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El enfoqite senziológico

Es necesario comenzar por una presentación más precisa del campo cientí-
1 11 n al cual se refiere este estudio, como también por una definición de los
t <•rrninos y de los conceptos que esce trabajo le toma prestado.
"Semiótica, semántica, semiología, signo, imagen, ícono ...", tantos térmi-
11os que a menudo se utilizan unos por otros sin ningún rigor, hecho que p e r ­
¡udica su comprensión como la eficacia de su uso. En efecto resulta indispensa­
ble, cuando elegimos una carea científica, comprender sus fundamentos y las
orientaciones para apreciar canto la pertinencia como los límites de sus herra-
111ientas. También es necesario hacer aquí unas precisiones cer1ninológicas, más
11ún en cuanto que la semiología se caracteriza precisamente por su tarea: "dis­
<'L1rso sobre", metalenguaje, se interroga sobre el c6rno de la producción de sen-
1 ido con un método y herramientas que le son propias y que es necesario pre-
sentar.
Por cal razón, anees de hablar de la imagen, objeto de estudio, queremos
precisar cómo y en qué perspectiva la abordaremos.

l. Aparición y desarrollo de la semiología moderna

1.1 Reseña histórica


El término "semiología" no es nuevo ya que, desde la antigüedad, designa
un sector de la medicina. Del griegoserneion = signo, y logos = discurso, ciencia,
la semiología -o la semeilogía- médica, disciplina que aún existe, consiste en
interpretar los signos que son los síntomas o los síndromes (conjunco de sínto­
mas). Estos signos, de los que habla Hipócraces 1 , son entonces sinónimos de
síntomas, pero también de "prueba" o de "índice". Al buscar interpretar estos

460-377 aproximadamente anees de Cristo.


La ir11age11 fija
I'/ �11fnq11e se,niológico 19
18
Señalemos algunos ejemplos caraccerísticos, con el riesgo de caer en la mi-
signos de la manera más rigurosa posible, la semiología médica, según pode­
1 il1cación de esca época: movimientos artísticos completamente nuevos que se
mos ver, se interesa por el "qué" de la significación de los síntomas , más que
111.,nifiestan en literatura con autores como Hofmannsthal, Thomas Mann,
por el "cómo", que concierne en particular a la semiología en ciencias huma­
nas. Constituye sin embargo una referencia importante en el estudio del signo './,weig, pero sobre codo con Kafka o Musil; los secesionistas vieneses como
l(l i1nr, luego Schiele o Kokoschka, rompen con la pintura académica; el cubis-
no verbal.
1110 y los foviscas, en Francia, el expresionismo y el art nouvea11 en Alemania,
En cienci as humanas, el término semiología aparece particularmente a prin­
ronmocionan la concepción de la pintura y de las artes visuales; Kandinsky,
cipios del siglo pasado y manifiesta el deseo de elaborar una "ciencia general de
l(lee, Malevich inauguran la pintura abstracta; los formalistas rusos, luego los
los signos". Pero la noción de signo ya existía2. No concierne solamente al
ronstrucciviscas, reencaran la concepción y la función del arte bajo codas sus
Lenguaje médico sino que aparece también en la filosofía del lenguaje, como
lormas; Orto Wagner, Adolf Loos inventan la arquitectura moderna en Aus-
podemos leerla en Platón y parcicularmence en Aristóteles. Sin embargo, si la
1 ria, Le Corbusier en Suiza y en Francia, Frank Lloyd Wrighc en los Estados
nocjóo de "signo" está ya presente, no por ello designa la "palabra", que a su
lJnidos; Mahler y sobre codo Schonberg, luego Webern o Alban Berg, trans­
vez está considerada como u n "símbolo'' constituido por los sonidos y las le­
forman la tradición musical, renuevan la composición; el cine acaba de inven­
tras, planteados como convención; el "signo" se acerca aun más a la prueba o al
tarse...
índice, como los signos naturales (el jadeo para la fiebre) de los que son parte
El campo del arce no es el único implicado en estas transformaciones: asis­
los síntomas. Umberto Eco dedicó una importante obra al estudio de las rela­
tirnos al nacimiento del psicoanálisis con Freud, de la lingüística moderna con
ciones entre semiótica y filosofía del lenguaje desde la antigüedad hasta nues­
Saussure, de la lógica moderna con Frege en matemáticas, de la teoría de la
tros días 3. Demuestra que a partir de cinco conceptos clave -"signo, significa­
relatividad con Einstein en física, como al descubrimiento de la radioactividad
do, metáfora, símbolo y código"-, todos los filósofos que se interesaron por el
con Marie Curie; la filosofía ve aparecer la fenomenología con Husserl, modos
lenguaje (desde los estoicos hasta Wittgenstein) se dieron cuenta de la impor­
de pensamiento y de reflexión sobre el lenguaje can originales como los de
tancia capital que tenía el debate sobre la lengua y los otros sistemas de signos
Russell, Wittgenstein, más tarde Austin.
para esclarecer una cantidad de otros problemas que van desde la ética a la
Grandes inventos y grandes movimientos de pensamiento se suceden tam­
metafísica. Hay constantes que aparecen en codas las teorías evocadas: la fun­
bién en los Estados Unidos, con investigadores como Edison, para las teleco­
ción de interca11zbio del signo y su rnaterialidad. Por el contrario, también hay
n1unicaciones, o Peirce, para la semiótica.
divergencias que se manifiestan en corno a la naturaleza de la relación transac­
Pero vemos cuán fecunda fue Europa en su conjunto: Inglaterra, Francia,
cional que induce.
Rusia, Suiza, Alemania, Austria, Checoslovaquia, ere., y cómo, en su seno, la
Sea como fuere, consideramos que un enfoque más específico de la cuestión
"Mittel Europa" fue el fas cinante crisol de esca transformación, con sus ciuda­
se pone en práctica con la aparición, a principios del siglo pasado, de la semio­
des faro como Viena6 y Praga. En síntesis, todavía no terminamos de entender
logía moderna, cuya paternidad atribuimos a un teórico de la lógica: Peirce 4, y
ni de explorar coda la riqueza de esa enorme agitación, tanto intelectual como
a un lingüista, Saussure5.
artística, de principios del siglo xx.
El comienzo del siglo XX se caracteriza, en Europa y en el mundo, por una
Y aunque codos escos investigadores, sabios, artistas no se conocían necesa­
efervescencia particularmente creativa en codos los campos.
riamente entre sí, incluso si la mayoría ignoraba la difusión mundial de su
época que tan sólo la perspectiva nos permite captar con estupefacción, hay
,
2 Cf. Umberto Eco, Le signe, trad. fr. Ed. Labor, coll. "Média", 1988: reedici6n y actualiza- que tener en cuenta que es con este impulso particularmente inventivo y crea-
ci6n de una ob ra más antigua (1973), este libro estudia el concepto de signo desde la
antigüedad hasta nuestros días y constituye una útil introducci6n a los problemas de la
., . ,
sem1ot1ca contemporanea. 6
Cf. "Viena, début d'un siecle", en Critiq11e Nº 339-440, agosto-septiembre 1975, o el
) Cf. Umberco Eco, Semiótica y filosofía del lenguaje, Barcelona, Lumen, 1990.
voluminoso Vienne 1880-1938, l'Apocalypse joyeuse, bajo la direcci6n de Jean Clair, Paris,

1839-1914. Centre Pompídou, 1986.
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L857-l 9l 3.
20 La Í1nage11 fija
fil cnf(lque se,r1iológico 2L
tivo que aparece, en Europa con Saussure y en Estados Unidos con Peirce, la
idea de una ciencia general y globalizadora que se ocupa de los distintos cipos general de los signos a principios del siglo xx. En los Estados Unidos, casi en
de signos con los que nos comunicamos: la semiología. la n,isma época que él, Charles Sanders Peirce, un científico, imagina también
En efecto, aunque Umberto Eco nos recuerda7 que, dieciséis siglos antes una "ciencia general de los signos" a la que bautizaSe1niotics, término que toma
que Saussure, San Agustín propone en De Magistro "una fusión definitiva entre de Joho Locke 1º. Hombre de la lógica, astrónomo, geodésico, Peirce destina
teoría de los signos y teoría del lenguaje", es sin embargo con Ferdinand de sus reflexiones más a los matemáticos que a los filósofos. Así, Peirce no se
Saussure, considerado entonces el fundador de la lingüística n1oderna, que e n ­ t oncenta con encarar una ciencia tal, comienza su elaboración proponiéndose
contramos la expresión más clara de esta ambición semiológica. t·scudiar en profundidad todos los cipos de signos (no sólo el signo lingüístico),
Al romper con la tradición normativa y diacrónica del estudio de la lengua, clc hacer una clasificación y de analizar su modo de funcionamiento.
Saussure propone en efecto considerarla como un "sistema de signos que expre­ EL trabajo de Peirce se conocerá más carde en Europa, a partir de la apari­
san ideas", y entonces hacer, aquí y ahora, en sincronía, el inventario de estos ción entre 1931 y 1935 de los seis primeros volúmenes de los Collected Papers,
signos como también el de las reglas que rigen su combinatoria. Opone la luego de los siguientes en 1958. Su traducción y su estudio serio será aun más
lengna, conjunto socialmente limitado de elementos y de reglas, al habla, pues­ 1 nrdío (en los años setenta) 11. Sin embargo, vemos que, desde 1867, Peirce

ta en práctica histórica e ilimitada de estos elementos por cada uno de noso­ c·labora su semiótica, o teoría de los signos, y que le otorga una dimensión
tros, para producir una cantidad infinita de mensajes. El célebre Curso de lin­ 1 ilosófica. En la estela de estos dos grandes precursores, la semiótica moderna
giiística general8 intentará describir lo que es una lengua y su funcionamiento. •,e· desarrolló considerablemente desde principios del siglo XX y sigue siendo
12
Al llevar a cabo dicha tarea, Saussure sabe que no co1nunicamos solamente 1111 campo de investigación vivo y activo .

con la lengua sino también con todo tipo de otros signos con10 los "ricos sim­ La escuela americana, descendiente de Peirce, se desarrolla gracias a Charles
bólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etcétera". "Podemos en­ Morris, en tres direcciones principales:
tonces concebir, dice, ttna ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la la semiótica "pura", que concierne la lingüística y la filosofía del lenguaje;
vida social... la llamaremos semiología [... }. Nos enseñará en qué consisten los la semiótica descriptiva, de inspiración conductista, que estudia los com­
signos y cu•áles son las leyes que los gobiernan. Puesto que todavía no existe, portamientos sociales no verbales (gestión sociocultural del espacio, del
no se puede decir qué es lo que ella será; pero tiene derecho a la existencia, y su tiempo, de la gestual idad), lenguajes no verbales (imagen, vestimen-
lugar está determinado de antemano. La lingüística no es m.ás que una parte de ta ...);
esca ciencia general. Las leyes que la semiología descubra serán aplicables a la la se1niótica aplicada, interesada en la pragmática, las relaciones encre
lingüística, y así es como la lingüística se encontrará ligada a un dominio bien signo e individuo. Incluye también la zoosemiótica, que estudia los
definido en el conjunto de los hechos humanos (...}. La carea del lingüista es signos de la comunicación animal.
definir qué es lo que hace de la lengua un sistema especial en el conjunto de los
hechos semiológicos9 ." lln Europa, los postsaussurianos se distinguen según su mayor o menor
Hay que señalar dos puntos de esta declaración fundacional, sobre los que 111 t odoxia lingüística:

volveremos luego: por un lado, hay que tener cuidado al distinguir la semiGlo­
gía de la semántica; por el otro que la jerarquización planteada aquí entre
111
l.ockc (1632-1704) ya había encarado una semiotikécon10 ciencia de los signos y en parci-
lingüística y semiología implica una cantidad de cuestiones.
111lur ele las palabras, signos de las ideas.
Pero Saussure no es el único, y a lo hemos dicho, en encarar una ciencia 11 Fn Francia será "l'école de Perpignan" y su hombre de cabecera, Gérard Deledalle, quie-
111·, ,11iciarán una corriente imporca nce de estudios peircianos. De este úlcimo podemos
7
En Semiótica y filosofía del lenguaje, op. cit. lt•rr rn pnrcicular, Théorie et pratique d11 signe, introd11ction a la simiotiq11e de Charles S. Peirce,
8
1906-1910, del que podemos leer la edición comentada por Amado Alonso en: Ferdi­ 1',,r1.�, Pnyoc, 1979.
naod de Saussure, C111·so de li11g1iística general, Buenos Aires, Losada, 1945. 11 llt onlrnremos un panorama del desarrollo de las distintas tendencias de la semiótica,
9
Jbid., en "Introducción". ,lt·,,k sus precursores basca los anos ochenta, en Sémiologie des 111essages socianx, de André
1 l c•lho, París, Médiacheque Edilig, 1983.
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111� 11i.ift 111 1 ,11In�11N 1 1 1••11 11d11111 sólo la comunicación intencional utilizan­ 1.2 Semiología /semántica
il11 , ,1· 11 1,:11, r 1111111111·�,u� dt- una cantidad finita de elementos como las Esca reseña histórica muestra, por un lado, que la disciplina escá viva, que
1, 11¡¡1111� 11111 �11J111t:sto, t:l código Morse, el código de la ruta, el código de 110 se detuvo en las premisas de los años sesenta como a menudo imaginan
111• 1 11•,1 1·11so1C'S y así t:n rnás. Hablamos entonces de una "semiología de la 111¡uellos que desde entonces dejaron de estudiar; por el otro, que la semiología
r 1111111111c11ti6n"1�, que se opone a: !IO es la semántica, aunque los términos se parezcan. En este punto sin duda se
111111 "st·111 iologfa de la significación", menos rígida, donde un código 1 111cc necesario precisar qué distingue a escas dos disciplinas.
puede ser un sistema abierto, incluso vago, y siempre puede conside­ La semántica es considerada tradicionalmente como una rama de la lingüís-
n1rse como un código o un ca.mpo de observación estructurado, desde 11ca que estudia las significaciones: ni los sistemas de signos, ni los procesos de
el momento en que produce significaciones y que se lo elige como significación e interpretación (cosa que sí se propone la semiología), sino que
objeto de estudio. Las referencias científicas de esta corriente se en­ c·sLudia la cuestión del sentido mismo, de su evolución, de sus cambios, de su
cuentran más bien en el círculo lingüista de Praga15 , cofundado por el t·�cructura. Para decirlo rápidamente, la semántica estudia el sentido suscepti­
lingüista Roman Jakobson, y la glosemática danesa fundada por el ble que la lengua produce, pero no la manera en que una palabra significa algo,
lingüista Hjelmslev 16 . 11i en la que un significante 18, de manera general, está ligado a un significado.
Los primeros representantes franceses de esca corriente serán Roland Barthes La semántica estudia los significados, indiferentemente de sus distintas mani­
y Christian Metz en lo que concierne a la i1nagen y el cine -ya volveremos sobre fc·staciones posibles, la manera en que evolucionan (en diacronía, es la tradi­
esto- como también "l'école de Paris" con Greimas. "L'école de Perpignan" se ción "antigua") o en que se organizan unos en relación con los otros (en sincro­
dedicará particularmente a descubrir y estudiar los trabajos de Peirce. nía, es la tarea "moderna").
los investigadores italianos como Emilio Garroni o Umberto Eco, luego de De este modo, la semántica estructural pudo estudiar cómo las unidades de
haber echado las bases de una semiótica científica, serán unos de los primeros sentido, o sememas, no funcionan de manera aislada sino según una solidari­
en iniciar un desplazamiento epistemológico17 que será retomado en Francia y dad elemental descripta por A.-J. Greimas como un par "conjunción + disyun­
alimentará una crítica de la "primera semiología" según distintos ángulos: ción"19: así blanco se opone a negro como bien se opone a 1nal (disyunción), pero
sociológico con investigadores como Baudrillard; histórico y filosófico con estas unidades de significación circulan según un mismo eje semántico (con­
personalidades como Michel Foucault, Jacques Derrida, Gilles Deleuze; psi­ junción), el del color para el primer caso, el de los va/c;res para el segundo.
coanalítico bajo la supervisión de Jacques Lacan o de Julia Krisceva. Podemos incluso complicar las relaciones entre las distintas significaciones
ucilizando herramientas de la lógica y explorando las significaciones que se
asocian no sólo por contrariedad, como en el ejemplo anterior, sino también
por complemencariedad: es lo que propone Greimas con el famoso "cuadrado
" Como Buyssens, Mounin, Marcinec, Prieco ...
semiótico". Se traca de "la representación lógica de una categoría semántica
11
< cualquiera20 " donde se van a definir cuatro posiciones a partir de tres relacio­
Como la present6 por ejemplo Pier re Gui raud en La Sémiologie, París, PUF, "Que sais-
je?", 1977 . • nes: la relación horizontal de contrariedad que ya hemos descripto (bien vs. 1nal),
1'
Par a suceder al círculo lingüista de Moscú (1915-1920) del que Jakobson había sido la relación oblicua de contradicción (1nal I no 1nal, bien I no bien) que correspon­
cofundador. de a la negación de la relación vertical de complementariedad (bien J no mal,
16
Cf. louis Hjelmslev, Profégomenes a une théorie du langage, erad. fr., París, Éd. de Minuic,
1976. ,na/ I no bien).
17 Cf. Emilio Garroni, Progetto di semíotíca, Bologna, Bari, 1972, seguido años más rarde por
Ricognizione della semíotica, Roma, Officina edizioni, 1977; o Umberro Eco, "Sémiologie rn Significante, o "parce perceptible de un signo" (sonido, grafismo, gesco, ecc.). Tratare­
des messages visuels", en Com1n11nications Nº 15, Par is, Seuil, 1970, y sob re codo la mos en det:tlle esca noci6n.
str11c/11re absente, trad. fr. Merc11re de France, 1972, seguido en 1975 por "Pou r une refor­ ,,¡ Cf. A .J.
- Greimas, Séman1iq11e s11·11ct111·ale, París, larousse, 1966.
mulacion du concept de signe iconique", en Co11111111nicatíons Nº 29 o, en 1976, por La 'º - G reimas, yJ. Cources, Sémíotiq11e, dictionnaii·e raisonné de la théorie du /a11gage, Paris,
A .J.
p,·od11ction des 1ig11e.s, París, Liv re de Poche, "Essais", 1992. H3checce, 1993.
.\ •1 La hnagen fija JI/ t'llf()q11e se1niológico 25

Para Saussure, la semiología es la ciencia que Jeberá estudiar todos los


Bien--- - vs. ---Mal
\1.�Lcmas de signos, y la lingüística particularmente se ocupará de la lengua y
, lt' su especificidad. Por eso, según él, es la más importante de las ciencias
,1·111iológicas, pero sin embargo permanece adherida a la ciencia general de los
•.i¡.p10s que es la semiología. Esta jerarquización será puesta en cuestión, espe-
1 ialrnenre por Barthes, por razones que se suman a las que plantea la localiza­

e HÍn de la semántica, de las que ya hemos hablado, y sobre las que volveren1os

no nial - - no
----- - - bien e 11undo examinemos las relaciones entre imagen y lenguaje.

l .3 Semiología/semiótica
Vemos cómo un 1nodelo como éste, estático y dinámico al mismo tiempo,
La referencia que hicimos anteriormente también demostró que podemos
permite extraer y analizar la inceracrividad de los presupuestos ligados a la
r•ucontrarnos canto con el término de 'semiología' como con el de 'semiótica'.
expresión de cal o cual concepto.
A 1nenudo se dice que ambos términos son equivalentes y que la diferencia
Así, aunque el "sentido" sea "un concepto indefinible21 ", comprendemos
11·side simplemente en su origen lingüístico: 'semiótica' es de origen anglo­
que la semántica se interesa por el proclttcto de un sistema semiótico mientras
',il jcín (locke, Peirce), 'semiología' es de origen europeo (en particular Saussu-
que la semiología estudiará el siste1na en sí, sus eleinentos, su estructura, sus
11•). Por supuesto hay una parce de realidad histórica en esta afirmación pero las
reglas de organización, ecc. la semiología se interesará por la naturaleza de la
, osas son un poco más complicadas que esro.
relación significante/significado, por el funcionamiento del signo en su con­
La Asociación Internacional de Semiótica (la AIS, fundada en 1967 por
junto (estructural y contextL1al), sea lingüístico o no.
A. J. Greimas) prefirió desde el principio el cérmi no de 'semiótica'. Pero sin
Reconocemos ahora a la semántica, considerada durante mucho tien1po como
1•111bargo, en este caso, cendremos que aplicar uno de los principios de la lin­
la ciencia que estudia las significaciones sólo de los signos lingüísticos, un
/\ilÍstica distinguiendo la regla del uso. los dos términos siguen siendo utiliza­
aspecto más general de ciencia que se ocupará del sentido que produzca cual­
,los: 'semiótica' se entiende más bien como una extensión general de la lingüís-
quier sistema semiótico constituido por signos tanto lingüísticos como icóni­
1 H'H, co1no una filosofía del lenguaje, y 'semiología' como el escudio de lengua­
cos, gestuales, del vestuario, religiosos u otros... Sin embargo, sigue siendo
,,·� particulares (imagen, cine, pincura, literatura, ere.). Sin embargo, esta dis-
ambiguo el hecho de que la manifestación de sentido, al intentar ser consciente
11ne ión puede acentuarse aún más.
de ella o al estudiarla, pasa siempre por lo verbal, y entonces por el signo
En efecto, Umberco Eco22, retomando una clasificación anterior de Charles
lingüístico. Este obstáculo lleva a algunos a pensar que el estudio del sentido,
ívlorris, propone distinguir tres aspectos de la semiótica: la semiótica general,
la semántica, no puede sino depender de la lingüística.
l,1s s<:111 iócicas específicas y la semiótica aplicada.
Esta ambigüedad alin1enta también la otra polémica, la de las relaciones
/11 se,niótica general, de naturaleza filosófica, se encarga de construir un objeto
entre lingüística y semiología, de su respectiva jerarquización con10 de la cues­
1 c•orico y de proponer un modelo general puramente formal; trabajará por ejem­
tión de las leyes comunes a la lingüística y a otros sistemas semióticos. En
¡ ,lo sobre la noción misma de "signo", su estructura, su dinámica, etcétera.
efecto, en la medida en que la lingüística precedió históricamente al estudio de
I-rts se,nióticas específicas son de orden gramatical en el sentido más amplio
otros sistemas de signos (excepto a los síntomas médicos), a partir de que nos
,l,·1 término, es decir, que abarcan la sintaxis, la semántica y la pragmática; se
propongamos reconocer leyes lingüísticas en otros sistemas, clamaremos con­
, 11r.argan de estudiar, desde un punto de vista teórico y conceptual, sisten1as de
tra el "imperialismo" de la lingüística. En realidad podemos preguntarnos si
•.ignos particulares como los de la imagen o los del cine: ¿contienen signos? Si
no estamos ante una nueva versión del "huevo y la gallina".
,;..11sí, ¿cuáles son? ¿Cómo se disponen? Etcétera.

21 A.-J. Greimas y J. Courres, !bid. S1w1irí1icll y filosofíd del lengudje, op.cit.


26 La i111agen fija /1/ 1w/11r¡11u se,ni()/ógico 27

Fina lme nte, la serniótica aplicada tiene límites más impre cisos. Su problema 11•s11l tn r�icil de nuncia r, ac usando la inflación te levisiva y publicit aria , a la 'ci vi-
no es la cie ntificida d (proporc ión de conce ptos y de mode lo s) sino su fue rza de 1 11111 ión de la im agen' que se ría la nue stra2 4 ."
pers ua sión retórica para la comprens ión de un texto. Su t area es la de volv er l)i cha const ata ción, que po demo s leer como preámbulo al número d e una
int ersubjet iv ame nt e contro lable, gracias a l uso d e herramient as tomadas de la s 11•vistn dedicad a a los "Destinos de la imag en", present a bien lo s juicio s co n -
se miót icas precedent es, un " disc ur so seguro ", una interpretación de un texto 11•111poráneo s más co munes que se hace n sobre la im age n; juic io qu e s e opone,
dado. La semiót ica a plic ad a es un método de análisis cuyo r igor s e basa en el 1tl 111ismo tie mpo y de ma ner a paradoja!, a la ide a ta mbi én vivaz de q ue la
uso de herr amientas semióticas y en el cons enso so ciocultu ral que éstas supo­ 1111agcn cons tituye uno de los medios de co municación más mode rno y más
nen, o po niéndos e a las interpr eta cio nes no justifica das, "impresionistas", o muy 1 l 1raz de l a comuni ca ción cont e mporán ea . El hecho e s qu e vivimos en el medio

aleatorias. de · un debate contr adictori o s obr e ''la imagen'', t ransmitido canco por los me­
Dicho esto, const atamos que en Fra ncia, el término "semiótica" se utiliza el 10s de comunica ción como por las conversaciones privadas o la e nseñanza .
e n la m ayor ía de los casos para h ablar de "se miótica genera l", pero que "se mio ­ Vc•;1mos en tonce s en qué t erreno se ubic a este de ba te, so bre qué implícitos se
logía" amalg ama de buen gra do a las se miót ic as espec íficas (la semiología de la li11sa y de qué habla.
imagen co mo teoría de l a signific ación por la ima g en) y la se miótica aplicada La ide a de que estamos en una "civi lización de la imag en" implica que ya
(la s emio logía de la i ma ge n co mo análisis de la i magen que utiliz a herramien- 110 est amos en una civ il izaci ón de lo e scrito . Si habl amos co mo McLuh an, la
tas semiótic as). ¡•,.i laxia Marconi habrí a re emplazado a la galaxi a Gucenberg. E sta sust ituc ión
Este tra ba jo se dedicará a distinguir ento nces la s do s actividades que e ncu- •w considera tanto como un progre so , la era e lectrónica a tacando de cad uca a l a
bre el uso corrie nte d e la expr es ión "semi ologí a de la imagen": por un lado, 25
1•111 d e la impres i ón , c omo por e l contra rio un a regresión, e l universo fi cti cio
oto rgar e lementos de l a teoría de la significac ión po r la imagen en tant o sem ió­ y superfic ial de la imagen que implica, con la desa parición d e l o escrito , la
tica esp ec ífica, y por el otr o, da r ejemp los mero dológicos de a nálisis de la desa parición más genera l del lengua je y ento nces del pensamie nto .
image n por medio de herra mientas s em ióticas o de se miót ica a plicada al análi- Sea como f uere, la comunicac ión por la imagen se opone a la del le ngua je:
sis de la imagen. e omunicar po r la imag en sería no com unicar más por e l lengua je, ame nazar a
Ha bre mos e ntendido ent onc es que a final de cuencas la semiótica es un l.1 palabra con des a parec er; la palabra ya n o sólo como herrami ent a de comuni­
metalengua j e, un "discurso seguro " que s e define por su gestión más que por c ,Lción s ino tamb ién como herramienta de pens amient o, de personalidad, de
su o bjeto. La p re gunta que s e pla ntea e s el "cómo" de la significación más que iclencid ad. Tenie ndo en cuenca este dis curso implícito, compr e ndemos me jo r
el "qué" y d icha ta rea a mpli ará progresivamen t e sus herr ami entas de investi­ po r qué los tér minos utiliz ado s a propósi to de la image n so n a me nudo té r mi­
g ación a campo s an exos que rebasa rán los de l anális is textual de los m e nsajes nos inquietant es, destructo res, incluso mortíferos, ca l como "invasión", o "pro-
(privi leg iado durante los años estr uctur alistas), para ir hacia los de su produc ­ 1 i feración" de la imagen.
ción como a los d e SLl manipulación: "La semiótica es hoy una técn ica de inves­ Ve mos entonces que e l debate que al princi pio se ubica ba en un plano mora -
tigación que logra describ ir e l funciona mient o de la comunicación y de la lizad or (la imagen es bue na o mala) se desplaz a haci a uno más a poca lípccico, no
signific ac ión23''. sólo de la calida d de vid a sino de la superviv encia misma de la huma nidad.

2.1 Imagen/lenguaje
2. De lo escrito a la imagen Nos parec e que , si la relación entre imagen y lengua je es un punto álgido
e.le deb ate y contro versias, est o s e de riva de dos propos iciones principales y al
"Por codas parte s se nos inv it a a no rendirno s a la atracción de la im agen, ,nismo ti e mpo contradictorias:
los panfleto s q ue podrían llevar el título de 'Contra la imag en' ya no cuentan y
'1
En "Argument", introducción a "Destins de !' image", en No11velle Rev11e d e psychanalyse ,
Nº 44, Paris, Gallimad, otoño 1991.
2l Umberco Eco, Le Signe, op. cit. 11
Es el punto de vista que defendía McLuhan en 1964, en Po11r compren dre l es médias.
/ l ,11¡, ,,¡111• 11w1i11iógico 29
28 La hnagen fija
1111 ¡,11hl icidad, lo verbal interviene, ya sea gráficamente como en los afiches
Proposición 1: la imagen desplaza el lenguaje verbal y en particular el escrito \' l.1\ 11•v is1 as, o gráfica y oralmente como en la televisión y en el cine.
al punto de volverlo caduco, incluso de eliminarlo definitivamente; 111� ¡111ntallas informáticas también utilizan abundantemente lo escrito. En
Proposición 2: el lenguaje verbal, y mayormente la lingüística, domina todo 11111°\1\, , ya sea oral o escrito, el lenguaje verbal generalmente acompaña a la
lenguaje, incluso el lenguaje visual, ya que comprender es decir o nombrar. 1111,1g1·11, interactúa con ella para producir un mensaje global y de manera can
En lo que respecta a la primera proposición, podemos preguntarnos si una , 111l',1111nc que un mensaje visual sin comencario verbal debe precisarse a menu­
oposición tan radical entre, imagen y lenguaje se justifica. Es un debate de ,1,, 111111<1 "sin leyenda", "sin título", o incluso "sin palabras", hecho que resulta
fondo que de hecho se plantea desde la aparición de la semiología de la imagen. 1 ,,,., 1,1111e paradójico.
Que la imagen sea un sistema de significación y de comunicación diferente del Pnra Barches, "no es justo hablar de una civilización de la imagen: m.ás que
lenguaje hablado o escrito, es evidente. Pretender por el contrario que el pre­ 111111< ,1 todavía somos la civilización de la escritura29".
dominio (a comprobar) de la imagen suprime el lenguaje es no sólo un error, 111 segundo punto que concierne a las relaciones entre Lo lingüístico y lo
sino una falsedad. ,1 , ,, i6r ico es de orden más teórico y filosófico. Plancea el problema de las rela­
Desde muy temprano, ya en 1964, Barrhes demostró26, en un aporte teóri­ ' 11111t•s entre lenguaje y sentido, entre lenguaje y pensamiento, entre lenguaje y
co fundamental, que cualquier sistema de signos (o de significación y de co­ . .,
11111111n,cac1on.
municación) se vincula con el lenguaje verbal. Constara en efecto que es muy Para Roland Barthes, "percibir lo que significa una sustancia, es recurrir fatal-
difícil encontrar imágenes que no estén acompañadas por el lenguaje verbal o 1111·11te al recorte de la lengua: sólo hay sentido nombrado y el mundo de los
escrito. Demostró que en todo tipo de imagen (cine, televisión, publicidad, �1¡:nificados no es otro sino el del lenguaje (...] así, aunque al principio trabaje
historietas, fotografía de prensa, ere.) el lenguaje verbal duplica la sustancia •,e1hre sustancias no lingüísticas, el semiólogo (...]está destinado tarde o temprano
visual y mantiene enronces, en la mayoría de los casos, una relación estructural 11 1 nparse en su ca1nino con el lenguaje (lo 'verdadero'), no sólo a modo de modelo,
con el mensaje visual. Surgen contraejemplos frente a este cipo de afirmacio­ \1110 también a modo de componente, de enlace o de significado[ ... ] Aunque se
nes: las pinturas parietales prehistóricas, las fotos familiares o "artísticas", las 1 rate de un lenguaje que ya no sea para nada el de los lingüistas, con unidades más
películas "mudas", ere. Dejemos que los especialistas esclarezcan la función de l.1rgas (...J son objetos funcionando bajo el lenguaje pero nunca sin él 3 º".
las primeras que, en todo caso, generalmente admitimos que pretendían ser Para Christian Metz, la nominación (la posibilidad de transcodificar en
"mágicas" y servían de apoyo a actos propiciatorios y a rezos. "palabras" una cosa percibida) con1pleta la percepción en sí n1isma que, mien-
En cuanto a la foro familiar o de viaje 27, tiene una función primordial de 1 ras no haya alcanzado esta etapa, no está consumada socialmente31 .
cohesión del grupo que se produce gracias a la verbalización colectiva que Esta posición, que compete a la filosofía del lenguaje, todavía se debate
provocan la foto y el recuerdo común que le está ligado. Además, esta verbali­ como tal porque, 1nás allá del lenguaje, implica el problema de la relación
zación oral a menudo consta por escrito en el álbum familiar o de vacaciones. entre lo percibido y lo ya conocido. A partir de tales premisas Barches propuso
En lo que respecta a la fotografía "artística", por lo general va acompañada invertir la relación jerárquica entre semiología y lingüística propuesta por Saus­
por un título o por una leyenda que orienta su lectura y su interpretación. sure: "La lingüística no es una parte, incluso privilegiada, de la ciencia general
Finalmente, sabemos que el cine mudo va acompañado de muchas leyendas de los signos, La semiología es una parce de la lingüística 32 ".
verbales, narrativas o diálogicas, y representa todo cipo de intercambios verba­ Esta proposición se inscribe en efecto en una corriente de la filosofía del
les que, aunque no los escuchemos, no dejan de ser una parte integral de la lenguaje según la cual lenguaje y pensamiento están íntimamente ligados, y
representación y justifican la propuesta de Michel Chion de hablar de cine que en realidad no existe pensamiento sin lenguaje. "Cuando pienso al hablar,
"sotdo" más que de cine "mudo"28.
29
Roland Barrhes, ''Rhécorique de J'image", en Co,nmunications Nº 4, París, Seuil, 1964.
"' Roland Barches, ''Présencacion", ibid.
26
"Présenration", en Commnnications Nº 4, "Recherches sémiologiques", París, Seuil, 1964. 11 Christian Merz, "Le per�u et le nommé", en Euais sbniotiques, París, Klincksieck, 1977.
17 Pierre Bourdieu, La folografía, un arte intermedio, México, Nueva Imagen, 1980. 12 Roland Barrhes, "Présentation", ibid.
1�
Michel Chion, Úi So11 r.111 cinéma, Cahiers du cinéma, Éd. de l'éroile, 1985.
30 Lo h11agl!11 fija / / ,-11/111¡11� Jc111iológico 31

no tengo en mente otras 'significaciones' más que las expresiones de las que me < )1 ros piensan que estas categorías mentales de referencia son efectivame n -
sirvo; antes bien, el lenguaje mismo es el vehículo del pensamiento33'', declara 1, .lc•1 t·rminadas por nuestra cultura pero en particular por nuestro lenguaje. El
Wittgenstein, o incluso: "Pensar no es un proceso incorpóreo que aporta vida y 111111(\tsta danés Hjelmslev demuestra37 cómo "cada lengua establece fronteras
sentido al hablar y que podamos separar de la palabra". 1111 ►11 r11riamence" en el espectro de los colores; ciertos colores, como matices del
Este punto de vista garantizaría entonces la idea que abordamos anterior­ l,li,nro (nuevo, para los esquimales), del gris, del negro o del marrón, se perci-
mente de que la semántica es necesariamente una disciplina lingüística y que, 111 11 y se nombran según algunos pueblos, ignorados, no percibidos e innom­
como la semiótica, sólo puede ser un campo de la lingüística, y no a la inversa, l111ulos según otros. Muestra también que existen demarcaciones específicas
corno proponía Saussure. ¡,,1111 las zonas del número ''según distingan las lenguas un singular y un plu-
Pero este punto de vista no es compartido por todos. Algunos, como Ru­ 1111, o que agreguen un dual (como el griego antiguo o el lituano)"; sucede lo
dolph Atnheim, estiman que el pensamiento mediatizado por el lenguaje no es 1111�1110 con la zona temporal cuyo análisis es perceptible a través del uso de los

la única forma de pensamiento que disponemos. Para él existiría un pensamiento , l1•,1 in tos tiempos de cada lengua (con o sin pretérito, con o sin frontera entre el
sensorial, "que se organiza directamente a parcir de preceptos de nuestros órga­ 1 •1 r•M:nte y el futuro, etcétera).
nos de los sentidos. Entre estos actos de pensamiento ocupa un lugar privilegia­ Sea como fuere, codos sabemos que el lenguaje verbal no es lo más impor­
do el pensamiento visual34 ", cercano pero distinto al pensamiento verbal. t ,1111 e de la comunicación, incluso de la comprensión. La comunicación prelin-
Para Arnheim conviene poner "las palabras en su sitio". Los conceptos mis­ 111\ística con los niños pequeños, por ejemplo, da prueba de esto. En cambio,
mos "son imágenes perceptivas y las operaciones de pensamiento consisten en I '' H lcmos admitir que el lenguaje sigue siendo una herramienta privilegiada de
tratar estas imágenes", mientras que las palabras designarían preceptos. Arn­ h, t•laboración comunicable del pensamiento y que su formulación inteligible
heim no cree que la palabra sola vuelva posible la reflexión y distingue dos y v<·rbalmente comunicable coincide con cierto tipo de consumación.
tipos de pensamiento perceptivo que llama respectivamente "cognición intui­ En cuanto a la imagen, podemos admitir también que moviliza todas las
tiva y cognición intelectual". 1 '11rtes del cerebro, desde la más arcaica hasta las más evolucionada, lo que
La primera se organiza en redes interactivas mientras que la segunda en •o111nifica que escapa en parte al lenguaje verbal, en los niños pequeños como en
forma de cadena (como la cadena verbal o un razonamiento matemático). "El los adulcos 38.
lenguaje se revela como un medio perceptivo de sonidos o de signos que, por sí
mismo, no es capaz de conferir una forma más que a un número muy pequeño 2.2 Límites de l a semiótica
de elementos del pensamiento [...} Está en interacción con los otros medios De este debate sobre la oposición entre imagen y lenguaje se desprende
perceptivos, que son los principales vehículos del pensamiento." "No podemos ,,uis tarde otro que gira alrededor de la semiología de la imagen y de la
pensar sin recurrir a las imágenes y las imágenes contienen el pensamiento. Las •u•,niótica en general. Su mérito reside, aunque los ataques sean a veces in­
artes visuales también son un terreno de elección para el pensamiento35 ." ¡11stos o injustificados, en poner en relieve los límites de la semiótica. En
Esca tesis de Arnheim se inscribe en una corriente de pensamiento más ,,f,-cco, cuando algunos combaten contra lo que llaman el predominio, inclu­
amplia que es la corriente gestálcica según la cual "la percepción del mundo es '• º la tiranía, de lo lingüístico sobre lo semiótico (crítica formulada por la
un proceso de organización, de puesta en orden de los datos sensoriales para c•�ruela anglosajona a la escuela francesa), denuncian el hecho de que la se-
encajarlos en alguna de la grandes categorías y de 'leyes' innatas que son las de 111i6tica, metalenguaje verbal, no sabría dar cuenta de la globalidad de la
nuestro cerebro36 " . 1 omunicación en general y de la comunicación visual en particular. El ata­

q11c estaría justificado si admitimos que la semiótica pretende representar lo


H Ludwig Wircgenscein, Recherches philosophiq11es, Gallimard, 1961.
J◄
Rudolph Arnheim, La Pe11sée visue/le, Flammarion, 1976. 11
Louis Hjelmslev, Prolégomenes a 1111e théorie du la11gage, op. cit.
J� Rudolph Arnheim, op. cit. 1•
Cf. En relación con este cerna, Bercram D. lewin, "la vie dure de l' image", y Jean­
1�
Cf. Jncques Aumonc, La imagen, Barcelona, Paidós, 1985, como también la referencia Pnul Demoule, "Ces images sans paroles", en "Descins de l'image", No11velles Rev11e de
que hace de los trab ajos de Hugo Munscerberg con respecto a esre cerna. ¡11ych,111aly1e, número citado.
1 La i,nagen fija
1\ El enfoque se,niológico 33
111n� i11q11111,11111• ,Ir 111 1i¡11t·lu•11,�1611 y de la comprensión de los mensajes de
Teniendo en cuenca las informaciones sensibles, luego perceptibles del
1 li>il'lllll'I fllil!'ll,
mensaje, la semiótica intenta describir un núcleo mínimo y colectivo de senti­
11•1 u'1110,•, 11q 11 f 1•1!•1 nl·nLos como para adelantar un juicio de intención muy
do inducido. No por ello seguramente dará cuenca de la emoción estética, por
•,1•v1•1 ,1 ¡ poi q 11� los sc1niólogos, quienes reflexionan precisan1ence sobre los
ejemplo, ni del cipo de placer que puede provocar. Tampoco dacá cuenca de
pie)( 1·1,os dt significaci6n, son los últimos en saber que no se comunica única-
una interpretación sistemática y asegurada, pero indicará los ejes más proba­
1111·111 l· con el lenguaje verbal, mientras que es precisamente esta constatación
bles con ayuda de las herramientas más rigurosas posibles. No dará cuenca de
la que presidió a la imaginación misma de la semiología? ¿Los semiólogos
la globalidad de la experieocia pero contribuirá a la comprensión de uno de los
ignoran la co1nunicación prelingi.iíscica en los niños y codos los fenómenos de
niveles que la constituyen, el de la interpretación verbalizada.
comunicación no verbal que acompañan cualquier acco de comunicación? Se­
Para ello, una elección teórica y metodológica que efectivamente dominó
guramente no. los primeros años de la semiología y que, como tal, fue tan defendida como
La semiótica tiene como proyecto científico preocuparse, desde un punto
combatida, fue la de recurrir a la lingüística o a los mecanismos de la lingüís­
de vista teórico y analítico, por los procesos de significación (y por ende de
tica como herramienta o como comparación.
interpretación) no de una manera globalizante ni generalizadora (aunque haya
Pero no fue la única incursión que la semiótica tuvo y tendrá que hacer aun
tenido efectivamente este cipo de ambición en un momento), sino en un nivel en campos ajenos al suyo para progresar: los investigadores tomarán herra­
de rigor aceptable y confiable destinado a detectar y justificar colectivamente mientas del psicoanálisis, de la estética, de la sociol.ogía, de la historia, de la
los mecanismos y los límites de la interpretación cultural de un mensaje. Na­
historia del arte o incluso de la filosofía en función de sus objetivos; y, a la
die pretende que este cipo de preocupación, por más importante que sea y por
inversa, la carea semiótica, ya lo vere1nos, perro itirá a su vez comprender y
más rigurosa que pretenda ser, abarque la totalidad de la experiencia de la
relativizar ciertos aspectos de estos ocros campos.
aprehensión de un mensaje y entonces de su comprensión. En cuanto a nosotros, al jugar con interacciones de este tipo, nos propone­
En lo que respecta a los mensajes visuales en particular, codo el inundo
mos trabajar y reflexionar sobre la imagen. Las herramientas verbales ayudarán
admite que su aprehensión combina casi simultáneamente varios niveles o ti­ a comprender los procesos de significación que, si no son exclusivamente ver­
pos de recepción que construyen juncos esca aprehensión. Las distintas teorías
bales, se mezclan sin embargo con el lenguaje en niveles y grados diversos. Más
del conocimiento nos enseñaron a discinguir los diferentes niveles de lo sensi­ tarde examinaremos entonces ciertas modalidades de esta combinatoria.
ble, de lo perceptible, de lo afectivo, de lo inteligible. Tal como lo demostró
Saussure a propósito del signo lingüístico, estos niveles no se disocian en la 2.3 A propósito de l a imagen
experiencia, sino únicamente de manera artificial durante el análisis. Sin duda sería el momento ahora de delimitar mejor lo que se entiende
En cuanto a lo semiótico, se preocupa por lo interpretable, es decir por lo
cuando hablamos de imagen. Por nuestro lado ya hemos hecho un inventario
que se puede decir o pensar a parcir de una experiencia dada, en un contexto de los distintos usos y significaciones de la palabra 'imagen' en el lenguaje
dado. Lo que se puede decir o pensar no es lo más importante del pensamiento,
cotidiano; este inventario nos llevó a constatar que la imagen era generalmente
ni incluso del decir manifiesto de los sociólogos, sino sencillamente un posible encendida como "algo que se parece a otra cosa40 ", y a final de cuentas, como
razonable habida cuenta de los códigos que se ponen en juego, las condiciones
una representación analógica principalmente visual.
de comunicación, la historicidad de la lectura, etc. "El espectador o el lector
Pero nos gustaría comprender aquí las implicaciones del uso de términos
más obtuso p1,ede no interpretar el mensaje", como dice Umberco Eco39 pero el como "invasión" o "proliferación" de la imagen. No cabe duda de que estamos
semiólogo es precisamente "el que encuentra sentido donde los otros ven co­ haciendo alusión esencialmente a la televisión y a la publicidad visual y audio­
sas", y el que muestra entonces, con un mínimo de pruebas de apoyo, qué
visual. Es una realidad innegable que los canales se multiplican y por ende los
significaciones y qué interpretaciones pueden producir escas cosas. programas, aunque de manera moderada en relación con países como Estados

.19 En Umberco Eco, Semiótica y filosofía del lenguaje, Barcelona, Lumen, 1990. 40
En Martine Joly, Int,·odrtcción al d11áli.ris de la imagen, cap. 1, ''¿Qué es una imagen", ojl. rit.
34 La imagen fija JI/ n1foc¡11e se111iológiro 35

Unidos. Sin embargo, ya que el tiemp o no pue de extenderse , la multiplicación l.1 i,nagen, ayudándonos pr ecisam ente a delimitar "lo que tienen en común un
de prog ramas en la televisión no implica necesariamente qu e codo el mundo 1·\qucma de montaje eléct rico y una foto grafía, los graffiti y la ilustración de
pase todo el tiempo exageradamente fr ent e a la televisión. A menudo escucha­ '1 fnca puta', Piero Della Francesca y un ga rabato infantil, los tótems indígenas
mos decir y rep etir que, antes de la democratización de la televisión, las noches 1 lt' la cosca oeste y Poussin o Finlay, el Beni-ye42 japonés y el azulejo de Ruán43 ".
estaban dedicadas a la lectura, a la discusión, a contars e historias, a hac er mú­ Per o la imagen también puede ser "reflej o", 'ilustración", "semejanza", "pro­
sica, etc. Sin duda, algunas veces, per o esta especi e de n ostalgia por una época y1•cción rnar emática", " re cuerdo", "ilusión", " repu tación", "imagen mental'',
de oro precelevisiva puede también dar que pensar. "Antes" de la televisión, "1nctáfo ra": ya hemos demostrado44 de qué manera el enfoque semiótico per-
también, existía la no-comunicabilidad, veladas tensas y agobiantes; "despu és" 111 ite explicar e l punto en común entre esto s dive rsos usos de la palabra.
de la televisión, también, existe placer en mirar algo juntos, en �omencarlo, en La primera tar ea que per1nitió esclarecer la situ ación f ue la de encarar la
compartir. Estas simplificaciones, esc uchadas n1il veces, no r esultan en reali­ 11nagen como un signo particular entre los distint os cipos de signos que utili-
dad muy s erias. 1.umos pa ra comunica rn os unos con otros. Volver sob re la noción misma de
Se habló mucho, de la misma mane ra, de la deserción de las salas de cine signo no res ulta inútil.
debido a la televisión. Encuestas constantes demuestran sin embargo que en
los Estados Unidos, donde hay más aparatos de tel evisión por habitante que en 3.1 La noción de signo
Europa, se frecuentan más asiduamente las salas de cine. No podemos negar 1:-Iemos visco que la noción de signo ya aparecía en la antigüedad con mari­
que hay multiplicación d e pantallas (computadoras, videoj ue gos) pero "panta­ < es de significaciones cales como "símbolo" o "índice". En su libro El signo,
lla" no es sinónimo de in,agen, aunq ue a menudo sea un sopo rt e frecuente. Las 1 Jmber to Eco presenta "la historia y el análisis" de este concepto. La obra co-
redes mu ltimedia manipulan imágenes, es ve rdad, pero también textos y soni­ 1nienza con un pequeño r elato que presenta a un viajero italiano en París,
dos; facilitan el acceso a las imágenes, que a 1nenudo ya fueron consu ltadas en bautizado "Sr. Sigma'', que tiene dolor de estómago y debe interpretar codo
otra parce pero con más dificu ltades, como las pint uras, las foto grafías, los 1 ipo d e datos distintos para hac er que lo cu ren y pres entar a su vez los síntomas
,
mapas, eccecera. para que e l médico los interpr ere.
Desde buscar una cabina telefónica hasta un médico, desde un taxi hasta la
sc.:ñalización en la ca rreter a, desde un ascensor hasta la lengua, este pequeño
3. La imagen para el semiótico relat o nos mue stra que la situación más banal f ue rza a todo individuo a entrar
en una red de siste1nas de sign os. "Algunos están directamente relacionad os con la
D e todas formas, las imágenes son muy variadas y la ca rea d el teórico será posibilidad de concretar ope raciones prácticas, otros implican directamente
bu scar precisamente el rnodelo que subyace a las diversas manifestaciones visua ­ ;1ctitudes que definiremos como 'ideológicas'."
les que llamamos "imágenes", "se a c ual f uere la forma social que tome(n), y Eco se coma el trabajo de s eñalar que esca "invasión de signo s" no sólo
que esta forma esté legitimada o no (pintur a, cine, pero también estan1pilla, caracteriza a una civilización indu strializada y urbana sino que "aunq ue su­
moneda, dibujo infantil41 )". En esta lista también podemos incl uir el afich e, mergido en la nat uraleza, Sigma viviría en un mundo de signos: los fenómenos
la fotografía, el grabado, las imágenes digitales, las ecografías y así podríamos naturales, en sí mism os, no comunican nada. Le 'hablan' a Sigma en la medida
seguir. en que coda una tradición rural le ens eñó a l eerlo s. Sigma vive entonces en u n

Además de los enfoques que pueden ayuda rnos a comprend er mejor los mundo de signos no po rq u e viva en la naturaleza, sino porque, incluso aunque
mecanismos de percepción y de comprensión d e la imagen así definida (como escé solo, vive en sociedad".
el enfoq ue gestáltico al que ya hemos hecho refere ncia), e l enfo que semiológico
11 N. de la T.: Grabados japoneses en dos colores: rosa (beni) y verde. Sería más correcto
nos ayudará a encender mejor la especificidad de la comunicación po r medio de
incluir también el segundo color y decir beni-zuri-ye.
1
' Groupe µ, ibid.
'11 Groupe µ, T,·dité d11 signe 11is11el, op. cit. 14 Marcine Joly, Int1·od11cción al análisis de la imagen, op. cit.
11, La i111agen fija El enfoque se1niológico 37

i 1 11111 1111 1 11•11 l111•¡1 ,11 il l11•,1111h•:,,1t dt·l ro1tc<:pto según lo emplee un lingüista entre estas dos parces: para retomar los ejemplos de Eco45 , estas relaciones
11 1111 lil11�11l11, 1J11d11•110 1\1 o ¡>1opo11<.: parcir del uso común y del buen sentido. pueden ser relaciones de identidad cales como x = x; relaciones de equivalencia:
1!1, 111111 11111 ,1 •111t• t·11r111·11rt·1nos <.:n el momento de hablar de las expresiones bandera roja+ hoz+ martillo = comunismo; relaciones de ded11cción: hay humo
< 01 r i1•1111•:, q111• 111 ili1,nn el t!'.:rmino mismo de "signo" como "dar signos de vida", entonces hay fuego; o incluso relaciones de ind1,cción o de inferencia: tiene un
" ¡ ,11·M·111111 sig11us de í.1tiga", "signo de amistad", "expresarse con signos", "ser rifle, puede matar.
1111 h11(•11 o un mal signo", "el humo, signo de fuego", o incluso ''las nubes, Por cal razón preferimos la definición muy general de signo que propone
signo d<.: 1 luvia". Vemos ya aparecer en estas expresiones algunas de las caracte­ Peirce: "un signo es algo que representa algo para alguien en algún aspecto o
rísLicas o de las distinciones elementales del signo. carácter46". Esca definición, además de integrar codo cipo de materialidades
Podemos distinguir primero los signos intencionales (signos de vida, signo del signo ("algo" puede ser un objeto, un sonido o un olor), incluye la dinámi­
de a1nistad) de los signos no intencionales (las nubes para la lluvia, la palidez ca ("para alguien") y relatividad de la interpretación ("en algún aspecto o ca­
para la fatiga, el gato negro para la mala suerte); podemos notar que algunos rácter").
signos se perciben como tal (el lenguaje de los sordomudos, "sign lang11age" en Integra así la puesta en práctica de este proceso que Peirce y I-Ijelmslev
inglés) mientras que otros, como los del lenguaje hablado, no lo den1uescren llaman se,niosis y otros significación, procedimiento activo y circunstanciado:
con tanta facilidad en la medida en que no son can "transparentes". "Un signo es primero lo que hace y lo que hace es su significación47 ".
Sin embargo, en cada expresión vemos el funcionamiento de una dialéctica Vemos que una definición operativa de signo debe permitirnos compren­
presencia/ausencia o manifiesto/latente: algo está allí, in praesentia, que puedo der la naturaleza, luego el funcionan1iento de cualquier signo, ya sea lingüísti­
percibir (un gesto, un color, un objeto), que me da información sobre algo co, gestual, icónjco o de cualquier tipo. Si comprendin1os Jo que es un signo, o
ausente o imperceptible, in absentia. Esca característica elemental del signo de más bien lo que puede ser un signo (es decir "codo", según Eco48 ), ahora cene­
estar en lt,gar de otra cosa, de estar al ser-vicio de, la encontramos en todo tipo de mos que intentar comprender mejor su funcionamiento.
signos, se trate de símbolos matemáticos, físicos o químicos, de planos, de Recordemos que Saussure, cuando quiso describir la "naturaleza" del signo
dibujos o de diagramas, de emblemas o de señales, de síntomas, etcétera. lingüístico49 (la unidad de sentido de la lengua), propuso una estructura de dos
Encontramos esca característica en una primera definición general de signo términos. Al rechazar la idea según l a cual la lengua era una "nomenclatura, es
dada por el diccionario filosófico de Lalande para quien un signo es "un objeto decir una lisca de términos correspondiente a la misma cantidad de cosas",
material, figura o sonido perceptible, que está al servicio de una cosa ausente o estableció que el signo lingüístico correspondía a una entidad psíquica con dos
imposible de percibir, y que sirve ya sea para recobrarla, ya sea para combinar­ partes indisociables, can indisociables como el anverso y el reverso de una hoja
se con otros signos para efectuar una operación". de papel (salvo artificialmente durante el tiempo de análisis), uniendo un sig­
Aunque esta definición olvide que tengamos cinco sentidos para percibir el nificante con un significado. El significante es la parte material y percibida del
mundo y que entonces el gusto, el olfato y el tacto pueden, de la misma mane­ signo (son ido o huella escri ca) que se asocia de manera cultural y "arbi eraria",
ra que la vista o el oído, servirnos de mediadores, tiene el mérito de subrayar convencional, a un significado, que corresponde a su vez no a las cosas, sino a
que un signo pocas veces existe sólo, sino que generalmente se inscribe en un un concepto. Esta estructura es muy conocida bajo la forma de la relación
sistema abierto integrado por todo cipo de redes inceraccivas.
Significado
Notamos también que todos escos signos Jo son en la medida en q11e signi­
fican, es decir que su aspecto perceptible pone en funcionamiento un proceso Significance
de significación y entonces de interpretación, dependiendo de su naturaleza,
del contexto de manifestación, de la cultura del receptor, de sus preocupacio- 4l
Umberco Eco, Se,niótica y filosofía del le11g11aje, op. cit.
, 46
nes. El es quien asociará, quien interpretará, quien establecerá tal o cual tipo 47
(hades Sanders Peirce, Écrits 111r le Signe, París, Seuil 1978.
Peirce, ibid.
de relación entre la parte perceptible del signo y su significación. 48
Le Signe, op. cit.
El signo puede, por ejemplo, poner en práctica diferentes relaciones lógicas 49 C11r10 de lingiiística general, op. cit.
18 La únagen fija / I t11/,1,¡11r ie111iológico 39

Si II crn bargo el signo puede también referirse a un objeto del mundo o a un i 1111 1111¡1•1 o) para alguien en algún aspecto o carácter (un interprecante)". Diná-
s1H t•so o n una acción cuya representación no es posible en tal estructura míni- 1111111 dt ·l signo que propone siempre una relación de inferencia en un sistema
111:1. Por cal mocivo, una distinción entre tres elementos, y ya no sólo dos, se ti, 111•,1 rucciones contextuales. Si la terrn inología cambia, tal como lo hace
encuentra representada en otro diagrama que muestra que cualquier signo, 11111 ,11 llco51 , el triángulo, y con él el sentido, permanecen.
incluido el lingüístico, une al menos tres términos: un significante (percepti­
ble), un referente (realidad física o conceptual del mundo) y un significado: \.2 Propuestas de clasificación de los signos
t\s{, luego de haber procurado definir qué es un signo y cuál es su estruc-
111111 t·I en1encal, la semiótica general se dedica a proponer una clasificación de
significado
1 1 1•, .�ignos. También aquí entran en relación múltiples proposiciones que ha-
1,111 variar los criterios de clasificación. En cuanto a nosotros, y ya que no se
11 ,11 ,, de una obra de semiótica general, sólo nos detendremos en las proposi­
' 1011es y los criterios que nos parezcan más útiles para comprender mejor qué
significante reference .
, ,, 11na imagen .
Por un lado nos detendremos en la conocida propuesta de Peirce52, y por el
Encontramos esta estructura triangular en Peirce, pero sin embargo con 111 r·o en Thomas A. Sebeok53, semiótico americano conocido particularmente
otra terminología: ¡ ,or sus trabajos de zoosemiótica (estudio de la comunicación en los animales).

,ncerprecance 3.2.1. Pro¡,osición de Peirce


Uno de los criterios que utiliza Peirce 54 (entre otros) es el de la relación
,·rll re el representamen y el objeto o, para decirlo de una manera más simple,
, I!' la relación entre el significante y el referente. Bajo esca perspectiva, Peirce
¡,one en evidencia tres grandes cipos de signos: el ícono, el índice, el símbolo.
repcesencan1en objeto
Esca tipología ofrece un primer enfoque teórico del ícono y luego de la
11nagen en canco signos específicos. Dicho enfoque den1uestra ser muy útil
Tal como ya lo señalaba Eco en 1972 en La estructura ausente, una figura ¡111ra co1nprender en qué se distingue la comunicación por medio de la imagen
susceptible de representar el J)roceso semiótico debería, para integrar todos los tic los ocros cipos de comunicaciones y para dominar mejor tanto su análisis
incidentes susceptibles de hacer variar la significación, acercarse más bien a un rumo su concepción. Agregaremos también algunas precisiones relacionadas
poliedro complejo que a un triángulo. ton esta conocida clasificación:
Sin embargo esta figura, tantas veces reencarada y rebautizada como lo El verbo griego eiko quiere decir "parecerse a", "ser parecido a", precisa
muestra de nuevo Eco en su obra sobre El signo50, demuestra ser sumamente Peirce 55 . El ícono es entonces para Peirce el signo cuyo significante tiene
operativa para comprender primero las bases de los mecanismos del proceso una relación de similitud con lo que representa, s u referente.
semiótico, luego las proposiciones de clasificación y de diferenciación de los
distintos tipos de signos, entre ellos la imagen.
,, El Iigno, op. cit.
Al recorrer este gráfico, se describe la dinámica contenida en la definición 12 En Peirce, Éc1·its sur le Signe, op. cit.
propuesta por Peirce: un signo es "algo (o representamen) que representa algo ll Thomas A. Sebeok, "Six especes de signes: propositions et critiques", en Deg,·i!s, revista
de síntesis con orientación semiológica, París, Nº 1, 1974.
14
Cf. la presentación de esca clasificación que hicimos en lntrod11cción al análisis de la i1nagen,
,o Cf. El signo, op. cit., donde Umberco Eco releva una decena d e términos para cada punta cap. L, op. cit.
del triángulo, según los teóricos. 15
En Peirce, É,1·its s11r le Signe, op. cit.

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