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Es importante conservar espacios para compartir

Incrementa el número de personas


que abandonan las mesas familiares
Olkis Moyetones
Fotos: Pedro Hernández

Compartir la mesa es el mejor plan que podemos hacer cada día en familia, aunque
cueste conciliar los horarios es importante que tengamos un tiempo al acabar la jornada,
para conversar de lo que cada uno ha hecho durante el día. La felicidad en la vida es el
recuerdo de los buenos momentos, compartir la mesa en familia puede convertirse en
uno de ellos y perdurar en la memoria de nuestros pequeños, como un momento feliz.

Muchas familias yaracuyanas aún conservan la costumbre de comer en familia, pero


existe otro grupo de personas que poco a poco incrementa su cantidad, quienes por
múltiples actividades y el ajetreado día a día, han abandonado las mesas familiares, cada
miembro ejecuta sus actividades y come donde mejor le place, sentado frente al
televisor, en la oficina, de pie por que esta apurado, en la cama o hasta olvida que debe
comer.

Sin embargo, es necesario emplear estrategias que permitan conservar estos espacios o
encuentros familiares, con el propósito de mantener la interacción con los hijos e hijas,
lo que permitirá evitar situaciones negativas que perjudiquen el núcleo familiar.

Educación familiar

Hécbel Giménez, psicóloga, informó que la persona debe dejar de


colocar excusas para evitar compartir en familia o sustituir una cosa
por otra, pues las acciones repetitivas se vuelven costumbre de
forma inconsciente. “Abandonar el tiempo de compartir en familia
acarrea situaciones negativas en las áreas físicas, emocionales y
conductuales, que influyen en el clima emocional del núcleo familiar”, indicó.

Agregó, “si existe la ausencia repetitiva de algún miembro de la familia, se perderá el


interés de los demás miembros de compartir una comida y de forma paulatina cada
quien comenzará hacer sus actividades particulares, lo que con lleva a la perdida de una
costumbre familiar y a su vez un espacio de comunicación”, enfatizó Giménez.

La mayoría de los padres, madres y representantes no se percatan de lo que sufren los


niños, niñas y adolescentes al no contar con estos espacios de unión familiar, pues
comer en familia permite escuchar, compartir y opinar sobre situaciones que influyen en
el núcleo familiar.

“No hay que olvidar que comer con la familia no es únicamente saciar el hambre
entorno a una mesa, sino es el revivir la comunicación, preocuparse por el otro,
escuchar a los demás y expresar los sentimientos para que tanto nosotros como nuestros
hijos aprendamos a convivir, respetar y expresar lo que sentimos”, indicó.

En Yaracuy – dijo Giménez – aún se conserva la costumbre de comer en familia, sea el


desayuno, almuerzo o cena, el yaracuyano busca estrategias para no perder estos
espacios significativos. “Todos procuran estar a la hora del almuerzo en casa, o por lo
menos el mayor número de miembros de la familia, siempre existe la llamada que
confirma la asistencia a la comida, de hecho se espera a ese miembro para empezar a
comer”.

Ritual para comer

 Para empezar, es fundamental que el televisor este apagado, así todos pueden
centrarse en ese momento único sin distracciones.
 No es el momento de dar sermones, ni de regañar a nuestros hijos por los
modales en la mesa, sino de pasarlo bien en familia y de ser positivos.
 Por más pequeños que sean los hijos es importante que compartan la mesa.
Puede colocarle una especie de corona en la cabeza al niño o niña y esto le
encantará y lo estimulará, le hará sentirse parte importante del clan.
 La hora de la comida no tiene por qué ser un momento solemne, podemos
convertirlo en un encuentro entretenido, lo que ayuda a los hijos a establecer una
relación positiva con la comida y a comprender que comer es divertido.
 Existen muchas estrategias para estimular a los miembros de la familia a
compartir la comida, debemos tomar conciencia de que un acto tan rutinario
como sentarse a la mesa, pueda ayudar a construir la personalidad de nuestros
hijos.

10 beneficios de comer en familia

1.- Desarrolla la comunicación. La familia es una parte importante de nuestra


identidad, que se basa en los valores, disciplina y educación; algunas familias
acostumbran relacionarse y conocer cada una de las inquietudes y experiencias de sus
miembros a la hora de la comida logrando una sana convivencia.
2.- Fomenta la alimentación saludable. Estudio revelan que a través de este tipo de
convivencias se logra que las personas obtengan un buen hábito al comer, procurando
consumir alimentos saludables y dejando a un lado la comida de bajo aporte nutricional.

3.- Puede prevenir el aumento de peso. Alimentos se preparan dentro del hogar, por lo
que es probable se cocine de manera saludable reduciendo la dependencia de alimentos
no tan sanos y el hábito de comer fuera del hogar.

4.- Inculca buenos modales a los pequeños. Los niños imitan todo lo que ven, por ello
es necesario ensañarles a comportarse correctamente en la mesa, transmitirles buenos
modales y que aprendan las tradiciones de sus padres y abuelos. Por ejemplo, si tus
hijos ven que los demás integrantes de la familia utilizan los cubiertos y no hablan con
la boca llena, es probable que ellos imiten esa conducta.

5.- Se desarrolla la capacidad de comunicación. Este tipo de convivencias comienza a


construir una correcta comunicación logrando una retroalimentación, ya que tanto los
niños como los adultos aprenden a escuchar a otros y comparten sus opiniones e ideas

6.- Mejora los vínculos familiares. Debido al ritmo tan acelerado de vida que se lleva,
lamentablemente este puede ser uno de los pocos momentos en el que la familia se
puede reunir. Por eso es importante que en esa hora se trate de consolidar los lazos de
amor y confianza, se aproveche para conversar sobre lo que han hecho y para planificar
cosas juntos.

7.- Fomenta la armonía. La comida se convierte en el acto esencial para recuperar el


tiempo familiar perdido, es el momento ideal de apagar la televisión y dejar todo el
trabajo, enfocarse en nosotros mismos, en los hijos, matrimonio y en el hogar, logrando
de esta manera un ambiente lleno de armonía.

8.- Ayuda a un buen desarrollo cognitivo. Estudios realizados reflejan que los chicos
que comen en familia tienen un vocabulario mayor, e incluso se determinó que por cada
dos mil palabras nuevas que adquiere un niño en la edad preescolar, la mitad son
escuchadas por primera vez en la mesa familiar y apenas 64 son por parte de la lectura.

9.- Se vuelven más sociables. Al tener una mayor convivencia con la familia el
individuo va desenvolviéndose en otros medios y mejorando su actitud, así como la
relación con otras personas, pues al darse cuenta de que se siente a gusto con esa
interacción busca sentirse igual fuera del hogar.

10.-Menos posibilidad de tener depresión. Los efectos psicológicos y sociales


positivos de comer habitualmente en familia durante la adolescencia, han dejando claro
que esto puede prevenir las conductas depresivas. Los jóvenes que comen en familia
sobrellevan mejor las tensiones y el estrés logrando ser menos propensos a tener
problemas de drogas o desórdenes alimenticios.

11. Un espacio de diversión. La hora de la comida no tiene por qué ser un momento
aburrido y lleno de seriedad, se puede convertir en un espacio de recreación, el cual
ayude a los niños a establecer una relación positiva con la comida y a comprender que
alimentarse es importante para su crecimiento y desarrollo.
Vivencias de yaracuyanas

Roxana Marture, comentó “mi esposo trabaja en la


Fundación Yaracuy Bonito, por lo cual tienen un horario de
trabajo corrido hasta las 4.00 de la tarde, esto hace
imposible que logre almorzar las niñas y conmigo. Tengo
una niña de 3 años y otra de 4 meses de edad, que requiere
la presencia de él, sin embargo él compensa ese tiempo
compartiendo con nosotras el resto de la tarde, cenando
juntos y esperando los fines de semana para compartir en
familia”.

Yelitza Vargas, manifestó


“mi familia principal son mis
hijos y yo, siempre
almorzamos juntos y las
pocas veces que no lo
hacemos es por razones
ajenas a nuestra voluntad,
trato de mantenernos unidos
y que todos colaboremos en
la preparación de los
alimentos. Tengo un una hija
de 16 años y un varón de 10
años de edad, cuando llega el
fin de semana planifico
actividades juntos, por lo general salimos a visitar a nuestros familiares o amistades”.

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