Nuestra I.E alberga una población con características propias
dadas en un contexto desfavorecido: familias en muchos de los casos desintegradas, ambiente familiar inadecuado, comunidad con alto índice delincuencial, entre otras. La presente experiencia obedece al desarrollo de prácticas escolares donde los estudiantes, antes de proponer alternativas de solución a las dificultades que los profesores les ayudan a evidenciar, reflexionan a través de preguntas mediadoras sobre la conducta en sí y sobre sus consecuencias. Tales estudiantes, asumen responsabilidades, las evalúan, y se esfuerzan por cumplirlas a cabalidad, porque han interiorizado que estas acciones favorecen el clima escolar del que son una parte importante, logrando así, un clima en el que ellos se sienten escuchados, queridos y respetados, cada uno desde sus diferencias. Descripción de la experiencia En todo este tiempo transcurrido hemos podido ser testigos de cambios significativos en muchas de nuestros estudiantes, que traían consigo mucha agresividad, intolerancia, falta de normas para regular sus conductas; es entonces imposible socializar en tan solo un caso todas las estrategias que nuestra Institución la hemos validado. Pero trataremos de hacerlo describiendo la que mayor resultado nos ha dado y la que más hemos usado. Para que los estudiantes se dieran cuenta de su conducta agresiva hacia sus compañeros, la docente empezó a reflexionar constantemente con ellos, cada vez que se agredían o insultaban. Es decir lo motivaba a calmarse y le hacía preguntas que le llevaran a darse cuenta y a aceptar sus actitudes o acciones negativas hacia sus compañeros. Al mismo tiempo incorporó la estrategia del “Rincón de Solución de Problemas” en el aula, a través del cual los estudiantes usaba un cartel en el que estaban escritos los pasos para solucionar adecuadamente un conflicto. En muchas oportunidades los profesores vio la necesidad de aplicar estrategias individualizadas con a l g u n o s e s t u d i a n t e s por lo que estableció junto con ellos su “Meta Personal” para reducir sus conductas agresivas. En esta estrategia el estudiante dibuja la conducta esperada (que da solución a la dificultad) en una tarjeta que es colocada en un cartel del aula, para llevar el control de su cumplimiento. Cada vez que algunos estudiantes cumplían con lo establecido obtenía un punto. La acumulación de cierta cantidad de puntos lo hacía acreedor a un premio, contribuyendo así a que reflexionaran sobre su comportamiento, encontrara posibles soluciones frente a una determinada conducta inadecuada y favoreciendo así su autocontrol, su regulación y la eliminación de la conducta no deseada en un mediano o corto plazo. Para regular la ausencia de normas de convivencia, que era otra dificultad que s e presentaba, los profesores empezaron recordar a los estudiantes que se comportaban mal de manera instigadora lo establecido, y en ocasiones se hacía necesario recurrir al contacto físico (girar suavemente su rostro para que la viera, girar suavemente sus piernas para recordarle sentarse correctamente, etc.). Es decir, aplicó la estrategia “Instigación Verbal y Física”, que busca erradicar una conducta inadecuada a través del recordar reiterativo. Simultáneamente halagaba las actitudes o acciones positivas que realizaban, por más pequeñas que fueran; este halago era dado frente al grupo de manera efusiva y en ocasiones hasta detuvo el desarrollo de actividades para hacer notar la actitud de un algún estudiante, Estos pasos son los establecidos en la estrategia “Reforzamiento Positivo”. En ciertas ocasiones también fue necesario aplicar la estrategia de “Sanción Reparadora”, donde el estudiante recibía una sanción cuando realizaba algo incorrecto: rayar los cuadernos de sus compañeros, ensuciar las paredes, entre otros. Dichas sanciones podían ser borrar lo que rayó, limpiar las paredes, etc.