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POR TODOS, UN NUEVO PAIS.

El acuerdo de paz y el equilibrio de poderes.

Colombia, al constituirse como un Estado Social de Derecho, define en su Carta Magna y, las

leyes que la complementan, una serie de condiciones para funcionar al servicio de su

ciudadanía y territorialidad; procurando en el imperio de la norma, distribuir y asignar los

recursos, roles y funciones de quienes formen parte del Aparato Estatal. En el devenir

cronológico de la Republica, son muchos los desafíos que ha tenido que enfrentar. Pasando por

la pérdida de territorio por conflictos limítrofes, continuando por la disputa de la propiedad de

la tierra en zonas rurales y confluyendo en conflictos armados motivados por confrontaciones

de partidos, ejercito contra grupos insurgentes y, fenómenos como paramilitarismo, guerrillas

y narcotráfico.

Cuando se decide tanto en instancias ejecutivas, como en las legislativas, encontrar paliativos

a los diferentes conflictos; los intereses al interior del funcionamiento del Estado promueven

complejidades incompatibles a las necesidades ciudadanas de hacer presencia y solución

gubernamental. Detonando en situaciones más agudas identificadas como la inequidad, la

injusticia social y la corrupción; movilizando en el individuo de a pie una cultura política y de

país justificada a la inmediatez de la inconformidad.

Cuando se explica con la búsqueda de entender que el conflicto armado, tenía hasta hace más

de diez años, como responsable único a los grupos guerrilleros, se dejaba en el anhelo

institucional de lograr la paz, luego de varios intentos de negociación, con la concepción de

acabar con la insurgencia, a partir de confrontaciones bélicas y terminar el conflicto por

sustracción de materia. Se estructuró en el gobierno de Uribe 2002 – 2006 / 2006 – 2010, la

política de seguridad democrática, desde la cual, el funcionamiento del Estado colombiano se


modificó en función de cuantificar fundamentalmente por bajas de combatientes, el alcance de

la paz anhelada.

Cuando se definió social e institucionalmente a la guerrilla como el único referente a

desaparecer para el avance en la seguridad, los otros actores del conflicto enmarcaron desde lo

ideológico, lo político y lo administrativo la persecución y desaparición de este objeto en

común; direccionando así, desde el debate legislativo, la inversión presupuestal y la gestión

pública al país hacia un estado reactivo y poco reflexivo, acorde a las tendencias internacionales

de conceptos como el “narcoterrorismo” para generar imaginarios individuales y colectivos de

incertidumbre.

La movilización electoral tanto regional como presidencial dispuso de forma imperante tanto

la gestión como la función pública y el presupuesto estatal, para mantener el estatus del régimen

del momento. Ante esto las presiones políticas y sociales de visiones alternativas no se hicieron

esperar para hacer contrapeso llegando así a la interrupción de la reelección presidencial

sucesiva de Uribe.

En el avance del gobierno de Santos 2010 – 2014/ 2014 – 2018, los procesos de negociación y

acuerdo con la guerrilla de las FARC, junto con el restablecimiento de relaciones

internacionales tanto con países, como con organismos multilaterales y multinacionales

(OTAN – OCDE), ambientan una nueva visión de país, que otorga oportunidades de cambio al

partir de La corrección de decisiones tomadas como la reelección presidencial, la apertura

significativa a la oposición y el cumplimiento gradual del acuerdo final con las FARC. Acuerdo

que representa la reactivación de medidas cautelares y garantistas orientadas a la protección

de la participación política desde la diversidad; el cumplimiento de la reparación de las víctimas

del conflicto, identificando por intermedio de un sistema judicial especial para tal fin, que la

guerrilla no ha sido el único victimario en estos más de sesenta años de confrontación interna.
Los Acuerdos de Paz, derivan en el ajuste del aparato estatal colombiano, asignando elementos

de control social en las funciones legislativas, tales como el estatuto de Oposición, el equilibrio

de poderes como un conjunto de reformas constitucionales orientadas al respeto de las

diferencias y la oportunidad de hacer país por parte de otros actores del país, como lo son los

reinsertados, las víctimas y las regiones que anteriormente fueron zonas álgidas del conflicto.

Un nuevo país se vislumbra con el control político desde el Congreso, el apoyo y seguimiento

de los garantes internacionales, la movilización de la ciudadanía hacia una nueva cultura que

le conceda la oportunidad de contribuir significativamente desde los mecanismos de

participación ciudadana y el seguimiento de los funcionarios, congresistas y jueces tanto en su

desempeño como servidores públicos, al igual con el manejo y destino de los recursos.

Referencias.

o Congreso de la República. (2015). Acto Legislativo 02 de 2015 “Por medio del cual

se adopta una reforma de equilibrio de poderes y reajuste institucional y se dictan

otras disposiciones”. Congreso de la República. Recuperado de

https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma_pdf.php?i=66596

o Departamento Nacional de Planeación. (2005). El estado Y su organización.

Departamento Nacional de Planeación - Dirección de Desarrollo Territorial

Sostenible. Recuperado de

http://teoriaconstitucional1grupo9.blogspot.com/2012/10/el-estado-y-su-organizacion-

dnp-2004-1.html

o Estupiñán Achury. (2006). El modelo territorial colombiano: crisis y perspectivas.

Revista Diálogos de Saberes No. 25. Págs.: 91-108

o Oficina del Alto Comisionado para la Paz. (2016). El Acuerdo Final de paz. Oficina del

Alto Comisionado para la Paz. Recuperado de


http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/herramientas/Documents/Nuevo_entere

se_version_6_Sep_final_web.pdf

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