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Curso: Grupo 1
Introducción
Se estima que desde años pasado el hombre ha tenido una fuerte relación con las plantas
medicinales, como principal fuente de recursos terapéuticos; con el paso del tiempo la
elaboración de insumos medicinales a partir de una planta se ha ido tecnificando, hasta llegar
a la formación de fitofármacos con mayor durabilidad y garantía (Fitoquímica, Gonzáles, &
Morales, 2009). Latinoamérica representa un área de gran interés para el estudio de plantas
medicinales, dado que comprende aproximadamente 2000 millones de hectáreas, dando el
15% de la superficie terrestre, lo cual es muy apetecible para las principales farmacéuticas
(Talevi & Bruno-Blanch, 2009).
Dentro de investigaciones las plantas juegan un papel muy importante ya que de las mismas
se van a desarrollar los medicamentes expendidos en el mundo, ya sea como agentes
terapéuticos o como modelos de compuestos farmacológicos(Hersch-Martínez, 2002). La
producción de fitofármacos esta evaluada constantemente por grupos de investigación que
buscan la identificación y validación científica de los principios activos hasta llevarlos hasta
uso medicinal(Hersch-Martínez, 2002). Por lo que se realizan diversos controles de calidad
para si posterior venta. Sin embargo, uno de los problemas más significativos es el
desconocimiento de fitofarmacéutica por parte de la sociedad, dado que existe una gran
variedad de personal que ha realizado o está realizando estudios sobre farmacéutica o carreras
relacionadas, no se tiene una adecuada información sobre el uso de fitofármacos(De Mata
Bell Badell, Agüero Sánchez, Cisse, & Mohlotsane, 2017). Por lo tanto, se trata de buscar la
relación que han tenido el desarrollo de la fitofarmacéutica en Latinoamérica estos últimos
años.
A pesar del uso potencial de plantas medicinales y sus fitofármacos, no se puede asegurar su
inocuidad, al igual que los medicamentos de síntesis química, se requiere profundas
investigaciones que no se limitan al campo de la experimentación, porque una vez que se
comercializan deben seguir siendo observadas mediante estudios de farmacovigilancia
(Lores & Lazo, 2011). Se define a la farmacovigilancia como ‘‘la ciencia y las actividades
relativas a la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos de los
medicamentos o cualquier otro problema relacionado con ellos’’ (OMS, 2004). En los
últimos años este término ha tomado revuelo en el mundo por los polémicos casos que se han
presentado sobre reacciones adversas de los medicamentos como la talidomida y cuáles son
las medidas preventivas, correctivas y sancionatorias que el Estado está en el deber de
ejecutar frente a estas situaciones. A raíz de esto y del artículo 157 de la Ley Orgánica de
Salud Ecuatoriana 2006 en el que menciona la necesidad de implementar la
farmacovigilancia nacional y después de cinco años se crea el Centro Nacional de
Farmacovigilancia, que actuará como núcleo del Sistema Nacional de Farmacovigilancia
(SNFV) y como referencia a escala local e internacional (ARCSA, 2019). Es necesario tomar
en cuenta también que a pesar de que los fitofármacos son una alternativa se deben
implementar algunas características para poder comercializarlos como fármacos
tradicionales en el Ecuador, y estas son, un reglamento BPM, una lista de especies
medicinales reconocidas que cuenten con monografía propia de seguridad y eficacia, esto
evitaría la duplicación de esfuerzos cuando se realizan ensayos preclínicos y clínicos de
productos que sean elaborados de recursos tanto internacionales como también nacionales.
También hace falta más capacitación para las personas encargadas de regular, investigar y
desarrollar los controles sanitarios para estos productos (Dehesa, 2009).
Desarrollo
Dentro del planteamiento latinoamericano se han evaluado los parámetros políticos que
afectan para un desarrollo gradual de los fitofármacos, ya que en la mayoría de los países
latinos no se tiene un punto de control propio, por lo tanto, no se puede basar en normativas
independientes, se rigen bajo los parámetros de otros países lo cual dificulta a la investigación
constante de las plantas medicinales y por ende de los principios activos potenciales para la
generación de un fármaco(Talevi & Bruno-Blanch, 2009). Por otro lado, los gobiernos se ven
limitados a poder establecer un parámetro general de control y desarrollo ya que muchas
investigaciones tienes que regirse bajo reglamentaciones regionales por lo tanto el
investigador está a la deriva de autoridades locales en el sector de investigación. Bajo dichos
parámetros Latinoamérica es una región administrada de los países más desarrollados siendo
fuente de insumos al grado de dependencia económica(Acosta et al., 2017).
Pese a las limitaciones que se han generado por parte de los países económicamente
dominantes, no se puede pasar por alto la falta de conocimiento poblacional frente a los
compuestos fitofarmacéuticos. Es comúnmente observar vendedores sin ningún tipo de
respaldo científico, médico o sanitario la comercialización de productos de origen vegetal al
público en general. Sin embargo, son pocas las personas que tienen un verdadero
conocimiento composicional de los productos adquiridos. Los fitofármacos tienen un interés
peculiar sobre la población ya que estos no necesitan ser administrados por un profesional,
en muchas de las ocasiones este tipo de medicamentos tienen un respaldo más tradicional
que científico(Hersch-Martínez, 2002). Por otro lado, la problemática actual no es el
desconocimiento de la población, sino su libre comercialización pese a que no presentan una
regulación por parte de las entidades sanitarias(Figueredo, 2018).
Por otro lado, se tiene conocimiento de que los fitofármacos tiene gran aceptación por parte
de la población y es mayor en Latinoamérica por el apego a las tradiciones ancestrales que
se tiene en dichas regiones(Miranda et al., 2005). Gracias a la aceptación que tienen este tipo
de productos es que se pudo formar la Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina1 la cual
está enfocado en un desarrollo fitofarmacéutico colectivo, entre los países que lo conforman
están Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela(SLF, 2014). Por hoy en día, se
han estado realizando numerosos estudios, tanto por principios activo como por la toxicidad
de los fitomedicamentos salientes al mercado, para así poder tecnificar la metodología de
investigación de plantas medicinales y poder ser competentes ante los farmacéuticas
extrajeras(Miranda et al., 2005).
1
Institución científica sin fines de lucro, anteriormente conocida como Asociación Argentina de
Fitomedicina.
Hoja sen Senna angustifolia
Boldo Peumus boldus
Algas pardas Fucus vesiculosus
Fenogreco, alholva Trigonella foenum-graecum
Ginko Ginkgo biloba
Ginseng Panax spp.
Equinacea Echinacea purpurea, E.
angustifolia
Fuente: (Gutierres Dominguez, 2015).
Entre las plantas más utilizadas para la elaboración de fitofármacos en Ecuador se encuentra
la ortiga cuyas acciones farmacológicas son: diurética, antiadenoma prostático,
hipoglucemiante, depurativa y alcalinizante, reconstituyente, antiflamatorio y analgésico
estas efectos son debido a su composición química como su aceite esencial rico en cetonas,
2-metil-hepten-2-en6-ona, ésteres, además la presencia de flavonoides como rutina,
isoquercitrina, quercetina, kenferol, isoramnetina, astragalina, ácidos orgánicos, taninos,
monoterpenos, triterpenos y mucílagos; no obstante, esta planta presenta reacciones adversas
en altas dosis o en tratamientos crónicos y estas pueden ser gastralgias, úlcera péptica y
alergia (Huerta, 2007). Otra planta usada para la obtención de estos medicamentos es el
eucalipto ya que su aceite esencial posee 1,8-cineol que le atribuye una propiedad
broncodilatadora y expectorante, al igual que la ortiga, en altas dosis puede presentar RAM
como confusión mental ya que un es neurotóxico y epileptógeno. Otras RAM se reportan en
el ajo como hipotensión y la epigastralgía, debido a la presencia de aliína que produce un
efecto vasodilatador periférico y el (+)-s -metil cisteina sulfóxido, los esteroides,
oligosulfuros y los polisulfuros capaces de producir irritación gástrica; la sábila presenta
RAM como hipotensión y vómitos debido a derivados hidroxiantracénicos y el aloe –
emodina (Lores & Lazo, 2011).
Conclusión
A pesar de que aún los principales actores del sector farmacéutico siguen siendo las
compañías que elaboran medicamentos a base de compuestos químicos y por tal razón la
mayor parte de estudios realizados a medicamentos en el Ecuador corresponden a
información que es obtenida por estas organizaciones y también las complicaciones con las
leyes que regulan en el Ecuador a los fitofármacos, siendo estas poco claras muchas veces y
dejando ciertos vacíos en cuanto a la comprobación de efectividad necesaria y cabe
mencionar que existe un crecimiento tanto en los laboratorios que se dedican a la elaboración
de fitofármacos como también en los principales distribuidores de estos medicamentos, que
han visto incrementados sus niveles de operación debido a la inminente expansión de este
sector, presentándose estos como una alternativa cada vez más valida a los medicamentos de
origen químico, sin embargo hay que considerar cuales pueden ser las consecuencias de su
uso, a pesar de que los fitofármacos presentan menores reacciones adversas que los
medicamentes de síntesis química, la farmacovigilancia a manos de la ARCSA debe prestar
mayor atención en su regulación.
Referencias
Acosta, M. E., Ladio, A. H., & Vignale, N. D. (2017). Plantas medicinales comercializadas
en la ciudad de San Salvador de Jujuy (Argentina) y su calidad botánica. Boletin
Latinoamericano y Del Caribe de Plantas Medicinales y Aromaticas, 16(1), 34–52.
SLF. (2014). Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina. Retrieved May 18, 2019, from
http://fitomedicina.org/quienes-somos/
Talevi, A., & Bruno-Blanch, L. E. (2009). Una herramienta eficaz para el desarrollo de
nuevos fármacos en Latinoamérica. Latin American Journal of Pharmacy. Retrieved
from http://www.scirus.
Toscanini, M. (2011). Situación económica actual del mercado de fármacos del Ecuador.
Revista médica Universidad Católica de Santiago de Chile, 16(2), 148-152.