas de liberar el pensamiento de la acción. "Piaget indica que el grado de
asimilación del lenguaje por parte del niño, y también el grado de significación y utilidad que reporte
el lenguaje a su actividad mental depende hasta cierto punto de las acciones mentales que
desempeñe; es decir, que depende de que el niño piense con preconceptos, operaciones concretas
u operaciones formales. (Richmond, P. G., "Introducción a Piaget", 1981).

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