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Aspecto político

En el Aspecto político, el gobierno se propuso aplicar la Constitución de 1857, consistió en


convocar las elecciones, pues desde 1865 Juárez ejercía el cargo de presidente sin haber sido
elegido constitucionalmente. Juárez proponía una serie de reformas a la Constitución con el objeto
de "equilibrar los poderes supremos", a fin de que el ejecutivo tuviera mayor poder que el que le
confería la Constitución y pudiera así tener más influencia en el Congreso.

Juárez logró ganar las elecciones generales para el periodo 1867-1871, derrotando al general
Porfirio Díaz. En esas elecciones, como presidente de la Suprema Corte de Justicia quedaba
Sebastián Lerdo de Tejada, el colaborador más cercano de Juárez desde tiempos de la intervención
francesa, y ese cargo equivalía al de vicepresidente.

Esta lucha por el poder amenazaba con reiniciar la anarquía, y por ello Juárez se vio precisado a
decretar estado de sitio y a suspender las garantías individuales cuando y donde quiera peligraba
el orden, decisiones que fueron consideradas por el Congreso como anticonstitucionales. La
realidad social hacía imposible cumplir con lo que los ideales democráticos dictaban.

También dentro del aspecto político y para reafirmar el carácter civilista de su gobierno, Juárez
decidió reducir el ejército que había luchado contra Francia; en primer lugar, para restarle fuerza a
los militares; en segundo, porque no era necesario un contingente tan grande para mantener la
paz interior; en tercer lugar, era indispensable reducir el gasto público. Pero la desocupación de
miles de soldados que por años no habían hecho otra cosa que manejar las armas, aumentó el
número de salteadores de caminos que no encontraban otro medio de subsistencia, y a quienes el
del bandolerismo les resultaba más fácil.

Aspecto económico

En el orden económico, la restauración juarista tenía como objetivo prioritario el de atraer el


capital extranjero, necesario para poner en práctica los siguientes proyectos:

a) fomentar la agricultura, para lo cual se pretendía introducir nuevos cultivos, incorporar a la


producción otras zonas del país aún no explotadas, sobre todo en el norte y el sureste y aplicar
técnicas de cultivo semejantes a las que se utilizaban en Estados Unidos y en Francia; '

b) incorporar al país a la Revolución Industrial, teniendo en cuenta el enorme potencial hidráulico


de algunas regiones para generar la fuerza motriz necesaria;

c) convertir a México en un puente comercial entre Asia y Europa, y entre Estados Unidos y
América del Sur. Para tal efecto se proyectaba la creación de una red ferroviaria que uniese las
regiones productoras con la costa, y permitiera el desarrollo del comercio exterior y el inicio de la
comunicación con el resto del mundo.

Sin embargo, puesto que la realización de esos proyectos estaba condicionados a la inversión del
capital extranjero, al gobierno le fue imposible ponerlos en práctica. México era una nación
endeudada, cuyos conflictos políticos internos le habían impedido cumplir con los compromisos
contraídos con los acreedores. Además, el gobierno de Juárez aún no tenía relaciones diplomáticas
con los grandes países capitalistas de Europa que pudieran interesarse por invertir en México.
Aspecto social

En el orden social, el gobierno de Juárez proyectó una política poblacionista que pretendía atraer
la inmigración de europeos, como ocurrió en Estados Unidos y en Argentina, pero esto no pudo
realizarse porque en el extranjero se desconfiaba de la seguridad interna de México, y los
europeos no encontraban aliciente alguno para venir a radicar a un país tan conflictivo.

Otro proyecto social fue el de la formación de la pequeña propiedad a partir del fraccionamiento
de los latifundios por medio del deslinde y venta de terrenos baldíos, y de la desamortización de
las tierras del clero y de las comunidades indígenas, así como a través de la venta de las grandes
haciendas. El gobierno se proponía dotar a cada campesino de un rancho de pequeñas
dimensiones, en el que libremente trabajaran la tierra y criara ganado; pero esta meta era difícil
de alcanzar porque la clase trabajadora campesina había estado acostumbrada, por siglos, al trato
paternalista del hacendado; durante cientos de años de había encerrado en aquélla condición de
servidumbre y no sabía qué hacer ahora con su nueva libertad. Además, el problema social agrario
se había agravado por el despojo de tierra de que se hizo objeto a las comunidades indígenas, que
las marginó aún más que antes e hizo más difícil su integración a la sociedad nacional.

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