A su manera, el entendimiento reformado del bautismo es altamente sacramental. Es decir, la teología reformada considera al bautismo como un encuentro misterioso con Dios que tiene lugar a través de un rito que incluye elementos físicos y una ceremonia especial. A través de este encuentro, Dios en su gracia, distribuye bendiciones a aquellos que participan por fe y también juicio para aquellos que participan sin fe. El uso técnico del término “sacramento” se deriva de Efesios 5:32 en la Vulgata donde sacramentum traduce la palabra griega musterion, que significa “misterio”. Calvino y la mayoría de los demás líderes protestantes aplicaron el término “sacramento” sólo a las ordenanzas instituidas por Dios mismo. Insistieron en que el bautismo y la Cena del Señor, y sólo estas dos ordenanzas, fueron instituidos por Cristo y confirmados por sus apóstoles como vehículos a través de los cuales Dios se complace en aplicar gracia a los creyentes.