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DE LAS SUCESIONES POR CAUSA DE MUERTE Y DE LAS DONACIONES

ENTRE VIVOS.

1.- DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES.

El Libro III de nuestro Código Civil es muy preciso. Se refiere a las sucesiones por causa
de muerte, dándonos a entender que también existen otro tipo de sucesiones.

La sucesión, --del latín succesio--, implica la entrada de una persona o cosa en lugar de
otra; de aquí que para Justiniano la sucesión viene siendo todo traspaso de derechos de
una persona hacia otra; o, como señalaba Savigny: la sucesión es el cambio subjetivo en
una relación de derecho.

Por lo anterior, podemos hablar entonces de dos tipos de sucesiones: las que ocurren en
virtud de actos entre vivos, --cuando una persona vende un carro a otra deja de ser el
titular del derecho de dominio, pues la relación jurídica cambia en la persona del nuevo
titular: el comprador—y, la que ocurre por causa de muerte: el cambio del derecho
subjetivo sólo ocurre a la muerte de su titular, en favor de su --o sus—heredero.

Así, pues, la sucesión por causa de muerte comprende la transmisión de bienes, derechos
y obligaciones de una persona que muere, a favor de sus herederos. En tal caso, si no se
produce la muerte, no existe posibilidad alguna de sucesión.

Ambos tipos de sucesiones están íntimamente vinculadas con el patrimonio. El patrimonio


es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones de una persona que tienen un valor
económico. La misma persona es sujeto activo de derechos reales y personales, y sujeto
pasivo de las obligaciones que debe de cumplir. Puede ser propietario de una casa o
dueño de un crédito; pero también puede ser deudor en una obligación financiera. Pero
¿qué ocurre con el patrimonio al morir su titular? Se convierte en herencia y es transmitido
a sus herederos de conformidad con las reglas de la sucesión por causa de muerte.

Diferencias entre transferir y transmitir.

Nuestro Código Civil, siguiendo a su homólogo chileno, establece la diferencia de estos


términos que, no pocas veces, son “convertidos” en sinónimos erróneamente.

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Transferir es el traspaso del dominio y demás derechos reales de una a otra persona en
virtud de actos entre vivos. La voluntad de ambas partes será requisito necesario para que
se produzca la transferencia, excluyendo lo que ocurre con las ejecuciones judiciales.

Transmitir, es el traspaso de los bienes, derechos y obligaciones de una persona muerta


a sus herederos o legatarios. Para que haya transmisión será necesario que el dueño del
patrimonio muera, de otra manera sólo podría ocurrir la transferencia. La transmisión se
produce como consecuencia de la ley, pues es la que determina que, a la muerte del
dueño del patrimonio, éste se traspase parcial o totalmente a sus herederos.

Sin embargo, hay reglas que pueden abarcar a ambos conceptos en atención a la
situación en que se producen. Así, cuando el artículo 720 C.C., se refiere a los títulos
constitutivos de dominio y a los traslaticios de dominio; éstos últimos son los justos títulos
necesarios para transferir el dominio, tales son: la venta, la permuta y la donación entre
vivos. Nos preguntamos: ¿qué justo título deberán tener los herederos para adquirir el
dominio de los bienes del difunto? Esto nos obliga a entender que las reglas del justo título
para adquirir el dominio, no se contrae solo a los títulos traslaticios de dominio.
Tendríamos que extender la regla a la sentencia de declaratoria de herederos que
constituye un justo título no traslaticio de dominio, pero que sí permite el traspaso –vía
transmisión—del dominio de los bienes del difunto a favor de sus herederos o legatarios.
Quizá lo más adecuado hubiese sido que la ley se refiriera a los títulos que sirven para
traspasar o trasladar el dominio, así se tratara de actos entre vivos o actos por causa de
muerte.

En nuestro Código Civil encontramos algunas reglas que constituyen excepciones a la


regla general. Así, en el artículo 1052 se refiere a la transferencia de asignaciones
testamentarias mediante acrecimiento, substitución u otra causa, cuando falta el
asignatario.

Podemos decir, que así como la tradición es un modo de adquirir en virtud de un título
traslaticio de dominio; la sentencia de heredero constituye el justo título que permite
adquirir la herencia.

Modo de adquirir la herencia.

La forma natural de adquirir la herencia es mediante la sucesión por causa de muerte; es


un modo derivativo de adquirir porque presupone que el difunto transmite a sus herederos

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los bienes, derechos y obligaciones que forman parte de su patrimonio.
Consecuentemente, los herederos tendrán que acreditar que el difunto, --a quien se le
llama también causante--, era el propietario del patrimonio que transmite.

También es un modo de adquirir a título gratuito, pues los sucesores no tienen que realizar
sacrificio económico alguno para poder adquirir la herencia o el legado.

La ley determina que la herencia se transmite desde el momento en que se produce la


muerte del titular del patrimonio; esto significa que la herencia se tiene por transmitida
desde ese momento; pero los herederos no podrán enajenar ni gravar los bienes
inmuebles, sino hasta que queda firme la sentencia que los declara herederos y hayan
tomado posesión efectiva de la herencia, se haya ésta inscrita y se inscriba también a su
favor el derecho de propiedad del inmueble o inmuebles.

El artículo 714 de nuestro Código Civil prescribe: “La tradición de la herencia se verificará
por ministerio de la ley, al heredero, en el momento en que es aceptada; pero el heredero
no podrá enajenar los bienes raíces, ni constituir sobre ellos ningún derecho real, sin que
preceda la inscripción del dominio de dichos bienes a su favor, presentando al Registro el
título de su antecesor si no constare a favor de éste la inscripción, y los documentos
auténticos que comprueben la declaratoria de su calidad de único heredero, o la
adjudicación de tales bienes al que pretende su inscripción.

La tradición se retrotrae al momento de la delación.”

Ya habíamos analizado que el artículo 720 C.C., excluye a la sucesión por causa de
muerte porque ésta no transfiere solo transmite; pero como no se puede privar a los
herederos del derecho a adquirir el dominio de los bienes que pertenecían al difunto, por
eso en el artículo 714 C.C., se refiere a la tradición de la herencia, no obstante que la
tradición es un modo de adquirir entre vivos. De aquí que la definición de título traslaticio de
dominio contenida en el artículo 720 precitado, la expresión “transferirlo”, con referencia al
dominio, admite ser interpretada en el sentido de “transferirlo” y “transmitirlo”, esto es,
“traspasarlo”, tanto entre vivos como por causa de muerte.

De las diferentes formas de suceder.

Nuestra ley determina que sólo se puede suceder a una persona difunta, ya sea a título
universal o a título singular.

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A título universal significa que, los herederos, sucederán en todos los bienes, derechos
y obligaciones del difunto, pero sólo los transmisibles, o en una cuota o proporción de
ellos. ¿Qué clase de bienes?: los bienes muebles e inmuebles que estén en el comercio
de los hombres. ¿Qué clase de derechos?: los derechos reales, personales como los
créditos y las obligaciones, siempre que no estén declarados por la ley como
intransmisibles.

Es a título singular o particular, cuando se sucede en una o más especies o cuerpos


ciertos y determinados, o en una o más especies indeterminadas de cierto género.

Es importante señalar que no pueden ser objeto de sucesión por causa de muerte, bienes,
derechos y obligaciones intransmisibles. Estos quedan excluidos de toda sucesión. De
aquí que muchos autores consideren a la sucesión como un modo de extinguirse tales
bienes, derechos y obligaciones, pues terminan con la muerte de su titular.

La doctrina, y nuestro Código Civil, son coincidentes en señalar como intransmisibles


ciertos bienes derechos y obligaciones; así:

Son intransmisibles:

a) Las cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres, como el aire,
los mares, el sol, etc. Art.616 C.C.
b) Los bienes nacionales de uso público y los bienes del Estado o bienes fiscales.
Art.617 y 618 C.C.
c) Algunos derechos reales, como el uso o habitación y el usufructo, a menos que se
haya otorgado por tiempo determinado. Ni el usuario, ni el usufructuario podrán
heredar el uso o habitación o el usufructo. Arts.791 y 786 No.1 C.C.
d) El derecho a pedir alimentos. Art.209 Código de Familia (C.F.).
e) Los derechos inherentes, por ser personalísimos y estar irreversiblemente afectos
a la persona humana, como los que nacen de la patria potestad o del matrimonio,
la nacionalidad, el nombre, etc.
f) Las pensiones por jubilación, excepto en el caso de algunas leyes especiales como
la de INPREMA y la del Instituto de Previsión Militar (IPM).
g) Los derechos que por su naturaleza terminan con la muerte de su titular, como los
de la renta vitalicia. Art.1997 C.C.

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h) Los contratos en que es determinante la existencia de la persona, como el contrato
de mandato (que termina con la muerte del mandante o del mandatario). Art.1911
No.3 C.C.
i) Los derechos que se derivan del contrato societario, a menos que se haya
acordado expresamente, su continuidad con los herederos. Art.1883 C.C.
j) Las obligaciones cuyo cumplimiento depende de la calidad exclusiva del deudor;
por ejemplo: la confección de una obra de arte. Arts. 1078 y 1771 C.C.
k) El vínculo jurídico de la solidaridad sólo se transmite en función de la cuota
hereditaria de los herederos del difunto. Art.1413 C.C.
l) Las asignaciones testamentarias condicionales si el asignatario muere sin cumplir
la condición. Art.1062 párr.2º.

Estos son los casos más importantes en cuanto a los bienes, derechos y obligaciones
intransmisibles; hay muchos otros que dependerán de las leyes de cada Estado y, otros,
que son objeto de leyes especiales.

Artículo 930 C.C.- “Se sucede a una persona difunta a título universal o a título singular.

El título es universal cuando se sucede al difunto en todos sus bienes derechos y


obligaciones transmisibles o una cuota de ellos, como la mitad, tercio o quinto.

El título es singular cuando se sucede en una o más especies o cuerpos ciertos, como tal
caballo, tal casa, o en una o más especies indeterminadas de cierto género, como un
caballo, tres vacas, seiscientos (L.600.00) Lempiras, cuarenta fanegas de trigo.”

También se sucede en virtud de un testamento: sucesión testamentaria; o en virtud de


la ley: sucesión intestada, ab-intestato, o legal.

La sucesión testamentaria, es aquella que se produce por testamento, que es un acto


jurídico unilateral en virtud del cual, el testador, dispone de todos sus bienes, derechos y
obligaciones, o sólo de una parte de ellos, de manera que sus herederos puedan disponer
de ellos después de su muerte.

La sucesión es intestada o ab-intestato, se da cuando la ley suple la voluntad del difunto,


ya sea porque no ordenó testamento, porque el que ordenó no produce efectos jurídicos
por no haberlo otorgado conforme a derecho, o cuando las disposiciones testamentarias
resulten ineficaces. La ley dispone que los herederos intestados son aquéllos parientes

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consanguíneos más cercanos al difunto, sin excluir al cónyuge sobreviviente que, a pesar
de no tener parentesco con el difunto, la ley le garantiza cuando menos la cuarta parte de
la herencia.

También puede darse la llamada sucesión mixta, cuando la sucesión es en parte testada
y en parte intestada. Como lo estudiaremos en lo sucesivo, la ley dispone que primero
debe abrirse la parte testada y, posteriormente, la intestada.

Artículo 391 C.C.- “Si se sucede en virtud de un testamento, la sucesión se llama


testamentaria, y si en virtud de la ley, intestada o ab-intestato.
La sucesión en los bienes de una persona difunta puede ser parte testamentaria y parte
intestada.

Asignaciones por causa de muerte.- Son las disposiciones que hace la ley o el difunto,
en su testamento, para que los herederos puedan acceder a los bienes, derechos y
obligaciones del difunto, --también llamado causante o de cuius. En forma genérica la ley
las denomina, simplemente, como asignaciones. Asignatario (s) es la persona (s) a quien
se deja una asignación, sea en virtud de testamento, sea en virtud da la ley.

Artículo 932 C.C.- “Se llaman asignaciones por causa de muerte las que hace la ley o el
testamento de una persona difunta, para suceder en sus bienes.
Con la palabra asignaciones se significan, en este libro, las asignaciones por causa de
muerte, ya las haga el hombre o la ley.
Asignatario es la persona a quien se hace la asignación.”

Clases de sucesores.

Como señalamos anteriormente, asignatario se llama a la persona que recibe una


asignación por causa de muerte. Cuando las asignaciones se reciben a título universal, al
asignatario se le llama heredero, y a las asignaciones se les llama herencia; ésta tiene
por objeto todo el patrimonio del difunto, o una cuota o proporción del mismo.

Apuntamos que en la sucesión intestada, las asignaciones son siempre a título universal.

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Cuando las asignaciones se refieren únicamente a una o más especies o cuerpos ciertos
y determinados, o a una o más especies indeterminadas, se les llama legados y, al
asignatario se le denomina legatario.

Así pues, para calificar como heredero o legatario a una persona, deberá atenderse al
contenido u objeto de la asignación, sin considerar si se trata de sucesión testamentaria
o ab-intestato.

También podemos diferenciarlos porque el heredero recibe la herencia desde el momento


en que se produce la muerte del causante; en cambio, el legatario sólo recibe un crédito
que podrán hacer valer frente a los herederos. Por otra parte, el heredero “representa”,
--por una ficción legal--, al difunto, por eso está en la obligación de honrar sus deudas; el
legatario no representa al difunto y sólo subsidiariamente tendrá que pagar las
obligaciones del difunto.

Artículo 933 C.C.- “Las asignaciones a título universal se llaman herencias, y las
asignaciones a título singular, legados. El asignatario de herencia se llama heredero, y el
asignatario de legado, legatario.”

Etapas para la adquisición de la herencia.

Podemos decir que, normalmente, las distintas etapas que habrá que transitar para
adquirir la herencia, ocurren al mismo tiempo: al momento en que muere el causante. No
obstante, podemos reconocerla individualmente, pues se trata de instituciones diferentes.

Podemos distinguir cuatro etapas que determinan la adquisición de la herencia: la apertura


de la sucesión, la vocación, la delación y la adquisición de la herencia propiamente dicha.
Sea que la sucesión sea testamentaria o intestada, este orden resulta inalterable.

La apertura de la sucesión ocurre inmediatamente que se produce la muerte natural de


una persona, excepto en los casos de la muerte presunta, que tendrá que ser declarada
judicialmente de conformidad con los requisitos que prescriba la ley, que vendrán
determinados de conformidad con cada caso en particular.

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Lógicamente, los interesados tendrán que acreditar la muerte del causante; si se ha
producido naturalmente, bastará con la Certificación de la defunción del causante
extendida por la autoridad competente del Registro Nacional de las Personas; si se trata
de muerte presunta, deberá acreditarse mediante sentencia judicial con carácter de cosa
juzgada, en la que debe contenerse la fecha en que se produjo la muerte; esta sentencia
deberá publicarse en el Diario Oficial “La Gaceta” e inscribirse la muerte presunta en el
Registro correspondiente. En este caso la apertura de la sucesión se producirá hasta
después de seis meses de publicada dicha sentencia.

Estos aspectos tienen muchísima importancia, habida cuenta de que el heredero debe
tener existencia real a la muerte del causante; por eso, cuando hay duda razonable en
cuanto a quién de ellos murió primero, la ley presume, salvo prueba en contrario, que
ambos murieron al mismo tiempo y, por ende, ninguno puede suceder al otro. Artículo 937
en relación con el Artículo 82 C.C.

La sucesión se abre en el lugar del último domicilio del causante. Este aspecto es
importante para determinar la competencia judicial por razón de territorio en los asuntos
sobre cuestiones hereditarias, por ejemplo, formación de inventarios, petición de herencia,
partición, nulidades, etc.

Artículo 934.- “La sucesión de los bienes de una persona se abre al momento de su muerte
en su último domicilio, salvo los casos expresamente exceptuados.”

La vocación.

La vocación consiste en gozar de la posibilidad de suceder a determinada persona, y este


derecho a heredar solo puede provenir de un llamamiento tácito que, inclusive, puede ser
conocido por el eventual heredero aun antes de la muerte del causante. La vocación
sucesoria puede provenir, en parte, por la voluntad del hombre cuando el testador hace
público su testamento; o, por otra parte, de la ley, cuando no hay testamento, es decir
cuando la sucesión es intestada.

La delación.

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La sucesión se abre a la muerte del causante y, al mismo tiempo, --por regla general--, se
produce la delación, que es el “llamamiento” que hace la ley a los herederos para que
acepten o repudien la herencia. Independientemente del tipo de sucesión de que se trate,
el llamamiento va dirigido a los que tienen preferencia en cuanto al derecho de suceder.
Empero, si por alguna razón los herederos preferentes no quieran, o no puedan, suceder,
habrá una nueva delación (llamamiento) dirigido a otras personas en sustitución de los
anteriores. En este último caso, la delación se produce con posterioridad a la muerte del
causante, puesto que se trata de un segundo llamamiento. Consecuentemente, solo
podemos hablar de una sola apertura de la sucesión, la que automáticamente se produce
a la muerte del causante y, también, de una sola delación si los llamados a suceder
aceptan la herencia y tienen la capacidad para suceder al causante.

Si bien la ley confunde en un solo concepto la delación y el deferimiento de la herencia


porque los toma como sinónimos, la doctrina explica que son términos diferentes pero
inseparables. La diferencia estriba en que el deferimiento es un término genérico, es decir,
un llamamiento general dirigido a todos los que tengan la posibilidad de heredar. La
delación implica un llamamiento particular y directo dirigido a los herederos preferenciales.

Cuando la herencia está sujeta a condición suspensiva, la delación y deferimiento de la


herencia sólo podrá ocurrir cuando ocurra la condición, aunque el efecto jurídico se
produce retroactivamente cuando ésta llega a acontecer. Si está sujeta a una condición
resolutoria, sí se produce la delación y el deferimiento de la herencia; pero si la condición
es de no hacer algo, el asignatario tendrá que rendir caución suficiente para responder
por los menoscabos que pueda presentar la asignación al momento de contrariar la
condición, aunque ésta no será necesaria si el causante ha dispuesto un sustituto de la
cosa asignada.

Artículo 935 C.C.- La delación de una asignación es el actual llamamiento de la ley a


aceptarla o repudiarla.
La herencia o legado se defiere al heredero o legatario en el momento de fallecer la
persona de cuya sucesión se trata, si el heredero o legatario no es llamado
condicionalmente, o en el momento de cumplirse la condición, si el llamamiento es
condicional.

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Salvo si la condición es de no hacer algo que dependa de la sola voluntad del asignatario,
pues en este caso, la asignación se defiere en el momento de la muerte del testador,
dándose por el asignatario caución suficiente de restituir la cosa asignada con sus
accesiones y frutos, en caso de contravenirse a la condición.
Lo cual, sin embargo, no tendrá lugar, cuando el testador hubiere dispuesto que mientras
penda la condición de no hacer algo, pertenezca a otro asignatario la cosa asignada.”

La adquisición de la herencia.

Siguiendo el sistema romanista, a través del derecho español, la adquisición de la


herencia tiene lugar mediante la aceptación. Será necesario adir (aceptar) la herencia
puesto que, si ésta no se acepta, no se produce la adquisición de la calidad de heredero,
lo que significa que, aunque los derechos a la sucesión de una persona se transmiten
desde el momento de su muerte, la realización efectiva de tal transmisión sólo puede
producirse si el heredero acepta la herencia. Recordemos que la delación o llamamiento
que la ley hace a los herederos desde que muere el causante es, precisamente, para que
éstos acepten o repudien la herencia. Si se acepta, se adquiere la calidad de heredero; si
se repudia, no se adquirirá dicha calidad. Los efectos de la aceptación de la herencia se
retrotraen al momento de la delación, es decir, a la muerte del causante.

Ahora bien, la posesión efectiva de la herencia sólo puede ocurrir si se transitan las cuatro
etapas antes relacionadas hasta que se adquiere, con la aceptación de la herencia, la
calidad de heredero; por eso, quien repudia la herencia, no la podrá poseer en ningún
momento.

Debe de entenderse que desde el momento en que se acepta la herencia, los herederos
son considerados por la ley como verdaderos poseedores de la misma desde el momento
en que se produjo la muerte del causante, aunque físicamente no la tengan en su poder.

Existes tres clases de posesión de la herencia:

a) La posesión legal: Art.739 C.C. “La posesión de la herencia se adquiere desde el


momento en que es aceptada.” La ley presume la posesión aunque sólo se tenga
el ánimo de dueño, y no la tenencia física de la herencia.

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b) La posesión real o material: Art.717 C.C. “La posesión es la tenencia de una cosa
o el goce de un derecho por nosotros mismos con ánimo de dueños, o por otro en
nombre nuestro.
El poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo.”

Lo normal es que, quien tenga la posesión legal también tenga la posesión real o material;
pero podría ocurrir que alguien tenga la posesión legal y un tercero (falso heredero) tenga
la posesión material de la herencia. Lógicamente, el verdadero heredero tendrá que
dilucidar judicialmente su derecho a efectos de obtener la posesión material; de lo
contrario, el falso heredero podría convertirse también en poseedor legal a través de la
prescripción.

c) La posesión efectiva d la herencia: es la que se otorga a través de un proceso


judicial que culmina con sentencia firme con carácter de cosa juzgada, a favor de
quien tenga la apariencia de un verdadero heredero. Independientemente del tipo
de sucesión de que se trate, sin la sentencia judicial no puede haber posesión
efectiva de la herencia.

El derecho de transmisión.

El Derecho de Transmisión opera cuando el heredero muere sin haber aceptado o


repudiado la herencia o cuando, habiéndola aceptado, no pudo tomar posesión efectiva
de ella porque falleció antes de hacerlo; entonces, transmitirá a sus propios herederos
(transmisarios), el derecho de aceptar o repudiar la herencia que a él correspondía. Por
esta razón, algunos publicistas consideran que, más que derecho de transmisión, es una
transmisión de un derecho: el de aceptar o repudiar la herencia.

En esta operación jurídica participan: el primer causante, esto es, el que muere primero;
el heredero transmitente, es decir, el segundo causante, el que muere después del primer
causante; y, el heredero (s), --transmisario--, del transmitente, quien tiene la facultad de
aceptar o repudiar la herencia del primer causante, siempre y cuando acepte la herencia
del heredero premuerto.

Cabe aclarar el derecho de transmisión es posible, cualquiera que haya sido la forma de
suceder del heredero transmitente, ya sea mediante la sucesión testamentaria o intestada.

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En nuestro sistema se debe entender que los asignatarios forzosos del transmitente, no
tienen derecho alguno sobre los bienes del primer causante, sino únicamente, sobre la
masa hereditaria del heredero premuerto.

Artículo 936 C.C.- “El heredero o legatario cuyos derechos a la sucesión no han prescrito,
fallece antes de haber aceptado o repudiado la herencia o legado que se le ha deferido,
transmite a sus herederos el derecho de aceptar dicha herencia o legado, o repudiarlos,
aun cuando fallezca si saber que se le ha deferido.

No se puede ejercer este derecho sin aceptar la herencia de la persona que lo transmite.”

El acervo de la herencia y las asignaciones forzosas.

El acervo es el conjunto de bienes que conforman el patrimonio del causante, es decir, la


masa de bienes que deja una persona difunta a sus herederos.

Hay que considerar tres clases de acervos:

a) El acervo común o bruto: se refiere a todos los bienes de que estaba en posesión
el difunto al momento de abrirse la sucesión, existiendo la posibilidad de que
alguno, o algunos, de esos bienes no hayan sido propiedad del causante.
b) Acervo ilíquido: consiste en el conjunto de bienes que sí pertenecían al causante
en propiedad, pero que no constituyen aun la herencia porque falta separar
algunos bienes que, forzosamente, la ley exige separar de la masa hereditaria.
c) Acervo líquido: comprende el remanente de la masa hereditaria, una vez que se
han separado lo que la ley exige obligatoriamente (bajas generales de la herencia)
y las asignaciones forzosas (alimentos y/o porción conyugal). Podemos señalar
que este acervo líquido es lo que queda de la masa hereditaria para distribuir entre
los herederos según las reglas de la sucesión intestada, o según la voluntad del
testador, en la sucesión testamentaria.

De conformidad con nuestro Código Civil, las bajas generales de la herencia son las
comprendidas en los numerales del 1 al 4 del Artículo 938 C.C., y las asignaciones
forzosas son los alimentos forzosos y la porción conyugal.

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Los gastos funerarios, por regla general, en Honduras, no suelen afectar la masa
hereditaria; en el peor de los casos se convierte en una deuda hereditaria que pagan los
herederos, proporcionalmente, a quién realizó los gastos del entierro del causante.
Podemos decir lo mismo respecto a los gastos ocasionados por el proceso de legalización
de la herencia. Lo más importante en cuanto a las bajas de la herencia lo constituyen las
obligaciones que dejó el causante, mismas que serán pagadas de conformidad de la
misma forma en que se contrajeron, a menos que el o los acreedores, aleguen alguna
causal que les permita exigir el pago total de su crédito, como en el caso de la caducidad
de plazo relacionada en el Artículo 1391 C.C.

Los impuestos fiscales se rigen de acuerdo con la Ley del Impuesto sobre la Renta
(Decreto No.25 del 20 de diciembre de 1963 y sus reformas). La Ley de Gravamen de
Herencias, Legados y Donaciones del 15 de febrero de 1938 está derogada.

Los alimentos forzosos se rigen por los Artículos 1148 y 1149 C.C. y, en forma especial,
por el Código de Familia (Artículos del 207 al 226-A). La porción conyugal, que
corresponde a la cuarta parte de la masa hereditaria (cuarta conyugal), se rige por las
disposiciones contenidas en los Artículos 1150 al 1156 C.C., sin perjuicio de la acción de
reforma a la que tiene derecho el cónyuge sobreviviente (y los acreedores alimentarios),
para la satisfacción e integración de sus derechos.

Reza el Artículo 938 C.C.- “En toda sucesión por causa de muerte, para llevar a efecto las
disposiciones del difunto o de la ley, se deducirán del acervo o masa de bienes que el
difunto ha dejado, incluso los créditos hereditarios:

1. Los gastos funerarios.


2. Las costas de publicación del testamento, si lo hubiere, y las demás anexas a la
apertura de la sucesión.
3. Las deudas hereditarias.
4. Los impuestos fiscales que gravaren toda la masa hereditaria.
5. Las asignaciones alimenticias forzosas.
6. La porción conyugal.

El resto es el acervo líquido de que dispone el testador o la ley.”

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Requisitos para suceder: capacidad y dignidad.

Este punto debemos tratarlo con mucho cuidado para no caer en innecesarias
confusiones. En términos generales, la capacidad es la aptitud legal que tenemos todas
las personas para gozar o adquirir derechos y obligaciones, sin embargo, debemos
diferenciarla de la capacidad de ejercicio. La primera la tenemos todos por el hecho de
ser personas, incluyendo a las personas jurídicas; todos podemos adquirir
independientemente de nuestra edad, sexo, condiciones sociales, etc. Pero no todos
tenemos la capacidad de ejercicio, esto es: la que nos permite establecer por sí mismos
relaciones jurídicas con otras personas y disponer libremente de nuestros derechos sin
más limitaciones que las que impone la ley.

Con relación a las sucesiones por causa de muerte podemos señalar: todos tenemos la
aptitud legal para suceder por causa de muerte, es decir, para adquirir herencias o
legados; pero no siempre tendremos la capacidad de ejercicio para disponer libremente
de los bienes, derechos y obligaciones que hemos adquirido; para ello sí necesitamos de
la capacidad legal y de la capacidad intelectual: ser mayores de edad (21 años) y tener
pleno conocimiento y advertencia de nuestros actos.

Empero, la ley impone algunos obstáculos para gozar o adquirir la herencia o el legado.
Establece reglas prohibitivas que impiden que una persona pueda suceder por causa de
muerte, convirtiendo en incapaces a las personas que se ven afectadas por dichas
prohibiciones; también prescribe reglas que comprenden causales que, por circunstancias
atribuibles a culpa o dolo de los eventuales herederos o legatarios, también les impiden
acceder a la herencia o al legado.

Nuestro Código Civil regula la incapacidad y la indignidad para suceder por causa de
muerte. De tal manera que todos somos capaces para suceder por causa de muerte: los
impúberes, los dementes, los que están por nacer, etc., excepto cuando la ley determina
que una persona es incapaz o indigna. Estos términos son diferentes, aunque producen
semejantes efectos jurídicos: impiden adquirir la herencia o el legado.

Artículo 940 C.C.- “Toda persona natural o jurídica, a menos de una disposición contraria
de la ley, goza de la capacidad para suceder o recibir una asignación.”

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Artículo 941 C.C.- “Para ser capaz de suceder es necesario existir naturalmente al tiempo
de abrirse la sucesión salvo que se suceda por derecho de transmisión según el Artículo
936, pues entonces bastará existir al abrirse la sucesión de la persona por quien se
transmite la herencia o legado.

Si la herencia o legado se deja bajo condición suspensiva, será también preciso existir en
el momento de cumplirse la condición.

Con todo, las asignaciones a personas que al tiempo de abrirse la sucesión no existen,
pero se espera que existan; no se invalidarán por esta causa si existieren dichas personas
antes de expirar los treinta (30) años subsiguientes a la apertura de la sucesión.

Valdrán con la misma limitación las asignaciones ofrecidas en premio a los que presten
un servicio importante, aunque el que lo presta no haya existido al momento de la muerte
del testador.”

Si la capacidad y la dignidad para suceder constituyen la regla general, por excepción la


ley prescribe reglas que prohíben a ciertas personas adquirir bienes, derechos y
obligaciones por esta vía; así como ciertas causales que convierten a los herederos o
legatarios en indignos, purgando a los eventuales herederos o legatarios del derecho de
adquirir.

De la incapacidad para suceder.

Cuando nos referimos al causante (el difunto), éste deberá contar con la capacidad legal
e intelectual suficiente para poder realizar válidamente actos y contratos, pues el
testamento es un acto jurídico. En cambio, en el caso de la sucesión intestada (sucesión
legal), como no interviene la voluntad del causante, no tiene trascendencia la capacidad,
pues independientemente de la edad o del intelecto de la persona, cualquiera podrá
heredar ab-intestato.

Por eso el Art.986 C.C., relaciona a las personas que son inhábiles porque carecen de
capacidad legal o intelectual para realizar ese acto jurídico: ordenar un testamento.

Art.986 C.C.- “No son hábiles para testar:

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1. El impúber.
2. El que se hallare bajo interdicción por causa de demencia.
3. El que actualmente no estuviere en su sano juicio por ebriedad u otra causa.
4. Todo el que de palabra o por escrito no pudiere expresar su voluntad claramente.”

Pero cuando nos referimos a la capacidad del heredero o del legatario para adquirir la
herencia o el legado, hacemos el siguiente señalamiento: todos tenemos el derecho para
adquirir, excepto aquellos que, por disposición de la ley, tienen vetado (prohibido) el
derecho para hacerlo; o, porque han incurrido en alguna causal comprobada de
indignidad, también impuesta por la ley, que da origen a la imposibilidad legal de suceder
por causa de muerte.

En conclusión, para suceder deben concurrir estos requisitos: tener existencia real al
momento de morir el causante, --excepto en el caso de la sucesión vía derecho de
transmisión, --que ya comentamos--, en el de las personas que se espera que existan, en
el de asignaciones bajo condición suspensiva, o en las asignaciones ofrecidas en premio
al que preste algún servicio o cumpla una carga determinada por el testador--, y tener la
capacidad y la dignidad necesaria.

Para que la persona sea incapaz de suceder es necesario que la ley la declare
expresamente incapaz, por eso quien alegue una incapacidad para suceder, tiene la
obligación de probarla en juicio.

Nuestra ley civil se refiere a dos tipos de incapacidades para suceder: incapacidad
absoluta e incapacidad relativa. La absoluta no admite subsanación, puede ser alegada
por cualquiera persona, y basta con que conste en autos para que el juez pueda declararla
hasta de oficio. La relativa es subsanable, sólo parte interesada puede alegarla y es
susceptible de prescripción, si a los diez años no ha sido alegada en juicio.

Las causas de incapacidad absoluta están consignadas en los Artículos 941 y 942 C.C. y
se contraen a dos:

1. No tener existencia real al momento en que se produjo la muerte del causante,


excepto en el caso del eventual heredero que ha sido concebido antes de la muerte
del causante; y,

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2. Cuando los gremios, establecimientos y las cofradías carecen de personalidad
jurídica.

Artículo 941 C.C.- “Para ser capaz de suceder es necesario existir naturalmente al tiempo
de abrirse la sucesión salvo que se suceda por derecho de transmisión según el Artículo
936, pues entonces bastará existir al abrirse la sucesión de la persona por quien se
transmite la herencia o legado.

Si la herencia o legado se deja bajo condición suspensiva, será también existir en el


momento de cumplirse la condición.

Con todo, las asignaciones a personas que al tiempo de abrirse la sucesión no existen,
pero se espera que existan; no se invalidarán por esta causa si existieren dichas personas
antes de expirar los treinta (30) años subsiguientes a la apertura de la sucesión.

Valdrán con la misma limitación las asignaciones ofrecidas en premio a los que presten
un servicio importante, aunque el que lo presta no haya existido al momento de la muerte
del testador.”

Artículo 942 C.C.- “Son incapaces de toda herencia o legado las cofradías, gremios o
establecimientos cualesquiera que no sean personas jurídicas.
Pero si la asignación tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación o
establecimiento, podrá solicitarse la aprobación legal, y obtenida ésta, valdrá la
asignación.”

Las causales de incapacidad relativa están consignadas en el Artículo 943 C.C., y se


refiere a la calidad y circunstancias de ciertas personas; así, son relativamente incapaces:

1.- El ministro de cualquier culto que haya sido confesor o guía espiritual del causante.
2.- El médico de cabecera del testador.
3.- Las interpósitas personas que por presunción legal puedan simular contratos para
favorecer al incapaz, como el cónyuge, los descendientes, ascendientes y hermanos
del incapaz.
4.- El Notario que haya autorizado el testamento, su cónyuge y sus parientes
consanguíneos y afines (Art.1046 C.C., párrafo 1).

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5.- Los testigos del testamento abierto, y los funcionarios y testigos de los testamentos
privilegiados, excepto cuando el testamento es cerrado (Art.1046 C.C., párrafo 2).

Quedan excluidas de esta incapacidad los parientes que, conforme a las reglas de la
sucesión intestada, hubiesen sido herederos universales del difunto.

Artículo 943 C.C.- “Por testamento otorgado durante la última enfermedad, no puede
recibir herencia o legado alguno, ni aun como ejecutor fiduciario, el ministro de cualquier
culto que haya confesado o asistido al testador durante la misma enfermedad, o
habitualmente en los dos (2) años anteriores al testamento, ni la corporación religiosa o
cofradía de que fuere miembro dicho ministro. Esta disposición es aplicable al médico de
cabecera del testador.

Pero esta incapacidad no comprenderá la porción de bienes que dicho ministro o médico
habría heredado ab-intestato, ni no hubiese habido testamento.”

Artículo 944 C.C.- “Será nula la disposición a favor de un incapaz, aunque se disfrace bajo
la forma de un contrato oneroso, o por interposición de persona.

Se tendrán como personas interpuestas el cónyuge, los ascendientes, descendientes o


hermanos del incapaz.”

Artículo 945 C.C.- “El incapaz no adquiere la herencia o legado, mientras no prescriban
las acciones que contra él puedan intentarse por los que tengan interés en ello.”

De la indignidad para suceder.

Si la incapacidad para suceder implica la falta de derecho para adquirir una herencia o
legado, la indignidad comprende la pérdida del derecho para hacerlo motivada,
principalmente, por la conducta impropia del eventual heredero o legatario, que lo
convierte en desmerecedor de la herencia o legado; consecuencia de ello es la sanción
que impone la ley al indigno, cual es la exclusión de su derecho a adquirir la herencia o
legado. Sin embargo, para que se materialice esta exclusión, será preciso que la
indignidad sea declarada judicialmente mediante sentencia firme con carácter de cosa
juzgada.

Cabe señalar que si bien la indignidad conduce a la desheredación legal, como una
sanción impuesta por la ley; la desheredación propiamente dicha es un acto voluntario del

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testador que, para producir efectos jurídicos, debe de constar en forma tácita o expresa
en el mismo testamento.

La ley establece puntualmente las causales de indignidad, mismas que se contraen a los
delitos o faltas, por acción u omisión, perpetrados en perjuicio del causante, su familia o
sus bienes, y a la falta de atención a las obligaciones que, en su condición de pariente
más cercano, tenía el heredero respecto al causante, tales como la petición de
nombramiento de tutor al absolutamente incapaz o no ejercer dicho cargo
injustificadamente, por ejemplo.

Las causales de indignidad están consignadas en nuestra ley en los Artículos del 946 al
950, inclusive, del Código Civil.

Artículo 946 C.C.- “Son indignos a suceder al difunto como herederos o legatarios:

1.- El autor o cómplice del homicidio cometido en la persona del difunto.


2.- El que cometió atentado grave contra la persona, el honor o los bienes del difunto
de cuya sucesión se trata o de su cónyuge o de cualquiera de sus ascendientes o
descendientes legítimos o naturales, con tal que dicho atentado se pruebe por
sentencia ejecutoriada.
3.- El cónyuge o consanguíneo dentro del sexto grado inclusive, que, en el estado de
enajenación mental o indigencia de la persona de cuya sucesión se trata, no la socorrió
pudiendo.
4.- El que por fuerza o dolo obtuvo alguna disposición testamentaria del difunto, o le
impidió testar o variar el testamento.
5.- El que dolosamente ha retenido u ocultado un testamento del difunto,
presumiéndose dolo por el mero hecho de la retención u ocultación.”

Artículo 947 C.C.- “Es indigno de suceder el que no hubiere denunciado o avisado a la
justicia el homicidio cometido en la persona del difunto, tan presto como le hubiere sido
posible, exceptuándose de esta disposición los impúberes, dementes y sordomudos, que
no se dan a entender por escrito.

Cesara esta indignidad si la justicia hubiera empezado proceder sobre el caso.

Pero esta causa de indignidad no podrá alegarse sino cuando constare que el heredero o
legatario no es cónyuge de la persona por cuya obra o consejo se ejecutó el homicidio, ni

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es del número de sus ascendientes o descendientes, ni hay entre ellos parentesco hasta
el cuarto grado inclusive, o de afinidad hasta el segundo.”

Artículo 948 C.C.- “Es indigno de suceder al impúber, demente o sordomudo, el que siendo
llamado a sucederle ab intestado, no pidió que se le nombrara un tutor o curador, y
permaneció en esta omisión un (1) año entero; a menos que aparezca haberle sido
imposible hacerlo por sí o por procurador.

Si fuesen muchos los llamados a la sucesión, la diligencia de uno de ellos aprovechará a


los demás.

Transcurrido el año, recaerá la obligación antedicha en los llamados, en segundo grado a


la sucesión intestada.

La obligación no se extiende a los menores, ni en general a los que viven bajo tutela o
curaduría.

Esta causa de indignidad desaparece desde que el impúber llega a la pubertad, o el


demente o sordomudo toman la administración de sus bienes.”

Artículo 949 C.C.- “Son indignos de suceder el tutor o curador que nombrados por el
testador se excusaren sin causa legítima.

No se extenderá esta causa de indignidad a los asignatarios forzosos en la cuantía que lo


son, ni a los que, desechada por el Juez la excusa, entran a servir el cargo.”

Artículo 950 C.C.- “Finalmente, es indigno de suceder el que, a sabiendas de la


incapacidad, haya prometido al difunto hacer pasar sus bienes o parte de ellos, bajo
cualquier forma, a una persona incapaz.

Esta causa de indignidad no podrá alegarse contra ninguna persona de las que, por temor
reverencial, hubieren podido ser inducidas a hacer la promesa al difunto; a menos que
hayan procedido a la ejecución de la promesa.”

Existen otras causales de indignidad diseminadas en otros artículos del Código Civil, como
el caso del cónyuge que abandona sin justa causa el hogar por seis meses o más, o que

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por su culpa hubiere ocurrido una separación de hecho (Arts.971. y 1152 C.C.); o el caso
del partidor que no acepta el cargo sin justa causa (Art.1236 C.C.), por ejemplo.

Características de la indignidad.

Como la indignidad no viene impuesta por la ley, pues esta sólo establece las causales
que pueden dar origen a ella, será necesaria la instancia de parte interesada para llevar a
juicio al presunto indigno, en procura de que el juez dicte sentencia condenatoria
declarándolo indigno. La carga de la prueba corresponderá, en todo caso, al demandante;
de la eficacia probatoria dependerá entonces la condena para el indigno.

Si la sentencia que decreta la indignidad llega a adquirir el carácter de cosa juzgada, el


heredero o el legatario, en su caso, quedará excluido de la herencia o del legado. La
indignidad afecta tanto a la sucesión testada como a la intestada; pero sin sentencia, no
se producirá la exclusión.

Es importante señalar que el indigno tendrá derecho a pedir la herencia mientras no haya
sentencia que lo haya declarado como tal; no obstante, si después de tomar posesión de
la herencia algún interesado lo demanda y el juez decreta su indignidad, estará en la
obligación de restituir cuanto haya recibido, a los herederos que, por ley, tengan derecho
a sustituirlos.

El causante podrá perdonar en forma expresa o tácita la indignidad; expresamente, si


después de conocer las ofensas del heredero o legatario, dispone de una cláusula
especial, en el testamento, en la que le perdona sus ofensas; tácitamente, si conociendo
el testador la ofensa, ordena su testamento declarándolo heredero o legatario.

Artículo 951 C.C.- “Las causas de indignidad mencionadas en los artículos precedentes
no podrán alegarse contra disposiciones testamentarias posteriores a los hechos que la
producen, aun cuando se ofreciere probar que el difunto no tuvo conocimiento de esos
hechos al tiempo de testar ni después.”

Artículo 952 C.C.- “La indignidad no produce efecto alguno, si no es declarada en juicio a
instancia de cualquiera de los interesados en la exclusión del heredero o legatario indigno.

Declarada judicialmente, es obligado el indigno a la restitución de la herencia o legado


con sus accesiones y frutos.”

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La posesión legal de la herencia por parte del heredero indigno, por un término de diez o
más años, conduce a la prescripción adquisitiva de la misma, pues no habrá posibilidad
de que prosperen acciones judiciales en su contra, intentadas por personas interesadas
en que se declare su indignidad.

Esta regla se aplica a los legatarios, pero en el entendido de que éstos sólo adquieren la
posesión material del legado, cuando los herederos, o el ejecutor testamentario, en su
caso, le han pagado su legado.

Artículo 953 C.C.- “La indignidad se purga en diez (10) años de posesión de la herencia o
legado.”

La acción de indignidad.

La acción es la potestad que tiene toda persona para hacer peticiones al órgano
jurisdiccional en procura de sus derechos. Al referirla a la indignidad, significará la
demanda que puede intentar el interesado en perjuicio de un supuesto heredero o
legatario, pretendiendo que se le excluya de la herencia o el legado, por haber incurrido
en alguna de las causales de indignidad.

Esta demanda sólo podrá intentarse contra el supuesto indigno, no contra terceras
personas que, de buena fe, ha adquirido en virtud de un acto entre vivos, parte o el total
de los bienes, créditos o derechos comprendidos dentro de la herencia o legado.

La buena fe se presume, salvo en los casos prescritos expresamente por la ley; por ende,
si alguien pretende que el tercero ha adquirido de mala fe porque sabía que el tradente
era indigno, tendría que probar en juicio la mala fe (Art.724 C.C.).

Artículo 954 C.C.- “La acción de indignidad no pasa contra terceros de buena fe.”

Transmisión de la herencia o legado a los herederos o legatarios del indigno.

Para comprender este tema es necesario aclarar que los herederos o legatarios no pueden
ser considerados terceras personas; los herederos, porque por una ficción de la ley se les
considera representantes del causante; los legatarios, porque son acreedores de los
herederos. Además, los terceros adquieren en virtud de actos entre vivos, como la

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donación, la compraventa, la permuta, por ejemplo. Los herederos o los legatarios,
adquieren por causa de muerte.

La indignidad no afecta a los terceros de buena fe; pero sí afecta a los herederos o a los
legatarios. Si el heredero indigno muere habiéndose declarado heredero, o antes de
haberse declarado como tal, sus propios herederos podrían, vía derecho de transmisión
acceder a la herencia del primer causante, pero la adquirirán con el mismo vicio de
indignidad de su antecesor por el tiempo que falte para que prescriban las acciones que
existan contra el causante, mismas que prescriben a los diez años. Así, si al morir el
supuesto indigno han transcurrido siete años de posesión de la herencia, o legado en su
caso, sólo faltarán tres años para que prescriba el derecho para reclamar judicialmente la
indignidad; al transcurrir los diez años, ya no cabe, por prescripción, dicho derecho.

A los herederos se transmite la herencia o legado de que su antecesor se hizo indigno,


pero con el mismo vicio de indignidad de su antecesor, por todo el tiempo que falta para
completar los diez años.

Los herederos, --o el legatario cuando así lo determina el testador--, pueden quedar
gravados con obligaciones del causante, o con los legados que asignó el testador a favor
de algún legatario. Son, pues, deudores de los acreedores del causante; ahora, sus
propios acreedores. Si el heredero indigno está en posesión efectiva de la herencia, no
podrá oponer la indignidad como excepción tratando de eludir el cumplimiento de tales
obligaciones.

Se puede entender que esta disposición también va dirigida a los deudores del causante
que, eventualmente, podrían oponerse a pagar a los herederos del indigno alegando
indignidad. Tampoco tendrán derecho a ello puesto que la indignidad no es efectiva
mientras no exista sentencia firme que la haya decretado.

Artículo 955 C.C.- “A los herederos se transmite la herencia o legado de que su antecesor
se hizo indigno, pero con el mismo vicio de indignidad de su antecesor, por todo el tiempo
que falta para completar los diez años.”

Artículo 956 C.C.- “Los deudores hereditarios no podrán oponer al demandante la


excepción de incapacidad o indignidad.”

23
Derecho de alimentos de los indignos.

Salvo que la declaratoria judicial de indignidad se haya fundamentado en alguna de las


causales establecidas en el Artículo 946 C.C. (delitos perpetrados contra el causante,
cónyuge, descendientes o ascendientes), el incapaz ni el indigno pueden ser privados del
derecho de alimentos.

Artículo 957 C.C.- “La incapacidad o indignidad no priva al heredero o legatario excluido,
de los alimentos que la ley le señale; pero en los casos del artículo 946, no tendrá ningún
derecho a alimentos.”

Principales diferencias entre la incapacidad y la indignidad para suceder por causa de


muerte.

Podemos señalar las siguientes:

1º) La incapacidad viene impuesta por la ley, por lo que no puede ser dispensada por el
testador; la indignidad sí puede serlo, pues el testador puede condonarla aún con
posterioridad a los hechos que la han provocado.

2º) La indignidad deberá ser decretada judicialmente a petición de parte interesada que
deberá acreditarla en juicio; la incapacidad sólo deberá declararse una vez que el juez
constata que afecta al heredero o legatario.

3º) El incapaz no puede adquirir la herencia, por lo que no puede transmitirla; el indigno sí
podrá transmitirla, pero con el vicio de indignidad.

4º) La incapacidad pasa contra terceros de buena o mala fe; la indignidad no pasa contra
terceros de buena fe.

5º) El incapaz no adquiere la asignación mientras no prescriban todas las acciones que
puedan hacerse valer en su contra; el indigno puede adquirir por prescripción por posesión
de la asignación por diez años o más.

Esto para citar algunas de las diferencias más significativas entre ambas instituciones.

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2.- REGLAS RELATIVAS A LA SUCESIÓN INTESTADA.

Concepto.

Se llama sucesión intestada, ab-intestato o legítima, a aquélla clase de sucesión por causa
de muerte en la que la ley dispone que los bienes, derechos y obligaciones del difunto, se
transmitirán a su (s) pariente (s) más cercano (s), en virtud de que el causante no ordenó
un testamento disponiendo de sus bienes o si dispuso, no lo hizo conforme a derecho o,
si lo hizo, sus disposiciones no resultaron eficaces.

Así, pues, la ley sustenta la sucesión intestada en el orden de parentesco que fije la ley,
no en el origen de los bienes, derechos y obligaciones que conformen la masa hereditaria.
El orden de parentesco suele variar de una legislación a otra.

Se le suele llamar sucesión legítima o legal porque, como ocurre en la gran mayoría de
los casos, el testador por alguna razón no testó, o su testamento resultó nulo, o sus
disposiciones testamentarias no obstante ser válidas, no pueden ser realizadas porque al
momento de la muerte del causante, los bienes y derechos ya no existen en su patrimonio.

En Honduras, como en la mayoría de los países latinoamericanos, no existe cultura


testamentaria, por lo que las sucesiones son casi siempre intestadas.

Causas en que procede.

Si bien son tres las causas principales en que procede la sucesión intestada conforme a
nuestro código, pueden darse otras circunstancias que determinan su procedencia,
diferentes a las consignadas en el Artículo 958 C.C.

Las causas principales son:

a) Cuando el difunto no ordenó testamento, o haya revocado el que hubiere


otorgado.
b) Cuando el difunto ordenó testamento, pero al no hacerlo de conformidad con las
solemnidades prescritas por la ley, resulta nulo.
c) Cuando las disposiciones testamentarias resultan ineficaces por ser irrealizables,
como la asignación bajo condición suspensiva cuando ésta ya no puede ser
cumplida, o cuando la condición es resolutoria y llega a ocurrir; también cuando
el asignatario muere antes que el testador, repudia la herencia, o se vuelve indigno

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o incapaz y el testador no dispone otra solución; finalmente, en los casos de
caducidad de los testamentos privilegiados, que trataremos en lo sucesivo.

Pueden darse otras causas, como el caso en que el heredero testamentario muera antes
de abrirse la sucesión, o cuando el testamento es válido, pero no se refiere al destino de
sus bienes, sino sólo a alguna declaración puntual, como el reconocimiento de un hijo, o
el nombramiento de un tutor, o la desheredación, por ejemplo.

Si el testador sólo dispuso de parte de sus bienes, o si al morir ya existen otros bienes no
incluidos en el testamento, será necesario abrir la sucesión testamentaria y,
posteriormente, la sucesión intestada respecto de los bienes no incluidos en el testamento,
o que fueron adquiridos por el testador con posterioridad a su otorgamiento. A esto se le
llama sucesión mixta.

Artículo 958 C.C.- “Las leyes reglan la sucesión en los bienes de que el difunto no ha
dispuesto, o si dispuso no lo hizo conforme a derecho, o no han tenido efecto sus
disposiciones.”

Artículo 959 C.C.- “La ley no atiende al origen de los bienes para reglar la sucesión
intestada.”

Orden de parentesco.

La ley establece el orden de parentesco que debe de respetarse en la sucesión intestada.


Debe de entenderse que los parientes más cercanos del difunto excluyen a todos los
demás parientes, pero siempre respetando las asignaciones forzosas, es decir: la porción
conyugal y los alimentos.

EL Artículo 960 C.C. fue reformado habida cuenta que nuestra Constitución de la
República, en su Artículo 114 establece que Todos los hijos tienen los mismos derechos

y deberes y que no se reconocen calificaciones sobre la naturaleza de la filiación; pero el


Decreto No.35-2013, en su Artículo 6 vuelve a reformar el Artículo 960 C.C., --y los
Artículos 963, 972 y 973, más otros que no inciden en este tema--, estableciendo un nuevo
orden de parentesco tendiente a proteger al cónyuge o compañero (a) de hogar unido (a)
en unión de hecho, sobrevivientes.

Reza el vigente Artículo 960 C.C. “Son llamados a la sucesión intestada:

1. Los (las) descendientes de él (la) difunto (a);

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2. El (la) cónyuge o compañero (a) de hogar en unión de hecho debidamente
legalizada sobreviviente;

3. Sus ascendientes;

4. Sus colaterales; y,

5. El Municipio donde el o la causante tuvo su último domicilio.”

El Artículo 316 del Código de Familia también hace mención a este orden de parentesco,
razón por la cual el Decreto 35-2013 ordenó la reforma del Artículo 960 C.C.
estableciéndose un orden de prelación para efectos de la sucesión intestada, de tal
manera que, los parientes más cercanos excluyen a todos los demás.

Formas de suceder ab-intestato.

En la sucesión intestada se puede suceder personalmente, esto es: el (los) pariente (s)
más cercano (s) tienen derecho de declararse herederos al momento de morir el causante,
como cuando los hijos suceden al padre, por ejemplo; o por derecho de representación.
La sucesión por derecho de transmisión es posible tanto en la sucesión testamentaria
como en la intestada; el de representación sólo es posible en la sucesión intestada.

El Artículo 961 C.C., define el derecho de representación como una ficción (invento) legal
que se hace posible cuando quien tiene derecho a suceder, repudia la herencia o no la
puede recibir por prohibición de la ley (incapacidad) o por indignidad decretada
judicialmente. En estos casos, los descendientes que determina la ley, ocuparán el lugar
que tenía en la sucesión, quien repudió, o es incapaz o indigno para suceder, y podrán
acceder a la herencia que a éste hubiese tenido derecho.

Por lo expuesto, para que la sucesión por derecho de representación pueda ocurrir será
necesario: a) Que muera una persona (causante) intestada; b) que alguno (s) de sus
herederos repudie la herencia, o no pueda adquirirla por ser incapaz o indigno,
convirtiéndose así en el representado; y, c) que los descendientes del representado
ocupen su lugar en la sucesión para acceder a la herencia a que éste tenía derecho.

No obstante que la representación es un acto entre vivos, pues sólo se puede representar
al que repudia la herencia, al incapaz o al indigno; deberá comprenderse entre los
incapaces al representado que falta porque murió antes que el causante (premuerto), lo

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que significa que está entre los que no pueden suceder. De esta manera, los
descendientes de quien hubiese sucedido si hubiese sobrevivido al causante, también
podrán suceder vía derecho de representación.

De tal manera que, en un sentido objetivo, para que proceda el derecho de representación
se requiere: la premuerte del representado, la incapacidad o indignidad decretada
judicialmente, o la renuncia o repudio de la herencia ante el notario o autoridad
competente.

En la legislación chilena se establece que también se puede representar al desheredado,


habida cuenta que la desheredación puede declararse por testamento (como en el caso
del reconocimiento de hijos) y la sucesión siempre será intestada si dicho testamentos no
tiene disposiciones relativas a los bienes, derechos y obligaciones del difunto. En nuestra
legislación no se señala esta causa de representación, pero tampoco se prohíbe.

Artículo 961 C.C. “Se sucede ab intestado, ya por derecho personal, ya por derecho de
representación.

La representación es una ficción legal en que se supone que una persona tiene el lugar y,
por consiguiente, el grado de parentesco y los derechos hereditarios que tendría su padre
o madre si ésta o aquel no quisiere o no pudiere suceder.

Se puede representar a un padre o a una madre que, si hubiese podido o querido suceder,
habría sucedido por derecho de representación.”

En el derecho de representación sólo se sucede por estirpe, esto es: la parte que
correspondía al representado o al premuerto, se tendrá que distribuir entre sus herederos
en forma proporcional. Sin embargo, si el representado hubiese podido suceder, lo hubiera
hecho por cabeza, es decir, hubiese recibido íntegramente la parte que le correspondía.

Por ejemplo: Si don Alan Brito muere intestado dejando tres hijos, Pedro, José y Antonio;
éstos heredarían un tercio por cabeza. Pero si José, --que tiene cuatro hijos--, repudia la
herencia, sus cuatro hijos sucederán por estirpe vía derecho de representación, debiendo
dividirse entre todos, la tercera parte que le correspondía a su padre Alan Brito.

Artículo 962 C.C. “Los que suceden por representación, heredan en todos casos por
estirpes, es decir, que cualquiera que sea el número de los hijos que representan al padre
o madre, toman entre todos y por iguales partes la porción que hubiera cabido al padre o
madre representados.

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Los que no suceden por representación, heredan por cabezas, esto es, toman entre todos
y por iguales partes la porción a que la ley los llama, a menos que la misma ley establezca
otra división diferente.”

Los sujetos en el derecho de representación.

Al morir el causante y producirse alguna de las circunstancias, legales o voluntarias, que


impidan al heredero acceder a la herencia, la ley faculta a los descendientes, del que no
puede o quiere recibir la herencia, para que se ubiquen en el lugar que éste tenía en la
sucesión, y puedan acceder a la misma.

Quienes puedan representar tienen que ser personas que no tengan impedimento alguno
para suceder con relación al causante, --no al representado--, y sólo podrán serlo los
descendientes del difunto de cuya sucesión se trata; y los descendientes de sus
hermanos. Los parientes en la línea ascendente, y los demás parientes del difunto, no
podrán adquirir vía derecho de representación.

Dicho de otra manera: el representante que ocupa el lugar del representado, se convierte
en lo que este último era con relación al causante.

Así lo deja establecido el Artículo 963 C.C., reformado según el artículo 6 del Decreto
No.35-2013. La representación sólo opera en la línea de la descendencia del causante,
lo que significa que no puede favorecer a los ascendientes; es decir: los ascendientes sólo
podrán ser representados, pero no podrán representar.

Artículo 963 C.C.- “Hay siempre lugar a la representación:

1. En la descendencia del difunto de cuya sucesión se trata;

2. En la descendencia de sus hermanos; y,

3. En la descendencia de sus hijos o nietos.

Fuera de estas descendencias no hay lugar a la representación.”

Artículo 964 C.C.- “Se puede representar al ascendiente cuya herencia se ha repudiado.

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Se puede, asimismo, representar al incapaz, al indigno y al que repudió la herencia del
difunto.”

Diferencias entre el derecho de transmisión y el de representación.

Podemos resumir así las principales diferencias:

a) Mientras la transmisión emana de las reglas generales de la sucesión por causa


de muerte; la representación es producto de una ficción (invento) legal.

b) Los herederos del transmitente (el heredero muerto después del causante)
adquieren porque su derecho va incluido en la herencia del transmitente; el
heredero por representación adquiere la herencia, porque la ley le otorga el lugar
que ocupaba el representado en la sucesión.

c) Los herederos del transmitente adquieren como consecuencia de la calidad de


heredero del transmitente; los que heredan por representación adquieren por
voluntad de la ley.

d) Los herederos por derecho de transmisión deben ser dignos y capaces respecto
al transmitente; los que suceden por representación deben ser dignos y capaces
respecto al causante, no respecto al representado. Así mismo, el vicio de
indignidad se transmite a los que suceden por transmisión; no ocurre así respecto
a los que suceden por representación.

e) El heredero por transmisión debe primero aceptar la herencia del transmitente; el


heredero por representación puede representar a la persona cuya herencia se ha
repudiado (el premuerto).

f) El derecho de transmisión opera en la sucesión testamentaria y en la intestada; la


representación sólo en la intestada.

g) La transmisión no opera respecto al heredero premuerto; en la representación sí


puede representarse al premuerto.

h) Cualquiera que demuestre ser heredero del transmitente, puede suceder vía
derecho de transmisión; por representación sólo podrán suceder los
descendientes del causante o de sus hermanos.

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Distribución de la herencia intestada.

Previo a referirnos a este tema, debemos señalar que los artículos del 965 al 970 C. C.,
quedaron derogados y, los artículos 972 y 973 C. C., resultaron reformados en virtud del
Decreto 35-2013 del 27 de febrero de 2013. Recordemos que en virtud del mismo decreto,
también se reformaron el 960 y el 963 C. C., el primero estableciendo el orden para
suceder en la sucesión intestada y, el segundo, estableciendo cuando habrá lugar a la
representación.

La distribución de la herencia intestada opera en función del orden establecido en el


Artículo 960 C. C., entendiéndose que el (los) pariente (s) más próximo al causante,
excluye a todos los demás parientes, sin perjuicio de las asignaciones forzosas, que
deberán separarse antes de proceder a la distribución de la herencia entre los parientes
que corresponda. Si no hay porción conyugal porque no existe cónyuge o unida (o) de
hecho legitimada (o), o porque se renunció a ella, o porque la ley le priva de ese derecho,
los herederos se distribuirán la totalidad de la masa hereditaria.

El cónyuge o unido de hecho sobreviviente puede perder el derecho a la sucesión


intestada en dos situaciones:

1º) Si hubiere sido el responsable de la separación de cuerpos; y,

2º) cuando lo hubiere abandonado sin justa causa por más de seis meses si, durante dicho
abandono, se produce la muerte del causante; a contrario sensu, el cónyuge o unido de
hecho sobreviviente no responsable, sí tiene derecho a suceder.

Y, aunque la ley no lo señala expresamente, debe de entenderse que los responsables


señalados anteriormente, tampoco tendrán derecho alguno a la porción conyugal.

Artículo 971 C. C., “El cónyuge separado de cuerpos, no tendrá parte alguna en la
herencia ab intestado de su mujer o marido, si hubiere dado motivo la separación por su
culpa.

Tampoco tendrá derecho en la sucesión del cónyuge premuerto, el cónyuge sobreviviente


que sin justa causa le había abandonado por más de seis meses, si durante este
abandono ocurrió la muerte.”

Distribución a favor de los colaterales.

31
Si no existen parientes, cónyuge o unido de hecho legalmente reconocido (a), la herencia
le corresponderá a los colaterales, siendo loa hermanos los parientes más cercanos del
causante. Los colaterales pueden suceder hasta el sexto grado de consanguinidad, en el
entendido de que los colaterales más próximos excluyen a los más lejanos. De no subsistir
hermanos, sucederán los sobrinos, luego, en su caso, le sucederán los tíos, después
primos hermanos; le siguen los hijos y, finalmente, los nietos de sus primos hermanos.

Los colaterales de simple conjunción, esto es: los que sólo son parientes del difunto por
parte de padre o de madre, gozan de los mismos derechos que los colaterales de doble
conjunción.

Artículo 972 C. C.- “A falta del cónyuge o compañero (a) de hogar en unión de hecho
debidamente reconocida sobreviviente, descendientes, ascendientes y hermanos,
sucederán al (la) difunto (a) los otros colaterales, según las reglas siguientes:

1) El (la) colateral o los (las) colaterales del grado más próximo, excluirán siempre a
los (las) otros (as). Entre estos (as) colaterales no hay representación;

2) Los derechos de sucesión de los (las) colaterales no se extienden más allá del
sexto grado; y,

3) Los colaterales de simple conjunción, esto es, los que sólo son parientes de el (la)
difunto (a) por parte de padre o por parte de madre, gozan de los mismos derechos
que los colaterales de doble conjunción.”

Distribución a favor de los municipios.

En el caso de que no existiesen parientes ni del sexto grado de consanguinidad, y con el


objeto de que los bienes puedan beneficiar a alguien en estricto sentido de justicia, nuestra
ley dispone que deberá suceder el municipio en donde el causante hubiere tenido su
último domicilio aunque, eventualmente, no haya fallecido en dicho domicilio.

Tanto el artículo 973 como el 974 C. C., en su primera parte, prescriben lo mismo, pues
el último domicilio del causante es el mismo que tenía al momento de su defunción,
aunque éste haya muerto en otro lugar diferente; por ejemplo: que haya fallecido en un
hospital de otro municipio en donde se le atendió hasta su muerte.

32
Pero si el causante no hubiere estado domiciliado en Honduras, heredará a título universal
el municipio en donde estuvieren situados sus bienes; y, si están distribuidos en varios
municipios, se tendrá por heredero universal a aquél en donde haya mayor concentración
de bienes, y por legatarios, aquéllos en que se encuentren diseminados los demás bienes.

Si los bienes no estuvieren en la República, heredará el del lugar de nacimiento del difunto;
pero si no nació en Honduras, heredará el municipio que designe el Poder Ejecutivo.

Del mismo modo que las personas naturales, la (s) municipalidad (es) no podrá (n) tomar
posesión efectiva de la herencia mientras no exista sentencia firme que le (s) declare como
heredera (as), de conformidad con el procedimiento prescrito en el Código Procesal Civil.

El municipio que resultare favorecido con una herencia o legado, no podrá utilizar los
bienes adquiridos, para provecho propio de dicha la municipalidad, sino que tendrán que
ser invertidos en establecimientos de beneficencia, como hospitales u hogares de
ancianos, por ejemplo; o en centros de educación pública, como escuelas, talleres
vocacionales, etc.

Artículo 973 C.C.- “A falta de todos (as) los (as) herederos ab intestato, sucederá el
municipio en que el causante haya tenido su último domicilio.”

Artículo 974 C.C.- “El municipio llamado a la sucesión, es el correspondiente al lugar del
domicilio del causante. Si éste no hubiere tenido su domicilio en la República,
corresponden los bienes a los municipios donde se encontraren a la muerte de aquel,
declarándose heredero al municipio donde hubiere más bienes y considerándose a los
demás municipios, como legatarios. Si los bienes no están situados en la República,
pertenecen al municipio del lugar del nacimiento; y si éste no ocurrió en ella, el Poder
Ejecutivo determinará el municipio a que correspondan.

Los municipios no tomarán posesión de la herencia sin que preceda sentencia que los
declare herederos, en los términos que ordena el Código Procesal Civil.”

La sucesión mixta.

Cuando el testador no incluyó en su testamento todos los bienes, derechos y obligaciones


que constituyen su patrimonio, ya sea por voluntad propia, o porque no los tenía al

33
momento de testar, o porque dispuso su testamento en cuotas que no completan la
unidad, la sucesión será mixta, es decir parte testada y parte intestada. Esta última se
distribuirá de conformidad con las reglas de la sucesión intestada, aunque deberá abrirse
primero la sucesión testada.

Es bastante frecuente que los mismos herederos testamentarios sean los intestados,
como cuando los hijos del difunto son los herederos testamentarios. En este caso serán
los únicos herederos; a menos que el testador haya prohibido expresamente, que
participen de la herencia intestada; de ser así, los herederos serán el cónyuge o
compañero (a) de hogar reconocido legalmente o, en su defecto, los que le sigan en el
orden del parentesco. La voluntad del testador siempre deberá prevalecer.

Artículo 976 C. C.- “Cuando en un mismo patrimonio se ha de suceder por testamento y


ab intestado, se cumplirán primero las disposiciones testamentarias y el remanente se
adjudicará a los herederos ab intestado, según las reglas generales.

No obsta que uno de los herederos ab intestado, haya recibido una asignación de la parte
testada, para que lleve integra la porción que le corresponde en la parte intestada.

Prevalecerá sobre todo ello la voluntad expresa del testador.”

La sucesión intestada respecto a extranjeros.

Además de que los extranjeros gozan de los mismos derechos que la ley civil otorga a los
hondureños (Art. 49 C. C.), la sucesión intestada no depende ni del origen de los bienes,
ni de la nacionalidad del heredero; consecuentemente, sus derechos hereditarios serán
determinados por el parentesco, de la misma manera que se determinan para los
hondureños.

Si el causante es extranjero, pero el (los) heredero (s) abintestato es (son) hondureño (s),
podrá (n) declararse heredero (s) abintestato conforme a las leyes hondureñas, respecto
a los bienes que el extranjero tenga en Honduras, --sin perjuicio de los alimentos y la
porción conyugal--; pero si los bienes sólo existen en el extranjero, se estará a lo dispuesto
a la ley extranjera.

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Artículo 977 C. C.- “Los extranjeros son llamados a la sucesión ab intestado de un
hondureño abierta en Honduras, de la misma manera y según las mismas reglas que los
hondureños.”

Artículo 978 C. C.- “En la sucesión ab intestado de un extranjero que fallezca dentro o
fuera del territorio de la República, tendrán los hondureños, a título de herencia, de porción
conyugal o de alimentos, los mismos derechos que según las leyes hondureñas les
corresponderían sobre la sucesión intestada de un hondureño.

Los hondureños interesados podrán pedir que se les adjudique en los bienes del
extranjero existentes en Honduras, todo lo que les corresponda en la sucesión del
extranjero.”

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DE LA SUCESIÓN TESTAMENTARIA.

Se llama sucesión testamentaria o testada a la sucesión hereditaria en la que, el


difunto, ha dejado constancia de su voluntad mediante un instrumento denominado
testamento.

A diferencia de la sucesión intestada, en la que prevalece la voluntad de la ley, en la


sucesión testamentaria lo que prevalece es la voluntad del testador. En el testamento el
causante dispone que todos, o parte, sus bienes derechos y obligaciones los transmite a
su, o sus, herederos, conforme a las disposiciones que deja plasmadas en dicho
instrumento, mismas que tendrán que cumplirse obligatoriamente, una vez que se
produzca su muerte.

A la acción del testador para otorgar un testamento se le llama testamentifacción (nuestro


Código le denomina testamentificación, quizá por un error de copiado). Y, como el derecho
objetivo los consagra como un derecho subjetivo, entonces la testamentifacción es la
facultad que tiene una persona para disponer de sus bienes, derechos y obligaciones,
mediante un testamento.

Aunque la testamentifacción es libre, según nuestro Código Civil, la voluntad del testador
está restringida respecto a las asignaciones forzosas (obligatorias) que dispone la ley las
cuales, aunque la voluntad del testador sea contraria a ellas, la ley determina que loa
alimentos y la porción conyugal hay que separarlos del acervo de la herencia y se deben
de pagar. Incluso dispone de la acción de reforma del testamento que le permite a los
afectados exigir dichas asignaciones judicialmente.

Artículo 979 C. C.- “La testamentificación es libre.

No hay más asignaciones forzosas que los alimentos debidos por ley a ciertas personas
y la porción conyugal.”

Del testamento en general.

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El concepto de testamento está contenido en el Artículo 980 de nuestro Código. De su
definición podemos desprender las principales característica.

Artículo 980 C. C.- “El testamento es un acto más o menos solemne en que una persona
dispone del todo o de una parte de sus bienes, para que tenga pleno efecto después de
sus días, conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en el mientras
viva.”

Sus características.

De la definición de testamento podemos distinguir las siguientes características:

a) Es un acto más o menos solemne. Es decir: es un acto jurídico que requiere de la


concurrencia de ciertas solemnidades que necesariamente tienen que existir para
la validez del acto. Cuando se trata de testamentos solemnes, las formalidades
requeridas para su validez son muy estrictas; si el testamento es menos solemne
(o privilegiado), las formalidades son menos estrictas en atención a las
circunstancias especiales que rodeen al acto de otorgamiento (989 C. C.).

b) Es un acto jurídico unilateral. Porque consiste en una declaración de voluntad de


una sola persona, realizada con la intención de que produzca efectos jurídicos. En
los testamentos solemnes el acto se realiza ante el Notario o funcionario
competente; en los testamentos menos solemnes, ante una persona con un rango
determinado, o ante testigos, según el caso. El artículo 989 C.C. hace referencia
a esta característica.

c) Es un acto personalísimo; esto es: es un acto de una sola persona en el que


dispone de todo o parte de sus bienes. En el testamento sólo participa el testador
expresando su voluntad; no participa nadie más, como ocurre en otros actos
unilaterales en que pueden participar dos o más personas. Si en el otorgamiento
de un testamento participara otra persona, además del testador, el testamento
sería nulo.

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De esta característica se desprende también, que el testamento es indelegable, es
decir: que no se puede delegar en otra persona la facultad de representar al
testador en la realización del acto de otorgamiento de un testamento.

Artículo 984 C. C.- “El testamento es un acto de una sola persona.

Serán nulas todas las disposiciones contenidas en el testamento otorgado por dos o más
personas a un tiempo, ya sean en beneficio reciproco de los otorgantes, o de una tercera
persona.”

Artículo 985 C. C.- “La facultad de testar es indelegable.”

d) Tiene por objeto disponer en todo o parte de sus bienes. Esto significa que la
finalidad principal del testamento es disponer de los bienes; pero esto no cierra las
posibilidades al testador para que también pueda disponer de otros asuntos no
relacionados con los bienes; como por ejemplo: el nombramiento de un guardador
de los bienes de algún hijo; o el reconocimiento de un hijo; o el nombramiento de
un partidor; o la desheredación expresa de algún hijo.

e) Es un acto por causa de muerte (mortis causa): el testamento sólo produce efectos
jurídicos hasta que el testador muere; los herederos adquirirán los bienes,
derechos y obligaciones del causante hasta su fallecimiento, que es el momento
en que se produce la delación y el deferimiento de la herencia. Antes no.

Pese a lo anterior, el reconocimiento de hijos contenido en un testamento, será


válido aun en vida del testador. Así mismo, en las donaciones revocables, si el
donante entrega en vida las cosas donadas al donatario, éste las adquiere en
calidad de usufructo, pues el donante siempre conserva el derecho a revocar la
donación. Las donaciones revocables son verdaderos testamentos según nuestro
Código Civil.

f) El testamento es esencialmente revocable. El testador tiene la facultad de


modificarlo o revocarlo parcial o totalmente, ya en virtud de otro testamento, ya en
virtud de comparecencia ante Notario declarando su revocación, aunque no

38
ordene un nuevo testamento. Esta disposición no puede ser desconocida ni por el
mismo testador; de tal manera, que si en el mismo testamento declara que no
revocará el testamento, o que un testamento futuro no tendría validez, o que sólo
sería válido si se usan ciertas palabras o señas; tales disposiciones no producirán
efectos jurídicos.

Artículo 981 C. C.- “Toda donación o promesa que no se haga perfecta e irrevocable sino
por la muerte del donante o provisor, es un testamento, y debe sujetarse a las mismas
solemnidades que el testamento.”

Artículo 982 C. C.- “Todas las disposiciones testamentarias son esencialmente


revocables, aunque el testador exprese en el testamento la determinación de no
revocarlas. Las cláusulas derogatorias de sus disposiciones futuras se tendrán por no
escritas, aunque se confirmen con juramento.

Si en un testamento anterior se hubiere ordenado que no valga su revocación si no se


hiciere con ciertas palabras o señales, se mirara esta disposición como no escrita.”

Nota: Los papeles, documentos o libros a los que se puede referir el testador, no se
tendrán como partes del testamento ni en el supuesto caso que así lo determine el
testador. El valor de tales documentos no es mayor ni menor que el que por su propia
naturaleza puedan tener.

Artículo 983 C. C.- “Los documentos, libros o papeles a que se refiere el testador en el
testamento, no se mirarán como partes de este, aunque el testador lo ordene; ni valdrán
más de lo que sin esta circunstancia valdrían.”

Requisitos para testar.

Para la validez de todo acto jurídico deben de concurrir ciertos requisitos. En el testamento
se requieren requisitos subjetivos o internos, que son los que se refieren a la capacidad
del testador, y a la expresión de su voluntad exenta de vicios; requisitos objetivos: los que
se refieren a las cosas y a la eficacia de las disposiciones testamentarias; y, requisitos
externos: las solemnidades requeridas según el tipo de testamento de que se trate.

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El incumplimiento de estos requisitos, --o la falta de cualquiera de ellos--, da lugar a la
nulidad e ineficacia del testamento. La ineficacia de las disposiciones testamentarias, o
de alguna de ellas, sólo causa la nulidad de dicha disposición, pero no afecta a las demás;
pero la incapacidad del testador, los vicios de consentimiento, o la falta de solemnidades,
producen la nulidad de todo el testamento.

Habilidad para testar.

Son hábiles para testar todas las personas legal e intelectualmente capaces; esto es: las
personas mayores de 21 años que además tengan pleno conocimiento y plena
advertencia de lo que hacen; a contrario sensu, no podrán ordenar testamento las
personas que carezcan de capacidad.

Así, son inhábiles para testar los impúberes, por ser absolutamente incapaces; los
dementes, cuando se encuentren en interdicción civil; al momento del otorgamiento, no
están en su sano juicio por cualquier causa que pueda acreditarse; todo el que de palabra
o por escrito no pudiere expresar su voluntad claramente, como los ciegos, sordos o
mudos que no puedan darse a entender; los enfermos o traumados por accidentes
mientras les sea imposible expresarse. Por lo general, todas estas personas son
absolutamente incapaces para testar; pero los ciegos, los sordo-mudos y los sordos,
podrán testar cuando concurran ciertas circunstancias, como saber leer y escribir, por
ejemplo.
La capacidad es requisito indispensable al momento de testar; de aquí que si un
testamento se otorga existiendo alguna de las inhabilidades antes relacionadas, el
testamento causará nulidad, aunque posteriormente desaparezca la inhabilidad; pero si al
momento de testar no se manifiesta ninguna de estas inhabilidades, el testamento será
válido, aunque después el testador se vuelva inhábil.

Artículo 986 C. C.-“No son hábiles para testar:

1.- El impúber.
2.- El que se hallare bajo interdicción por causa de demencia.
3.- El que actualmente no estuviere en su sano juicio por ebriedad u otra causa.

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4.- Todo el que de palabra o por escrito no pudiere expresar su voluntad claramente.

Las personas no comprendidas en esta enumeración son hábiles para testar.”

Artículo 987 C. C.- “El testamento otorgado durante la existencia de cualquiera de las
causas de inhabilidad expresadas en el artículo precedente es nulo, aunque
posteriormente deje de existir la causa.

Y, por el contrario, el testamento válido no deja de serlo por el hecho de sobrevenir


después alguna de estas causas de una habilidad.”

Voluntad para testar.

Además de la habilidad, el testador debe expresar libremente su voluntad al momento de


ordenar el testamento. Su voluntad deberá estar exenta de vicios.
Los vicios del consentimiento son: el error, el dolo, la intimidación y la violencia (fuerza).

El error implica la idea inexacta que se forma el testador sobre alguno de los elementos
del acto jurídico, que le empujan a creer que un hecho falso es verdadero; el error puede
destruir el consentimiento si recae sobre la naturaleza misma del acto jurídico; o puede
viciarlo, cuando recae sobre la sustancia del objeto; en el primer caso el acto es nulo; en
el segundo, el acto es anulable.

El dolo grave también produce la nulidad del testamento. Este dolo está definido en el
Artículo 1560 C. C. con motivo de los contratos; pero es aplicable también a los
testamentos. Consiste en palabras o maquinaciones insidiosas de parte de cualquier
persona, tendientes a inducir al testador a otorgar un testamento, o alguna disposición,
que sin ellas, no hubiera hecho.

La intimidación en el testamento comprende todo acto que cause al testador el temor


racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona, en sus bienes o en
la persona y bienes de su cónyuge, descendientes y ascendientes; la violencia implica el
empleo de la fuerza irresistible para obligar al testador a otorgar un testamento, como el

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uso de la fuerza física de alguna persona sobre la persona del testador para obligarlo a
firmar el testamento, por ejemplo. Artículo 1558 C. C.

Artículo 988 C. C.- “Las disposiciones testamentarias en que hayan intervenido error,
fuerza o dolo, son nulas en todas sus partes, y si el vicio afecta la celebración del acto,
será nulo el testamento.”

Clasificación de los testamentos.

Una de las características del testamento es la de ser un acto solemne, --más o menos
solemne, pero siempre solemne--; esta solemnidad pasa por formas específicas
impuestas por la ley, que obedecen a solemnidades o requisitos que el testamento debe
cumplir para su propia existencia, y así producir los efectos jurídicos correspondientes.
Dicho de otra manera: cada forma testamentaria tiene su propia regulación, encaminada
a garantizar la eficacia de su última voluntad expresada en el testamento.

Así pues, por su forma, los testamentos en Honduras se clasifican en solemnes (comunes
u ordinarios) y menos solemnes o privilegiados (extraordinarios o especiales). Los
solemnes son todos aquéllos que han sido realizados observándose todas las
solemnidades que la ley ordinariamente requiere para su validez. Los menos solemnes o
privilegiados, son aquellos que obedecen a formalidades o solemnidades especiales,
diferentes a las ordinarias, que la ley permite emplear, en atención a situaciones muy
particulares y graves, en que se encuentra una persona al momento en que quiere testar.
De acuerdo con nuestra ley, los testamentos solemnes son abiertos (nuncupativos o
públicos) o cerrados (secretos).

El testamento abierto, nuncupativo o público, es aquél que se otorga mediante un acto


público, ante el Notario o autoridad competente (jueces o funcionarios consulares o
diplomáticos) y testigos.

El testamento cerrado o secreto, es el que realiza privadamente el testador sin dar a


conocer al Notario o a la autoridad ante quien se otorga, ni a los testigos, sus disposiciones
testamentarias contentivas de su última voluntad. Lo idóneo es que este testamento sea

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ológrafo, es decir, escrito de puño y letra por el testador, aunque nuestra ley no exige este
requisito.

Los testamentos menos solemnes o privilegiados, que se otorgan en circunstancias muy


particulares, como lo señalamos anteriormente, son: los otorgados sin asistencia de
Notario ya sea porque el testador se encuentre en peligro inminente de muerte o en casos
de epidemia, el testamento militar y el testamento marítimo.

Artículo 989 C. C.- “El testamento es solemne o menos solemne testamento solemne es
aquel en que se han observado todas las solemnidades que la ley ordinariamente
requiere. El menos solemne o privilegiado es aquel en que no se han observado algunas
de estas solemnidades, por consideración a circunstancias particulares, determinadas
expresamente por la ley.

El testamento solemne es abierto o cerrado.

Testamento abierto, nuncupativo o público es aquel en que el testador hace sabedores de


sus disposiciones a los testigos, Juez o notario que, según la ley, deben presenciarlo; y
testamento cerrado o secreto, es aquel que, en el acto de su autorización, no se dan a
conocer las disposiciones que contiene.”

El Testamento Solemne.

Se llama testamento solemne, a aquél que se otorga observando todas las solemnidades
que requiere la ley para su validez. Todo testamento solemne debe otorgarse por escrito,
pública o privadamente, según el caso, debiendo siempre participar en el acto
testamentario, el testador, los testigos y el Notario o funcionario autorizante.

Tanto el testador como los testigos tienen que estar dotados de la habilidad (capacidad)
suficiente, el primero para ordenar el testamento, el segundo, para dar fe del acto
testamentario.

Artículo 990 C. C.- “El testamento solemne es siempre escrito.”

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Serán, pues, requisitos comunes en los testamentos solemnes, la escrituración y la
presencia de testigos, que podrán ser tres, en el caso del Testamento Abierto, y
cinco en el caso del Testamento Cerrado.

Además de capacidad e intelectual, los testigos deben ser hábiles, esto es: no estar
dentro del grupo de personas que la ley considera inhábiles.

De conformidad con lo establecido en el Artículo 991 C. C., hay diez y nueve causales de
inhabilidad para ser testigos, agrupadas así: a) físicas; b) intelectuales; c) morales; d)
prácticas; y, e) por parcialidad o interés.

a) Las inhabilidades físicas comprenden la minoría de edad y discapacidades físicas


como la ceguera, la sordera y la mudez.
b) Las inhabilidades intelectuales comprenden la demencia, la privación de razón y
el idioma.
c) Las inhabilidades morales se contraen a los condenados por delitos o cuasidelitos,
a las personas de conducta viciada e irregular, a los indigentes, vagos, o personas
sin arte u oficio, y a los deudores fraudulentos que hayan alzado bienes o
provocado quiebras dolosas.
d) Las inhabilidades de orden práctico se refieren a las personas extranjeras que no
tienen domicilio legal en Honduras; y,
e) Las inhabilidades por parcialidad o interés en el testamento, es decir: parientes,
empleados, dependientes, cónyuges, etc., del testador, herederos o testigos; así
como los mismos herederos o legatarios del testador, excepto en el caso del
testamento cerrado.

Los testigos hábiles se clasifican en testigos de conocimiento y testigos instrumentales.


Los de conocimiento son aquellos que tienen el mismo domicilio del testador, que pueden
dar fe de la identidad, filiación y demás generalidades del testador; no necesariamente
deben saber leer y escribir. Los instrumentales sí tienen que saber leer y escribir, pero no
necesariamente tienen que conocer al testador.

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En los testamentos solemnes abiertos, deben de concurrir por lo menos dos testigos de
conocimiento y uno instrumental; en los testamentos cerrados deberán participar por lo
menos tres de conocimiento y dos instrumentales.

Artículo 991 C. C.- “No podrán ser testigos en un testamento solemne otorgado en
Honduras:
1.- Los menores de diez y ocho años.
2.- Los que se hallaren en interdicción por causa de demencia.
3.- Los que actualmente se hallaren privados de la razón.
4.- Los ciegos.
5.- Los sordos.
6.- Los mudos.
7.- Los condenados por crimen o simple delito, mientras no hubiere cumplido sus
condenas.
8.- Los de conducta notoriamente viciada, como ebrios habituales, tahúres de profesión,
alcahuetes, etc.
9.- Los que no tengan oficio, profesión, industria o medios conocidos de subsistencia.
10.- Los deudores fraudulentos.
11.- Los amanuenses del Juez o Notario que autorizare el testamento.
12.- Los extranjeros no domiciliados en la República.
13.- Las personas que no entienden el idioma del testador, sin perjuicio de lo dispuesto
en el Artículo 1004.
14.- Los ascendientes, descendientes y parientes colaterales dentro del tercer grado de
consanguinidad o segundo de afinidad del otorgante o del funcionario público que autoriza
el testamento.
15.- El cónyuge del testador.
16.- Los sirvientes domésticos del testador, de su consorte, del funcionario que autorice
el testamento y de las otras personas comprendidas en los números 14 y 19.
17.- Los que tengan con otro de los testigos el parentesco o las relaciones de que se habla
en los números 14 y 16.
18.- El sacerdote que haya sido el confesor habitual del testador y el que haya confesado
a este en la última enfermedad.
19.- Los herederos y legatarios, y en general, todos aquellos a quienes resulte un
provecho directo del testamento.

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Dos (2) al menos, de los testigos deberán estar domiciliados en el lugar en que se otorga
el testamento, y uno (1), al menos, deberá saber leer y escribir, cuando sólo concurran
tres (3) testigos, y dos (2), cuando concurrieren cinco (5).”

Puede ocurrir que, al momento de ordenarse el testamento, alguno (s) de los testigos está
(n) comprendido (s) en alguna de las causales de inhabilidad en ese momento ignorada,
pero que llega a conocerse posteriormente. Existe pues una presunción de que todos los
testigos son hábiles, pero puede suceder que realmente alguno (s) no lo sea (n). A este
último se le denomina testigo putativo.

Cuando el testigo putativo sólo es uno, el testamento será válido; pero si participan dos o
más testigos putativos en el acto testamentario, el testamento queda viciado de nulidad y
podrá ser anulado mediante sentencia judicial. No podrá considerarse putativo, el testigo
que es inhábil en razón de ser reo condenado por crimen o simple delito que tenga
pendiente el cumplimiento de la pena.

Artículo 992 C. C.- “Si alguna de las causas de inhabilidad expresadas en el artículo
precedente, no se manifestare en el aspecto o confortación de un testigo, y se ignorare
generalmente en el lugar donde el testamento se otorga, fundándose la opinión contraria
en hechos positivos y públicos, no se invalidara el testamento por la inhabilidad real del
testigo. Pero la habilidad putativa no podrá servir sino a uno solo de los testigos.”

Hemos venido mencionando que el testador es libre para ordenar o no su testamento y,


en el caso de los testamentos cerrados, también tiene plena libertad de elegir entre el
otorgamiento de un testamento abierto o uno cerrado. Sin embargo, la ley considera
algunas excepciones que se fundamentan en circunstancias especiales del testador. Así,
las personas ciegas y las analfabetas, sólo pueden otorgar testamento abierto; y las
personas que no puedan entender ni ser entendidas de clara y viva voz, sólo podrán
otorgar testamento cerrado.

Otro aspecto que siempre debemos considerar son las asignaciones forzosas (alimentos
y porción conyugal), pues aunque el testador no quiera expresarse respecto a ellas, la ley
exige su reconocimiento. Por tal razón la ley concede a quienes, por cualquier causa, se
les pretenda privar de su derecho, la acción de reforma del testamento.

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También será necesario tomar en cuenta el régimen económico del matrimonio, pues si
entre los cónyuges o los unidos de hecho legitimados no estuvieren bajo el régimen de
separación de bienes, el sobreviviente podrá reclamar hasta el cincuenta por ciento (50%)
del patrimonio, de conformidad con el Código de Familia (Artículos 50 y 55 No.2).

El Testamento Abierto.

El Artículo 989 C. C., contiene una definición muy genérica del testamento abierto,
nuncupativo o público; empero, conjuntando el contenido de los Artículos 993 y 994 C. C.,
se obtiene un concepto más completo. El testamento abierto es el acto jurídico mediante
el cual, una persona hace sabedores de sus disposiciones al Notario, o funcionario
competente, y tres testigos idóneos que vean y entiendan al testador.

Podrán actuar como notarios: los Jueces de Paz, en los municipios en donde no haya
notarios; y si bien no hay prohibición de que los Jueces de Letras también puedan hacerlo,
sería poco probable que en su jurisdicción no hayan notarios. También pueden autorizar
testamentos abiertos o cerrados, los Cónsules o los funcionarios diplomáticos hondureños
en el extranjero.

El acto testamentario.

Aunque la ley exige la unidad del acto testamentario, es decir, que desde su inicio el acto
se deberá desarrollar en forma continua, sin interrupción, ante el mismo Notario y los
mismos testigos; permite la suspensión momentánea del mismo, causada por un incidente
o accidente pasajero que amerite ser superado. Debe entenderse que, si el suceso es de
tal gravedad que impide su continuidad en forma indefinida, habrá que cancelar el acto
testamentario, debiendo iniciarlo desde el principio, si es esa la voluntad del testador.

El acto testamentario comprende tres etapas: a) La comparecencia; b) la redacción del


testamento; y, c) la aprobación.

a) La comparecencia comprende el momento en que el testador comparece ante el


Notario, o el funcionario de mérito, en su caso, manifestando su deseo de ordenar
su testamento bajo las formalidades del testamento abierto solemne. Tanto el

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testador como los testigos deberán acreditar su idoneidad, y estar en el pleno goce
de sus facultades legales e intelectuales. El testador deberá expresar ante el
funcionario autorizante, sus nombres y apellidos, su edad, profesión u oficio, su
nacionalidad, estado civil, su lugar de nacimiento, el lugar de su domicilio y su
dirección; los nombres y apellidos de la persona (s) con la (s) que hubiere contraído
matrimonio y el de los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio, con distinción
de vivos y muertos; y, los nombres y apellidos y generales de ley de los tres
testigos, incluyendo sus respectivas identificaciones. También deberá expresarse
el lugar y fecha del otorgamiento, y los nombres y apellidos del funcionario
autorizante

b) La redacción del testamento. Consiste en la escrituración del testamento. El


testador podrá presentar al Notario, o funcionario autorizante, un escrito en el que
aparezcan detalladas claramente sus disposiciones testamentarias. Las
disposiciones testamentarias también podrán ser expresadas verbalmente por el
testador durante el acto testamentario; pero en este caso, el funcionario
autorizante recogerá estas disposiciones en un escrito separado y las incorporará
al borrador de la escritura y, una vez que le ha dado la forma legal y que el testador
dé su visto bueno, se incorporará al Protocolo del Notario, o del funcionario
autorizante. A continuación expresará al otorgante su derecho a leer la escritura
por sí mismo y, finalmente, la leerá al testador, testigos y otras personas presentes,
en voz alta y clara, de manera que todos puedan ver, oír y entender el contenido
de dicho instrumento.

c) La aprobación. El acto concluirá con la aprobación del testamento por parte del
testador, misma que quedará ratificada con la firma del testamento e impresión
digital de su dedo índice derecho, en su defecto, el de la izquierda y a falta de éste,
cualquier otro; lo mismo harán, por su orden, los tres testigos; terminando el acto
con la firma del funcionario autorizante y la impresión de su sello oficial.

Puede ocurrir que el testador no pueda firmar por estar imposibilitado para hacerlo,
o porque no sabe firmar, o que no pueda estampar su huella digital; en este caso,
el funcionario autorizante hará mención de este hecho en la escritura contentiva
del testamento expresando la causa de dicho impedimento; si el impedimento es

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de alguno de los testigos, firmará a ruego otro de los testigos (Art. 16 No. 12 Código
del Notariado).

En otras legislaciones se estipula que uno de los testigos puede firmar a ruego del
testador; en Honduras existe esta disposición pero solo en relación al testamento
cerrado.

Artículo 993 C. C.- “El testamento abierto deberá ser otorgado ante Notario y tres testigos
idóneos que vean y entiendan al testador.”

Artículo 994 C. C.- “Lo que constituye esencialmente el testamento abierto, es el acto en
que el testador hace sabedores de sus disposiciones al Notario y a los testigos.

El testamento será otorgado en un solo acto, sin que sea lícita ninguna interrupción, salvo
la que pueda ser motivada por un accidente pasajero, y será presenciado en todas sus
partes por el testador, por un mismo Notario y por unos mismos testigos.”

Artículo 995 C. C.- “En el testamento se expresarán el nombre y apellido del testador; el
lugar de su nacimiento; la nación a que pertenece; si está o no avecindado en Honduras,
y si lo está, el lugar en que tuviere su domicilio; su edad; la circunstancia de hallarse en
su entero juicio; los nombres de las personas con quienes hubiere contraído matrimonio;
de los hijos habidos o legitimados en cada matrimonio; de los hijos naturales del testador
con distinción de vivos y muertos; y el nombre y apellido y domicilio de cada uno de los
testigos.

Se ajustarán estas designaciones a lo que respectivamente declaren el testador y testigos.


Se expresarán, asimismo, el lugar, día, mes y año del otorgamiento, y el nombre y apellido
del notario que autorice el testamento.”

Artículo 996 C. C.- “El testamento abierto podrá haberse escrito previamente.

Pero sea que se haya escrito, o que se escriba en el acto, será todo el leído en alta voz
por el Notario; y, mientras el testamento se lee, estará el testador a la vista, y las personas
cuya presencia es necesaria, oirán todo el tenor de sus disposiciones.”

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Artículo 997 C. C.- “Terminará el acto por las firmas del testador y testigos, y por la del
Notario.

Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se mencionara en el testamento esta


circunstancia, expresando la causa.

Si se hallare alguno de los testigos en el mismo caso, otro de ellos firmara por él y a ruego
suyo, expresándolo así.”

El testamento abierto otorgado por una persona ciega.

Una persona ciega sólo podrá otorgar testamento abierto puesto que, aunque no pueda
escribir sus disposiciones testamentarias, puede perfectamente expresarlas de clara y
viva voz ante el funcionario autorizante y los testigos.

Hay personas ciegas que sí saben y pueden firmar, otras no; sin embargo, para seguridad
del otorgante ciego, la ley prescribe que la escritura del testamento deberá ser leída dos
veces: la primera por el Notario o funcionario autorizante; la segunda, por uno de los
testigos de conocimiento a elección del testador. Esta solemnidad especial deberá ser
relacionada por el funcionario autorizante.

Artículo 998 C. C.- “El ciego solo podrá otorgar testamento abierto.

Su testamento será leído en alta voz dos veces: la primera por el Notario o funcionario
que lo autorice y la segunda por uno de los testigos, elegido al efecto por el testador. Se
hará mención especial de esta solemnidad en el testamento.”

El testamento otorgado por una persona enteramente sorda.

La ley usa el calificativo enteramente, con la intención de dejar claramente establecido de


que se trata de personas completamente sordas.

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Pueden darse dos situaciones diferentes: que el testador sepa leer y escribir, o que no lo
sepa. En el primer caso, es evidente que bastará que el testador lo lea por sí mismo, lo
firme, estampe su huella e invita a sus testigos para que hagan lo propio; en el segundo
caso, la ley prescribe que el testador llevará a dos personas de su confianza, que
conozcan la voluntad del testador, para que lo lean en su nombre ante el funcionario
autorizante y los tres testigos; finalmente lo leerá el Notario de manera que los testigos y
personas presentes, lo vean, oigan y entiendan.

Algunos juristas interpretan que no existe prohibición alguna de que las dos personas que
han de leer el testamento de la persona sorda, sean los mismos testigos. En nuestra
humilde opinión, estas personas no pueden ser los testigos, pues la lectura del testamento
que ellos hacen deberá ser escuchada por el funcionario autorizante y los testigos, según
lo expresa el Artículo 999 C. C. y, además, deberá relacionarse este hecho por el Notario
o funcionario autorizante. ¿Deberán los dos lectores firmar con los testigos? La ley no
señala disposición alguna que lo mande, tampoco que lo prohíba. Pero la falta de estas
dos firmas no puede causar la nulidad de esta clase de testamentos, bastando la de los
testigos y la del Notario.

Artículo 999 C. C. “El que fuere enteramente sordo, deberá leer por si mismo su
testamento; y si no sabe o no puede, designará dos personas que lo lean en su nombre,
siempre en presencia de los testigos y del Notario.”

El testamento otorgado en lengua extranjera.

La ley también prevé la posibilidad de que el testador ordene su testamento en lengua


extranjera. Podemos presumir que el testador debe ser extranjero y que no conoce el
idioma español; pero no hay prohibición alguna que estipule que un hondureño no pueda
ordenar su testamento en lengua extranjera, pues los herederos o legatarios bien podrían
ser personas que desconozcan el idioma castellano.

El testador elegirá dos intérpretes que escribirán el testamento en el idioma en que desea
testar, y lo traducirán al castellano; esto significa que el testamento se escribirá en ambos
idiomas.

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Son muchas las lagunas de la ley en el acto de otorgamiento de este tipo de testamentos.
En nuestra opinión los intérpretes deben ser personas diferentes a los testigos pues su
misión es muy diferente a la de éstos; pero hay quienes opinan que sí pueden serlo porque
la ley no lo prohíbe expresamente. Sí está claro, de conformidad con el Código del
Notariado (Art. 36), que los intérpretes deberán prometer ante el Notario, que cumplirán
su cometido fielmente y que estas circunstancias deberán constar en la escritura so pena
de nulidad, además de que también la firmarán y estamparán sus respectivas huellas
dactilares en la forma que lo manda el referido Código.

Otra duda que queda es si se podrá testar en un idioma no latino, o con alfabeto diferente
al latino, como las lenguas arábigas, indias o chinas, por ejemplo.

Artículo 1000 C. C.- “Para testar en lengua extranjera, se requiere la presencia de dos
intérpretes elegidos por el testador, que traduzcan su disposición al castellano. El
testamento se deberá escribir en las dos lenguas.”

Testamento Cerrado.

El Testamento Cerrado o Secreto es aquél en que, el testador, declara que su última


voluntad, se encuentra escrita en un documento que presenta ante el Notario y testigos,
pero sin dar a conocer cuáles son sus disposiciones, pero sí expresando que dicho
documento constituye su testamento.

A efectos de mantener su secretividad, el testamento cerrado deberá ser escrito por el


mismo testador, ya sea de su puño y letra (como el testamento hológrafo no regulado por
nuestro Código), o por cualquiera otro medio, lo que indica que el Testador debe saber
leer y escribir, y no podrá dictarlo a tercera persona para que lo escriba en su nombre.
Podrá usar papel común, debiendo fechar y firmar al pie del testamento, no pudiendo
firmar un tercero a su ruego porque causaría nulidad. Deberá ser introducido en un sobre
o cubierta que deberá ser cerrado o asegurado de manera que no pueda abrirse si
romperlo o alterarlo.

El acto testamentario consiste en la comparecencia que hace el testador ante el Notario y


cinco testigos idóneos, manifestando de clara y viva voz de manera que el Notario y

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testigos lo vean, oigan y entiendan, señalando que dentro de la cubierta que presenta se
encuentra su testamento. También podrá optar por introducir el testamento dentro de la
cubierta en presencia del Notario y testigos, procediendo inmediatamente a cerrarlo y
asegurarlo como él lo estime conveniente.

Una persona muda, pero que sepa leer y escribir, sí está facultado para otorgar testamento
cerrado; sólo que su declaración la formulará por escrito en la misma cubierta contentiva
del testamento, siempre ante el Notario y los cinco testigos. Del mismo modo que en el
testamento abierto, los jueces de Paz y los funcionarios consulares o diplomáticos, en su
caso, están facultados para autorizar el otorgamiento de esta clase de testamentos.

Artículo 1001 C. C.- “El testamento solemne cerrado debe otorgarse ante notario y cinco
testigos.”

Artículo 1002 C. C.- “El que no sepa leer y escribir no podrá otorgar testamento cerrado.”

Etapas del acto testamentario.

El acto testamentario se desarrolla en un solo acto, sin interrupción alguna, excepto


las causadas por algún accidente pasajero, y siempre ante el mismo Notario y los
mismos testigos. Pero para una mejor comprensión, se pueden reconocer en el acto
testamentario tres etapas: a) Escrituración y firma; b) Cierre y presentación; y, c)
Redacción y firma.

a) Escrituración y firma. El testamento deberá estar escrito de puño y letra, o


por cualquier medio mecánico, por el testador, y será firmado por éste. Podrá
hacerlo en papel común porque la ley no manda especialidad alguna al
respecto. Es obvio que un tercero podría ayudar al testador a escribir su
testamento y que este hecho sea desconocido; pero si calza la firma del
testador no debería ser objeto de nulidad.
b) Cierre y presentación. Realizado lo anterior, el testador deberá presentar el
sobre ante el Notario y cinco testigos, declarando de viva voz y de manera
que todos lo vean, oigan y entiendan, que ese sobre contiene su testamento.
El testador podrá utilizar cualquier medio que permita dar mayor seguridad

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al sobre contentivo del testamento; podrá usar lacra, adhesivos, gomas, etc.
Es entendido que cualquier alteración que presente el sobre, provocará la
nulidad del testamento y la responsabilidad dolosa del depositario.

c) Redacción y firma. Una vez presentado el testamento, el Notario levantará


la correspondiente acta relacionando todo lo ocurrido durante el acto
testamentario desde la comparecencia del testador y testigos. Bajo el
epígrafe “testamento cerrado”, el Notario deberá consignar los nombres y
apellidos del testador y de los cinco testigos, sus generales de ley, dando fe
de que el testador está en su sano juicio e indicando el lugar, día, mes, año
y hora del otorgamiento.
El acto termina con la firma del acta por el testador, los testigos y el Notario.
Si por alguna circunstancia el testador no pudiere firmar, firmará por él una
persona, diferente a los testigos, elegida por él mismo. Si es algún testigo el
que no lo puede hacer, firmará a ruego otro de los testigos. En la cubierta
(acta) siempre deberán aparecer siete firmas: la del testador (o quién firmó
por él a ruego), los cinco testigos y el Notario. También deberán estampar
sus respectivas huellas digitales de sus dedos índices de la mano derecha.

Artículo 1003 C. C.- “Lo que constituye esencialmente el testamento cerrado es el acto en
que el testador presenta al Notario y testigos una escritura cerrada, declarando de viva
voz y de manera que el Notario y testigos lo vean, oigan y entiendan (salvo el caso del
artículo siguiente) que en aquella escritura se contiene su testamento. Los mudos podrán
hacer una declaración, escribiéndola ellos mismos a presencia del Notario y testigos.

El testamento deberá estar firmado por el testador. La cubierta del testamento estará
cerrada o se cerrará exteriormente, de manera que no pueda extraerse el testamento sin
romper la cubierta.

Queda al arbitrio del testador estampar un sello o marca, o emplear cualquier otro medio
para la seguridad de la cubierta.

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El Notario expresará sobre la cubierta, bajo el epígrafe testamento, la circunstancia de
hallarse el testador en su sano juicio; el nombre, apellido y domicilio del testador y de cada
uno de los testigos, y el lugar, día, mes y año del otorgamiento.”

Termina el otorgamiento por las firmas del testador, de los testigos y del Notario sobre la
cubierta.”

Si el testador no pudiere firmar al tiempo del otorgamiento, firmará por él otra persona
diferente de los testigos instrumentales, y si alguno o algunos de los testigos no supieren
o no pudieren firmar, lo harán otros por los que no supieren o no pudieren hacerlo, de
manera que en la cubierta aparezcan siempre siete firmas: la del testador, la de los cinco
testigos y la del Notario.

Durante el otorgamiento estarán presentes, además del testador, un mismo Notario y unos
mismos testigos, y no habrá interrupción.”

Del testamento cerrado otorgado por personas que no pueden darse a entender
verbalmente.

Si la persona que pretende otorgar testamento es una persona muda, o es una persona
que no puede expresarse en el idioma del testador, tendrá que escribir, de su puño y letra,
sobre la cubierta que contiene el testamento cerrado, la palabra “Testamento”, o la
correspondiente en el idioma del testador. A continuación, cada uno en su caso, deberá
expresar sus nombres y apellidos, sus generales, su domicilio y su nacionalidad. Luego
se procederá conforme a lo establecido en el Artículo 1003 C. C.

Artículo 1004 C. C.- “Cuando el testador no pudiere entender o ser entendido de viva voz,
solo podrá otorgar testamento cerrado. El testador escribirá, de su letra, sobre la cubierta,
la palabra testamento, o lo equivalente en el idioma que prefiera, y hará del mismo modo
la designación de su persona, expresando, a lo menos, su nombre, apellido y domicilio, y
la nación a que pertenece, en lo demás se observará lo prevenido en el artículo
precedente.”

El depósito del testamento.

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Concluido el acto testamentario, el Notario formará un solo cuerpo con el sobre contentivo
del testamento cerrado y el acta testamentaria original firmada por los participantes de
dicho acto. El testimonio del acta tendrá que guardarla el Notario en su Protocolo
Reservado.

El Notario entregará el testamento cerrado al testador. Este dispondrá si lo deja en poder


de la persona que estime conveniente, si lo guarda él mismo, o si lo deja en poder del
Notario para su guarda. Si lo deja en poder del Notario éste dará recibo al testador y hará
constar al margen, o al pie, del testimonio del acta testamentaria, que el testamento queda
en su poder. Si posteriormente el testador decide recuperar su testamento, firmará al pie
de la nota marginal haciendo constar que el Notario le entregó el testamento.

Artículo 1005 C. C.- “Autorizado el testamento cerrado, el Notario lo entregara al testador,


después de poner en el protocolo reservado copia autorizada del acta de otorgamiento.”

Artículo 1006 C. C.- “El testador podrá conservar en su poder el testamento cerrado, o
encomendar su guarda a persona de su confianza, o depositarlo en poder del notario
autorizante para que lo guarde en su archivo.

En este último caso, el notario dará recibo al testador, y hará constar en su protocolo
reservado, al margen o a continuación de la copia del acta de otorgamiento, que queda el
testamento en su poder. Si lo retirare después el testador, firmará un recibo a continuación
de dicha nota.”

Obligaciones y sanciones del depositario.

Ocurrida la muerte del testador, el Notario o el depositario del testamento cerrado, estará
en la obligación de presentarlo ante el Tribunal competente dentro de los diez días
siguientes de la muerte del testador, contados desde que el depositario es conocedor de
la muerte del testador. De no presentarlo dentro de dicho término, será responsable de
los daños y perjuicios que pudiere ocasionar a los herederos. Naturalmente, si el
depositario pretende presentarlo después del vencimiento de esos diez días, tendrá que
acreditar las razones que justifiquen su tardanza.

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La contravención a esta disposición, hará responsable al depositario por los daños y
perjuicios que se pudiesen haber causado a los interesados. Del mismo modo, si el
depositario omite su presentación en forma dolosa, además de los daños y perjuicios
perderá todo derecho que pueda tener como heredero o legatario del testador, incluyendo
los que eventualmente le puedan corresponder como heredero ab-intestato.

En el caso de que alguna persona hurte o robe el testamento que se encuentre en poder
del depositario o del mismo testador, o si lo oculta, rompe o inutilice, causando la nulidad
del testamento, se presumirá que ha actuado dolosamente debiendo, en consecuencia,
responder por los daños y perjuicios causados, y la pérdida total de sus eventuales
derechos hereditarios, sin perjuicio de la responsabilidad penal que proceda.

Artículo 1007 C. C.- “El notario o la persona que tenga en su poder un testamento cerrado,
deberá presentarlo al Juez competente luego que sepa el fallecimiento del testador.

Si no lo verifica dentro de diez días, será responsable de los daños y perjuicios que
ocasione su negligencia.”

Artículo 1008 C. C.- “El que con dolo deje de presentar el testamento cerrado que obre en
su poder dentro del plazo fijado en el párrafo segundo del artículo anterior, además de la
responsabilidad que en el se determina, perderá todo derecho a la herencia, si lo tuviere
como heredero abintestato o como heredero o legatario por testamento.

En esta misma pena incurrirán el que sustrajere dolosamente el testamento cerrado del
domicilio del testador o de la persona que lo tenga en guarda o depósito, y el que lo oculte,
rompa o inutilice de otro modo, sin perjuicio de la responsabilidad criminal que proceda.”

Su apertura y protocolización.

Una vez que se presenta el testamento cerrado ante el tribunal competente, por medio de
un profesional del derecho con poder suficiente para realizar este tipo de actos, el Juez
de jurisdicción voluntaria procederá a su apertura y protocolización, misma que se hará
de conformidad con lo establecido en el Artículo 1024 del Código de Procedimientos
Comunes, aún vigente para la jurisdicción voluntaria.

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Artículo 1009 C. C.- “Para la apertura y protocolización del testamento cerrado, se
observará lo prevenido en el Código de Procedimientos.”

Nulidad de los testamentos solemnes.

El Artículo 1586 C. C. establece cuáles son las causales de nulidad absoluta de los actos
y contratos; en su numeral 2º reza “cuando falta alguno de los requisitos o formalidades
que la ley exige, teniendo en mira el exclusivo y particular interés de las partes”.

Los testamentos solemnes (abierto o cerrado) y los menos solemnes, exigen para su
validez que concurran ciertos requisitos y solemnidades exigidas por la naturaleza misma
del acto jurídico, no en atención a la calidad de las personas que lo otorgan.

Identificamos las siguientes causales de nulidad absoluta del testamento:

1º) Si se otorga ante un número de testigos menor que el señalado por la ley. Si concurren
más, no existiría nulidad, pues la ley no prohíbe que participen más.

2º) La falta de alguna firma de las requeridas para su validez; o si la persona o testigo que
debe firmar a ruego, no lo hace.

3º) Si falta la firma del Notario o del funcionario autorizante.

4º) Si se ha omitido el lugar y fecha de su otorgamiento.

5º) Si aparece violentado el sobre que contiene el testamento cerrado, aunque no haya
culpa del depositario.

Hay otras circunstancias que pueden ocasionar la nulidad del testamento, o de


cualquiera otro acto jurídico que solamente pueden ser invocadas por persona (s)
interesadas; pero las que causan nulidad absoluta, pueden ser invocadas por
cualquier persona, aunque ni directa, ni indirectamente, tenga interés en la sucesión.

La falta de alguno, o algunos de los requisitos relacionados con la identificación del


testador, consignados en el Artículo 995 C. C., no será suficiente para invocar la
nulidad del testamento, a menos que dicha omisión impida la identificación del
testador.

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Testamento Solemne otorgado en país extranjero.

En estados pertenecientes a la familia jurídica romanista, como el nuestro, se admite


la posibilidad de que, testamentos otorgados fuera del territorio nacional conforme a
las leyes del país en donde se lleva a efecto el acto testamentario, resulten válidos
conforme al principio de la extraterritorialidad de la ley. Para ello deben concurrir dos
requisitos: a) Que hayan sido otorgados conforme a las solemnidades del Estado en
donde se ha otorgado; y, b) que las leyes de ese Estado sean compatibles con las
leyes del Estado en que deba producir efectos jurídicos, esto es: que no sean
contrarias al orden público de dicho Estado.

En el caso de Honduras, el primer requisito está prescrito expresamente en la ley;


el segundo es tácito, pues la Constitución de la República declara inconstitucionales
las leyes que violentan el orden público hondureño. El Código Civil agrega la
necesidad de probar la autenticidad del instrumento en que consta el testamento,
que incluye la prueba de que fue autorizado por el funcionario competente,
deduciéndose que el testamento debe ser solemne, tendrá que ser traducido, en su
caso, y debidamente apostillado, es decir: certificado con un sello, timbre o
estampilla oficial, para que el documento sea reconocido en nuestro país como
válido. A veces habrá que ser traducido oficialmente.

Artículo 1011 C. C.- “Valdrá en Honduras el testamento otorgado en país extranjero


por un hondureño o por cualquier otra persona, si por lo tocante a las solemnidades
se hiciere constar su conformidad a las leyes del país en que se otorgó, y si además
se probare la autenticidad del instrumento respectivo en la forma ordinaria.”

Pero los hondureños, o los extranjeros domiciliados oficialmente en Honduras, que


se encuentren en país extranjero, en donde exista acreditada misión consular o
diplomática hondureña, también podrán otorgar testamento solemne ante un
funcionario consular hondureño o, en su defecto, ante un funcionario diplomático,
acreditados en dicho país.

Nuestro Código Civil establece reglas generales que atañen al testamento abierto y
cerrado otorgado en el extranjero, pero conforme a las leyes hondureñas; pero es el
Derecho Internacional (diplomático y consular) quien regula conforme a tratados
internacionales, el derecho que asiste a los Estados signatarios, para facultar a sus

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funcionarios diplomáticos y consulares, a realizar actos oficiales en sus respectivas
sedes, conforme a las leyes hondureñas.

El testamento solemne, abierto o cerrado, así como otros actos jurídicos, puede ser
otorgado ante estos funcionarios, como si se estuviera otorgando en la República
de Honduras.

El otorgante de un testamento solemne abierto, se otorgará ante el Cónsul General


(Cónsul o Vicecónsul) o, en su defecto, ante un funcionario diplomático, que actuará
como Notario, ante tres testigos idóneos que deberán ser hondureños, o
domiciliados en el país en donde se otorgue el testamento. El acto testamentario se
lleva a efecto de la misma manera y con las mismas formalidades que el testamento
abierto solemne otorgado en Honduras.

En el caso del testamento cerrado, la única diferencia a considerar, es que el


testamento debe de otorgarse ante siete (7) testigos, en vez de los cinco que se
requieren cuando se otorga en Honduras.

Otro aspecto importante es que se prescribe claramente que, en caso que el testador
no sepa o no pueda firmar, podrá firmar a ruego cualquiera de los testigos.

Artículo 1012 C. C.- “Valdrá, asimismo, en Honduras el testamento otorgado en país


extranjero por un hondureño o un extranjero que tenga domicilio en Honduras, ante
un funcionario diplomático o consular de la República, con tal que concurran los
requisitos siguientes: 1.- El testamento será firmado por el testador y por tres testigos
si el testamento fuere abierto, o por siete testigos si el testamento fuere cerrado;
debiendo ser los testigos hondureños o domiciliados en el lugar donde se otorgue el
testamento que llevara el sello de la legación o Consulado. Si el testador no supiere
o no pudiere firmar, firmará por el uno de los testigos. En el mismo instrumento se
expresará que fue leído al testador ante los respectivos testigos.

2.- Se expresarán en el testamento el nombre, apellido y domicilio del testador y de


los testigos, la circunstancia de hallarse aquel en su sano juicio, y el lugar, día, mes
y año del otorgamiento.”

Ahora bien, si el testamento no ha sido autorizado por el Jefe de la Legación


diplomática o consular, tendrá que llevar el Visto Bueno del correspondiente Jefe de
Legación, con su respectiva rúbrica, en la forma en que lo señala la ley.

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Una copia o testimonio del testamento abierto, o de la cubierta (acta) del testamento
cerrado, deberá ser enviada por el Jefe de Legación, al Secretario de Relaciones
Exteriores de Honduras quien, una vez haya autenticado la firma del funcionario
diplomático o consular autorizante, remitirá dicha copia al Juez de Letras Civil del
último domicilio del otorgante y, en el caso de que no se conozca domicilio, al Juez
de Letras Civil de Francisco Morazán. En cualquiera de los casos, el Juez deberá
incorporar a su protocolo las correspondientes copias, o en la Notaría que el Juez
designe.

Artículo1013 C. C.- “El testamento otorgado en la forma prescrita en el artículo


precedente y que no lo haya sido ante un jefe de legación, llevará el visto bueno de
este jefe, si lo hubiere, si el testamento fuere abierto, al pie; y si fuere cerrado, sobre
la cubierta. El testamento abierto será siempre rubricado por el mismo jefe al
principio y al fin de cada página.

El jefe de legación remitirá en seguida una copia del testamento abierto, o de la


cubierta del cerrado, al Ministro de Relaciones Exteriores de Honduras; el cual, a su
vez, abonando la firma del jefe de legación, remitirá dicha copia al Juez del último
domicilio del difunto en Honduras, para que la haga incorporar en sus protocolos.

No conociéndose al testador ningún domicilio en Honduras, será remitido el


testamento por el Ministro de Relaciones Exteriores al Juez de Letras de lo Civil de
la capital para su incorporación en su protocolo o en el de la Notaría que el mismo
Juez designe.”

Testamentos Menos Solemnes.

Ya el Artículo 989 C. C., define el testamento menos solemne o privilegiado, a aquél


que se otorga sin que se observen las solemnidades ordinarias propias de los
testamentos solemnes, debido a circunstancias especiales determinadas
expresamente por la ley.

Son testamentos menos solemnes:

a) El otorgado sin asistencia de notario.


b) El testamento militar.
c) El testamento marítimo.

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Para ser testigos, en el caso de los testamentos menos solemnes, basta ser mayor
de diez y ocho años, estar en su sano juicio y tener la aptitud para ver, oír y entender
al testador, bastando la habilidad putativa para ser testigo. No podrán ser testigos
las personas que están condenadas por haber cometido un delito o un simple delito
y aún no han cumplido su condena (991 No. 7). Los testigos deberán saber leer y
escribir si el testamento menos solemne se otorga por escrito.

Artículo 1015 C. C. “En los testamentos privilegiados podrá servir de testigo toda
persona de sano juicio, mayor de diez y ocho años, que vea, oiga y entienda al
testador, y que no tenga la inhabilidad designada en el número 7o. del Artículo 991.
Se requerirá, además, para los testamentos privilegiados escritos, que los testigos
sepan leer y escribir. Bastará la habilidad putativa, con arreglo a lo prevenido en el
Artículo 992”

Los requisitos que son comunes a los testamentos menos solemnes, son: a) El
testador debe de expresar claramente ante los testigos su intención de testar; b) los
testigos y, en su caso, la (s) persona (s) deberán ser las mismas y estar presentes
durante todo el acto testamentario; y, c) el acto deberá ser continuo, pudiéndose
interrumpir brevemente a causa de accidentes pasajeros.

Artículo 1016 C. C. “En los testamentos privilegiados el testador declarará


expresamente que su intención es testar: las personas cuya presencia es necesaria,
serán unas mismas desde el principio hasta el fin; y el acto será continuo, o sólo
interrumpido en los breves intervalos que algún accidente lo exigiere.

No serán necesarias otras solemnidades que estas y las que en las secciones
siguientes se expresan.”

Testamentos otorgados sin asistencia de Notario.

Estos testamentos se otorgan en dos situaciones especiales en que se pueda


encontrar el testador: a) Que se encuentre en peligro inminente de muerte; b) que
se encuentre en un lugar en donde se haya declarado oficialmente una epidemia.
En el primer caso, el testamento se otorgará ante cinco testigos; en el segundo, ante
tres testigos. En estos casos el Notario no interviene porque las circunstancias y los
lugares y condiciones en que se encuentra el testador, hacen prácticamente

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imposible la presencia del Notario, pues éste no puede llegar hasta donde se
encuentra el testador.

Puede ser que el testador se encuentre en peligro real e inminente de muerte pero
en un lugar en donde el Notario pueda asistirlo sin dificultad; en estos casos, el
testador deberá otorgarlo en su presencia y bajo la forma del testamento solemne:
abierto o cerrado.

Los testamentos otorgados en casos de epidemia prácticamente están en desuso


puesto que, para su otorgamiento será necesaria una declaración oficial de
epidemia, cosa que no se ha producido desde hace muchísimo tiempo. Las
supuestas epidemias informadas por los medios, no son más que calificativos
noticiosos. Sólo el gobierno de la República puede declarar estado de epidemia.

Artículo 1017 C. C. “Si el testador se hallare en peligro inminente de muerte puede


otorgarse el testamento ante cinco testigos.”

Artículo 1018 C. C.- “En caso de epidemia puede otorgarse el testamento ante tres
testigos.”

Artículo 1019 C. C.- “En los casos de los dos artículos anteriores, el testamento se
hará verbalmente, cuando no fuere posible escribirlo; y será válido aunque los
testigos no sepan escribir.”

Modos de otorgarlo.

Quien puede otorgarlo es una persona que se encuentre en peligro inminente de


muerte, lo que significa que el riesgo de muerte es inmediato y puede ocurrir de un
momento a otro, dada la gravedad en que se encuentra el testador.

Se puede otorgar verbalmente ante cinco testigos presenciales que, no


necesariamente deben saber leer y escribir, o por escrito; en este último caso los
testigos sí deberán saber leer y escribir. La ley no especifica cuántos testigos
tendrán que saber leer y escribir, por lo que deberá aplicarse la regla general: si son
cinco testigos, dos por lo menos, deberán saber leer y escribir.

En ambos casos, el testamento será elevado a escritura pública y protocolizarse.

Si por alguna razón, --por ejemplo: una eficaz atención médica--, el testador logra
salir del peligro de muerte, su testamento será válido durante sesenta días contados

63
a partir del día en que salió del peligro de muerte; si transcurre ese plazo sin que se
produzca la muerte del testador, el testamento caducará automáticamente, por lo
que no podrá producir efectos jurídicos.

Si se produce la muerte dentro del plazo relacionado, los interesados deberán


comparecer ante el Juez competente para que se produzca la apertura de la
sucesión. Este Juez deberá ser de jurisdicción voluntaria, a menos de que se trate
de jueces de Letras Departamentales o Jueces de Letras Seccionales, que tienen
competencia para asuntos contenciosos y no contenciosos.

Si el testamento es escrito, será presentado por medio de un profesional del derecho


ante el Juez de Letras del lugar en donde se otorgó el testamento, o el del domicilio
del testador, para efectos de que se eleve a escritura pública y se mande a
protocolizar ante el Notario que éste tenga a bien elegir. Previamente el Juez
mandará a citar a los testigos para que comparezcan a reconocer la firma del
testador y las suyas propias puestas al pie del testamento. Si por alguna razón
faltare a la cita alguno (s) de los testigos, los testigos instrumentales podrán
reconocer las firmas de los testigos ausentes. También podrá el Juez convocar a la
sede judicial a otras personas que estime conveniente, a efecto de que sean ellos
quienes reconozcan las firmas de los involucrados en el acto testamentario. Acto
seguido el Juez rubricará cada página del testamento y lo elevará a escritura pública
mandándolo a protocolizar ante Notario.

Si el testamento es verbal, a instancia de la (s) persona (s) interesada (s) en la


sucesión, el Juez de Letras del Departamento en donde se otorgó el testamento,
citará a los cinco testigos que presenciaron el acto testamentario y a otras personas
que estime a bien convocar para efectos de formarse la convicción sobre los asuntos
siguientes:

a) Nombres y apellidos, lugar de nacimiento, nacionalidad y generales del


testador, así como las razones que lo indujeron a creer que se encontraba
en peligro inminente de muerte;

b) Nombres y apellidos y generales de los testigos instrumentales; y,

c) El lugar, día, mes y año del otorgamiento.

64
Los testigos instrumentales también serán examinados por dicho Juez, debiendo
deponer cada uno y por separado, sobre los puntos siguientes:

a) Si el testador se encontraba en su sano juicio al momento de testar;

b) Si manifestó claramente su intención de testar; y,

c) Cuáles fueron sus disposiciones testamentarias.

Este Juez de Letras deberá remitir, a la brevedad posible, toda la información


proporcionada por los testigos, y sus respectivas declaraciones, al Juez de Letras
Civil del domicilio del testador (a no ser que sea este mismo el que las recibió)
quien, una vez haya constatado que se ha cumplido con el procedimiento y con las
solemnidades requeridas para este tipo de testamentos, y que lo informado y
declarado por los testigos es congruente, por lo que estima como ciertas las
declaraciones y disposiciones del testador y que expresa a continuación (el Juez
expresará cuáles son tales disposiciones) por lo que, consecuentemente, declara
válido el testamento mandándolo a elevar a escritura pública y a protocolizar ante
Notario.

Naturalmente, si el Juez de Letras Civil del lugar en donde se otorgó el testamento


o, en su caso, el del domicilio del difunto, encontraran graves incongruencias en lo
declarado por los testigos, declarará como ineficaces alguna (s) o la totalidad de las
disposiciones testamentarias; en este último caso, declarará la ineficacia de todo el
testamento.

La resolución judicial con carácter de firme es la que da vida a este testamento


otorgado sin asistencia de Notario. Precisamente, esta resolución es la que se
elevará a escritura pública mandándose a protocolizar ante Notario.

Artículo 1020 C. C. “El testamento otorgado con arreglo a las disposiciones de los
tres artículos anteriores quedara ineficaz si pasaren sesenta días desde que el
testador haya salido del peligro de muerte, o cesado la epidemia.

65
Cuando el testador falleciere en dicho plazo, también quedara ineficaz el testamento
si dentro de los noventa días siguientes al fallecimiento no se acude al Juez
competente para que se eleve a escritura pública, ya se haya otorgado por escrito,
ya verbalmente.”

Artículo 1021 C. C. “Los testamentos otorgados sin autorización de notario serán


ineficaces si no se elevan a escritura pública y se protocolizan en la forma prevenida
en los artículos siguientes.”

Artículo 1022 C. C. “Si el testamento fuere escrito, el Juez competente hará


comparecer los testigos para que reconozcan sus firmas y la del testador.

Si uno o más de ellos no compareciere por ausencia u otro impedimento, bastará


que los testigos instrumentales presentes reconozcan la firma del testador, las suyas
propias y la de los testigos ausentes.

En caso necesario, y siempre que el Juez lo estimare conveniente, podrán ser


abonadas las firmas del testador y de los testigos ausentes, por declaraciones
juradas de otras personas fidedignas.

En seguida pondrá el Juez su rúbrica al principio y al fin de cada página del


testamento, y lo mandará protocolizar.”

Artículo 1023 C. C. “Si el testamento fuere verbal, el Juez de letras del


departamento en que se hubiere otorgado, a instancia de cualquier persona que
pueda tener interés en la sucesión, y con citación de los demás interesados
residentes en el mismo departamento, tomará declaraciones juradas a los individuos
que lo presenciaron como testigos instrumentales y a todas las otras personas cuyo
testimonio le pareciere conducente a esclarecer los puntos siguientes:

1º) El nombre, apellido y domicilio del testador, el lugar de su nacimiento, la nación


a que pertenecía, su edad y las circunstancias que hicieron creer que su vida se
hallaba en peligro inminente.

2º) El nombre y apellido de los testigos instrumentales y el lugar de su domicilio.

66
3º) El lugar, día, mes y año del otorgamiento.”

Artículo 1024 C. C. “Los testigos instrumentales depondrán sobre los puntos


siguientes:

1º) Si el testador parecía estar en sano juicio.

2º) Si manifestó la intención de testar ante ellos.

3º) Sus declaraciones y disposiciones testamentarias.”

Artículo 1025 C. C. “La información de que hablan los dos artículos precedentes,
será remitida al Juez de Letras del último domicilio, si no lo fuere el que ha recibido
la información; y el Juez, si encontrare que se han observado las solemnidades
prescritas, y que en la información aparece claramente la última voluntad del
testador, fallará que, según dicha información, el testador ha hecho las
declaraciones y disposiciones siguientes, (expresándolas); y mandará que valgan
dichas declaraciones y disposiciones como testamento del difunto, y que se
protocolice el expediente.

No se mirarán como declaraciones y disposiciones testamentarias sino aquellas en


que los testigos que asistieron por vía de solemnidad estuvieren conformes.”

Impugnación.

Al igual que en el caso de los testamentos solemnes, este testamento podrá ser
impugnado ante el Juez de Letras Civil competente, por separado, de conformidad
con los trámites del juicio ordinario establecido en el Código Procesal Civil.

Artículo 1026 C. C. “El testamento de que se trata en el artículo anterior, podrá ser
impugnado de la misma manera que cualquier otro testamento auténtico; pero la
impugnación deberá hacerse por separado en juicio ordinario.”

67
El Testamento Militar.

El testamento militar es también un testamento privilegiado, o menos solemne. A


diferencia del Derecho Romano que lo consideraba privilegiado porque la clase
militar gozaba de un fuero especial que le permitía otorgarlo sin requisitos ni
solemnidades especiales, en remuneración por su trabajo y en consideración a los
riesgos a los que estaban expuestos los militares en la defensa de la República;
nuestro derecho fundamenta dichos privilegios en la necesidad o en la situación en
que se encuentran no solo los militares, si no todas las personas inmersas en el
escenario de la guerra o de cualquiera otro tipo de conflagración bélica.

Concepto.

Podemos definir el testamento militar como aquél que es otorgado en tiempos de


guerra, ante un oficial de alta graduación que, por lo menos, tenga el grado de
Capitán y tres testigos, por personas pertenecientes al ejército, o aquellas que por
diferentes circunstancias colaboran, sirven, siguen, o se encuentren en el escenario
bélico, tales como voluntarios, empleados, rehenes o prisioneros.

De este concepto se desprenden los requisitos necesarios para su otorgamiento:

a) Que el país se halle en tiempo de guerra sea interna (civil) o internacional.

b) Que sea otorgado por militares, empleados o voluntarios que colaboren con
el ejército, rehenes o prisioneros y demás personas que se encuentren en el
entorno bélico.

c) Que se otorgue ante un oficial que por lo menos sea Capitán y tres testigos.
Excepcionalmente, podría otorgarse ante el facultativo que lo asista, en el
caso de que el testador se encuentre gravemente enfermo o herido; o ante
el superior de cualquier grado en el caso que se encuentre en destacamento
o en misión de alto riesgo; o verbalmente ante tres testigos, si el testador se
encuentra en peligro inminente de muerte.

De aquí, pues, que el testamento militar puede ser abierto, cerrado o verbal.

68
Artículo 1027 C. C.- “En tiempo de guerra, los militares en campaña, voluntarios,
rehenes, prisioneros y demás individuos empleados en el ejército, o que sigan a
éste, podrán otorgar su testamento ante un oficial que tenga por lo menos la
categoría de Capitán.

Es aplicable esta disposición a los individuos de un ejército que se halle en país


extranjero.

Si el testador estuviere enfermo o herido, podrá otorgarlo ante el facultativo que le


asista.

Si estuviere en destacamento, ante el que lo mande, cualquiera que sea su


graduación.”

Solemnidades el testamento militar abierto.

Es el que se otorga por las personas señaladas en el Artículo 1027 C. C., ante un
oficial de alta graduación que, por lo menos, sea Capitán y ante tres testigos
(aplicando la regla general del testamento solemne abierto, pues nuestro Código
Civil no especifica ante cuántos testigos debe otorgarse).

El testador debe expresar sus nombres y apellidos, edad, nacionalidad, ocupación,


domicilio y demás información requerida en el Artículo 995 C. C., así como sus
disposiciones testamentarias; todo de clara y viva voz, de manera que el oficial y los
testigos lo vean, oigan y entiendan; también se expresarán los nombres y apellidos
y generales de ley de cada uno de los testigos. El oficial ordenará el levantamiento
del acta testamentaria recogiendo todo lo actuado; finalmente, el testamento será
aprobado, firmándolo el testador, los testigos y el oficial autorizante.

Si el testador no sabe, o no puede, firmar, se hará constar así en el acta


testamentaria (testamento); si ocurre lo mismo respecto a alguno de los testigos,
firmará a ruego uno de los testigos instrumentales.

Artículo 1028 C. C.- “El testamento será firmado por el testador si supiere y pudiere
escribir, por el funcionario que lo ha recibido y por los testigos.

69
Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se expresará así en el testamento.”

Si el testamento no fue otorgado ante el Jefe Superior del Ejército en campaña o


Comandante de Plaza, éste deberá rubricar cada una de las páginas del testamento
y, además, deberá visarlo con un Visto Bueno al pie del mismo. Posteriormente, y a
la brevedad y seguridad posibles, lo remitirá al Secretario de Defensa quien, a su
vez, después de reconocer la firma del Jefe de la Expedición, lo remitirá al Juzgado
de Letras Civil del domicilio del testador; en el caso de desconocerse dicho domicilio,
lo remitirá al Juzgado de Letras Civil de Francisco Morazán.

La vigencia de este testamento, --lo mismo que la del testamento militar cerrado--,
será de noventa (90) días, contados a partir de que el testador sale del escenario
que le permite testar militarmente; si muere --por cualquier circunstancia—dentro de
este plazo, el testamento será válido; si sobrevive a este plazo, el testamento caduca
automáticamente quedando absolutamente nulo.

Artículo 1029 C. C.- “Si el testador falleciere antes de expirar los noventa días
subsiguientes a aquel en que hubieren cesado con respecto a él las circunstancias
que habilitan para testar militarmente, valdrá su testamento como si hubiese sido
oportunamente otorgado en la forma ordinaria.

Si el testador sobreviviere a este plazo, caducará el testamento. En igualdad de


votos contrarios prevalecerá el favorable al matrimonio.”

Artículo 1030 C. C.- “El testamento llevará al pie el visto bueno del Jefe Superior de
la expedición o del Comandante de la plaza, si no hubiere sido otorgado ante el
mismo Jefe o Comandante, y será rubricado al principio y fin de cada página por
dicho Jefe o Comandante, el cual en seguida lo remitirá con la posible brevedad y
seguridad, al Secretario de Defensa, quien procederá como el de Relaciones
Exteriores en el caso del Artículo 1013.”

70
Solemnidades del testamento militar cerrado.

Si el testador prefiere otorgar testamento militar bajo la modalidad del testamento


cerrado, sólo podrá otorgarlo ante un oficial de alta graduación, --por lo menos
Capitán--, y ante cinco (5) testigos.

El acto testamentario se llevará a cabo con las mismas solemnidades prescritas en


el Artículo 1003 C. C., para el testamento solemne cerrado. La cubierta o acta
testamentaria será firmada por el testador, los cinco testigos y el oficial autorizante.
Será visada por el Jefe de la Expedición cuando no haya sido él mismo el
autorizante.

Si al momento de firmar la cubierta el testador no puede firmar, firmará a ruego uno


de los testigos instrumentales. Del mismo modo, si alguno de los testigos no supiere
o pudiere formar, también podrá firmar a ruego alguno de los instrumentales. Pero
en la cubierta siempre habrá siete firmas.

La vigencia de este testamento también es de noventa días, contabilizados de la


misma manera que la del testamento militar abierto.

Solemnidades del testamento militar verbal.

Ya nos habíamos referido a los testamentos militares verbales a propósito de lo


consignado en el párrafo tercero y cuarto del Artículo 1027 C. C., esto es: los
otorgados cuando el testador se encuentre gravemente enfermo o herido, o cuando
el testador se encuentre en destacamento participando en una misión peligrosa; en
el primer caso, se otorgará ante el facultativo que lo atienda y tres testigos; en el
segundo, ante el que mande el destacamento y tres testigos.

También, cuando el que puede testar militarmente se encuentre en peligro inminente


de muerte, podrá otorgarlo verbalmente ante tres testigos que, siguiendo la regla
general para los testamentos privilegiados, no tienen que saber leer y escribir (Art.
1015 C. C.). En caso de que en ese evento muera el testador, los testigos tendrán
que brindar ante el Auditor de Guerra, o quien haga sus veces, la información y
declaraciones que establece la ley en los Artículos 1023 y 1024 C. C. Pero si el
testador sobrevive al peligro inminente de muerte, el testamento caducará
automáticamente.

71
El acta que para tal efecto levante el Auditor de Guerra o quien haga sus veces, será
rubricada en todas sus páginas por el Jefe Superior o Comandante y, a la brevedad
posible, la remitirá al Secretario de Defensa quien, a su vez, la enviará al Juzgado
de Letras Civil del domicilio del deudor o, en su caso, al Juzgado de Letras Civil de
Francisco Morazán que lo mandará a protocolizar ante una Notaría a su elección.

Artículo 1030 C. C.- El testamento llevará al pie el visto bueno del jefe superior de
la expedición o del comandante de la plaza, si no hubiere sido otorgado ante el
mismo jefe o comandante, y será rubricado al principio y fin de cada página por dicho
jefe o comandante, el cual en seguida lo remitirá con la posible brevedad y
seguridad, al Secretario de Defensa, quien procederá como el de Relaciones
Exteriores en el caso del Artículo 1013.”

Artículo 1031 C. C.- “Cuando una persona que puede testar militarmente se hallare
en inminente peligro, podrá otorgar testamento verbal ante tres testigos; pero este
testamento caducará por el hecho de sobrevivir el testador al peligro.

La información de que hablan los Artículos 1023 y 1024, será evacuada lo más
pronto posible ante el auditor de guerra o por el funcionario de que haga sus veces.

Para remitir la información al Juez del último domicilio, se cumplirá lo prescrito en el


artículo precedente.”

Artículo 1032 C. C. “Si el que puede testar militarmente prefiere hacer testamento
cerrado, deberán observarse las solemnidades prescritas en el Artículo 1003,
actuando como ministro de fe el oficial designado en el párrafo primero del Artículo
1027.

La cubierta será visada como el testamento en el caso del Artículo 1030; y para su
remisión se procederá según el mismo Artículo.”

72
El Testamento Marítimo.

En términos generales, se llama Testamento Marítimo al otorgado a bordo


de un buque de guerra o mercante navegando en alta mar. Alta mar
comprende las aguas internacionales, es decir, aquellas partes del mar
que no están incluidas en la zona económica exclusiva, en el mar
territorial, o en las aguas interiores de un Estado, según la Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar; está abierta a todos los
Estados con fines pacíficos, existiendo libertad de navegación y libertad
de sobrevuelo, entre otros derechos.

El testamento marítimo puede otorgarse bajo la modalidad del testamento


abierto o del testamento cerrado; pero también puede darse el caso que
se otorgue en peligro inminente de muerte o en situación de naufragio.
Pueden otorgarlo los oficiales, los marinos, la tripulación y cualquiera
persona hábil para testar, que se encuentre a bordo del buque de guerra
o mercante en alta mar.

Nuestra ley diferencia entre el testamento marítimo otorgado a bordo de


un buque de guerra, del otorgado a bordo de un buque mercante con
bandera hondureña.

Los buques de guerra pertenecen al ejército de cada Estado, siendo


construidos especialmente para la guerra. Los buques mercantes, son los
que se dedican a transportar mercaderías y pasajeros, portando la
bandera del país al que pertenece.

Testamento marítimo otorgado a bordo de un buque de guerra.

Es el otorgado a bordo de un buque de guerra hondureño navegando en


alta mar; puede ser abierto o cerrado.

El testamento marítimo abierto, puede ser otorgado por cualquiera de las


personas hábiles para testar que se encuentren a bordo del buque,
debiendo ser autorizado por el Comandante del buque, o por su segundo,

73
en presencia de tres testigos que vean, oigan y entiendan al testador. El
testador expresará de clara y viva voz ante el Comandante, o su segundo,
y los testigos, sus nombres y apellidos, sus generales de ley, si está o no
domiciliado en Honduras, si está en su sano juicio y demás designaciones
establecidas en el Artículo 995 C. C.

También expresará sus disposiciones testamentarias y se relacionarán los


nombres y apellidos y generales de ley de los testigos, culminando el acto
con la firma del testador, los testigos y el Comandante o su segundo. Si
el testador no puede o no sabe firmar, se expresará tal circunstancia en
el testamento. Si es alguno de los testigos el que no puede o no sabe
firmar, lo hará a ruego uno de los testigos instrumentales, consignándose
también ese hecho en el testamento.

Del acta testamentaria se extenderá un duplicado que calzará las mismas


firmas que el original. El Comandante guardará el testamento en la caja
de seguridad del buque, --en donde suele guardar los documentos más
importantes--, y anotará en el diario de viaje (bitácora) la noticia del
otorgamiento.

En caso de que el buque arribe a un puerto extranjero en donde haya una


misión diplomática o consular hondureña, el Comandante entregará al
funcionario responsable uno de los ejemplares del testamento, exigirá el
recibo correspondiente y anotará en el diario la relación de tales hechos.
Si el buque arribara antes a un puerto hondureño, entregará al
Comandante del puerto un ejemplar del testamento, exigirá el recibo y
hará la anotación de mérito en la bitácora. Naturalmente, si el testador
hubiese fallecido, extenderá constancia de ese hecho para los efectos
correspondientes.

El funcionario diplomático o consular, o el Comandante del puerto


hondureño, en su caso, lo remitirán a la brevedad posible a la Secretaría
de Defensa, quien también lo remitirá al Juzgado de Letras Civil del

74
domicilio del testador, o al Juzgado de Letras Civil del departamento de
Francisco Morazán si se desconoce su último domicilio.

Artículo 1033 C. C.- “Se podrá otorgar testamento marítimo a bordo de


un buque de guerra hondureño en alta mar.

Será recibido por su comandante o por su segundo a presencia de tres


testigos.

Si el testador no supiere o no pudiere firmar, se expresa esta circunstancia


en el testamento.

Se extenderá un duplicado del testamento con las mismas firmas que el


original.”

Artículo 1034 C. C.- “El testamento se guardará entre los papeles más
importantes de la nave, y se dará noticia de su otorgamiento en el diario.”

Artículo 1035 C. C.- “Si el buque antes de volver a Honduras arribare a


un puerto extranjero, en que haya un agente diplomático o funcionario
consular hondureño, el comandante entregará a este agente un ejemplar
del testamento, exigiendo recibo, y poniendo nota de ello en el diario; y
el referido agente lo remitirá al Ministerio de la Guerra para los efectos
expresados en el Artículo 1013.

Si el buque llegare antes a Honduras, se entregará dicho ejemplar con


las mismas formalidades al respectivo comandante marítimo, el cual lo
transmitirá para iguales efectos al Ministerio de la Guerra.”

Artículo 1036 C. C.- “Podrán testar en la forma prescrita por el Artículo


1033, no solo los individuos de la oficialidad y tripulación, sino

75
cualesquiera otros que se hallaren a bordo del buque de guerra hondureño
en alta mar.”

Si el testador prefiere testar bajo la forma del testamento cerrado,


comparecerá ante el Comandante o su segundo y cinco testigos,
celebrándose el acto testamentario según las solemnidades establecidas
para el testamento solemne cerrado, consignadas en el Artículo 1003 C.
C., en el entendido de que el testador necesariamente debe saber leer y
escribir.

El testamento será guardado por el Comandante en la caja de seguridad


del buque y se dará noticia de su otorgamiento en el diario de viaje. Sea
que el acta y el testamento cerrado se depositen ante el funcionario
diplomático o consular en puerto extranjero, o se depositen ante el
Comandante del puerto hondureño, siempre se remitirán a la Secretaría
de Defensa para que lo haga llegar al Juzgado de Letras Civil respectivo.

Artículo 1039 C. C.- “Si el que puede otorgar testamento marítimo prefiere
hacerlo cerrado, se observarán las solemnidades prescritas en el Artículo
1003, actuando como ministro de fe el comandante de la nave o su
segundo.

Se observará, además, lo dispuesto en el Artículo 1034, y se remitirá copia


de la cubierta al Ministerio de la Guerra, para que se protocolice como el
testamento, según el Artículo 1035.”

El testamento marítimo verbal podrá otorgarse a bordo de un buque de


guerra o de un buque mercante navegando en alta mar, en caso de peligro
inminente de muerte del testador o de naufragio; se otorgará verbalmente
ante tres testigos. El Comandante del buque o su segundo recibirá la
información y declaración de los testigos consignadas en los Artículos

76
1023 y 1024 C. C., debiendo remitirse dicha información al Juez de Letras
Civil del último domicilio del testador o, en su caso, al Juez de Letras Civil
del departamento de Francisco Morazán. En caso de que el testador
lograra sobrevivir al peligro, este testamento caducará de inmediato,
siendo completamente nulo e ineficaz.

Artículo 1038 C. C.- “En caso de peligro inminente, podrá otorgarse


testamento verbal a bordo de un buque de guerra en alta mar,
observándose lo prevenido en el Artículo 1031, y el testamento caducará
si el testador sobrevive al peligro.

La información de que hablan los Artículos 1023 y 1024, será recibida por
el Comandante o su segundo y para remisión al Juez de Letras por
conducto de la Secretaría de Defensa, se observará lo prevenido en el
Artículo 1031.”

Vigencia del testamento marítimo.

El testamento marítimo abierto o cerrado cobrará vigencia al producirse


la muerte del testador durante la travesía; pero si sobrevive, tendrá una
vigencia de noventa (90) días contados a partir del desembarque, esto
es: cuando el buque termina su travesía regresando a puerto hondureño.
Si dentro de dicho plazo fallece el testador por cualquier causa, el
testamento podrá ser válido; pero si muere después de dicho plazo, el
testamento caducará en forma inmediata. Ya señalamos que el
testamento marítimo verbal se vuelve ineficaz, si el testador sobrevive al
peligro.

Artículo 1037 C. C.- “El testamento marítimo no valdrá, sino cuando el


testador hubiere fallecido antes de desembarcar o antes de expirar los
noventa días subsiguientes al desembarque.

77
No se entenderá por desembarque el pasar a tierra por corto tiempo para
reembarcarse en el mismo buque.”

En los buques mercantes sólo podrá otorgarse testamento marítimo


abierto; lo autorizará el Capitán, o el que haga sus veces, con asistencia
de tres testigos idóneos, uno de ellos, por lo menos, ha de poder firmar,
pues podrá firmar a ruego de algún testigo que no pueda hacerlo. Este
testamento se otorgará de la misma forma en que se otorga el testamento
otorgado a bordo del buque de guerra.

En este caso, el testamento será cursado a la Dirección de la Marina


Mercante y, por este medio, se remitirá al Juzgado de Letras Civil
correspondiente para su posterior protocolización.

Artículo 1040 C. C.- “En los buques mercantes bajo bandera hondureña,
podrá solo testarse en la forma prescrita por el Artículo 1033, recibiéndose
el testamento por el Capitán o el que haga sus veces, y observándose,
además, lo prevenido en el Artículo 1035.”

DE LAS ASIGNACIONES TESTAMENTARIAS.

Son asignaciones testamentarias las que hace el testador en su testamento,


instituyendo herederos o legatarios. La herencia o el legado, en consecuencia,
constituyen el objeto de la asignación testamentaria.

Cuando la asignación testamentaria es a título universal, se llama herencia; cuando


es a título singular o particular, se llama legado.

Para que las asignaciones testamentarias sean válidas y eficaces, deberán concurrir
requisitos subjetivos, --que se refieren a la persona del heredero o del legatario--, y
requisitos objetivos, que se refieren a los bienes, derechos y obligaciones que
constituyen el objeto de la herencia o del legado.

78
Requisitos subjetivos.

Para que una persona, natural o jurídica, pueda ser asignataria de una herencia o
un legado, deberá de reunir los siguientes requisitos:

a) Deberá tener existencia real a la muerte del causante.

b) Debe ser capaz para suceder, es decir: no debe estar comprendido entre las
prohibiciones para suceder que prescriben los Artículos del 942 al 945,
inclusive, del Código Civil.

c) Debe ser digno para suceder; esto es: no debe estar comprendido entre las
causales de indignidad consignadas de los Artículos 946 al 950, inclusive,
de nuestro Código; sabemos que la indignidad, para que surta efecto, tendrá
que ser declarada judicialmente.

d) Debe ser persona cierta y determinada o, por lo menos, determinable. La


persona cierta es la que tiene existencia real al ocurrir la muerte del testador,
excepto en el caso del derecho de transmisión, de la sucesión del que está
por nacer y algunas asignaciones sujetas a condición, al tenor de los
Artículos 936 y 941 C. C. La persona será determinada si la podemos
identificar sabiendo de quién se trata; por ejemplo: dejo mi carro TOYOTA a
mi sobrino Alan Brito. Será determinable si por las indicaciones del
testamento podemos identificarla; por ejemplo: dejo L. 100,000.00 al mayor
de mis sobrinos.

Este último requisito aparece regulado en el Artículo 1041 C. C., sin embargo, en
esta misma disposición se establecen las siguientes excepciones:

a) Que la asignación esté destinada a una institución de beneficencia, aunque


no se determine la persona jurídica a la que se refiere el testador; por
ejemplo: dejo una casa que tengo en la Colonia Loarque a un hogar de
ancianos. En este caso, el legislador dispone que, pese a la indeterminación
del asignatario, la asignación deberá pagarse al centro de beneficencia que
designe el Poder Ejecutivo, prefiriéndose el del lugar de domicilio o
residencia del testador.

79
b) Que la asignación se deje al alma del testador. En este caso la inversión
dejada por el testador se cumplirá entregándola a una institución de
beneficencia, siguiendo el mismo procedimiento establecido en el párrafo
anterior. En el Derecho Canónico solía interpretarse que el testador, con el
propósito de salvar su alma y ganar indulgencias, dejaba inversiones para
que se celebraran miss en su nombre.

c) Que la asignación se deje a los pobres. El legislador dispone que se


entenderá que se trata de los pobres del mismo domicilio del testador y,
aunque no lo señala expresamente, se entenderá que serán los mismos
herederos los que elegirán a quiénes deberá entregársele el legado.
Creemos que, ante la imposibilidad de los pobres para exigir el pago de este
legado, el Ministerio Público puede conminar a los herederos a que cumplan
con el legado.

Artículo 1041 C. C.- “Todo asignatario testamentario deberá ser una persona cierta
y determinada, natural o jurídica, ya sea que se determine por su nombre, o por
indicaciones claras del testamento. De otra manera la asignación se tendrá por no
escrita.

Valdrán, con todo, las asignaciones destinadas a objetos de beneficencia, aunque


no sean para determinadas personas.

Las asignaciones que se hicieren a un establecimiento de beneficencia sin


designarlo, se darán al establecimiento de beneficencia que el Poder Ejecutivo
designe, prefiriendo alguno de los del domicilio o residencia del testador.

Lo que se deje al alma del testador, sin especificar de otro modo su inversión, se
entenderá dejado a un establecimiento de beneficencia y se sujetará a la disposición
del párrafo anterior.

Lo que en general se dejare a los pobres, se aplicará a los del domicilio del testador.”

80
Hay otras situaciones en que, la falta de precisión del testador al momento de
ordenar la asignación testamentaria, obliga al legislador a buscar una fórmula que
permita la justa ejecución de dicha asignación.

El primer caso se refiere a asignaciones que el testador destina a favor de sus


parientes, pero sin especificar en forma clara a qué parientes se refiere. Es la ley,
entonces, la que permite la determinación de los asignatarios, disponiendo que la
asignación deberá ser pagada a los parientes más cercanos según el orden de la
sucesión intestada, excluyendo aquéllos que aparezcan en el testamento como
herederos o legatarios. El derecho de representación tiene cabida, de conformidad
con la normativa que regula este aspecto.

En el supuesto caso de que solo exista un pariente en ese grado, serán llamados
todos los que le sigan en el orden de parentesco, distribuyéndose entre todos la
asignación testamentaria.

Artículo 1048 C. C.- “Lo que se deja indeterminadamente a los parientes, se


entenderá dejado a los consanguíneos de grado más próximo que no hubieren sido
instituidos herederos o legatarios en el mismo testamento, observándose el orden
de la sucesión ab intestado, y teniendo lugar el derecho de representación en
conformidad a las reglas legales; salvo que a la fecha del testamento haya habido
uno solo en ese grado, pues entonces se entenderán llamados al mismo tiempo los
del grado inmediato.”

El segundo caso puede suscitarse, en el caso de que el testador tampoco


especifique a cuál de dos o más personas está favoreciendo con su disposición
testamentaria; por ejemplo: que el testador deja a dos de sus amigos L.200.000.00.
En esta situación, la ley ordena distribuir la asignación entre ambos amigos,
considerando a ambos como asignatarios.

Artículo 1049 C. C.- “Si la disposición testamentaria estuviere concebida o escrita


en tales términos, que no se sepa a cuál de dos o más personas ha querido designar
el testador, la cosa asignada se dividirá entre dichas personas por iguales partes.”

81
Requisitos objetivos.

El objeto de la asignación testamentaria lo constituyen los bienes, derechos,


créditos, acciones u obligaciones que el testador ordena en su testamento. El objeto
es, pues, la asignación testamentaria propiamente dicha, misma que tendrá que ser
cierta, lícita, posible, determinada o determinable.

Toda asignación testamentaria que no reúna estos requisitos, se tendrá como no


escrita, careciendo de validez y eficacia. Así, si dejo a Pastor Lobo Cordero una
casa ubicada en la 2ª. Calle, No.25 A de la Colonia Palmira de Tegucigalpa, no
habrá duda alguna respecto a la asignación; pero si dispongo que le dejo cierta
cantidad de dinero, la asignación se tendrá por inexistente, pues no se puede
identificar la asignación por las disposiciones tan imprecisas del testamento.

En consecuencia, si las asignaciones son a título universal, habrá que determinar la


cuota que corresponde a cada heredero; si el testador no lo hace así, se entenderá
que la asignación es pro-indivisa, debiendo ser distribuida a partes iguales entre
todos los herederos. Si se dejan cosas ciertas y determinadas, deberán ser descritas
para su identificación; pero si se trata de cosas genéricas, habrá que determinar la
cantidad, el volumen, el peso, el lugar en donde se encuentran, o indicar en el
testamento algún parámetro que permita identificarlas. De no ser así, las
asignaciones serán nulas.

Pero esta regla también tiene su excepción: si la asignación testamentaria es


indeterminada, pero está destinada a alguna institución de beneficencia o a cierto
grupo de personas pobres o necesitadas, la asignación testamentaria será válida,
debiendo determinarse la cuota, cantidad o especie, tomando en consideración la
naturaleza de la asignación, la intención o voluntad del testador que pueda
determinarse según las disposiciones testamentarias, la cuantía del patrimonio,
entre otros aspectos; pero en todo caso, el Juez resolverá lo pertinente, tomando en
consideración las opiniones de los herederos, del representante del asignatario y del
Ministerio Público y la intención del testador.

Artículo 1050 C. C.- “Toda asignación deberá ser, o a título universal, o de especies
determinadas, o que por las indicaciones del testamento puedan claramente

82
determinarse, o de géneros y cantidades que igualmente lo sean o puedan serlo. De
otra manera se tendrá por no escrito.

Sin embargo, si la asignación se destinare a un objeto de beneficencia expresado


en el testamento, sin determinar la cuota, cantidad o especies que hayan de
invertirse en el, valdrá la asignación y se determinará la cuota, cantidad o especies,
habida consideración a la naturaleza del objeto, a las otras disposiciones del
testador y a la cuantía de su patrimonio.

El Juez hará la determinación oyendo a los herederos, al respectivo representante


o, en su defecto, al Ministerio Público; conformándose, en cuanto fuere posible, a la
intención del testador.”

Asignaciones testamentarias ineficaces.

Además de la ineficacia de las asignaciones testamentarias por la indeterminación


del objeto motivadas en otras causales. Son ineficaces las asignaciones motivadas
en un error sustancial, y las que están prohibidas expresamente por la ley.

Asignaciones viciadas por error.

Para que el error conduzca a la ineficacia de la asignación testamentaria, deberá de


ser substancial, es decir, un error de hecho que vicie el consentimiento de tal
manera, que el testador no hubiere dispuesto tal asignación, si hubiese estado
consciente de su equivocación. Por ejemplo, dejo L.50.000.00 a Rubilio Castillo, por
haberle marcado cinco goles (5) a la Selección de Haití, en la Copa de Oro del año
2015. Esta disposición se tiene por no escrita, pues sin ese error, no hubiera dejado
ese legado al jugador.

Si el error de hecho no es substancial, o recae en el nombre o en la calidad del


asignatario sin generar duda alguna de que el asignatario es la persona a quien el
testador ha querido favorecer con el legado. Por ejemplo: le dejo mi carro LEXUS,
color rojo, año 2015, motor No.1234567890 al Doctor Junior Izaguirre por haber sido
mi amigo fiel durante toda la vida; este legado es válido, puesto que, aunque el
legatario no sea Doctor, sí tiene ese nombre y ha sido mi amigo por mucho tiempo.

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Artículo 1042 C. C.- “El error en el nombre o calidad del signatario no vicia la
disposición, si no hubiere duda acerca de la persona.”

Artículo 1043 C. C.- “La asignación que pareciere motivada por un error de hecho,
de manera que sea claro que sin este error no hubiera tenido lugar, se tendrá por
no escrita.”

Asignaciones captatorias.

Las asignaciones captatorias están prohibidas por la ley, por lo tanto son nulas no
produciendo efectos jurídicos. Se llaman así a aquellas en que el testador deja una
parte de sus bienes a otra persona, con la condición de que ésta también le deje
una parte de los suyos. Verbigracia: le dejo mi casa a José, con la condición de que
José me deje la suya si él se muere primero.

Artículo 1044 C. C.- “Las disposiciones captatorias no valdrán.

Se entenderán por tales, aquellas en que el testador asigna alguna parte de sus
bienes a condición que el asignatario le deje por testamento alguna parte de los
suyos.”

Asignaciones expresadas con señales, sonidos o contestando preguntas.

Tampoco serán válidas las asignaciones testamentarias que no hayan sido


dispuestas en forma clara y personal por el testador. No se puede testar contestando
preguntas a otra persona, tampoco con señales o sonidos, aunque éstos puedan
interpretarse. El testador expresará de clara y viva voz sus disposiciones
testamentarias y, en el caso de no poderlo hacer, las escribirá. Si no puede hablar
ni escribir, no podrá otorgar testamento. La voluntad del testador no puede ser objeto
de la incidencia de factores extraños que puedan afectar su espontánea voluntad.
Por ejemplo: Si al momento de testar un hijo del testador le pregunta si la casa en

84
donde viven se la deja a él, y el testador le contesta que sí; esta disposición
testamentaria será también ineficaz por ser nula.

Artículo 1045 C. C.- “No vale disposición alguna testamentaria que el testador no
haya dado a conocer de otro modo que por sí o por no, o por una señal de afirmación
o negación contestando a una pregunta.”

Asignaciones al arbitrio del asignatario.

Cuando el testador deja al heredero o al legatario, la facultad de cumplir o incumplir


con el pago de la asignación testamentaria, la ley hace depender la obligación de
cumplirla, en el beneficio que dicha asignación reporta al heredero o legatario
llamado a entregarlo.

Si el heredero o legatario recibe algún beneficio o ganancia incumpliendo con el


pago del legado, tendrá la obligación de cumplir aunque el testador haya dispuesto
que deja a su voluntad el pago de la asignación, excepto en el caso que logre
acreditar que existe justa causa para no pagarlo. Es difícil creer que el heredero o
legatario no va a percibir algún beneficio no pagando la asignación, pues su
patrimonio se incrementará con el mismo; pero sí pueden existir causas que
justifiquen su falta de pago, por ejemplo, la indignidad o incapacidad del asignatario.

En el extraño caso en que la asignación no reporte beneficio alguno a quien esté


llamado a cumplir el legado según sea su voluntad, podrá abstenerse de cumplirlo
sin necesidad de justificar la causa del incumplimiento.

Se considera que, si el provecho del incumplimiento beneficia a su cónyuge o a su


conviviente legítimo, o a sus parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad, será también de provecho para quien está llamado a cumplirlo.

Artículo 1051 C. C.- “Si el cumplimiento de una asignación se dejare al arbitrio de


un heredero o legatario, a quien aprovechare rehusarlo, será el heredero o legatario
obligado a llevarla a efecto, a menos que pruebe justo motivo para no hacerlo así.

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Si de rehusar su cumplimiento no resultare utilidad al heredero o legatario, no será
obligado a justificar su resolución, cualquiera que sea.

El provecho de un ascendiente o descendiente, de un cónyuge o de un hermano o


cuñado, se reputará, para el efecto de esta disposición, provecho de dicho heredero
o legatario.”

Asignaciones a favor del Notario.

A no ser que las asignaciones testamentarias a favor de los incapaces, --médico de


cabecera, ministro religioso, Notario o sus respectivos parientes--, hayan sido
dispuestas en un testamento cerrado, toda asignación testamentaria otorgada, a
favor de ellos, en virtud de testamento solemne abierto o de testamento privilegiado
o menos solemne, será también nula e ineficaz.

También lo serán las dispuestas a favor de los testigos de los testamentos solemnes
abiertos y de los funcionarios que autoricen los testamentos privilegiados o menos
solemnes.

De igual manera, si el testador ordena algún crédito a favor de cualquiera de estas


personas, tampoco será éste eficaz, a menos que también conste dicho crédito en
algún documento celebrado entre vivos que haga constar la existencia del crédito.

Artículo 1046 C. C.- “

No valdrá disposición alguna testamentaria en favor del Notario que autorizare el


testamento, o de la esposa de dicho Notario, o de cualesquiera de sus parientes
dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.

Esta disposición será aplicable a los testigos del testamento abierto, y a los testigos
y funcionarios ante quienes se otorguen los testamentos privilegiados cuando no
fueren cerrados.”

Artículo 1047 C. C.- “El crédito a favor de alguna de las personas expresadas en el
Artículo precedente que no conste sino por el testamento, no podrá exigirse.”

86
Asignaciones transferidas a terceros.

Existen diversas razones que justifican la transferencia de alguna asignación


testamentaria a favor de personas diferentes al asignatario. El repudio de la
asignación testamentaria, el acrecimiento o la substitución que por faltar el
asignatario también permite a terceros adquirir la asignación, son algunas de estas
causas.

En el caso del acrecimiento o de la substitución, quienes acrecen o substituyen al


asignatario, adquirirán la herencia o el legado con todos los derechos, cargas y
obligaciones comprendidos en dicha herencia o legado, así como el derecho a
aceptarla o repudiarla separadamente.

Cuando se repudia la asignación por estar excesivamente gravada, como cuando


las obligaciones son muy superiores a los derechos y créditos comprendidos en
dicha asignación, el Juez competente deferirá la herencia o el legado a favor de los
acreedores en cuyo favor existiesen los gravámenes. Por ejemplo, si la casa que
me lega el testador está gravada con una hipoteca con la obligación de que la debo
pagar y, por mi conveniencia repudio el legado; y lo repudian también todos los que
pudiesen tener derecho a recibirlo; el legado será deferido a los acreedores
hipotecarios.

Artículo 1052 C. C.- “La asignación que por faltar el asignatario, se transfiere a
distintas personas, por acrecimiento, substitución u otra causa, llevará consigo todas
las obligaciones y cargos transferibles, y el derecho de aceptarla o repudiarla
separadamente.

La asignación que por demasiado gravada hubieren repudiado todas las personas
sucesivamente llamadas a ellas por el testamento o la ley, se deferirá en último lugar
a las personas a cuyo favor se hubieren constituido los gravámenes.”

Reglas para la interpretación de las asignaciones testamentarias.

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Para que el Juez pueda resolver a quién o quiénes declarará como heredero (s) o
legatario (s), tendrá que imponerse del contenido del testamento, interpretando en
forma indubitable el sentido de las disposiciones testamentarias.

Ante todo, hará prevalecer la voluntad del testador tratando de interpretar la


intención y substancia de sus disposiciones, más que del texto y significado
gramatical de las palabras que hubiere utilizado. No obstante, cualquiera que haya
sido su intención, tendrá que declarar como ineficaces todas las disposiciones que
transgredan la ley o que ésta prohíba expresamente.

Pero cuando existan disposiciones obscuras y poco inteligibles, podrá auxiliarse de


normas legales supletorias que coadyuven a su interpretación. El Código Civil en
sus Artículos del 1576 al 1585, inclusive, dispone de ciertas reglas que ayudan a
interpretar los contratos; éstas pueden extenderse a la interpretación de actos
jurídicos unilaterales. El testamento es un acto jurídico unilateral.

Artículo 1053 C. C.- “Sobre las reglas dadas en este título acerca de la inteligencia
y efecto de las disposiciones testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador
claramente manifestada, con tal que no se oponga a los requisitos o prohibiciones
legales.

Para conocer la voluntad del testador se estará más a la sustancia de las


disposiciones que a las palabras de que se haya servido.”

Clasificación de las asignaciones testamentarias.

Las asignaciones testamentarias pueden clasificarse de tres maneras: a) De


conformidad con el objeto: asignaciones a título universal y asignaciones a título
singular; b) De conformidad a su origen: asignaciones testamentarias voluntarias y
asignaciones forzosas; y, c) Según sus modalidades: puras, condicionales, a plazo
o día y modales.

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De las Asignaciones Testamentarias Condicionales.

Las reglas que sobre las condiciones deberán aplicarse en el caso de las
asignaciones testamentarias condicionales, son las de las obligaciones
condicionales consignadas de los Artículos 1376 al 1386 C. C., pero con las
variantes consecuentes con las diferencias existentes entre las obligaciones que se
constituyen mediante actos entre vivos, y las asignaciones testamentarias que
nacen de actos jurídicos por causa de muerte.

Condición es todo acontecimiento futuro e incierto del cual depende la existencia o


extinción de un derecho; de una obligación, en el caso de las obligaciones; o de una
asignación testamentaria, en el caso de las sucesiones por causa de muerte.

Las condiciones pueden ser suspensivas o resolutorias. De las primeras dependerá


la existencia de la obligación o de la asignación testamentaria, en su caso. De las
segundas dependerá la extinción de la obligación, o de la asignación, que ya tenían
existencia real.

Por ejemplo, si el testador dispone que deja, a su sobrino Armando Guerra, un


automóvil marca MAZDA, color blanco, Motor No. XYZ321, año 2015, con la
condición de que dentro de los tres años posteriores a su muerte, ya esté graduado
de Abogado; tendrá que ocurrir dicho acontecimiento para que el sobrino tenga
derecho a la asignación testamentaria. Ahora bien, si el testador dispone legar una
casa a su hermano Serapio Rea, bajo la condición resolutoria de que no se la alquile
nunca a Elba Lazo; al morir, tendrá que pagársele el legado a Serapio; pero si éste
alquila la casa a Elba, se extinguirá su derecho, debiendo restituir la casa a los
herederos universales.

Artículo1054 C. C.- “Las asignaciones testamentarias pueden ser condicionales.

Asignación condicional es, en el testamento, aquella que depende de una


condición, esto es, de un suceso futuro e incierto, de manera que según la intención
del testador no valga la asignación si el suceso positivo no acaece, o si acaece el
negativo.

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Las asignaciones testamentarias condicionales se ajustan a las reglas dadas en el
Título "De las Obligaciones Condicionales", con las excepciones y modificaciones
que van a expresarse.”

Siguiendo al legislador español, nuestro Código Civil dispone que las obligaciones
condicionales pueden depender de una condición suspensiva o de una condición
resolutoria; pero, además, estas condiciones pueden ser potestativas, facultativas o
voluntarias, casuales o mixtas (1377 C. C.); posibles e imposibles, prohibidas por la
ley y las contrarias a las buenas costumbres (1378 C. C.); las positivas y las
negativas (1379 y 1380 C. C.); y, las que se reputan cumplidas (1381 C. C.).

Características de la condición en las sucesiones por causa de muerte.

De acuerdo con el concepto de condición, en el caso de las sucesiones por causa


de muerte, se pueden determinar las siguientes características:

a) Constituye un acontecimiento o hecho futuro, en relación a la fecha en que


el testador ordena su testamento; a menos que en el testamento señale un
momento diferente. Por tal razón, si el hecho sucede, o ha sucedido, al
momento de morir el testador; la condición se tendrá por no escrita,
debiéndose pagar la asignación en forma inmediata, tal y como se paga una
obligación pura. Pero si el hecho no existe, ni ha existido, la disposición
testamentaria será nula, pues el acontecimiento nunca ocurrió ni podrá llegar
a ocurrir.
Si el testador dispone como condición el que ocurra un hecho futuro, pero
ese acontecimiento ya ocurrió en vida del testador, los efectos de la
asignación testamentaria serán diferentes, pues si el testador ya sabía que
el hecho ya había ocurrido, pero es de aquellos que pueden volver a ocurrir,
se entenderá que el testador quiere que se repita el hecho (por ejemplo: que
la condición sea que el asignatario viaje a México, y el testador sabe que
este ya ha viajado a ese país; deberá entenderse que la voluntad del testador
es que tenga que repetir el viaje a México). Pero si el hecho es de los que

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no se pueden repetir, se entenderá que la condición se cumplió, debiendo
pagarse la asignación testamentaria.
En caso contrario, es decir, si el testador nunca supo que el acontecimiento
ya había ocurrido, al momento de su muerte se tendrá por cumplida la
condición debiendo pagar la asignación.

Artículo 1055 C. C.- “La condición que consiste en un hecho presente o


pasado, no suspende el cumplimiento de la disposición. Si existe o ha
existido, se mira como no escrita; si no existe o no ha existido, no vale la
disposición.
Lo pasado, presente y futuro se entenderá con relación al momento de testar,
a menos que se exprese otra cosa.”

Artículo 1056 C. C.- “Si la condición que se impone como para tiempo futuro,
consiste en un hecho que se ha realizado en vida del testador, y el estado al
tiempo de testar lo supo, y el hecho es de los que pueden repetirse, se
presumirá que el testador exige su repetición; si el testador al tiempo de
testar lo supo, y el hecho es de aquellos cuya repetición es imposible, se
mirará la condición como cumplida; y si el testador no lo supo, se mirará la
condición como cumplida, cualquiera que sea la naturaleza del hecho.”

b) El hecho o acontecimiento debe ser incierto, es decir, que no se sepa si va


a llegar a ocurrir. La incertidumbre de si va a ocurrir, o no, el hecho, es el
común denominador de toda condición; a diferencia del plazo, que se sabe
con certeza que va a llegar, aunque no se sepa cuándo.
Esta característica es de suma importancia a propósito de las asignaciones
bajo condición suspensiva o bajo condición resolutoria. Así, mientras la
condición suspensiva no acontezca, la asignación testamentaria no se podrá
reclamar por parte del asignatario, pues su derecho aún no existe; y, si la
condición resolutoria tampoco ha ocurrido, la asignación testamentaria sí
debe pagarse, pues el derecho ya existe y, sólo que el acontecimiento que
se puso como condición llegue a suceder, se extinguirá el derecho a dicha
asignación testamentaria.

91
Condiciones que se tienen por no escritas y condiciones prohibidas por la
ley.

Es menester diferenciar entre las asignaciones testamentarias que tienen


que ser cumplidas como puras, a pesar de estar bajo condición, de aquéllas
que no deben de cumplirse porque, por mandato de la ley, son
completamente nulas.

Entre las primeras citamos las siguientes:

1º) La condición de no impugnar el testamento se tendrá por no escrita, si el


asignatario lo impugna por existir un vicio o faltar alguna solemnidad, que
produzca la nulidad del testamento, o de la disposición contentiva de la
asignación testamentaria condicional (1057 C. C.).

2º) La condición de no contraer matrimonio se debe pagar como pura,


excepto que la prohibición se limite a no contraerlo antes de la mayoría de
edad (1058 C. C.). Pero sí es válida la condición de contraer, o no contraer,
matrimonio con una persona determinada, así como la de adquirir una
profesión que esté permitida por la ley (1061 C. C.).

3º) La de permanecer en estado de viudez también se debe tener por no


escrita, a menos que la mujer viuda haya procreado hijos con el cónyuge
difunto y éstos no hayan llegado a la mayoría de edad. En este caso la viuda
podrá contraer matrimonio cuando el último de los hijos haya llegado a la
mayoría de edad; si se casa antes, pierde el legado (1059 C. C.).

Pero sí será válida la asignación que consista en una pensión periódica, un


usufructo, o un derecho de uso o habitación, a favor de una mujer soltera o
viuda, siempre y cuando se mantenga soltera o viuda. Naturalmente, si la
mujer se casa, pierde la asignación testamentaria porque estaría ocurriendo
la condición resolutoria.

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4º) Cuando el cumplimiento de la condición dependa de la exclusiva voluntad
del heredero o legatario que deba pagar la asignación, tendrá que pagarse
la asignación de conformidad con los establecido en el Artículo 1051 C. C.

Las segundas se refieren a las condiciones imposibles --las que no pueden


ocurrir por existir obstáculos insuperables que impiden su realización--, las
contrarias a la moral y a las buenas costumbres, y las prohibidas por la ley;
anulan las asignaciones que de ellas dependan, por lo tanto, no deberán ser
pagadas (1378 C. C.).

Artículo 1057 C. C.- “La condición de no impugnar el testamento, impuesta a


un signatario, no se extiende a las demandas de nulidad por algún defecto
en su forma.”

Artículo 1058 C. C.- “La condición impuesta al heredero o legatario de no


contraer matrimonio, se tendrá por no escrita, salvo que se límite a no
contraerlo antes de la edad de veintiún años o menos.”

Artículo º 1059 La condición impuesta al heredero o legatario de no contraer


matrimonio, se tendrá por no escrita, salvo que se limite a no contraerlo antes
de la edad de veintiún años o menos.

Artículo 1060 C. C. “Los artículos precedentes no se oponen a que se provea


a la subsistencia de una mujer mientras permanezca soltera o viuda,
dejándole por ese tiempo un derecho de usufructo, de uso o de habitación,
o una pensión periódica.”

Artículo 1061 C. C.- “Será válida la condición de casarse o no casarse con


una persona determinada, y la de abrazar una profesión cualquiera permitida
por las leyes.”

Efectos de la condición cumplida.

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Los efectos jurídicos que se produce una vez que llega a suceder la
condición, dependerán de que la asignación esté sujeta a una condición
suspensiva, o a una condición resolutoria.

Si la asignación testamentaria está bajo condición suspensiva, no podrá


surgir a la vida jurídica mientras no llegue a suceder la condición de la cual
depende su existencia. El asignatario no puede reclamar su legado porque
aún no existe. A lo sumo podrá pedir judicialmente, a su costo, que se
constituya alguna medida que proteja o conserve la asignación para mientras
ocurra la condición.

Una vez que ocurre la condición, se entenderá que la asignación


testamentaria retrotrae su existencia a la fecha de la muerte el testador; esto
quiere decir, que puede reclamar su asignación en el mismo estado en que
se encontraba en la fecha en que murió el testador (1382 C. C.). De este
hecho se deduce que, los obligados a cumplir las asignaciones, deben
prestar el debido cuidado al objeto legado, pues son responsables de los
daños y perjuicios por los menoscabos, deterioros, pérdidas, destrucción,
etc. que le afecten.

Por otra parte, el asignatario tendrá que existir para poder cumplir la
condición, pues si llega a morir antes de que ésta se cumpla, no podrá
transmitir la asignación a sus propios herederos, porque no puede transmitir
lo que nunca tuvo.

Si la cosa objeto de la asignación produjo frutos durante el tiempo que estuvo


pendiente la condición y ésta llega a ocurrir, el asignatario sólo tendrá
derecho a ellos si así lo hubiese dispuesto el testador.

Artículo 1062 C. C.- “Las asignaciones testamentarias bajo condición


suspensiva, no confieren al signatario derecho alguno, mientras pende la
condición, sino el de implorar las providencias conservativas necesarias.
Si el signatario muere antes de cumplirse la condición, no transmite derecho
alguno.

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Cumplida la condición, no tendrá derecho a los frutos percibidos en el tiempo
intermedio, si el testador no se los hubiere expresamente concedido.”

Asignaciones testamentarias a día.

A este tipo de asignaciones también se les llama asignaciones


testamentarias a plazo, pues el testador somete el goce del objeto de la
asignación, o la extinción de dicho goce, a la llegada de un plazo o día
determinado o, al menos, determinable. Por tal razón, el legislador nos remite
a las reglas que, para las obligaciones a plazo, comprendidas en los Artículos
del 1387 C. C., al 1392 C. C., pero con las modificaciones y explicaciones
que amerita esta institución.

Artículo 1063 C. C.- “Las asignaciones testamentarias pueden estar limitadas


a plazos o días de que dependa el goce actual o la extinción de un derecho;
y se sujetarán entonces a las reglas dadas en el Título " De las Obligaciones
a Plazo", con las explicaciones que siguen.”

A diferencia de las asignaciones testamentarias condicionales, en cuanto


siempre hay incertidumbre en si ha de llegar, o no, a ocurrir la condición, en
las asignaciones a día siempre habrá certeza de que el día llegará, aunque
no se sepa cuándo. Esto significa que puede haber plazos indeterminados;
pero si lo que no se sabe es si llegará o no el día, no estaremos refiriendo a
la condición, no al plazo.

Es requisito indispensable para comprender este tipo de asignaciones, el


saber determinar el plazo o día, es decir, saber cuándo empieza y cuándo
termina. Ya estudiaremos cómo el “desde” y el “hasta” son necesarios para
comprender el funcionamiento de esta clase de asignaciones.

Los días se clasifican así:

a) Día cierto y determinado: es aquél que necesariamente tiene que llegar


y se sabe cuándo es que llegará. Por ejemplo: el día 20 de octubre de

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2015; o, dos años después de la muerte del testador; o, a partir de la
fecha del testamento. En estos ejemplos, sabemos que esos días tienen
que llegar y, además, cuándo.

b) Día cierto pero indeterminado: Es aquél que necesariamente tiene que


llegar, pero no sabemos cuándo. Como el día de la muerte de alguna
persona; o, el primer día que llueva después de la muerte del testador.
Sabemos que tienen que llegar, pero ignoramos cuándo.

c) Día incierto pero determinado: es el que no se sabe si va a llegar o no,


pero suponiendo que llegue, se sabe cuándo. Por ejemplo: el día que el
asignatario cumpla la mayoría de edad; no sabemos con certeza si
llegará a la mayoría de edad, pero suponiendo que llegara, sabemos
cuándo. En el caso de las asignaciones testamentarias, ésta es una
asignación a día; pero en el caso de las obligaciones, ésta sería una
obligación condicional.

d) Día incierto e indeterminado: Es aquél que no sabemos si va a llegar o


no, y tampoco sabemos cuándo. Por ejemplo: el día que una persona se
reciba de Abogado; o, el día en que el asignatario contraiga matrimonio;
o, cuando su hermana tenga su cuarto hijo. En estos casos, la
incertidumbre es completa, razón por la cual la ley no duda en señalar
que estas asignaciones se rigen por las reglas de las asignaciones
condicionales. Ignoramos la razón que tuvo el legislador para referirse a
ellas en este Capítulo de las asignaciones testamentarias a día.

Artículo1064 C. C.- “El día es cierto y determinado, si necesariamente ha de


llegar y se sabe cuándo; como el día tantos de tal mes y año, o tantos días,
meses o años después de la fecha del testamento o del fallecimiento del
testador.

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Es cierto, pero indeterminado, si necesariamente ha de llegar, pero no se
sabe cuándo; como el día de la muerte de una persona.

Es incierto, pero determinado, si puede llegar o no, pero suponiendo que ha


de llegar, se sabe cuándo; como el día en que una persona cumpla veintiún
años. Finalmente, es incierto e indeterminado, si no se sabe si ha de llegar,
ni cuándo; como el día en que una persona se case.”

Clasificación de las asignaciones testamentarias a día.

Estas pueden ser: asignaciones desde tal día o asignaciones hasta tal día.

Las asignaciones desde tal día producen efectos jurídicos diferentes,


dependiendo del tipo de día de que se trate; así:

1) Las asignaciones desde día cierto que llega antes de morir el testador,
determinará la existencia del legado al morir el testador, debiendo
pagarse el legado sin modalidad alguna, es decir, en forma pura.

2) Si la asignación es desde día cierto y determinado, da al asignatario el


derecho de propiedad sobre la asignación, hasta el punto de poder
enajenarla a cualquier título, sin embargo, el asignatario no podrá
reclamar su entrega sino hasta que el día llegue. Por ejemplo: Antonio
deja a su sobrino José una casa en la Colonia Palmira, misma que le
será entregada por sus herederos a los dos años siguientes a su muerte
(la del testador). Al morir Antonio la casa ya es de José y la puede hasta
vender, pero sus compradores no podrán tampoco recibirla, pues tendrán
que esperar que pasen dos años contados desde la muerte del testador.

3) Asignación a día cierto y determinado pero con la obligatoria existencia


del asignatario cuando llegue ese día. En este caso la asignación se
vuelve condicional, pues deberá esperar a que llegue ese día para que
se le defiera el legado no recibiendo el derecho de propiedad, ni el
derecho a enajenarla. En el caso del ejemplo, José tendrá que existir el

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día en que se cumplan los dos años de la muerte del testador; de no ser
así, jamás fue dueño de la asignación y, consecuentemente, tampoco la
podrá transmitir.

Artículo 1065 C. C.- “Lo que se asigna desde un día que llega antes de la
muerte del testador, se entenderá asignado para después de sus días y sólo
se deberá desde que se abra la sucesión.”

Artículo 1067 C. C.- “La asignación desde día cierto y determinado da al


asignatario, desde el momento de la muerte del testador, la propiedad de la
cosa asignada y el derecho de enajenarla y transmitirla; pero no el de
reclamarla antes que llegue el día.

Si el testador impone expresamente la condición de existir, el asignatario en


ese día se sujetará a las reglas de las asignaciones condicionales.”

4) Asignación desde día cierto pero indeterminado. No obstante haber


certeza de que el día llegará, aunque no sepamos cuándo, esta
incertidumbre determina la necesidad de que el asignatario exista el día
en que ocurra el evento. Esto hace que la asignación se convierta en
condicional. Por ejemplo: si Pedro señala en su testamento: dejo mi carro
Ford, modelo Explorer, año 2015 a mi sobrino Luis, desde el día en que
muera su padre. Ahora bien, si se sabe con certeza que el asignatario va
a existir cuando ocurra la muerte de una persona, como cuando la
asignación se deja al Hospital General, ésta sí es una verdadera
asignación a día o plazo; al morir el testador el Hospital General ya es
propietario de la asignación, pero la entrega de la asignación se deferirá
hasta que esa persona muera.

Artículo 1068 C. C.- “La asignación desde día cierto pero indeterminado,
es condicional y envuelve la condición de existir el asignatario en ese día.

98
Si se sabe que ha de existir el asignatario en ese día, "como cuando la
asignación es a favor de un establecimiento permanente", tendrá lugar lo
prevenido en el párrafo primero del Artículo precedente.”

5) Asignación desde día incierto y determinado. Cuando no se sabe con


certeza si el día va a llegar, pero de llegar sí se sabe cuándo, no otorga
al asignatario el derecho de propiedad sobre el legado, pues abriga la
condición de que ocurra el evento. Verbigracia: Felipe lega su casa a
Federico desde que su primo Víctor cumpla los treinta años. ¿Y si no los
llega a cumplir? ¿Y si es Federico el que muere antes que Víctor? Sólo
que ocurran ambas condiciones tendrá existencia real la asignación
testamentaria.

6) Asignación desde día incierto e indeterminado. Sin duda alguna esta


asignación es evidentemente condicional, quedando regulada por las
reglas de las asignaciones condicionales. Por ejemplo: Te dejo mi casa
desde el día en que se case Fulgencio, tu primo. No hay certeza de que
Fulgencio se case, ni cuándo podrá ocurrir tal evento.

Artículo 1066 C. C.- “El día incierto e indeterminado es siempre una


verdadera condición, y se sujeta a las reglas de las condiciones.”

Artículo 1069 C. C.- “La asignación desde día incierto, sea determinado o no,
es siempre condicional.”

Las asignaciones testamentarias hasta tal día producen los siguientes


efectos jurídicos:

a) Asignaciones hasta día cierto y determinado. Este tipo de asignaciones


son a plazo extintivo, es decir, el derecho a la asignación termina en una
fecha o época que ciertamente va a llegar, y se sabe cuándo. Constituye
evidentemente un usufructo, pues el derecho a la asignación no es
perpetuo, como el derecho de propiedad, pues expira en una fecha

99
determinada, lo que significa que no es más que un usufructo. Por
ejemplo: A José dejo el goce de mi casa hasta el 15 de mayo del 2020,
esto es: en esa fecha expira el usufructo; la casa habrá que restituírsela
a los herederos universales o a algún sustituto señalado por el testador.
Esta asignación es transmisible por el tiempo que falte para su
expiración, si el asignatario (usufructuario) muere antes de que el día
llegue.

b) Asignaciones hasta día cierto e indeterminado. También es un plazo


extintivo, que ciertamente llegará, pero no se sabe cuándo. También
constituye un usufructo que expirará hasta que ese día llegue. Por
ejemplo: dejo mi casa a José hasta que el día de su muerte. Este es un
usufructo vitalicio porque termina con la muerte del asignatario, no siendo
posibles su transmisión.

c) Asignación de una prestación periódica hasta día cierto, determinado o


indeterminado. También es una asignación a plazo extintivo, pues esta
expira con la llegada del día, o con la muerte del asignatario
(pensionario), con la característica de que estas pensiones son
intransmisibles. Pero si se trata de una pensión periódica a favor de una
fundación o de una corporación, ésta será hasta día cierto y determinado
que no puede ser mayor de quince años.

Artículo 1070 C. C.- “La asignación hasta día cierto, sea determinado o no,
constituye un usufructo a favor del asignatario.

La asignación de prestaciones periódicas es intransmisible por causa de


muerte, y termina por la llegada del día, y por la muerte del pensionarlo
.
Si es a favor de una corporación o fundación, no podrá durar más de quince
años.”

100
d) Asignación hasta día incierto y determinado unido a la existencia del
asignatario. También constituye un usufructo a favor del asignatario del
que podrá gozar mientras viva, pero que expirará si muere antes de la
fecha señalada, o hasta llegar dicha fecha. Por ejemplo: dejo el goce de
mi automóvil a Juan, hasta que cumpla cuarenta años.

e) Asignación hasta día incierto y determinado unido a la existencia de otra


persona. Constituye un usufructo a plazo que podrá gozar el asignatario
hasta el día en que otra persona cumpla cierto número de años, o hasta
que llegue a la mayoría de edad. En este caso, si la tercera persona
muere antes de cumplir los años señalados (30, por ejemplo) o antes de
cumplir la mayoría de edad, en el segundo caso, el asignatario seguirá
gozando del usufructo hasta el día en que esa persona hubiese cumplido
los treinta años, o llegado a la mayoría de edad.

f) Asignación hasta día incierto e indeterminado. Esta asignación es


siempre condicional, al tenor del Artículo 1066 C. C.

Artículo 1071 C. C.- “La asignación hasta día incierto pero determinado,
unido a la existencia del asignatario, constituye un usufructo, salvo que
consista en prestaciones periódicas.

Si el día está unido a la existencia de otra persona distinta del asignatario,


se entenderá concedido el usufructo hasta la fecha en que, viviendo la
otra persona, llegaría para ella el día.”

Asignaciones testamentarias modales.

Estas asignaciones son aquéllas en que, el testador, dispone que algún (os) bien
(es) lo adquiera el asignatario como suyo, pero con la obligación de cumplir con
algún objetivo especial señalado en el testamento.

101
Este objetivo puede referirse al destino que el asignatario debe darle al legado, o
a una carga, como la construcción de alguna obra en favor de tercera persona, o
la prestación de algún servicio a favor de una institución de beneficencia, por
ejemplo.

El objetivo en referencia es sólo un modo, no una condición suspensiva, por lo


tanto no impide ni suspende la adquisición del legado al morir el testador. Los
herederos universales tendrán la obligación de pagar la asignación modal,
independientemente de que el modo se cumpla, o no.

Artículo 1072 C. C.- “Si se asigna algo a alguna persona para que lo tenga por
suyo, con la obligación de aplicarlo a un fin especial, como el de hacer ciertas obras
o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no una condición
suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende la adquisición de la cosa
asignada”.

Características de la asignación modal.

La asignación modal tiene las siguientes características:

a) El testador impone al asignatario una carga u obligación que puede consistir:


1º) En utilizar total o parcialmente el legado con una finalidad especial, por
ejemplo, adquirir una finca para la crianza de ganado vacuno; o, 2º) que
utilice parte del legado para suministrar frutos, construir obras o prestar
servicios a favor de persona (s) natural (es) o jurídica (s) que no tengan
incapacidad (prohibición) para suceder, que se constituirán como
beneficiarios (verdaderos acreedores) de dicha carga.

b) El modo no impide la adquisición de la asignación testamentaria, por lo que


el asignatario no tiene que prestar fianza o caución de restitución para
asegurar el cumplimiento del modo (1074 C. C.).

102
c) La asignación modal es transmisible a los herederos del asignatario modal,
excepto que el modo solo pueda ser cumplido por el asignatario modal en
consideración a su persona (1078 C. C.).

d) La asignación modal no se resuelve, obligando al asignatario a restituir los


bienes de la asignación, a menos que expresamente el testador lo haya
dispuesto en virtud de una cláusula resolutoria, que es una verdadera
condición resolutoria que, de ocurrir, extingue el derecho a la asignación
testamentaria (1073 C. C.).

e) Si el modo sólo beneficia al asignatario modal, exclusivamente, se presumirá


que no existe obligación alguna para que lo cumpla, excepto que exista
cláusula resolutoria (1075 C. C.).

La cláusula resolutoria es la condición que se le impone al asignatario modal que


implica que, de no cumplir con la carga (obligación), se extingue su derecho a la
asignación, debiendo restituir los bienes y sus correspondientes frutos. Esta
cláusula debe estar expresamente señalada por el testador en el testamento, pues
de lo contrario, no cabe la resolución por incumplimiento de la carga (1073 C. C.).

Artículo 1073 C. C.- “En las asignaciones modales se llama cláusula resolutoria la
que impone la obligación de restituir la cosa y los frutos, si no se cumple el modo.

No se entenderá que envuelven cláusula resolutoria cuando el testador no la


expresa.”

Artículo 1074 C. C.- “Para que la cosa asignada moralmente se adquiera, no es


necesario prestar fianza o caución de restitución para el caso de no cumplirse el
modo.”

Efectos del incumplimiento del modo.

103
Ya mencionamos que el modo no impide que la asignación se pague al asignatario
modal porque no es sinónimo de condición suspensiva, sin embargo, la voluntad
del testador es que se cumpla con el modo (carga u obligación), ya sea que sólo
beneficie al asignatario, o que beneficie a un tercero o beneficiario: persona natural
o jurídica que no tenga incapacidad (prohibición) para suceder por causa de
muerte.

Si el beneficio sólo es para el asignatario modal en forma exclusiva, y no cumplir


con el modo no afecta a terceras personas, no tendrá obligación alguna de cumplir
con el modo, excepto en el caso de que exista una cláusula resolutoria expresa en
el testamento, pues de no cumplir con el modo, el asignatario tendría que restituir
el legado a los herederos universales, quienes lo adquirirán por acrecimiento.

Si el beneficio es para tercera persona y no hay cláusula resolutoria, el beneficiario


podrá reclamar el beneficio de la misma forma en que se reclaman las obligaciones:
ejecución judicial de la obligación contenida en el testamento. Si hay cláusula
resolutoria, el beneficiario podrá pedir la resolución de la asignación exigiendo la
restitución del legado a los herederos, y una suma proporcionada al objeto. La
resolución también puede ser exigida por los herederos y demás asignatarios, pues
lo restituido acrece a la herencia, excepto la proporción que deberá pagarse al
beneficiario (1079 C. C.).

Artículo 1075 C. C.- “Si el modo es en beneficio del asignatario exclusivamente, no


impone obligación alguna, salvo que lleve cláusula resolutoria.”

Artículo 1079 C. C.- “Siempre que haya de llevarse a efecto la cláusula resolutoria,
se entregará a la persona en cuyo favor se ha constituido el modo, una suma
proporcionada al objeto; y el resto del valor de la cosa asignada acrecerá a la
herencia, si el testador no hubiere ordenado otra cosa.

El asignatario a quien se ha impuesto el modo no gozará del beneficio que pudiera


resultarle de la disposición precedente.”

104
Posibilidad e imposibilidad de cumplir el modo.

Hay posibilidad de cumplir con el modo, aun cuando el testador no haya sido lo
suficientemente claro y preciso sobre la forma de cumplirlo; en este caso, será el
Juez el que determinará la forma auscultando, en lo posible, la intención del
testador; pero, en todo caso, el asignatario modal recibirá un beneficio que no
podrá ser menor que la quinta parte calculada sobre el valor del legado (1077 C.
C.).

La imposibilidad de cumplir con el modo se manifiesta de tres maneras diferentes:

a) Imposibilidad absoluta: cuando el modo es material o legalmente imposible,


o contrario a la moral y a las buenas costumbres; o, cuando no hay forma
de determinarlo porque no puede entenderse la disposición testamentaria.
En este caso, la disposición testamentaria será nula por ser imposible su
cumplimiento.

b) Imposibilidad relativa: cuando la forma de cumplirlo propuesta por el


testador, no sea factible de cumplirla para el asignatario modal, sin que
medie culpa de su parte. En este caso, la ley permite al asignatario cumplir
con el modo de una forma lícita que no altere la esencia del legado. Por
ejemplo, que la carga sea construir un monumento al soldado en la entrada
de una colonia capitalina, y la Corporación Municipal tenga prohibida esa
clase de obras en ese lugar; en este caso, podrá cumplir con el modo
construyendo el monumento en un parque de la colonia.

c) Imposibilidad sobreviniente: si el modo, siendo lícito y posible, no pueda


cumplirse sin hecho o culpa del asignatario modal, como que se entregue
una pensión de L.1,000.00 a una persona determinada, y ésta muere antes
de que se le pague el legado. En este caso, la asignación subsistirá pero sin
gravamen alguno.

105
Artículo 1076 C. C.- “Si el modo es por su naturaleza imposible, o inductivo a hecho
ilegal o inmoral, o concebido en términos ininteligibles, no valdrá la disposición.

Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, es solamente imposible en la forma


especial prescrita por el testador, podrá cumplirse en otra análoga que no altere la
sustancia de la disposición, y que en este concepto sea aprobado por el Juez, con
citación de los interesados.

Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, se hace enteramente imposible,


subsistirá la asignación sin el gravamen.”

Artículo 1077 C. C.- “Si el testador no determinare suficientemente el tiempo o la


forma especial en que ha de cumplirse el modo, podrá el Juez determinarlos,
consultando en lo posible la voluntad de aquel, y dejando al asignatario modal un
beneficio que ascienda por lo menos a la quinta parte del valor de la cosa
asignada.”

Transmisibilidad del modo.

El modo será transmisible a los herederos del asignatario modal, si éstos no tienen
imposibilidad de cumplirlo porque puede ser cumplido por cualquiera y de cualquier
manera lícita; pero si el modo sólo pudo haber sido cumplido por el asignatario
modal, no podrá ser transmitido a sus herederos, pero sí la asignación ya sin la
carga.

Artículo 1078 C. C.- “Si el modo consiste en un hecho tal que para el fin que el
testador haya propuesto sea indiferente la persona que lo ejecute, es transmisible
a los herederos del asignatario.”

Efectos de la cláusula resolutoria.

Cuando existe cláusula resolutoria, el simple hecho de que el asignatario modal no


cumpla con la obligación o carga que le impuso el testador, produce dos

106
consecuencias jurídicas inmediatas: 1º) Deberá entregársele al beneficiario del
modo una suma proporcionada al objeto; y, 2º) el remanente de la asignación
testamentaria acrecerá a la herencia a favor de los herederos universales, a menos
que el testador haya dispuesto otra cosa, como que se entregue a un asignatario
sustituto, por ejemplo.

Como la ley no determina cuál será la proporción que deberá entregársele al


beneficiario del modo; éste podrá pedirlo judicialmente si no estuviere conforme
con lo que se le ofrece; en todo caso, el Juez determinará la cuantía de dicha
proporción.

El asignatario modal que incumplió la carga, no tendrá derecho a beneficio alguno.

Artículo 1079 C. C.- “Siempre que haya de llevarse a efecto la cláusula resolutoria, se
entregará a la persona en cuyo favor se ha constituido el modo, una suma proporcionada
al objeto; y el resto del valor de la cosa asignada acrecerá a la herencia, si el testador no
hubiere ordenado otra cosa.

El asignatario a quien se ha impuesto el modo no gozará del beneficio que pudiera


resultarle de la disposición precedente.”

Asignaciones a título universal.

Asignaciones a título universal son aquellas en que se deja al legatario todos los bienes,
derechos y obligaciones transmisibles del difunto o una cuota de ellos, razón por la que
se identifican con la herencia. De aquí que esta asignación recibe el nombre de herencia
y el asignatario de heredero, tal y como lo dispone el Artículo 933 C. C.

El art. 1080 nos dice que los asignatarios a título universal con cualquier palabra con que
se les llame son herederos y, como tales, representan a la persona del difunto, adquieren
todos los derechos transmisibles y recae sobre ellos la obligación de pagar las
asignaciones forzosas, incluyendo las deudas hereditarias y las cargas testamentarias, --

107
como un legado que deba pagarse a alguien--, que no se impongan a determinada
persona.

Artículo 1080 C. C.- “Los asignatarios a título universal, con cualesquiera palabras que se
les llame, y aunque en el testamento se les califique de legatarios, son herederos;
representan la persona del testador para sucederle en todos su derechos y obligaciones
transmisibles.

Los herederos están también obligados a las cargas testamentarias, esto es, a las que se
constituyen por el testamento mismo, y que no se imponen a determinadas personas.”

Características de las asignaciones a título universal.

Son características de las asignaciones testamentarias a título universal:

a) Pueden ser testamentarias, si constan en un testamento, o abintestato, si


dependen de la ley; pero los legatarios sólo pueden ser testamentarios.

b) Los herederos adquieren la herencia o asignación universal por causa de muerte;


es decir, serán dueños de la asignación universal desde el momento del
fallecimiento del causante; excepto si la asignación está bajo condición
suspensiva, pues, entonces, sólo la recibirán al cumplirse la condición. Pero no
hereda bienes determinados, como una casa, un carro, L.100.000.00, por ejemplo.

c) Los asignatarios pueden recibir la asignación universal en forma directa o


personal, o en forma indirecta, ya sea por derecho de representación, ya por
derecho de transmisión, según sea el caso.

d) Los herederos representan a la persona del causante. Son los continuadores


jurídicos de la personalidad del causante (Art. 1080 C. C.). Consecuentemente:
existe identidad legal entre el causante y los herederos universales; los herederos
no podrán alegar la nulidad absoluta si el causante carecía del derecho para
hacerlo; y, en contra de los herederos del deudor hipotecario procede la acción

108
personal y no la de desposeimiento, pues los herederos no pueden ser
consideradas como terceras personas.

e) Si existen dos o más herederos o asignatarios a título universal, al morir el


causante se constituirá una herencia pro indivisa, siendo necesaria la partición
para la distribución de la herencia. Todos los asignatarios a título universal son
herederos; pero no todos los herederos son asignatarios a título universal, pues
también hay herederos de cuota que sólo pueden ser instituidos en virtud de
testamento.

Clasificación de los herederos.

Sabemos que existen herederos universales testamentarios y herederos


universales ab intestato. También existen herederos universales propiamente
dichos, y herederos universales de cuota; los primeros pueden ser testamentarios
o ab intestato, los segundos sólo pueden ser testamentarios. En los herederos
universales opera el derecho de acrecimiento, en los herederos de cuota no
funciona el acrecimiento, pues si falta alguno de los herederos de cuota, esta cuota
le corresponderá a los herederos ab intestato.

Nuestra ley también habla de los herederos del remanente, que no es más que una
variedad que se desprende de ambas clasificaciones, pues pueden pertenecer a
una u otra categoría; podemos decir que es aquel que es llamado por el testador
o la ley a recibir lo que queda de la herencia, después de efectuadas las
disposiciones testamentarias. Su característica esencial es que tienen derecho a lo
que resta de la herencia.

Nuestra ley determina cuatro situaciones concretas respecto a los herederos del
remanente:

1º) La consignada en el Artículo 1081 C. C., cuando el remanente es la cuota que falta
para completar la unidad; por ejemplo: si Juan deja 1/3 de todos sus bienes, derechos y
obligaciones a María, otro tercio a Francisco y, el remanente, a Antonio; el remanente, en

109
este caso, es el tercio (1/3) que falta para completar la unidad. En consecuencia, todos
serán herederos universales de cuota.

2º) La estipulada en el Artículo 1082 C. C., cuando el testador sólo ha instituido como
legatarias a ciertas personas y dispone a otra, u otras, como heredero (s) del remanente;
verbigracia: José deja una casa a Pedro, L.50,000.00 a Luis, un automóvil a Sergio y, el
remanente, a Saúl; en este caso, solo Saúl será el heredero universal.

3º) La consignada el Artículo 1083 C. C., párrafo primero, cuando el testador sólo designa
herederos de cuotas y éstas no completan la unidad; el remanente que queda es la cuota
que falta para completar la unidad, misma que corresponderá a los herederos ab intestato.
Así, si Pedro deja un tercio de sus bienes a Juan y un tercio a Felipe; el tercio que falta
para completar la unidad es el remanente, que corresponderá a los herederos ab intestato
quienes, junto con Juan y Felipe, serán herederos universales de cuota.

4º) La prescrita en el párrafo segundo del Artículo 1083 C. C., cuando en el testamento no
existen asignaciones a título universal, los herederos ab intestato serán los herederos del
remanente. Por ejemplo: si Rogelio deja L. 60.000.00 a Lastenia, una finca en Olancho a
Eduardo y un carro para Alberto, y no señala otras disposiciones. Se entenderá que el
remanente le corresponderá a los herederos ab intestato, quienes serán los herederos
universales.

Artículo 1081 C. C. El asignatario que ha sido llamado a la sucesión en términos


generales que no designan cuota como "sea fulano mi heredero" o "dejo mis bienes
a fulano", es heredero universal.

Pero si concurriere con herederos de cuota, se entenderá heredero de aquella cuota que,
con las designadas en el testamento, complete la unidad o entero.

Si fueren dos o más herederos instituidos, sin designación de cuotas, dividirán entre sí por
partes iguales la herencia o la parte de ella que les toque.”

110
Artículo 1082 C. C. “Si hechas otras asignaciones se dispone del remanente de los bienes
y todas las asignaciones, excepto la del remanente, son a título singular, el asignatario del
remanente es el heredero universal. Si algunas de las otras asignaciones son de cuotas,
el asignatario del remanente es heredero de la cuota que reste para completar la unidad.”

Artículo 1083 C. C. “Si no hay heredero universal, sino de cuota, y las designadas en el
testamento no componen todas juntas la unidad o entero, los herederos ab intestado se
entienden llamados como herederos del remanente.

Si en el testamento no hay asignación alguna a título universal, los herederos ab intestado


son herederos universales.”

Casos especiales.

Son tres las situaciones que contempla el Artículo 1084 C. C.:

a) Cuando el testador asigna cuotas que completan o que excedan la unidad, pero
señala a alguien como heredero del remanente quien, lógicamente, no tendrá
derecho alguno. Verbigracia: Si Ruperto deja un cuarto (1/4) de sus bienes a Luis,
otro cuarto (1/4) a Melisa y un medio (1/2) a Pablo, señalando como heredera del
remanente a Lucrecia; esta última nada tendrá, pues no existe remanente alguno.

b) Si el testador asigna cuotas que completan la unidad y, además instituye un


heredero universal; este heredero universal recibirá una cuota cuyo numerador es
la unidad (1), y como numerador el número total de asignatarios (incluyendo al
heredero universal); por ejemplo: Sigfrido deja un tercio (1/3) de sus bienes a
Mauricio, otro tercio (1/3) a Lucía, la mitad (1/2) a María; e instituye como heredero
universal a Rómulo; entonces, para saber cuál es la cuota que recibirá Rómulo se
deberá hacer la siguiente operación: 1/3 (Mauricio), 1/3 (Lucía), 1/2 (María) y 1/4
(Rómulo, porque cuatro es el número total de asignatarios); estas cuotas hay que
reducirlas al común denominador que, en este caso, es doce (12); entonces
tendremos: 4/12 (Mauricio), 4/12 (Lucía), 6/12 (María) y 3/12 (Rómulo); pero como
la suma de estas cifras superan la unidad, será necesario reducirlas al entero; para

111
ello se sumarán los numeradores (4+4+6+3), es decir, 17; de esta manera, a
Mauricio le corresponden 4/17, a Lucía 4/17, a María 6/17 y a Rómulo heredero
universal) 3/17; esta distribución completa la unidad (17/17=1), esto es: la totalidad
de la asignación testamentaria.

La cuarta falcidia.

El Artículo 1085 C. C., se refiere a esta institución ampliamente conocida en materia de


sucesiones. El legislador establece esta forma de proteger al heredero, o herederos,
cuando, por causa de los legados y asignaciones forzosas que debe pagar, el valor de su
participación en la herencia se reduce a menos de la cuarta parte del acervo de la
herencia.

La cuarta falcidia consiste en el derecho que tiene el (los) heredero (s), para que se le (s)
atribuya, por lo menos, una cuarta parte del caudal hereditario, una vez que ha pagado
los legados y asignaciones obligatorias. Para calcular esta proporción, habrá que practicar
un inventario de los bienes, para conocer cuál es el porcentaje real que queda al, o los,
herederos, pues si este porcentaje es menor que la cuarta parte de los mismos, habrá que
completar la falcidia detractando (rebajando) proporcionalmente del legado que tiene
derecho a percibir cada uno de los legatarios, bienes que le pueden corresponder por una
parte en su calidad de heredero (el remanente que quede después del cálculo
anteriormente indicado) y por otra en concepto de complemento por falcidia, hasta que la
suma obtenida por ambos conceptos alcance dicho importe de una cuarta parte del caudal
hereditario neto. El heredero que no haya aceptado la herencia con beneficio de
inventario, no tendrá derecho a la cuarta falcidia.

Resulta claro que, si la cantidad percibida en concepto de heredero excede el importe de


una cuarta parte de dicha cantidad, no habrá derecho a la cuarta falcidia. Pero también es
importante señalar que, si se pagan voluntariamente los legados sin rebajar la falcidia, --
aun sabiendo que se tiene derecho a ella--, se entiende que se está renunciando
tácitamente a la cuarta falcidia.

Artículo 1085 C. C.- “Si los bienes de la sucesión apenas bastaren para pagar las
asignaciones a título singular, el heredero instituido en el testamento tendrá derecho a la

112
cuarta parte de dichos bienes, que pagarán los asignatarios a título singular, a prorrata de
sus haberes.”

Las asignaciones a título universal dependen de la voluntad del testador, sin embargo,
éste deberá respetar las asignaciones forzosas que la ley destina a los legitimarios: el (la)
cónyuge sobreviviente y las personas que tienen derecho a alimentos. Sea que el testador
haya omitido mencionar estos derechos, sea que el testador haya excluido
voluntariamente a estos asignatarios, la ley los protege otorgándoles el derecho de
reclamarlos judicialmente mediante la llamada acción de reforma del testamento; misma
que podrán intentar –el cónyuge, descendientes o ascendientes--, dentro de los cuatro
años siguientes a la muerte del testador, según lo prescrito en los artículos 1167 y 1168
del Código Civil.

Artículo 1086 C. C.- “Las disposiciones de este Título, se entienden sin perjuicio de la
acción de reforma que la ley concede a los asignatarios forzosos.”

Asignaciones a título singular.

A diferencia de las asignaciones a título universal cuyos destinatarios son los herederos
de todos los bienes, derechos y obligaciones del difunto, o una cuota de ellos; las
asignaciones a título singular sí son verdaderos legados, pues sus destinatarios serán
legatarios que tendrán derecho a adquirir una o más especies o cuerpos ciertos, o una o
más especies indeterminadas de tal género, como reza el artículo 930 C. C., en su párrafo
tercero y artículo 933 C. C.

Los legatarios no son representantes del difunto, como ocurre con los herederos
universales. Es más, aunque el testador les llame herederos, no son más que legatarios;
sólo podrán adquirir lo que determine la voluntad del testador; ni tendrán más obligaciones
que las que expresamente éste les haya impuesto. Pese a lo anterior, por excepción, los
legatarios podrán tener responsabilidad subsidiaria, en el supuesto caso de que la masa
hereditaria no sea suficiente para pagar las obligaciones del difunto (deudas hereditarias),
o las que sobrevengan como consecuencia de la acción de reforma promovida por el (la)
cónyuge o acreedores alimentarios.

113
Son muy significativas las diferencias entre los herederos y los legatarios, siendo las
principales las siguientes:

a) El heredero es representante del difunto; el legatario no lo representa, y sólo


responderá en forma subsidiaria por las deudas hereditarias, cuando la masa
hereditaria no sea suficiente para pagar las deudas hereditarias.
b) El heredero sucede por testamento o ab intestato siempre a título universal; el
legatario sólo sucede por la vía testamentaria.
c) El heredero adquiere la propiedad y la posesión legal de la herencia, desde que la
acepta; el legatario sólo adquiere la propiedad o el derecho de crédito sobre el
legado, pero sólo adquiere la posesión cuando le sea pagado su legado.
d) El heredero puede suceder por derecho de representación en la sucesión
intestada; el legatario sólo puede suceder vía derecho de transmisión, pues sólo
se sucede por representación en la sucesión intestada.

Artículo 1087 C. C.- “Los asignatarios a título singular, con cualesquiera palabras que se
les llame, y aunque en el testamento se les califique de herederos, son legatarios: no
representan al testador; no tienen más derechos ni cargas que los que expresamente se
les confieran o impongan. Lo cual, sin embargo, se entenderá sin perjuicio de su
responsabilidad en subsidio de los herederos, y de la que pueda sobrevenirles en el caso
de la acción de reforma.”

Bienes susceptibles de ser legados.

La doctrina y la ley se complementan para aislar aquéllos bienes, derechos y obligaciones


susceptibles de ser legados: 1) Legados de cuerpo cierto; 2) Legados de especies
genéricas; 3) Legados de bienes presentes; 4) Legados de cosas futuras; 5) Legados de
bienes propios; y, 6) Legados de bienes ajenos.

Existen bienes que no pueden ser objeto de legado:


1. Los bienes que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres.
2. Los bienes nacionales de uso público.
3. Los bienes dedicados por la sociedad al culto religioso.
4. Las partes de una unidad, que al desintegrarse de ella dejan sin valor el bien u objeto.

114
De conformidad con nuestro Código Civil, la clasificación general de estos legados se
contrae a los legados de especie o cuerpo cierto y los legados de especies de cierto
género (930 C. C., párrafo 3º). Los primeros se refieren a cosas que tienen características
propias y determinadas que las hacen diferentes unas de otras; por ejemplo: un carro
marca TOYOTA, color blanco, modelo…; los segundos, son aquellas cosas con
características comunes, de tal manera que pueden ser sustituidas unas con otras, tal es
el caso de cinco vacas, diez mil Lempiras, cuatrocientas libras de arroz, etc.

En los legados de cuerpo cierto y determinado, se entenderá que el legatario es dueño


del legado y de sus frutos desde el momento en que lo acepta, pero con efecto retroactivo
desde el momento del deferimiento a la muerte del testador (1186 C. C.), sin perjuicio de
que la asignación esté bajo condición suspensiva o desde día cierto, pues en tales casos,
habrá que esperar a que llegue el día o que se cumpla la condición para tener derecho a
ellos. El legatario podrá intentar las acciones que estime pertinentes para reclamar su
legado en el supuesto caso de que los herederos no cumplan con la tradición de la cosa
legada. Para el caso, podrán intentar la acción reivindicatoria puesto que, siendo dueños,
carecen de la posesión.

En los legados de género, la propiedad sólo se adquiere cuando la cosa es entregada;


mientras eso sucede, el legatario sólo puede hacer valer su derecho de crédito dentro de
un plazo no mayor de diez años, una vez que los herederos se constituyan en mora.

Pueden legarse también todos los bienes, corporales o incorporales, que estén en el
comercio de los hombres; así como las cosas futuras, --con tal de que lleguen a existir--,
y, excepcionalmente, algunas cosas ajenas. Ya mencionamos una serie de bienes que no
son susceptibles de ser legados, pero nuestro Código puntualiza en los bienes nacionales
de uso público relacionados en el artículo 626 C. C., y a los que forman parte de un edificio
que no pueden ser separados sin causar su deterioro, excepto en el caso de que la
prohibición cese antes de la muerte del testador.

Artículo 1088 C. C.- “No vale el legado de cosa incapaz de ser apropiada, según el artículo
626, ni los de cosas que al tiempo del testamento sean de propiedad nacional o municipal

115
y de uso público, o que formen parte de un edificio, de manera que no puedan separarse
sin deteriorarlo; a menos que la causa cese antes de deferirse el legado.”

Legados de cosas ajenas.

Cosas ajenas son todas aquéllas que no pertenecen al testador, ni a la persona a quien
éste le haya impuesto la obligación de pagarla. Por regla general, estas cosas no pueden
legarse, sin embargo, nuestra ley los considera válidos en los dos casos que señala el
artículo 1090 C. C.: a) cuando el testador sabía que la cosa no era suya ni del asignatario
que deba pagarla; y, b) cuando la legue a un descendiente o ascendiente suyo, o a su
cónyuge.

En ambos casos, se establece la presunción de que el heredero, o el asignatario, en su


caso, tendrá la obligación de adquirir la cosa ajena; pero si se trata de una cosa cierta, se
pagará el justo precio por ella a quien la tenga; y si éste no quiere venderla, o trata de
abusar respecto a su precio; cumplirá entregando al legatario singular, --en
compensación--, el justo precio que se debía pagar por ella. Hecho esto, el legatario no
podrá reclamar la especie cierta, aunque los herederos la hubiesen adquirido
posteriormente. Y si el legatario la hubiese adquirido a título oneroso antes de morir el
testador, también gozará del derecho de percibir el justo precio, excepto que lo hubiese
adquirido gratuitamente pues, entonces, no tendrá derecho a nada.

También tendrán los herederos, o el asignatario en su caso, la obligación de adquirir la


cosa ajena, si ésta ha sido destinada por el testador a algún objeto de beneficencia.

Naturalmente, si antes de morir el testador adquirió la cosa ajena de quien la poseía; o la


adquirió de igual forma el asignatario obligado a entregarla; el legado será perfectamente
válido y habrá que pagarlo.

Finalmente, si el testador lega alguna cosa de la que sólo es propietario de una parte o
cuota; o si el asignatario a quien se le impone la obligación de entregarla, solo es dueño
de una parte o cuota; se presumirá que dicha parte o cuota es lo único que deberá
entregarse al legatario

116
Artículo 1089 C. C.- “Podrá ordenar el testador que se adquiera una especie ajena para
darla a alguna persona o para emplearla en algún objeto de beneficencia; y si el
asignatario a quien se impone esta obligación no pudiere cumplirla porque el dueño de la
especie rehúsa enajenarla o pide por ella un precio excesivo, el dicho asignatario será
solo obligado a dar en dinero el justo precio de la especie; satisfecho el precio, no tendrá
derecho el legatario a la especie, aunque después la adquiera el asignatario.

Y si la especie ajena legada hubiere sido antes adquirida por el legatario o para el objeto
de beneficencia, no se deberá su precio, sino en cuanto la adquisición hubiere sido a título
oneroso y a precio equitativo.”

Artículo 1090 C. C.- “El legado de especie que no es del testador, o del asignatario a
quien se impone la obligación de darla, es nulo, a menos que en el testamento aparezca
que el testador sabía que la cosa no era suya o del dicho asignatario; o a menos de legarse
la cosa ajena a un descendiente o ascendiente legítimo del testador o a su cónyuge, pues
en estos casos se procederá como en el párrafo primero del artículo precedente.”

Artículo 1091 C. C.- “Si la cosa ajena legada pasó antes de la muerte del testador, al
dominio de éste, o del asignatario a quien se había impuesto la obligación de darla, se
deberá el legado.”

Artículo 1092 C. C.- “Si el testador no ha tenido en la cosa legada más que una parte,
cuota o derecho, se presumirá que no ha querido legar más que esa parte, cuota o
derecho.

Lo mismo se aplica a la cosa que un asignatario es obligado a dar y en que solo tiene una
parte, cuota o derecho.”

Legados tácitos.

Se entienden como tales, aquéllos que se entienden legados aunque el testador no lo


exprese en forma clara. Estos son:

117
a) Los legados de cosas que, sin determinarlas, el testador señala que se encuentran
en algún lugar. Por ejemplo: dejo a Jorge Bonilla todo el grano que se encuentre
en el silo de mi finca “Esmeralda”. Este legado es válido.

b) Los legados de cosas que el testador señala que se encuentran en un lugar, pero
no se encuentran ahí, sino en otra parte; verbigracia: dejo a Federico Paternina el
tractor John Deere que está en el garaje de mi casa; y el tractor se encuentra en
su finca. Este legado es válido.

c) El legado de una cosa que no se encuentra en ninguna parte. Por ejemplo: te dejo
las únicas diez vacas que se encuentran en mi finca “El Poder y la Gloria”; y éstas
no se encuentran en ninguna parte. Este legado no es válido, excepto que el
legatario sea descendiente, ascendiente o cónyuge del testador, en cuyo caso
habrá que pagar otras diez vacas de mediana calidad.

Artículo 1093 C. C.- “Si al legar una especie se designa el lugar en que esta guardada y
no se encuentra allí, pero se encuentra en otra parte, se deberá la especie; si no se
encuentra en parte alguna, se deberá una especie de mediana calidad del mismo género,
pero solo a las personas designadas en el Artículo 1090.”

Legados de cosas fungibles.

Son cosas fungibles aquéllas cosas muebles que se destruyen o consumen desde el
momento en que son utilizadas, de tal manera que, para poder tenerlas nuevamente, será
necesario sustituirlas por otras iguales. Así, el combustible, el dinero, las comidas, etc.
son cosas fungibles.

En este tipo de legados se pueden dar los siguientes casos:

a) Que no se determine la cantidad ni modo alguno de identificarla. A José le dejo la


gasolina. Este legado no vale.

b) Si se lega una cosa fungible señalando el lugar en donde se encuentra. El testador


ordena en su testamento: A José le dejo el combustible que existe en las bodegas

118
de mi finca “Bello Oriente”. Este legado será válido siempre y cuando exista
combustible en dichas bodegas al momento de la muerte del testador.

c) Si se lega cosa fungible señalando la cantidad y el lugar en que esta se halle; se


deberá entregar el legado en la cantidad señalada por el testador; pero si la
cantidad que existe es menor que la señalada por el testador, sólo se deberá la
que exista; y si no existe nada, nada se deberá.

Artículo 1094 C. C.- “El legado de cosas fungibles, esto es, de aquellas que se destruyen
con el primer uso y cuya cantidad no se determine de algún modo, no vale.

Si se lega la cosa fungible, señalando el lugar en que ha de encontrarse, se deberá la


cantidad que allí se encuentre, al tiempo de la muerte del testador, si él no ha designado
la cantidad; y si la ha designado, hasta la cantidad designada en el testamento.

Si la cantidad existente fuere menor que la designada, solo se deberá la existente; y si no


existe allí cantidad alguna de la cosa fungible, nada se deberá.”

Legados de cosas futuras.

Cosas futuras son aquéllas que no pertenecen al testador, pero que eventualmente
pueden llegar a existir. La eficacia del legado dependerá de que la cosa legada
efectivamente llegue a existir. La cosecha de café, las crías de mi ganado, los intereses
de mis cuentas de ahorro, entre otras, son cosas futuras que pueden llegar a existir.

No se trata de asignaciones condicionales pues en estas, el asignatario tiene que existir


a la muerte del testador, mientras que la cosa futura pertenecerá a los herederos del
asignatario aun cuando este muera antes de que la cosa, --la cosecha, por ejemplo--,
exista, con sólo el hecho de que llegue a existir.

Artículo 1095 C. C.- “El legado de una cosa futura vale, con tal que llegue a existir.”

119
Legados de especies indeterminadas.

Si se legare una especie, --sin señalar cuál--, de entre varias que existen en el patrimonio
del testador, se entenderá que se debe una de mediana calidad o valor entre las
comprendidas en el legado; verbigracia: dejo a George Welcome un animal de los que
comprende mi hato ganadero; se deberá pagar una vaca, un toro, o un caballo de mediana
calidad o valor.

Artículo 1096 C. C.- “Si de muchas especies que existen en el patrimonio del testador, se
legare una sin decir cual, se deberá una especie de mediana calidad o valor entre las
comprendidas en el legado.”

Si se legare una cosa genérica que no existe en el patrimonio del testador, como un
caballo o una vaca, se deberá adquirir un caballo o una vaca de mediana calidad o valor
para entregarse al legatario.

Artículo 1097 C. C.- “Los legados de género que no se limitan a lo que existe en el
patrimonio del testador, como una vaca, un caballo, imponen la obligación de dar una cosa
de mediana calidad o valor, del mismo género.”

Y si se lega una cosa de entre varias que el testador cree tener y, al morir solo queda una
de ellas, se pagará la que quedó. Así, si el testador un quintal de café de los veinte que
tiene en su bodega y, al morir sólo queda uno; se pagará el único que ahí se encontraba.
Pero si no queda ninguno de ellos, no se deberá nada, a menos que el legatario sea
descendiente, ascendiente o cónyuge del testador, a quien habrá que entregarle una de
mediana calidad del mismo género, aun en el caso de que el testador le haya concedido
el derecho de elegirla.

Pero si el testador ha legado alguna cosa de valor indeterminado que creía tener y, al
morir, resulta que no la tiene y tampoco tiene alguna del mismo género; se entenderá que
no ha legado nada, ni siquiera a sus parientes más próximos ni a su cónyuge.

Artículo 1098 C. C.- “Si se legó una cosa entre varias que el testador creyó tener y no ha
dejado más que una, se deberá la que haya dejado.

120
Si no ha dejado ninguna, no valdrá el legado, sino a favor de las personas designadas en
el Artículo 1090, que sólo tendrán derecho a pedir una cosa mediana del mismo género,
aunque el testador les haya concedido la elección.

Pero si se lega una cosa de aquellas cuyo valor no tiene límites, como una casa, una
hacienda de campo, y no existe ninguna del mismo género entre los bienes del testador,
nada se deberá, ni aun a las personas designadas en el Artículo 1090.”

Legados a elección.

Puede ser que por voluntad del testador, se determinara que los herederos, o el legatario,
gocen del derecho de elegir, de entre varias, la cosa que se deberá pagar en calidad de
legado, o la cosa que el legatario quiera elegir; uno y otro, en cada caso, podrá hacer esta
elección libremente. Esta elección tiene carácter de definitiva; no se podrá repetir, excepto
en el caso de engaño o dolo cuando, por ejemplo, los herederos ponen a elegir al legatario
escondiendo las de mejor calidad.

Y si la elección se la ha encomendado a tercera persona, también ésta podrá elegir a su


arbitrio; pero si este tercero no cumpliera con dicha elección en el plazo señalado por el
testador o, en su defecto, por el Juez (cuando el testador no ha señalado el plazo), los
herederos pagarán al legatario una de mediana calidad de las comprendidas en el legado.

Artículo 1099 C. C.- “Si la elección de una cosa entre muchas se diere expresamente a la
persona obligada o al legatario, podrá, respectivamente, aquella o este ofrecer o elegir a
su arbitrio.

Si el testador cometiere la elección a tercera persona, podrá esta elegir a su arbitrio; y si


no cumpliere su encargo dentro del tiempo señalado por el testador o en su defecto por el
Juez, tendrá lugar la regla del Artículo 1096.

Hecha una vez la elección, no habrá lugar a hacerla de nuevo, sino por causa de engaño
o dolo.”

121
El estado de la cosa legada.

Los herederos, o el asignatario obligado a pagar los legados, deberán entregar los legados
en el mismo estado en que se encuentren al momento de morir el testador, siendo
responsables de prestar sobre el mismo el debido cuidado y, en su caso, de reparar el
daño que por su culpa o negligencia hayan sufrido, o a pagar la indemnización de los
daños y perjuicios en el caso de pérdida o destrucción de la (s) cosa (s) legada (s).

Artículo 1100 C. C.- “La especie legada se debe en el estado en que existiere al tiempo
de la muerte del testador, comprendiendo los utensilios necesarios para su uso y que
existan con ella.”

Legados predios o terrenos.

Cuando se ha legado un bien inmueble consistente en un terreno y, al momento de


ordenar el testamento ya existen mejoras construidas sobre él; se entenderá que se ha
legado todo el conjunto, --terreno y mejoras--; pero si se ha legado el terreno y,
posteriormente, el testador ha construido mejoras o ha agregado otro terreno, éstos no
formarán parte de dicho legado; pero si al morir el testador, el terreno, su extensión y las
mejoras comprendan un solo cuerpo de manera que no pueda dividirse sin causarle
daños o pérdidas; será necesario proceder, para efectos de pagar el legado, de la
siguiente manera:

a) Si las mejoras y su extensión tuvieren mayor valor económico que el terreno legado
originalmente, los herederos accederán al terreno con sus mejoras y anexidades,
debiendo pagar al legatario el justo precio del terreno legado;

b) Si dichas mejoras y extensión fueren de menor valor que el terreno legado; se


entregará todo el conjunto al legatario, pero éste pagará a los herederos el justo
precio de las mejoras y anexidades;

c) Si se ha legado una medida determinada de tierra (una manzana, por ejemplo), y


posteriormente se adquieren terrenos contiguos, de modo que no puedan

122
separarse; el legatario sólo recibirá el justo precio de la medida que le fue legada
(2 manzanas); y,

d) Si se ha legado un solar (por ejemplo, 500 mts.2) y, posteriormente, el testador ha


construido edificaciones sobre dicho solar; el legatario sólo tendrá derecho al
justiprecio del solar;

e) Si se lega parte de un predio, se entenderán legadas las servidumbres necesarias


para el goce y disfruto del mismo.

Artículo 1101 C. C.- “Si la cosa legada es un predio, los terrenos y los nuevos edificios
que el testador le haya agregado después del testamento, no se comprenderán en el
legado; y si lo nuevamente agregado formare con lo demás al tiempo de abrirse la
sucesión, un todo que no pueda dividirse sin grave pérdida, y las agregaciones valieren
más que el predio en su estado anterior, solo se deberá este segundo valor al legatario;
si valieren menos, se deberá todo ello al legatario, con el cargo de pagar el valor de las
agregaciones.

Pero el legado de una medida de tierra, como mil metros cuadrados, no crecerá en ningún
caso por la adquisición de tierras contiguas, y si aquella no pudiere separarse de éstas,
sólo se deberá lo que valga. Si se lega un solar, y después el testador edifica en él, solo
se deberá el valor del solar.”

Artículo 1102 C. C.- “Si se deja parte de un predio, se entenderán legadas las
servidumbres que para su goce o cultivo le sean necesarias.”

Legados de casas o haciendas.

Si se lega una casa con todos sus muebles o con todo lo que en ella se encuentre; se
entenderá que se refiere a todo lo que constituye el ajuar de dicha casa y que se encuentre
en ella; pero no quedarán comprendidas las que no forman parte del ajuar, tales como
dinero, colecciones de monedas, joyas, armas, libros, medallas, instrumentos de arte,
entre otras.

123
Del mismo modo, si se lega una finca o hacienda campestre, se entenderá que se lega
con todos los accesorios y equipos que sirven para el cultivo y beneficio de la finca, y que
se encuentren en ella; pero no se deberán ni el ganado, ni las cosas y demás objetos que
se encuentren en la casa o hacienda, a menos que el testador expresamente lo señale.

Artículo 1103 C. C.- “Si se lega una casa con sus muebles o con todo lo que se encuentra
en ella, no se entenderán comprendidas en el legado las cosas enumeradas en el Artículo
608, sino solo las que forman el ajuar de la casa y se encuentran en ella; y si se lega de
la misma manera una hacienda de campo, no se entenderá que el legado comprende
otras cosas que las que sirven para el cultivo y beneficio de la hacienda y se encuentran
en ella.

En uno y otro caso, no se deberán de los ganados de cría, ni de los demás objetos
contenidos en la casa o hacienda, sino los que el testador expresamente designare.”

Legado de carruajes.

El legado de carruajes de cualquier clase, por simple lógica, se extiende a todos aquellos
de tracción animal, como a los automotores. Y así como el carruaje comprende los
arneses y las bestias necesarias para su movilización, los automotores también
comprenden sus accesorios, como llantas, equipo mecánico, llaves, etc. que existan en el
patrimonio del testador al momento de su muerte.

Artículo 1104 C. C.- “Si se lega un carruaje de cualquier clase, se entenderán legados los
arneses y las bestias de que el testador solía servirse para usarlo, y que al tiempo de su
muerte existían en su patrimonio.”

Legado de rebaños.

Si se lega un rebaño o un hato de ganado, se deberá entender que se está legando el


número de animales que existan al momento de producirse la muerte del testador.

Artículo 1105 C. C.- “Si se lega un rebaño, se deberán los animales de que se componga
al tiempo de la muerte del testador, y no más.”

124
Legado de cuotas a varias personas.

Si el testador lega a varias personas distintas cuotas de una misma cosa, se procederá
para la distribución de este legado, las reglas de la partición de bienes.

Artículo 1106 C. C.- “Si se legan a varias personas distintas cuotas de una misma cosa,
se seguirán para la división de ésta, las reglas del Capítulo precedente.”

Legado de servidumbres.

El legatario de una especie determinada, tendrá también derecho a las servidumbres y


demás cargas reales existentes sobre ella.

Artículo 1107 C. C.- “La especie legada pasa al legatario con sus servidumbres y demás
cargas reales.”

Legado con cláusula de no enajenar.

Si se lega una cosa imponiéndole al legatario la prohibición de enajenar, la imposición se


tendrá por no escrita, debiéndose pagar el legado íntegramente, sin restricción alguna;
excepto en el caso de que, dicha enajenación, afecte derechos de terceras personas, pues
en tal caso, sí será válida la prohibición de enajenar, siempre que dicha prohibición sea
por tiempo determinado. Por ejemplo, que se haya legado una casa con la condición de
no enajenarla por mientras se cumpla el plazo de un contrato de arrendamiento existente
con alguna persona.

Artículo 1108 C. C.- “Si se lega una cosa con calidad de no enajenarla, y la enajenación
no comprometiere ningún derecho de tercero, la cláusula de no enajenar se tendrá por no
escrita.”

Legado de derechos y acciones.

Así como se pueden legar bienes corporales que estén en el comercio de los hombres,

125
también pueden ser legados bienes incorporales, como las acciones, los créditos y los
derechos.

Si el legado tiene por objeto un crédito que el testador puede hacer valer contra un deudor,
el legatario se convertirá en el nuevo acreedor con todos los privilegios y seguridades que
tenía el testador; es decir, el legatario viene a substituir al originario acreedor frente al
deudor, de tal manera que será éste el que tendrá el derecho de reclamar el cumplimiento
del mismo al deudor. Bastará entonces que el (los) heredero (s), entregue (n) el título (por
ejemplo, un pagaré) contentivo del crédito al legatario, para que éste pueda ejercitar las
acciones pertinentes para reclamar su crédito.

Artículo 1109 C. C.- “Pueden legarse no solo las cosas corporales, sino los derechos y
acciones.

Por el hecho de legarse el título de un crédito, se entenderá que se lega el crédito.

El legado de un crédito comprende el de los intereses devengados; pero no subsiste sino


en la parte del crédito o de los intereses que no hubiere recibido el testador.”

Legado de prenda.

Si el testador lega la cosa prendada a su favor, a su deudor prendario; se deberá entender


que la deuda de éste persiste a favor de los herederos, pero dejará de estar garantizada
por la prenda. En otras palabras, los herederos tendrán que entregar la cosa prendada al
legatario, desapareciendo el derecho de prenda sobre ella; pero los herederos siempre
tendrán el derecho de reclamar la deuda al legatario. Ahora bien, si el testador
expresamente declara que también libera al legatario de la deuda, ya éste nada deberá.

Artículo 1110 C. C.- “Si la cosa que fue empeñada al testador se lega al deudor, no se
extingue por eso la deuda, sino el derecho de prenda; a menos que aparezca claramente
que la voluntad del testador fue extinguir la deuda.”

126
Legado de condonación.

Para comprender mejor este tipo de legado, debemos recordar que el testamento sólo
tendrá validez a la muerte del testador; por tal razón, la condonación o perdón de una
deuda a favor del legatario, podrá producir efectos jurídicos hasta después de la muerte
del testador; lo que es indicativo de que, mientras eso no suceda, la actitud del testador
(acreedor) frente a su deudor, puede variar significativamente.

A pesar del testamento, el testador puede reclamar su crédito al deudor, revocando así,
tácitamente, el legado de condonación. Pero si el deudor paga su deuda sin que el
testador tenga conocimiento de ello; podrá el legatario reclamar a los herederos
universales la restitución de lo pagado.

Pero si el testador condona, --en el testamento--, las deudas que tiene para con él sin
mencionar cuáles son; se entenderá que le está perdonando las deudas que este tenía al
momento de ordenar el testamento; pero no se entenderán condonadas las deudas
futuras, a menos que así lo de a entender.

Artículo 1111 C. C.- “Si el testador condona en el testamento una deuda, y después
demanda judicialmente al deudor, o acepta el pago que se le ofrece, no podrá el deudor
aprovecharse de la condonación; pero si se pagó sin noticia o consentimiento del testador,
podrá el legatario reclamar lo pagado.”

Artículo 1112 C. C.- “Si se condona a una persona lo que debe, sin determinar suma, no
se comprenderán en la condonación sino las deudas existentes a la fecha del testamento.

Legado a favor del acreedor.

El testador puede disponer un legado a favor de un acreedor, pero esto no significa que
con ello quedará liberada parcial o totalmente su obligación; y, en el supuesto caso que
manifestare que esa es su intención, el legatario (acreedor) gozará del derecho de exigir
el pago de su crédito, en vez de aceptar el legado; o, aceptar el legado en los términos
estipulados por el testador.

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Artículo 1113 C.C.- “Lo que se lega a un acreedor no se entenderá que es a cuenta de su
crédito, si no se expresa, o si por las circunstancias no apareciere claramente que la
intención del testador es pagar la deuda con el legado.

Si así se expresare o apareciere, se deberá reconocer la deuda en los términos que lo


haya hecho el testador, o en que se justifique haberse contraído la obligación, y el
acreedor podrá a su arbitrio exigir el pago en los términos en que estaba obligado el
deudor o en los que expresa el testamento.”

Legado de pago inexistente o excesivo.

Si en virtud del testamento, el testador manda a pagar una deuda que no existe, la
disposición no tendrá valor alguno porque se tendrá por no escrita; pero si manda a pagar
una cantidad mayor de la que debe, el exceso tendrá que ser restituido a los herederos,
excepto en el caso de que la voluntad del testador es la de legar el exceso.

Artículo 1114 C. C.- “Si el testador manda pagar lo que cree deber y no debe, la disposición
se tendrá por no escrita. Si en razón de una deuda determinada, se manda pagar más de
lo que ella importa, no se deberá el exceso, a menos que aparezca la intención de
donarlo.”

Legado de confesión de deudas.

En este caso hay que distinguir dos aspectos:

1º) Que el legado consista en la confesión de una supuesta deuda que el testador tenía
para con tercera persona, sin que exista un principio de prueba por escrito que determine
la existencia del adeudo. En este caso, el legado se tendrá como gratuito y válido; y,

2º) Que de la deuda confesada en el testamento exista una prueba escrita que acredite la
existencia de la obligación a favor del acreedor. Este legado es válido, y se tendrá como
una verdadera deuda hereditaria.

128
Se hace necesario recordar lo consignado en el artículo 1047 C. C., sobre las deudas
confesadas en favor de personas incapaces para suceder, como el Notario autorizante del
testamento, el médico de cabecera, el confesor, etc., o a favor de parientes del testador
dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad. En estos casos, estas
deudas se tendrán como inexistentes, a menos que consten en documentos que acrediten
la existencia de tales deudas, en virtud de actos jurídicos celebrados entre vivos entre el
testador y los supuestos acreedores.

Artículo 1115 C. C.- “Las deudas confesadas en el testamento y de que por otra parte no
hubiere un principio de prueba por escrito, se tendrán por legados gratuitos, y estarán
sujetos a las mismas responsabilidades y deducciones que los otros legados de esta
clase, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo 1047.”

Legado de alimentos voluntarios.

Aclaramos que los alimentos, como derechos inherentes que son, no pueden ser
trasmitidos por causa de muerte, sin embargo, es perfectamente viable que el testador
disponga, a manera de una asignación modal, que los herederos paguen una pensión
alimenticia, determinada o indeterminada, a favor de alguna (s) persona (s) a quien (es)
suministraba alimentos en vida, o a otra (s) determinada por él mismo, ya sea en las
cantidades que acostumbraba pagarlos, o en las cantidades y en el tiempo que estipule
en el testamento.

Cuando la pensión sea destinada por el testador para pagar estudios del legatario, se
entenderá que éstos se pagarán hasta que el legatario llegue a la mayoría de edad,
extinguiéndose el legado si acaso fallece antes de ese evento.

Artículo 1116 C. C.- “Si se legaren alimentos voluntarios sin determinar su forma y cuantía,
se deberán en la forma y cuantía en que el testador acostumbraba suministrarlos a la
misma persona; y a falta de esta determinación, se regularán tomando en consideración
la necesidad del legatario, sus relaciones con el testador y la cuantía del patrimonio de
éste.

129
Si el testador ha fijado el tiempo que haya de durar la contribución de alimentos, cesará
luego que aquel se cumpla, o por la suerte del legatario, aunque ocurra antes del
cumplimiento.
Si el testador no fija el tiempo que haya de durar la contribución de alimentos, se entenderá
que debe durar por toda la vida del legatario.

Si se legare una pensión anual para la educación del legatario, durará hasta que cumpla
veintiún años y cesará si muere antes de cumplir esa edad.”

Extinción de los legados.

Son varias las causas que extinguen los legados; estas son:

1º) Por la revocación parcial o total, expresa o tácita, del testamento. La enajenación de
la cosa legada efectuada antes de la muerte del testador, implica una forma de revocación
tácita del legado. Esta revocación prevalecerá aún en el caso de que la enajenación haya
sido declarada nula, pues persiste la intención del testador.

2º) Por la destrucción de la cosa legada mediando caso fortuito o fuerza mayor, esto es:
sin culpa del heredero que deba pagar el legado; pero si la especie legada es genérica,
persistirá la obligación de pagar el legado con una especie igual a la perdida o destruida,
pues el género no perece.

3º) Por alteración sustancial de la cosa mueble legada, como si de una roca se hace una
escultura, o de las uvas se hace vino, por ejemplo; no es alteración sustancial, si del oro
se confecciona un anillo.

Artículo 1117 C. C.- “Por la destrucción de la especie legada, sin hecho o culpa del que
debe entregarla, se extingue la obligación de pagar el legado.

La enajenación de las especies legadas, en todo o parte, por acto entre vivos, envuelve
la revocación del legado, en todo o parte, y no subsistirá o revivirá el legado, aunque la
enajenación haya sido nula, y aunque las especies legadas vuelvan al poder del testador.

130
La prenda o hipoteca constituida sobre la cosa legada, no extingue el legado, pero lo grava
con dicha prenda o hipoteca.

Si el testador altera substancialmente la cosa legada mueble, como si de la madera hace


construir un carro, o de la lana, telas, se entenderá que revoca el legado; pero si la
alteración no fuere substancial, como si de la plata hace construir un vaso, no se
entenderá revocado.”

Donaciones revocables.

Hay que distinguir entre las Donaciones Irrevocables y las Donaciones Revocables.
Conceptualmente, la donación irrevocable es un contrato en virtud del cual, una persona
transfiere, en forma gratuita y definitiva, algún bien, o parte de sus bienes, a otra persona
quien, para adquirirlo, necesariamente tendrá que aceptarlo. Una vez aceptada la
donación, y notificada al donante, se vuelve irrevocable. La donación revocable, es un
acto unilateral en que una persona da o promete dar algún bien, o parte de sus bienes, a
otra persona, para que tenga efecto después de su muerte, conservando la facultad de
revocarla mientras viva.

La donación irrevocable es un contrato y, como tal, no puede ser reformado ni revocado


en forma unilateral por el donante, pues el cumplimiento de los contratos no puede dejarse
al arbitrio de alguno de los contratantes; sólo podrá revocarse si así lo acuerdan los
contratantes, cuando su aceptación no haya sido notificada al donante (1317 C. C.), o en
los casos de ingratitud del donatario (1334 C. C.), sin perjuicio de los casos de rescisión
prescritos por la ley (1332 y 1333 C. C.). Esta donación sólo es posible mediante un acto
entre vivos.

La donación revocable es un acto unilateral, --no un contrato--, en el que una persona


promete ciertos bienes a otra, para que tenga efectos después de su muerte, pero
conservando la facultad de modificarla o revocarla mientras viva.

Ambos tipos de donaciones tienen diferencias considerables; la donación irrevocable es


un contrato, se celebra entre vivos y no puede revocarse unilateralmente por el donante.
La donación revocable es un acto jurídico unilateral, celebrado por causa de muerte y

131
esencialmente revocable, --como el testamento--, mientras viva el donante. En tal sentido,
la donación revocable es un testamento y, por tal razón, el otorgamiento de las donaciones
revocables se sujetará a las reglas del testamento. Toda donación o promesa que no se
haga perfecta e irrevocable sino por la muerte del donante o promisor, es un testamento
y debe sujetarse a las mismas solemnidades que el testamento.

Artículo 1118 C. C.- “Donación revocable es aquella que el donante puede revocar a su
arbitrio.

Donación por causa de muerte es lo mismo que donación revocable, y donación entre
vivos es lo mismo que donación irrevocable.”

Artículo 1296 C. C.- “La donación entre vivos es un acto por el cual una persona transfiere
gratuita e irrevocablemente todos o una parte de sus bienes a otra persona, que la acepta.”

Artículo 1317 C. C.- “Mientras la donación entre vivos no ha sido aceptada y notificada la
aceptación al donante, podrá éste revocarla a su arbitrio, expresa o tácitamente,
vendiendo, hipotecando o dando a otro las cosas comprendidas en la donación.”

Artículo 1332 C. C.- “Si el donatario estuviere en mora de cumplir lo que en la donación
se le haya impuesto, tendrá derecho el donante, o para que se obligue al donatario a
cumplirlo, o para que se rescinda la donación.

En este segundo caso, será considerado el donatario como poseedor de mala fe, para la
restitución de las cosas donadas y los frutos, siempre que sin causa grave hubieren dejado
de cumplir la obligación impuesta.

Se abonará al donatario lo que haya invertido hasta entonces en desempeño de su


obligación, y de que se aprovechare el donante.”

Artículo 1333 C. C.- “La acción rescisoria concedida por el artículo precedente terminará
en cuatro años, contados desde el día en que el donatario haya sido constituido en mora
de cumplir la obligación impuesta.”

132
Artículo 1334 C.- C.- “La donación entre vivos puede revocarse por ingratitud. Se tiene por
acto de ingratitud cualquier hecho ofensivo del donatario, que le hiciere indigno de heredar
al donante.”

Solemnidades de la donación revocable.

El donante puede otorgar la donación revocable de dos maneras:

a) Con las mismas formalidades del testamento puesto que, como hemos señalado,
la donación revocable es un verdadero testamento. Por ejemplo, si se trata de un
testamento abierto, el testador comparecerá ante Notario y tres testigos
ordenando, entre las disposiciones testamentarias cuál es la cosa donada que
surtirá efectos después de su muerte. En este caso, basta con que muera el
testador sin revocar el legado, para que el donatario adquiera la propiedad del
objeto donado.

b) Con las formalidades de la donación entre vivos; por ejemplo, que en un


documento concerté con el donatario la donación de un cuerpo cierto,
especificando que sólo producirá efectos jurídicos hasta después de su muerte.
Para que esta donación sea válida, el testador la deberá ratificar en su testamento;
de lo contrario, la donación caduca, perdiendo el donatario su derecho a adquirir
el objeto donado.

c) Si la donación no se otorga en instrumento alguno, no será válida, excepto en


aquello que por derecho propio corresponda al donatario.

Artículo 1119 C. C.- “No valdrá como donación revocable sino aquella que se hubiere
otorgado con las solemnidades que la ley prescribe para las de su clase, o aquella a que
la ley expresamente da este carácter.

Si el otorgamiento de una donación se hiciere con las solemnidades de las entre vivos, y
el donante en el instrumento se reservare la facultad de revocarla, será necesario, para

133
que subsista después de la muerte del donante, que este la haya confirmado
expresamente en un acto testamentario.

Las donaciones de que no se otorgare instrumento alguno, valdrán como donaciones entre
vivos en lo que fuere derecho.”

Artículo 1121 C. C.- “El otorgamiento de las donaciones revocables se sujetará a las reglas
del testamento.”

Requisitos para las donaciones revocables.

Para poder otorgar donaciones revocables, deberán concurrir requisitos externos (o de


forma) e internos (o de fondo).

Requisitos externos o de forma: son las solemnidades exigidas por la ley para la validez
de los testamentos (1121 C. C.).

Requisitos internos o de fondo: serán nulas las donaciones revocables otorgadas por
personas incapaces para celebrar actos y contratos (1120 C. C.), así como aquéllas que
pretendan ser otorgadas por personas que no son hábiles para testar (986 C. C.). Quien
no es hábil para testar, tampoco es hábil para donar, y viceversa.

Del mismo modo, son también ineficaces las donaciones revocables otorgadas a personas
incapaces o indignas para suceder (942 al 957 C. C.). De manera especial, no será válida
la donación hecha al guardador del donante, mientras no haya exhibido las cuentas de la
guarda, ni pagado los saldos que existieren en su contra (1300 C. C.).

Artículo 1120 C. C.- “Son nulas las donaciones revocables de personas que no pueden
testar o donar entre vivos. Son nulas, asimismo, las entre personas que no pueden recibir
asignaciones testamentarias o donaciones entre vivos una de otra.”

Clasificación.

Las donaciones revocables pueden ser a título universal o a título singular.

134
Es a título universal, cuando tiene por objeto todos los bienes del donante o una cuota de
ellos, constituyendo una herencia. Sólo tendrá efectos a la muerte del donante (testador).

Es a título singular, si tiene por objeto una especie o cuerpo cierto o especies
indeterminadas de un género, constituyendo un legado que sólo podrá ser reclamado a
los herederos universales una vez que éstos hayan tomado posesión efectiva de la
herencia.

En ambos tipos de donación revocable, puede ser que el donante haya decidido hacer la
tradición de la (s) cosa (s) donada (s). Sin embargo, a diferencia de las donaciones entre
vivos o irrevocables, en las que se transfiere al donatario la propiedad de la (s) cosa (s)
donada (s), en las donaciones revocables sólo se transfieren los derechos y obligaciones
del usufructuario, aunque sin la obligación de rendir fianza o garantía de conservación y
restitución, a menos que así lo exija expresamente el donante.

Cuando la donación revocable a título singular va seguida de la tradición, queda sujeta a


las mismas reglas de los legados, pero se considera como un legado anticipado, pues el
donante (testador), da en vida al donatario el goce de la cosa donada (1123 C. C.).

Toda donación revocable seguida de tradición, produce los siguientes efectos jurídicos:

a) El donatario no adquiere el derecho de propiedad sobre la cosa donada, sólo el


derecho de usufructo, pero sin la obligación de rendir caución o garantía de
conservación y restitución (1122 C. C.).

b) La entrega de las cosas donadas, en vida del donante, es una demostración del
especial propósito de favorecer al donatario, lo que significa que los legados
anticipados se pagarán con preferencia a los demás legados, cuando la masa
hereditaria no alcanzare para pagar todos los legados. (1123, párrafo 3º).

c) Si la donación es a título universal, --de todos los bienes del donante o una cuota
de ellos--, se mirará como una institución de heredero, que sólo tendrá efecto

135
desde la muerte del donante; pero la entrega de algunas cosas de la herencia,
mientras vive el donante, convierte al donatario en usufructuario (1124 C. C.).

Artículo 1122 C. C.- “Por la donación revocable, seguida de la tradición de las cosas
donadas, adquiere el donatario los derechos y contrae las obligaciones de usufructuario.

Sin embargo, no estará sujeto a rendir la caución de conservación y restitución a que son
obligados los usufructuarios, a no ser su lo exija el donante.”

Artículo 1123 C. C.- “Las donaciones revocables a título singular son legados anticipados,
y se sujetan a las mismas reglas que los legados.

Recíprocamente, si el testador da en vida al legatario el goce de la cosa legada, el legado


es una donación revocable.

Las donaciones revocables, inclusos los legados en el caso del párrafo precedente,
preferirán a los legados de que no se ha dado el goce a los legatarios en vida del testador,
cuando los bienes que éste deja a su muerte no alcanzan a cubrirlos todos.”

Artículo 1124 C. C.- “La donación revocable de todos los bienes o de una cuota de ellos
se mirará como una institución de heredero, que sólo tendrá efecto desde la muerte del
donante.

Sin embargo, podrá el donatario de todos los bienes o de una cuota de ellos, ejercer los
derechos de usufructuario sobre las especies que se le hubieren entregado.”

Caducidad y extinción de las donaciones revocables.

Las donaciones revocables pueden caducar por diversas causas:

a) En primer término, caducan por el mero hecho de morir el donatario antes que el donante
(1125 C. C.). La premuerte del donatario le hace incapaz de suceder y de recibir
donaciones entre vivos; también provoca la nulidad de la donación revocable.

136
b) Caducan también las donaciones por el hecho de sobrevenir otra causal de incapacidad
o incurrirse en una causal de indignidad para suceder (1126 C. C.).

c) También caduca la donación hecha por acto entre vivos que no ha sido confirmada por un
acto testamentario (1119 C. C.); y,

d) Por último, las donaciones caducan por la revocación expresa o tácita del donante, ya sea
porque en forma clara y precisa la señala en un nuevo acto testamentario, o porque
dispone del objeto donado enajenándolo antes de su muerte (1127 C. C.).

Artículo 1125 C. C.- “Las donaciones revocables caducan por el mero hecho de morir el
donatario antes que el donante.”

Artículo 1126 C. C.- “Las donaciones revocables se confirman, y dan la propiedad del
objeto donado, por el mero hecho de morir el donante sin haberlas revocado, y sin que
haya sobrevenido en el donatario alguna causa de incapacidad o indignidad bastante para
invalidar una herencia o legado.”

Artículo 1127 C. C.- “La revocación puede ser expresa o tácita, de la misma manera que
la revocación de las herencias o legados.”

Prelación de las asignaciones forzosas.

Siendo las asignaciones forzosas de carácter obligatorio, aun cuando el testador las haya
omitido en su testamento, podrán ser reclamadas por los asignatarios a través de la acción
de reforma del testamento; esto significa que las referidas asignaciones forzosas deberán
pagarse, aunque con ello se afecte a las asignaciones revocables.

Artículo 1128 C. C.- “Las disposiciones de este Capítulo, en cuanto conciernan a los
asignatarios forzosos, están sujetas a las excepciones y modificaciones que se dirán en
el Título "De las Asignaciones Forzosas."

137
El derecho de acrecer.

Comprende un incremento que recibe (n) el (los) heredero (s) testamentario (s) o
ab intestato (s), o el (los) legatario (s), cuando un coheredero o colegatario, no
quiere (n) o no puede (n) adquirir la herencia o el legado, a pesar de haber sido
llamado conjuntamente con él. Se produce por tanto en la sucesión testada como
en la intestada. También tienen derecho a acrecer los usufructuarios.

Se acrece cuando muere el coheredero o colegatario antes de adquirir la herencia


o legado, cuando se repudia la herencia o legado, o cuando se es incapaz para
suceder por disposición de la ley. Se produce por tanto en la
sucesión testada como en la intestada.

El derecho de acrecer tiene carácter de subsidiariedad, pues no procede en los


casos de sustitución, ni cuando opera el derecho de transmisión o el de
representación.

Artículo 1137 C. C.- “El derecho de acrecer tiene lugar en las herencias y legados.”

Requisitos para que proceda el derecho de acrecer.

Para que proceda el derecho de acrecer, será necesario que concurran los
siguientes requisitos:

a) Que hayan sido nombrados en forma conjunta, dos o más asignatarios de


una misma cosa; o que los destinatarios de la herencia intestada sean dos
o más herederos. Si faltara alguno (s) de los asignatarios a la muerte del
causante, el (los) asignatario (s) que subsista (n), acrecerá (n) a la porción
de él (los) asignatario (s) premuerto (s), incrementándose así su herencia
o legado (1129 C. C.). Si hubiere un solo heredero o legatario, no cabe el

138
acrecimiento, pues se tendrá que abrir la sucesión intestada o, en su caso,
procedería la sustitución.

b) Que los asignatarios sean llamados sin designación de partes o cuotas.


Así, hay acrecimiento cuando son llamados a suceder pro indiviso o por
partes iguales, dos o más asignatarios. No habrá, pues, acrecimiento,
cuando se designa herederos de cosas determinadas, ni cuando se
señalan cuotas exclusivas para cada heredero. Por ejemplo: si Felipe deja
todos sus bienes a sus tres hijos y, al morir, falta alguno de los tres; los dos
que sobreviven acrecen en la parte del hijo premuerto; pero si deja una
tercera parte de una finca a uno de sus hijos y el resto a los otros dos; si el
heredero de la tercera parte muere antes que el testador, los otros dos no
acrecerán en dicha tercera parte; ésta corresponderá a los herederos ab
intestato, o a algún sustituto, en su caso (1130 C. C.).

c) El llamado a dos o más herederos o legatarios debe hacerse en forma


conjunta, sin importar si se hace en una sola cláusula o en cláusulas
separadas del mismo testamento. No habrá acrecimiento si se hace en dos
instrumentos diferentes, pues en este caso, el instrumento posterior
revocará parcial o totalmente al anterior, a menos que no existan
contradicciones entre uno y otro (1131 C. C.).

d) Que falte alguno de los coherederos o colegatarios, ya sea porque haya


muerto antes que el testador, o que haya sido incapaz o indigno para
suceder, que haya repudiado legalmente su herencia o legado, o cuando
no llegue a cumplir la condición suspensiva de la que depende su herencia
o legado.

Artículo 1129 C. C.- “Hecha una asignación o destinado un mismo objeto a dos o
más asignatarios, la porción de uno de ellos, que por falta de este se junta a las
porciones de los otros se dice acrecer a ellas.”

Artículo 1130 C. C.- “El derecho de acrecer no tendrá lugar entre los asignatarios
de distintas partes o cuotas en que el testador haya dividido el objeto asignado:

139
cada parte o cuota se considerará en tal caso como un objeto separado y no habrá
derecho de acrecer sino entre los consignatarios de una misma parte o cuota.
Si se asigna un objeto a dos o más personas por iguales partes, habrá derecho de
acrecer.”

Artículo 1131 C. C.- “Habrá derecho de acrecer, sea que se llame a los
consignatarios en una misma cláusula o en cláusulas separadas de un instrumento
testamentario.

Si el llamamiento se hace en dos instrumentos distintos, el llamamiento anterior


se presumirá revocado en toda la parte que no le fuere común con el llamamiento
posterior.”

Coasignatarios conjuntos.

Los coasignatarios conjuntos se tendrán como una sola persona; si éstos concurren con
otros coasignatarios, éstos sólo podrán acrecer a la parte de los conjuntos si todos ellos
llegaran a faltar; pero si sólo faltare alguno de los que conforman el conjunto, acrecerán
los que subsistan de dicho conjunto.

Artículo 1132 C. C.- “Los consignatarios conjuntos se reputarán por una sola persona para
concurrir con otros consignatarios; y la persona colectiva formada por los primeros, no se
entenderá faltar, sino cuando todos estos faltaren.

Se entenderán por conjuntos los consignatarios asociados por una expresión copulativa,
como Pedro y Juan, o comprendidos en una denominación colectiva, como los hijos de
Pedro.”

Repudio al derecho de acrecer.

Tanto el heredero como el legatario, gozan del derecho para aceptar o repudiar la herencia
o el legado; aunque no se puede aceptar una parte y repudiar otra; sin embargo, el

140
heredero o el legatario pueden, legítimamente, aceptar la herencia o el legado y repudiar
lo que pueden adquirir vía acrecimiento, pues este tiene carácter de accesorio; pero no
pueden aceptar el acrecimiento y repudiar la herencia o el legado, pues para gozar del
derecho de acrecer, será necesario aceptar la herencia o el legado.
.
Artículo 1133 C. C.- “El consignatario podrá conservar su propia porción y repudiar la que
se le defiere por acrecimiento; pero no podrá repudiar la primera y aceptar la segunda.”

El acrecimiento y los gravámenes.

En general, la porción que acrece acarrea todos los gravámenes que afecten la porción
del coasignatario que falta, excepto aquéllos que dependan de una calidad o aptitud
personal de dicho coasignatario.

Artículo 1134 C.- C.- “La porción que acrece lleva todos sus gravámenes consigo, excepto
los que suponen una calidad o aptitud personal del consignatario que falta.”

El acrecimiento y el derecho de transmisión.

Si un coasignatario fallece con posterioridad a la apertura de la sucesión, no puede decirse


que falte, por lo que no tendrá lugar el derecho a acrecer. En este caso el fallecimiento
dará el derecho a transmitir a sus herederos la asignación vía derecho de transmisión. El
derecho de transmisión excluye al derecho de acrecer.

Artículo 1135 C. C.- “El derecho de transmisión establecido por el Artículo 936, excluye
el derecho de acrecer.”

Regla especial.

141
Los coasignatarios de usufructo, de uso, de habitación, o de una pensión
periódica, conservarán su derecho de acrecer, y mientras gocen de dichos
derechos, ninguno de ellos se extinguirá mientras exista alguno de los
coasignatarios.

Artículo 1136 C. C.- “Los consignatarios de usufructo, de uso, de habitación o de una


pensión periódica, conserva el derecho de acrecer, mientras gozan de dicho usufructo,
uso, habitación o pensión; y ninguno de estos derechos se extingue hasta que falta el
ultimo consignatario.”

Prohibición del acrecimiento.

El derecho de acrecer requiere por último que el causante no lo haya prohibido.


Descartado el derecho de acrecer, la porción del asignatario que falta corresponderá a los
herederos abintestato del causante.

Artículo 1138 C. C.- “El testador podrá en todo caso prohibir el acrecimiento.”

De las substituciones

Se le denomina sustituciones al llamamiento que hace el testador a un segundo


heredero o a un segundo legatario, para el caso de que el primero no tenga efecto,
ya sea porque llegue a faltar, o porque por alguna razón no pueda, o no quiera,
aceptar la herencia o el legado.

Clasificación.

La doctrina reconoce dos clases principales de sustituciones hereditarias: la


vulgar o subsidiaria y la fideicomisaria; y, también otras dos no menos
importantes: la pupilar y la ejemplar.

142
La sustitución vulgar o subsidiaria, tiene lugar cuando el testador nombra a otro
asignatario para que adquiera la herencia, o el legado, para que pueda suceder
en lugar del nombrado originalmente, en el supuesto caso de que el instituido
anteriormente, llegue a falta por alguna causa legal, como la muerte, la
incapacidad o la indignidad.

La sustitución fideicomisaria, que consiste en el llamamiento que el testador


hace a una persona llamada fideicomisario, para que, al cumplirse alguna
condición, se haga único y absoluto dueño, de una asignación testamentaria
que otra persona tiene en propiedad fiduciaria.

La sustitución pupilar es aquella en la que el testador nombra a un


descendiente impúber como su heredero y a la vez, nombra a otra persona
para que le sustituya en sus derechos hereditarios si el impúber llegare a
fallecer antes de llegar a la pubertad.

La sustitución cuasi pupilar o ejemplar, que es aquella en la que un padre de


familia instituye como su heredero a un descendiente suyo que es demente o
incapacitado, para que una persona lo remplace en el supuesto caso de que
llegara a fallecer sin haber recuperado la razón.

De estas cuatro formas de sustitución, nuestro Código Civil sólo acepta la


sustitución vulgar, subsidiaria o defectiva.

Artículo 1139 C. C.- “La substitución vulgar es la única permitida.

La substitución vulgar es aquella en que se nombra un asignatario para que ocupe


el lugar de otro que no acepte, o que, antes de deferírsele la asignación, llegue a
faltar por fallecimiento o por otra causa que extinga su derecho eventual.

143
No se entiende faltar el signatario que una vez aceptó, salvo que se invalide la
aceptación.”

Requisitos.

Estos requisitos sólo se refieren a la sustitución vulgar; se contraen a los


siguientes:

1º) Tiene que estar expresamente consignada en un testamento, pues no cabe


en la sucesión intestada. Tampoco puede ser presumida.
2º) Tiene que faltar el asignatario que va a ser sustituido. Se entiende que éste
falta cuando muere antes que el testador, pues no se le ha deferido la herencia
o el legado; también cuando ha repudiado la asignación testamentaria, o
cuando ha sido declarado incapaz o indigno; por último, cuando haya sido
llamado bajo condición suspensiva y no cumpla la condición.
Está claro que cuando hay sustituto, no cabe el derecho de transmisión; por
ejemplo: si Felipe instituye como heredero a Roberto, y dispone que en el caso
de faltar Roberto nombra como sustituto a Emilio si llega a faltar antes que él
muera; se entenderá también que llega a faltar si, aun muriendo Roberto
después del testador, ha repudiado la herencia o ha sido declarado incapaz o
indigno; por tal razón, Emilio será el sustituto, pues no puede transmitir lo que
nunca tuvo.

Artículo 1140 C. C.- “La substitución que se hiciere expresamente para alguno de
los casos en que pueda faltar el asignatario, se entenderá hecha para cualquiera
de los otros en que llegare a faltar, salvo que el testador haya expresado voluntad
contraria.”

Grados de la sustitución.

La sustitución admite varios grados; así:

144
a) Cuando se nombra un sustituto, otro sustituto al primer sustituto, otro al
segundo sustituto y así sucesivamente.

b) También puede ser sustituido un heredero o legatario por varios sustitutos,


o varios herederos por un solo sustituto. Por ejemplo: si falta mi heredero
Felipe, será sustituido por sus primos Antonio y María; o, si mis herederos
son Juan y Luis, y llega a faltar alguno de ellos, será sustituido por Pedro.

c) Finalmente, también pueden sustituirse recíprocamente tres o más


asignatarios de tal modo que, si llegase a faltar alguno de ellos, será
sustituido por los dos que subsistan, en la proporción de sus propias
porciones hereditarias.

Artículo 1141 C. C.- “La substitución puede ser de varios grados, como cuando se
nombra un substituto al asignatario directo, y otro al primer substituto.”

Artículo 1142 C. C.- “Se puede sustituir uno a muchos y muchos a uno.”

Artículo 1143 C. C.- “Si se substituyen recíprocamente tres o más asignatarios y


falta uno de ellos, la porción de éste se dividirá entre los otros a prorrata de los
valores de sus respectivas asignaciones.”

Relación entre la sustitución, la transmisión y el acrecimiento.

Partimos de la premisa prescrita en los artículos 1135 y 1146 C. C., que


establecen: que el derecho de transmisión excluye al derecho de acrecer y al
derecho de sustitución (más bien: el derecho de transmisión y el de sustitución se
excluyen recíprocamente) y, el derecho de sustitución excluye al de acrecimiento.

145
El derecho de transmisión funciona cuando un heredero muere después de morir
el testador habiendo aceptado la herencia o cuando no se ha pronunciado sobre
su aceptación; en cambio, la sustitución funciona cuando el asignatario muere
antes del testador, o cuando aun muriendo después, ha repudiado la herencia, o
ha sido declarado incapaz o indigno de aceptar la herencia.

La sustitución excluye al acrecimiento porque esta última surge de una disposición


legal que se aplica en una situación especial; pero la sustitución nace como
consecuencia de la voluntad expresa del testador, que debe siempre prevalecer
porque de ella depende la sucesión testamentaria.

Artículo 1144 C. C.- “El substituto de un substituto que llega a faltar, se entiende
llamado en los mismos casos y con las mismas cargas que éste, sin perjuicio de
lo que el testador haya ordenado a este respecto.”

Artículo 1145 C. C.- “Si el asignatario fuere descendiente legítimo del testador, los
descendientes legítimos del asignatario no por eso se entenderán substituidos a
éste, salvo que el testador haya expresado voluntad contraria.”

Artículo 1146 C. C.- “El derecho de transmisión excluye al de substitución, y el de


substitución al de acrecimiento.”
.

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