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Para otros usos de este término, véase Astronomía (desambiguación).
El Hubble: telescopio ubicado fuera de la atmósfera que observa objetos celestes. Sus
maravillosas imágenes han asombrado al mundo. Es el icono de la astronomía moderna.
Las misiones de espacio se han utilizado a localizaciones distantes de la imagen dentro del
sistema solar, como, por ejemplo, esta vista del Apolo 11. Vista del cráter Daedalus en la
cara oculta de la Luna.
La astronomía (del latín astronomĭa, y este del griego ἀστρονομία)1 es la ciencia que se
ocupa del estudio de los cuerpos celestes del universo, incluidos los planetas y sus satélites,
los cometas y meteoroides, las estrellas y la materia interestelar, los sistemas de materia
oscura, gas y polvo llamados galaxias y los cúmulos de galaxias; por lo que estudia sus
movimientos y los fenómenos ligados a ellos. La astronomía también abarca el estudio de
la formación y el desarrollo del Universo en su conjunto mediante la cosmología, y se
relaciona con la física mediante la astrofísica y la química mediante la astroquímica.
Índice
1 Etimología
2 Historia
o 2.1 Revolución científica
o 2.2 Nueva Astronomía
3 Astronomía observacional
o 3.1 Estudio de la orientación por las estrellas
o 3.2 Instrumentos de observación
3.2.1 Astronomía visible
3.2.2 Astronomía del espectro electromagnético o radioastronomía
3.2.2.1 Astronomía de infrarrojos
3.2.2.2 Astronomía ultravioleta
3.2.2.3 Astronomía de rayos X
3.2.2.4 Astronomía de rayos gamma
4 Astronomía teórica
o 4.1 Mecánica celeste
o 4.2 Astrofísica
o 4.3 Estudio de los objetos celestes
4.3.1 El sistema solar desde la astronomía
4.3.1.1 Astronomía del Sol
4.3.1.2 Historia de la observación del Sol
4.3.1.3 Manchas solares
4.3.1.4 El fin del Sol: ¿el fin de la vida humana?
4.3.1.5 Astronomía de los planetas, satélites y otros objetos
del sistema solar
4.3.2 Astronomía de los fenómenos gravitatorios
4.3.3 Astronomía cercana y lejana
4.3.4 Cosmología
4.3.4.1 Formación y evolución de las estrellas
o 4.4 Astronáutica
4.4.1 Expediciones espaciales
5 Hipótesis destacadas
6 Apéndices
o 6.1 Apéndice I - Astrónomos relevantes en la Historia
6.1.1 Ampliaciones
o 6.2 Apéndice II - Ramas de la astronomía
o 6.3 Apéndice III - Campos de estudio de la astronomía
6.3.1 Campos de estudio principales
6.3.2 Otros campos de estudio
6.3.3 Campos de la astronomía por la parte del espectro utilizado
o 6.4 Apéndice IV - Exploraciones espaciales más relevantes
o 6.5 Apéndice V - Investigaciones activas y futuras
6.5.1 Investigadores relevantes
6.5.2 Observatorios terrestres
6.5.3 Observatorios espaciales
o 6.6 Apéndice VI - Líneas de tiempo en astronomía
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Etimología
La palabra astronomía proviene del latín astrŏnŏmĭa /astronomía/ y esta del griego
ἀστρονομία /astronomía/.2 Está compuesta por las palabras άστρον /ástron/ 'estrellas', que a
su vez viene de ἀστῆρ /astḗr/ 'estrella', 'constelación', y νόμος /nómos/ 'regla', 'norma',
'orden'.2
El lexema ἀστῆρ /astḗr/ está vinculado con las raíces protoindoeuropeas *ster~/*~stel
(sust.) 'estrella' presente en la palabra castiza «estrella» que llega desde la latina «stella».
También puede vérsele en: astrología, asteroide, asterisco, desastre, desastroso y muchas
otras.3
Historia
Lo que sigue proviene del artículo Historia de la astronomía
Ilustración de la teoría geocéntrica.
La astronomía surge desde que la humanidad dejó de ser nómada y se empezó a convertir
en sedentaria; luego de formar civilizaciones o comunidades empezó su interés por los
astros. Desde tiempos inmemorables se ha visto interesado en los mismos, estos han
enseñado ciclos constantes e inmutabilidad durante el corto periodo de la vida del ser
humano lo que fue una herramienta útil para determinar los periodos de abundancia para la
caza y la recolección o de aquellos como el invierno en que se requería de una preparación
para sobrevivir a los cambios climáticos adversos. La práctica de estas observaciones es tan
cierta y universal que se han encontrado a lo largo y ancho del planeta en todas aquellas
partes en donde ha habitado el hombre. Se deduce entonces que la astronomía es
probablemente uno de los oficios más antiguos, manifestándose en todas las culturas
humanas.
En casi todas las religiones antiguas existía la cosmogonía, que intentaba explicar el origen
del universo, ligando este a los elementos mitológicos. La historia de la astronomía es tan
antigua como la historia del ser humano. Antiguamente se ocupaba, únicamente, de la
observación y predicciones de los movimientos de los objetos visibles a simple vista,
quedando separada durante mucho tiempo de la Física. En Sajonia-Anhalt, Alemania, se
encuentra el famoso disco celeste de Nebra, que es la representación más antigua conocida
de la bóveda celeste. Quizá fueron los astrónomos chinos quienes dividieron, por primera
vez, el cielo en constelaciones. En Europa, las doce constelaciones que marcan el
movimiento anual del Sol fueron denominadas constelaciones zodiacales. Los antiguos
griegos hicieron importantes contribuciones a la astronomía, entre ellas, la definición de
magnitud. La astronomía precolombina poseía calendarios muy exactos y parece ser que las
pirámides de Egipto fueron construidas sobre patrones astronómicos muy precisos.
La inmutabilidad del cielo, está alterada por cambios reales que el hombre en sus
observaciones y conocimiento primitivo no podía explicar, de allí nació la idea de que en el
firmamento habitaban poderosos seres que influían en los destinos de las comunidades y
que poseían comportamientos humanos y por tanto requerían de adoración para recibir sus
favores o al menos evitar o mitigar sus castigos. Este componente religioso estuvo
estrechamente relacionado al estudio de los astros durante siglos hasta cuando los avances
científicos y tecnológicos fueron aclarando mucho de los fenómenos que en un principio no
eran comprendidos. Esta separación no ocurrió pacíficamente y muchos de los antiguos
astrónomos fueron perseguidos y juzgados al proponer una nueva organización del
universo. Actualmente estos factores religiosos superviven en la vida moderna como
supersticiones.
Esfera armilar.
Revolución científica
Durante siglos, la visión geocéntrica de que el Sol y otros planetas giraban alrededor de la
Tierra no se cuestionó. Esta visión era lo que para nuestros sentidos se observaba. En el
Renacimiento, Nicolás Copérnico propuso el modelo heliocéntrico del sistema solar. Su
trabajo De Revolutionibus Orbium Coelestium fue defendido, divulgado y corregido por
Galileo Galilei y Johannes Kepler, autor de Harmonices Mundi, en el cual se desarrolla por
primera vez la tercera ley del movimiento planetario.
Galileo añadió la novedad del uso del telescopio para mejorar sus observaciones. La
disponibilidad de datos observacionales precisos llevó a indagar en teorías que explicasen
el comportamiento observado (véase su obra Sidereus Nuncius). Al principio solo se
obtuvieron reglas ad-hoc, como las leyes del movimiento planetario de Kepler, descubiertas
a principios del siglo XVII. Fue Isaac Newton quien extendió hacia los cuerpos celestes las
teorías de la gravedad terrestre y conformando la Ley de la gravitación universal,
inventando así la mecánica celeste, con lo que explicó el movimiento de los planetas y
consiguiendo unir el vacío entre las leyes de Kepler y la dinámica de Galileo. Esto también
supuso la primera unificación de la astronomía y la física (véase Astrofísica).
Tras la publicación de los Principios Matemáticos de Isaac Newton (que también desarrolló
el telescopio reflector), se transformó la navegación marítima. A partir de 1670
aproximadamente, utilizando instrumentos modernos de latitud y los mejores relojes
disponibles se ubicó cada lugar de la Tierra en un planisferio o mapa, calculando para ello
su latitud y su longitud. La determinación de la latitud fue fácil pero la determinación de la
longitud fue mucho más delicada. Los requerimientos de la navegación supusieron un
empuje para el desarrollo progresivo de observaciones astronómicas e instrumentos más
precisos, constituyendo una base de datos creciente para los científicos.
Ilustración de la teoría del "Big Bang" o primera gran explosión y de la evolución
esquemática del universo desde entonces.
Durante los siglos XVIII al XIX, se presenta el problema de los tres cuerpos, donde Euler,
Clairaut y D'Alembert llevan predicciones más precisas sobre los movimientos de la luna y
los planetas. Este trabajo es perfeccionado por Lagrange y Laplace, permitiendo estimar las
masas de los planetas y lunas a partir de sus perturbaciones.6
Nueva Astronomía
A finales del siglo XIX se descubrió que, al descomponer la luz del Sol, se podían observar
multitud de líneas de espectro (regiones en las que había poca o ninguna luz). Experimentos
con gases calientes mostraron que las mismas líneas podían ser observadas en el espectro
de los gases, líneas específicas correspondientes a diferentes elementos químicos. De esta
manera se demostró que los elementos químicos en el Sol (mayoritariamente hidrógeno)
podían encontrarse igualmente en la Tierra. De hecho, el helio fue descubierto primero en
el espectro del Sol y solo más tarde se encontró en la Tierra, de ahí su nombre.
Se descubrió que las estrellas eran objetos muy lejanos y con el espectroscopio se demostró
que eran similares al Sol, pero con una amplia gama de temperaturas, masas y tamaños. La
existencia de la Vía Láctea como un grupo separado de estrellas no se demostró sino hasta
el siglo XX, junto con la existencia de galaxias externas y, poco después, la expansión del
universo, observada en el efecto del corrimiento al rojo. La astronomía moderna también ha
descubierto una variedad de objetos exóticos como los cuásares, púlsares, radiogalaxias,
agujeros negros, estrellas de neutrones, y ha utilizado estas observaciones para desarrollar
teorías físicas que describen estos objetos. La cosmología hizo grandes avances durante el
siglo XX, con el modelo del Big Bang fuertemente apoyado por la evidencia proporcionada
por la astronomía y la física, como la radiación de fondo de microondas, la ley de Hubble y
la abundancia cosmológica de los elementos químicos.
Durante el siglo XX, la espectrometría avanzó, en particular como resultado del nacimiento
de la física cuántica, necesaria para comprender las observaciones astronómicas y
experimentales.
Astronomía observacional
Artículo principal: Astronomía observacional
Para ubicarse en el cielo, se agruparon las estrellas que se ven desde la Tierra en
constelaciones. Así, continuamente se desarrollan mapas (cilíndricos o cenitales) con su
propia nomenclatura astronómica para localizar las estrellas conocidas y agregar los
últimos descubrimientos.
Instrumentos de observación
Galileo Galilei observó gracias a su telescopio cuatro lunas del planeta Júpiter, un gran
descubrimiento que chocaba diametralmente con los postulados tradicionalistas de la
Iglesia Católica de la época.
Artículo principal: Observatorio astronómico
Para observar la bóveda celeste y las constelaciones más conocidas no hará falta ningún
instrumento, para observar cometas o algunas nebulosas solo serán necesarios unos
prismáticos, los grandes planetas se ven a simple vista; pero para observar detalles de los
discos de los planetas del sistema solar o sus satélites mayores bastará con un telescopio
simple. Si se quiere observar con profundidad y exactitud determinadas características de
los astros, se requieren instrumentos que necesitan de la precisión y tecnología de los
últimos avances científicos.
Astronomía visible
Actualmente, el telescopio más grande del mundo se llama Very Large Telescope y se
encuentra en el observatorio Paranal, al norte de Chile. Consiste en cuatro telescopios
ópticos reflectores que se conjugan para realizar observaciones de gran resolución.
Estos datos ofrecen información muy importante sobre los astros, su composición química,
temperatura, velocidad en el espacio, movimiento propio, distancia desde la Tierra y
pueden plantear hipótesis sobre su formación, desarrollo estelar y fin.
El análisis desde la Tierra de las radiaciones (infrarrojos, rayos x, rayos gamma, etc.) no
solo resulta obstaculizado por la absorción atmosférica, sino que el problema principal,
vigente también en el vacío, consiste en distinguir la señal recogida del "ruido de fondo", es
decir, de la enorme emisión infrarroja producida por la Tierra o por los propios
instrumentos. Cualquier objeto que no se halle a 0 K (-273,15 °C) emite señales
electromagnéticas y, por ello, todo lo que rodea a los instrumentos produce radiaciones de
"fondo". Hasta los propios telescopios irradian señales. Realizar una termografía de un
cuerpo celeste sin medir el calor al que se halla sometido el instrumento resulta muy difícil:
además de utilizar película fotográfica especial, los instrumentos son sometidos a una
refrigeración continua con helio o hidrógeno líquido.
Estas ondas de radio, al ser procesadas ofrecen un espectro analizable del objeto que las
emite. La radioastronomía ha permitido un importante incremento del conocimiento
astronómico, particularmente con el descubrimiento de muchas clases de nuevos objetos,
incluyendo los púlsares (o magnétares), cuásares, las denominadas galaxias activas,
radiogalaxias y blázares. Esto es debido a que la radiación electromagnética permite "ver"
cosas que no son posibles de detectar en la astronomía óptica. Tales objetos representan
algunos de los procesos físicos más extremos y energéticos en el universo.
Este método de observación está en constante desarrollo ya que queda mucho por avanzar
en esta tecnología.
Diferencia entre la luz visible e infrarroja en la Galaxia del Sombrero o Messier 104.
Astronomía de infrarrojos
Gran parte de la radiación astronómica procedente del espacio (la situada entre 1 y
1000 μm) es absorbida en la atmósfera. Por esta razón, los mayores telescopios de radiación
infrarroja se construyen en la cima de montañas muy elevadas, se instalan en aeroplanos
especiales de cota elevada, en globos, o mejor aún, en satélites de la órbita terrestre.
Astronomía ultravioleta
Imagen que ofrece una observación ultravioleta de los anillos de Saturno. Esta reveladora
imagen fue obtenida por la sonda Cassini-Huygens.
La Galaxia elíptica M87 emite señales electromagnéticas en todos los espectros conocidos.
Astronomía de rayos X
Se cree que la emisión de rayos x procede de fuentes que contienen materia a elevadísimas
temperaturas, en general en objetos cuyos átomos o electrones tienen una gran energía. El
descubrimiento de la primera fuente de rayos x procedente del espacio en 1962 se convirtió
en una sorpresa. Esa fuente denominada Scorpio X-1 está situada en la constelación de
Escorpio en dirección al centro de la Vía Láctea. Por este descubrimiento Riccardo
Giacconi obtuvo el Premio Nobel de Física en 2002.
El observatorio espacial Swift está específicamente diseñado para percibir señales gamma
del universo y sirve de herramienta para intentar clarificar los fenómenos observados.
Los rayos gamma son radiaciones emitidas por objetos celestes que se encuentran en un
proceso energético extremadamente violento. Algunos astros despiden brotes de rayos
gamma o también llamados BRGs. Se trata de los fenómenos físicos más luminosos del
universo produciendo una gran cantidad de energía en haces breves de rayos que pueden
durar desde unos segundos hasta unas pocas horas. La explicación de estos fenómenos es
aún objeto de controversia.
A energías por encima de unas decenas de GeV, los rayos gamma solo se pueden observar
desde el suelo usando los llamados telescopios Cherenkov como MAGIC. A estas energías
el universo también puede estudiarse usando partículas distintas a los fotones, tales como
los rayos cósmicos o los neutrinos. Es el campo conocido como Física de Astropartículas.
Astronomía teórica
Los astrónomos teóricos utilizan una gran variedad de herramientas como modelos
matemáticos analíticos y simulaciones numéricas por computadora. Cada uno tiene sus
ventajas. Los modelos matemáticos analíticos de un proceso por lo general, son mejores
porque llegan al corazón del problema y explican mejor lo que está sucediendo. Los
modelos numéricos, pueden revelar la existencia de fenómenos y efectos que de otra
manera no se verían.78
Los teóricos de la astronomía ponen su esfuerzo en crear modelos teóricos e imaginar las
consecuencias observacionales de estos modelos. Esto ayuda a los observadores a buscar
datos que puedan refutar un modelo o permitan elegir entre varios modelos alternativos o
incluso contradictorios.
Los teóricos, también intentan generar o modificar modelos para conseguir nuevos datos.
En el caso de una inconsistencia, la tendencia general es tratar de hacer modificaciones
mínimas al modelo para que se corresponda con los datos. En algunos casos, una gran
cantidad de datos inconsistentes a través del tiempo puede llevar al abandono total de un
modelo.
Los temas estudiados por astrónomos teóricos incluyen: dinámica estelar y evolución
estelar; formación de galaxias; origen de los rayos cósmicos; relatividad general y
cosmología física, incluyendo teoría de cuerdas.
Mecánica celeste
Lo que sigue proviene del artículo Mecánica celeste
El Sistema Solar puede ser explicado con gran aproximación mediante la mecánica clásica,
concretamente, mediante las leyes de Newton y la ley de la gravitación universal de
Newton. Solo algunas pequeñas desviaciones en el perihelio de mercurio que fueron
descubiertas tardíamente no podían ser explicadas por las teoría de Newton y solo pudieron
ser explicadas mediante la teoría de la relatividad general de Einstein.
La mecánica celeste es una rama de la astronomía y la mecánica que tiene por objeto el
estudio de los movimientos de los cuerpos celestes en virtud de los efectos gravitatorios que
ejercen sobre él otros cuerpos masivos. Se aplican los principios de la física conocidos
como mecánica clásica (ley de gravitación universal de Isaac Newton).
Astrofísica
La mayoría de los astrónomos (si no todos) tienen una sólida preparación en física y las
observaciones son siempre puestas en su contexto astrofísico, así que los campos de la
astronomía y astrofísica están frecuentemente enlazados.
Artículos principales: Sistema solar, El sistema solar y Formación y evolución del sistema
solar.
Véase también: Cronología del descubrimiento de los planetas del sistema solar y sus
satélites naturales
Posición figurada de los planetas y el Sol en el sistema solar, separados por planetas
interiores y exteriores.
El estudio del universo o cosmos y más concretamente del sistema solar ha planteado una
serie de interrogantes y cuestiones, por ejemplo cómo y cuándo se formó el sistema, por
qué y cuándo desaparecerá el Sol, por qué hay diferencias físicas entre los planetas, etc.
Es difícil precisar el origen del sistema solar. Los científicos creen que puede situarse hace
unos 4600 millones de años, cuando una inmensa nube de gas y polvo empezó a contraerse
probablemente, debido a la explosión de una supernova cercana. Alcanzada una densidad
mínima ya se autocontrajo a causa de la fuerza de la gravedad y comenzó a girar a gran
velocidad, por conservación de su momento cinético, al igual que cuando una patinadora
repliega los brazos sobre sí misma gira más rápido. La mayor parte de la materia se
acumuló en el centro. La presión era tan elevada que los átomos comenzaron a fusionarse,
liberando energía y formando una estrella. También había muchas colisiones. Millones de
objetos se acercaban y se unían o chocaban con violencia y se partían en trozos. Algunos
cuerpos pequeños (planetesimales) iban aumentando su masa mediante colisiones y al
crecer, aumentaban su gravedad y recogían más materiales con el paso del tiempo
(acreción). Los encuentros constructivos predominaron y, en solo 100 millones de años,
adquirió un aspecto semejante al actual. Después cada cuerpo continuó su propia evolución.
El Sol (todo el sistema solar) gira alrededor del centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia. Da
una vuelta cada 225 millones de años. Ahora se mueve hacia la constelación de Hércules a
19 km/s. Actualmente el Sol se estudia desde satélites, como el Observatorio Heliosférico y
Solar (SOHO), dotados de instrumentos que permiten apreciar aspectos que, hasta ahora, no
se habían podido estudiar. Además de la observación con telescopios convencionales, se
utilizan: el coronógrafo, que analiza la corona solar, el telescopio ultravioleta extremo,
capaz de detectar el campo magnético, y los radiotelescopios, que detectan diversos tipos
de radiación que resultan imperceptibles para el ojo humano.
El Sol es una de las 200 000 millones a 400 000 millones de estrellas de nuestra galaxia. Es
una enana amarilla corriente, que está a 8,5 minutos-luz de la tierra y es de media edad.
Con 1,4 millones de kilómetros de diámetro, contiene el 99,8 por ciento de la masa de
nuestro sistema solar, la cual se consume a un ritmo de 600 millones de toneladas de
hidrógeno por segundo, produciendo 596 millones de toneladas de helio. Convirtiendo así 4
millones de toneladas en energía según la ecuación E=mc². Además el Sol es similar a una
bomba de hidrógeno por la colosal fusión nuclear de hidrógeno que mantiene en su núcleo
y la gran cantidad de energía que emite cada segundo. El equilibrio que mantiene su tamaño
es la contraposición entre su gravedad y la expulsión continua de energía. También es una
estrella de tercera generación. El protio, el isótopo de hidrógeno más abundante de la
naturaleza, con su núcleo solamente compuesto por un protón, es además el combustible
que alimenta las fusiones nucleares en el corazón de las estrellas gracias a cuya ingente
energía emitida las estrellas brillan incluyendo a nuestro sol.
La parte visible del Sol está a 6000 °C y la corona, más alejada, a 2 000 000 °C. Estudiando
al Sol en el ultravioleta se llegó a la conclusión de que el calentamiento de la corona se
debe a la gran actividad magnética del Sol. Los límites del sistema solar vienen dados por
el fin de su influencia o heliosfera, delimitada por un área denominada Frente de choque de
terminación o Heliopausa.
El estudio del Sol se inicia con Galileo Galilei de quien se dice que se quedó ciego por
observar los eclipses. Hace más de cien años se descubre la espectroscopia que permite
descomponer la luz en sus longitudes de onda, gracias a esto se puede conocer la
composición química, densidad, temperatura, situación los gases de su superficie, etc. En
los años 50 ya se conocía la física básica del Sol, es decir, su composición gaseosa, la
temperatura elevada de la corona, la importancia de los campos magnéticos en la actividad
solar y su ciclo magnético de 22 años.
Las primeras mediciones de la radiación solar se hicieron desde globos hace un siglo y
después fueron aviones y dirigibles para mejorar las mediciones con aparatos
radioastronómicos. En 1914, C. Abbot envió un globo para medir la constante solar
(cantidad de radiación proveniente del sol por centímetro cuadrado por segundo). En 1946
el cohete V-2 militar ascendió a 55 km con un espectrógrafo solar a bordo; este fotografió
al Sol en longitudes de onda ultravioletas. En 1948 (diez años antes de la fundación de la
NASA) ya se fotografió al Sol en rayos X. Algunos cohetes fotografiaron ráfagas solares en
1956 en un pico de actividad solar.
En 1960 se lanza la primera sonda solar denominada Solrad. Esta sonda monitoreó al sol en
rayos x y ultravioletas, en una longitud de onda muy interesante que muestra las emisiones
de hidrógeno; este rango de longitud de onda se conoce como línea Lyman α.
Posteriormente se lanzaron ocho observatorios solares denominados OSO. El OSO 1 fue
lanzado en 1962. Los OSO apuntaron constantemente hacia el Sol durante 17 años y con
ellos se experimentaron nuevas técnicas de transmisión fotográfica a la tierra.
El mayor observatorio solar ha sido el Skylab. Estuvo en órbita durante nueve meses en
1973 y principios de 1974. Observó al Sol en rayos g, X, ultravioleta y visible, y obtuvo la
mayor cantidad de datos (y los mejor organizados) que hayamos logrado jamás para un
objeto celeste. En 1974 y 1976 las sondas Helios A y B se acercaron mucho al Sol para
medir las condiciones del viento solar. No llevaron cámaras.
En 1980 se lanzó la sonda Solar Max, para estudiar al Sol en un pico de actividad. Tuvo
una avería y los astronautas del Columbia realizaron una complicada reparación.
Manchas solares
George Ellery Hale descubrió en 1908 que las manchas solares (áreas más frías de la
fotosfera) presentan campos magnéticos fuertes. Estas manchas solares se suelen dar en
parejas, con las dos manchas con campos magnéticos que señalan sentidos opuestos. El
ciclo de las manchas solares, en el que la cantidad de manchas solares varía de menos a más
y vuelve a disminuir al cabo de unos 11 años, se conoce desde principios del siglo XVIII.
Sin embargo, el complejo modelo magnético asociado con el ciclo solar solo se comprobó
tras el descubrimiento del campo magnético del Sol.
En el núcleo del Sol hay hidrógeno suficiente para durar otros 4500 millones de años, es
decir, se calcula que está en plenitud, en la mitad de su vida. Tal como se desprende de la
observación de otros astros parecidos, cuando se gaste este hidrógeno combustible, el Sol
cambiará: según se vayan expandiendo las capas exteriores hasta el tamaño actual de la
órbita de la Tierra, el Sol se convertirá en una gigante roja, algo más fría que hoy pero
10 000 veces más brillante a causa de su enorme tamaño. Sin embargo, la Tierra no se
consumirá porque se moverá en espiral hacia afuera, como consecuencia de la pérdida de
masa del Sol. El Sol seguirá siendo una gigante roja, con reacciones nucleares de
combustión de helio en el centro, durante solo 500 millones de años. No tiene suficiente
masa para atravesar sucesivos ciclos de combustión nuclear o un cataclismo en forma de
explosión, como les ocurre a algunas estrellas. Después de la etapa de gigante roja, se
encogerá hasta ser una enana blanca, aproximadamente del tamaño de la Tierra, y se
enfriará poco a poco durante varios millones de años.
Astronomía lunar: el cráter mayor es el Dédalo, fotografiado por la tripulación del Apollo
11 mientras orbitaba la Luna en 1969. Ubicado cerca del centro de la cara oculta de la luna,
tiene un diámetro de alrededor de 93 kilómetros.
Vista que presentó el cometa McNaught a su paso próximo a la Tierra en enero de 2007.
Una de las cosas más fáciles de observar desde la Tierra y con un telescopio simple son los
objetos de nuestro propio sistema solar y sus fenómenos, que están muy cerca en
comparación de estrellas y galaxias. De ahí que el aficionado siempre tenga a estos objetos
en sus preferencias de observación.
Los eclipses y los tránsitos astronómicos han ayudado a medir las dimensiones del sistema
solar.
Entre los planetas Marte y Júpiter encontramos una concentración inusual de asteroides
conformando una órbita alrededor del sol denominada cinturón de asteroides.
En el sistema solar también existe una amplísima red de partículas, meteoroides de diverso
tamaño y naturaleza, y polvo que en mayor o menor medida se hallan sometidos al influjo
del efecto Poynting-Robertson que los hace derivar irremediablemente hacia el Sol.
El campo gravitatorio del Sol es el responsable de que los planetas giren en torno a este. El
influjo de los campos gravitatorios de las estrellas dentro de una galaxia se denomina marea
galáctica.
Encontrar materia oscura no es fácil ya que no brilla ni refleja la luz, así que los astrónomos
se apoyan en la gravedad, que puede curvar la luz de estrellas distantes cuando hay
suficiente masa presente, muy parecido a cómo una lente distorsiona una imagen tras ella,
de ahí el término lente gravitacional o anillo de Einstein. Gracias a las leyes de la física,
conocer cuánta luz se curva dice a los astrónomos cuánta masa hay. Cartografiando las
huellas de la gravedad, se pueden crear imágenes de cómo está distribuida la materia oscura
en un determinado lugar del espacio. A veces se presentan anomalías gravitatorias que
impiden realizar estos estudios con exactitud, como las ondas gravitacionales provocadas
por objetos masivos muy acelerados.
Los agujeros negros son singularidades de alta concentración de masa que curva el espacio,
cuando estas acumulaciones masivas son producidas por estrellas le les denomina agujero
negro estelar; esta curva espacial es tan pronunciada que todo lo que se acerca a su
perímetro es absorbido por este, incluso la luz (de ahí el nombre). El agujero negro
Q0906+6930 es uno de los más masivos de los observados. Varios modelos teóricos, como
por ejemplo el agujero negro de Schwarzschild, aportan soluciones a los planteamientos de
Einstein.
Tal como hemos visto hasta ahora, en el Sistema Solar encontramos diversos objetos (v. El
Sistema Solar desde la astronomía) y nuestro sistema solar forma parte de una galaxia que
es la Vía Láctea. Nuestra galaxia se compone de miles de millones de objetos celestes que
giran en espiral desde un centro muy denso donde se mezclan varios tipos de estrellas, otros
sistemas solares, nubes interestelares o nebulosas, etc. y encontramos objetos como IK
Pegasi, Tau Ceti o Gliese 581 que son soles cada uno con determinadas propiedades
diferentes.
La estrella más cercana a nuestro sistema solar es Próxima Centauri que se encuentra a 4,2
años luz. Esto significa que la luz procedente de dicha estrella tarda 4,2 años en llegar a ser
percibida en La Tierra desde que es emitida.
Estos soles o estrellas forman parte de numerosas constelaciones que son formadas por
estrellas fijas aunque la diferencia de sus velocidades de deriva dentro de nuestra galaxia
les haga variar sus posiciones levemente a lo largo del tiempo, por ejemplo la Estrella
Polar. Estas estrellas fijas pueden ser o no de nuestra galaxia.
La astronomía lejana comprende el estudio de los objetos visibles fuera de nuestra galaxia,
donde encontramos otras galaxias que contienen, como la nuestra, miles de millones de
estrellas a su vez. Las galaxias pueden no ser visibles dependiendo de si su centro de
gravedad absorbe la materia (v. agujero negro), son demasiado pequeñas o simplemente son
galaxias oscuras cuya materia no tiene luminosidad. Las galaxias a su vez derivan
alejándose unas de otras cada vez más, lo que apoya la hipótesis de que nuestro universo
actualmente se expande.
Las galaxias más cercanas a la nuestra (aproximadamente 30) son denominadas el grupo
local. Entre estas galaxias se encuentran algunas muy grandes como Andrómeda, nuestra
Vía Láctea y la Galaxia del Triángulo.
Cosmología
Principio cosmológico
Constante cosmológica
Corrimiento al rojo
Fuerzas fundamentales
Aceleración de la expansión del Universo
Inestabilidad de Jeans
Interacción nuclear fuerte
Astronáutica
Asistencia gravitatoria
Expediciones espaciales
Hipótesis destacadas
Aceleración de la expansión del universo
Hipótesis Némesis
Colonización de Mercurio
Teoría del Big Bang y la Nucleosíntesis primordial
Teoría del Estado Estacionario
Expansión cósmica en escala
Ambiplasma
Inflación cósmica
Forma del universo
Destino último del universo
Apéndices
Apéndice I - Astrónomos relevantes en la Historia
Teorizó que la Tierra era una esfera cubierta por una superficie redonda que
giraba alrededor de esta (así explicaba la noche) y que tenía algunos agujeros
por los cuales se observaba, aun en la oscuridad nocturna, un poco de la luz
exterior a la tierra; la que él llamo "fuego eterno".
Tales de Mileto
Discípulos de Pitágoras Sostuvieron que el planeta era esférico y que se movía en el espacio.
Sostenía que la Tierra era inmóvil y, además era el centro del Universo.
Aristóteles
Sostenía que la Tierra giraba, que se movía y no era el centro del Universo,
proponiendo así el primer modelo heliocéntrico. Además determinó la
distancia Tierra-Luna y la distancia Tierra-Sol.
Aristarco de Samos
Año 150 a. C.
'
Posidonio de Apamea Observó que las mareas se relacionaban con las fases de la Luna.
del 135 a. C. al 31 a. C.
Elaboró una enciclopedia astronómica llamada Almagesto.
Claudio Ptolomeo
Año 140.
Nicolás Copérnico
(1473 - 1543).
Con su telescopio observó que Júpiter tenía cuatro lunas que lo circundaban.
(1564 - 1642).
Demostró que los planetas no siguen una órbita circular sino elíptica respecto
del Sol en un foco del elipse derivando de esto en su primera ley.
La segunda ley de Kepler en la cual afirma que los planetas se mueven más
rápidamente cuando se acercan al Sol que cuando están en los extremos de
las órbitas.
Johannes Kepler En la tercera ley de Kepler establece que los cuadrados de los tiempos que
tardan los planetas en recorrer su órbita son proporcionales al cubo de su
(1571 - 1630). distancia media al Sol.
“Las fuerzas que mantienen a los planetas en sus órbitas deben ser recíprocas a los cuadrados de sus distancias a los
centros respecto a los cuales gira”.
Isaac Newton Estableció el estudio de la gravedad de los cuerpos.
(1642 - 1727). Probó que el Sol con su séquito de planetas viaja hacia la constelación del
Cisne.
Albert Einstein
(1879 - 1955).
Ampliaciones
Entre otros:
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Astrodinámica
Astronáutica
Investigadores relevantes
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